Olvidando 3
Un nuevo engaño en mi vida ha hecho estallar en pedazos la confianza de la mujer que amo y me deja completamente desorientado y sin fuerza para seguir adelante. Tal vez otro hombre se lleve todo lo que algún día fue mio.
Nos casamos obviamente, durante más de 3 años fuimos una pareja más que decente, con altibajos y problemas pero siempre al menos creía yo que nos amábamos y congeniábamos. Fueron unos años muy buenos aunque bastante esforzados de mi parte, ya que Paulina llevaba un tren de vida mucho más alto que lo que yo podía pagar con mi trabajo, debido a lo cual me esforzaba el doble para poder seguirle el paso.
Vivíamos en un departamento que nos regalaron sus padres, que espacioso y cómodo nos brindaba mucha seguridad frente al futuro. Paulina y su amiga Natalia habían puesto una oficina y se dedicaban a sus clientes en conjunto. Natalia aún sin casarse, había convivido al menos con dos chicos hasta este momento y supongo tendría muchos más en carpeta para poder hacerse con sus favores, pero ella era muy quisquillosa, por lo que seguramente esperará su príncipe azul.
Pero como todo lo bueno también debe tener un fin, el nuestro inició cuando quise dar una sorpresa a Paulina y fui un viernes ya en horas de la tarde a sus oficinas. Los demás empleados habían salido y apenas y se oían rumores en la oficina de Paulina, de mi parte traté de no interrumpir pensando que estaba con un cliente y por tanto no golpee la puerta, pero realmente con quien hablaba era con Natalia, iba a golpear justo cuando una frase hizo que se me aguce el oído.
... que pesada estas hoy - le decía mi esposa a su amiga - ya te dije que no lo voy a hacer... como se te ocurre tremenda idea, si mi marido se entera me mata...
Si estás loca por aceptar... - replicaba su amiga - Mira, en verdad es algo arriesgado, pero creo que estas ya en una edad que es mejor decir que lo viviste a que corriste... Además, Felipe es un amor, pero muy inocente en estos asuntos, tú dale una buena excusa y seguramente te la cree completita...
La loca eres tú si crees que voy a aceptar salir con Gustavo, lo nuestro terminó hace mucho tiempo y ya no vale la pena ningún acercamiento...
Mi corazón dio un brinco, cuando escuché oír hablar del ex novio de mi esposa, el que había terminado hace mucho tiempo y que salió al extranjero. Recordé cuanto trabajo me había costado que Paulina no me rechazara siempre con la excusa de seguir enamorada de él, y ahora después de tantos años vuelve a su vida como si nada y para rematar su hermana Natalia es quien insta a mi esposa a salir con él.
Va... eso no te lo crees ni tú... Mira tampoco digo que rompas tu matrimonio y corras tras Gustavo... Solo sal un rato, diviértete y si se presenta la ocasión pégate un buen revolcón con él, ya que veo lo estas deseando desde que regresó y vino a vernos... Yo lo vi en tus ojos niña de enamorada y en cómo te temblaron las piernas cuando te abrazó, no te engañes amiga, tú lo deseas tanto como él a ti... Vive la vida y ten una aventura...
Idiota...
Puede ser, pero no me engaño sola. Solo quiero que pienses en algo, ¿Por qué siempre me has preguntado de la vida de Gustavo durante todos estos años? ¿Porque te alegraste cuando volvió? ¿Por qué te dio un arrebato de cariño cuando nos vino a visitar? y la principal ¿Por qué no has tenido niños con tu marido? Acaso no es porque aún no estas segura de si él tiene que ser con quien te vas a quedar para siempre...
Mi esposa no respondió a ninguna de aquellas preguntas, al tiempo que un nudo se atoró en mi estómago y se esforzaba en destrozar todo lo que se encontraba en su derredor. Paulina no me había contado nada de su encuentro con su ex ni mucho menos que la invitó a salir, como iba entendiendo hasta ese momento. Pero lo principal, porque Natalia le había preguntado a mi esposa acerca de los niños, ya que era una cosa completamente diferente.
