Ols – 2

...La escena termino con un fuerte portazo. Eliezer se giro hacia mí y me dedico una sonrisa...

Hola amigos, demore un poco más de lo que pensaba pero aquí estoy. Gracias por sus comentarios, sus criticas, sus valoraciones, sé que no soy uno de los mejores escritores pero trato de hacerlo, como siempre espero sus comentarios, cualquier crítica, háganme saber que les pareció, y buenos pues disfrútenlo.

Capítulo 2 – Something

Sebastián

Dolía, todo mi cuerpo dolía, llego un momento donde deje de mostrar resistencia, deje de mirar a mis atacantes y deje que el destino decidiera lo que sucedería conmigo. Sentía en mi cuerpo cada golpe, cada patada que me hacía retorcer de dolor, sentía un líquido tibio en ciertas partes de mi cara. Mis atacantes luego de lo que pudieron haber sido una hora, tomaron mi cartera, mi mochila y sólo oí como salieron corriendo de ahí.

Intente ponerme de pie pero una punzada de dolor me lo impidió, me arrastre por el suelo de la acera hasta llegar a lado de unos árboles que había por ahí, quise abrir los ojos pero el dolor no me dejaba. Mi respiración era acelerada, sino volvía pronto a casa se preocuparían pero luego recordé que quizá y nadie estuviera esperándome, me recargue sobre aquel árbol sintiendo millones de punzadas recorrer mi cuerpo, en ese momento volví a desear, como innumerables veces, que estuviera muerto.

La luz de la mañana me hizo abrir los ojos y darme cuenta de que me encontraba en un parque. La gente que pasaba por ahí y lograba verme lo hacía de una forma, quizá y, hostil, de desagrado o igual de preocupación. Como pude me levante de ahí y empecé a caminar con paso tambaleante.

-      Hijo ¿te encuentras bien? – me pregunto una mujer con la que me había cruzado, sus tibias manos rozaron mi piel y me hicieron sentir de una forma que no sabría explicar. Como pude le mostré una sonrisa y le respondí.

-      Si, no se preocupe. Muchas gracias.

La mujer se me quedo viendo con cara de preocupación, o por lo menos eso me dio a entender, se aparto de mi lado y seguí mi camino, cuando estuve un poco más alejado quise mirar hacia atrás pero preferí irme.

No tenía idea de donde estaba, o quizá sí pero no tenía ganas de mirar el nombre de la calle, lo fresco del día me decía que aun no pasaban del medio día. Seguí caminando, sintiéndome perdido, quería gritar, llorar, pero seguí caminando, aun cuando mis pies ya no pudieron y me llevaron al suelo. Me quede ahí, recargado en la pared, la gente que pasaba a mi lado me miraba extraño pero no me importo, cerré mis ojos y quise dejar de pensar. El aire fresco me refrescaba y aunque el dolor disminuía aun estaba presente. No tenía idea de cómo volvería solo quería descansar un poco. Pero en eso a lo lejos escuche que un auto se detenía, una persona se acerco a mí, su suave colonia embriago mi ser, no entendía pero sabía que conocía ese aroma, sus brazos me rodearon y me alzaron del suelo.

Esteban

Busque a Eliezer por el colegio, pero al parecer no había llegado a sus primeras horas de clase, lo había intentado localizar desde la tarde de ayer pero jamás me contesto el móvil, Erick me pregunto el porqué de mi insistencia de siempre salir entre cada clase, pero simplemente contesté que no me sentía bien.

Me sentía preocupado, ¿y si algo le había pasado?, me concentre en mis estudios, saque mi móvil con la esperanza de que quizá y un mensaje o algo apareciera pero no fue así, lo guarde y decidí que al final de clases iría a verlo.

