Olvidando 7
Algunas mujeres son sagaces y fuertes, otras no tanto. Como pueden ser tan diferentes las dos mujeres que están presentes en mi vida.
Paulina me contestó somnolienta al inicio, pero tan pronto como se dio cuenta que era yo pude escuchar como salía de la habitación ya que pude oír en el trasfondo como corría al baño y encendía una luz; a lo lejos una voz preguntó algo a lo que ella tapando el teléfono respondió sin que la pueda entender. Supuse que estarían durmiendo con Gustavo, más como ya Natalia me lo anticipo no me asombró, aunque creo hizo que el cabreo que guardaba en mi corazón vuelva a aparecer.
¿Estás sola? - pregunté sin meditarlo, aunque luego me arrepentí de haber preguntado -
Siiii... Yo no... - comenzó a balbucear - bueno... Lo siento... no quise hacerte daño...
Ya no tienes que darme explicaciones... - dije tras calar una buena parte del tabaco que mantenía en mi mano. - Ya lo echo, echo está...
Lo siento... - dijo Paulina nuevamente, aunque creo que ya mucho más resuelta a dar las explicaciones que yo no buscaba- No fue nada planeado... Al principio solo me dejé llevar, creo que incluso lo busqué yo misma... Tú siempre has sido muy bueno, paciente y cariñoso conmigo, pero creo que me faltaba algo que lastimosamente contigo nunca pude vivirlo...
Ahora el que lo siento soy yo... Si no he podido darte lo que realmente querías... - contesté tratando de disimular el cabreo que tenía.
Quería explicártelo personalmente ya que no es tu culpa, tú no eres así, tan simple como eso. No es algo que me enorgullezca pero creo que fue lo mejor...
Pues si demorábamos un poco acabaría con unos cuernos de alce... - dije con todo el sarcasmo que pude -
Lo siento... - dijo Paulina mientras empezaba a sollozar, seguramente ahora me va a hacer un drama, dije a mis adentros- Nunca quise herirte...
Pues donde lo hubieras querido como habría acabado... Paulina, creo que hasta hoy eres lo peor que me ha pasado en mi vida y he de confesarte que me ha pasado mucho.
No digas eso... - dijo ya con la voz quebrada - Yo te quiero, a pesar de todo y te deseo lo mejor... Creo que jamás querrás hablarme, pero al menos déjame explicarte...
Mira yo solo hablé para saber que estabas bien... y ya que he confirmado que estabas muy bien en los brazos de tu amante, pues adiós...
Noooo, no me cuelgues... Déjame al menos explicarte...
Dime lo que tengas que decir, que yo de mi parte ya no me queda nada.
Antes de conocerte había vivido con Gustavo cosas muy locas y divertidas, cosas que cuando estábamos casados comencé a buscar en ti, pero no eras Gustavo y por más que te esforzabas en hacerme feliz, pues no eras tú. Al principio pude conformarme y seguir a tu lado, creí que era amor, pero al final me equivoqué.
Cuando Gustavo apareció nuevamente en mi vida, pues lo complicó todo nuevamente, me movió el piso de todo lo que había supuesto seguro y fiable, me hizo considerar que la vida como la estaba viviendo no tenía emoción y la necesitaba...
Yo permanecía callado ante sus argumentos, que era la primera vez que escuchaba en meses; tal vez era algo que debí darme cuenta, pero realmente entre el trabajo y mi búsqueda de la paz, no pude percibir. Me quedé callado, porque al menos así podré escucharla y entenderla, aún la amaba, aunque ya me había resignado a dejarla ir porque si no tendría que torcerle ese lindo cuello que tenía.
Luché por no caer en la tentación de las palabras bonitas y promesas de aventura que me daba Gustavo, pero al final cedí... No sé ni como pasó pero al final acabé en los brazos de Gustavo. Me invadió la sensación de prohibido y de aventura, me sentí viva nuevamente; pero claro, cada vez que me encontraba con él, los remordimientos me invadían, pese a que no había sucedido nada hasta la noche que nos encontraste.
No te merecías eso, pero no pude hacer nada por evitarlo, era más fuerte que yo... Lo siento Felipe... Nunca quise lastimarte, pero las cosas se salieron de control...
Yo lo siento más... - dije finalmente, aunque tenía un nudo en la garganta - Solo una cosa es la que me está matando... ¿Realmente crees que él puede darte algo que yo no? ¿Acaso él es mejor que yo?
