Ojos Tristes...Borraré la tristeza de tú vida...
Recorde su mirada triste, sus bellos ojos de color azabache, casi pude verla y el color dorado de su piel y me dije para mi mismo...La haré sonreir, me gustaría borrar de su rostro la tristeza.
Silenciosa ella entro nuevamente, la descubri hace un tiempo, de pura casualidad. Un día necesite urgentemente ir a la biblioteca de mi pueblo. Necesitaba conseguir información sobre la aportación de los AfroAmericanos, tenía que preparar una investigación sobre esto. Y fue por esto que me dirigí a la biblioteca. Hacia mucho tiempo que no venia por aqui, ufff quizás años. El edificio algo antiguo, tenia varios niveles, estaba un poquito maltrecho por el pasar del tiempo y de los años.
Al entrar el silencio fue lo primero que note, casi se podia sentir, las plantas ocupan gran parte de la entrada dándole un toquecito agradable casi familiar al edificio. Al pasar atraves de las plantas, encuentras un escritorio y un rotúlo de ayuda. Ahí estaba ella, la mire y lo primero que note fue su piel, de un color dorado, parecia haber sido besada por el sol, su pelo largo ondulado invitaba a ser acariciado. Al escucharme, ella levanto la mirada y entonces vi sus ojos, unos ojos grandes y hermosos, de un color azabache profundo, unos ojos increiblemente bellos, pero a la vez, tan tristes... Sentias de inmediato la tristeza que de ellos se desprendia.
--Buenos dias, le puedo ayudar? --me pregunto, y sus ojos tristes me mirarón.
--Buenos dias señorita, necesito conseguir mucha información.
--Bueno creo que estas en el lugar adecuado, me podrias decir de que necesitas información?
Mirandola, hablarme note su piel una vez más, se veía suave, quemadita por el sol, casi no pude resistir un impulso, el impulso de tocarla, y pense: Que me pasa?.
--Gshhhh - caraspeo ella suave, esperando mi respuesta.
--Necesito información sobre AfroAmericanos que hayan hecho aportaciones en nuestras vidas.
--Bien veamos, diciendo esto se volteo a buscar... Uññuññ suavemente creo que sin percartarse del ruidito que estaba emitiendo el cual me recordaba una gatita runruneando. Uuññuññ y seguia buscando...
--Aqui esta -- me dijo de repente y salio tras el escritorio, Sigueme empezo a caminar, paso por el area de las computadoras, donde varias personas trabajaban y se dirigio a los inmensos estantes que se veian desde la entrada.
Me impresiono la gran cantidad de hilera de libros (francamente hacia mucho que no visitaba la biblioteca, realmente no recuerdo cuando fue la última vez que vine.
--Esta es la sección, --su voz interrumpio mis pensamientos. Aqui tienes muchos libros que te podran ayudar.
--Gracias señorita, conteste y busque su mirada; por un breve minuto ella me miro y volvi a percibir en ella, en su mirada la tristeza...
--Si necesitas algo más, me avisas.
--Gracias, y al decirle esto, ella se volteo y se fue. Mis ojos la siguierón hasta que desaparecio de mi vista, y fue entonces que me dedique a lo que me habia traido a esta biblioteca despues de tanto tiempo, mi trabajo de investigación.
Me envolvi en mi trabajo, lei sobre Martin Luther King, Jr. y como defendio los derechos civiles de las personas de color. Lei sobre Jesse Owens afroamericano que fue a las olimpiadas del 1936 en Alemania y gano 4medallas de oro cuando gobernaba Adolfo Hitler con sus regimen racista. Y entre lectura y lectura llego la hora de partir.
Me levante y lentamente me dirigi a la salida, no me habia percatado que ya todos se habian marchado, quedando solos ella y yo. Mientras pasaba del area de los estantes la vi sentada con la mirada perdida. En que pensara? me pregunte pues la observo y se ve tan triste, tan dolida... Algo le tiene que estar pasando. Segui andando suave, silencioso, viendola mientras me acerco y al llegar a su lado oi su Ohhh ella no pudo evitar un sobresalto.
--Disculpe señorita, no fue mi intención asustarla.
--No, esta bien, es que creo que no estaba aqui.
--No? Y donde estabas? no pude evitar preguntar. De inmediato ella se sonrojo y volteo su mirada, como buscando escapar. Al percartarme de esto quise ayudarla ante mi falta de tacto y le dije:
--Señorita aún no termino mi trabajo. Creo que tendre que regresar.
