Olga, casada y solo quiere sexo
A veces las mujeres quieren solo y exclusivamente sexo, nada de tener lios, sentimientos o cualquier cosa que no sea sexo puro y duro, y este es el caso de una mujer. Es real. Todo el mundo es real, pero a veces lo real puede parecer una fantasía. Lastima, yo lo he vivido así.
Contacte a través de la página de contactos sexuales que suelo frecuentar y que no es un engaño como otras, y además es gratis, con una mujer casada, no por nada, sino porque ella decía claramente lo que quería, y era solo sexo. Sin más complicaciones ni más cosas.
Le mande unos mensajes y cuando ella quiso, quedamos.
Al ser casada, ya se sabe lo que pasa, que no tiene todo el tiempo del mundo, por tanto, el encuentro sería un sábado por la mañana, que su marido trabajaba.
Quedamos en un hotel de su ciudad, que también era la mía en ese momento, estoy hablando del año dos mil quince. A ella la llamaré Olga, aunque no es su nombre real.
Tiene menos años que yo, exactamente trece años, pero ella quería ante todo sexo del bueno y sobre todo que no se agotarán rápidamente, porque ya había tenido varios encuentros con otros hombres de distintas edades a la mía, y aunque todos decimos que se aguanta no es lo mismo hasta que llega el momento de hacerlo y demostrarlo, por tanto, le di mis antecedentes como amante de mujeres casadas y por eso acepto. No es que sea necesario un currículo detallado, pero siempre ayuda a saber lo que das, sin tener que encontrarte con que no es lo que esperaban.
Nos vimos por separado en la entrada del hotel, aunque yo había reservado ya la habitación, por lo que subimos en el ascensor y como ella llevaba una minifalda negra con una blusa roja, pues la verdad, me apetecía saber realmente lo excitada que venía al encuentro, por eso juntamos nuestros labios mientras mi mano iba directamente dentro de su minifalda, encontrando mis dedos que no había ninguna tela que impidiera tocar sus otros labios, por ello le hice un buen masaje de mis dedos contra su clítoris aunque a veces metía un par de ellos dentro de ella para estimularla más. Creo que me pasé porque ella no paraba de gemir mientras nuestras lenguas jugaban dentro de su boca.
Cuando llegamos a la planta en donde estaba nuestra habitación, nos comportamos como dos adultos, ya que había huéspedes que iban camino del ascensor.
Entramos en la habitación, Olga primero y luego yo, cerrando la puerta y tras hacer eso, fui directo a ella, le subí la mini hasta la cintura, le desabroché los botones de su blusa para estrujar con mis manos sus tetas que estaban escondidas en su sujetador. La desvestí de cintura para arriba y la tiré en la cama de la habitación. Me arrodille y me di un banquete con mi boca en sus labios mojados e hinchados y mordisquee su clítoris hasta que no aguanto más y tuvo su primer o creo que era el primer orgasmo de la mañana.
Mientras ella convulsionaba de su orgasmo brutal, yo me quite toda mi ropa, pantalón, camiseta, zapatos y le abrí de nuevo las piernas, pero no entré en ella como hubiera sido lo lógico, sino que me puse encima de su pecho y le di a probar lo que ya tenía bastante duro y erguido y no se hizo esperar, tanto que se lo trago de un solo movimiento hasta que su nariz toco mi zona púbica depilada. Me hizo una gran garganta profunda tanto que cuando acabo de hacerla la tenía llena de babas y de saliva de lo que había estado entrando en su boca.
Me tumbe y le dije que me cabalgará a su antojo, que luego la follaría fuertemente yo, por eso Olga se subió, se tragó literalmente toda mi polla y empezó a cabalgar fuerte y enérgicamente, tanto que sus tetas bailaban con cada movimiento suyo y así encadeno varios orgasmos suyos, pero sabía que yo seguía duro, erecto y empalmado dentro de ella, y sin condón. Me dijo que, si llegaba a tener ganas, que me lo pusiera, porque no tomaba ningún anticonceptivo y no era cuestión de tener problemas por un buen polvazo, por lo que yo le enseñe los condones que había traído, pero todavía no tenía ganas, eso sí, que siguiera montándome, que eso si es placer.
Le pellizque sus pezones, fuertemente y a Olga le ponía muy excitada eso, como también que con dos dedos míos se los fuera metiendo y sacando de su culo, por lo que en uno de los movimientos míos de incorporarme le metí tres dedos, total, si le entraba uno fácilmente y dos la ponían muy perra, pues tres le encantaría, además quería abrirle bien su ano para así luego follarla por ahí, pero sería lo último.
