Once in a Lifetime

Se convirtió en una obsesión, pollas, pollas, pollas. Siempre enormes, siempre gordas. Palpitantes, calientes, superiores, alfas, vomitando semen por todas partes, preñando a golfas, golpeando mejillas y provocando arcadas en bocas que no estaban preparadas para complacer tales portentos. Empecé a pensar que el mundo estaba regido por el tamaño de las pollas, y a imaginarme el calibre de los tíos que veía. Si era un gran líder mediático, actor, famoso, músico de éxito, etc; pensaba que seguro tenía un badajo enorme ¿De dónde si no iba a salir todo ese carisma y poder? Pues de la confianza que les otorgaba saber que, llegado el momento, siempre podían quitarse los pantalones y decir orgullosos “Lo que tu digas, pero… ¿A que tú no tienes esto?”

Y allí estaba yo, con una enorme polla en mi boca un martes a las 8 de la mañana.

-Venga, cómemela bien que quiero descargar rápido, tengo que irme a trabajar dentro de poco.

De repente empecé a jugar a ese extraño juego mental que hago a veces, en el que imagino que, repentinamente, alguien posee mi mente y se encuentra en mi situación. Entonces se pregunta ¿Cómo ha llegado este tío aquí? ¿Nunca lo habéis hecho? Es bastante divertido.

Si esa hipotética persona hubiese abierto los ojos con mi cuerpo en ese momento, se habría encontrado a un tío de 27 años con novia, de rodillas en el salón de un desconocido, comiendo una polla gigantesca clavada hasta el fondo de la garganta. Y os preguntaréis todos, como la canción de Talking Heads “And you may ask yourself, well How did I get here?”. Pues para llegar a este punto, tenemos que remontarnos al principio de todo.

Bueno, mi vida es una vida normal y relativamente exitosa para lo que viene siendo la media de los jóvenes de 27 años. Un piso alquilado de buen tamaño, un buen trabajo relacionado con mis estudios, un coche mediano, y una exitosa relación de 12 años con mi novia del instituto.

En el sexo siempre nos hemos compenetrado bien, aunque no demasiado aventurera, siempre ha accedido a complacer mis apetencias en la cama, con sexo oral, anal, y un poco de juegos de rol y Dominación/sumisión. Aquí llegamos al punto de inflexión donde esta historia acabó por ocurrir. Hace ya bastantes años, mis largas sesiones de búsqueda de porno acabaron, no recuerdo ni siquiera como, enfocadas en mujeres folladas por machos muy bien dotados. El poderío que mostraban destrozando a esas pobres chicas me fascinaba, como se hinchaban, las venas se marcaban, y perforaban bocas vaginas y anos como si el mundo les perteneciese.

Lo que más me gustaba en esa época era ver que las chicas se sorprendiesen y elogiasen la polla en cuestión, en un ejercicio de admiración que fue poco a poco añadiéndole leña a mis fantasías sexuales. Como comprenderéis, no fue más que cuestión de tiempo que todo esto pasase de buscar porno de chicas folladas por pollones, a simplemente videos de tíos dotados pajeandose ante la cámara. En un ejercicio de placer culpable y oculto, aprovechaba los ratos solos en casa para admirar a esos prodigios de la naturaleza mostrando al mundo su superioridad.

Entonces, un día encontré el porno de chicas con strap-on follándose a sus parejas. Visualizar videos en los que una mujer con buena figura y un enorme dildo simulando una de esas pollas alfa que adoraba follándose a un hombre me calentaban sobremanera. La estimulación mental de pensar en cómo, siendo hombre, podían ponerte en tu sitio de esa manera, follándote el culo, me parecía deliciosamente morboso. Un día, me animé a comentarle a mi novia que quería probarlo. Le resultó un poco extraño al principio, pero aceptó de buen grado con tal de complacerme.

La primera experiencia anal fue, como todo el que lo ha probado sabe, dolorosa, pero MUY excitante. Me folló durante 3 noches mientras me hacía chillar como una nena, la segunda noche, ocurrió.

