Ols (1)

...La escuela como el trabajo eran los lugares que me ayudaban a escapar de mi realidad...

Hola amigos, ¿Cómo están? Espero que bien, ha pasado algo de tiempo desde la última vez, les traigo algo nuevo. Como siempre espero que les guste, disfrútenlo, se aceptan cualquier crítica, díganme que les gusto, que le falta, que sobra, si les gusto o si no. Muchas gracias en verdad.

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Capitulo 1 – Expectation

Aun se veía oscuro a través de la ventana cuando desperté. Al girar mi cabeza mis ojos se encontraron con el rostro de un dios griego, tenía a mi lado a esa persona que todo el mundo decía que era inalcanzable, a la persona que las mujeres llamaban “el galán” del colegio, así es, tenía a mi lado al chavo más popular del colegio, esta noche había cumplido el sueño de millones de estudiantes, esta noche lo hice mío.

Tome mi teléfono que se encontraba sobre la cómoda, mire la hora y lo volví a colocar donde lo había encontrado. Volví a mirar aquel chico, mis ojos pasaron de su rosto hasta la parte iliaca que se asomaba entre las cobijas, la verdad le daba la razón al decir que era como un dios griego, sus facciones eran refinadas, su cuerpo escultural era producto de años de natación, de horas en el gimnasio y del rugby, a pesar de ser muy fornido, era muy delicado, la verdad era que había sido el mejor sexo que había tenido. Quede mirándolo como por unos 15 minutos más, y de un momento a otro despertó.

-      Hola…ya…ya es de día – dijo con somnolencia.

-      Hola, aun no amanece, es de madrugada.

-      ¿Qué hora es?

-      Son las 5:30. Oye, creo que tienes que irte – dije levantándome un poco de la cama.

-      ¿Pero?, profe…

-      Mira Esteban, no es por ser grosero, creo que es mejor así no les damos razones a la gente para que empice a hacerse ideas.

-      Bueno, en eso tiene razón – al levantarse de la cama, pude ver de nuevo aquel culo firme y respingón que se cargaba. Con tan solo verlo, se apodero de mi unas enormes ganas de morderlo – Bueno, nos vemos mañana, descanse – al decir esto beso mi frente de una manera suave, y aquella acción hizo que me incomodara un poco.

Recogió sus cosas, salió por la puerta de la habitación y al cabo de unos diez minutos oí la puerta de la calle cerrarse. Esta era la parte de la noche que no me gustaba, detestaba que la gente con la que tenia simplemente sexo casual, se hiciera a la idea de que con eso ya empezaríamos una relación, no me gustaba que se hicieran a esa idea ya que al final, yo, terminaba siendo el malo de la historia.

Cuando la alarma de mi celular sonó, la luz del día ya se asomaba por la ventana. Luego de que Esteban se fuera, no logre conciliar de nuevo el sueño, me la había pasado pensando en las posibles escenas que podría experimentar esta mañana en el colegio, porque siempre pasaba, uno les dice que simplemente fueron de una noche y ellos se enojan y te mandan al carajo, quizá el error más grande que cometí fue hacerlo con un estudiante. Si se enoja seguro que va con el director y si es así, perdería mi trabajo. Talle fuertemente mis ojos y me levante de la cama para dirigirme al baño con el sintiendo en mi abdomen, el semen seco de Esteban.

Fue un baño exprés, aun seguía pensando en las consecuencias que mis actos conllevarían, quizá y no me arrepiento de nada pero esta vez, estaba mi trabajo en juego y eso si que me dolería. Escogía mi ropa, me vestí y salí de la habitación, cogí un pequeño refrigerio, mis llaves, mis cosas y salí de casa con la idea de que quizá y hoy perdía mi trabajo; me monte a mi auto y emprendí la marcha hacia el colegio. Durante el trayecto recibí un mensaje de Esteban: “¡Buenos días!, nos vemos al rato”; aquel mensaje me hizo sentir rabia, no comprendía el porqué se hacían esas ideas, tampoco es que presuma de que la gente con la que me acuesto termine enamorada de mi pero, ¿Por qué?, ¿Por qué tenía que pasar eso siempre?

Mi nombre es Eliezer, tengo 24 años, mido 1.70, tengo el cabello castaño, mi piel es ni muy morena ni muy blanca y ojos oscuros, mi cuerpo esta fibrado ya que una persona hace tiempo me hizo entrar al gimnasio, y aunque ya no hago mucho ejercicio he sabido mantenerme. Soy maestro y como podrán ver, no creo en el amor, a más bien hace tiempo que deje de creer en él, si se puede coger sea mujer o sea hombre, para mi mejor, por eso me enoja que la gente se haga ideas luego de pasarla tan bien.

