Ojos color de miel

Enric se enamora en un viaje turistico a una ciudad de Argentina, durante unas vacaciones.Al regresar en el avión, y despertarse tiene una gran sorpresa.

OJOS COLOR DE MIEL

Son las 9.21 horas de la mañana y después de 22.00 de vuelo, Barcelona-Madrid; Madrid Buenos Aires, salgo del Aeropuerto de la capital Bonaerense, por primera vez en mi vida conseguía realizar una de las mayores ilusiones que había soñado, pasar unos días en esta nación latinoamericana, sin saber el porqué tenía que ser ésta y más concretamente en la ciudad de Belén de Escobar, debió ser por leer en la paginas de internet que había sido nombrada Ciudad Nacional de la Flor.

Es la primera semana de Octubre y tenía los siete de plenas vacaciones y con mi mochila de viajes, poca ropa de muda ya que solo eran 7 días, que descontando los dos de vuelo (ida y vuelta) me quedaban cinco, que había que aprovechar en ver y aprender de dicha población. El tema de la ropa no me preocupaba,,,la interior podría lavarla en la habitación del hotel y pantalón tejano y una remera para cada día, tenía suficiente.

Pedí un taxi de la parada y gracias a la identidad de lenguaje, pude indicarle con una gran sonrisa , por favor a Belén de Escobar.

Comprobé que se incorporó en la autopista Pascual Palazzo y posteriormente la RN9.

Por mi información Belén de Escobar se encuentra a 56.2 km de la capital Bonaerense y el tiempo aproximado de viajes sería de una hora. Como consecuencia de tanto tiempo de vuelo, me encontraba algo cansado, intentaba contemplar el paisaje que de rápida forma transcurría a través de la ventilla, quedé profundamente dormido. Desperté cuando el amable conductor llamó mi atención y me solicitaba lugar donde debía apearme.. Lamenté el sueño porque perdí la contemplación de los bellos paisajes que debía recorrer, le indiqué que por favor me dejara en el Hotel de la Flor, que se encuentra en la calle Estrada número 926. Al bajar del taxi una agradable frescor primaveral con olor a infinidad de flores me invadió. Para mi, me dije, esto parece el Paraíso Terrenal, es decir el Edén.

El hotel se encuentra en el centro de Escobar, me encantó ese porche que tiene a la entrada con dos columnas azules, una a cada lado, su vestíbulo me dio una agradable sensación de tranquilidad y confort, una vez comprobada la reserva que realicé desde su página Web, me fue asignada la habitación.

Uff—que alivio, una vez dentro, como un muñeco caí sobre la cama con los brazos en cruz. Lo cierto es que con los ojos abiertos como platos, contemplando el techo, me preguntaba - porqué esta ciudad y no otra – no encontrando explicación alguna, desistí del porqué y me dije Enric que el destino depare lo que sea.

Después de una ducha, me cambié de ropa y me dispuse a salir, tenía que desayunar, el cuerpo me lo pedía, debido al nerviosismo y deseos de llegar omití es inocuo detalle. En el bar de hotel, un café con leche y un croisan calmaron frugazmente ese sonido interior que ronroneaba en mi estómago.

Nada más salir a la calle tuve la primera grata sorpresa, gran cantidad de gente se encontraba agrupada en ambas partes de la calzada ya que un desfile de carrozas engaladas con flores de todo tipo, color y olor desfilaban en concierto de alegría manifiesta.

Joder…. Como lamenté en ese momento el dejarme olvidada la cámara fotográfica, porque con seguridad hubiese podido hacer bellas tomas para el recuerdo. Es que hay momentos que los nervios te dominan.

Maravillado por tal manifestación de explosión floral, entendí porque el destino me había indicado, ya puedo decir, esta bella ciudad.

La curiosidad hizo que mi mirada se centrase en el público allí presente, tenía a mi lado una bella mujer de cabello rubio que al igual que yo se maravillaba del color y belleza de las carrozas. Me dirigí a ella y con toda la amabilidad que cabía en mí le dije: Soy un turista y le ruego si me puede indicar lugares des la ciudad, donde personas como yo, puedan disfrutar y quedar embelasados de esta bella ciudad. Alzó su mirada y ¡ madre mía! - exclamé sin poder evitarlo – dos grandes y bellos ojos color de miel , con mirada dulce, cálida e intensa, convergieron con los míos. Me indicó - puede visitar el Jardín Japonés, la Plaza del General San Martín, el Boulevard de Eva Perón, la Plaza del combatientes de las Malvinas…. Lo cierto es que no escuché nada de lo que me decía, mis sentidos corporales se paralizaron, solo el de la vista permaneció en plena actuación, no dejaba de mirar esos ojos color de miel que tanto me estaban impresionando.

