Ojo por ojo

Clara y Antonio tenían una muy buena relación, pero en un solo día todo cambia drásticamente...

Clara tenía dieciocho años cuando por fin se independizó y se fue a vivir a un piso de estudiantes. No aguantaba más vivir en casa de sus padres. La relación con ellos era buena, pero la que tenía con su hermano mayor, Pablo, dejaba mucho que desear.

Antes se llevaban bien, pero todo cambió cuando Clara pilló a su hermano liándose con una chica, cuando éste tenía novia. No lo dudó, y se lo contó a ella. Dicha relación se rompió, cosa que cabreó mucho a Pablo, ya que su posible futuro con la hija de uno de los hombres más ricos de la ciudad se había esfumado. Nunca le perdonó eso a su hermana, y desde ese momento, siempre que se veían acababan discutiendo.

Pero eso ocurrió hace ya dos años, y ahora Clara vive felizmente con su novio Antonio en un piso bastante modesto.  Ella tiene veinte años, pelo largo y castaño, con unos pechos que no resultaban indiferentes para los hombres, y un culo bien formado. Por otro lado está Antonio, dos años mayor que ella. Un chico bastante normalito, pero educado y amable.

Se conocieron el año pasado, y a los pocos meses ya estaban buscando un piso en el que vivir juntos. Él está acabando ya sus estudios universitarios como contable, mientras que ella estudia medicina. Ambos tenían una vida alegre y sencilla, con una relación basada en la sinceridad y en la confianza. Pero un día, todo cambió.

Era por la mañana y Clara estaba estudiando para los exámenes finales. Antonio no llegaría hasta la noche, ya que se fue temprano a la facultad para preparar una exposición que realizaría por la tarde. Estaba concentrada estudiando cuando de repente llamaron al timbre. Clara, extrañada, fue a ver quién era.

  • ¿Diga? – preguntó

  • Hola Clara, soy Fran. ¿Puedo pasar un momento?

Fran era un amigo de su novio. A ella particularmente no le caía bien. Cuando estaba con Antonio, parecía una persona agradable y amable, pero cuando éste no estaba presente, se comportaba de una manera totalmente distinta. Clara nunca entendió esto.

  • Ahora mismo Antonio no está en casa, está en la facultad. – respondió Clara.

  • Ya lo sé, pero no es con él con quién quiero hablar, sino contigo.

A Clara no le hacía demasiada gracia dejar pasar a Fran no estando Antonio, y más aun estando ella sola, por lo que intentó poner alguna excusa.

  • Pero es que ahora mismo estoy muy ocupada estudiando para los exámenes. ¿No puede ser en otro momento?

  • Es importante Clara. Por favor, déjame pasar. – insistía Fran.

Contrariada, para no ser maleducada, se vio en la obligación de abrirle la puerta y dejarle pasar. Ambos se introdujeron en el salón, y ella, sin más dilación, le preguntó qué quería. Él se sentó en el sofá, aunque ella seguía de pie.

  • Clara, será mejor que te sientes. Lo que quiero contarte no es fácil, y me ha costado mucho decidirme si contártelo o no.

A Clara todo esto le parecía bastante raro, pero estaba intrigada sobre que quería decirle. Decidió hacerle caso y se sentó en el sofá a una distancia prudencial de él. Fran comenzó a hablar.

  • Bueno Clara, tú sabes que yo tengo una muy buena relación con Antonio, ¿verdad? Nos conocimos al empezar la carrera, y llevamos ya unos años siendo buenos amigos. Es por eso por lo que me ha costado mucho venir hasta aquí y contarte lo que he estado viendo últimamente. Me siento como si le estuviera traicionando por hacer esto, pero creo que deberías saberlo.

  • ¿De qué hablas? – preguntó Clara extrañada.

  • Pues verás, resulta que el otro día me despedí de él en la facultad, pero me olvidé algo y tuve que volver pasados unos minutos. Pasé por el parking y… vi a Antonio besándose con otra chica. -–dijo Fran en un tono serio.