-Te la voy a meter cariño ¿Estás listo?

Yo, temblaba de caderas para abajo, anticipándome al aguijonazo provocado por el grosor del plástico al abrirse paso por mi esfínter.

-Sí…métemela cielo.

-¿Quieres que te meta mi pollón?

-¿Qué?

Me pilló totalmente de improviso, la primera noche habíamos follado convencionalmente, ella penetrándome a mi claro, pero yo seguía siendo el hombre, y ella la mujer. Pero esa noche ella decidió tomar una actitud distinta.

-He dicho que si quieres que te meta mi pollon, zorrita. Anoche ya lo hice y chillaste mucho, te gustó ¿Verdad?

-Sí, sí…- Contesté embriagado por la lujuria.

-No me extraña, con la pichita que tienes, una buena polla como está te estará encantando.

Y entonces me penetró. Fue un auténtico polvazo, el calentón que me provocó que me pusiese por debajo gracias al tamaño de su polla me encendió como nunca antes. El dolor que sentía en el ano fue totalmente sobrepasado por el placer de que me pusiesen en mi sitio y me abriesen como a las tías del porno.

Como podéis comprender, tras esa experiencia, mis búsquedas de porno fueron mucho más allá tras ello, y me adentré en el mundillo de la humillación de pene. Con videos y relatos de chicas riéndose de hombres con penes pequeños, clamando que una buena polla los dejaba siempre a la altura del betún. Todo esto se fue alternando con sesiones de strap-on con mi novia, en los que la empujaba a reírse de mi mientras me follaba.

-Qué vergüenza de polla enana tienes, mira la mira, mira una polla de verdad, mira como te folla.

Se convirtió en una obsesión, pollas, pollas, pollas. Siempre enormes, siempre gordas. Palpitantes, calientes, superiores, alfas, vomitando semen por todas partes, preñando a golfas, golpeando mejillas y provocando arcadas en bocas que no estaban preparadas para complacer tales portentos. Empecé a pensar que el mundo estaba regido por el tamaño de las pollas, y a imaginarme el calibre de los tíos que veía. Si era un gran líder mediático, actor, famoso, músico de éxito, etc; pensaba que seguro tenía un badajo enorme ¿De dónde si no iba a salir todo ese carisma y poder? Pues de la confianza que les otorgaba saber que, llegado el momento, siempre podían quitarse los pantalones y decir orgullosos “Lo que tu digas, pero… ¿A que tú no tienes esto?”. Lo mismo con los chulos de discoteca y los canis de barrio ¿Por qué tenían esa confianza y atraían a las mujeres? Evidentemente, por el poder que les confería su polla superior. Una mujer siempre les iba a dar la razón y a consentirles lo que fuese en cuanto descubriesen su estatus de alfa, y otros hombres sumisos lo iban a hacer inconscientemente por el poder de sus pollas. Hombres como yo…

No fue más que cuestión de tiempo que le pidiese a mi novia que me dejase experimentar con hombres. La llamada que sentía a probar una de esos rabos calientes en mi cuerpo era superior a mi voluntad. Ella, sorprendentemente, lo entendió a la perfección. Quizás animada por un reciente trio que habíamos realizado con una chica, dónde ella pudo probar lo que se sentía con una mujer.

-Cielo, no te extrañes, de verdad. Yo sólo quiero que tú seas feliz, y yo acabo de probar cómo es con una mujer. Es verdad que a mí no me ha gustado, pero no voy a negarte ese derecho a ti también. Además, un hombre no es competencia para mí, y es algo que yo no puedo darte. Así que adelante y pásatelo bien. Eso sí, usa protección siempre cielo, por favor. Que después a quien te vas a follar a pelo a diario es a mí, y con mi salud no quiero que juegues.

