Oficialmente eres mi esclavo - 1a parte
Lucia y Javier eran una pareja de jóvenes corrientes. A la vista de cualquier mortal, incluso de ellos mismos, sus relaciones sexuales eran normales, pero la pandemia lo cambiaria todo.
Se habían conocido como se conocen la mayoría de las parejas, una amiga en común les había presentado, se intercambiaron los teléfonos, empezaron a hablar por WhatsApp, quedaron un par de veces y así empezó la relación de Lucia y de Javier.
Ella tenía cierto reparo para comenzar una relación que superó pronto, porque era algo mayor que ella, la sacaba 6 años y cuando empezaron tenían 20 y 26 años, aunque los dos eran bastante inexpertos en cuanto a relaciones amorosas se refiere, habían tenido sus aventuras, no en exceso, aunque por oportunidades no le habían faltado a Lucía, que con sus predominantes curvas llamaba la atención de sus compañeros de universidad, pero que ella solía rechazar parte por su timidez, parte porque cuando tenían valor para entrarla estaban lo suficientemente borrachos como para que ella le asquease esas formas y perdiese el interés.
Con Javi todo fue diferente, realmente se interesó por ella y ella por él, podríamos decir que la relación fua avanzando sin nada destacable para el resto de los mortales, con sus pequeños roces puesto que los dos tenían un carácter bastante fuerte, sus inmensas alegrías que solían dejar huella en el Instagram y que se llenaban de comentarios de las amigas de ella. En el plano sexual tenían una vida normal, disfrutando del aprendizaje de que una relación amorosa alargada en el tiempo te permite.
Durante los 6 años de relación que habían pasado hasta hoy, ella había descubierto que lo que más le gustaba era dominar la situación follando, ponerse ella arriba, cabalgarle y mirar como disfrutaba, para acto seguido tumbarse totalmente encima de él y buscar con su boca el cuello y las orejas de Javi, lamiéndolas y mordiéndolas. Él por su lado le encantaba como se entregaba Lucía en esa situación, aunque también disfrutaba de ponerla a cuatro patas, ver ese redondo, tonificado y sobre todo gran trasero que se gastaba Lucia y darla tan duro desde detrás que al final tuviese que ceder y acabar tumbada todo lo larga que era, una vez ahí, ella no articulaba ni una palabra más, solamente empinaba su culo, para facilitarle la entrada de su coñito a Javi que la daba sin miedo hasta correrse dentro.
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Y el confinamiento lo empezó a trastocar todo, pasaron de verse cada pocos días, puesto que aún vivían con sus padres, a no verse durante mucho tiempo, las videoconferencias diarias era su momento de estar juntos.
Durante esos días Lucía veía como Javi no la prestaba toda la atención posible, le veía despistado, se pasaba el día jugando al ordenador y trabajando, o eso decía él. Las excusas para no verse ese día por Skype fueron en aumento y eso a ella le cabreaba, junto con que la pandemia era una mierda y no podía salir de casa hizo que la relación se tensase y las discusiones fueran cada vez más frecuentes, hasta que estuvieron varios días sin hablarse, eso creo durante unas semanas una fuerte angustia en Lucía que sanaba con paseos por el bosque donde evadía la mente de sus problemas de pareja.
Cuando las restricciones de la pandemia se relajaron un poco, ella también relajo las tensiones entre ellos dos y le invito a saltarse la cuarentena, dejando caer que se había levantado un poco caliente y que sus padres no iban a estar en toda la mañana, sabía que así llamaría su atención. Javi dudó unos instantes porque la sanción que le podía caer era importante y su economía no estaba para sustos, pero a pesar de ello finalmente se atrevió, puso una excusa tonta en casa y cogió el coche hasta la casa de Lucía.
Llevaban sin verse más de un mes y el reencuentro fue todo amor y cariños en los primeros 5 minutos, hasta que empezó a bajar la emoción del primer momento y el cuerpo de ella volvió a sentir la calentura que llevaba recorriéndole los últimos días,
“Vamos a la habitación”
se sorprendió de escucharse en voz alta, Javi ni lo dudo y se encamino el primero por el pasillo, cuando llegaron, Lucía se sintió tentada de tirarle encima de la cama, pero se lo pidió, como si fuera una orden,
“túmbate, que tengo ganas ya de ponerme encima”-
Mientras ella sola se quitaba la parte de abajo y el tanga como si fuera un trámite, a Javi le sorprendió esa actitud tan asertiva, pero no se dio más tiempo para pensar en ello, tenía tantas ganas que se quitó el pantalón y el bóxer como si le quemase.
Ella vio que ya estaba preparado con el mástil arriba, agradeció en ese momento que tuviese una buena polla, grande y gorda, porque quería restregarse por ella y eso fue lo que hizo, se sentó encima de él posando su coño justo por la parte superior de su rabo, después alterno movimientos de arriba y abajo con movimientos en círculos y subió un escalón de excitación cuando le pusieron las manos sobre su culo, en ese momento, donde estaba inclinada hacia arriba con las manos apoyadas sobre la cama, la rabia la invadió, “lo mal que lo he pasado estos días” “el culpable eres tú” pensó repetidamente y de repente se sostuvo solo con una mano, mientras que la otra le quedo libre y sin más miramientos le soltó un bofetón en la cara, tan fuerte que a Javi le pito el oído, no dijo nada y busco la mirada de Lucía que no le devolvió, parecía estar en otro lugar. Segundos después cuando si la encontró, vio cómo se mordía el labio inferior y recibía otra bofetada que le giro la cara. Lucía se sentía totalmente liberada, su chico estaba recibiendo lo que se merecía y ella estaba haciendo lo que a ella le apetecía en ese momento. Siguió el ritual con otros dos bofetones seguidos, mordiscos en el hombro que le dejarían marcas durante una semana y arañazos en la espalda, hasta que le temblaron las piernas, apretó su coño sobre su polla en movimientos exagerados teniendo uno de los orgasmos más intensos que recordaba.
