Ojos Negros

El chico de OjoS Negros hizo mas que robar una Impresion....

Hola amigos esta es la versión mejorada de la primera publicación que hice de este relato “Black Eyes” espero que le guste. A su vez quiero dedicárselo a un chico que aprendió tanto de mi, como yo de él,  y que lee constantemente relatos en esta pagina. Para ti L.D.G.D…y a ustedes.

Ojos Negros

Sus ojos negros me cautivaron a tal punto que me moría por descubrir que misterios escondían debajo de esas perfectas cejas y a través de ese gran….

Antes que nada quiero mencionar que me alegra haber encontrado, después de navegar por muchos sitios web, esta página. Así podre compartir mi experiencia las cientos de personas que visitan ese sitio.

Recordando lo vivido llegue a la conclusión que mi vida pudo haber sido o es una novela. A veces me siento así, como si en cualquier momento salieran los productores y camarógrafos diciendo, corte e impriman, para seguir con la siguiente escena. Una sensación rara, si lo pensamos bien. Así que dejándome llevar por esa sensación irreal decidí escribir mi experiencia que cambio mi manera de ver la vida y sentirla….

Tenía muchas ganas de empezar la universidad, no soportaba mucho tiempo libre. Suena raro pero cuando se tiene tanto llegas a fastidiarte. Pensaba, el tiempo vale oro y más, cuando eres joven

A pesar de que me sentía algo inquieto por entrar en la universidad y encontrarme una forma de vida diferente de la que venia, con nuevos compañeros, y profesores mas exigentes, ahí me encontraba caminando por esos amplios pasillos, buscando el salón U. No me fue difícil, después que decidí preguntar a algún estudiante, mas orientado que yo. Todas mis clases era en la tarde, por lo que agradecí que tuviese aire acondicionado (en el liceo no contamos en ese privilegio). Ese salón en particular me parecía pequeño, casi acogedor en todos los sentidos.

Tome asiento entre las filas, y mientras esperaba la llegada del profesor, me deleite con las formas de vestir que me encontraba, diferentes formas de lenguaje (tuki, sifrinos, oriental, andino y hasta maracucho) y vestir, no se diga, Punk, Rockero y Casual.

Ahora me describiré para que tenga una idea como soy. Soy de estatura de un 1.80m, de ojos café, cabello del mismo color pero más oscuro, así como un rubio oscurecido cuando se moja. A veces suelo hacer deportes por lo que físicamente me veo bien. A decir verdad, soy una persona de trato agradable, rumbeo como lo demás los fines de semana con personas de mi agrado, si no me cohibió  de hacerlo. Prefiero estar solo que mal acompañado. Además no es algo que tengo que hacer obligatoriamente como muchos, solo si se presenta la oportunidad lo hago. Cuando creo que puedo ayudar a alguien lo hago, solo si me interesa o expresa un sentimiento que suelo reconocer a simple vista. Mi rostro con vestigios de que alguna vez fue de niñito bueno, hacen dudar sobre mi edad de no más de 17 años. Según las chicas, palabras orales, me hacen ver apuesto.

Cuando finalmente llego el profesor de física unos minutos después, Un señor robusto y bajito. Se veía estricto a la hora de dar clases. Después de un alentador discurso de bienvenida, me di cuenta que había errado en su actitud como en otras ocasiones. Su discurso estaba relacionado con el espíritu universitario, como debíamos ser; personas humilde dejando de un lado el egoísmo y el oportunismo, el entusiasmo que debíamos de tener para egresar como excelentes profesionales, no olvidando la humildad. Por lo menos los profesores no eran tan coños e’ madre, pensé.

Seguido de esto prosiguió con la clase, Escribiendo formulas físicas de forma algo enciclopédicas en la pizarra; yo lo imitaba en mi cuaderno, tratando de ignorar las risas estúpidas atrás de mi espalda. Después de unos segundos que parecieron eternos por la aburrida clase, un sonido similar al chirrido de una puerta al abrir, desmorono el silencio que esta reinando, hizo que volteara por una curiosidad inusitada.

Gire el cuello sobre mis hombros al igual que muchas caras curiosas de saber quien había ocasionado la interrupción. Había entrado un chico con expresión de incomodidad al llegar tarde, camino con paso decidido hasta sentarse en un puesto detrás, a mi derecha. Pero aun así, robándose una gran impresión, y dejándome  maravillado de lo guapo que era. Mas o menos de mi altura, cabello negro brillando pálidamente por la gelatina, con un peinado de moda hacia delante con pillos en la punta, al igual que sus alucinantes ojos negros. Su cuerpo era más formado, la camisa se le planchaba en el torso, mostrando unos fuertes brazos bajo las mangas, no parecía Hulk (el monstruo verde)  más bien alguien que le gusta mantenerse en forma, con algún tipo de deporte que luego descubriría. Su rostro poseía fracciones de niño al igual que el mío, con la diferencia que el suyo denotaba algo mas rebeldía tanto como de masculinidad explícita. Unas cejas negras, curvadas, tan perfectas que daba la impresión que se las sacaba y debajo de ellas, unos fascinantes ojos negros. A simple vista podrían parecer fríos, pero para mí todo lo contrario, de chico bueno que por alguna razón, lo llevaron a ser malvado. Sumamente atractivo

No fui el único que había quedado sorprendido de ver a este chico, las chicas sonrieron de modo involuntario y casi estúpido, pensando en las posibilidades de tenerlo.

Lo que continúo de la clase seguí escribiendo como antes pero en esta ocasión tenia alguien que mirar discretamente. Ese chico había despertado una fascinación inexplicable en mí, un sentimiento de necesidad por descubrir lo que sus ojos guardaban con tanto recelo.

Por mala suerte, ese día nos tocada deporte y al no conocer mi horario, no llevaba la ropa adecuada para la clase, incluyendo que la profesora resulto ser una amargada, no nos dejo entrar, al chico misterioso y A mí. Aun no conocía su nombre.

En el trayecto devuelta a casa, tuve la oportunidad de observarlo por  todo el camino, pero nunca me acerque a saludarlo, solo sabía que iba a estudiar conmigo y eso bastaba para imaginarse como serian las cosas. Aunque quería hacerlo, acercarme y entablar una conversación. Era algo así como los niños cuando entran nuevos al kinder que no resisten las ganas de hablar con otros, lo mimo. Pero no lo hice. Caminaba con la gracia de un modelo, y su simple caminar, me dejaba pensativo, y con la pregunta ¿Que me pasa?

En mi cuarto sumido en la reflexión, me hacia muchas preguntas sobre lo que había sucedido en mi primer día de clases, y sin quererlo, todas se iban hacia el chico misterioso que había entrado de ultimo a la clase. No sabía si YO era Gay o bisexual, lo único que sabia en ese entonces era que los chicos al igual que las chicas despertaban en mi admiración. Nunca tuve un trato directo mas allá, de una amistad, con algún chico, quizás por temor. Y es que en mi barrio no se podía decir que eras Gay y vivir una vida tranquila. Podían hacerte la vida cuadritos, por los insultos y el desprecio. Hasta te convertían en la burla de la sociedad.

De tanto pensar, lo que puede encontrar era que ese chico había despertado en mi, un sentimiento que no podía descifrar, aunque me deshacía los sesos intentándolo. ¿Como podía un chico despertar tanto misterio? un desconocido. Quería investigarlo. Saber que pensaba, pero no lo que decía delante de cualquier sino lo que personalmente pensaba, sus sueños y aspiraciones. Sentimiento que solo sucedía cuando llevaba tiempo conociendo alguna persona, para luego ser amigos de verdad. ¿Que me sucedía?

Encendí mi equipo de música, y con la vista en el techo, quería olvidar la impresión que había causado en mí ese muchacho, quizás la buena música de linkin park podía hacer algo.

Al día siguiente tenia clase en la tarde. El sol me aturdía mientras caminaba apresuradamente por la larga trayectoria debía recorrer hasta la universidad, ese trayecto desde la parada hasta el instituto, no era por así decirlo corto. En esta parte del país, en el oriente, el sol es el principal atractivo y no digamos del calor. A veces creía que en cualquier momento me iba a desmayar por tanta radiación recibida.

Me sorprendí al ver que con tan poco tiempo, el chico había hechos muchos amigos entre ellos unas cuantas chicas a la espera de una oportunidad. Entre a toda prisa sin prestar atención a su charla y me acomode en mi asiento, disfrutando la frescura del aire acondicionado. Le pregunte una chica de pelirroja de estatura mediana del frente, si el profesor había llegado. Se llamaba Yessic, era muy guapa, mi futura e incondicional compañera. Tenia la tendencia a despreocuparse por los demás, pero de trato tan agradable con quien se podía entablar una conversación amena. No suelo tratar a personas con esas tendencias pero con ella era diferente.

_ No, no ha llegado-dijo apartando la vista de Pedro, la nueva celebridad.- Mira… por cierto ¿con quién vas hacer el trabajo de educación física? lo mandaron ayer, es de tres personas ¿por qué no entraste?...Oye crees que ese chico quiera hacer el trabajo con nosotros…

_No lo sé-Conteste encogiéndome los hombros, me interesaba conocerlo y que mas, que por medio de un trabajo.- Si no tienes grupo lo hare contigo, pero él-lo señale con la mirada-. Tiene tantos amigos que no sabrá a quien escoger.- nos reímos de lo ultimo, rara vez digo un chiste.

Las dos clases de la tarde estuvieron aburridas, lo único interesante ese día  fue que tuve la oportunidad  de conocer su nombre, se llamaba Pedro (atemporal y muy varonil), después en la lista el mío, Carlos.

Después de unos días de tantas clases, deberes y exámenes. Tuve un acercamiento más directo con él, que un simple hola y adiós. Sin contar mis miradas furtivas a su persona. Me había dado cuenta que a veces faltaba a clase y en algunas ocasiones hasta tres días consecutivos, era extraño eso solía pasar después de unos meses, cuando se daban cuenta que no era su carrera la que estaban estudiando.

_ ¡Epale pana!- Saludo entre apenado y sonriente.- Quería saber si podías prestarme el cuaderno para copiar lo de  matemática…Luis, ¿no?

Tarde varios segundos en comprender. En otras ocasiones le habían prestado los apuntes algunos de sus amigos con los que se la pasaba. Y tampoco se había preocupado en saber mi nombre, y eso que siempre decía “Presente” cuando me nombraban en la lista.