Cuando note que ya estaba cansada de tanto cabalgarme fue cuando la tiré sobre el colchón y poniéndola tumbada boca abajo, abrí sus piernas y entre dentro de ella, así con esa postura podría destrozar su coño mientras entraba y salía, bueno, mientras me dejaba caer encima de su culo y salía lentamente. Si, me gusta hacer eso, salir lentamente y luego dejarme caer de golpe contra la mujer, así sienten mejor y su orgasmo vuelve a brotar de su interior.
Estuve cayendo fuerte en su culo un buen rato, hasta que tenía ganas de llenarla de mi líquido, pero me salí de ella, me fui a donde tenía su cabeza, le agarre de su melena con una mano, metí mi pene dentro de su boca y con la otra mano agarre de su nuca y le folle la boca hasta llenarle la boca de mi semen caliente, que trago y bastante por ser mi primera corrida.
Se trago todo, no dejo nada, es más me relamió bastante toda mi herramienta para ponerla de nuevo en acción y cuando ya vio que estaba preparada, se levantó y me pidió que empotrará contra la pared, pero lo que hice fue otra cosa. La lleve al cuarto de baño, al estar ella todavía con la mini en su cintura, se lo quite de un tirón, bajando toda su cadera y piernas. Nos metimos dentro del plato de ducha. Pulse el botón para que saliera el agua de parte de arriba y en cascada bajaba por las paredes, por lo que le puse sus manos para que se agarrase bien. Agarre con mis manos su cadera. Apunte entre sus cachetes del culo, y de un empujón entre dentro de su coño que estaba totalmente encharcado de sus orgasmos, y empecé a empujar fuertemente, salí lento, y empujaba fuerte, enérgicamente, tanto que con unos cuantos más empujones ella volvió a tener otro orgasmo, pero yo seguía, me daba igual que tuviera otro y otro más, solo quería romperla a base de empujones, tanto que su cara ya rozaba como sus tetas la pared en donde estaba cayendo el agua, y agarrándome a sus hombros aceleré más mis embestidas, pero ella, Olga no podía decir mucho, ya que intentaba no ahogarse con el agua, por eso cuando ella quitaba la cara de la pared yo le daba más fuerte en su culo y así estuve hasta que le dije al oído que deseaba correrme dentro de ella, pero como no nos habíamos llevado los condones, pues tendría que aguantar un poco porque la encularía fuerte.
Olga se puso incluso más cachonda solo de oírlo, por lo que abrió más sus piernas y con una mano suya abrió un cachete de su culo, como invitándome a que entrará dentro de su culo y la inundará. Y cuando una mujer te invita, es de cobardes no aceptar. Así que, saque mi polla toda encharcada de sus orgasmos y sin apenas necesitar nada, empuje un poco dentro de su esfínter y ella sola se lo trago todo, hasta no dejar nada afuera, entonces sí que la agarré fuerte de sus caderas con mis dos manos y empecé a martillear su culo, tanto, que ella con una mano se estaba masturbando su clítoris y con la otra se pellizcaba sus tetas, y seguía empujando una y otra vez, tantas veces y a cada una más fuerte hasta que no aguante más y con un par de empujones fuertísimos le llene completamente su ano por dentro, y nos quedamos pegados.
Cuando mi miembro empezó a desinflarse fue cuando salí de ella, y notaba como iba saliendo mi liquido blanco que Olga recogió con sus dedos y se los llevó a su boca, le gustaba tragarse lo que le salía de ella.
Ayude a Olga a que saliera del plato de ducha y sin secarnos ni nada, nos fuimos a la cama de nuevo, pero yo tenía un sueño sin cumplir aún con una mujer casada y era follarla mientras ella estaba en el balcón, mientras miraba hacia el horizonte. La habitación del hotel daba hacia el mar. Estábamos en un hotel que tenía doce plantas y estábamos en la novena. Eran las tres de la tarde ya, desde las doce que habíamos entrado, por tanto, como iríamos a comer luego me pregunto que, si tenía alguna fantasía por cumplir y le dije que follarla contra la barandilla del balcón, con una mujer casada, nunca lo había hecho, si lo había hecho con alguna amiga hacia décadas, pero que no era lo mismo. Olga me dijo que nunca la habían follado así nunca, y que era un buen momento hacerlo ahora, por lo que se puso mi camiseta y sin nada más, apoyo sus brazos en la barandilla.
