Oficial Valentín 6 (El Escape)
CAPÍTULO 6: EL ESCAPE. Jake y Melocotones corren por sus vidas. ¿Lograrán escapar?
OFICIAL VALENTÍN – CAPÍTULO 6: EL ESCAPE
Jake Valentín miraba por la sucia ventana de la destartalada habitación del apartamento de Melocotones, miraba hacia abajo a la zona de prostitución conocida como Synder’s Drive. No se había dado cuenta que la travesti de 1,83 mts. de estatura en realidad vivía justo por encima de donde ejercía la prostitución para ganarse la vida. Melocotones se encontraba durmiendo, de dicha y felicidad después del sexo salvaje que acababa de tener con el oficial Valentín hace solo unas horas atrás. Pero mientras Melocotones estaba contenta con lo que había sucedido, Jake estaba más confundido que nunca sobre su sexualidad. El sexo con Melocotones había sido alucinante, pero el hecho de que se haya follado a otro chico lo hacía gay? Se preguntó si en este caso podría hacerse una excepción por el hecho de que Melocotones era tan femenina que incluso pasaba como una mujer verdadera. Seguramente ese era un hecho que de alguna forma excusaba a un saludable heterosexual (como él) de haber tenido sexo con una prostituta gay, sin contar además que había estado dopado con una ilegal droga sexual.
Mientras reflexionaba sobre esa idea, una patrulla policial entró en Synder’s Drive. Instantáneamente reconoció que pertenecía a su compañero, el oficial Bruce Gardner, más cariñosamente conocido en las calles como El Exterminador. Jake miró intensamente mientras la patrulla se deslizaba lentamente por la calle. Algunas de las prostitutas que seguían trabajando trataron de evitar cualquier contacto con la policía, desapareciendo entre los callejones y entre los marcos de las puertas del vecindario, pero otras, como Melocotones, no tenían tanto miedo de los policías. Para algunas de las prostitutas hombres, la policía era el mejor de sus aliados.
El oficial Gardner era un policía en una búsqueda. Con un ojo agudo vio a todas las prostitutas caminando por la cuadra, buscando una en particular. Acercó su patrulla a una que conocía bien y le indicó que se acercara a la puerta. Jake miró desde la ventana del segundo piso mientras la prostituta entraba y el auto lentamente desaparecía de la vista.
“Dónde está Melocotones? Está trabajando esta noche?” preguntó Gardner, dando la vuelta a la manzana.
“No la he visto, oficial.” Dijo Mercedes, una puertorriqueña con mucha base en la cara, que se inspiraba en Jennifer López para vestirse. “Hay algo en lo que pueda ayudarle?” preguntó, mirando audazmente en la entrepierna del oficial.
“Sí, puedes empezar por decirme si has escuchado algo sobre que los hombres de Tempestad han secuestrado a un policía esta noche.” Preguntó él con indiferencia.
“No, no he escuchado nada.” Dijo Mercedes.
“Piensa negra… noticias como esa no desaparecen en el aire, alguien tendría que haberle dicho algo a alguien.” Insistió Gardner, deteniendo el auto.
“No…” pensó Mercedes, mirando al horizonte. “…no he escuchado a nadie.”
Gardner sintió que se le aceleraba el pulso. A esta altura lo más seguro es que los chicos de Tempestad ya tendrían que haber encontrado a Jake en el sótano de la casa de narcotráfico, pero aún no había ninguna sola pista que indicara que eso hubiese sucedido. Un cuerpo muerto estaría bien. Ellos querían confirmación de cualquier tipo. Se volvió hacia Mercedes (quién desconocía su bien establecido plan para callar a su compañero) y la agarró por el cuello. Los ojos de Mercedes se hincharon cuando el agarre de Gardner se hizo más fuerte cortándole la respiración. Sus grandes aros extravagantes colgaban flojos alrededor de los nudillos de él.
“No me mientas…” dijo él con una sonrisa particularmente siniestra. “Puedo llevarte hacia los muelles y darte una paliza peor de la que puedas pensar que te daría tu proxeneta!” le amenazó. Mercedes le creyó, los proxenetas no eran el único peligro para la salud de una prostituta. Ella había escuchado historias.
“Yo… yo no sé nada sobre un secuestro…!” dijo una tensa Mercedes alrededor de los dedos asfixiantes de Gardner. “…p…pero vi…a Melocotones…llevar a un desnudo hombre blanco dentro de su apartamento!”