--Cuando gustes puedes hacerlo, estamos para servirle.
--Gracias nos veremos luego. Y dicho esto parti.
Camino a casa pense en sus bonitos ojos, pues aunque la tristeza de ellos escapa, eran hermosos. El día siguiente transcurrio normal entre mi trabajo y mis estudios paso. No fue hasta dos días más tarde que tuve la oportunidad de regresar a continuar con mi trabajo de investigación. Al acercarme a la biblioteca la recorde. Recorde su mirada triste, sus bellos ojos de color azabache, casi pude verla y el color dorado de su piel y me dije para mi mismo...La haré sonreir, me gustaría borrar de su rostro la tristeza.
Entré y ahí estaba, ayudando a un niño con un libro. Antes de proseguir la observe, pues al estar ella distraida ayudando al niño no me habia visto llegar. Y desde lejos yo podia observarla sin que ella me viera. Volvi a observar su rostro, su piel, la verdad su cabello es hermoso, tan largo y ondulado. De un color rojizo que iba muy a tono con su piel. De pronto como sintiendo que alguien la observaba ella levanto su mirada, y nuestros ojos se volvieron a encontrar. Habre visto bien, creo haber notado en sus ojos un brillo momentaneo, pero fue muy fugaz y de nuevo ahí su mirada triste.
--Buenos tardes señorita.
--Buenas tardes.
Seria verdad lo que note en sus ojos, o quizás lo habre pensado?, me pregunte, sabiendo de antemano que no podria saber nunca la contestación a esto.
--Hola como estas hoy?-- le pregunte.
--Bien gracias y ústed?--me pregunto a su vez en forma educada.
--Pues bien y ahora estoy mejor. Y diciendo esto la mire directo a los ojos. En un coqueteo abierto, trataba de verla sonreir. Ella me miro pensativa y luego inesperadamente sonrio. No podia creer esto, tenia la sonrisa más dulce que puedas imaginar. Casi me senti en el cielo delante de un angel.
--Si necesitas ayuda me avisas. --me dijo y simulo volver a su trabajo.
--Gracias murmure y me encamine hacia las enormes filas de libros nuevamente pues entendí que me habia despachado con diplomacia. Una vez allí me dije: Vamos Alexander, vamos a lo que vinimo y me sumergi en mi trabajo. Tan concentrado estaba en mis lecturas que no me di cuenta que la hermosa bibliotecaria estaba cerca de mí, hasta que un estruendoso ruido casi me hace caer de la silla del sobresalto que senti cuando escuche su caida al suelo. De inmediato me pare y fui a su lado.
--Yo te lo recojo, - dije al verla desenciendo las altas escaleras que ayudaban a conseguir los libros más altos. Al tomar él mismo y voltearme a entregarselo no pude dejar de observar su voluptuosa figura. Ten, ahh y de paso, mi nombre es Alexander y el tuyo es? pregunte a la vez que le entregaba el libro y mi mano en un saludo. Ella me miro, extendiendo su mano y mirándome a los ojos me contesto: Yo me llamo Carolina - Carolina, que nombre tan bonito y sin miedo a sonar falso diré que es muy femenino. Carolina, tomo el libro me miro e inclinando la cabeza en señal de agradecimiento partio. Por lo que una vez más solo regrese a mi investigación.
--Alexander, Alexander- sentí más que escuche a Caro (ya en mi mente era Caro) Carolina me llamaba.
--Dime Carolina, aunque te digo que más me gusta Caro Mía... ella me miro y una vez más noté sus ojos tristes.
--Alexander disculpame, ha surgido una situación debo cerrar la biblioteca.
--Carolina tranquila, dime te puedo ayudar en algo, es alguna emergencia? Si quieres te puedo llevar a donde sea. Al decirle esto ella me miro, y se notaba una batalla interna, parecia no saber que hacer.
--Carolina soy de fiar, si quieres te dejo conducir, o te entrego mi identificación, quizás te puedo dar el número de mi madre, la llamas y le preguntas por mi. Ella se veia pensativa mientras consideraba mi ofrecimiento, pero al ofrecerle el número de mi madre, no pudo evitar sonreir, aunque su sonrisa duro muy poco y la preocupación otra vez asomó a su rostro.
--Esta bien, necesito llegar al hospital lo antes posible.
