Oficial Valentín 24 (El escape de Tempestad)
Oficial valentín 24: el escape de tempestad.
OFICIAL VALENTÍN 24: EL ESCAPE DE TEMPESTAD
La hermanda aria estaba alborotada. Uno de los suyos se había convertido en un puerco por vergas negras, justo delante de sus propios ojos. En el patio, Cristofer Gardner estaba pasando el rato con los Mandingos en su lado de la valla. Estaba de rodillas ante un grupo de negros sentados en un banco, con la boca abierta mientras ellos escupían para ver quién podía achuntarle a su boca desde la distancia. Cris (completamente drogado) estaba cubierto de saliva, mientras gotas y gotas de masa espesa y burbujeante goteaban por sus mejillas, nariz y mentón. Los escupos que caían dentro de su boca se los tragaba, los que no, corrían sobre su cara como maquillaje. Dentro de sus pantalones de prisión estaba su usado culo, que actualmente goteaba más esperma que la saliva que goteaba sobre su cara. Al otro lado del patio se encontraban los Arios; Sargento, Serpiente y Martillo (entre otros). A ellos no les gustaba lo que veían. Ningún chico blanco que se aprecie de tal se arrodillaría ante un negro y mucho menos ante un grupo de ellos.
“Mira esa mierda…” dijo Martillo, observando el comportamiento de Cris con disgusto. “…realmente hay que hacer algo con toda esta mierda de aquí!”
“LES dije a ustedes que nunca deberíamos haber dejado entrar a ese maricón en nuestras filas! Ahora mira como nos está deshonrando!” dijo Serpiente.
“Tampoco ayudó que le hayamos tendido una trampa…” dijo Sargento, un nudo enojado se formaba dentro de su estómago, mientras observaba a uno de los suyos siendo mal utilizado. “…esos negros entraron y se lo robaron justo delante de nosotros!”
“Cómo sabríamos que no iban a matarlo? Si son animales!” dijo Martillo.
“Opino que matemos al maricón! Debemos mostrarles a los otros chicos y a los negros que nosotros no avalamos ese tipo de mierda! Los arios no aguantan traiciones!” sugirió Serpiente, habiendo formado una aversión real por Cristofer Gardner desde el momento en que llegó.
“Nos haremos cargo de su amor por los negros…, tan pronto como nos haremos cargo de su padre…!” dijo Sargento, planeando algo grande contra Bruce Gardner.
Bruce miró por la ventana de la sala de pesas, con una clara vista de todo el patio, podía ver a su hijo siendo victimizado. Los pequeños vellos detrás de su nuca se pararon mientras veía a su hijo humillado delante de todos. Cooper (el antiguo compañero policía de Gardner) estaba a su lado en la ventana.
“Cris no durará mucho en este hoyo de mierda actuando así.” Dijo, informándole al padre. “O los negros lo matarán por los asesinatos que cometió antes de entrar a prisión o los arios lo matarán por dejar que los negros lo follen! De cualquier manera, está muerto!”
“Eres un ejemplo de lo que hay decir en el momento preciso, no Cooper?” dijo Blake, recostado en una banca de ejercicios mientras levantaba una pesada barra de pesas para aumentar su masa muscular.
“Qué?” preguntó el ex oficial, apartándose de la ventana. “Yo soy el único que dice la verdad! Sabes que los chicos blancos que se rinden ante los negros no duran mucho en prisión!”
“Pero se lo estás diciendo a su propio padre que está parado justo ahí, idiota!” gritó Blake.
“A quién estás llamando idiota?” preguntó Cooper, reconociendo el insulto. Mientras los dos ex oficiales comenzaban una pelea, Gardner se apartó de la ventana y corrió hacia la oficina del Director. “Oye…, para dónde va…?”
El director Dennis Ellis estaba hablando por teléfono cuando recibió un mensaje de su secretaria sobre un recluso que quería verlo. Cuando Ellis lo rechazó debido a que no tenía una cita, el recluso decidió sentarse en la sala de espera hasta que Ellis le hiciera un tiempo. Ellis terminó su conversación telefónica, llevó a su barbero, recibió su almuerzo, en algún punto obtuvo su habitual mamada de Rocky antes de que incluso intentara hacerse un tiempo para el recluso. Bruce Gardner finalmente recibió el permiso para ver al Director Ellis, sólo después que el director obtuvo su corte de pelo, su vientre lleno de comida y sus pelotas drenadas.
“Qué es lo que puedo hacer por usted, sr Gardner?” le preguntó con indiferencia.