“Cuándo?”
“Hace unas pocas horas atrás!” Mercedes jadeó por aire después de que Gardner finalmente soltara su agarre. “Me imaginé que era una extraña broma, pero desde entonces nunca más volvieron a salir.” Continuó diciendo ella mientras sacaba un espejo para asegurarse que su maquillaje todavía estuviese en su lugar, pero su pobre cuello chicano parecía ahora como un pollo anillado.
“Entonces todavía están allí?” preguntó Gardner.
“Supongo” dijo Mercedes. “Melocotones no ha venido a trabajar en horas. Tempestad estará furioso cuando descubra que ella no está haciendo dinero.” Los pensamientos comenzaron a hacer flash dentro de la mente de Gardner como en un viejo proyector de imágenes. Por qué Tempestad no habría matado a Jake? Qué tipo de alianza tendrían? Jake sabía demasiado como para dejarlo ir, le dio a Mercedes/López una segunda mirada, entonces la agarró por detrás de su moño y empujó su hermoso rostro hacia su entrepierna. Mercedes no era una extraña a las entrepiernas de los hombres. Ella le desabrochó los pantalones del uniforme y sacó su blanca erección.
Mientras tanto…
De vuelta en el apartamento, Melocotones se despertaba de un maravilloso sueño debido al ruido provocado de alguien hurgando en su closet. Se sentó en la cama para encontrar al oficial Jake tirando sus ropas como un tornado.
“uh…puedo ayudarte con algo?” preguntó ella.
“Do… dónde está mi ropa? Dónde está mi uniforme?” preguntó él, saliendo del closet con dos vestidos en las manos.
“No lo sé. No están ahí dentro. No tenías ninguna ropa cuando llegaste aquí.”
“No tenía ropa??” preguntó Jake, histéricamente. “Entonces que hicieron… me llevaron por todo el camino desnudo?”
“Básicamente.” Dijo Melocotones.
“Esto es una locura. Tengo que salir de aquí. Dijo él, mirando entre los cajones de Melocotones. “No tienes ninguna ropa de HOMBRE?”
“Perdooooooón?” exageró Melocotones. “Por qué una MUJER tendría alguna ropa de hombre en su departamento?”
“PORQUE ERES UN HOMBRE!” gritó Jake.
“No pensabas eso hace unas horas atrás.” Dijo Melocotones, rodando los ojos.
“Necesito ALGO con que vestirme, Melocotones…” dijo Jake, sonando más calmado mientras se acercaba a ella.
“Por qué? A dónde crees que irás? Por si se te ha olvidado todavía estás escapando de los policías y sigues siendo prisionero de Tempestad.” Jake agarró a Melocotones por los brazos y la acercó hacia la ventana.
“Qué? Qué? Deja de maltratarme!” se quejó ella, tratando de escapar de su agarre.
“Puedes callarte y MIRAR?” dijo él, apuntando hacia la calle. La boca de Melocotones se abrió cuando vio la patrulla policial de Gardner estacionada afuera y otra patrulla llegando.
“Qué están haciendo aquí?” se preguntó nerviosa.
“No es obvio? Ellos me encontraron!” respondió Jake, sacando a Melocotones de la ventana. “Ahora tenemos que salir de aquí, pero NECESITO algo con qué vestirme!”
“E…e…está bien! T…t…tengo algo…” tartamudeó Melocotones, corriendo hacia su closet.
“Date prisa.” Advirtió Jake, manteniendo un ojo en la calle. Vio a Gardner y Whitmen salir de sus patrullas. Gardner tenía una prostituta con él. Él tiró del brazo de ella varias veces hasta que ella señaló la ventana por la que Jake estaba mirando. Jake saltó hacia atrás para evitar ser visto. “Tenemos que irnos AHORA Melocotones!” gritó, dándose la vuelta para encontrarla a ella sosteniendo un blanco enterito en dirección a él para que se vistiera.
“Es lo mejor que pude encontrar!” dijo ella. Jake agarró el enterito y se lo puso mientras corría de vuelta hacia la ventana. Melocotones también comenzó a vestirse, se puso un vestido de verano color melocotón con sandalias, una peluca estilo chino y se sentó para aplicarse maquillaje cuando Jake se dio la vuelta y le preguntó…
“Qué demonios estás haciendo? No tenemos tiempo para eso! Esos hombres están subiendo hacia nosotros con PISTOLAS! Tenemos que movernos!” Agarró a Melocotones de los brazos y se dirigieron hacia la puerta de salida del apartamento. El pasillo conducía a otros apartamentos de 1 habitación, que se alquilaban en su mayoría para prostitutas y drogadictos y a veces hasta para escondites.