No, no... Ni mejor ni peor, tan solo diferente... Gustavo es un chico que ha sufrido mucho desde muy joven, nunca le ha ido bien en la escuela ya que sus padres lo enviaban siempre a internados muy caros pero que no lo comprendían, después siempre ha tenido problemas al seleccionar parejas ya que ninguna de las chicas con las que ha estado lo han comprendido y valorado, siempre ha buscado alguien que lo cuide y proteja. A pesar de ese look duro por fuera, por dentro es muy tierno, dulce y requiere mucho cuidado y atención... Gustavo siempre ha sido muy aventurero y amante de los placeres de la vida, no le gusta estar atado a nada, no es su culpa; pero necesita que alguien lo sostenga y que jamás le corte sus alas...
Tú en cambio eres muy diferente, eres fuerte de carácter y la vida no te ha tratado mal, tienes un buen trabajo y nunca necesitas quien te esté cuidando... - dijo ante mi completa sorpresa, ya que no podía creer como era posible que fuera tan pendeja - Creo que por esa razón tu eres como eres... Tan serio y rígido, casi nunca te relajas y te diviertes, siempre las cosas contigo deben ser rectas y sin bemoles, no dejas que la vida te de aventuras... y yo no creo pueda vivir con ello.
Tú me conoces, siempre he sido muy fiestera y me ha gustado divertirme y vivir la vida - continuó Paulina, ante un asombro cada vez mayor de mi parte- Pero creo que nunca supiste que también me gusta de vez en cuando las emociones fuertes y sentir que vivo la vida al límite. Pero contigo a pesar de que me acompañas y salimos de fiesta, nunca te sueltas y te diviertes conmigo, siempre estás algo aburrido y nunca tomas ni un riesgo, incluso nunca te tomas ni siquiera una cerveza, eso hace que me vea a mi misma como un bicho raro y realmente no me sentía bien.
¿O sea que no soy divertido? -dije sin recuperarme de la sorpresa que me había tenido dado mi ex esposa- y por eso te fuiste con él...
No solo eso, pero en base si... me sentí aburrida de mi vida y como la conducíamos. Nada cambiaba, nada evolucionaba, siempre hacíamos las mismas cosas y yo quiero más, una vida donde tengamos emociones, donde disfrutemos de aventuras y eso a ti no te va...
Ya veo... -dije apesadumbrado, completamente arrepentido de haberla llamado y pensando en donde me equivoqué con ella - Yo que creí que lo que te gustaba de mi era mi estabilidad y la madurez con la que habíamos vivido nuestra relación... Pero ahora veo que me equivoqué.
Si me atraen y me gustan... pero quiero otras cosas más... no sé cómo explicarte... Creo que añoraba la vida que tuve antes de conocerte, en esa época vivía al tope siempre y creo que ha sido lo mejor que lo nuestro se resolviera así, y no tener que engañarte.
No podía creer lo egoísta que Paulina podía llegar a ser ya que no la conocí así... Ahí me di cuenta la influencia que aún tenía Gustavo en ella y como la muy idiota se había tragado el cuento de que la vida se vive una vez y siempre al límite, seguramente gastando todo lo que es de otros y dejándolos tirados cuando ya no nos sirvan.
En fin Felipe... Lo que quería decirte es que cualesquiera que sean mis motivaciones no estuvo bien que te haya engañado, lo siento mucho y deseo que seas feliz y aunque no lo creas hubiera querido realmente que fuera a mi lado, pero las cosas a veces no son como las pensamos... Lo siento...
En ese momento lo decidí, de ahora en adelante me encargaría de que el cabrón de Gustavo pague cada disgusto que me ha dado, así como le daría una lección a la idiota de mi esposa para que aprenda a reconocer cuando le quieren ver la cara.
Ya las disculpas están de más, ya no importa Pauli, lamento no haber podido darte lo que en verdad necesitabas, más solo quiero que sepas que... que puedes contar conmigo, aunque lo nuestro ya es pasado, quiero dejar todo resentimiento en el olvido. Yo aún te quiero mucho, y si ya no podemos ser pareja, al menos seamos amigos...
Gracias por llamar Felipe... Amigos...