_ ¡Es Carlos amigo!, casi la pegas.-Dije con una ligera sonrisa y tendiéndole el cuaderno.- Toma, la segunda materia, ah quiero recordarte. Como te lo entregue me lo devuelves, bien bonito como esta- después de reírme le dije que era una broma pero en parte era en serio.

_No vale, no te preocupes te lo traeré sano y salvo.-dijo terminado de reír.- Aquí la mayoría no sabe copiar clases de matemática, ya he pedido cuatro con este y ninguno sabia copiar, me confundían con tantos números…y por lo que me veo este será el último…copias bien -.Concluyo después de echar un vistazo a los apuntes. El último cumplido me alegro, y sonreí tímidamente.

Era cierto. Había sido un placer y una ventaja prestárselo para cuando faltara a clases. Ese acercamiento fue una oportunidad única de verlo más de cerca y rectificar que no me equivocaba al decir que sus insondables ojos negros reflejaban algo misterioso que me erizaba la piel. Su rostro de niño me hacía sentir una presión en el estomago, como un tipo de alegría desbordada. No quería pensar que fueran mariposas.

A partir de ahí nuestro trato mejoro del todo, me pedía prestado el cuaderno cuando faltaba, sobre todo en matemáticas y algebra, en otras ocasiones se lo prestaba por alguna investigación de la cual Pedro no tenía tiempo según sus palabras de investigarlas. Y aunque me abrasara la duda,  no le llegue a preguntar por la causa de sus ausencias. Ahora no era “hola” y “adiós“. De vez en cuando estábamos en el mismo grupo charlando, con Yessic a mi lado claro, babeando como retrasada con cada gesto de Pedro, si que estaba enamorada la pobre. Yo me negaba a creer en el amor. Ese poderoso sentimiento no lo había sentido, y eso que había varias relaciones, no había sentido esas chispas que muchos dicen que experimentan al besar.

Y aunque deseaba ser su amigo de esos inseparables tenía que tener algo claro. Nuestros gustos era muy diferente como para compartir. Él jugaba como un niño cualquier deporte, yo en cambio me iba más a la a lo pacifico, detrás de un libro o escuchar música en mi mp4 sentando en algún banco. Él siempre estaba pendiente de un relajo,  infringiendo las reglas como meter bebidas alcohólicas los viernes, con despreocupación y una leve sonrisa de satisfacción, en cambio yo, siempre andaba pendiente de resolver algún ejercicio no resuelto en clases. Las reglas para pedro significaban muy poco. Sin embargo para mi, si están ahí es por algo. Mis sentimientos de amistad hacia él, nunca disminuyeron, aunque no sabía la razón o me negaba a saberlo. Pero como antes dije sus gustos era muy diferente a los míos. Como es que dicen “polos apuestos se atraen”

Con el tiempo pasando velozmente antes nuestros ojos. Ese sentimiento de necesidad, esas ganas de entablar una conversación y ese  repentino deseo de estar cerca de él, podían significar una cosa, la cual me negaba rotundamente. Todo esto sin contar, esas innumerables noches en que despertaba sudando con una tremenda erección entre las piernas debido los sueños eróticos que tenia con él. En ellos, él me frotaba la espalda con una esponja mientras yo estaba sentado en un jacuzzi sumergido en agua tibia burbujeante. Lo hacia con tanta suavidad que mi expresión denotaba relax. Había ciento de velas encendidas a nuestro alrededor, el lugar era tipo caverna, las paredes eran piedra pulida, el ambiente era irrealmente mágico. Estábamos semidesnudos bueno él cubierto hasta la cintura con una toalla semi-aflojada de modo excitante. Estaba sentado atrás de mi, y yo cabizbajo recibiendo su  masaje, si estaba desnudo (creo) sumergido. En el sueño lo veía como si fuera un camarógrafo grabando la escena desde varios  ángulos no como si fuera yo quien recibiera ese masaje. Y Siempre cuando  trataba de ver su miembro por debajo de la toalla pese la poca luz, despertaba sorpresivamente. Con tan solo acariciar mi verga desde la base, acababa de forma explosiva y placentera.

Esos días estaba más caliente de lo normal por lo cual me masturbaba matutinamente para evitar erecciones delante o cerca de él, seria difícil de explicar. Lo sueños más bien fantasías no dejaban de ser iguales o parecidas, lo que no ayudaba mucho.

Los días continuaron con lo mismo, exámenes, trabajos y talleres, todas las semanas. Hasta un fastidioso proyecto nos acosaba, ya que teníamos que hacerlo en la comunidad, y esta, a veces, no se portaba muy bien que digamos. La vida universitaria nos tenía estresados a todos. Con esto, los sueños húmedos no eran tan frecuentes, mi agotamiento físico no dejaba trabajar a mi imaginación. En las clases, no dejaba de mirarlo furtivamente. Si, lo sueños me habían aclarado, lo que me negaba a aceptar. Estaba enamorado de Pedro. Las erecciones no hacían más que rectificarlo.

Uno de los defectos que mas detestaba, era quedarme como lelo, viéndolo cuando nadie creía que me miraba. Era como si perdía la razón, y solo quería observarlo, hasta lo mínimos gesto, me fascinaban en ese estado. Agarrarse el paquete disimuladamente o mirar al vacío, como yo lo hacia con él. Más de una vez, Yessic se burlo de mi embelesamiento, aunque dudaba que supiera quien lo causaba. Lo que había notado de su personalidad y que me gustaba, era que es un tipo de chico que no le gusta el silencio o quedarse quieto por mucho tiempo, siempre cuando estábamos reunidos, y nos quedábamos callados, pedro con su singular humor no hacia reír. Cualidad que le permitía tener muchos amigos, en comparación a mí, que soy de grupos selectos.

Ahora si, pasando a lo que nos interesa.

Había comenzado Noviembre, y con el, la temporada de juegos en la universidad. No oculte mi sorpresa al ver a Pedro con el uniforme del equipo de Beisbol. Le quedaba muy bien y como lo sabia lucir, muchas babearon al verlo. Era de color blanco, con rayas verticales azules. Sus piernas, pecho y trasero se marcaban tan bien, que había que ser de hierro para no excitarse o quedar embelesado con ese atractivo.

Había escuchado que tenía una beca deportiva por ser parte del equipo, y tenía que justificarla venciendo al equipo vecino, que no era un hueso fácil de roer. Aun así me encontraba sentado en las gradas con Yessic y  otros compañeros del curso. Los gritos de apoyos no se hicieron esperar, el ambiente era agradable. El juego duros unas horas, y partido se había convertido en un empate. Nuestros nervios estaba de punta, solo con una carrera ganarían, y si, la suerte jugo de nuestra parte, anotándola ultima carrera a nuestro favor. Nos reunimos para felicitar a Pedro que no disimulaba su orgullo por ser el único del primer semestre en ganar el primer partido de la temporada. Me acerque y lo felicite, contagiado por la alegría reinante por el gran juego. Y me agradeció sinceramente que estuviésemos ahí. Ese abrazo sincero, significo mucho para mí.

Aquel día soleado se torno nublado sorpresivamente. Parecía que no estaba de acuerdo con la victoria, y a nadie parecía importarle. Bebimos con entusiasmo por el triunfo dentro del instituto, con cautela para que los profesores no nos suspendieran, por eso de que no se debe beber dentro de institucion. Se nos hizo más fácil porque era de tarde, pocas secciones veían clases. Recuerdo que de tantas cervezas me dieron ganas de ir al baño. Corrí.

Cuando llegue, no había nadie en el baño así que tranquilamente me dispuse a orinar.

Solo sentí que alguien entraba y cerraba la puerta. Di la vuelta y me encontré con que era Pedro. Pero este tenia una  mirada destina, no era de orgullo era de morbo y picardía. Con sus manos me acerco a las frías cerámicas blancas de la pared y empezó a devorar mi cuello, con ganas. Temeroso al principio y atrevido después, mis manos acariciaban su espalda, deleitándose su forma y el tacto duro, digno de un deportista. Luego continuo en mi boca, que también degusto con besos apasionados....pero otro sonido, uno real, me despertó del encanto. Era un sueño. ¿Que diablos me pasaba?

Este Pedro, el real, tenía su mirada típica de chico rebelde y aire de tranquilidad que me gustaba. Al verme como confundido, me pregunto que me sucedía.

_. Carlos…que haces-dijo mientras se acercaba al orinal.- No me digas que te hicieron tan pronto efecto las cervezas que te bebiste.

_. No, no-conteste.- Solo pensaba. Creo que olvide algo importante.

Casi se me salía la verdad. Esta perdiendo la habilidad de mentir delante de él, y eso si seria mi puñalada, cuando nuestra relación estaba tan bien, podía decirse que era parte de tu clan. Y eso que me había resignado, duramente, a ser solo su amigo, que nada iba a pasar entre nosotros y que el destino iba a rescribir mi historia una vez más y que en ella, no estaría ese chico de mirada misteriosa.

El típico sonido de los chorros de orine con el miserable chirrido de un grillo, rompían el silencio en lugar. En ese preciso momento, sentí unas ganas de mirar así fuera de rojo, esa verga que tantas veces había querido ver en mis sueños. Sabia que era imprudente, que no era correcto entre hombres, pero las ganas me quemaban por dentro. No recuerdo que en segundo, pero lo hice, de una forma que ahora considero digno de un mismo estúpido, sin embargo la imagen grabada en mi mente valió la pena.

Su pene estaba flácido, aun así tenia un aspecto mas que jugoso, semierecto por la presión de orina, y su tez morena atraía como las llamas atraen a las polillas. Tenia buen tamaño aunque estaba seguro que no era ni la mitad lo que veia, solo el glande y parte de cuello sobresaliendo, esa cabeza rosadita provocaba lamerla como un dulce de fresa.

El tiempo se había detenido solo para captar la imagen y vuelto rápidamente para ver el gesto que tenia pedro en la mirada, al verme observándolo tan directamente. Levante rápidamente la mirada. Su mirada me hirió, con su ceño fruncido y un gesto en la boca como de asco. Intente decir una excusa, pero solo tartamudee. Salí del baño inmediatamente, pensado que nuestra amistad se había esfumado como el humo del cigarro cuando se eleva en el viento. Todo me lo había dicho su mirada.