“Hay alguna salida trasera?” preguntó Jake, sabiendo que no podían salir por la puerta principal del edificio.
“Por este camino!” dijo Melocotones, alejando a Jake del hueco de la escalera principal. Ellos corrieron alrededor de la parte trasera del edificio y bajaron por una segunda escalera que los conducía al sótano.
“A dónde me llevas?” preguntó Jake, siguiéndola de cerca.
“Esta es nuestra ruta de escape por si alguna vez hay una redada!” dijo Melocotones, empujando escombros hacia un lado para revelar una pequeña puerta de madera que conducía hacia el callejón.
Mientras tanto Whitmen y Gardner estaban recorriendo lentamente su camino hacia la puerta de Melocotones. Sin tocar la puerta la patearon y comenzaron a disparar sus armas. “Pero qué mierda…! Pensé que habías dicho que él estaba aquí!” gritó Whitmen.
“Él estaba! Debe habernos visto llegar.” Dijo Gardner, mirando hacia afuera de la ventana donde se veía su patrulla en la calle de abajo.
“Parece que se fueron a toda prisa.” Dijo Whitmen, indicando la ropa por todo el piso.
“No antes de un romántico momento en la cama…” dijo Gardner, señalando a las cuerdas amarradas en la cama, que Melocotones había usado para amarrar al oficial.
“Vamos!” gritó Whitmen. “Tenemos que encontrar a ese hijo de puta!”
“Qué tanto podría tardar? Estamos buscando a un policía novato ‘mojado detrás de las orejas’ y un travesti de metro ochenta.”
Saliendo del apartamento de Melocotones, los oficiales vieron a uno de los drogadictos conocidos como los ‘johns’ corriendo mientras se subía los pantalones. Gardner caminó frente a la puerta abierta del apartamento de donde había salido el drogadicto, sólo para dar un vistazo de unos segundos, pero cuando miró vio algo que lo impactó y lo hizo tomar una segunda mirada. Recostado sobre un viejo colchón sucio estaba un chico negro, obviamente dopado en drogas. Pero lo que realmente llamó la atención del oficial fue al blanco chico adolescente entre sus piernas, mamando lo que parecía ser una gruesa carne negra de 20 centímetros.
“Cristofer…? Llamó él, de pie en la puerta con incredulidad mientras su hijo trabajaba sobre la negra polla. Cristofer Gardner no estaba en esta tierra, volando en Sextasy, estaba dispuesto a chupar cualquier polla y cada polla que se le apareciera. Estaba en el trabajo de hacer que este chico arrojara su rica carga de crema blanca, cuando su padre lo agarró del brazo y lo apartó.
“Nooo…” gritó Cristofer, viendo a la polla que había trabajado con tanto esfuerzo disparar sus jugos en el aire.
“Qué mierda crees que estás haciendo?” gritó Gardner, tratando de someter al enloquecido adolescente. Cristofer dio una buena pelea, tratando de liberarse de las garras de su padre.
“Oye, que demonios está pasando?!” gritó alguien, Gardner notó una pandilla de 3 negros matones con pistolas corriendo por el pasillo.
“Hacia atrás! Este no es ninguno de sus asuntos!” advirtió Whitmen, apuntando su revolver.
“Están tratando de tomar una de NUESTRAS perras! Eso hace que sea asunto nuestro!” dijo el líder de la pandilla, apuntando a los oficiales con la pistola también.
“Sólo quiero llevar a mi hijo a casa…” dijo Gardner luchando por mantener sostenido a su hijo, sin embargo, Cristofer logró liberarse. Bruce miró impotente a su hijo, mientras éste regresaba hacia el negro dormido, donde comenzó a lamer todo el semen derramado antes que el flácido y suave pene se volviera a infiltrar dentro de su boca. Una pequeña lágrima apareció en el rabillo del ojo de Gardner.
“Parece que el niño no quiere volver a casa!” fastidió el líder. “Si quieres comprar una de nuestras zorras, tendrás que hablar con TEMPESTAD primero!” añadió, sus palabras golpearon a Gardner como una daga en el estómago.