Eliezer

Al llegar a casa, baje a Sebastián del asiento de atrás en brazos ya que se había quedado dormido, me costó un poco de trabajo abrir la puerta de la casa pero luego de varios intentos lo logre, al entrar me dirigí directamente a mi habitación, con mi pie empuje la puerta entreabierta dejando a su paso el aroma de mi colonia; suavemente deje a Sebas sobre la cama, me senté a su lado y me quede viéndolo, tenía un pequeño golpe cerca del labia, era el único que tenía en el rostro. Con cuidado empecé a quitarle la chaqueta y la playera que traía puesta ya que se encontraban un poco sucias, al hacer eso, su cuerpo me enseño los pequeños hematomas que cubrían si cuerpo.

Tenía que hacer algo, debía llevarlo a un hospital, me levante de la cama e iba a ir por una camisa para ponérsela y llevarme pero en ese momento rebullo en la cama, esto me hizo que volteara a verlo y aquella sensación como de nerviosismo empezó a recorrer mi cuerpo. Dormía delicadamente sobre mi cama, parecía un niño, esta idea me hizo sonreír, me gire para ir a mi armario y de él saque una camisa, volví con ella y con cuidado se la puse a Sebas, saque otra cobija y se lo abrigue con ella. Me volví a colocar a su lado, mientras lo veía me recosté, su suave piel, su cabello que con el sol tenia tonalidades cafés, tenía a aquel niño, aquel niño que provocaba sensaciones extrañas lo tenía en mi cama durmiendo. Mis ojos empezaron a cerrarse y no supe en qué momento me quede dormido.

Un sonido estrepitoso me hizo abrir los ojos, alguien tocaba frenéticamente la puerta y el timbre de la casa, molesto me levante de la cama y fui a encontrarme con la persona que hacia aquel sonido, al abrir la puerta me lleve la sorpresa de mi vida al encontrarme del otro lado a esa persona.

-      Esteban, ¿Qué haces aquí? – pregunte un poco consternado.

-      Vine a verte, estaba un poco preocupado, así que decidí…

-      Bueno, estoy bien, muchas gracias – iba a cerrar la puerta pero Esteban fue más rápido que yo. Sentí como era arrojado por la fuerza de la puerta que había sido abierta de nuevo con un simple empujón del brazo de Esteban - ¡Joder! ¿Qué demonios te ocurre?

-      ¿Qué?, ¿qué me pasa? Vengo a ver como estás y te comportas todo engreído, más bien a quien deberías hacerle esa pregunta es a ti mismo.

-      ¡Joder Esteban! Guarda silencio por favor.

-      No, ¿por qué? Yo hablo como se me dé la gana…

-      Sí, pero oye, no es momento ni lugar, así que te pediré que te marches.

-      ¿Por qué faltaste a la escuela?, ¿por qué no contestabas mis llamadas ni mensajes?...

-      ¿Es enserio?

Sebastián

Lo último que recordaba era que alguien me había levantado de la acera.

Abrí los ojos, el techo blanco de aquella habitación fue quien me recibió, me senté en la cama pero el dolor de mi cuerpo me hizo flaquear un poco, iba a revisarme pero me di cuenta que mi ropa había sido cambiada por una camisa, de aquella camisa emanaba el mismo aroma que traía la persona que me había llevado hasta ese lugar. Empecé a recorrer con mi mirada la habitación para buscar algo que me indicará de a quien le pertenecía, pero no había rastro de fotos que contestaran aquella duda.

Justo cuando decidí levantarme, un sonido estruendoso hizo que me sobresaltara, el sonido provenía de una de las habitaciones continuas. Los golpes ya no dolían tanto como en la mañana, salí de la habitación y me encontré con un pequeño pasillo, de aquel pasillo provenían voces, voces de hombres que, ¿discutían?, camine a paso lento para no provocar algún ruido. Cuando estuve más cerca, me percate de que las voces venían de la puerta de entrada.

-      No, ¿por qué? Yo hablo como se me dé la gana…

-      Sí, pero oye, no es momento ni lugar, así que te pediré que te marches.

-      ¿Por qué faltaste a la escuela?, ¿por qué no contestabas mis llamadas ni mensajes?...

-      ¿Es enserio?