  • ¿Cómo? – preguntó Clara con una media sonrisa. No se estaba creyendo nada de lo que le contaba Pablo, y se lo estaba tomando en broma. – Fran, no tengo tiempo para bromas ahora, de verdad.

  • Clara, te estoy hablando totalmente en serio. Al principio pensé que se trataba de un error, y de que no podía ser él. Me alejé de allí bastante extrañado, y en los días siguientes Antonio se comportaba como siempre, por lo que cada vez estaba más convencido de que no era él a quien había visto en el parking. Sin embargo, seguía teniendo una mínima duda, y decidí seguirlo. La cosa es que… no estaba equivocado. Le volví a ver con la misma chica.

Clara, que seguía sin creerse todo aquello, iba a replicar cuando de repente Fran sacó el móvil y le enseñó tres fotos. En ellas, se veía a Antonio muy cerca de una chica morena y bastante guapa. En una de las fotos, de hecho, se estaban besando.

A Clara le pareció que se le caía el mundo encima. No había duda de que era él. Al principio pensaba que todo era una broma de mal gusto de Fran, ya que le creía capaz de eso por cómo se comportaba a veces. Pero ahora todo parecía verdad. No pudo evitar ponerse a llorar. No podía creer que la hubiese engañado. No él, que siempre se portaba tan bien con ella, y que parecían tener una muy buena relación.

Fran, con mucho cuidado, se acercó a ella y le pasó el brazo por encima. Clara estuvo a punto de decirle algo, pero en ese momento ni siquiera tenía fuerzas para eso.

  • Yo tampoco puedo creerme lo que te ha hecho, Clara. Parecíais una buena pareja. De verdad que lo siento mucho. La verdad, hay que ser bastante tonto para engañar a una chica tan guapa como tú.

En ese momento, ella estaba bastante triste y enfadada a la vez con Antonio, y las palabras de Fran le parecieron algo reconfortantes. De repente, sin previo aviso, Fran se acercó aún más a Clara, y le plantó un beso. Ella se quedó sorprendida con los ojos abiertos, y se apartó de él.

  • ¿Pero qué haces, Fran?

  • Lo siento Clara, no he podido contenerme. Siempre me has parecido una chica maravillosa, y he sentido envidia de Antonio por tenerte como novia.

Clara todavía estaba en shock. Le estaban pasando muchas cosas al mismo tiempo, y ya no sabía ni cómo reaccionar. Todo le parecía muy surrealista. Fran le acarició la cara, quitándole alguna lágrima que todavía tenía en la mejilla, y volvió a besarla. Esta vez, Clara no pudo evitarlo, y se dejó llevar, abriendo la boca, y dando paso a la lengua experta del amigo de su novio. Estuvieron así unos segundos, hasta que Clara se dio cuenta de lo que estaba haciendo, y se apartó de él levantándose del sofá.

  • Mira Fran, será mejor que te vayas. Haré como que esto último no ha pasado, y tú deberías hacer lo mismo. Esto no puede…

  • ¿Qué no puede ser, quieres decir?- la interrumpió Fran, levantándose también del sofá, y acercándose a ella.- Porque esto es lo que ha hecho tu maravilloso novio con otra chica, y a saber cuántas veces se la habrá tirado ya.

Ahora Clara lo entendía todo. Fran había llegado a su piso haciendo creer que se sentía mal por traicionar a su amigo, cuando en realidad quería aprovecharse de lo sucedido. Aun así, ella estaba muy enfadada con Antonio, y sabía que Fran tenía razón en sus palabras. No sabía qué hacer. La verdad es que le parecía atractivo físicamente, aunque siempre le había caído mal.

Fran notó que sus palabras habían tenido efecto en Clara, y la volvió a besar por tercera vez. Esta vez se comieron la boca durante bastantes segundos, mientras Fran se recreaba acariciándole su magnífico culo. Pasó a besarle el cuello, y acto seguido le quitó la camiseta, quedando a la vista unos grandes pechos en un sujetador blanco. Le desabrochó el sujetador con maestría, y empezó a comerle las tetas.