A pesar de todo, la infraestructura del colegio seguía causándome cierta admiración, siempre había creído que era escuela de película, sus amplios pasillos, sus tonalidades entre rojo y café, sus áreas verdes, pero lo que más me gustaba era su estructura, que desde lo lejos se mostraba imponente, y a pesar de ser escuela privada, el ambiente que se vivía a dentro era agradable. Hace un año, el director de la preparatoria a la cual asistí me invito a ser maestro de remplazo de la asignatura de Literatura, y hoy por hoy soy uno más en la sala de maestros, siendo Literatura, para grupos de nuevo ingreso, e Historia, para algunos grupos de ultimo año,  mis materias, es un trabajo un tanto agotador, pero tiene sus recompensas.

Al llegar, baje a toda prisa del auto, no quería encontrarme con Esteban, no por ahora, no quería un drama, quizá no por ahora, no quería que aquella una discusión arruinara por completo mi día. Tome mis cosas y me fui lo más rápido que pude al salón, pero para mi mala suerte, Esteban ya estaba afuera de éste esperándome.

-      ¡Hey! Eliezer – dijo levantando su mano en forma de saludo.

-      Joder, no me hables de “tú” aquí.

-      Oh si, perdone – dijo poniendo una media sonrisa.

-      Oye Esteban – tenía que hablar con él, pensaba hacerlo al final del día pero debido a las circunstancias entre más rápido mejor – sobre lo de ayer…

-      Lo sé, sé que no quiere que le diga a nadie y así lo hare…}

-      Si gracias, pero lo que tenía que decirte es que – los nervios comenzaron a apoderarse de mi – fue sólo sexo ¿de acuerdo? No quiero…

-      Mire para mí no fue sólo sexo, si usted lo quiere ver así adelante, pero le diré algo, desde hace tiempo usted me gusta, he tenido aventuras simplemente para llamar su atención y ayer lo conseguí, fue mío como yo fui de usted pero hare de todo para poder despertar de nuevo a su lado. Nos vemos… -  aquellas palabras no provocaron ni el menor sentimiento en mí.

-      Buenos días jóvenes, abran su libro en la página 76 lean para comentar en la clase en lo que yo tomo lista - Aquel grupo era uno de los grupos que más amaba, no sólo era porque era su maestro encargado, sino porque había alguien, alguien que simplemente con su presencia podía alegrar mis días sin importar lo que hubiera pasado.

-      ¡Buenos días! Profe disculpe, ¿me permite entrar? – dijo un joven con voz agitada de tanto correr.

-      Claro, pasa, aun no tomo lista – aquel joven era Sebastián, un estudiante destacado pero algo serio y que todos los días llegaba tarde.

-      Gracias - No estaba seguro de cómo explicar lo que aquella persona provocaba en mi, simplemente me gustaba lo que sentía, no podía quitar mi mirada de él, me sentía cómodo con su presencia.

Esteban

Sin duda alguna, había sido la mejor noche de mi vida. No podía sacar de mi cabeza todas las imágenes y sensaciones que había experimentado, recordaba el olor a su colonia envolver mi cuerpo, sus manos rozar mi piel, sus rudos besos, sentía su pene dentro de mí y sentía el mío dentro de él… Recordar esto hizo que una erección apareciera. Mis amigos me movieron varias veces, ya que según ellos, soñaba despierto, varias veces me llamaron la atención por no prestar atención pero no me importo, no tenía cabeza para nada, más que para Eliezer.

Vivía enamorado de aquel profesor desde que lo vi, a primera vista pensé que era un estudiante más pero después entro a mi grupo a dar Literatura y hoy por hoy es mi maestro de Historia.

¡Hola! Yo soy Esteban, tengo 19 años y estudio mi último año de prepa. Soy de piel clara, cabello oscuro y ojos marrones. Tengo un cuerpo escultural y no es por ser egocéntrico, desde pequeño me encantaba el deporte, inicie en natación que en la actualidad lo sigo practicando, una temporada en futbol, el rugby y horas en el gimnasio. Soy gay de closet, ya que únicamente lo saben mi mejor amigo, Erick, he tenido novias para salir desapercibido, pero nada se compara a un culo apretado. Yo todo lo que me propongo lo consigo, no importa que tan dura sea la lucha, yo alcanzare mi objetivo. No veo a Eliezer como un premio, pero las palabras que hace unas horas le dije no las dije porque si, en verdad iba en serio.