Aquella voz, aquella voz la conocía, tenía que salir para comprobar.

-      Contesta, ¿Por qué…

Ambos me miraban atónitos, pero comprobaba mis sospechas, una de ellas era la persona que me gustaba y la otra era…

-      ¿Qué hace él aquí?

-      Es tiempo de que te vayas Esteban.

-      ¡Jajajajaja! Ya entiendo, entonces ¿él fue ahora tu “noche”?, ¿Por eso no llegaste al colegio? Jajajaja ¿otro estudiante Eliezer? Creo que lo tuyo es ser más que un profesor de Historia…

-      Cree lo que quieras imbécil, ¡dije que te fueras!

La escena termino con un fuerte portazo. Eliezer se giro hacia mí y me dedico una sonrisa.

-      Perdona, no tenías…

-      ¿A qué se refería con “fue tu noche”? – sabía lo que había significado pero quería comprobarlo.

-      A nada, palabras estúpidas que dijo, ¿cómo te sientes?

-      Aun duele pero ¿Por qué me recogiste? Digo ¿Por qué me trajiste a tu casa?

-      No podía dejarte allí, no en esas condiciones, perdón, igual y no debía, pero…

-      ¿Qué hora es? – era la segunda vez que no dejaba terminar sus oraciones, pero creo que tenía que salir de ahí lo más pronto posible.

-      Son las 2:37

-      ¡Joder! Debo irme… - en media hora tenía que entrar al trabajo y si no iba, igual y no pasaba nada, pero… Sentí como el brazo de Eliezer recorría mi cintura, eso me hizo sentir indefenso, haciéndome perder la marcha de mi carrera.

-      No puedes irte, no en esas condiciones – sentía su respiración en mi nuca, sentía una oleada electrizante recorrer mi cuerpo, sentía mi cuerpo desvanecer.

-      Pero, enserio necesito… - no podía decirle el motivo del porque tenía que irme.

-      Pero no puedo dejarte ir así, no por ahora.

-      Pero enserio debo…

-      Un maestro no puede dejar ir a su alumno si éste no se encuentra bien. Bueno, por lo menos come, tampoco puedo forzarte si no quieres ¿de acuerdo?

-      De acuerdo.

Lo cierto era, que en parte no quería irme de ese lugar.

Esteban

Me sentía furioso, había pasado un día, un puto día y ya tenía a otro en su cama. Entendía lo que había dicho, “sólo sexo”, pero simplemente había pasado un día. Saque mi móvil de mi mochila, envié un mensaje, espere cinco minutos y me enviaron el lugar de encuentro.

Me subí a mi auto y maneje hacia aquel lugar.

Eliezer

Me sentía un poco incomodo, la escena con Esteban me había dejado aquella sensación, jamás me había importado que la gente se enterara que tenia sexo casual, pero que Sebastián se enterara, me provocaba cierta incomodidad. Aun no entendía que era lo que este niño provocaba en mí, pero hasta el momento me empezaba a gustar cada vez más.

Sebas era una persona muy fuerte, o por lo menos esa era la impresión que me daba, pero en esos momentos era como un niño pequeño esperando que su padre le diera de comer. Estaba ahí sentado, indefenso, pude haber aprovechado esa oportunidad, pero mi cuerpo se contuvo; recordé la pregunta que Eliezer me había hecho, “¿él fue ahora tu “noche”?”, y pensé, tenía muchas oportunidades, pude haber hecho algo con mi estudiante, a pesar de las condiciones en las que Sebastián se encontraba, cuando despertara pude haber aprovechado que lo había recogido de aquel lugar donde lo encontré; esta era la primera vez que sentía repulsión hacia lo que más me gustaba, era la primera vez que la idea de satisfacerme no era lo que predominaba mis pensamientos, intente imaginarme a Sebas debajo de mi, pero no llego ni el más remoto impulso. Voltee a verlo, a través del marco de la pared que conectaba el comedor con la cocina, sentado ahí mientras observaba televisión cómodamente, verlo ahí provoco que sonriera inesperadamente. Saque dos platos de la alacena, serví un poco de comida y salí hacia el comedor.

