Olga

Como en un viaje de diversión el alcohol y las drogas hacen que una niña pudorosa se convierta en una verdadera puta.

OLGA

Hola a todos. Sobra decir que disfrute mucho haciendo este relato para que todos los lectores lo disfruten mucho más. Y sin mayor preámbulos vamos a la narración.

Todo comienza en el mes de octubre de 2000. En la ciudad donde vivo, San Luis Potosí, México; es común que en éste mes los estudiantes de nivel superior hagan viajes al estado vecino de Guanajuato con el fin de asistir al Festival Cervantino que se lleva a cabo en la capital de la localidad mencionada. En la escuela donde estudio, específicamente en mi clase, hay una chica escultural de nombre Olga. Es una joven hermosísima, mide alrededor de 1.75, de ojos verdes y un rostro de niña que edificaría al mismo demonio; es delgada y de piernas largas y bien torneadas, de tez blanca y unas tetas pequeñas pero muy bien puestas. Pero lo que sobresale en ella es el magnifico culito que tiene, ese que mueve tan altivo cuando camina y se respinga orgulloso cuando inclina el cuerpo al recargarse. Sin duda un trasero que incita a la masturbación.

La mayoría de mi clase iríamos ese fin de semana al Festival en Guanajuato, en medio del ajetreo para planear el viaje me percaté que el nombre de Olga no estaba en la lista y pronto la cuestione sobre tal hecho; de antemano sabía que ella procedía de una familia acomodada, pero su respuesta me sorprendió:

Es que nunca he viajado en autobús, si mis papás se enteraran me matarían.

Su respuesta me dejó perplejo, pues su familia era tan modosa y apretada que no le permitían hacer un simple viaje en autobús. Sin perder tiempo me dediqué a tratar de convencerla y después de insistir por más de una hora, ella aceptó, pero aún quedaba el hecho de convencer a su familia. Esto se veía mucho más difícil, por lo que elaboramos un plan para engañarlos, al hacerles creer que estaríamos haciendo un trabajo durante todo el fin de semana.

Por fin llegó el fin de semana y mi grupo se dirigió en autobús hacia la ciudad de Guanajuato, donde es conocido que durante el tiempo que dura el festival la ciudad se convierte en un torrente de alcohol, drogas y depravación. Por fin llegamos al lugar, en las calles una marea de gente hacia imposible circular en autobús, por lo cual éste se quedó en las afueras de la ciudad y nosotros ingresamos caminando. Cuando arribamos al lugar serían como las 3 de la tarde, Olga estaba un poco consternada, pues toda aquella gente y perturbación en la calle la ponían nerviosa, yo me sentí un poco responsable por lo que la estuve cuidando un buen rato.

Cuando el reloj marcaba las 7 de la noche mi cuerpo pedía a gritos un poco de alcohol, por lo que intenté separarme de Olga, pero ella se encontraba bastante amedrentada y decidió continuar conmigo pese a las advertencias de que en pocas horas estaríamos borrachos. En pocos minutos me encontraba con mis amigos más cercanos, los cuales sacaron varias botellas de tequila. En un par de horas estábamos bastante ebrios. De un momento a otro el ambiente en la calle se tensó por un operativo de seguridad que se ejecutaba, por lo que mis amigos, Olga y yo decidimos regresar al autobús, sería entonces como la 1 de la madrugada. El Camión se encontraba en las vías abandonadas fuera de la ciudad, cuando regresamos nadie más estaba allí, pues era muy temprano; mientras tanto mis amigos y yo decidimos divertirnos un poco más y procedimos a elaborar sendos cigarros de marihuana.

En ese momento con el alcohol que traíamos dentro no nos importo que estuviera Olga y comenzamos la quema mientras la chica preguntaba:

¿Porqué preparan sus propios cigarros y no simplemente compran un paquete?

Todos nos quedamos sorprendido y yo le expliqué lo que pasaba. Olga no dijo nada pero se comenzó a ruborizar y a poner cara de miedo mientras mi amigo Jorge se ofrecía a prepararle uno, pero Olga lo rechazó.

Estuvimos así cerca de una hora cuando el rostro de Olga reflejaba marcadamente el aburrimiento. En ese momento le ofrecimos algo de tequila, pero cuando lo probó lo rechazó por ser muy fuerte y prefirió tomar una cerveza. Al cabo de unos minutos miré sorprendido que Olga estaba ya en su tercer bebida y pensando que ya habría hecho un poco de efecto le ofrecí de mi tercer cigarro de "hierba" y tras insistirle un poco aceptó de mala gana. La primer fumada la hizo toser un poco pero lo repitió 3 o 4 veces, esto la animo y al poco rato se sentía en total confianza.

Después de estar tomando por algunas horas mi vejiga comenzó a forzar para liberar presión, por lo que salí del autobús para buscar algún lugar donde orinar. Al regresar después de aproximadamente 10 minutos Olga no se encontraba, por lo que pregunté a mis amigos por ella y éstos maliciosamente me respondieron que había ido a orinar. En el momento pensé que alguno habría tratado de propasarse y ella se había marchado por lo que decidí buscarla.

Cuando salí del camión comencé preocupado a buscar en los alrededores, pues yo era el responsable de que ella estuviera en esa situación. Cuando estaba por salir a la ciudad para buscarla escuche un ruido extraño que llamó mi atención, era como una manguera vaciándose. Sigilosamente me acerqué hasta el matorral de donde procedía el ruido y cuidadosamente abrí las ramas para ver lo que producía ese sonido. Mis ojos casi se salen de su órbita cuando por fin la vi, era Olga, estaba en cuclillas con los jeans hasta los tobillos y su pequeña tanguita un poco más arriba con la que jugueteaba excitantemente.