Luego de cuatro horas de clase acompañe a Erick por algo de comer, el me preguntaba que porque andaba distraído pero tan sólo le dije mentiras. La cafetería era el lugar que más me gustaba, tenía estilo de invernadero y se encontraba en uno de los patios del colegio, era un gran lugar para pasar el rato. Erick se acerco a ordenar lo que iría a comer mientras yo me dedique a observar. Ahí estaba, justo en el mismo lugar de siempre, casi por la entrada, tomando un café, empecé a caminar hacia él, pero alguien me detuvo…

-      ¡Esteban! Hola, ¿Cómo estás? – dijo Mónica parándose enfrente de mí y saludándome con un beso y dándome un abrazo muy efusivo. Mónica era una chava muy linda, de cabello castaño y piel tersa, y era uno de mis muchos romances que había tenido.

-      Muy bien y ¿tú? – dije para no sonar descortés y sin quitar mi mirada de Eliezer.

-      Oye, no sé, estaba pensando que quizá y podemos quedar… Ya sabes -  al decir esto sus manos comenzaron a juguetear en mi abdomen realizando pequeños círculos por encima de la playera. No quería ser grosero, pero no quería hablar con ella en ese momento, y justo antes de que abriera la boca Erick llego dándome una palmada en la espalda.

-      Ya Esteban, debemos irnos.

-      Bueno Mónica me dio mucho gusto saludarte, hablamos luego. Vamos Erick

-      Pero...oye…

-      Luego quedamos ¿vale? – aunque no se lo dije, estaba agradecido con Erick de que me sacara de ese momento. Justo cuando íbamos a llegar a donde se encontraba Eliezer, éste se levanto y salió de la cafetería, para cuando nosotros salimos, él ya se había ido. Me moleste un poco pero al final sabía que volvería a ver en el salón.

-      Oye, ¿en verdad quedaras con ella? – dijo Erick sacándome de mis pensamientos.

-      No lo sé, no quiero pero si insiste ¿qué se la va hacer?

-      Bueno…

El tono que empleo para decir esas palabras no me gusto, pero no le tome importancia, simplemente me dedique a seguir en mis pensamientos.

Eliezer

Antes de llegar a mi grupo, pase por el grupo de Sebas. Era extraño, me sentía con la necesidad de tener que verlo, no podía entender que era lo que sentía pero, era genial, me puse a pensar que era lo que podía estar sintiendo pero descarte cualquier posibilidad a la primera.

Mire por la ventana y lo vi, su piel morena clara brillaba por la luz que entraba haciendo que su cabello luciera pequeñas tonalidades cafés, era inigualable la sensación que ese joven provocaba y entonces me puse a pensar ¿Qué era lo que quería con aquel chico?... Pero no tuve respuesta a esa pregunta. Seguí mi camino hasta llegar a mi grupo, cuando llegue salude como de costumbre y me puse a trabajar.

Esteban

En mi mente me hacia millones de historias con Eliezer, pero la que mas destacaba era la de cómo podía hacer que fuera mi novio. Faltaba poco para que el ciclo escolar acabara, después de eso no seriamos más alumno profesor.

Luego de las dos horas libres, por fin tocaba Historia. Me acomode en mi asiento y luego de 10 minutos entro, la verdad era un hombre guapo que a más de una y a más de uno sacaba un suspiro, dejo sus cosas saco un libro y puso a dar su clase.

Sebastián

Algo que detestaba infinitamente era salir del colegio, ¿por qué? Porque el colegio me ayudaba a distraerme de mi verdadero mundo.

Al sonar la campana tome mis cosas y con desgana me despedí de mis amigos, salí del único lugar en donde podía ser yo mismo. Antes de salir mire hacia atrás esperando ver a alguien, pero no apareció.

Mi trabajo se encontraba algo cerca de la escuela, me era tedioso trabajar pero, debía hacerlo.

Me llamo Sebastián, tengo 17 años y estudio mi primer año de preparatoria y trabajo como mesero en un pequeño restaurante de la ciudad. Tengo piel morena algo clara, mis ojos son café oscuro, y mi cabello es oscuro pero en el sol muestra pequeñas tonalidades castañas. Soy algo delgado pero en forma, antes me gustaba hacer deporte pero ahora no tenía mucho tiempo. Ah omitía algo, soy gay, y creo que estoy enamorado de alguien del colegio.

Al llegar al trabajo todos me saludaron con una efusivo abrazo, como era cada día, fui a la parte de atrás para dejar mis cosas y cambiarme.

-      Has llegado – dijo una voz detrás de un casillero - ¿Cómo te fue? – al termino de esto se acerco a mí y me dio un ligero beso en la mejilla.

-      Muy bien y ¿a ti? – pregunte una vez que se separo de mi.

-      Bueno, ahí la llevo, la verdad, no me quejo… Bueno, debemos ir a trabajar.

-      Si, ahorita te alcanzo.

Aquella persona era Adrián, ahora era un amigo, pero hace un tiempo fue una persona muy importante para mí. Cuando salí el establecimiento ya tenía algo de gente, tome unas cartas e inicie con mi trabajo.