“Vámonos” fue todo lo que Gardner le dijo a Whitmen mientras regresaba hacia el pasillo. Whitmen bajó su arma, luego vio al hijo de Gardner aferrándose a la polla negra y se alejó con disgusto.
Dos cuadras más allá, Jake y Melocotones corrían por el callejón. Sin teléfono, sin identificaciones, sin auto y sin dinero, Jake estaba en su peor momento. De alguna manera tenía que parar a Gardner y sus amigos, pero no tenía idea de en quién podría confiar en la Comisaría. La última vez que trató de hablar con el Capitán McConnell sobre Gardner, el hombre prácticamente lo hizo sonar como un Santo.
“Maldición! Creo que pisé mierda!” se quejó Melocotones, frotando en la tierra las plantas de los pies de sus sandalias de mujer. “Hacia dónde ahora?” preguntó ella, sin aliento.
“Yo…yo no lo sé…” dijo Jake, mirando alrededor del poco familiar vecindario. Él había conducido tantas veces por ahí con su patrulla, pero ahora que estaba en las calles se sentía como un niño en una Gran Manzana. “Sigámonos moviendo. Tenemos que salir de las calles, ellos definitivamente pueden atraparnos en la intemperie.” Justo en ese momento un bus de la ciudad pasó, deteniéndose en la esquina más alejada para dejar pasajeros. “Vamos….!” Jake y Melocotones corrieron hacia el autobús de tránsito. Jake golpeó las puertas antes que el conductor lograra moverse. El conductor abrió las puertas mientras Jake esperaba a que Melocotones llegara.
“Mire señor, soy un oficial de policía de la ciudad, pero no tengo mi placa en estos momentos. No tengo dinero, pero la ciudad le agradecería si pudiera dejarme a mí y a mi amiga subir.” él hablaba mientras el conductor lo miraba de arriba a abajo en su blanco enterito ajustado a su piel, que no dejaba absolutamente nada a la imaginación.
“Esto no es caridad hombre, paga tu pasaje o baja del bus!” dijo el conductor, no creyendo la historia de Jake.
“Ya entendimos…” dijo Melocotones, empujando a Jake hacia un lado mientras buscaba dentro de su lugar secreto algo de dinero. Mientras pagaba la tarifa del autobús, Jake comenzó a caminar por el pasillo para sentarse. No pudo dejar de notar que todos a bordo (hombres y mujeres) miraban su enterito. Pero la parte más vergonzosa de todo era que todos los ojos observaban hacia el mismo punto. Conscientemente se cubrió la entrepierna con las manos y tomó el primer asiento disponible de 2 puestos que vio. Melocotones pronto llegó y se sentó al lado de él.
“Qué?” preguntó ella, notando su agria expresión facial.
“No podrías haberme dado un atuendo mejor para vestir? Me siento como una stripper en este atuendo.” Susurró Jake.
“Ese es mi ‘vestido-apretado-de culo-que-dice-chicos-vengan-y-tomen-todo-lo-que-quieran’ de Fiebre de Sábado por la Noche! Es uno de mis mejores conjuntos! Es mejor que lo reconozcas! Dijo Melocotones, echando su cabello hacia atrás insultada.
“Pero…todos están mirando a mi…pueden ver todo!” dijo Jake, poniéndose rojo.
“Quién está mirando? Espero que nadie esté mirando la canasta de MI HOMBRE!” gritó Melocotones, mirando alrededor del bus por potenciales candidatos. Había una vieja mujer sentada cerca de ellos, mirándolos con disgusto. “Qué estás mirando?” Pon tus ojos en tu cabeza y concéntrate en tus propios asuntos, abuela!”
“Melocotones…” susurró Jake, tratando de calmarla.
“No, ella no me conoce! Que no me provoque que puedo arañar su catarata!”
Noche…
Era casi la mitad de la noche cuando Jake Valentín y su acompañante (Melocotones) caminaban hacia la casa del comisionado (el único lugar seguro para Jake). Ambos estaban cansados después de un largo viaje en autobús desde el centro de la ciudad hacía la periferia de las zonas acaudaladas. Melocotones estaba lista para nada más que un caliente baño y una larga comida, después de la terrible experiencia en el apartamento.
“Estás seguro que esta perra estará dispuesta a ayudarnos?” preguntó ella, siguiendo muy de cerca a Jake mientras avanzaban de puntillas por el estado.