-      Veo que te diviertes – dije una vez que llegue a su lado.

-      Lo siento, hace tiempo que no veía televisión, por lo visto ya ha cambiado un poco la programación.

Al decir eso dejo el mando sobre la mesa y tomo uno de los platos de sopa que había dejado sobre la mesa. Con la cuchara tomo una pequeña ración y con sus boca comenzó a soplar para enfriarla, aquella incomodidad que sentía, lentamente paso a convertirse en confort, yo también tome un poco de sopa con mi cuchara. Mientras veíamos la televisión comenzamos a platicar, a reírnos y criticar la programación que estaba pando, cambiábamos de canal cada cinco minutos, nos divertíamos, separamos aquella barrera de “estudiante-alumno” y éramos solo dos personas.

Cuando terminamos la comida aun seguíamos viendo la televisión, entre risa y risa pregunte algo, que no sabía porque lo pregunte pero lo hice.

-      ¿Por qué?, ¿Por qué estabas en ese lugar y en esas condiciones? – sentía que la había cagado, Sebas tardo un poco en hablar pero no respondió a la pregunta que le había formulado.

-      ¿Me podrías dejar hacer una llamada? – su pregunta la hizo con la cabeza agachada.

-      Claro, toma – y le di mi móvil – no tengo teléfono ya que no lo necesito pero puedes realizarla de aquí.

-      Gracias – pensé que se levantaría de la mesa y se iría a otro lado a hablar, pero se quedo ahí - ¿Hola, Víctor?, habla Sebastián…Si, perdón, sé que debía…Si, estoy bien, como en tres días iré…Si, igual y mañana voy y les cuento…Gracias, si por favor, avísale. Bueno nos vemos – y colgó, me paso mi celular y de nuevo se quedo callado pero esta ocasión me miraba - ¿puedo pedirte un favor?

-      Claro, dime.

-      ¿Me…me podría quedar, por un tiempo aquí? – al decir esto bajo de nuevo su cabeza y yo me quede con una sensación algo extraña.

-      Claro que puedes, pero hace rato estabas dispuesto a marcharte, ¿paso algo? Además, no has respondido mi pregunta de hace rato, y perdón si insisto, pero eta vez es una plática entre maestro-alumno – de nuevo no dijo nada, estuve a punto de dar el tema por terminado pero comenzó a explicarse.

-      Bueno, la razón por la que me encontraste así es…se podría decir que asaltaron.

-      Pero, ¿Por qué no me lo dijiste antes? Podríamos…

-      Porque no es la primera vez que lo hacen, pero esta ocasión, decidieron usarme como su costal.

-      Entonces, las personas con las que hablaste, ¿son tus familiares?

-      No, era mi jefe.

-      ¿Tu jefe?

-      Desde hace un tiempo trabajo, digamos que mi vida no ha sido la mejor, mi hermano mayor estaba envuelto en muchos problemas y un día decidió ir por un camino fácil y decidió vender droga, pero al final termino debiendo dinero. Aquellos sujetos iban a buscarlo, y mi hermano opto por desaparecer, entonces ellos empezaron a quitarnos el dinero hasta que mi madre se harto y decidió irse con su novio dejándome todo a mí, por eso trabajo, mi padre quien trabaja y vive en el extranjero es quien paga mis estudios, el casero donde vivíamos mi madre y yo me ha dejado un pequeño cuarto que es ahora donde vivo…Sé que no es una vida para un estudiante pero así me toco vivir…

Pude ver claramente como una lágrima surcaba su rostro. No dije nada, me levante y fui hacia él, me acuclille a su lado y lo rodee con mis brazos procurando no lastimarlo, Sebas recargo su cabeza en mi hombro y sentí como sus brazos pasaban por mi cintura. Me sentía feliz, si eso era lo que sentía en ese momento. Sentí como Sebas cerraba más sus brazos alrededor de mi cintura, y yo lo atraje más a mí.