Clara estaba suspirando de placer. Todo estaba ocurriendo muy rápido. Todavía no se creía lo que estaba pasando. Hace apenas unos minutos que se había enterado de que su novio le había puesto los cuernos, y ahora se estaba entregando a su amigo. Ella, que se consideraba así misma reservada y tímida, y que solo había tenido relaciones con su novio, ahora se estaba dejando hacer por un chico al que siempre había detestado.

Fran también se quitó la camiseta, y cogió a Clara con los brazos, poniéndola boca arriba sobre el sofá. Le quitó los pantaloncitos cortos y las bragas, y empezó a comerle el coño. Ella empezó a gemir. Pocas veces Antonio le había hecho sexo oral, y no tenía ni punto de comparación a como lo hacía Fran. Se estaba muriendo de placer, y tuvo el primer orgasmo, corriéndose sobre la boca experta de él.

Fran se quitó la ropa que le faltaba, y se disponía a penetrar a Clara en la posición del misionero. Le restregó la polla sobre el coño sin llegar a meterla, para desesperación de Clara. La necesitaba dentro ya. Fran estaba disfrutando mucho de la situación: siempre había deseado follarse a la novia de su amigo, y ahora la tenía a su merced.

De repente, se la metió hasta el fondo. Clara pegó un grito de placer que se oyó por todo el piso. Empezó un mete-saca lento, pero muy profundo, y fue aumentando el ritmo mientras le comía la boca a Clara. Estuvieron así varios minutos, hasta que Fran la cogió y la llevó en brazos hasta el dormitorio. Quería tirársela en la cama donde dormían Clara y su novio. Todo aquello le estaba dando un morbo increíble. Esta vez fue clara quien puso a Fran boca arriba, encima de la cama, y empezó a darle pequeños besitos a su pene. Se consideraba buena haciendo sexo oral, ya que siempre hacía estallar a Antonio de placer.

Empezó lamiéndosela, hasta que se la metió en la boca. Durante algunos minutos, solo se escuchaba en la habitación como le succionaba la polla. Fran estaba impresionado. Había estado con varias mujeres, pero nunca se la habían chupado tan bien. Clara vio que si seguía así, no tardaría en correrse, así que paró y se subió encima de él, dispuesta a cabalgarle.

Clara se colocó encima de él, se introdujo la polla en su coño y se dejó caer. Tuvieron un ritmo rápido, mientras Fran le comía las tetas. Ambos estaban muy cachondos, y no tardarían en correrse. Clara esperó al momento adecuado, y aceleró la cabalgada. Ambos gimieron de placer, y Fran se corrió dentro de ella.

Ambos quedaron rendidos, ella encima de él. En cuanto pasaron unos minutos, volvieron a darle, y Fran no se fue hasta bien entrada la tarde…

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Era de noche cuando Antonio estaba llegando al piso. Estaba rendido después de haber pasado un día entero en la facultad, y se moría de ganas por ver a su novia Clara. Cuando llegó, le pareció que había demasiado silencio, y la llamó en voz alta, pero no obtuvo respuesta. Extrañado, fue a la cocina, y vio una nota en la mesa. Era sin duda la letra de su novia.

“Lo sé todo. No te molestes en llamarme. Lo nuestro ha terminado”

Antonio revisó el piso y se dio cuenta de que ya no estaban las cosas de Clara. No entendía nada…

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Fran estaba en su casa, sentado en el sofá. Estaba muy satisfecho recordando lo que había pasado ese día. De repente, su móvil sonó. Ya se imaginaba quién era…

  • ¿Sí?

  • ¿Lo has conseguido? – preguntó un chico

  • Por supuesto. La relación de tu hermanita con Antonio se ha terminado.

  • Perfecto, mañana mismo te daré lo acordado. – respondió Pablo.- Por cierto, ¿cómo lo has conseguido?

  • Solo tuve que falsificar alguna que otra foto, ya sabes que eso se me da bien…De todas formas, has esperado mucho para vengarte, ¿no?

  • Es como debía ser, si no, no hubiese tenido gracia...

Acto seguido, Pablo colgó. No pudo evitar sonreír. Había esperado dos años, pero había merecido la pena. Su hermana le jodió una importante relación, y el por fin se la había devuelto. Ojo por ojo…