“Ella no es una perra, no la llames de esa manera. Ella es mi novia. Y sí, ella estará dispuesta a ayudarnos.” Dijo Jake, llegando y buscando por su ventana. “Ahora sólo quédate aquí…” dijo él, una vez que la divisó.
“Quedarme aquí? Debes estar fuera de tu amada-mente-blanca si es que piensas que yo voy a quedarme parada aquí en EL JARDÍN en vez de entrar, quieres dejarme sola, para no explicar lo que estoy haciendo aquí, para no desencajar a la feliz policía rica!” argumentó Melocotones.
“Shhhh” insistió Jake, colocando uno de sus dedos sobre los labios de ella. “El dormitorio de Kelly está justo aquí arriba. Todo lo que tengo que hacer es subir la enredadera y explicarle nuestra situación…”
“En ESE atuendo?” Jake bajó la mirada hacia el enterito de color blanco piel que llevaba puesto y suspiró.
“Espero que el Comisionado no esté en casa.” Dijo él mientras giraba y comenzaba a subir la hiedra. Melocotones lo observó desde abajo, disfrutando de la vista mientras él subía al balcón del segundo piso. Las puertas de la terraza fueron fáciles de abrir mientras Jake hacía su camino hacia adentro. Instantáneamente fue golpeado con la fresca esencia del perfume que Kelly siempre usaba. Jake se acercó a la cama donde ella estaba durmiendo tranquila, y silenciosamente comenzó a quitarle el cabello de la cara. Luego la besó suavemente en la frente, haciendo que se moviera.
“Kelly…” susurró suavemente mientras ella salía lentamente de su sueño. “…bebé, soy yo.” Despertando completamente y dándose cuenta que había un extraño en su casa, Kelly saltó de miedo, golpeando al ‘violador’ con su alarma de velador. Gritando por ayuda, encendió la lamparita de noche.
“Jake…?” preguntó, viendo a su novio aturdido en el piso con un ridículo atuendo. “…qué estás haciendo aquí?” Jake se frotó la parte superior de su frente en busca de la hinchazón del golpe.
“Necesito tu ayuda Kelly, es una larga historia.” Dijo él, poniéndose de pie.
“Qué estás vistiendo??” gritó Kelly, mirando el bulto en el extravagante enterito de Jake. “Es esto algún tipo de… juego sexual?” sonrió ella. “Viniste acá para hacer esa rareza?” Jake miró confundido.
“Rareza? No! No!, necesito tu ayuda! Nosotros hemos recorrimos todo el camino por la ciudad en autobús! No vas a creer lo que nos pasó hoy día!”
“Nosotros?” dijo Kelly, cruzando los brazos. “Quién es NOSOTROS?”
“Yo y Melocotones.” Dijo Jake, mirando las cejas de Kelly levantarse. “No es lo que piensas, ella es una prostituta!” explicó él, mirando su mandíbula caerse. “Quiero decir ella no es ella, ella es ÉL! ÉL es una prostituta!” ahora ella se veía confundida. “Una travesti prostituta!” añadió, limpiándose la frente. “Es una larga historia…”
“Y qué quieres de mí?” preguntó Kelly, saliendo de la cama.
“Necesitamos ropa, dinero, un auto… cualquier cosa que puedas darnos. Estoy realmente en un problema.” Dijo Jake.
“Y supongo que ESE que está ahí abajo es tu chico negro prostituta?” preguntó ella, mirando por encima de la terraza. Melocotones vio a Kelly levantar su clasista nariz antes de desaparecer dentro de la habitación, y comenzó a murmurarse a sí misma; “Oh no, díganme que ella no hizo eso! Maldita perra blanca, le pegaría hasta sacarle todos los pelos!”
“Tu historia suena increíble, Jake!” dijo Kelly, paseándose por la habitación mientras su novio le explicaba muchas veces lo que estaba pasando. “Policías mafiosos? Droga sexual? Conspiraciones…? Suena como una mala película!”
“Es la verdad! Estoy en apuros! Ni siquiera puedo ir a mi propia Comisaría, mi casillero debe estar vigilado y mi departamento también! No tengo ningún lugar más a donde ir!” dijo Jake, al finalizar de contar su historia.
“Qué pasa con la prostituta? Ya le pediste a ella…a él ayuda?” preguntó Kelly, agarrando a Jake por el pelo para exponer las marcas de pasión que él no se había dado cuenta que estaban en su cuello. “Te dio ELLA lo que necesitabas?”