Yo misma te responderé amiga... Lo que pasa es que aún sigues enamorada de Gustavo, aún no lo olvidas del todo pese a todos estos años de tratar de convencerte de que te casaste por amor, pues nada que ver y tú me lo has dicho. Ahora es el momento de dar la vuelta de página, ve con Gustavo disfruta una buena velada, reconócelo como el idiota que es y si quieres follatelo una vez más... Pero ya déjalo ir, no te sigas haciendo ilusiones con él...
Gustavo no es un hombre que quieres como compañero de vida, es un irresponsable, patán y pendenciero, que lo único que busca es poder seguir viviendo sin trabajar y a costas de cuanta mujer incauta se atraviesa. No quiero que caigas en sus garras, por lo que lo mejor es pasar la calentura rápidamente y dejar las cosas como están; folla con él y olvídalo, concéntrate en tu marido y en su futuro juntos y deja de imaginarte pajaritos en la cabeza pensando que Gustavo es tu príncipe azul.
Naty... - intentaba un reclamo mi esposa - No es eso...
¿Qué? Pauli ¿Qué?... te lo vuelvo a decir, déjalo ir, ya deja de pensar en Gustavo, ya has permitido que influya en tu vida mucho tiempo, déjalo ir. Desde hace cuánto quieres tener niños y te detienes tu sola al pensar que Felipe no es verdaderamente el hombre de tu vida y vuelves a pensar en Gustavo... Lo único que has hecho con esa forma de pensar es dejar de aprovechar tus oportunidades y de disfrutar tu matrimonio con un hombre que te ama y te respeta todo lo que Gustavo no podrá jamás... Ahora bien, sácate la espinita con Gustavo una última vez y déjalo ya aléjalo de tu vida que si no lo lamentarás después... si estás caliente con él pues follatelo y olvídate...
¿Y qué le digo a Felipe? - Por fin reaccionó mi esposa y al menos en algo se acordó de que tenía marido.
Pues nada... Ponle una excusa y déjalo en paz. El pobre es demasiado inocente como para poder entender esto, lo mejor es que no le cuentes nada y tomes los toros por los cuernos. El pobre es tan tierno que no entendería jamás esto, por lo que no veo que tengas que contarle que va a ser cornudo, pero que es por su bien.
Gracias por lo que me toca, pensé mientras mi estómago se revolvía y mi cabeza empezaba estallar con un fuerte dolor. Como podía mi esposa seguir enamorada de ese tipo, que tras años de haberla dejado aún tenía la posición de invitarla a cenar y follarla después sin apenas e inmutarse.
No hables así de él... es un amor... Ha sido muy bueno conmigo, es comprensivo y muy atento y siento que realmente es el único hombre que me ha amado de veras. No creo es justo hacerle algo así... Pero siento como que mi vida necesita nuevamente algo de energía y pasión, la vida con Felipe es muy linda y todo, pero no hay nada que realmente me parezca que sea una aventura. Con él la vida es muy sosa y aburrida a veces, entre tanto trabajo y las deudas creo que nos estamos enfriando y dejando que las cosas solo sigan adelante sin nada interesante que decir.
No digo que no sea un excelente chico, pero es torpe, ingenuo y muy inexperto; talvez por eso es que no ha logrado hacer que olvides a Gustavo, que hay que reconocerle es un maestro endulzando los oídos de las chicas, aunque todo lo que te digan no sean más que mentiras y embustes. Pero por eso mismo mejor tienes que sacarte la espinita y dejar ir a Gustavo y de una vez por todas tratas de centrarte en tu marido y en ser felices de veras. Míralo como una aventura, de esas que tu recuerdas cuando eres vieja, pero nada más... Vívela a tope y regresa con tu esposo después...
Mi Felipe es un amor, y creo que tienes razón, es cándido e inexperto y no se merece saber nada, que viva en su nube de trabajo. Pero realmente no quiero mezclarme con Gustavo, lo conocemos bien y sabemos la pata que cojea... Y creo que tienes razón, realmente siento mi vida pasar y necesito emoción y aventura... No creo que pueda seguir así...