--Al hospital? - pues vamos. Recoji mis cosas, le ayude a cerrar y partimos con rápidez. Carolina si necesitas hablar, - le dije al verla pálida. Ella silenciosa, sólo dejaba entrever su nerviosismo por la manera constante de entrelazar sus manos, o llevar la misma hasta su pelo.
--Solo necesito llegar,- me dijo, así que procuré avanzar lo máximo posible. Llegamos en silencio, me estacione y justo cuando iba a bajarme a acompañarla me dijo: Alexander muchas gracias por todo, - diciendo esto se bajo del auto y se fue corriendo.
-Carolina, Carolina - ella apresuro el paso ya en las puertas del hospital, entro apresurada.
Por unas milesimas de segundo la contemple mientras apresuraba el paso hasta correr alejándose de mí. Pensativo encendí el auto y tome la ruta a mi casa. Por el trayecto no pude evitar preguntarme que le habia pasado y me prometi volver al día siguiente a la biblioteca a buscarla.
Al siguiente día tan pronto salí del trabajo me encamine a la biblioteca. Necesitaba saber que habia pasado. De camino me hice mil preguntas, una tras otra me asaltaban. Porque su constante tristeza? Porque no me dejo entrar al hospital con ella? Que sería lo que paso, quien se habra enfermado? Y muchas, muchas más...
Estacione mi auto en el primer espacio que encontre, aún me pregunto como cupe ... aajjjaa y apresurando el paso entre. Fui hasta su escritorio y no estaba, las computadoras y nada, deslice la mirada hacia los estantes de libros buscándola y fue aquí que ella entro silenciosa con la mirada perdida. La observe y se notaba algo abatida por la pena. Como quisiera abrazarla, borrar de su rostro esta tristeza y esa angustia que ella no logra disimular.
--Carolina, - le dije sacándola de sus pensamientos.
--Alexander que haces aqui a estas horas? - me pregunto.
--Caro disculpa, pero no pude casi dormir en paz habiendote dejado así en el hospital.
No Alexander, fui yo quien no te dejo acompañarme.
--Lo sé, pero aún así Caro, no sé quisiera saber si de alguna manera pudiera yo ayudarte.
--Gracias, pero nadie puede ayudarme. - al decir esto nuevamente a su rostro volvio esa tristeza tan profunda que la caracterizaba.
--Carolina, se que soy un extraño aún, pero dame la oportunidad de demostrarte que puedo ser un buen amigo.
Ella levanto su rostro y me miro, parecia querer confiar en mí, sostenía en esos momentos una batalla interna asi que tome su mano y le dije:
--Caro, chiquita, siento que necesitas un amigo, quizás un hombro en el cual apoyarte... estoy aqui. Al decirle esto sus oos se llenarón de lágrima, ella luchaba en vano por contenerlas. Saque mi pañuelo se lo dí, mire alrededor y la biblioteca estaba practicamente vacia. Por lo que sin pensar di un paso al frente y la abrace. Ahi entre mis brazos lloró, dejo salir de su interior aquello que tanto le dolía. Sus hombros se sacudian suavemente y yo sólo pensaba como aliviar su dolor. Asi pasarón varios minutos hasta que ella, un poco avergonzada se despego de mi lado.
--Carolina, quiero que entiendas esto muy bien. Préstame toda tú atención mi niña, si necesitas con quien hablar estoy aqui, si necesitas alguien que te consuele no dudes en buscarme en llamarme, vendre a tú lado de inmediato, lo entiendes?
--Gracias, pero en este momento mi situación es terrible, es muy difícil, nadie podria ayudarme.
--En mi pueblo hay un refrán que reza, nunca cruces el puente si aún no has llegado al río. Vamos, cuentame que te pasa.
Ella lo miraba, sus ojos titubeantes, dudaban pero a la vez, en ellos renacia la esperanza.
--No se ni por donde empezar... -De pronto levanto su mirada y me dijo: Hace varios años vivi la peor experiencia que podria vivir una mujer... Yo apenas habia cumplido mis 15años para aquel entonces... Me gustaba correr en la playa en las tardes, asi mientras me ejercitaba disfrutaba del mar y del sol cuando en los atardeceres se besan en el horizonte... -aqui se detuvo dejo de hablar y sus ojos se inundarón de lágrimas una vez más, Me violarón, Alex, fue horrible aquellas manos sobre mi, Alex te juro que grite, que llore, le suplique... - la abrace fuerte, tratando de alguna manera de aliviar su dolor, de transmitirle mi calor... ella entre mis brazos se estremecía ante los recuerdos desgarradores... De esa violación tuve una hija, un angelito que mis padres me arrebatarón para evitar la verguenza de que se supiera que su hija, habia sido victima de una violación. Mi madre y yo viajamos al extranjero para que no vieran mi embarazo, y al regresar la hicierón pasar como hija de mi madre, como mi hermana. Alex, te juro que le suplique a mis padre, les lloré pero mi padre fue implacable y me dijo que si continuaba con el tema, la daria en adopción... fue por ésto que callé que me aguante... pero ya mi hija tiene 10años yo quiero vivir con ella pero a la vez temo que no entienda y me odie...