“No es tan así, Kelly… yo estaba drogado, Bruce me dopó con Sextasy y yo…”
“Te la follaste, no es así?” supuso Kelly con sorpresa. “Te follaste a una ZORRA travesti gay! Y luego vienes donde MÍ por ayuda? Oh, me enfermas!” dijo ella gritando histéricamente.
“Por favor, Kelly… es más que eso, nuestras vidas están en peligro!” rogó Jake.
“Oh APUESTO a que sí!” dijo Kelly, levantando el teléfono. “Apestas a su perfume barato! – Policía! Quiero denunciar un ingreso a mi casa!” Al darse cuenta que ya no podía razonar con ella, Jake salió por el balcón. Bajó las enredaderas, agarró a Melocotones y corrió. Sólo sería cuestión de minutos para que la policía del barrio alto llegase al lugar, y Jake sabía que su historia tampoco funcionaría con ellos.
“Así que supongo que tu pequeña novia no quería ayudar?” preguntó Melocotones, suspirando por aire, una vez que alcanzaron una distancia relativamente segura de la casa. “Está bien llamarla PERRA ahora?” Jake la ignoró, encontrando una pequeña cueva en el paisaje en el que descansaban. El sonido de las sirenas se escuchaba desde la distancia. Él se sentó en el suelo con su espalda contra la pared de tierra, y bajó la cabeza entre sus flexionadas piernas con desesperación. Melocotones se compadeció de él. Él era un tierno chico blanco, -pensó para sí misma mientras se arrodillaba a su lado. Suavemente lo tocó, acariciando sus brazos y hombros cariñosamente. Luego pasó los dedos por su rubio cabello. Jake respondió poniendo a Melocotones entre sus fuertes brazos por calor. Al principio ellos solo se abrazaron, pero pronto comenzaron a besarse. Jake le bajó la parte superior del vestido y empezó a succionar sus senos. Melocotones gimió dulcemente, acunando la cabeza de él en sus pechos.
Jake permitió que la lujuria tomara su mente y dejara ir sus preocupaciones. Se comió los maduros tomates de Melocotones hasta que los pezones quedaron rígidos y adoloridos. Cansada de los juegos previos, Melocotones levantó su vestido para exponer su culo mientras quedaba en 4 patas. Le tomó sólo un momento a Jake darse cuenta lo que ella le estaba ofreciendo. Jake se pudo de rodillas detrás de ella y sacó su dura polla. Empujó la cabeza entre las nalgas de Melocotones y quedó sorprendido de encontrarlas ya mojadas y resbaladizas. La cabeza de su verga se deslizó dentro de ella, haciendo que ella jadeara bruscamente. Una vez adentro, rápidamente la hundió hasta sus pelotas hinchadas y comenzó a follar. Inclinándose sobre ella, envolvió su mano libre a través de su torso agarrando sus pechos mientras se balanceaba con su mano derecha en el suelo. Su pecho estaba presionado contra la espalda de ella mientras embestía hacia adentro, Melocotones soportaba la mayor parte del peso de él mientras se seguía sosteniendo en cuatro patas. El aire nocturno recorría sus cuerpos como gotas de hielo. Melocotones levantó la cabeza para que la de Jake estuviese junto con la de ella. Ella podía escucharlo jadear, sentir su aliento, mientras él embestía dentro de su autoproclamado coño.
“Oh, sí… fóllame papi…sí Jake, es toda tuya bebé…” le susurraba palabras de aliento. Jake respondía follándola más fuerte. Jake la empujó hacia el suelo y comenzó a martillar su trasero, su gruesa verga de 18 centímetros se cerraba de golpe contra sus redondos glúteos cafés con incrementada velocidad. Melocotones separó más sus piernas para él. Los gruñidos de Jake se hicieron más fuertes a medida que se acercaba al clímax. Jake embistió fuerte una última docena de veces, causando que el cuerpo de Melocotones se sacudiera violentamente por los empujes.
"UUUHHHH...UUUHHHHHHHHHH!!" grito Jake, mientras el semen brotaba de su cuerpo en una explosión masiva de semilla blanca, empapando el interior de Melocotones con un chorro caliente de líquido espeso. Luego se derrumbó encima de ella, con su boca en la oreja mientras su polla yacía moribunda dentro de su útero anal. El sol saldría pronto, lo que dificultaría viajar discretamente. Tendrían que encontrar un lugar dónde esconderse durante el día, hasta que se les ocurriera una idea mejor.
CONTINUARÁ…