El cielo estaba plomizo y garuaba. Salí por un camino rural detrás del instituto, procurando no caerme por el barro. No quería que me vieran y preguntaran el porqué de mi partida, ya que temía que por mis nervios como estaban y mi corazón latiendo a mil por horas dijera la verdad. Además que suponía que pedro ya le hubiese contado lo sucedido. Sabia que quizás lo tomaría a broma, como a todo o no, viendo la cara que tenia al observarle. El hecho era que la había cagado, y si estaba lo más lejos posible de las personas era mejor. La lluvia aumento a medida que iba caminando por aquellas calles solitarias, y me golpeaba el rostro, como castigándome por la estupidez.

No entendía como había podido  perder la cabeza así delante de él, a tal punto de arriesgar lo que teníamos, una amistad como cualquier otra, pero que para mi significaba mucho. Era obvio que pedro alteraba a mis nervios, pero no era excusa para la mayor estupidez que había realizado. Si llegaba a contarle a mis amigos lo ocurrido, pensarían que era Gay (suelen ser machistas contemporáneos) de eso, que con solo hablar medio afeminado te tallan de marica. No creí  tener la suficiente fuerza de voluntad para aguantar las burlas, o las miradas si se llegaba a regar por la universidad, si era lindo podía significar ser Gay, lo creerían rápidamente. Mi vida social se volveria un infierno. Lo sé, estamos en una época moderna, más abierta y liberal, pero no cambia el hecho de que las personas no sean cultas, y sin suficiente inteligencia para saber muchas cosas. Lo había visto cerca de mi barrio, en la calle y en cualquier lado, sus miradas despectivas y gestos burlones, lograrían derrumbarme más rápido que el puente de la Guaria.

Sin darme cuenta si quiera por vagar en mis pensamientos que por ciertos no dejaban de asfixiarme, había llegado a casa. Mi habitación que siempre me pareció un refugio, ahora parecía triste, con el televisor frente a la cama, un computador apartado en un rincón, afiches en la paredes de mis luchadores y estrellas favoritas, sin contar con mi mas grandioso amigo, el aire acondicionado que soplaba débilmente a los alrededores, servía para evitar que no me asara por el calor, lo amaba, sin embargo ahora parecía tétrico. Sin cambiarme la húmeda ropa, me lance boca abajo en mi cama imaginando que un mar de aguas turbias me tragaba. Ni siquiera la música, uno de mis jobis podía relajarme. Todo había perdido eso que me ilusionaba y quizás no lo había  mencionado; y era que realmente quería empezar la universidad a buen pie, conocer gente nueva de diferentes partes, salir de un miserable pueblo y por lo menos una vez en la vida, había deseado hacer algo con pasión ya que nunca he sentido ese sentimiento por algo. Todo había comenzado por un chico que resulto ser  perturbador para mí y mis ideas, mi conciencia. Perdí el control lo que suele pasar cuando uno se enamora. Pero por primera vez había fallado en ese territorio y las consecuencias podían ser fatales. Solo pedía que ese hecho fuera un simple sueño que todo acabara cuando abriera mis ojos por causa de la luz matinal o la miserable alarma de mi cell.

A la mañana siguiente sentía el cuerpo agotado, no había dormido bien. Mis pensamiento actuaban como jueces furiosos por el infracción que había cometido, y cuando finalmente cerre los ojos, una pesadilla agrego el ingrediente final para que esa noche fuera la mas horribles de todas. Lo más cercano a un sueño, era la irrealidad que presentaba el mismo. No era el mismo salón, este era mas amplio y parecía ser en un lugar distinto, por las ventanas (mi salón real no tenia) se veía grandes montañas con el sol en lo mas alto de las nubes. Mi pesadilla comenzaba yo estando en el medio del salón, y un coro de personas alrededor mio, burlándose de mí. La mayoría conocidos incluyendo a Yessic que desconocía completamente. Al principio los veía sorprendido, preguntándome que pasaba,  hasta que captaba sus miradas y los gesto afeminados que hacían hacia mí, lo que me dieron a entender inmediatamente que sabían lo que había pasado en aquel baño. Me pregunte cuando desperté todo sudoroso, por qué no llore ni salí corriendo, solo me halle ahí, serio sin ninguna expresión siguiente en el rostro, como si al darme cuenta de lo sucedido no me importara en lo mas minino. Hubiese pasado todo el día reflexionado el sueño, pero mi madre ya me apuraba para ir a la universidad. Ese día, tenía una materia extracurricular en la mañana.

Mi paranoia iba en aumento a medida que caminaba por los pasillos de la universidad, imaginaba que me veían, y murmuraban cosas al oído de sus compañeros refiriéndose a mí, como un bicho raro o algo así. Pero no, todo estaba en mi cabeza, atormentada. Lo cierto era que nadie parecía prestarme atención. Algunos solo charlaban amistosamente y otros hacían trabajos atrasados, o jugaban un popular juego llamado "Truco"

Mis nervios estaban como las cuerdas afinadas de una guitarra, con tanta tensión que creí que me volvería loco. Por cualquier cosa me sobresaltaba, inclusive cuando yessic se acercó a saludarme. Cuando finalmente entramos a clase y vi a Pedro, sentí que me deshidrataría de tanto sudar. Mi corazón no dejaba de latir como loco. Estúpidamente imaginaba que se pararía encima de un pupitre y diría complaciente: ¡Oigan muchachos! A que no adivinan… ¿Quien es un Marisco?, y seguido de esto, se agarraba el paquete, señalándome con el dedo. Pero si algo me lastimaba, era la mirada. Aun no entendía como esos ojos que tanto causaban en mi tanto misterio y amor, pudieran lastimarme con la misma intensidad.

El día lo transcurrí inseguro entre clase y clase, los nervios no dejaban relajarme. Solo cuando comprendí que no tenia intención de contarle a nadie lo sucedido, cosa que no entendía, logre tranquilizarme un poco, y lograr entender el resto de la ultima clase . Cualquier lo hubiese hecho, no tenia nada que perder, excepto yo, mi reputación que caería hasta lo mas bajo, quizás mas que los drogamos de la universidad. ¿Pero que había sido lo que me confirmo todo? Sus ojos, esos mismo que me robaban el sueño, al mirarme. Lo que ME  hizo amarlo más, ahora que guardaba nuestro secreto, que me decía que comprendía y que era la más maravillosa persona que había podido conocer.

Si, mi amor había crecido más, lo que no era Aceptable. Ahora había jurado a mi mismo, que no volvería a caer delante de su presencia, crearía murallas para evitar cualquier flaqueo de mi parte, inclusive me alejaría de su grupo si era necesario. Para eso debía usar todas mi fuerzas, ya que pensarlo todo el día, y despertarme con su imagen en mi memoria, no iba a hacer sencillo, requería mas concentración y tiempo de lo necesario. Lo prometí, lo jure y si hubiese sido necesario hasta un contrato hubiese firmado, donde estipulaba que hubiese caía de nuevo en la tentación, me quedaría sin nada. Aunque nada de lo que tenia fuese mio.

El tiempo pasó sin dar tregua a la realidad. Los días siguieron normales, lo único ligeramente extraño era que no podía mantenerle la mirada a Pedro, vergüenza tal vez. Evita por lo general los proyectos de sección donde todos participábamos, decía que los podía ayudar a pasar el proyecto aunque eso significase más trabajo para mí. También me apartaba de los grupos donde estaba y solía estar.  Me sentía un intruso, era como si me amenazara “si te acercas, se los digo” empezando a dudar de mi cordura. Me decía que eso estaba solo en mi mente que él no sería capaz de hacer eso, igualmente no  deseaba arriesgarme. Si, si estaba orgulloso de mi resistencia, era como un alcohólico que ha dejado la bebida y lleva meses sin probar, sin embargo que no era tan tonto como para estar cerca de ella.

Solo faltaban días, para que acabara el semestre y todos nos dispersaríamos en otras secciones como materias diferentes que ver, eso me aliviaba. Solo días.

Todo estaba marchando digamos que bien, hasta que un día, el examen que teníamos de matemática se convirtió en un taller grupal de tres personas, debido a que muchos aseguraron que estaba difícil las derivadas. No supe en que momento Yessic invito a Pedro a formar parte de nuestro grupo, y mas me sorprendió cuando acepto, él normalmente lo hacia con sus compinches, que no eran tan listo como pretendían hacer creer a los demás. Y las preguntas paranoicas volvieron a surgir descaradamente, turbándome antes que pudiera decirle algo a Yessic, ¿quería preguntarte algo? ¿Porque no la rechazo como comúnmente hacia? ¿Porque acepto? ¿Te quiere preguntar por qué lo miraste la otra vez? pero si te había...

He decir que ahora que lo veo de otra perspectiva, éramos un grupo peculiar. Un chico de fascinante mirada plomiza, una chica película roja atractiva y yo, tan normal con mis cabellos castaños claro, y mirada de miel pura, cualquiera dudaría que hacíamos algo.

El profesor había tenido la razón, sus exámenes en pareja eran más difíciles que individuales, aseguraba que tres cabezas piensan mejor que una. En todo el examen, cada uno hacia algo, atacando un ejercicio por vez, nos tocaban dos por persona, en solo dos horas académicas. Cuando tenía oportunidad miraba de reojo a Pedro, su cara de concentración me tranquilizaba, ya que me decía que no había aceptado a Yessic solo para fastidiarme sino que como nosotros querían sacar la materia. No dude en preguntarle cuando mi amiga no sabia, alguna duda, y sus respuestas fueron normales, llena de inquietud. Era el ultimo examen, la nota definía si aprobábamos o no.

Cuando el profesor en el umbral de la puerta nos recordó que el tiempo había finalizado, entregamos el taller con lo ejercicios supuestamente resueltos. Yessic se ofreció a entregarlo, quedándome con Pedro unos instantes. Lo notaba pensativo como dispuesto a decirme algo, yo esquivaba la mirada hacia otro lado, no quería hablarle. No me imaginaba lo que quería decirme ni  siquiera deseaba escucharlo, razones que sabrán.