Al mirarla busque entrar en lo más profundo de ella, y al llegar ahí pude sentir su angustia, la tristeza, el profundo dolor y sobre todo la desesperanza de no saber que hacer.
--Caro, mamita ya ha pasado mucho tiempo, tal vez tu padres cedan ahora.
--Dios como quisiera Alexander, pero ellos son muy fuertes, no tranzan nunca.
--Niñita sabes algo, soy de los que piensan, QUE NO HAY PEOR GESTION, QUE LA QUE UNO NO INTENTA
--Gshhh gshhhh , - un caballero entrando en la biblioteca nos interrumpio, de inmediato nos separamos ella nerviosa, y yo preocupado. Señorita, vengo a utilizar las computadoras.
--Buenas tardes don Edmundo, como no, pase y utilicelas el tiempo necesario. No hay nadie en la sala ahora, aproveche usted. Don Edmundo miro curioso a la pareja, pues en el tiempo que llevaba visitando la biblioteca, jamás le habia conocido un enamorado a la bella bibliotecaria. Sonriendo y pensando para si mismo que ya era hora de que esta se enamorara, siguio camino a las pc's.
Aprovechando que Don Edmundo ya habia pasado a la otra sala, le pregunte: Tienes buena relación con tú hija, como su hermana?
--Si, es mágnifica pues siempre la he adorado y la verdad siempre he intentado que ella me ame mucho tambíen. Mi madre no es muy afectiva asi que yo intente darle mi calor de madre como su hermana mayor. De pronto se escucho un ruido fuerte, era mi cellular, me estaban llamando de la oficina.
-Es mi cellular, disculpame un segundo por favor. -dije con un sobresalto..--Alexander, - conteste, ella me observaba mientras yo hablaba por el cellular con el personal de la oficina. No podran resolver sin mi presencia? No?, bueno en ese caso ire pronto, nos vemos en digamos media hora. Carolina me miraba, aunque note que trato de disimular, pretendiendo trabajar con unas tarjetas. Caro en estos momentos no hay cosa que más deseara que quedarme junto a ti, pero en mi oficina surgio un emergencia y mi presencia es necesaria.
--Nada tienes que explicar.
--Caro, intentare volver, pero no estoy seguro de poder.
--No te apures estoy bien.
--Segura?
--Si, si estoy segura, no pasa nada... estoy bien... ahora vete.
--Bueno pues nos vemos luego Carolina, -- y dejándome llevar por un impulso loco, sin pensar me acerque muy suave y le di un beso. Al tocar sus labios senti como miel, definitivamente era estar en el cielo. No le di tiempo a reaccionar y asi como lo empece, lo termine, mi mano acaricio su rostro y me fui... Ella ahí parada no se movio, se quedo ahí sólo sintiendo dentro de ella mil sensaciones nuevas.
Alexander, penso mientras lo observaba caminar hacia la salida, y sin darse cuenta llevo su mano hasta su rostro. Si él supiera que despues de ella haber vivido tan trágica experiencia, jamás habia permitido a nadie acercarsele, no habia podido superar aún aquella amarga vivencia. Alexander, estas provocando en mi cosas que jamás soñe sentir.
Esa tarde y los próximos dos días fueron muy dificiles en la oficina de Alexander, no pudo escapar para visitar a Caro, pero esta no se escapaba de su pensamiento. Durante el día al primer ratito libre que tenía tomaba su cellular llamaba a la floristería y pedia que le llevarán un enorme arreglo de rosas blancas, blancas porque apesar de haber vivido lo que ella vivio, era muy pura de alma, y de espiritú. Y siempre pedia que le pusieran una notita que leia: Porque el solsiempre sale para todos, para una persona muy especial. Pasarón varios días cuando la situación en la sucursal se normalizo y ya no fue necesaria su presencia constante por lo que una tarde se encamino nuevamente a la biblioteca. Y fue así que mis visitas a la biblioteca aumentaban cada vez más. Cuando habia público disimulabamos, ella en su area de trabajo y yo en el area de los estantes de libros, me entretenia con alguna lectura en lo que ella se desocupaba y me podia atender. Me daba gusto ver que Caro buscaba cualquier excusa para acercarse al area de los estantes cuando habia gente a nuestro alrededor.