Me alegra que decidas no hacer caso a los intentos de Gustavo, pero para estar más segura ¿porque no intentas mejorar eso que te hace falta al lado de tu marido? Intenta que reaccione y se dedique a ti en lugar de tanto trabajo, has que realmente sea tu príncipe azul y deja las cosas como están sin buscar nada que no se te ha perdido. Sal con tu esposo, diviértete, salgan de viaje, anima tu matrimonio y no dejes que el aburrimiento los mate... Es mucho más seguro y así no tendrás problema ni con tu esposo y a Gustavo lo mandas por un tubo. Si finalmente tienes la comezón de acostarte nuevamente con él, pues lo haces y listo, pero tómalo como eso, una aventura nada más.
Tienes razón amiga... Voy a intentar cambiar un poco la rutina con Felipe y como me dijiste, tal vez es tiempo de hacerle caso a él también y comenzar a pensar en tener niños... Esa es una aventura que realmente siempre he querido vivir y por estúpidos miedos y expectativas no lo he conseguido... Es hora de un cambio y lo mejor será dejar a Gustavo muy fuera de mi vida...
Bien amiga, eso es pensar con la cabeza y no con la entrepierna... ahora vamos a casa, que tu marido y mi gato nos esperan en casa... Y desde ahora tendrás que poner manos a la obra...
Salí de ahí corriendo antes de que sepan que estuve escuchándolas, fui directo a un bar cercano a enfriar mi cabeza con un jarro de limonada, aunque me parecía que mejor hubiese sido una cerveza, pero prefería guardarme y seguir abstemio. Estuve al menos una hora meditando sobre el asunto, sopesando las posibilidades y las consecuencias.
Mi amada Paulina acababa de decir que su vida conmigo era una monótona existencia y que buscaba emoción y aventura. Para empeorar estaba su ex que ha estado galanteándola y que por lo visto ella también se ha sentido muy bien con estas atenciones cosa que aunque no ha pasado a mayores, algo hay o hubo entre ellos y de lo que veo es él quien más lo incentivaba.
Pero creo que no todo estaba aún perdido, ya que al menos Paulina había decidido dar de sí para poder mejorar nuestro matrimonio y era la tabla de salvación que talvez me ayude a mejorar todo entre nosotros. Era cierto que la había descuidado por el trabajo, pero como no matarme trabajando si el ritmo de vida nuestro es cosa de locos, que solo con su excelente puesto lo podía mantener y claro yo debía mantener el ritmo.
Al final decidí que lo mejor sería dar todo de mi para que las cosas mejoren y podamos olvidar todo, principalmente al tal Gustavo. Pondría todo de mi, mi voluntad sería mejorar todo en nuestra vida y al menos ya no poner el trabajo antes que mi matrimonio.
Durante los siguientes 3 meses las cosas resultaron mejorar ostensiblemente, Paulina lucía muy bella y coqueta conmigo, habíamos recuperado mucha de nuestra chispa y alegría, por lo que las cosas mejoraban tremendamente. Del tal Gustavo supe que había encontrado un trabajo en una ciudad cercana y aunque no muy lejos, pues ya no tan cerca como para representar ninguna amenaza, pero las cosas buenas nunca tienden a durar para siempre.
En la empresa se volvió necesario enviarme a cerrar un negocio en otro país, lo que implicaba algunos viajes de negocios que duraban un par de días o incluso menos.
Una tarde, como hacía últimamente cuando viajaba, empaqué todo lo que necesitaba en una pequeña maleta que no tenía mayor volumen. Me despedí de mi esposa y prometí llegar el siguiente día en la tarde. Entre promesas de noches apoteósicas de sexo cuando vuelva, Paulina se despidió de mi con un enorme beso.
Durante el viaje al aeropuerto y hasta cuando estuve sentado en el sillón del avión estuvimos con Paulina mensajeándonos por el teléfono hasta que nos pidieron apagar todos los móviles y me despedí; pero algo se descompuso en el avión y tuvimos que retornar, el próximo vuelo que nos ofrecían era hasta después de 12 horas, de manera que ya mi viaje se tornó completamente inútil.