Después de ese examen, me tome un te frio para pasar el amargado sabor de boca causado por examen y las supuestas preguntas que pedro tenia preparado para mi, era obvio que no se había olvidado fácilmente. Un compañero de clase, llamado Raúl, regordete y simpático, se acercó invitándome a una reunión que haría en su casa para compartir un rato entre los amigos. Acepte ir solamente para no parecer maleducado, no tenia muchos deseos de ir y más si estaba pedro alli, seguramente coqueteando con alguna chica

_ Hola chicos.- Saludo Pedro al acercarse.- ¿Ya los invitaron a la fiesta, en la casa de Raül?

Ese día, olvide mencionar, que vestía sumamente sexy, tenía una gorra blanca, volteada hacia atrás, resaltando más esos misteriosos ojos y sus cejas perfectas, y una camisa negra de líneas verticales blancas. Tenía descubierto un poco el pecho por el calor. Use  todas mis fuerzas para no abalanzarme sobre el, ahí delante de todos.

_Si no vamos a ir. ¿Cierto? respondió Yessic a Pedro y luego me miro a mi.

_Quizás. Si no tengo nada que hacer- Les respondí.

_No seas tan sometido-me ínsito Yessic.- Vamos a divertirnos un rato.

_Ok ok iré. -Sabia cual era su insistencia. Quería que sirviera de trapo cuando la rechazara, si es que ella estaba decidida a declararse ese dia

_Esa  es la actitud mientras mas personas haya mejor.- Nos dijo sonriendo, y se marcho hacia donde jugaban truco los amigos. - Se me olvidaba. Nos vamos con Raúl en su camioneta.

Pensé que si había pasado la prueba de no abalanzarme sobre el, podía ir relajado. Con tal, a la final si necesitaba un momento para pasarla bien. Además era mi primera fiesta universitaria a la cual asistía. Podría ser divertido me decía.

Esperamos la camioneta Frente al instituto y en menos de 10 minutos ya estábamos en la casa de Raúl. La decoración moderna, en el frente, me indicaba que sus padres tenían plata, estaba decorado con flores, distinguí a ver algunas rosas blancas. La reunión se realizaría en el fondo para mayor comodidad y discreción. Ademas que había mas espacio para bailar y para hacer la parilla.

Todos reían después de varias bebidas. Las conversaciones eran interesantes y que digamos de los bailes. Recuerdo que baile, no lo notaron pendiente en sus asuntos, mis desastrosos pasos, tal vez si, mi compañera de baile. La noche se estableció, y la felicidad emergía de mi interior, no si era la suerte por haber aprobado matemática, mi némesis, la grata compañía con quien me encontraba o el hecho que Pedro había guardado para el, el percance del baño y ahora tenia otras oportunidades para ser feliz, o por lo menos hasta que me decidiera a decir quien era en realidad, sin mascara y miedos.

La cerveza como siempre había hecho magia, las risas se hacían mas involuntarias sin ningún motivo aparente, hasta yo hacía bromas irónicas. La música era estridentemente agradable. Cuando los chistes se hicieron algo ofensivos en broma, intuí que debía irme. Al menos que quisiera ver a Pedro haciéndose el gracioso describiendo mi historia por estar cerca de él. Además comenzaban a llegar personas que no estaban en nuestra sección, la fiesta ya no eran tan exclusiva. Me llegue hasta la cocina con la excusa de beber agua, espere varios minutos maravillándome con la decoración de la cocina para luego irme disimuladamente.

La calle estaba oscura, solo la luna ofrecía su mayor brillo. Me Sentía aliviado  y a la vez preocupado, eran cerca de las dos de madrugada,  y seguramente que no encontraba un carro que me llevara a mi casa. Si, era un estúpido por abandonar la fiesta tan tarde, de lo contrario ya estaría en mi casa., me decía. Tatareaba alguna de las canciones  de la fiesta mientras caminaba apresuradamente, tratando de olvidar al número de personas que robaban a esa misma calle. Hasta que un sonido de pisadas agitadas me asustó, acelerando mi corazón.  Gemí cuando dos manos agarraron mis costillas.

_. ¡Coño!- Grite dándome vuelta. No había mucha kuz pero podía distinguir quien era. Pedro

_. ¡Que miedoso eres! Me dijo muriéndose de la risa, agarrándose de la pared para no caerse al piso. Lo odie en ese momento.

_.¿Que Carajo te pasa?-Refunfuñe con una mano en el pecho y con la respiración algo agitada.- Creí que eras un maldito ladrón…a la próxima avisas antes de aparecerte así…  porque si no te parto la cara…de pana!.-culmine amenazante mostrándole el puño.

_.Esta bien, Cálmate.- Se excuso.- Disculpa… No creí que fueras tan gallina…jajaja

Seguí caminando, sin siquiera voltearme.  Estaba Molesto. Pedro casi me mataba de un infarto, aunque he de aceptar que me sentía mas seguro, porque ahora éramos dos en esa calle solitaria, y era poco probable que nos robaran a ambos.

_. Carlos no te preocupes.- Me dijo al rato, rompiendo el inquietante silencio.- Ya eres mayor de edad. No van a  amarrarte de un árbol y no dejarte salir dentro de un mes. Casi sales corriendo. ¿Quieres hacer ejercicio?

Pedro tenia razón, solo me faltaba un esfuerzo mas para salir corriendo. ¿O solo quería alejarme de el? No quería verlo ni hablarle. No estaba en todas mis facultades de una persona sobria.

_ ¿Porque te Viniste?- Me pregunto al rato, a ver que no hablaba.- Y eso que se estaba poniendo buena.

_Era muy tarde-Le respondí, recordando que quizás me quedaría en la parada hasta las 5 de la mañana, durmiendo en un banco.- Y no pedí permiso.

_Entonces si eres un sometió.- Dijo riendo. Colocándose a mi lado. Ahora parecíamos viejos amigos caminando.

_No es eso-le respondí indignado ante su comentario.- En mi casa hay reglas que si no cumplo, duermo en el fondo con el perro. Y de paso, que empezaron a llegar gente que no conocía, y estaba seguro que no estudiaban con nosotros…

_ Estas locos, mientras mas personas haya mejor. Nos divertirnos mas.- Exclamo dándo un ligero golpe en mi hombro.- ¿O no te gusta así.?

_No mucho. Prefiero gente conocida-le dije. Su perfume me tenia como hipnotizado.- Además se te quedaban viendo feo, como si no fueras invitado, y ellos era los que no lo estaban. Y antes que me armara una pelea preferí venirme.

Oculte el principal hecho que era Pedro y su cercanía. Y ahora lo tenía tanta cerca que hasta podía decir la marca de su colonia.

_Ta bien pues. Muy exclusivo tu-me dijo en modo recriminatorio. - No quería pensar que eras un Zifrino…pero veo que lo eres.

_Y si me quedaba ¿a donde íbamos a dormir?-le dije, ignorando su acusación, esa palabrita me molestaba.- ¿Todos juntitos? No lo creo…

Luego de esta última frase se hizo otro silencio, uno prolongado. Cruzamos una esquina y una gran nube tapo la luna lentamente, dejando el camino un poco más oscuro. Las farolas estaban rotas gracias a la delincuencia. Empecé a temer que algún ladrón nos sorprendía a la vuelta de la siguiente.

_Carlos...Sabes quería...preguntarte algo.

Sentí que escogía las palabras cuidadosamente. Y sentí pavor a la pregunta que me haría. Sabía perfectamente que había metido la pata hasta el fondo, con el último comentario que había hecho. Quería correr, pero con eso lo que haría era confirmar algo que no sabia. Asentí con la cabeza. Ahora era yo quien escogería las palabras para responder sin comprometerme a cualquier duda. Temblaba.

_¿Eres marisco o algo?- Me pregunto lo mas despacio que pudo.- Disculpa solo queria saber...

Si me había sentido preparado para esa pregunta,  hubiese mentido. De hecho me noqueo, dejando en el piso tenido con alguien contando hasta diez. Me encontraba entre la espada y la pared. Y sabia perfectamente lo que hacia cuando me encontraba en ese estado, decía lo primero que se me ocurriese, como la verdad.

_. No...No se. Balbucee.

_. ¿Como que no sabes?-Me respondió inquisitivo, como queriendo saber la verdad de una vez.-Si eres, lo eres y ya. O si no…¡no.!

_Pues no se. Le dije casi alzando la voz.- Además porque te interesa tanto. Acaso... ¿tu si lo eres?

_¡Claro que no!-Me respondió como si aquello le enfermara.- Lo pregunto por lo que paso en el baño. Casi te lo comías con los ojos. Y si eso no es ser gay, no sé que lo sea entonces.

Esa aclaración me enmudeció, desarmándome otra vez. Lo sabía. Pedro lo sabía. No había guardado el secreto, solo esperaba el momento para preguntarme antes de regarlo por la universidad, o eso suponía que tenía pensado.

_ ¿Te gustan los Hombres?-Hizo esta pregunta mas despacio, casi llegando a ser dulce. Las nubes habían dejado que la luna nos iluminara, y vi en la mirada de Pedro un brillo, que no supe identificar, pero ya no le podía mentir. Esa mentira me quemaba por dentro cuando estaba cerca de él. Escuchaba mi corazón latir a mil por horas.

_La pregunta no seria ¿Te gustan?-dije despacio sin apartar la mirada de sus ojos negros.- Si No ¿Quién?

Di media vuelta y aspire el  aire puro que me ofrecía aquella noche. Lo necesita. Era como si hubiese estado corriendo y lo requería. Seguí caminando ahora más despacio. No tenía nada que ocultar. Había le había dicho todo. Me sentía un poco aliviado.

_ ¡¿Quien?!-Pregunto intrigado.- Ósea te gustan los hombres... ¡si eres gay!

Lo escuche decir, y me dije irritado que si le había dicho la verdad, ¿por qué no decírsela completa?

_¡Si soy!-dije enérgicamente, dándome vuelta y quedando frente a frente- Y ese “quien”, eres tu… pero….

Lo había hecho, ya lo sabía todo. ¿Que mas podía pasar? ¿Odiarme? ¿Despreciarme? Sentía que ya no me importaba nada, de lo que dijera o hiciera. Era como era, y eso no cambia nada.

_ ¿Como dijiste?- exclamo como si hubiese oído su nombre.

Empezó a soplar un viento frio.  Y su mirada, esperaba una respuesta.

_ No querías preguntas ahí las tienes.- desafié.- Pero es cierto…todo.

