¡Oh las mujeres sinteticas!

A pesar de todas las creencias y opiniones, la mujer sin tetas puede ser perfecta.

¡OH LAS MUJERES SINTETICAS!

No, no hay error, no falta la tilde como en aquel viejo chiste de la mujer sintética y el hombre simbólico. Me refiero a las mujeres sin teticas.

Una vez describí el placer que me provoca esa eclosión anual de tetas en las playas, porque yo amo las tetas y he disfrutado de las grandes tetas, de las tetas correctas, de las tetas erguidas y de las tetas caídas pero….¿que pasa con las" no tetas"?.¿Que pasa con esas maravillosas mujeres que son perfectas en todo…pero no tienen tetas?.

Sucede que se acomplejan de una forma absurda. Se ponen sujetadores que rellenan con artilugios y con más o menos fortuna, intentan paliar eso que ellas creen grave defecto en una mujer.

Tuve una novia-Cecilia- que evitaba a toda costa que le manosease el pecho. Un día de verano y bajo la protectora sombra de un pino, sucedió lo inevitable y resignada musitó mientras mis manos llegaban a su corpiño:

-Te vas a llevar una sorpresa…y no te va a gustar.

Mis manos tropezaron con algodón, mucho algodón, y al final con dos deliciosos y duros botoncitos que me excitaron mucho más que dos enormes tetazas.

Su tacto era distinto a cuanto había tocado, besado y chupado. Los pezones gozaban de una singular sensibilidad y debidamente estimulados aumentaban su tamaño en más de un cincuenta por ciento…..¡una delicia!

Cecilia era menuda toda ella y aquel detalle no hacía más que armonizarla. La convencí para que olvidase tontos convencionalismos, eliminara sujetadores y rellenos y se mostrase tal como era e incluso destacando su pequeñez. Comenzó a utilizar camisetas ceñidas al busto y pronto descubrió que las codiciosas miradas de los hombres se detenían en sus pechos durante más tiempo que cuando usaba "trampa y cartón".

Era, realmente, una mujer excepcional en todos los sentidos y creo que mi consejo ayudó a que no se complicara la vida con una minucia como aquella.

Tiempo después conocí a Montse, una deliciosa gordita…sin tetas. A pesar de que ha trascurrido mucho tiempo, se me levanta…el animo cuando recuerdo aquel cuerpo que tanto amé, tendido insinuante sobre la cama. En ningún momento me pareció deforme o falto de algo sustancial para conseguir mantener mi excitación porque aunque pequeños, aquellos dos pechitos emergían desafiantes y provocativos…y siempre con los pezones en punta.

Reconozco que tenía un tipo "barrilete" y con ella no valía lo que con Cecilia pero jamás ha tenido problemas, ni para llevarse a un hombre a la cama ni para hacerle disfrutar sin perder el tiempo tocando…lo que no hay.

Vienen al caso estas disquisiciones porque ayer conocí a una mujer bellísima. Una mujer de las que dejan una huella profunda aunque solo se haya conversado con ella durante unas horas.

En la mitad de su treintena (la edad perfecta), alta, morena, melena azabache, ojos verdes, piernas perfectas, simpática, culta….y sin tetas, solo dos bultitos que pugnaban por significarse bajo la blanca camisa. Lo bueno es que he intentado imaginármela con dos tetas o con dos tetazas y no, no lo consigo porque ella es así: ¡Ella es la mujer diez!