Me dijo que cogiera de su bolso su móvil y se lo acercará. Así lo hice. Lo puso en modo cámara de fotos y me dijo que le hiciera unas cuantas fotos como yo quisiera, que deseaba recordar nuestro encuentro, así que, como estaba con mi camiseta y de fondo el mar, ya que la barandilla era de barrotes, mientras ella abría sus piernas y se pasaba sus dedos por entre sus muslos y labios, le hice varias fotos. Cuando acabe, deje el móvil en la cama y directamente me abrace a ella, mientras mi pene se erguía entre sus muslos y rozaba sus labios, su clítoris y así con el movimiento lento la empecé a estimular, bueno nos estimulábamos los dos, yo rozaba con mi capullo su clítoris mientras que mi cadera rozaba su culo. Ella movía su cadera como jugando lentamente, mientras mis manos por dentro de la camiseta que se puso, pellizcando y apretando sus tetas, sus pezones y cuando ella hizo un movimiento en su cadera mi capullo se quedó a la entrada de su vagina. Solo tenía que empujar lentamente y entraba. Pero Olga se echó hacia atrás, a pegarse más contra mí y ella sola se metió lo que quiso.
Agarro con una mano mi cabeza y girando la suya me dijo al oído:
— Nunca, ningún hombre me ha hecho que le pida por favor que me llene por dentro, y como veo que tienes ganas y yo más, follame como quieras, pero haz que te pida por favor que me llenes.
Acto seguido fue una follada lenta, rápida, lenta, sensual, rápida hasta que Olga sin apenas ya fueras para aguantar las casi dos horas mirando supuestamente el mar, aunque apenas lo vio mientras follábamos, sin saber si pasaba gente o no por el paseo a casi las cinco de la tarde me dijo entre gemidos:
— Tomo la píldora, pero no era cuestión de que en un primer momento decírtelo, pero ahora, por favor, córrete dentro de mí, lo necesito y solo quiero esto de ti, bueno y eso que tienes dentro que me da mucho gusto.
Pues eso, que si una mujer te pide tras varias horas de estar con ella que le hagas eso, bueno, estuve a punto de ponerme el condón, pero realmente no lo hice, tenía ganas de descargar todo lo que tenía dentro de mí en ella, porque si es verdad que siempre lo hago con precaución y con goma, pero esta vez ella me lo estaba suplicando y tenía ganas, por lo que realmente cuando tuve ya ganas de vaciarme le dije que solo lo haría con una condición. Olga me pregunto y le respondí:
— Tú estás sana, yo también, ¿realmente quieres que lo haga? — y ella casi suplicándome me dijo que si, por lo que seguimos un buen rato hasta que ya no aguante más y explote dentro de ella.
Me temblaba todo el cuerpo, sudaba como un cochinillo cuando lo asan. A Olga le goteaba todo el sudor de su cuerpo por toda su piel. Teníamos una butaca cerca y me senté en ella, y Olga se sentó encima mía, comiéndome la boca, gimiendo y notando como entre sus labios salía un líquido que esta vez no mojo en sus dedos para saborearlo, quería que su vagina lo degustará y así nos quedamos casi abrazados, mirando el mar de fondo, ella con mi camiseta completamente empapada en sudor.
Cuando tuvimos algo de fuerzas, nos fuimos a la ducha de nuevo y ya sin apenas fuerzas por parte de ambos, Olga me dijo:
— Gracias por este polvazo que nos hemos metido, y gracias por tener ese aguante. Me gustaría ser amiga tuya para tener de vez en cuando encuentros así. ¿Te apetece ser mi amigo madurito? — y riéndonos, le azoté el culo y le dije que yo me había quedado satisfecho, que, si ella lo estaba, podríamos tener más encuentros, eso sí, los próximos en mi piso, que tiene mejores vistas al mar y no pasa gente por mi balcón que no tengo, sino una terraza muy hermosa en el tejado.
Acepto y poco a poco nos fuimos vistiendo, sobre todo cuando mi camiseta empezó a secarse del sudor de ella. Me pregunto si esto siempre lo hacía así con todas las mujeres es que con ella había sido algo especial, a lo que yo le contesté que normalmente suelo ser así, natural y espontaneo y que por cosas de la vida o de mi cuerpo tenia demasiado aguante, cosa que muchas mujeres no les gusta, y claro eso conlleva un problema, ya que no soy una vaca lechera ni tengo mi cuerpo programado para cuando alguien pulsa un botón hace una cosa u otra, por tanto, en mi caso o en mi defensa le indiqué que con ella había sido natural, que en ningún momento me había reprimido nada, ni había hecho para tardar más, simplemente goce de ella, de su cuerpo y sobre todo de su mente. Olga me dijo que entonces era de los pocos hombres que no miran por su placer sino por el placer de la mujer antes que egoístamente por el propio suyo, pero es que yo no sé nunca lo que otros hacen, aunque las mujeres decís que eso de durar más de una hora sin llegar al orgasmo solo se ve en las películas porno, pero para bien o para mal, existimos muchos hombres con esta ventaja o problema, según se vea, eso sí, estamos muy bien escondidos. Ella me encontró por poco tiempo, pero lo disfrutamos muy bien los dos, por eso este relato recordando nuestras andanzas sexuales juntos.