Así que ahí tuve mi primer error de la noche; fui a comprar en un negocio cercano un arreglo de fresas con chocolate y me dispuse a sorprender a Paulina en casa ya que no había podido viajar; razón por la cual no volví a revisar mi teléfono.
Al llegar a mi departamento y mientras sacaba algo de efectivo para pagar el taxi, vi salir a mi esposa ataviada con un abrigo largo y su melena al viento mientras su auto ya la esperaba en la acera para llevarla a alguna parte.
Un nudo en la garganta me ajustó la respiración hasta hacerme sentir mareado y agotado. Saque dos billetes para el taxi y le pedí que no parara y siguiera al auto de mi esposa, que en ese momento ya rodaba en el pavimento.
Pronto supe que su destino era la zona de bares y discotecas, donde tras entrar en un antro y encargar su abrigo me permitió descubrir a lo lejos que iba con un vestido muy corto y atrevido, que fue altamente elogiado por su ex Gustavo, que estaba ya esperándola en el bar. Lo reconocí de alguna fotografía donde aparecían en grupo cuando Paulina y él eran novios, un tipo algo más alto que yo y una sonrisa que seguro a las chicas emboba.
Sigilosamente me acerqué donde se encontraban, ahí me pude esconder principalmente entre la gente que bailaba y se movía por todo el bar y que de paso me servía de cortina para poder espiar a mi infiel esposa que ahora había ido hasta una mesa que Gustavo ya tenía preparada.
Aunque lo había visto en foto apenas en ese momento lo conocí, un tipo más alto y aparentemente más fuerte, seguramente pasaba muchas horas en el gym afinando el cuerpo que a la par es la fuente de ingresos; He de reconocer que no tenía ni relación a como era yo, puesto que a más de su físico el tipo se mostraba como todo un chulito bien vestido, perfumado y acicalado, todo lo que se sabe encanta a las mujeres y obviamente sabía desplegar todo su arsenal cuando era necesario. Su trato y sentido de oportunidad con las chicas se notaba a leguas, siendo ahora mí esposa el centro de esta atención.
Pese a que no me había quejado de mi éxito con las chicas anteriormente, obviamente este tipo tenía ese ¿no sé qué?, que yo jamás tuve ni tendré y lo sabía y por tanto lo aprovechaba para no tener que trabajar mucho con las chicas para conseguir su objetivo.
Escogí un punto estratégico en la barra, pude distinguir como mi esposa y su ex conversaban algo animados en una mesa algo alejada, reían y se alagaban uno al otro, aunque no podía escuchar que se decían por el ruido de la discoteca. Pasados algunos minutos un avance de Gustavo para tocar el rostro de mi esposa fue cortado tímidamente por Paulina, quien sin negar nada pasó de inmediato a la pista y le invitaba a bailar.
El hijo de perra de Gustavo como todo donjuán se lucía en la pista de baile, algo que con mucho gusto disfrutaba mi esposa ya que yo de mi parte soy un poco torpe en la pista. De pronto mi pulso comenzó a latir tremendamente cuando entre vuelta y vuelta, una mano algo desafortunada e indecisa se deslizaba continuamente por el trasero de mi mujer, que ni siquiera parecía darse cuenta del hecho, al final el cambio de música sentenció todo, ya que con una bachata los cuerpos de los dos se fundieron en un abrazo apasionado y muy sensual, mientras que de mi parte pese a sentir un enorme vacío en mi cuerpo, la sensación de ver a mi esposa hacer cosas que conmigo nunca las hacía me inundaba de sensaciones hasta ahora indefinidas.
Cuando entre paso y paso mi esposa quedó de espaldas al sitio donde me encontraba, pude ver claramente como la mano antes esquiva ahora se posaba firmemente en el trasero de mi mujer, que sin inmutarse movía sus caderas para mayor deleite de su ex pareja. Claramente las cosas venían a presentarse tal como había supuesto desde que la vi salir, más hasta haber confirmado completamente las cosas, creo que guardaba la esperanza de que mi esposa no me traicione con su ex pareja de forma tan descarada.