Poco a poco la fui conociendo mejor y al pasar de los días entendia que esta mujer estaba hecha a mi medida. No me importaba nada, a excepción de ayudarla y de poder amarla y protejerla como ella se merecía. Cuando ella pasaba por donde yo estaba, con mucho disimulo miraba y si no habia casi nadie en la sala, la seguia por las hileras simulando buscar un libro, al llegar al final de dos pasos me situaba frente a ella, y alli en el refugio que nos brindaban los estantes la tomaba entre mis brazos y la abrazaba. La estrechaba fuerte tratando de transmitirle todo lo que ella sin querer provocaba en mi. Y ella con su inexperiencia de alguna manera tambien me correspondia, senti como ella disfrutaba estar entre mis brazos, y en nuestros primeros besos su virginal boca se ofrecia a mi sin resistencia. Y fue así que me dije: Amo a esta mujer, necesito de alguna manera ayudarla con su problema. No necesite de mucho, para que poco a poco hablando con Caro ella me dijera el nombre de su padre, y ya con esto me di a planificar lo que podia yo hacer para ayudarla.
El padre de Caro, Don Rigoberto García de Quevedo era un hombre de empresa, tenía sus oficinas centrales en uno de los edificios más caros de de la ciudad. Despues de varias gestiones logre averiguar que en su compañia habia una plaza vacante, hice lo necesario y cordine una cita para una entrevista de trabajo. Nos ibamos a encontrar a las 4:oopm de la tarde en su oficina. Llegue done la recepcionista le indique mi nombre y de inmediato me dijo que pasara pues me estaban esperando. Señalando una puerta con el letrero que decia: Don Rigoberto García de Quevedo me indico que pasara.
--Buenas tardes Sr. García de Quevedo, soy Alexander de la Vega
--Buenas tardes Alexander.
--Sr. García de Quevedo antes que nada debo disculparme con usted. - le dije y senti su mirada curiosa. Disculparme porque le menti, no vine para solicitar empleo, sino para algo mucho más importante.-- me percate que ya habia capturado su atención asi que prosegui de inmediato, Don Rigoberto, hace mucho tiempo varios meses ya que conozco a su hija Carolina, y debo decirle que me he enamorado profundamente de ella. Tan es así que estoy dispuesto a intentar cualquier cosa con tal de verla feliz.
--Pues bien Alexander, pienso que eso deberías decirselo a ella directamente. - me contesto.
--Bueno eso viene tambien y muy pronto. Pero hay algo que debo hacer primero.
--Tú dirás Alexander.
--Don Rigoberto, yo sé la terrible experiencia que Caro tuvo que vivir, el haber sido atacada y violada a la edad de 15años, - al decir esto noté como el Sr. García de Quevedo se movia incomodo en su sillón de cuero genuino evidentemente caro. Tambíen sé que de aquella trágica experiencia hubo un fruto una niña, que es la hija de Carolina, pero que usted y su señora la estan haciendo pasar como suya. Al decir esto, Don Rigoberto se levanto como un resorte y grito:
--Como te atreves a venir hasta mi oficina a decirme esto, a entrometer tus narices en nuestras vidas.
--Don Rigoberto calmése, que sólo me preocupa la tristeza que Carolina lleva en su corazón, vamos Don Rigoberto usted es su padre, tiene que haber notado la tristeza permanente en la que ella vive. Digáme si usted, no la ha castigado a ella por la triste experiencia que ella vivio y de la que no tuvo ninguna culpa, vamos analice usted es su padre y estoy seguro que la ama, pero digáme, se ha puesto a pensar en que usted la ha castigado mucho más que aquel que la violo. - le pregunte el señor cada vez más incomodo y a regañadientes mascullo:
--Se que esta triste, pero nosotros solo queriamos asegurarnos de que ella tuviera una oportunidad en la vida. Que hombre querria estar con ella si supiera la verdad, que hombre estaria dispuesto a cargar con el hijo de otro..? Y ya no digamos quien querria casarse con una mujer que habia sido violada? - dijo entre dientes.
