Olvidando 8
Los placeres pueden compartirse, pero las venganzas deben planearse. ¿Gustavo y Paulina tendrán lo que se merecen?
Días más tarde algo turbó la paz que tenía. Natalia me llamó en horas de la tarde; se notaba completamente preocupada por como las cosas se venían dando con Paulina y su nuevo novio Gustavo. Me comenzó contando que ella estaba como loca, su entusiasmo con él había llegado a ser casi de adolescentes, me contó que él la había vuelto algo más exhibicionista que incluso les habían corrido de algún restaurant fino debido a su comportamiento. Además que Paulina había comenzado a fumar porritos de marihuana ya de forma habitual, por lo que tenía miedo de que se tornara en adicta. Natalia estaba completamente escandalizada del comportamiento de su amiga y la forma en la que Gustavo la había dominado al nivel de hacer lo que él quería con ella.
Pero lo que más le llamó la atención y lo que provocó que me llamara, es que Paulina le había pedido directamente hacer un trio junto con Gustavo, porque él se lo había pedido y esperaba poder complacerlo. Adicional le había propuesto que salieran en plan de conquista a una zona de la ciudad donde lo que usualmente se encontraban eran prostitutas de toda clase, esto obviamente también por sugerencia de Gustavo.
Ella no es así... -me decía Natalia, notablemente impresionada por la petición de mi ex - Gustavo está haciéndola enloquecer... Creo que ella pudiera salir a trabajar de puta en cualquier esquina con tal de satisfacerlo.
Al fin de cuentas es una mujer hecha y derecha, - respondí, tratando de zanjar el tema; aunque me sentí mal por el asunto y ya me estaba colmando la insistencia de Natalia - si quiere ir de puta por cualquier lugar, pues es su decisión, ella ya la tomó y no fui yo la opción escogida, ¿Cómo quieres que cambie algo?
Ni yo reconocí mis palabras, puesto que no era lo que yo sentía realmente. Yo que había respetado y amado a Paulina, me daba cuenta de que lo que ella quería era una cosa completamente diferente. Seguramente se sentía agobiada y aburrida de la vida que yo le daba, ahora entiendo porque ella se fue con el primer idiota que le supo dar emoción y aventura; lástima que me había dado cuenta tan tarde.
Por favor Felipe... Has algo, no puedes dejar que Paulina caiga en eso.
Y que quieres que haga, si como esposo me traicionó y se fue con otro, ahora que estamos separados no sabría que decirle, por mucho que ame a Paulina ya no soy parte de su vida y ella lo ha elegido así. Ya solo me queda seguir adelante y dejar que ella haga lo mismo, espero que no se pierda en el camino.
Y si al final termina hecha pedazos, desquiciada y con el corazón roto...
Pues será su culpa...
Eso zanjó las diferencias entre nosotros, aunque realmente solo quedó el gusano de la duda clavado en mi mente, que tanto podría verse dañada Paulina de su relación con Gustavo, y más que eso, que podía hacer yo. En ese momento no sabía que como mi nueva y mi antigua vida iban a mezclarse nuevamente.
De cualquier modo, me preparé para actuar, tracé mi plan y lo llevé a ejecución, ese par me las pagaría si o si y para esto, tenía que envolver a Gustavo en un paquete que ni el mismo pudiera entender; primero tuve que hacerle cliente de la agencia que representábamos, inicialmente le enviamos una promoción para que se beneficiara de una chica gratis tras la primera chica que contrate a un precio sin igual, lo que realmente hizo que el muy desgraciado se apunte y se cepille a dos de las chicas en una semana. Cuando ya lo tenía de cliente fue cuestión de irlo introduciendo en un ambiente del que no tenía la más puta idea.
Uno días más tarde una llamada de Lorena me alertó que Gustavo había contratado a dos chicas del negocio para ir a un hotel con un cliente, pero que nuestro personal de seguridad no podía asistir y me pidió llevarlas, ya que no conocían muy bien la zona; de manera que fuimos entre los tres hasta el hotel y las dejé en el lobby y ahí pude verlo.