Nos vimos más veces en ese mes, pero realmente empecé a ser su amante madurito como ella me define, porque sé que tiene otros amigos para follarla, pero algo más jóvenes o cercanos a su edad, y cuando llego el mes de junio fue cuando digamos que su marido trabajaba más y ella tenía más tiempo para quedar, por eso, cada semana nos veíamos, tanto fue nuestros encuentros sexuales que durante todo el verano estuvimos viéndonos o follándonos todas las semanas, y cuando llego octubre ella tuvo que cambiar de residencia por motivos de trabajo y de su marido, y entonces dejamos ya de vernos, pero sigue en contacto conmigo, y alguna vez, me escapo a verla para recordar a su cuerpo que tiene que estar bien follado, aparte que conmigo nunca se pone el condón, no por nada, sino porque quiere realmente sentirme y sabe que siempre que voy a llegar a mi orgasmo le pregunto dónde lo desea, aunque no hace falta saberlo, ya que ella lleva un tiempo queriendo quedarse embarazada y como con su marido no puede por otros motivos que no vienen a cuento, pues me pregunto que si no me importaría dejarla a ella, todo eso si, ya hablando de ese tema con su marido, pero digamos que no hemos llegado a saberlo, porque cuando realmente empezamos a tener relaciones cuando ella estaba más fértil, es decir, en esos días especiales, pues fue cuando ella tuvo que trasladarse, y por el contacto que tenemos de vez en cuando, aún no se ha quedado, pero ella quiere, otra cosa es que cuando nos veamos realmente se quede, pero no hay problema por mi parte, no sería ni la primera ni la última amiga casada que me lo pide.
Solo diré que el marido no es un cornudo o está engañado, porque Olga me ha dicho y lo sabe, que muchas otras mujeres han estado con su marido en sus viajes de trabajo, por tanto, nadie engaña a nadie y por eso cuando mantiene relaciones sexuales con su marido si le obliga a ponerse el preservativo, porque una cosa es confiar en tu pareja y otra que te pegue algo sin que lo sepa él, y ante todo, como una mujer libre y con un estatus de casada, pues que mejor que ser precavida a tener que estar con medicamentos. Olga solo que tiene necesidades como cualquier persona, y en el ámbito sexual, al carecer de algunas conyugales por no decir casi todas, pues tiene que buscarlo fuera, que eso no es nada criticable, al contrario, gracias a maridos que no atienden como necesitan sus esposas, otros podemos darles ese placer y además también conocer a mujeres de distintas maneras de pensar, de gozar y realmente de disfrutar de su sexualidad y esto no es una cosa nueva, ya que está pasando desde hace décadas, pero claro no es como las modas de la ropa, que ahora se lleva un color o un corte de tela que en otras épocas, por eso también es verdad que tanto Olga como otras muchas mujeres casadas o en relación de pareja, tras unos años maravillosos ven que les falta algo, que cada vez no tienen lo que tenían cuando estaban recién casados o recién viviendo juntos, sino que esa palabra tan mala como es “monotonía sexual y conyugal” aparece y es la que mata a miles de pasiones, o si lo decimos claramente, cuando pruebas la fruta prohibida para otras personas, para ti es la fruta más jugosa y dulce y no hay nada malo en ello. Además, ella es joven, ya que ahora tiene treinta y cinco y su marido por lo visto le saca diez años más, pero ella necesita lógicamente su dosis de sexo, solo que ahora, al estar lejos no tiene a su amante madurito, pero como mujer libre se busca otros amigos de otras edades.
Por eso también yo sigo siendo amante de casadas o mujeres en pareja, por el simple hecho de que siempre buscarán algo mejor de lo que ya tienen y que no les dará ninguna complicación, que es realmente lo que buscan muchas mujeres hoy en día, tener sexo, el tiempo que ellas quieran, con quien quieran, las veces que les apetezca y lo más importante, sin meterse en sus vidas, solo que la mujer desee que se metan, o si no, meternos dentro de sus piernas.
P.D.: Este relato está dedicado a Sexgirl, que, aunque parezca una tontería, ella me sigue y hace un par de meses me mandó un mensaje al móvil pidiéndome que cuando contaría en un relato nuestros encuentros, por tanto, Olga, ya sabes que nuestro primer encuentro está ya publicado, a ver cuándo volvemos a quedar para romperte a orgasmos, guapa casada.