_Pero…-balbuceo.

_Me gustas tu.-Interrumpí sutilmente, había empezado y no iba a detener mi confesión, en parte porque no podía, quería sacar todo eso afuera, incluyendo a lo que me negaba a creer-  Creo que mas que eso, te amo. Tus ojos, tu risa y singular forma de ser. En si, me enamorado de ti como una de esas chicas que te siguen todo el tiempo-silencie.

_Eso explica todo.- Dijo incrédulo a lo que acaba de decir.

_Me gustas Mucho Pedro. Lo que sucedió en aquel baño no hubiese sucedido si no sintiera lo que siento por ti-le Confesé.- Realmente me has trastornado a tal punto de hacer esa locura. Nunca llegue a creer que llegaría a sentir esto por un chico, pero lo único que se ahora es que me gustas tu. No lo puedo negar, mucho menos a ti.

_ ¡Estas loco! Exclamo, si creer a lo que decia, pero luego con el dedo índice se toco la cien en señal de inteligencia.- ¡Ya se! Es una broma de lo chicos para que luego se burlen de mí... ¡lo sabia!

_No seas tonto- Le dije cansinamente, y riéndome débilmente.- Si lo conocieras también como dices conocerlos, te darías cuenta que ellos nunca se prestarían para un juego así...como es que dices tu…si, Gay

Otro silencio se apodero de nosotros. Pedro movía la cabeza de un lado a otro, negándose a creer lo que le decía. Quería alejarme y luego llorar por haber enamorado estúpidamente. Pero como si estuviese encadenado, no podía moverme. Era como si esperara alguna entidad que hiciera algo. Luego una vocecilla “Dile. Demuéstrale”

_Carlos déjate de Guevonadas-Me dijo a la final queriendo cortar el tema de raiz.- Aquí no ha pasado nada. Volvamos a nuestras casas y olvídalo lo que ha pasado como yo....

_ ¿De que servirá que lo olvidemos? le pregunte viéndolo a los ojos.- Nos sentiremos igualmente incomodos. Lo hubiésemos dejado como un secreto, mi secreto, esperando con el tiempo hiciera su efecto, y olvidara lo que has despertado en mí...pero, tu tenias que preguntar y yo como un idiota responder.

Esa revelación me hizo sentir triste e indefenso. Sino hubiese sido por la fuertes mano de pedro que me sujetaron, hubiese corrido, y llorado  a la vez.

_ ¿Que haces?- Me pregunto, tratando de entender porque salía corriendo.- No te estoy Juzgando...

Me tomo desprevenido esa reacción. Era un chico comprensivo. Me entendía. ¿Como podía sentirme miserable delante de el?

_Si solo pudiera demostrarte que no miento-lo dije como si esas palabras fueran las ultimas, llenas de mi ultima esperanza.

Si la hay- Respondió unos segundos después, cuando pensé que no hablaría y me disponía a irme. Estar en ese lugar ya resultaba peligroso. Pedro solo me mirada con su mas picara de las miradas y una sonrisa que decía mucho. Nos miramos por otros segundos, entendiéndonos con vista.

_ ¿Que dijiste?-logre decir lentamente, tratando de entender esa tres palabras.

_Lo que escuchaste. Lo que quieres lo vas a tener esta noche-Aclaro maliciosamente.- ¿Para que esperar? Si quieres demostrar algo esta noche es la noche…

Si era lo que estaba pensando, no quería creer que sucedería. Mire la luna y esta estaba oculta, como negándose a mirar lo que íbamos a hacer esa noche.

_Ven sígueme.

_ ¿Para donde?

_Solo sígueme y lo sabrás pronto.-Me respondió lascivamente.- Además negarte no te funcionara, sé lo que quieres.

En ese momento un centenar de fuegos artificiales explotaron en mi cabeza, el entendimiento llegaba. Era lo que me imaginaba, lo que soñaba y lo que anhelaba en mis noches más excitantes. Una leve palpitación en mi miembro, me saco del aturdimiento.

¿Donde más podía tener otra oportunidad? He decir que ya no pensaba con el cerebro. Amaba demasiado a Pedro como para darme el lujo de despreciar lo que me insinuaba. Aunque fuera una noche de mi vida, estaba dispuesto todo por él. No escuche razonamiento ni a mi orgullo que los escuchaba débilmente en la lejanía.

_O es que quieres que le digas a todos que es Marisco, que te gustan los Pipes(vergas) en vez de las Cucharas(Vaginas?- Lo escuche decir advirtiéndome mientras caminaba. Yo le seguía automáticamente sin saber a donde nos dirigíamos.- Así me gusta, que vengas solito, sin tanta amenazadera. Es bueno que sepas lo que siempre vas a llevar.

A esas alturas sus palabras no me importaban, no surtían ningún efecto. Caminamos como 10 minutos más, doblando algunas esquinas, hasta que llegar a un Hotel, que conocía de vista. No se podía decir que era un hotel, mas bien parecía una casa, con varias piezas (cuartos) a los largo de una pasillo.

Pasamos ese corredor oscuro levemente iluminado por luz del exterior que entraba furtivamente por lo que parecía espacios rectangulares donde supuse que debía tener ventanas. Cuando no encontramos con  la puerta numero 5, de aquel "hotel" no puede negar sentirme asustado. No habíamos idoa ningún despacho para pedir la habitación, solo habíamos entrado como perros por su casa. No podíamos entrar furtivamente a una habitación solo para tener sexo. Nos meterían presos por idiotas lacivos.

_ ¿Que haces?- Susurre asustado, lo miraba forcejear la cerradura.- Nos meterán presos si nos descubre...mejor vamos…

_ ¡Cállate!-susurro irritado.- Quédate tranquilo... ¿quieres?

Al terminar la última frase, logro  abrir la puerta. Esta se entreabrió, dejando ver un cuarto en penumbras, y como si hubiese estado ahí antes, encendió la luz.

_Listo. No te dije que te quedaras quieto- Me recordó mientras se sentaba en la cama con las piernas abiertas.- ¿O creías que era un delincuente en mis ratos libres?-Sonrió como si el hecho que lo fuese le causara risa.- Cuando salimos tarde de clases, y no quiero viajar, me quedo aquí. O cuando necesito complacer alguna chica.- Término la frase, mostrándome unas llaves plateadas, que sonaban al girar en su dedo.

Mire a mí alrededor. Era un habitación pequeña, con una pequeña cama pegada de la pared al frente de la puerta, un baño y closet de eso viejos al fondo. Para estudiar tenia una mesa, y sobre ella unos papeles esparcidos.

_ ¿En cuanto te alquilan este cuarto?- Pregunte.- De pana que pensé que entrarías sin pedir permiso.

_Créeme por otras cosas deberías preocuparte- Concluyo palpando la suavidad del colchón donde se encontraba sentado, y apretándose el paquete de manera excitante.

No pude evitar sentir como mi miembro vibrara ante tal predicción. En esa mullida cama se encontraba el chico que había logrado robarme, no solo una sino varias noches, mi dulces e infantiles sueños, convirtiéndolos en lascivos.

Le pregunte si estaba seguro que no vendría alguien, no quería pasar por más, mis paranoias lograrían algún dia matarme. Pedro me aseguro que a esa hora lo dudaba. Y sin mas, se levanto de la cama, con agilidad felina, y a pocos centímetros de mi, empezó a desabrocharse el pantalón desesperadamente como si teníamos el tiempo limitado. Lo detuve antes que lo hiciera completamente.

Tenerlo tan cerca, como para sentir su respiración agitaba, despertaba en mí, una necesidad de besarlo apasionadamente, lo que no hice en ese momento.

_Espera-le dije en susurros al tenerlo tan cerca.- Si vamos a coger, dejemos llevar por el momento, por lo excitante de la ocasión- Esto ultimo se lo dije muy cerca del oído.- Como en mis fantasías, y tu eres el ardiente protagonista .- Se le puso la piel de gallina cuando pase mi lengua por su lóbulo derecho.- Además ¿cual es el desespero? si tenemos todo el tiempo del mundo.- Aun ahora me pregunto si era yo ese chico que usaba sus encantos y palabras sexys para calentar a su pareja.

Me acerque lentamente en dirección a su labios, quería besarlos. Pero me detuvo con su mano en mi pecho, y ladeado su rostro. Sorprendido ante no entendiera el mensaje. No dudo en darme la vuelta con una maestría aun más sorprendente. Acomodo su paquete entre la raja de mis nalgas y empezó a frotarse. Sentí las piernas desfallecer antes la ráfagas de placer que me habían azotado. Estaba en contra de la pared, sentía la superficie fría en mi cachete y algo duro surcando mis partes intimas.

_ ¿Esto es lo que querías?-Pregunto muy cerca de mi oído, con su respiración agitada.- Siente lo grueso y duro que te clavare entre esas nalgas. No te vas a arrepentir…Lo amaras como una zorra.

Empezó a moverse, simulando una cogida. Lo único que impedía ese hecho, era la tela de nuestros jean, pero sentía que podía romperla, deseaba que me hiciera todo lo que se podía hacer esa noche. Estaba a punto de gritar de placer, pero sabía que era sumamente imprudente. Unas corrientes de placer hacían estremecer mi cuerpo, recorrían mi rostro y mi entrepierna.

Una vez que pude liberarme de sus fuerzas, me coloque frente a Pedro. Intente besar esos labios, pero volvió a impedírmelo. No soy Marisco.-Susurro. No le respondí, solo hice que me viera, y mirada el deseo que sentía por besarlo. Déjate llevar.-le sugerí suavemente.

Esta vez lo intente, no quería fallar y lo iba a lograr, hasta que cedió, y pude unir mis labios a los suyos. Sentí tu textura, la humedad. Cerré automáticamente los ojos igual que él y  Moví mis labios como muchos lo hacen, saboreando ese rico sabor, memorizándolo y comparando si era mejor que en mis sueños. Mi mano izquierda se encontraba en su mejilla y la suya seguía en mi pecho sin ninguna señal de fuerza. Para mi fue un triunfo ¿estaba soñando? podía ser, pero mi no cerebro podía ser capaz recrear semejante escena, ni mucho menos el torrente de sensaciones que descubría. Otra corriente de placer se perdió por mis pies partiendo de la unión de nuestros labios. Los dos junto guiados por un sentimiento, para mi amor, y para el placer.