--Este hombre que esta frente a Usted. A este hombre le encantaría que Carolina lo aceptará y se casará con él. Este hombre estaria dispuesto ha hacer lo que entendiera necesario para lograr que ella recupere a su hija y para ayudar en su crianza, pero sobre todo este hombre que esta aqui... le encantaria tener la posibilidad de amarla y enseñarla a amar como nunca ha amado antes. Don Rigoberto paso del coraje, al más completo asombro.
--Don Rigoberto no cree que ya es tiempo de que Carolina pueda gritar a los cuatro vientos que Katherine es su hija. - a medida que Alexander hablaba Don Rigoberto, aún sin admitirlo se daba cuenta de su error, y del cástigo que el mismo le habia dado a su hija por haber sido violada.
--Malditos prejuicios- pensaba para si el Sr. Garcia de Quevedo.- Crees que exista la posibilidad de enmendar este error, Alexander. Crees que pueda hacer algo por el bien de mi hija y mi nieta.
--Don Rigoberto, yo creo que si, en mi pueblo hay un dicho que reza: Nunca es tarde, si la dicha es buena. -El padre de Carolina y Alexander estuvieron dialogando mucho tiempo por más de una hora discutierón todos los detalles de lo que podria significar la felicidad total de la familia Garcia de Quevedo, o el destrozo de la misma. Don Rigoberto escuchaba a Alexander atento y no podia dejar de admitir que este joven tenía un gran caracter, y se alegro pues desde ya sabia que Carolina seria feliz a su lado.
Por el otro lado, Alexander tambíen estaba contento, porque estaba presintiendo que el problema de Carolina, junto con su constante tristeza estaba por culminar. No pudo evitar sonreir anticipando que su amada reina muy pronto seria feliz, y que el dolor y la amargura serían cosas del pasado. Asi que despues de cordinar los últimos detalles, estrecho la mano de su futuro suegro y partio. Al otro día muy temprano llamo a la floristería. Pidio que le enviaran un enorme arrelgo floral a Caro, pero esta vez pidio que fuera un hermoso arreglo de plantas exóticas que estuviera coronada con Ave del Paraiso esta planta de belleza excepcional y que en la mayoría de las ocasiones es usadas para eventos muy especiales, como lo son las bodas y los aniversarios. Pidio que le pusieran una tarjeta con un mensaje muy especial, tan especial como la misma Carolina, y sonriendo anticipaba ya su reacción al recibir tan precioso arreglo.
Carolina se encontraba ocupada revisando una colección de libros que recien habia llegado, cuando de de pronto lo vio, AHHHH, que bello, y de no ser por el par de piernas que vio debajo del arreglo pensaría que venia andando hacia ella tan bello arreglo. Que bello repetia, mirando lo exquisito de esta exótica flor llamada Ave del Paraíso , su brillantez, la intensidad de los colores sencillamente era espectacular.
--La Srta. Carolina?-- pregunto el mensajero asomando su rostro al mover un poco el arreglo.
--Yo soy - respondio Carolina...
--Firme aqui señorita. Ella firmo todo y tomo el bello arreglo y con él en mano se dirigio a su escritorio. Camino al escritorio vio el sobre de la tarjeta, ya en su corazón ella sabia que eran de Alexander, pues era el único que alguna vez le regalo flores, y estos últimos meses habian sido muchas las flores que desfilaban por su escritorio, los chocolates, peluches en fin... Alexander estaba entrando lento pero con pasos muy firmes hacia su corazón. Al poner las flores sobre en su area de trabajo, abrio la tarjeta: Mientras exista fé, hay esperanza. Te amo Alexander. Ella llevo la tarjeta hasta sus labios e inconscientemente la beso. Cerró sus ojos y lo vio... vio como atravez de todos estos meses él poco a poco fue entrando en su vida, vio como el con su tenacidad y alegría buscaba borrar de ella la tristeza. Vio en cada flor, cada arreglo, peluche o tarjeta que él le enviaba el amor que Alexander sentia por ella. El que con su increible encanto lograba que ella poco a poco fuera sintiendo esperanzas en el mañana, y en la vida misma. Ohhh Dios si esto pudiera ser realidad' pensó. El es tan bueno conmigo, pero Señor y y si se cansa? O si al fin logro tener a mi hija a lo mejor ya no quiere vivir conmigo? - asi la alegría que sentia dio paso a la tristeza que trae la incertidumbre.