La mirada fija de la mano de Gustavo en la cola de mi mujer me hizo perder el momento justo en que los dos empezaron a besarse en medio de la pista, pronto lo que aparentemente era un baile comenzó a ser un frontal manoseo de parte y parte en plena pista más a nadie en la discoteca le interesaba lo que esa pareja hacía ya que otras incluso daban mayor espectáculo, a nadie excepto a mí, que con el corazón en la mano podía ver como aquel tipo se fajaba a mi esposa en medio de una pista de baile, ante el beneplácito de ella misma, que incluso pude divisar hacía lo propio con el paquete de su ex.
Tuve un reflejo inmediato de ir a detener aquella locura, pero me di cuenta que lo único que conseguiría era armar un escándalo en aquel local; tal vez incluso me vaya a los golpes con este tipo que ahora sobaba a mi esposa y llegado a ese punto cualquier cosa podría pasar; decidí no llegar bajo ningún punto a confrontarme físicamente con el tal Gustavo, ya que conociéndome sabía perfectamente el resultado de una pelea así y realmente me acobardé de las consecuencias.
Esperé hasta más de la 1 de la mañana, cuando salieron del local, iban abrazados hasta el auto de mi esposa; partieron y para bendición y sufrimiento mío, decidieron ir a nuestro departamento para terminar la noche. Esperé cándidamente durante más de 20 minutos poder ver que el ex de mi esposa bajar y así confirmar que nada más hubiera pasado, pero finalmente me di cuenta que las cosas y me decidí a entrar y confrontarlos, ahora ya pensaba que habrán pasado a mayores y de ser así, ya no había nada más que discutir; seguro nos liaremos a golpes y terminaremos en una comandancia, pero ya llegados a esos momentos nada me importaba.
Mis piernas temblaban cuando metí la llave en la puerta y casi sin hacer ruido ingresé, claramente se oía en la sala los jadeos que mi esposa estaba dando mientras que su ex se la repasaba. Estaba muy claro lo que estaban haciendo en ese momento, por lo que haciendo de tripas corazón ingresé al salón.
La imagen no pudo haber sido de lo más impactante, de espaldas a mi estaban mi esposa arrodillada sobre el sillón de la sala mirando hacia la ventana y la hermosa vista de la ciudad. Se encontraba desnuda, su ropa y sus zapatos se encontraban en el medio del salón y no pude ver sus pantys por lo que supuse no las había llevado toda la noche o se las había quitado durante en la discoteca. De pie justo detrás de mi esposa estaba su ex novio que igual desnudo casi completamente salvo por sus medias, sujetaba firmemente de las caderas de mi esposa mientras bombeaba rítmicamente su concha, haciéndola jadear vigorosamente cada vez que su amante le hundía toda la tranca en su concha.
Por un instante me quedé perplejo, sabía lo que iba a mirar y de antemano tenía noción de lo que ocurría desde que me decidí entrar, pero nada me preparó para el impacto. Primeramente tuve una sensación de envidia y fastidio que no me permitieron moverme, durante unos minutos no pude reaccionar con mis piernas o mi voz, únicamente mi verga daba muestras de vida y me enfrentaba a una fuerte erección al ver tremendo espectáculo. No sé cuánto tiempo hubiera podido estar así mirándolos follar, más solo el ver el fuerte orgasmo que Gustavo tenía y que seguramente inundaba el interior de mi esposa pudo hacer que reaccione.
Con que esto es lo que haces cuando salgo de viaje... - dije haciendo de tripas corazón, quería creer que no era cierta pero ahora la realidad me dio una bofetada que me hizo ver la claridad - ... revolcándote con otro...
Mi esposa se exaltó terriblemente, regresando su cuerpo para verme, mientras cubría su cuerpo con un almohadón de la sala. Su rostro de asombro, miedo y angustia me hizo ver que al menos tenía la decencia de saber que lo que había hecho no estaba bien, no el caso del hijo de perra de su ex, que todo tranquilo se sentó en el sillón tratando de ponerse rápidamente los pantalones, más sin ninguna expresión que me demuestre algún tipo de angustia o miedo, seguramente no sería la primera vez que le ocurría esta situación y por tanto estaba muy acostumbrado.
Felipe... - exclamó apenas mi esposa, sin aún creer lo que había sucedido y seguramente la mala suerte que tenía- ¿Qué haces aquí?