Finalizada su locución, me indica – le sucede algo? – perdone me he distraído en pensamientos por un momento, discúlpeme… puede indicarme como llegar al Jardín Japonés? (era el único nombre que recordaba cuando examinaba la Web de la ciudad)

  • No hay problema, le acompaño, voy en esa dirección.

Iniciamos el camino, yo a su lado e intentaba mantener una conversación que no podía salir de mi boca, la lengua se me trababa y para vergüenza mía, solo intentaba modular a los sonidos guturales, mas que palabras. Solo tenía ojos para esos de color de miel que de vez en cuando me miraban.

El tiempo pasó fugaz, rápido, sin darme cuenta y no se como, ni puedo explicar que en tan bello jardín, sentados sobre una fresco y oloroso césped, le cogí la mano y por fin pude expresar – No se lo tome a mal y con toda la mejor de mis intenciones, sus ojos color de miel hacen palidecer todas y cada una de la flores de este jardín. Me mira y (otra exclamación de mi interior) una sonrisa, que sonrisa enamoradora – " vos sos muy galante, sos un caballero andante ". Reímos al unísono, cogiéndole la mano y en acto teatral contesto – caballero andante soy y por todas mis noches de vela vos sos mi damisela.

Jajajajajaja, risa de alegría sonó en el jardín. Y una suave brisa hizo agitar las flores que parecían reir con nosotros.

No se como ocurrió, el tiempo había pasado sin darme cuenta, lo cierto es que ambos estábamos tendidos en el lecho de mi habitación del hotel, desnudos y abrazados con inusitada pasión. Mis caricias y mimos le hacían suspirar y las suyas me transportaban en dulce vuelo por la gloria. Fue una noche de amor intenso, amor entregado sin límites.

Desperté y al abrir los ojos musité – que sueño mas placentero he tenido – ojalá todas las noches mi imaginación lograse hacerme soñar sueños como este.

Lo cierto que al intentar levantarme, noté la presencia de un cuerpo… aleluya manifesté palpitando mi corazón como caballo desbocado, es realidad, no ha sido un sueño, los ojos color de miel , está a mi lado. Acerque mis labios a su oído y como un susurro musité : -

Deja que siga así

Mordiéndote los labios

Como si esta fuera la última vez

Es que soñé que te perdía

Y te juro amor sentí

Que me moría

Si te ibas de mi vida

Por eso voy amarte

Mucho mas todos los días

Regalarte mi alegría

Y hoy se que sin ti mi vida

Te lo juro, no podría

Los cuatro días restantes fueron maravillosos, pasaron velozmente por mi vida, cada mañana paseaba por la ciudad, sin ver nada ya que mi ilusión era por la tarde, cuando ella podía hacerme compañía, me hablaba de su ciudad, de efemérides e historia, me paseaba por lo lugares seguramente mas bellos, pero yo no veía nada… solo esos ojos color de miel.

Las noches fueron mejores cada una de ellas.. la lucha de amor en la cama fueron de amor verdadero, el cariño en el ambiente se podía asir con la mano, rendidos y satisfechos, cogidos de la mano, quedábamos dormidos jurando amor eterno.

Pero cruel es la vida o el destino, no lo se, llego el día de la despedida, abrazados ante el taxi que debía llevarme al aeropuerto, con ojos llorososos, contemplé las perlas que de los suyos rebalaban por sus mejillas y, que mayor brillo y reflejos de luz esos ojos color de miel despedían.

El vehículo arranca y con un grito desesperado digo… mi nombre es Enric , tu como te llamas y con una voz que nunca podrá olvidad, contesta Fabiana.

Sentado en el avión, con la cabeza reposando en la ventanilla, caigo en letargo, rememorando su aroma y su cuerpo, y aquellos ojos… que ojos.. ojos color de miel.

Un sonido me hizo salir de mi sueño, un sonido familiar, abro los ojos y veo a ese despertador, que día a día me indica la hora de levantar, volver a la rutina, volver al quehacer….que esta dura vida tengo Y QUE NO PEDI…. NO PEDI NACER.

Enric.. Caballero Andante,

lo dedico a mi Damisela

entregando todo mi amor

que solo el viento le lleva.

Barcelona, 19 de diciembre de 2009