Siempre escogíamos para estos encuentros de entre los hoteles que teníamos un convenio y que nos permitían reservar dos suites comunicadas para poder tener resguardadas a las chicas e incluso nos permitían grabar a algunos individuos como medidas de presión y chantaje en caso de ser necesario. Tras dejar a las chicas, subí rápidamente a mi sitio de observación y de paso empecé a grabarlo en alta definición, ya sabría en que usar ese video.
Cuando llegué y comencé a grabar estaban ya empezando a desnudarse, las dos chicas obviamente iban por lo que Gustavo había pagado. Las chicas descubrían sus voluptuosos cuerpos al tiempo que Gustavo también queda desnudo y mostrándome el gran trabajo que el gimnasio había logrado; incluyendo una gran herramienta entre sus piernas, que rápidamente incrementaba su grosor y fuerza al tiempo que iniciaba a toquetear a las chicas en su conjunto.
Muy pronto los tres cuerpos estaban retozando en la cama del hotel, entre caricias y toqueteos las chicas tenían arrinconado a Gustavo, una montada directamente en su rostro, abierta de piernas disponía su concha a la habilidosa lengua del nuevo novio de mi esposa logrando un perfecto 69, mientras la otra chica con una gran maestría ayudaba a engullir la tremenda herramienta que Gustavo se guardaba, no sin intentar juguetear con el culo del tipo, que a su vez se retorcía del placer cada vez que ella introducía su dedo muy profundamente en su culo.
No tardaron mucho así, cuando por fin y en el muy claro estilo de misionero, Gustavo comenzó a follar a la chica con la que estaba disfrutando anteriormente, y donde nuevamente pegada a ambos cuerpos, la otra chica le introducía hasta dos dedos dentro de su culo, dándole mayor fuerza a cada embiste que él le proporcionaba a la muchacha con la que estaba. El aguante del tipo era formidable, yo creo que en las mismas condiciones no hubiera durado más que unos pocos minutos, pero él se mantenía erguido y firme en su cometido. Me sentí un poco sorprendido y digamos celoso por la fuerza física y potencia sexual que Gustavo tenía, ya supongo como mi esposa habrá disfrutado, y ahora esperaba que pueda disfrutar sus cuernos igualmente.
Tras haber vuelto de mis pensamientos, ya los cuerpos de todos habían cambiado; ahora cambiando de chicas, Gustavo tenía en cuatro patas a la chica, machacándole fuertemente mientras la sujetaba de las caderas, mientras la otra chupaba golosamente la concha de su compañera, todo ante la atenta mirada de Gustavo, que tras unos cuantos minutos supongo ya no pudo soportar más tan tremenda escena, terminó jadeando y gimiendo encima de la chica. Paré ahí la grabación y guardé el archivo ansiosamente, sin saber muy bien para que lo usaría
Bajé al auto una vez la hora que había pagado este tipo había terminado y sabiendo que las chicas estaban bien, conduje casi como un autómata mientras ellas cuchicheaban en el asiento de atrás. Las dejé e inmediatamente guardé en mi computador la película donde aparecía Gustavo y las dos chicas, dejándolo seguro para no sé qué cosa. Mientras más lo pensaba, no encontraba realmente una utilidad, ya que si bien hubiera sido un golpe de gracia a la relación entre Gustavo y Paulina, no sabía si realmente quería solo hacer eso a mi ex, ya que eso de paso me involucraría a mí de igual forma.
Esa noche mientras meditaba sobre lo que debería hacer con esta nueva y fresca información; llegaron Karen y la joven pelirroja que había entrevistado anteriormente. Inicialmente no tenía mayores intenciones de tener ninguna relación esa noche, más al ver el rostro de Karen con esa mirada entre traviesa así como la incomprensible tranquilidad y entusiasmo que la pelirroja mostraba por estar allí, me dejó relajarme y pensar que al menos esa noche podría llegar a ser memorable.