Fue en ese preciso instante que Alexander entro a la biblioteca. Caro, mamita como estas? - pregunto observando que a pesar de tener el arreglo en sus manos, como si no quisiera soltarlo nunca, de sus bellos ojos se habia posesionado nuevamente la tristeza.
--Alex, bien y tú.
--Pues vine a saludarte, como te va hoy? --le pregunte en tono normal.
-Alex gracias por las flores, estan bellas.
--Carolina sabes bien que no tienes que agradecerme, - al decir esto me acerque a ella lentamente. Pude ver como ella se ponia nerviosa, más bien ansiosa.
--Claro que debo agradecer... - comenzo a decir ella cuando siguiendo un impulso le dije poniendo mi dedo entre sus labios:
--Shhhh shhh, sabes que te amo, nada tienes que agradecerme. Al poner mi dedo sobre sus labios un gemido involutario se escapo de entre sus labios, y sus labios sin resistir más lentamente besaron mi dedo. Este gesto de ella tan inocente, pero a la vez tan sensual provoco en mí mil sensaciones, y tuve que recordar firmemente la importancia de lo que estaba por suceder. Asi que retire mi dedo, no sin antes recorrer todos su labios con el. Ya sin poder conterme baje mi rostro y le di un beso suave, fugaz. Y fue así besándola cuando escuchamos la algabarria del grupo que ella esperaba esa tarde, y por lo que rápidamente nos separamos.
Carolina sabia que el grupo que venia era el grupo de su hija, pero se sorprendio mucho al ver a sus padres entre el grupo de padres voluntarios. Ella buscaba deslizando su mirada avida por entre los niños... hasta que la vio, ahi estaba ella, ciertamente la niña más bella del grupo. Una chiquita de hermosos cabellos rubios con rizos suaves, una piel blanca, unos hermosos ojos oscuros, ojos que a diferencia de la madre brillaban con la alegría de la inocencia de la niñez. Casi podia sentir los enormes deseos de Caro de gritar; Esta es mi hija, esta bella criatura es mía, es mí niña. En cambio, Alexander observo como ella aguantaba sus ganas, su tristeza, la impotencia volvian a ganar. No te apures mi reina pues tú dolor esta próximo a terminar. - penso él. Te lo prometo.
Ya en el segundo nivel de la biblioteca, todos los niños acomodados, junto a los padres voluntarios, los maestros, Alexander que se habia colado silenciosamente y Carolina comenzarón los cuentos. Asi fue como comenzaron los cuentos, que iban desde princesas y sapos, peces que querían cruzar todos los óceanos, y asi siguieron hasta que Alexander pidio él poder narrar uno. Carolina se sorprendio pero en fin...
--Habia una vez una bella niñita hija única de unos padres muy ricos y famosos, bien poderosos en la aldea. La niña crecia y día día era más inteligente y más hermosa, en adición era una niña muy saludable porque prácticaba ejercicios diariamente. - al decir esto hizo una pausa y miro a Carolina quien habia abierto sus ojos como dos enormes platos. La niña le encantaba correr en la playa en las tardes pues podia disfrutar, del aire, del mar, la brisa y el increible espectáculo que presentaba el sol y el óceano al findirse en uno en el horizonte. Una tarde cuando la niña hacia sus acostumbrados ejercicios, un hombre muy malo la ataco,- al decir esto los niños todos a una vez dejarón escapar de sus gargantas un sonido de frustación, quizás de miedo. OHHH, OHHH.
Katherine mirando a todos dijo: No se asusten, no saben ustedes que todos los cuentos tienen un final feliz? Caro miro a la niña y sus ojos se inudarón de lágrimas, sus padres esperaban ansiosos el desenlace de esto.
--Katherine, es cierto todos los cuentos tienen un final feliz, así que ahora terminaré mi cuento. De aquella violación, todo recuerdo malo se borró cuando la niña de escasos 16 años dio a luz al fruto de aquella violación una bella bebita. Pero por alguna extraña razón el destino una vez más se encapricho con la niña y su familia pensándo hacerle un bien, le quitarón a su niña.