Me sentía completamente cabreado con Paulina y con lo boba que podía llegar a ser creyéndose toda esa cursilería del niño incomprendido que había soltado Gustavo y encima de todo la que debe vivir como si no hubiera mañana. Pero con quien realmente me sentía sumamente molesto era con aquel hijo de puta que me había quitado a mi esposa tan solo ronroneándole el oído tanta idiotez como se le había ocurrido. El muy cabrón se había metido con alguien que no se lo iba a perdonar y aunque se creía un ganador, se lo iba a pasar muy mal más adelante, ese maricón me las iba a pagar.
Al final colgamos tras algunas otras despedidas, estaba claro para mi que Paulina estaba convencida completamente de la decisión de abandonar todo para irse con Gustavo era la mejor opción ya que nuestro matrimonio no iba a ningún lado. Y ya pensándolo bien, yo no era quien para sacarla de su ilusión y su error si quería sufrir al lado de aquel guiñapo, la iba dejar llegar hasta el fondo junto a él.
Al final, me escabullí nuevamente entre las firmes piernas de Karen, quien me abrazó nada más sentirme cerca y tras algunas pocas cavilaciones más me quede dormido nuevamente. Esa noche había decidido que ese par me las iba a pagar, cueste lo que cueste, pero todo debería caer en su momento.
Unos cuantos días más tarde, ya habíamos quedado de acuerdo que los únicos tres integrantes de este negocio seríamos Lorena, Karen y Yo; entre los tres logramos reunir el suficiente dinero para abrir todos los papeleos, nuestro negocio implicaría únicamente la contratación de dos tipos que servirán de guardaespaldas de las chicas y que estarán al pendiente de cualquier inconveniente.
Con las chicas las cosas fueron más fáciles de lo que creí, a pesar de no haber testigos ni evidencias en los bajos fondos pronto corrió la voz que fuimos nosotros los que despachamos a Mario, y pese a lo cruel de la situación las cosas se tornaron mas fáciles, los otros grupos de poder cercanos ya nos consideraban respetables y capaces de tomar las armas y las chicas que trabajaban con Karen y Lorena bajo la lupa de Mario, rápidamente cambiaron de bando hacia nosotros.
Casi todas eran jóvenes y muy guapas, pero carentes de una buena educación en la mayor parte, por lo que seleccionando las más aptas las aceptamos para la empresa, el resto seguirían trabajando por su cuenta en la calle, pero les brindamos el cobijo de nuestra bandera para que nadie se meta con ellas claro está por una mínima comisión. Algunos de los maleantes que trabajaban con Mario las protegerían bajo mis órdenes y aunque era un negocio, estaba tratando de no explotarlas como se hacía antes.
En pocos días estuvimos operativos y ganando dinero, mi experiencia en comercialización y algunas bases de datos de correos electrónicos de gente pudiente permitieron posicionarnos rápidamente en un muy selecto grupo de gente, lo que permitió que ganemos mucho dinero.
Todo iba de mil maravillas hasta que una tarde una chica nueva vino a buscar trabajo, era una pelirroja muy joven y guapa; estaba tratando de ayudar a sus padres que habían caído en desgracia y por tanto estaba ya dispuesta a cualquier cosa. De mi parte y a pesar que nunca había hecho algo así con el resto de las chicas, hice uso de mi nuevo poder.
Me pareces muy guapa nena... - le dije mientras la repasaba con la vista, la chica estaba asustada, seguramente mi aspecto no brindaba mucha seguridad, era un tipo algo feo no tan alto y con un ojo dañado en una riña callejera, ya me imaginaba a mí mismo en un callejón y el susto que me impartiría - Pero no se si podrás hacer el trabajo... Creo que es necesaria una prueba...
Si puedo - dijo la chica, tomando valor y comprendiendo mis intenciones fue asumiendo cuál sería su prueba de ingreso, al final y con voz firme dijo lo que yo deseaba oír - ... Pruébeme...
Claro que voy a probarte... -dije acercándome lo justo para estar casi frente a frente con ella, mientras pude sentir como su cuerpo temblaba de puro nervio- Vamos a ver si sabes tanto como lo que presumes...
La tomé de la cintura y comencé a besar su cuello, la sensación de poder que sentía en ese momento me hacía sentir como si fuera Superman, ella no quería estar allí, supongo querría salir huyendo tan pronto como entró, pero pese a eso, seguía a mi merced y atenta a todos mis deseos, todo con tal de conseguir entrar en nuestra nómina.
Tienes un cuerpo delicioso... - le dije mientras sobaba con ambas manos sus glúteos firmes y muy jóvenes - Tienes mucho futuro aquí... mucho...