La excitante orina había dejado de fluir y ella, tambaleándose, buscaba apuradamente algo en su bolsillo, del que sacó un trozo de papel para limpiar los deshechos de su cuerpo. Cuando ya había secado su puchita, de la que por cierto solo distinguía la vellosidad que la cubría, trato de incorporarse y cayó de bruces sobre su propia orina, intentó ponerse de pie pero volvió a caer.

Ahí estaba Olga, mostrándome frontalmente su hermoso culo, paradito y apretadito, mientras inconscientemente mi mano derecha sacó de mi pantalón mi verga dura como piedra y comenzó a masajearla a placer.

Olga intentó levantarse otra vez pero de nueva cuenta fracasó, mientras su espectacular trasero me ofrecía una vista inimaginable. De nueva cuenta intentó levantarse, esta vez casi lo logró, pero al estar casi parada cayó, solo que en esta ocasión el golpe fue mayor y al llegar al piso comenzó a llorar. Cuando escuché su llanto me preocupe, pues el golpe había sido realmente duro, y sin titubear me dirigí hacía donde se encontraba. Cuando llegué hasta ella la tomé de los hombros y acaricie su cabeza como consolándola mientras preguntaba si se encontraba bien, pero no hubo respuesta. Pensé que no podía hablar por el golpe, así que la abracé y la tuve así por poco más de 5 minutos.

Pasado un poco de tiempo volví a preguntar si se encontraba bien y la respuesta fue la misma. Con mayor fuerza y dureza en mi voz volví a preguntarle si estaba bien y esta vez la respuesta fue otra, se trataba de un ligero y dulce quejido, como de placer. Fue entonces cuando mire hacía abajó y vi que Olga estaba tocando vigorosamente su panocha, la cual aún se encontraba al aire libre. En ese momento coloqué mi mano en su mentón y levemente subí su rostro, la visión fue impactante, pues se mordía los labios mientras veía fijamente mi tranca semi flácida, la que es encontraba a unos pocos centímetros de su boca. Ahora recordaba que la prisa por ayudar a Olga evitó que ocultara mi verga.

La visión de Olga masturbándose y viendo mi verga a unos 5 centímetros de su boca comenzó a poner mi tranca tan dura como antes. Cada vez que veía como Olga se daba placer mi verga iba incrementando su tamaño, hasta que al alcanzar su máxima corpulencia, el glande se introdujo en la boca de Olga, quien lo tocaba bruscamente con la lengua.

En ese momento me encontraba tan cachondo que comencé a bombear sobre la boca de Olga, quien a cada arremetida de mi pene abría la boca y soltaba ligeros quejidos, mientras con mi mano derecha comencé a subir su playera hasta dejar al descubierto sus pequeñas tetas, las cuales estaban coronadas con unos impresionantes pezones rosados y rugosos; en tanto mi mano izquierda ayudaba a Olga a acariciarse la vagina, que para entonces se encontraba totalmente mojada y escurriendo jugos que llegaban hasta las rodillas.

Mal había metido dos dedos en la concha de Olga cuando mi verga comenzó a soltar chorros de leche en su boca, Olga tosió y pronto se sacó mi tranca de la boca con lo que terminé de vaciarme en su carita de muñequita. Fue sorprendente como a pesar de la tremenda vaciada que tuve mi verga no perdió tamaño, por lo que me dedique a frotar mi pene contra las tetitas de Olga, lo que duró relativamente poco, pues su pucha peluda me incitó a deleitarme con sus néctares virginales.

Después de 10 minutos de lamer su concha, mi verga comenzó a doler, por lo que decidí empezar con la cogida. Puse a Olga totalmente de espaldas, levanté sus piernas a la altura de mis antebrazos, coloqué la cabeza de la verga a la entrada de su vagina y comencé a empujar; parecía que tenía mantequilla en la panocha, pues mi verga entró sin ninguna dificultad.

A cada bombeada que daba, Olga gemía increíblemente. La penetré aproximadamente por 20 minutos cuando decidí ponerla a cuatro patas para cogerla de perrito, pero la borrachera que traía le impedía sostenerse, por lo que la recosté boca a bajo y volví a empezar el bombeo. Después de 5 minutos de follada continua, el agujero de su culo comenzó a excitarme, hasta que decidí sacar la verga de su pucha para introducirla lentamente en su culo.

Coloqué la cabeza de la verga en su ano y empujé fuertemente, pero solo entró el glande, al segundo empujón no conseguí nada, hasta que al tercero empujé con coraje y se lo metí hasta el fondo. La sensación era deliciosa, se sentía tan apretado que apenas me pude contener para no vaciarme. Pese a lo que había imaginado, Olga jamás gritó, se limitaba a gemir, aunque algunas veces mucho más fuerte que otras. Después de un poco menos de 10 minutos bombeando su increíble culo y sintiendo como mis testículos golpeaban inmisericordes esas nalgas que tanto había deseado, comencé a vaciarme. Pronto saqué la verga de su ano y la introduje a su concha, no se cuantos chorros de leche le vacié en el ano y cuantos en la panocha, pero cuando terminé los dos quedaron chorreando leche.

Después de 20 minutos de estar abrazándonos, comencé a vestir a Olga y nos fuimos hacia el autobús. Cuando regresamos a nuestra ciudad al día siguiente hablamos y acordamos que solo había sido un momento de cachondes, por lo que seguimos tratándonos, pero solo como amigos.

Espero que les haya gustado este relato, quienquiera puede escribirme a Tony_arge@hotmail.com donde con gusto aceptaré comentarios, criticas u opiniones.