Encima de todo en nuestra propia casa... - dije para rematar la situación, una vez superada la envidia que sentía ya que ellos ya que habían follado como a mí no se me había ocurrido hacerlo antes.- Al menos pudiste ir a algún motel para que puedas revolcarte con tus amantes...
Noooo, no mi amor... espera... - comenzó lo que suponía sería una serie interminable de sollozos y súplicas - Déjame explicarte...
La frase más comúnmente utilizada en estos casos ahora me serviría para dar punto final a lo nuestro, a los buenos años que habíamos tenido y al esfuerzo de mi parte para que ella se enamore de mí, pero ya nada importaba en ese momento. Sabía que era injusto con ella, ya que no podía confirmar que me hubiera engañado antes, pero aprovechaba el saberme la víctima para poder evitar más explicaciones.
¿Quién carajos es este? - pese al impacto, guardé algo de compostura y me hice el sorprendido.
No mi amor... nadie... nadie...
Soy Gustavo - dijo el muy infeliz, una vez calzado los pantalones y recobrando algo de dignidad - El ex de Paulina... Tú debes ser Felipe.
¿Lo amas? - Pregunté a mi esposa, pasando de largo las palabras que el idiota aquel me había dicho, quería saberlo al menos de sus propias palabras, lo único que realmente importaba ya - ¿O acaso ha sido solo un revolcón?
Yo te amo a ti Felipe - me respondió al mismo instante que volvió su rostro a su amante y pude confirmar que eso lo que me decía era una mentira - Esto solo ha sido un error, no ha sido más que una equivocación...
Yo si te amo Paulina... - dije firmemente... - Pero creo que tú ya no a mi...
Noooo Nooo - dijo Paulina con desesperación - Déjame explicarte...
¿Qué vas a explicarme?... - finalicé mi reclamo ya con algo de enojo - Que me engañas y me has tenido como un cornudo, pero que al final si me amas... Que no me preocupe que solo fue sexo... Que este idiota no representa nada para ti o acaso que nos amas a los dos...
A mí no me metas... - dijo el muy hijo de perra, ya puesto el pantalón y ganando confianza - Y cuidado con lo que haces... que ella no está sola y no permitiré que te sobrepases con ella...
Cállate Gus... no empeores las cosas... -dijo mi esposa tratando de apaciguar las aguas.- Es mejor que te vayas... Nada tienes que hacer aquí...
Lárgate de aquí... -dije yo temiendo que las cosas puedan irse a los golpes, ya que con el cabreo que tenía podría terminar muy mal esa noche.
Felipe, por favor... - continuó hablándome ahora solo a mí, con enormes lagrimones saliendo de sus ojos, aferrada a la almohada pero aún sin levantarse del sillón - ... déjame que te explique...
Veo que ya tienes quien te defienda... Y no tienes nada que explicarme, aquí está claramente el que sobra soy yo... - dije finalmente y salí por la puerta de la casa dejándolos - Hagan lo que quieran... Te puedes quedar con él, ya veo que eso era lo que realmente siempre has querido y yo ya solo soy un estorbo para ti... Lo nuestro se terminó...
No Felipe... - fue lo último que escuche al salir.- No te vayas... espera...
Mientras caminaba pude sopesar todo lo que amaba a aquella infiel mujer, la amaba a pesar que era una traidora, pero sabía que ya no podía seguir a su lado, creo que mi orgullo me lo impedirían. Creo que en ese momento me lo comprendí, ella realmente no me amaba, apenas fui el sustituto hasta que su ex novio volviera, él era por quien ella realmente sentía amor.
Como aferrarme a algo que nunca fue, como podría obligarla a vivir con alguien con quien solo está por costumbre o lástima, eso era algo que no quería ni para ella ni para mí; así que decidí terminar con todo, marcharme sin volver atrás.
Bajé y me llamé a un taxi para que me lleve a un pequeño hotel cercano al aeropuerto; al siguiente día empezaría toda una nueva vida, estaba seguro que este trago amargo con el tiempo lo podré superar, más estoy seguro que jamás lo podré olvidar.