Nuestros labios hacían lo mismo que nuestras alocadas manos. Las mías  recorrían su ancha espalda, cada centímetro, apreciando cualquier tacto, las suyas eran mas atrevidas, no paraban de sobar y apretar mis inocentes nalgas. Lo hacia con impaciencia, disfrutaba al igual que yo nuestros cuerpo. Las líneas de placer que bajaban de mí nuca hasta descender por mis pies y perderse por los deditos de pies eran maravillosas. Nuestros cuerpos emanaban energía, la temperatura estaba por los cielos.

Mis labios dejaron sus labios para recorres su cuello, él ladeo la cabeza cediendo a lo que sentía. No escatime en esfuerzo, besaba apasionadamente esa tez blanca que rodeaba su cuello. Me sentí como un vampiro por lo que no pude evitar morder, donde esta especia clava sus afilados colmillos. El gimió.

Después de los manoseos dinámicos, paramos, y nos miramos con placer. Mi mirada se desvió a su pecho. Tome la iniciativa de empezar a despojarlo de su camisa negra de botones, claro no si antes jugar con ellos. Comencé con el primero después el segundo luego el tercero lentamente, aguantaba mis impulsos para no rompérsela, y arrancársela de un tirón.

Cuando estuvo finalmente abierta mostrando su abdomen plano, subí por el mismo sin palparlo, pasando por sus pectorales, solo mi respiración lo hacia (nuevo para mi), besando luego su mentón y volviendo a unir mi labios con lo de él, para degustar el sabor y la satisfacción que me causaban. No aguante más y me incline, sentía deseos de besar esas tetillas. Lo hice. Saboree esa circunferencias rosáceas, succione y mordí. Lo oí levemente sus gemidos, eran silenciosos casi inaudibles que me incitaban a mas, hasta ponerlas como pasitas arrugadas. Mis manos estaban posadas en su atlético trasero, y las suyas estaban estáticas a los lados. Intuí que estaba igual de sorprendido por el placer que empezábamos a descubrir. Vi en sus ojos que quería mas, solo que no me lo decía.

Me deslice de igual manera casi arrodillado para degustar cada chocolatito de su abdomen, los besabas, recorriéndolos con mi lengua los surcos, y me entretuve con su ombligo.

Por mi cabeza paso, en esos leves segundos, que se imaginaba estar con una chica, o que era excitante ver al alguien arrodillado delante de ti, con una pasión que parecía irreal. Pero lo que mas me turbaba, era lo primero. Sensación que fue eliminaba al ver esa bestia en forma de bulto entre sus piernas, mis ojos no ocultaron las ganas de verlo, tocarlo y sentirlo. Pedro se dio cuenta y con una sonrisa me pregunto, si le gustaba.

_¿Por qué no usas esa lengua tuya para saborear un dulce mas apetecible?- Me insinuó con satisfacción.- Te vas a gustar mas, y no dudaras en pedírmelo de nuevo. Siempre lo piden, y soy muy generoso como para negarme- Seguido de esto, prosiguió a desabotonar el único botón que mantenía esos jean en su cintura. Lo detuve. Sabía lo que pretendía. No quería desilusionarlo por el miedo que sentía. Era un inexperto y lo mucho que había visto era en películas. También pensé que eso seria darle una humillación futura, o un objeto de chantaje. Sin embargo, para mi era imposible negarme, ahora lo que sabia cual era el secreto de esos ojos negros, que arrebataban de mi cualquier  rastro de moral o de recates. Y ya estaba ahí, además había descubierto que mi placer era parte de él. Si realmente deseaba, esta dispuesto a complacerlo. Disfrutaríamos los dos.

_ ¿Quieres que hagas eso?- dije sonriendo.- Bien. Pero disfrutare de tu placer como si lo estuviera experimentado yo mismo. Sabes ¿Por qué? Porque te deseo, formaste a ser parte mi mundo, de mis sueños y por la única razón existente aquí y ahora, amarte como un loco- concluí algo aturdido ni yo sabia lo que acaba de decir, apreté su bulto descaradamente, oyendo su débil gemido que escapo de esa dulce boca.

Me costó un poco de trabajo quitar ese botón que se resistía a salir, no sabia si eran los nervios que manejaban mis manos, no sin antes deslizar la correa (cinturón) que estorbaba, lanzándola por ahí. Baje el cierre sin apartarle la mirada. No solo lo deseaba  murmuraba cosas excitante para que lo hiciera, para que fuese mas rápido. Cuando estuvieron esos jeans en sus tobillos, puede ver sus fuertes piernas, torneadas con pocos vellitos en ellas. Su deporte favorito había hecho su trabajo.

Podía ver su verga curvada, aprisionada dentro de ese bóxer gris ceniza. Modelo era poco. Hice presión con mi mano sobre ella, sintiendo las dimensiones de ese tronco de carne, que no paraba de palpitar. Y así estaba la mía, tan erecta que lastimaba. Acaricie sus nalgas aun mas desnudas. Luego sin pensarlo mucho, deslice suavemente por el elástico de la prensa hasta mas abajo de su rodillas. Su salvaje miembro casi golpeaba mi cara. Si creía que era grande por el bulto, ahora lo confirmaba viéndola de frente. Me hubiese corrido como cabello si me hubiese tan solo tocado.

Esa verga curvada hacia arriba, me excitaba de sobre manera, estaba babosa por los juegos, iluminada tenuemente por la luz que proyectaba el foco amarillento. Era como una manzana cubierta de caramelo. Existía ese magnetismo que provocaba devorarlo. Lo toque tímidamente. Me propuse excitarlo hasta la locura, así que baje y subí mis dedos como si lo masturbara sobre el tronco pero sin hacer fuerza, como si fuese un delicado instrumento. Como solía hacer con el mío cuando despertaba sudando por él.

_Apúrate perrita-exclamo desesperado.- No aguanto mas.-Apreté su verga con indignación por su ultimo comentario.- Anda dulzura, deseo esa boca en mi verga. Ahora, no me hagas obligarte…

Lo último me había gustado más. Me acerque con la lengua ligeramente asomada, con cierto nerviosismo a su tranca, y percibe ese afrodisiaco aroma, su olor a virilidad. Cuando finalmente roce su glande, en ese pequeñito agujero, escuche un leve suspiro y tensión en sus muslos donde reposaban mis manos. Volví a posar mi lengua sobre su cabeza, sintiendo la textura lisa. El sabor agrio de los jugos preseminales que demostraban lo excitado que estaba me gusto más de lo que creía.

No lo podía creer lo que había hecho, siempre sentí un picara obsesión por descubrir que sentían esa mujeres que se ganan la vida en las películas porno, mamando esa enormes vergas y las que hay en las calles las conocidas “chupis”. Y ahora lo estaba viviendo en persona, de repente me invadió una confianza de hacer, lo que mi hombre, Pedro, quería en ese momento. Chupársela como si fuera una chupeta color carne.

Con mi labio inferior y superior rodee su glande. Ahora su gemido fue de sorpresa. Dure unos segundos así sonriendo las vibraciones. Después con mi mano izquierda sujete el tronco, este más firme y dura que el glande, caliente como un hierro sometido a calor, solo el débil cuerito se movía entre mis dedos. Baje un poco con mi boca hasta la mitad, igual de duro, ahora su cuero se movía entre las comisuras de mis labios. Lo mire fugazmente, no se perdía ningún detalle de lo que insinuó hacer.

Mi lengua acorralada comenzó a girar alrededor del tronco, y sus glúteos se tensionaron bajo mi mano derecha que acariciaba esa piel de bebe. Los gemidos empezaron a romper ese silencio placentero. Proseguí con un vaivén lento pero apasionado, así continuaron los segundos, cuando no los hacia me encargaba de su glande, presionándolo con mis labios.  Aunque quería hacer algo mas atrevido como la garganta profunda, descubrí que todavía no tenía la suficiente experiencia. Me producían arcadas y sentía la desagradable sensación que vomitaría si lo volvía intentar, por su verga nada pequeña. Algún día lo haría,  me dije a mi mismo, así lo llevaría hasta el placer soñado.  Pedro tuvo la razón, al sentirlo en mi boca lo pediría muchas veces. Me aterre.

Un chico casi desnudo pegado de espalda contra pared con la vista fija en le techo, y  otro arrodillado con una mano sosteniéndole la tranca mientras su boca hace esos movimientos agiles en su verga que lograban que gimiera de forma audible, y con la mano de otro sosteniéndole el pelo castaño, en una habitación tenuemente iluminada, de seguro  hubiese sido una escena porno bien ensayada, sin embargo no lo era. Era real. Un chico en busca de placeres desconocidos y otro perdidamente enamorado que lo descubría. Además de ser una escena morbosa para cualquiera que la viera por un agujero

Sin darme cuenta unas fuertes manos debajo de mis axilas me levantaron, despegando de su deliciosa  verga, produciendo un sonido de succión. Me lanzo hacia pared nuevamente pero esta vez, el placer era mayor que la anterior. Se termino de quitar los pantalones con los pies, el deseo lo invadía, me besaba apasionadamente el cuello y la boca, no dejaba de presentir lo caliente que estaba. Al principio esta sorprendido pero después también colabore, me desprendió de la camisa que para ese momento estorbaba, dejando mi torso desnudo. Beso mis tetillas como lo había hecho pensado tal vez que eran pechos. Fuertes escalofríos recorrían mi cuerpo a cada lenguazo y se perdían dejando la sensación de placer. Se imaginaba otra chica. Lo pensaba, pero era una idea que a la  final me ayudaba, ya que así podía disfrutar de mi hombre a plenitud.

_Quiero Cogerte ya-dije con voz entre cortada, cuando ya empezaba a ceder a causa de sus lenguazo.- Me tienes demasiado excitado, mira lo parado que esta. De esta noche no pasa que estrene esas nalgas-Apretó mis nalgas con la misma lujuria, al ver mi cara de asombro por su comentario, sujeto mi barbilla con una mano y me beso tiernamente como en esas películas de romance. Créanme volvía a sentir ese sensación desfallecimiento.- Anda mi amor te deseo.-concluyo en un hilo de voz sin ocultar su evidente placer.