Pero justo cuando mi mano se deslizaba directamente a su entrepierna, entró Karen en la oficina, quien me miró directamente como si quisiera sacarme la cabeza, pero se contuvo a duras penas.
Disculpen que interrumpo... - dijo Karen casi entre dientes y con una sorna terrible - Pensé que estabas solo...
Pues no, estábamos iniciando una relación de trabajo - dije con la intención clara de no tener de que avergonzarme ni sentir remordimientos - Pero claro que siempre tengo tiempo para ti...
Gracias... por lo que me toca... - contestó claramente molesta Karen - No es nada urgente, volveré más tarde...
Salió de la oficina dejándome nuevamente solo con la pelirroja, que pese a no haber dicho nada, denotaba como se sentía claramente avergonzada e intimidada; La miré y me miré en sus ojos, me estaba transformando en la figura a la que con una puñalada directa corazón le arranqué la vida, me vi y me asusté... Pero no me arrepentí...
Me sentí todo lo poderoso y perro que uno puede sentirse en ese momento, miré a mi victima en aquella pelirroja que sin ánimo a decir nada esperaba. Ella estaba dispuesta a sucumbir a mis caprichos y deseos, durante toda esa tarde hubiera podido hacer con ella lo que hubiera querido, con tal de que le hubiera dado algunas monedas.
Tomé su brazo izquierdo y la conduje al filo del escritorio; entendió pronto el destino que le esperaba y por supuesto no le haría esperar. Tumbé su torso directo sobre la mesa, dejando a mi merced aquel firme y fuerte trasero, sin apenas resistencia de parte de ella, aunque su cuerpo temblara como un pajarito.
Levanté su vestido hasta dejar descubierta su grupa que sin esfuerzo se mostraba desafiante y extremadamente apetitosa. Hundí mi rostro en ella, lamí, besé e incluso mordí aquella carne joven y firme, pronto mi rostro estuvo inundado de mi saliva y la humedad propia de la chica a la cual estaba poseyendo.
Hundí un par de dedos en su cuerpo, con aquella técnica secreta que permite alcanzar el punto G de las mujeres, técnica aprendida, practicada y perfeccionada con la mujer que hacía unos minutos estuvo aquí mismo, junto a mi, buscándome y encontrándose con el monstruo que me estaba convirtiendo y al que ella tanto temía.
Un orgasmo terrible de parte de la pelirroja me hizo salir de mi paroxismo. Su cuerpo se convulsionaba mientras mis manos completamente húmedas se deslizaban por sus piernas jóvenes y firmes, para mi tristeza no estaba excitado, ni siquiera había disfrutado sexualmente, era solo el poder... el poder de hacer con ella lo que me placiera lo que me había llevado a esto.
Empiezas mañana... -dije para despedirla - Ahora vete y arréglate... Y dile a Karen que entre... seguro está afuera esperando...
Salió la pelirroja sin alzar su rostro solo se arregló el vestido y al final pude ver cómo me dirigía una mirada que me confundió ya que no la pude interpretar, al final quedé de pie en medio de lo que era la oficina de un prostíbulo por internet, que a más de vender placer ahora creaba monstruos.
Espero que lo hayas disfrutado... - dijo Karen a mis espaldas, su tono de voz denotaba un resentimiento, aunque lo trataba de controlar - ... esto no es lo que deberíamos...
Justo cuando iba a empezar a darme una diatriba sobre la legalidad y responsabilidad de mis actos, la tomé del brazo y la miré a los ojos directamente, sin palabras le pedí disculpas por todo lo visto, yo no era así y ella lo entendió; tuve suerte ya que tal vez en el fondo de mi oscura alma había algo que seguramente hacía que ella no me dejara en ese mismo instante creyéndome igual a tantos patanes que antes había conocido.
... si te gusta - me dijo ahora en vos conciliadora y más apaciguada que con la que había entrado - tal vez pueda organizar algo... para jugar todos juntos...
Me reí de su ocurrencia y su falta de decoro al invitar a una total extraña a esta relación que llevábamos, por la sola idea de que con eso me apaciguaría. Pero lo que más me resultó cómico era que lo decía en serio, Karen era capaz de organizar una orgia con aquella chica, solo por un simple capricho mío.
Creo que es mejor dejarlo así... - dije mientras la tomaba de la mano y me la llevaba lejos de allí - ... Bueno... por el momento olvídalo