Comprendéis por qué llevamos tantos años juntos y felices ¿Verdad? La confirmación me llenó de alegría, y algo de alivio, porque ya había estado chateando anteriormente por Terra en salas de cruising, calentando pollas y dando plantones, simplemente pajeandome con la idea de quedar con alguno de esos tios y realizar mi fantasía. Pero ahora podía, tenía luz verde para encontrar a uno de esos machos salidos y que descargasen conmigo.

Mi primera búsqueda de sexo real por internet no fue demasiado larga. Un par de horas sondeando el chat acabó en una conversación muy amigable con un chico bisexual que se alegraba mucho de poder “desvirgarme”, y prometía hacérmelo con tranquilidad y cuidado, sabiendo que las primeras experiencias anales son bastante complicadas.

Horas más tarde, esa misma noche, salí del piso del chico decepcionado. No me malinterpretéis, se había portado de lujo y había sido muy cariñoso y cuidadoso conmigo, pero… algo faltaba.

El chico en cuestión era algo tímido, me hizo sentarme en su sofá y charlamos un rato con un refresco en la mano sobre tonterías. Después de un buen rato en el que a mí me temblaba la mano de los nervios, acabó diciendo algo que yo quería realmente oír.

-Oye, yo soy algo tímido ¿Sabes? Siéntate a mi lado más cerquita anda…

Me acerqué, y empezó a acariciarme la pierna débilmente. Y entonces me besó. En ese momento pude liberar parte de mi nerviosismo al ocupar mis manos en algo. Le acaricié por todas partes, su pecho, su cara...y su paquete. A los pocos minutos no pude esperar más, y me arrodillé dispuesto a comerme mi primera polla. Desabroché ansiosamente ese pantalón, bajé el bóxer y…

Llegó la decepción.

Tenía ante mí, una bonita polla, con el vello recortado y limpio, pero de un tamaño similar, o incluso un poco más pequeña que la mía. Mi calentón expectante de una polla gorda y enorme se desinfló. No recuerdo muchos detalles del polvo posterior, no fue para nada memorable. El chico se esforzó, y mucho, para darme una buena experiencia. Me tumbó boca arriba, puso un cojín bajo mis caderas, y jugueteo con mi ano muchísimo rato antes de decidirse a meter su picha en mí.

Cuando me penetró, me asaltaron pensamientos cruzados. Por un lado estaba excitado porque por fin me estaban follando, un hombre estaba haciéndome lo que le hacían a las mujeres, pero no sentía esa inferioridad que quería sentir. Veía como mi polla era casi más grande que la suya cuando las rozábamos, y me reía por dentro. No era digno, no era un macho superior ¿Qué cojones hacía dejando que me follase? Con esa polla patética, nunca sería un gran líder mediático, actor, famoso o músico de éxito. Nunca nadie le consentiría que fuese un capullo o se comportase como quisiese porque no tenía LA polla. Tendría que ser un educado y decente chico con un trabajito normal. Tendría que ser un beta, y me estaba follando, estaba violando el orden natural de los machos, la jerarquía.

Salí de su casa y volví a la mía. Mi novia me preguntó sobre la experiencia al volver, le mentí. Le conté que había estado medio bien, pero le dije que había sido a causa de que me había dolido y no había podido disfrutar del todo por los nervios. Por supuesto oculté mis fantasías sobre la jerarquía de las pollas, y le quité hierro al asunto.

-No ha estado mal, pero quería probarlo cariño. Ya sabes lo que dicen los Talking Heads: “Once in a lifetime”

CONTINUARÁ...

PD: ¡Este es mi primer relato queridos lectores! He sido un asiduo lector de TodoRelatos desde hace muchísimos años, pero nunca me había animado a escribir nada. Espero que os guste esta primera parte de mi historia (¡Tendrá ciertos adornos, pero es un 90% real!), y tened piedad, ya que es la primera vez que publico.

Os agradecería mucho vuestros comentarios y/o privados comentándome que os ha parecido, posibles correcciones, o sugerencias de cara a la continuación del relato.

Gracias, y un saludo a todos los lectores.