Olga, la más sumisa

Descripción de Olga, una atractiva pelirroja natural de 21 años

Esta es la descripción de Olga, la protagonista del relato titulado “Olga, la más sumisa”

Una atractiva pelirroja natural, joven, pues tiene 21 años, y que, por casualidad, conoce a Clara, que, al saber sobre ella, decide presentármela, para que la use como sumisa.

Olga se describe.

Soy Olga, tengo 21 años, vivo en Benalmádena (Málaga), con mis padres y una hermana.

Mi vida, en estos 21 años, no ha sido sencilla, por dos motivos:

  • No me gusta nada mi cuerpo, pues, soy pelirroja natural, estoy llena de pecas, y, además, tengo una mancha de nacimiento grande, en la espalda, que me causa, ciertos complejos, vivir en un sitio de playa, con mi cuerpo, no es fácil.
  • Tengo problemas graves de visión, por dos accidentes que he tenido en mi vida. A los 6 años, me dieron, por error, un balonazo en un ojo, me tuvieron que operar, pero, al final, perdí la visión, total, de ese ojo. Y, a los 18 años, un accidente de tráfico, iba en el coche de una amiga, aparte de romperme una pierna, me afectó al ojo bueno, como consecuencia, estuve cerca de un año, sin poder ver nada, he recuperado apenas un 40% de la visión, que es la única que tengo.

Como consecuencia de mis problemas de visión, no puedo conducir, y, tampoco he estudiado nada, pues, a raíz de no ver, me agarré una depresión, que me impedía concentrarme en estudiar, así que, tuve que dejar de estudiar.

La zona en la que vivo, es territorio de narcotráfico, con muchas mafias de Reino Unido e Irlanda, que se matan entre ellos, literalmente, por el control de la droga.

Siempre me ha llamado la atención, ese mundo, mi sueño era, hasta que di con Clara y con Alfonso, encontrar un narco, que me aceptara, tal y como soy, con mi físico, e irme con él, a vivir la vida, sin importarme las consecuencias que pudiera tener.

Con mis padres, la relación, ha tenido sus altibajos, con la depresión, tras el accidente de tráfico, estaba en el peor momento, con discusiones frecuentes, cada vez tenía más ganas de irme de casa, estaba esperando, la oportunidad perfecta, para salir de ahí, e irme a otro sitio.

Con mi hermana, no me llevaba mal del todo, pero, al ser algo más pequeña que yo, tenía su propio grupo de amigas, algo de lo que yo, carecía por completo, así es que, me sentía un poco, aislada del mundo.

Los hombres, en su mayoría, pasaban de mí, al parecer, las pelirrojas, sí que gustan, pero, al ver la mancha, se echaban para atrás, quizás, mi carácter, tampoco ayuda demasiado.

Mi forma de vestir, es, generalmente, de negro, tapando la espalda, siempre que se puede, para que, la mancha, no se me vea.

La playa y yo, no nos llevamos nada bien, voy, cuando no hay más remedio, muchas veces, forzada por mis padres, o, convencida por alguna amiga, pero, ya digo, no me gusta nada, mostrar mi cuerpo, me siento humillada, y, blanco de todas las miradas.

Antes de la depresión, me cuidaba algo más, incluso hacía algo de deporte, pero, al estar, cerca de un año, a ciegas, incluso tuve que aprender a usar un bastón blanco, para orientarme, pues, simplemente, el deporte, acabó para mí, y, dejé de cuidarme.

Sinceramente, necesitaba un cambio en mi vida, era urgente, y, por pura casualidad, lo encontré, gracias a Clara, Alfonso, y, como veréis, si

leéis

la historia, a una hamburguesa...

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