Tomé inicialmente a Karen y la senté directamente en mi rostro, disfrutando de su jugosa concha, mientras que ella junto a la pelirroja chupaban mi verga simultáneamente. Pronto tenía a Karen montada directamente en mi rostro, dejándome a placer toda su concha entre mis labios, mientras que la pelirroja a horcajadas se encajaba mi verga dentro de su conchita, que apretaba con suma destreza cada centímetro de mi herramienta que con todo ese placer se encontraba lista para cualquier combate. Pronto Karen desplazó a la chica de mi cadera y se puso a succionar mi verga con tal pasión que por poco me hizo correrme en ese mismo momento, mientras que la chica ahora se encargaba de ayudarla a chupando mis bolas e incluso llegó a hacerme un beso negro por primera vez.
Estaba extasiado por el placer que me brindaban y decidí ahora disfrutar del precioso trasero de la pelirroja; la puse boca abajo mientras ensalivaba con mi boca cada centímetro de su trasero, ayudado siempre por la hábil lengua de Karen, que observando mi intención no dejó de desperdició el tiempo para penetrar con su lengua el rosado botón que la pelirroja guardaba entre sus contundentes glúteos. Cuando vimos que ya la chica gemía de placer, dispuse mi verga directo a su rosado culito, que ya diestro en esas artes se ofrecía listo para ser penetrado con toda la pasión del mundo.
Y no la hice esperar, empujé firmemente abriéndome paso en el encharcado agujero de su culito, que abrasaba intensamente mi verga, dejándola completamente embadurnada de la saliva que antes habíamos dispuesto en su entrada, pronto comencé el bombeo, sujetando con una mano la muñeca izquierda de la pelirroja mientras con la otra mano sostenía la cabeza de la chica sometiéndola, dominándola, haciéndole sentir quien era el que gobernaba aquella situación. Karen por su parte comenzó a besarme el cuello mientras sujetaba la otra mano de la pelirroja, que ya completamente sometida solamente gemía y gritaba del placer de sentirse sodomizada. Pronto no pudo soportar más tiempo y entre convulsiones y gritos alcanzó un orgasmo muy fuerte y delicioso que inundó la cama de fluidos. Al final liberé su cabeza y entre sus últimos jadeos pude ver con mi único ojo hábil como la pelirroja me miraba extasiada y agradecida. Al fin me dijo: "Me llamo Diana".
Pronto la chica quedó semi inconsciente en la cama, mientras que mi mirada retorno a Karen, que tanto como yo no se había corrido aún; así que la volteé boca arriba en el filo de la cama con sus pies en mis hombros y como no podía volver a penetrarla vaginalmente, tomé parte de sus jugos y mi saliva y enfilé mi verga directamente en su culo. Ya algunas veces había probado aquel manjar, pero no por eso dejaba de hacerme sentir tremendo placer el poder abrirle su precioso culo. Con mi mano en su clítoris, masajeándola y estirándoselo, no paré un segundo hasta que Karen al igual que la pelirroja, llegue a un orgasmo tremendo, con fuertes sacudidas de su cadera y sus ojos en blanco pude comprobar como disfrutaba de aquella jornada. Ahí fue cuando de mi parte tampoco pude aguantar más y llené de leche cada centímetro del culo de Karen, a quien dejé al igual que a la chica, adormilada en el colchón.
Creo que inconscientemente traté de imitar cada postura y movimiento que antes había visto a Gustavo, incluso pensaba a mis adentros que tanto él como yo podemos ser tan hábiles en la cama como para dejar satisfecha a cualquier mujer aunque al momento de pensarlo, el rostro de Paulina vino a mi mente. Para mi contento, lo que sí al menos en esta cama una de las chicas de veras querían estar conmigo por placer y no por su paga, aunque más tarde me enteraría que esta noche la preciosa y dulce pelirroja estaba en esa cama por el puro placer de hacerlo ya que ella misma había pedido permiso para a ella para poder disfrutar junto a mí de una noche inolvidable.