Se quedo exhausta, tumbada sobre él durante un minuto, Javi se quedó quieto, resoplando como un animal y con la polla dura, cuando ella reacciono se echó hacia un lado, le apretó con los dientes en la oreja como si se la quisiera arrancar y le masturbo la polla con la mano con firmeza hasta que no pudo más y echo toda su leche encima de su propio estómago.
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Una semana después, Javi se había levantado de un sueño erótico con la polla tiesa, como era sábado no tenía prisa para levantarse y se regodeo en una fantasía donde le hacía comer polla a Lucía y se propuso que para la tarde iba a follarla la cara. La escribió un WhatsApp:
“Esta tarde prepárate porque te voy a dar una sorpresa”
y la adjunto una foto de su polla bien levantada, a la que ella le respondió juguetona:
“¿Con todo eso me vas a estar esperando luego?
Javi se vio tentado a hacerse una paja, pero acabo forzándose a no hacérsela para darle toda su leche. “Y tanto que se lo voy a dar” pensó, ella le había dado unos buenos bofetones y mordiscos la última vez, ahora le tocaba a él.
Llegó la tarde y después de un paseo, el siguiente plan era relajarse juntos un rato en la cama. Mientras Lucía volvía del baño, Javi se bajó el chándal que llevaba y cuando su chica entró a la habitación vio la polla preparada para ella, se le hizo la boca agua y cerró la puerta rápidamente.
“Ven, cómeme la polla”
Sin decir nada, se puso de rodillas en la cama y accedió a la petición. Tras un par de minutos de calentamiento Javi se incorporó y se puso de pies en la cama, se cogió la polla con una mano y con otra acercó la cabeza de Lucía de tal forma que se la clavó en la boca y después impedía que se la sacase, esto solo ocurría cuando Javi quería darle unos pollazos en la cara a modo de golpecitos. Así junto con el movimiento de las caderas de Javi la estuvo follando la boca un buen rato, mientras ella seguía tragando como podía ya que su boca era pequeña en comparación con el falo que la estaba atacando.
Javi, la desnudó y se desnudó a el mismo, se tumbó y dejó a Lucia ponerse encima, después colocó su polla para que se la metiera rápidamente, no quería perder más tiempo para sentirla dentro, mientras ella le montaba, Javi le comía las tetas con más pasión que nunca, y no solo se las manoseaba como de costumbre (lo que más le gustaba a Lucía era que sus manos no podían abarcar sus tetas que a pasar de no tener 20 años seguían perfectamente en su sitio) si no que se las pegaba, le estaba dando manotazos, estaba disfrutando de la follada pero los golpes se hacían insoportables.
“Ah Javi, suave, me duele, joder”
Lo que impulsó a que Javi se abalanzarse sobre una teta, que se la acabase metiendo en la boca, absorbiéndola con bastante rudeza y morderla con una rabia inusitada. En ese mismo momento de máximo dolor, en la cabeza de Lucía tuvo lugar un “click” y a la vez que pensaba “Ya fue suficiente, aquí la que tiene que tener el control soy yo”, le escupió con fuerza en la cara, para acto seguido lanzarle un bofetón en la cara Javi, que no tuvo tiempo a reaccionar, cuando lo hizo ya tenía la cara mojada y la mejilla ardiendo del golpe. Se quedó totalmente quieto, en shock, mientras Lucía le miraba desde arriba con una media sonrisa de superioridad como diciendo “Así te quiero, bien quieto”, no estaba desencaminado…
“Ya te vas enterando de quien manda aquí ¿no?”
Javi no contesto, lo que volvió a recibir fue otro escupitajo en su cara y ni hizo ningún ademán de limpiarlo. Lucía siguió follándoselo intercambiando golpes en la cara, algún mordisco, pero especialmente “ya que había empezado” le estaba empapando la cara a Javi con su saliva.
“abre la boca”
Javi la abrió y vio como de la boca de Lucía salía la saliva que cayó de golpe dentro de la suya.
“trágatelo”
y Javi se lo trago, no articulaba palabra, nada más que para decir “sí” cuando Lucía le preguntaba si iba a obedecerla o que si le quedaba claro quien mandaba. Finalmente, ella con la boca y sus dientes hundidos en el hombro de Javi se pegó la corrida que llevaba todo el día esperando.
Cuando acabo de correrse se la saco, y le mordió la barbilla mientras le empezó a pajear, dirigió su boca a su oreja y le dijo susurrando
“quiero tu leche ya” ,
Javi la soltó de golpe sobre su mano no tanto por la orden, sino porque ya no podía aguantar más de la excitación que le había causado toda esa experiencia.
Lucía se levantó y se fue al baño a limpiarse sin mirarle ni decir nada más.