Olivia y Karen I

Ernesto observa a su prima como se da el lote con su amiga mientras se masturba.

Ernesto era un joven de 18 años el cual aún no había podido tener sexo con una chica debido a su timidez. Era bajito, físico normal y pelo muy corto. Solamente había dado un beso en su vida y fue porque su amiga estaba muy borracha.

Esa mañana, su hermana Karen había traído a su amiga, Olivia, de la cual estaba algo enamorado aunque no se había atrevido a confesarse. Ambas tenían 23 años y eran muy guapas, con una cintura bien delgada, piernas depiladas y sexys, con un culo bien prieto. Sus pechos eran algo grandes aunque los de Olivia eran más voluminosos, sobretodo al moverse. Mientras su prima tenía el pelo corto y rubio, la de su amiga era rojizo y largo recogido en dos trenzas. Ernesto se encontraba en su habitación ya que les había dicho que tenía sueño, era de noche. Fue a por agua por el calor del verano y cuando escuchó las voces, decidió no hacer ruido. Estaban hablando entre ellas.

—Pues si, no me gustó su actitud así que cortamos—comentaba Olivia bebiendo un refresco.

—No me extraña, oye, ¿os acostásteis?—preguntó con una mirada pícara.

—Si, aunque solamente un par de veces—contestó echando otro sorbo—pero bueno...

—¿Cómo la tenía?—se le dibujó una sonrisa.

—Pues...una cosa así—dijo imitando el tamaño con sus manos separadas.

—Nada mal...—pareció relamerse—y los huevos, ¿qué tal?.

—Pues bien, normales la verdad...pero solamente me la metió y sacó, nada de sexo oral, ¡el muy cabrón no quería comerme el coño porque tenía cuatro pelos de mierda!—explicó en un tono enfadado.

—¡Joder, que capullo!.

Continuaron un rato charlando y cuando se iba a marchar de nuevo a su cuarto vio que se quitaban la camiseta dejando esta a un lado, quedándose en bikini. Enchufaron el aire un rato y pudo ver el sudor recorrer todo su cuerpo. Aquello le provocó una dura erección.

—Dios...cómo estás...—su prima agarró las tetas de esta provocando un gemido ahogado.

—Mira que te gustan eh—no opuso resistencia alguna.

—Deja que las coma—propusó.

—Tu primo está en su cuarto y...—fue besada con dureza callando al momento.

Karen le quitó el pantalón y comenzó a introducir su mano en la braguita de su amiga. Ella se mordía el labio mientras sus pechos eran devorados y el coño le era masturbado.

—No aguanto más—dijo antes de desnudarse.

Ernesto pudo ver a Olivia completamente desnuda, y también a su prima quien no tardaría en desprenderse de sus ropajes también. El chico se bajó los pantalones cortos y calzoncillos hasta las rodillas dejando su gran polla erecta. Comenzó a sacudírsela mientras contemplaba aquel espectáculo.

Las caricias iban cayendo, Olivia se besaba con su amiga con gusto, saciando su apetito sexual mientras sus piernas se cruzaban en forma de tijeras, meneando sus caderas y frotando sus tetas la una con la otra. El chico aumentaba el ritmo, apretando los dientes y deseando correrse como nunca antes lo había hecho en la vida. Ver ambos coños depilados, húmedos y haciendo el ruido de una cascada hizo que este se viniera a los pocos minutos teniendo que poner la mano para no manchar el suelo y dejar prueba alguna mientras ocultaba su respiración jadeante. Recuperó el aliento y luego se fue al baño de arriba en silencio a limpiarse.

Por simple curiosidad regresó abajo a los pocos minutos. Y lo que vio le dejó sin palabras.

—Ruega—dijo su prima.

—Por favor, quiero tu polla—Olivia, de rodillas suplicaba por el pene de goma de su amiga el cual estaba en su cintura.

—Eres una puta...¿verdad?—ella asintió antes de recibir un golpe con esta.

En lugar de sobarse la mejilla, sonrió feliz. Abrió la boca lentamente, puso los ojos hacia arriba y dejó que su amiga penetrase su boca con suma facilidad.

—Si...venga...chupa este enorme falo...vamos...—Olivia succionaba como toda una profesional.

Ernesto se puso duro de nuevo.

—Me cago en la puta—pensó antes de volver a bajarse la ropa para masturbarse de nuevo.

Una vez bien lubricado, ella se puso en pompa ofreciendo su culo.

—Te voy a romper el puto culo—cuando fue a penetrarla, el sonido de unas llaves sonaron. Eran los padres de Karen que habían vuelto más temprano de lo previsto.

—Mierda—dijeron los tres antes de echar a correr para ocultarse. Ernesto logró entrar a su cuarto y dejar la puerta entornada para evitar sospechas. El corazón le iba a mil y su polla asomaba por su pantalón.

Se hizo el dormido y escuchó minutos después a sus tíos hablar con las chicas diciendo que mañana por la mañana se iban a ir unos días fuera dejando a los tres solos por lo que cuidarían de Ernesto.

—De acuerdo, cuidaré de él aunque ya tiene 18—dijo su prima.

—Bueno a la cama que mañana nos aguarda un día duro—dijo su tía.

Ernesto se la sacudiría antes de dormir. Sabía que podía ver aquel espectáculo de nuevo los días restantes, o esa era la idea.

Continuara....

Espero haberos sacado algo más que una sonrisa ;)