Esteban

Mis vaivenes se volvieron lentos, pero aun así se sentía tan placentero y los gemidos de la persona que tenia debajo de mi me lo confirmaba. Mónica se apretaba las tetas con cana envestida que le daba, su cara me decía que mi trabajo estaba dando frutos, había pasado algo de tiempo desde la última vez que ambos estuvimos en la misma cama pero pareciera que era la primera vez.

Subí la velocidad de mis movimientos de cadera mientras ella subía el volumen de sus gemidos, sus manos comenzaron a apretarse sus tetas. Sentí venirme pero decidí sacarla de su ser. Mónica me miro y con su respiración entrecortada me dijo.

-      Acuéstate, ahora es mi turno.

No lo dude dos veces y así lo hice. Se levanto de la cama, tomo mi pene con sus manos para luego volverlo a metérselo en dentro de ella, la sensación de calor que su cuerpo emanaba hizo que mi cuerpo se erizara, la tome por la cintura mientras ella se inclinaba hacia adelante al momento que comenzaba a montarme. Cerré mis ojos y empecé a disfrutar la posición, mi pene recorría cada parte de su coño, mi respiración empezó a subir junto con sus gemidos, mis manos comenzaron a subir a por su cuerpo. Al abrí mis ojos y me sorprendí al ver a quien estaba enfrente de mí, las manos de Eliezer estaban siento encajadas en mi pecho, su cuerpo subía y bajaba con mi polla dentro.

-      Así que te gustan los estudiantes, bueno, pues este estudiante te hará saber que con él no se juega.

Levante un poco mi cadera y comencé a embestir aquel culo que me había encantado, mis manos bajaron de su cadera hasta sus nalgas, las cuales comencé a estrujar; podía oír como el sonido de mis huevos chocar con su culo amortiguado con los gemidos de Eliezer.

El placer era indescriptible, mi glande, rodeado por infinidades de líquidos, rompía y rozaba aquel culo. Seguramente, llegué a lugares que nunca nadie había llegado antes. Cada músculo de mi cuerpo, estaba tenso como una roca. Brillante por el sudor debido al cansancio de aquellos satisfactorios movimientos en donde mi polla tomaba un festín de placeres.

Él saltaba encajándose cada vez más mi polla, sus uñas pasaron de mi pecho a postrarse a mis oblicuos. Las embestidas era bestiales, oía decir mi nombre en cada gemido, lo que hizo que aumentara aun más la velocidad, sentía que explotaría y no me importo, sentía aquella sensación envolver mis bolas, un cosquilleo recorrió todo mi pene, y después de 3 minutos sentí como de mi glande salían aquel liquido espeso. Gemí de places, mi semen lo sentí envolver todas las paredes de su ano y escurrir por mi pene.

Se bajo de mi y fue a acostarse a mi lado, su brazo paso por mi cintura y pude escuchar como decía entrecortadamente que había sido lo mejor.

-      Te dije que de este estudiante nadie se ríe de él Eliezer.

Sebastián

Eliezer me dejo quedarme en su casa y me había permitido dormir en su recamara. No podía dormir, su aroma predominaba en cama, en su almohada, en su ropa. Todo eso me ponía nervioso.

Salí de la habitación y fui a la sala donde él se encontraba durmiendo, la televisión estaba encendida pero él dormía plácidamente en el sofá. Me quede observándolo, hacía tiempo que imaginaba algo así y aunque no era como lo pensaba de igual forma era mágico. Cuando supe que era casa de él me sentí feliz, Eliezer me gustaba, su forma de ser me había cautivado, sabía que no podía enamorarme solo por eso, pero lo había hecho. Quizá y no tenia oportunidad, así que estos días disfrutaría.

Me estire para darle un pequeño beso en los labios, al despegarme rebullo en lo bajo, sonreí victorioso ya que igual y esa era mi única oportunidad.