Había veces en las que me gustaba mi trabajo, otras en las que lo aborrecía, desearía que el dinero que aquí gano fuera mío pero, no es así. Me había comprometido con mis estudios ya que quería ser el mejor y conseguir mi carrera lo antes posible, en la escuela era alguien serio y dedicado, pero con mis amigos era otra cosa, aquí tenía que mostrar mi mejor cara a los comensales.

La escuela como el trabajo eran los lugares que me ayudaban a escapar de mi realidad. Mi realidad me había hecho alguien un tanto frio y temeroso, o por lo menos esa era la expectativa que daba, todos mis amigos me decían que tenían miedo de hablarme ya que siempre estaba callado en el salón pero que su idea de mi cambio cuando me conocieron mejor. No me importo la verdad, yo sé quién soy y porque soy así y si a alguien no le gusta esta en todo su derecho para irse. La verdad soy muy reservado, son mínimas las personas que saben mi situación actual y una de esas personas es Adrián, él, quizá y es la única personas que me conoce mejor y a pesar de todo, seguía apoyándome, había sido él quien me consiguió trabajo, es él quien me deja dormir en su casa cuando no quiero llegar a la mía. Por eso, Adrián seguía siendo alguien sumamente importante para mí.

Eliezer

Había llegado algo tarde a casa, unos colegas habíamos ido a celebrar el compromiso de una de las maestras del colegio, revise mi celular y me di cuenta que había cometido un error al darle mi teléfono a Esteban ya que tenía máximo unas 20 llamadas de él. Lo apague, lo deje sobre el comedor, me quite la camisa, los zapatos y los pantalones y me fui a la cama, sin importar que había sido un gran día.

Sebastián

Eran casi las once cuando terminamos cerramos el establecimiento, nos repartimos las tareas y Adrian y a mí nos toco lavar las mesas. Cuando terminamos, pasaban ya de las doce. Todos nos despedimos y cada quien fue por su lado, Adrian me acompaño a la mitad de mi camino ya que él vivía hacía el otro lado, me ofreció quedarme en su casa pero no acepte. Nos despedimos con un abrazo y un beso en la mejilla, él siguió su camino y yo él mío.

La calle se veía muy sola, una que otra persona pasaba a mi lado al igual que los carros. Seguí caminando, disfrutando de la fría noche y del silencio de la calle, hasta que escuche como si alguien me seguía, camine un poco más rápido pero los pasos de escuchaban algo más cerca. Doble, en una calle y mi sorpresa fue encontrarme a alguien delante de mí.

Eliezer

La luz de sol me despertó, aunque no tenía cruda me sentía muy cansado. Gire para buscar mi celular pero no lo encontré en el lugar donde siempre lo dejo, gire al otro lado y mi sorpresa fue que el reloj que había en la cómoda del otro lado de la cama marcaban casi 9:15 de la mañana. Salí de la cama hecho una bala y me fui directo a la ducha, de nuevo tome un baño exprés, al salir tome algo sencillo, me peine, tome mis cosas, mi celular y mis llaves y me fui a la escuela con dos horas de retraso.

Al llegar a la escuela ya empezaba la cuarta hora de clase, por lo que tenía dos estúpidas horas libres. Cheque mi entrada y me dirigí a la sala de maestros y justo antes de entrar una maestra me detiene para hablar conmigo.

-      Eliezer qué bueno que te encuentro, quería preguntarte ¿tú sabes algo acerca del joven Enciso?

-      ¿De Sebastián? No, ¿por?

-      Es que hoy no vino al colegio y ninguno de sus amigos lo ha visto.

Entonces Sebas no había venido a la escuela. Al inicio de curso había pedido tanto a la dirección como a los alumnos de que me proporcionaran su número telefónico, pero curiosamente el de Sebas era el único que no tenía, me quede pensando como si tuviera alguna idea de donde pudiera estar, aunque no sabía nada esa noticia me hiso preocuparme.

Luego de mis horas libres me fui a clase, pero aun seguía sintiendo aquella preocupación, oí que alguien me hablaba pero no hice caso entre a mi salón y me dedique a lo mío. Aunque me gustaba mi trabajo, sentía como si le faltara algo, pero no sabía qué.

Luego de dos horas de clase termino mi jornada laboral, había sido un día un tanto desperdiciado pero el trabajo era trabajo. Cheque mi salida, subí a mi auto y me fui a casa aun sintiendo aquella sensación.

Subí todo el volumen a la música intentando que con eso se fuera aquella sensación. Gire a la derecha, luego a la izquierda, perdiéndome en la música mientras sentía el aire entrar por la ventana, intentaba alejar mi mente y pensar en otra cosa pero algo me impidió hacerlo. Pare el auto, baje de él y me dirigí lentamente hacia lo que había llamado mi atención…