Olga, la más sumisa 1

Primera parte, del relato de Olga, en el que conoce a Clara.

Este es el primer capítulo de la historia de Olga, una atractiva pelirroja, con una vida, triste, que, al conocernos a Clara y a mí, comienza a disfrutar algo más, de la vida.

Olga, narra su historia

En Benalmádena, haciendo cola para pedir la comida, en una hamburguesería

Habitualmente, me toca comer sola, pues mis padres trabajan y, mi hermana, come con sus amigas, al salir del instituto.

Ese día, en el que todo empezó a cambiar, decidí que me apetecía comerme un menú de hamburguesa, comida rápida, quizás, no lo más sano, pero sí, lo más cómodo, y, también rico.

Salí de casa, y fui, caminando, hasta la hamburguesería, eran las 14:30, la hora de comer; llevaba una camiseta y un pantalón corto, ambos negros, y, unas botas, altas, un poco góticas, a modo de calzado.

Se me veían las pecas de los brazos y las piernas, y, por supuesto, las de mi cara.

Llegué a la hamburguesería, y, al ver que había cola, pregunté por el último, para ponerme detrás, y, hacer la cola, hasta que llegara mi turno.

Resultó que, la última de la cola, antes de que llegara yo, era una chica rubia, bajita, pero muy guapa, que, dijo que ella era la última.

Al verme, se dio cuenta, de mi físico, y, me dijo, Clara, que así se llamaba la chica, lo siguiente:

Clara:” Veo que eres pelirroja natural, y, bastante pecosa, si no tienes pareja, ni a nadie con quien comer, podríamos comer juntas, y, hablamos, creo que tengo una propuesta para ti”

Yo: “Vale, me parece bien, mejor que comer sola, ya es, además, me dejas con la intriga de la propuesta, así que, venga, vale, comamos juntas”

Llegó nuestro turno, Clara, pidió por las dos, y, pagó ella la comida; pasamos a una de las mesas de la hamburguesería, y, nos sentamos, para comer y, también, para hablar.

Yo: “Pues, Clara, tú dirás, ¿En qué consiste la propuesta que quieres hacerme?

Clara: “Verás, Olga, yo vivo en Marbella, con Alfonso, un abogado penalista, que, además, es Amo BDSM, es muy sádico y muy extremo, le encantan las mujeres pelirrojas naturales y con muchas pecas, como tú, estoy convencida de que le encantaría conocerte”

Yo (Sorprendida porque Clara hablara así, de BDSM, en público): “Me parece buena idea, yo, necesito salir de mi casa, no me siento nada a gusto, en el ambiente en el que estoy, así que, por probar, no pierdo nada, la verdad”

Clara: “Bien, me gustaría hacerte antes, una pequeña prueba, para ver, si realmente vales o no, para no cagarla con Alfonso, ¿Podríamos ir a tu casa, al acabar de comer?

Yo: “No me parece buena idea, en mi casa, puede haber gente, que se

sorprenda

de tu presencia”

Yo: “Hay también algo importante sobre mí, supongo que se nota, pero, soy medio ciega, solo veo por un ojo, no sé, si eso es importante”

Clara: “En ese caso, no hay problema, vamos a una habitación de hotel, y, allí, hacemos la prueba, yo me encargo de todo; por tus ojos, ni te preocupes, créeme, que no puedas casi ver, no es algo importante para Alfonso”

Clara, hizo un par de llamadas, y, cuando acabó, me dijo que ya estaba todo organizado, así que, acabamos la comida, y, fuimos, hasta el coche de Clara.

Agarramos su coche, y fuimos hasta un discreto hotel, en el que, Clara aparcó el coche, en el parking.

En el hotel, con Clara

Nos bajamos del coche, llegamos a la recepción del hotel, y, la recepcionista, tras saludar a Clara, se notaba que se conocían bien, le dio una tarjeta-llave, para poder entrar en una de las habitaciones del hotel.

En el ascensor, mientras subíamos, Clara, me explicó que el hotel, era propiedad de uno de los narcos, para los que, Alfonso, trabajaba como abogado, por lo que le habían hecho el favor, de dejarle la habitación.

Llegamos a la habitación, no estaba mal, una cama grande de matrimonio, una tv, una pequeña terraza, y, el baño.

Nada más llegar, Clara, me agarró por detrás, con suavidad, por la cintura, y, me dio un beso en los labios, mi coño, empezó a chorrear, eso, no me lo esperaba, pero, me gustó mucho.

Después, Clara, me pidió que me desnudara por completo, y, si no lo hacía, lo iba a hacer ella misma, cosa que, tampoco me hubiera importado, pero, decidí, desnudarme, yo sola.

Me quité la camiseta, dejando, al descubierto, mi manchada espalda, en ese momento, Clara, me detuvo, y, claro está, me preguntó por mi mancha.

Clara: “Veo que tienes una mancha de nacimiento enorme, en la espalda, ¿Cómo te llevas con ella?”

Yo: “La verdad, fatal, la odio, no me gusta nada, me siento humillada, cuando, en la playa, o, por la ropa, se me ve o la tengo que mostrar”

Clara asintió, y, tras hacerme varias fotos, con una cámara, que sacó del bolso, me dejó seguir desnudándome, aunque, por supuesto, antes, me la estuvo tocando y sobando, supongo que, tendría curiosidad, por ver

cómo

era.

Una vez ya desnuda por completo, Clara, vio mi coño, lleno de pelo rojo, me metió un dedo en él, otro en mi culo, yo, gemí de placer, estaba disfrutando.

También, me sobó las tetas, mis pezones, se pusieron duros, por la excitación.

Por último, Clara, me hizo un

book

de fotos, casi me sentía una modelo, aunque fuera de desnudos.

Por primera vez, no me sentía humillada, al mostrar mi cuerpo, a pesar de todo, lo

que,

en él, hay.

Finalmente, Clara, me dio otro beso en la boca, y, me dijo que, ya me podía vestir otra vez.

Yo pensaba, y, de hecho, deseaba, que, Clara, me iba a follar, ahí mismo, aprovechando la cama, pero, no hubo suerte, y, eso, para mi desgracia, no pasó.

Pasamos por recepción, Clara, dejó la tarjeta/llave, se despidió de la chica de recepción, agarramos su coche, y, me volvió a dejar, a la altura de la hamburguesería, para volver a mi casa.

Quedé con Clara en que, si Alfonso daba moco verde (literalmente, así me lo dijo Clara), a que me hiciera, Él mismo, una prueba, me avisaría, por ello, nos dimos nuestros números de

Whatsapp

.

Al día siguiente, en mi casa, por la mañana

Debido a mis problemas de visión, utilizo un móvil, adaptado a ciegos, así que, estaba desayunando, cuando, me sonó.

Era Clara, ya tenía una respuesta para mí, quería verme, para desayunar, y, contarme.

Yo le dije que sí, así que, como Clara, ya estaba en Benalmádena, me vestí a toda prisa, dejando mi desayuno aparcado, y, fui al sitio, en el que, Clara, me estaba esperando, para desayunar, y, contarme lo que había pasado, la decisión de Alfonso.

Lo que pasó con Clara, y, la decisión de Alfonso, os lo contaré, en el próximo capítulo de la historia.

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