No podía negar que lo amaba, ¿como podía negarme a los impulsos de sentir algo desconocido? Sentir su aparato sexual en lo mas recóndito de mi ser. La calentura esas alturas derretía fácilmente mantequilla. En conclusión, seria mi muerte si me negaba

Nos acercamos cerca de esa desdichada cama, termine de quitarme los jean. Ahora si estábamos al igual de condiciones, solo nuestros calcetines, hacían el intento de vestirnos.

En un movimiento juguetón hizo que perdiera el equilibro, rebotando suavemente en aquel colchón. Pedro sonrió pícaramente y se abalanzo sobre mí como un tigre asechando su indefensa presa. Nos mirábamos con estando sobre mi y no nos preocupamos en hablar, ya sabíamos lo que nuestros cuerpos querían. Dejo caer su cuerpo sobre el mio, y mis manos pasaron por debajo de sus axilas para acariciar su espalda de macho. Y como si fuese una vagina, entre mis piernas abiertas, empezó a moverse, rozándonos placenteramente. Bese su cuello, y su hombros, quería ser de él, antes que terminara la noche. Lo sentía mio.

Besaba, mordía y succionaba mi cuello, y con su diestra mano fue bajando mi bóxer lentamente, mi verga esta punto de sentir el aire, encontró resistencia cuando iba por mis nalgas. Cuando por fin estuvo libre, aguante para no acabar, al sentir su verga junto a la mía, ahora sin ningún impedimento. Entrecruce mi pierna alrededor de su cintura. Casi moría de placer y ahora era que faltaba.

Cuando se detuvo a observarme, desde abajo, pude ver su torso, manzana de adán, mentón casi lampiño, y ojos de placer. Cerré los ojos para comprobar si al abrirlos era otro sueño. Su tranca caliente me lo confirmaba, estaba sucediendo.

Finalmente decidió que eran suficientes de tantos juegos, vacile un poco pero otras palabras de esa que me hacían perder la cordura, me animo hacerlo

_Vamos date vuelta-me animo.- Juro que no aguanto mas, quiero hacerte…el amor.

Di vuelta rápidamente, con las piernas no exageradamente abiertas, quedando  en cuatro patitas. Espere que se acercara a mí, sosteniéndome la cadera.  Sus rodillas estaban bien clavadas en el colchón como si nada las pudiera quitar de allí. Por un momento se quedo observando la imagen mas excitante que sus ojos habían visto hasta hora, y eso me hacia sentir como una valiosa joya de la corona.

Se dejo caer sobre mi, apoyando todo su cuerpo con el mio. Su verga estaba entre mis nalgas presionadas por el peso, advirtiéndome de alguna manera  dentro de poco estaría dentro de mi, le gustase o no. Me murmuraba cosas excitantes al oído. Luego, recuperamos la posición anterior. Mi vista se mantenía en las sabanas, mientras rozaba su baboso instrumento por la curvatura de mis nalgas. Sin más, metió un  dedo en  mi estrecho ano. Suspire y pedro Bufo. Retorció en dedo entre mis esfínteres, produciéndome otro suspiro un poco mas exagerado. Mi agujero lo apretada deliciosamente.

Al rato lo saco, dejándome una sensación de vacío, y volvió a meterlo al notar que anhelaba ese dedo ahí, haciendo cosquillas placenteras. Ahora trazaba círculos interno, estrechando la fosa. Cuando creo que estaba listo para el otro, lo metió fugazmente. Estos hacían que mi cuerpo temblara, y suspirara.

Cuando saco los dos dedos, supe que había llegado mi hora. Mi corazón latia apresuradamente, había escuchado que duele la primera vez, pero eso era algo que tenia que aguantar por mi hombre. Aun así, Eso no evito que temblara cuando su glande presiono mi ano. Por alguna razón había impedido que siguiera dilatándome, y supuse que Pedro no lo había entendido, creyó fácilmente que solo quería ser clavado por el. Eso se lo tendría que explicar después. Ahora solo pensaba en el dolor.

_Prepárate.- me anuncio súper excitado.- Ahora sabrás lo que es bueno.-Seguido de esto me dio una nalgada, que sonó como un látigo al cuero, haciendo que me prendiera mas y moviera mis caderas juguetonamente.

Sujeto bien mis caderas con fuerza en otro intento para que su aparato entrara, pero mi ano parecía no ceder fácilmente ante ese intruso.  Pedro suspiro de impotencia. Sabia que debía relajarme, para que todo fuese mas sencillo, pero incluso antes que ese pensamiento llegara con plena claridad, escuche un pequeño sonido como plastico al desgarrarse, parecido.

_Ahhhhh- Grite en un quejido de dolor que rompió el silencio excitante que había reinado en la habitación y se perdió en un hilo de voz lastimero. Lo habia metido de golpe, sin ningún rastro de suavidad.

La corriente que recorrió mi cuerpo  que antes había sido de placer y ahora eran de dolor. Hizo que me desplomara, apoyándome en mis codos y hundiendo mi cara en el colchón, cerrando mis ojos con fuerza. Intentando aliviar aquel dolor.

Era como si te cortaran con un cuchillo  por la mitad, como si entrara  en ti el mango de un azadón grueso y duro, estirándote el ano al máximo, rajándotelo. Sentí su verga entrar cada centímetros, las venas de su gruesa tranca rozando los bordes  de mi desflorado culo. Se humedecieran mis ojos, y una insignificante lagrima resbalo por mi mejilla. No sabía si era de felicidad, placer o dolor. Cuando detuvo el adentramiento, sentí cosquillas de sus vellos púbicos mis nalgas. Estaba bien clavada su verga, con sus bolas tocando las mías.

Él también había soltado un grujido ahogado  en ese momento, dudaba que fuera de dolencia.  Había Perdido mi virginidad anal, aquella que estaba dispuesto perder, el día que descubrí que Pedro era, ese hombre que me alteraba con tan solo su presencia y aceleraba mi corazón. Intente olvidar el dolor, apretaba la mandíbula y tenia los ojos fuertemente cerrados. Él lo intuyo así que no se movió, dedicaba a acariciar el costado de mis nalgas inertes esperando la luz. Cuando el dolor cedió un poco, le indique con voz queda y cohibida  que prosiguiera. Él asintió enérgicamente con la cabeza, saco varios centímetros y la volvió a meter, gemí por la sensación. El dolor que había sentido segundos atrás, un dolorcito punzante, entendí sin dudarlo que fue de placer. Ahora sentía una presión llenadora en mis entrañas, mi agujero ahorcaba el intruso, que se convirtió en un invitado especial, haciendo que gimiera tímidamente.

Comenzó con un vaivén lento, majestuoso, solo usaba una mano para atraerme, y con la restante, no lo sabía. Aguantaba mi ano con menos resistencia sus embates, y mis nalgas a su entera disposición. Y lo estaba aprovechando, punzándome lentamente con su verga. Por  momentos pensaba como un agujero tan diminuto podía albergar una verga así de imponente y de qué decir de grande, reí por lo irónico seguido de un gemido al sentir un dedito tratando de entrar también.

Entre mete y saca, me imaginaba lo que dirían si vieran por un huequito de la puerta lo que estaban presenciando, sobre todo las chicas, aquellas que esperaban una oportunidad con Pedro, las mismas que hablaban en los baños de él y lo que harían si lo tuvieran como lo tenia yo, castigándome con su imponente verga, deleitándose con el placer que le otorgaba mi cuerpo. Si, gemía  de solo y mas gratificante placer. Esas tontas no lo creerían, ni yo se los diría, lo tenía para mi solo esa noche.

Me abandone al mundo del placer, dejándome llevar por los continuos estremecimientos que recorrían mi cuerpo, las caricias me enloquecían, la presión de sus metidas me desfallecían y sus gemidos (mas grujidos) eran como una delicada melodía para mis oídos.

Cuando Salí de ensimismamiento, sus movimientos dejaron de ser lentos y magicos, eran salvajes, se escuchaba el clásico plasff al chocar sus bolas con las mías, sus muslos aporreándose con los míos. Ahora sus manos se aferraban fuertemente a mis nalgas como si fuera a caer, atrayéndome hacia su verga dura como la madera. Trataba de mantener la pose antes sus embates, porque si no sucumbiría, que quería mantenerme fuerte para mi hombre. Nuestras respiraciones eran agitadas pero no sincronizadas. Mi cuerpo se agitaba con de él por el impulso de sus fieros movimientos.

Llegaban momentos en que sus traviesas manos sobre todo la derecha dejaba mis caderas, recorría mi costado como si apreciara la teclas de un piano, de ahí iba a mi abdomen, subía y pellizcaba, después bajaba por mi abdomen, me enloquecía ese movimientos. Cuando llegaba a la región de la pelvis y sentía la dureza de mi tranca, la alejaba como si sufriera unos toques eléctricos. Comento algo, no recuerdo. Como si lo animara verme así tan excitado. Sus movimientos volvieron alucinantes.

Con las manos sujete mi tranca que pedía a gritos alguna atención, papeándome con violencia y cuando sentía que me venía, apretaba la base con fuerza para evitar que acabara, faltaba mas por esa noche me decía.

Gire el cuello encima de mi hombro para ver su expresión, quede sorprendido y extasiado ver lo bien que lo gozaba; su mirada fija en la separación de mis nalgas, su abdomen marcado por los cuadritos, la tensión de sus brazos por la fuerza que requería para cogerme salvajemente, y aunque luz había sufrido fallas, y había poca visibilidad, podía jurar que tenia la frente empapada de sudor al igual que el resto de sus cuerpo. No soporte esa imagen y me masturbe con violencia, con la viva imagen de verlo, no pare hasta que los músculos de mi pelvis y más abajo se contrajeron, llenándose de energía de repulsión, soltando dos chorros de semen caliente que fueron a parar a las coloridas sabanas. La sensación de desfallecimiento se intensificó, quería caer tendido en la cama, disfrutar del placer que estaba experimentado. Mi cuerpo se había contraído para luego disminuir con ligeros temblores, sentidos con más intensidad por las piernas.

Sin duda el mejor orgasmo que había sentido hasta la fecha, ni las noches que soñé con él y me masturbe, se comparaban.

_ O si que lo disfrutaste -Comento con sorna, deteniéndose e inclinándose hacia a mi, cerca de mi oído izquierdo para que lo oyera bien.- Te comprendo, con semejante tranca dentro cualquiera disfrutarua. Quizás nunca sientas una igual así como la mía...nunca

De lo extasiado que estaba tarde en comprender, templaba todavía por la venida.