--Ahhh ahhh salio de los niños nuevamente. Se la quitarón, no por maldad, sino por amor, pensando que aquella niña Mairita, la chica que habian violado, podria ser feliz, si lograba terminar sus estudios, tambíen pensarón que la bebita tenía el derecho a tener un apellido y tratarón desde ese mismo día de darles todo lo mejor. Pero algunas veces lo que nosotros creemos que es lo mejor para alguien, no necesariamente lo es... - Al mirar a Carolina vi una lágrima deslizandose por su mejilla. Aguanta solo un poco mi reina, pronto esto será pasado y estará olvidado . le quise decir con una sonrisa. Ambas niñas crecieron como hermanas, tuvierón todo y el mucho cariño. Al pasar el tiempo la niña que ya era una mujer conocio un caballero del que se enamoro perdidamente. Este caballero al ver al amor de su vida siempre triste decidio terminar con lo que causaba en su amada tan honda tristeza. Movio cielo y tierra hasta que dio con la niña que ya tenía 9 añitos y le dijo: Beba ésta es tú verdadera madre, y de inmediato procedio a explicarle a la niña lo sucedido con su madre, y con ella. Aquella niña a pesar de su corta edad comprendio muy bien, y abrazando a su madre por vez primera le dijo: Madre teamo. La niña quien era ya una hermosa mujer, Mairita la abrazo fuerte, le decia una y mil veces: Hija mía, niña de mis extrañas te amo. No sabes cuanto hesoñado con este día.
Y mirando nuevamente su caballero le agradecio con el alma que le hubiese dado a su hija. El inclinando un poco su rostro le músito: te amo' permitiendo que madre e hija se fundieran en un primer abarzo.
-- PLAFFF, PLAFF, PLAFFF, un sin fin de aplausos estallo e hicierón reaccionar a Alexander que solo tenía ojos para Carolina, quien buscaba en vano ocultar las lágrimas que corrian por sus mejillas.
--Bueno niños ya es hora de regresar. - dijo la profesora.
--Ahhh dijerón los niños. Carolina ayudo a los padres voluntarios y a los maestros a organizar a los niños.
Alexander mientras, se acerco a los padres de Carolina y a Katherine y juntos compartian opiniones sobre los cuentos. El padre de Carolina ya se habia excusado con la maestra explicándole que se quedarian alli. Alexander mientras, hablaba con Katherine y esta sonreia pudo observar Caro al regresar. Sus padres sin embargo estaban un poco tensos, Que estara pasando?
--Carolina - la llamo Alexander, acercate por favor. Con los ojos muy abiertos y algo pálida Carolina se acerco. Al llegar junto al grupo sintio que las piernas le fallaban. Katherine te has divertido hoy? - le pregunto Alex a la niña.
--Mucho, me encantan los cuentos Alex. -- contesto ella.
--Te gusto alguno en particular? - volvio a preguntar Alex. El silencio entre todos era intenso, casi se podia escuchar.
--El que tú contastes Alex, fue algo triste, pero tuvo un final feliz. - dijo la niña con inocencia.
-- Katherine, si te dijera que tú mi reina eres la bebita de ese cuento y que tú verdadera madre es Carolina.
--Ahhhhh, - de la boca de la niña escapo, al abrir sus ojos muy grandes. Carolina palidecio intensamente, sus padres dieron un paso al frente en señal de protección. Eso significaria que Carolina es mi mamita, y que papá y mamá son mis abuelos? Alexander se arrodillo frente a la niña y tomándole las manitas le dijo:
--Sí, mi niña eso es asi, y los tres te aman por sobre todas las cosas!!
Katherine miro a sus padres mejor dicho a sus abuelos, ella sabia que ellos la amaban volteo a ver a Carolina y despacito le pregunto: Eres mi mamita?
Carolina se sentía desfallecer, Alex veloz la tomo por el codo. Si Katherine, Soy tú madre y siempre te he amado con todo mi corazón.
-- Carolina, Madre puedo seguir llamando a mis abuelos, papá y mamá y a ti Mami?
--Claro que si mi niña, yo sólo quiero que sepas que tú eres el centro de mi universo que te amo desde el momento en que supe que crecías dentro de mí. Al decir esto Katherine la abrazo, beso y luego llamo a sus padres y los cuatro se fundierón en un gran abrazo, llorando pero llorando esta vez de felicidad.
Carolina levanto el rostro y entre sonrisas mirando a Alexander le dijo:
--Gracias mientras las lágrimas seguian deslizandose por sus mejillas.
-- TE AMO - dijo Alexander sonriendo a la mujer que en la biblioteca le robo el corazón.
FIN
@LOQUILLA TROPICALEVELYN
6 de febrero de 2005