_Te quiero Pedro-confesé.-Podía ser cierto que jamás sienta una verga como la tuya. Porque al único que le pertenece ests nalgas es a ti. Eres el dueño poseedor ellas. Mi fantasía, mi sueño. Lo hice porque Te quiero ima…gi…nate.- mi última frase se entrecorto porque los embates de Pedro eran intensos y pausados, no dejaban que terminara la frase.

Había levantado una pierna para apoyarse en los pies, la otra quedo normal apoyada de la rodilla, la original posición del perrito callejero. Los movimientos también cambiaron, ahora eran intensos, en cada arremetida la dejaba bien clavada como 3 segundos, luego la sacaba lentamente y volvía. Esto es amor, Susurre entre gemidos.

No podía dejarme  de impresionar, lo hacia como si fuera verdad lo que decía, como si quisiera recordar en cada clavada, la sensación de estreches, la nueva sensación. Un movimiento que se convertiría en mi favorito. No expresaba un deseo carnal más bien…amor, solo mencionarlo me estremecía. Sus manos se aferraban de mis costado para mantener el equilibrio, mientras su boca emitía leves gemidos, me hubiesa gustado que duraba mas. Sin previo aviso, olvido la posición mágica, bajo su piernas en la posición anterior, sujeto mis nalgas con dureza y prosiguió con los movimientos salvajes.

Los gemidos subieron de tono alarmante, la prudencia había quedado en el olvido.  Gemíamos en conjunto, no creía que mi adonis pudiera llegar a mas, si que tenia aguante, aun así me hacía perder el equilibro por el nivel de sus embates.

Llego el momento. Sus manos apretaron  mas mis nalgas y  la velocidad aumento. Hasta que sin mas que un crujido del interior de su garganta, me avisaba que había acabo dentro de mi, pego su pelvis de mis nalgas, clavándomela bien hasta los huevos.

Sentí en las paredes de mis intestinos chorros leche caliente, recién hechos, depositarse en mis entrañas gracias las escupidas de su verga. Con la respiración agitada espero detrás, después se hizo desfallecer al mismo tiempo que sentía la humedad de su abdomen en mi espalda, respiraba en mi nuca movimiento hebras de mi castaño cabello. Unos instantes mas tarde caso su verga languidecida, la sacudió y se tumbo de lado, con expresión que denotaba el más absoluto placer.

Tendido con la mirada puesta en el techo exhalando cansadamente, me derrumbe con las piernas tendidas, boca abajo, mi respiración no le envidiaba nada. Si que quedamos extasiados del placer, sudados. Dos chicos acostados en diferentes posiciones, uno con verga flácida y el otro con su trasero expuesto, tendidos en esa cama, charlaban. Esa pose merecía una foto, pero quién las tomaría además que él que la viera, no lo dudaba, se masturbaría.

_Increíble-Dijo luego de haber permanecido segundos callado por varios segundos.

_ ¿En serio?-pregunte incrédulo ante su afirmación. Mi cerbero empezaba a  funcionar lentamente después del mayor placer jamás sentido, y sentía salir de mi ano, los restos de semen, descendientes de Pedro.

_Si, es en serio-me respondió sonriendo extasiado.-No sabias que culeabas tan bien. Que culo tienes.

_ ¿Eso crees? porque me gustaría pensar que sabes porque lo hice también como dices tu.-Le solté algo dolido, empezaba a sentirme por alguna razón triste, al sospechar que Pedro creía que lo habíamos hecho solo por placer. Bueno para mi era distinto.

_ ¿Por qué lo haces?- pregunto ante mi insinuación.-Porque te gustan las vergas. ¿Cierto?

No respondí. Me incorpore, adoptando la misma posición de pedro, pegando mi espalda de la cabecera de la cama. Lo vi de perfil y me enamore mas, pero ahora sabia que había hecho mal, no del todo.  Dolía que no viera lo sentimientos que exprese en cada caricia hecha a su cuerpo y gemido que salían de mi boca.

_Te amo Cabron- le dije de repente, destapando una vez mas lo que sentía por él, pero esta vez para que lo entendiera o por lo menos tratara.- Todo lo que hice por ti ¡ todo!, es porque siento estas cosas por ti. No se si te has enamorado alguna vez, de alguien, bueno así me siento contigo. Te pienso todos los días, tu cara es la primera que recuerdo en la mañana y eso, sin contar las innumerables veces que me quedaba como estúpido mirándote, observando cada tontería que hacías para impresionar o llamar la atención. Si pedro, eso es estar enamorado.

_Entiendo lo que dices- Dijo suavemente como reflexionado cada palabra que habia dicho.- Pero lo dices no deja de sonar como una vaina loca (locura). No puedes enamorarte de un hombre, no debes sentir eso por un hombre, eso lo sentimientos por las mujeres solamente. Bueno, cuando te enamoras de alguna...

_Pedro dime la verdad-le interrumpí algo molesto pero a la vez comprensivo, no era fácil escuchar eso de alguien, menos de un hombre, a mi también me hubiese causado una impresión de locura.- Realmente crees que soy ese tipo de persona que vive la vida y ya, de aquellas que se dejan llevar por el momento y luego piensan en las consecuencias.- Lo mire a los ojos, este me veía.- Esta noche paso lo que ha pasado, fue solo porque sentía que debía hacerlo, demostrarte no solo con palabras sino con hechos lo que en el fondo de mi corazón siento por ti. Te amo. Y Lo maravilloso fue que lo disfrutamos. A la final no me chantajeaste, lo hice porque no puedo resistirme a tu voz y más cuando suena tan ardiente.

Una vez dicho mi discurso de confesión, no importaba si lo había entendió o no. Me sentía aliviado, como si una carga hubiese huido de mí. No se atrevió a decir nada, pero supe que lo había noqueado. En sus ojos podía ver que luchaba con sus pensamientos, quizás unos en  contra y otros a mi favor.

_Creo que debo irme-le comente después de unos segundos. No sabía la hora, y había concluido que de seguro mis padres me estrangularían por no mandarle ni siquiera un mensaje.- Es tarde, pero creo que si tengo suerte encontrare un taxi trabajando a esta hora.

Empecé a tantear en el piso, en busca de  mi pantalón. No recordaba haberlo tirado muy lejos.

_No deberías irte. Es muy tarde y esta zona es peligrosa, te matarían antes que encontraras un taxi.-Su argumento sonó razonable, pero en ese momento quería alejarme de él. Además  que dormir junto a su cuerpo podría ser traumático, sabiendo que no volvería a estar así con el.

_Si alguien nos ve salir de aquí, a los dos, pensara mal-Le comente. El bendito pantalon parecía que tenía piernas, no lo hallaba- Algo que tú no querrás...

Me levante para buscar mejor mi prenda. Y con la misma agilidad que había demostrado antes, se paro delante de mí, a pocos centímetros y  me robo un beso, tierno, sin lasciva ni pasión, solo poso sus labios junto a los míos. No me sentía yo. Pero aun así podía percibir el calor que emanaba su cuerpo. Abrí los ojos y su mirada, con la mayoría de los secretos descubiertos, reafirmó que no me sintiera yo.

_Hazme caso Amor-Me ordeno, dándome otro beso fugaz.- No puedo permitir que te vayas a esta hora. Solo esta vez. Mañana nos vamos.- Seguido de esto, me lanzo a la cama juguetonamente. No opuse más resistencia, quería verlo en paz. Y así mismo, no quedamos viendo el techo, pensativos.

_Sentí como si lo hubiese hecho con una chama-Comento.- Pero creo que eres mejor...pequeño.

No respondí, pero odie que me comparara con una fémina, aunque sabia que junto a él, podía ser mejor en la cama que ellas. Sonreí.

Cuando me asegure que se había quedado profundamente dormido, sumido en sueños placenteros, me levante cuidadosamente, no quería volver a caer. Quizás fue que ahora estaba totalmente silencioso, note un ardor casi insoportable entre las piernas más debajo de las bolas. Camine tembloroso mientras ubicaba mis prendas, me las puse sin apartar la vista del chico que estaba de lado mostrándome las nalgas atléticas. Si las palpe para sentir esa textura que desde un principio cuando lo vi de espalda mientras caminaba, me preguntaba como se sentiría. Antes de cerrar la puerta atrás de mi espalda, apague las luces. Transite  por el pasillo hasta el final del mismo, cielo se tornaba azul oscuro, el alba esta a punto de llegar.

Los pensamientos que parecían no tener piedad conmigo volvían, ¿porque lo hiciste? ¿Acaso no  querías evitar esto…? ¡Eres débil! ¿No que eras diferente a los demás, como fue que…? Pensamientos que recorrían los pasillos de mi mente, alertando a los demás para que salieran relucir, atormentándome. Procuré concentrarme al ver las luces de los faroles de un carro. No me cobro mucho como pensaba el viejo que aborde. Me senté en la parte de atrás mientras le indicaba, simulando el dolor a sentarme como una punzada, donde me dirigía.

El nuevo dia había llegado y con el, una nueva visión de futuro. Conocía a medias a Pedro,  no sabia como actuaria después de ahí. ¿Y si me convertía en su esclavo sexual? De solo pensarlo se me aguaron los ojos, sin embargo una cosa estaba segura, habíamos disfrutado del sexo y por ahora eso era lo que importaba, y más que eso, que haya entendido mi mensaje, que lo amaba.

“A lo hecho, pecho”. Se me curvaron los labios, al recordar lo que hicimos. Sin pensarlo esa noche seria el comienzo.

Realmente lamento por lo largo del relato, sé que algunos se le hicieron interminable la lectura. Pero todo lo que escribí lo considere de suma importancia, cada palabra. Así sabrían como ese chico altero cada nervio, cada partícula de razonamiento en mí a tal punto que solo dejándome llevar, le demostré lo que sentía por el. Además que cortar un relato en dos es sumamente tedioso, dejan a los lectores con ansias y yo no sería capaz de eso.

Para comentarios, buenos y malos, mi correo es el siguiente: Optimusrelax@gmail.com . Si necesitan alguna ayuda o se encuentran confundidos, quiero decirle que son los unicos al sentirse asi, igual les dejo mi hulmide correo.