“Necesito que remuevas a mi hijo del bloque de celda de los arios!” dijo Gardner, de pie ante el escritorio de Ellis.
“Remover a tu hijo…?” preguntó Ellis, sorprendido. “Y ponerlo en dónde?”
“Con los negros!”
“Tienes que estar bromeando!” se rio Ellis, recostándose en su asiento. “Tú sabes lo que los reclusos negros le harían a un pequeño niñato carilindo como tu hijo?”
“Mucho menos de lo que los arios le harán!” insistió Gardner.
“Estás seguro sobre eso?” preguntó Ellis.
“Los negros se lo follarán, probablemente lo golpearán, definitivamente lo humillarán y lo tratarán como mierda de perro…, pero no lo matarán! Los arios sí!”
“Por qué lo harían?” preguntó Ellis, curioso.
“Porque es mi hijo!” respondió Gardner. Ellis se levantó de su asiento, luego se dio la vuelta y miró hacia afuera de la ventana que daba hacia su prisión. A lo lejos podía ver el camino principal que daba hacia la autopista. Se podían ver pequeños bloques atravesando la autopista, mientras autos y camiones pasaban a toda velocidad frente a la prisión. Ellis llevó sus manos detrás de su espalda como si estuviera pensando mucho.
“Entonces prefieres ver a tu hijo follado antes que asesinado?” le preguntó.
“Quiero a mi hijo vivo! Quiero que tenga la oportunidad de hacer una vida normal!” dijo Gardner, de manera sincera.
“Por qué debería ayudarte?” preguntó Ellis, dándose la vuelta para leer las expresiones faciales del hombre caucásico.
“Él es mi hijo…!” dijo Gardner, con voz suplicante.
“No es mi problema.” Dijo Ellis. “Qué obtengo si te ayudo?”
“Lo que tú quieras!” dijo Gardner. Ellis simplemente sonrió.
“Pensaré en algo…!” le dijo, volviendo a tomar asiento detrás de su escritorio.
“Entonces lo removerás?” preguntó Gardner, esperanzado.
“Dalo por hecho!” dijo el Director. Gardner tomó un hondo respiro, agradeciendo a sus personales dioses y salvadores.
“Gracias, Director…, no olvidaré este favor.” Dijo, respirando más aliviado.
“No dejaré que lo olvides.” Dijo Ellis, despidiendo al recluso.
HOSPITAL SANTA ELIZABETH, 3pm…
“Estoy aquí para ver a Tempestad Williams…”
“Nadie tiene permitida la entrada para ver al prisionero.” Declaró el policía de turno, vigilando la puerta del dormitorio de Tempestad.
“Soy su abogado.”
“Muéstrame la identificación.” Insistió el policía. El hombre metió la mano en el bolsillo de atrás y sacó su billetera. Luego buscó a través de su contenido y le entregó al oficial su identificación. “Sr. Brian Dunn, abogado…” leyó el oficial, antes de devolverle la identificación. “Entra. Tienes 5 minutos!”
“Eso es todo lo que necesito.” Sonrió Dunn, entrando en la habitación. Tempestad Williams se encontraba acostado en su cama de hospital detrás de una cortina, recuperándose de las heridas sufridas por una brutal golpiza y ataque con arma blanca dentro de la Penitenciaría Piedmont. Máquinas monitoreaban su progreso, alertando a las enfermeras en caso de que se produjeran cambios significativos. Dunn se acercó a la cama de Tempestad y le tocó el brazo esposado suavemente para despertarlo. Tempestad abrió sus ojos lentamente, una sonrisa se dibujó en su rostro cuando reconoció el familiar rostro mirándolo fijamente.
"¿Cómo ... cómo ... entraste aquí?" preguntó, débilmente.
“Les dije que era tu abogado!” sonrió Dunn.
“Y ellos…te…creyeron?”
“Les mostré una falsa identificación., la hizo uno de los asociados del Sr. Pooh.” Dijo Dunn (POOH era uno de los compañeros en crimen de Tempestad, que había sido juzgado pero que finalmente no fue condenado). “Estoy aquí para informarle que el sr. Pooh tiene todo bajo control en el exterior! Ha comenzado una nueva base de operaciones que la policía no conoce y está explotando nuevas formas de Sextasy todos los días! También estamos haciendo los arreglos para poder sacarlo de aquí antes de que puedan transferirlo de vuelta a esa prisión!”
“Qué…es lo que haría…sin ti?” preguntó Tempestad, sonriendo ante todas las buenas noticias.
“Ojalá nunca lo descubramos!” dijo Dunn, habiendo desarrollado fuertes sentimientos por Tempestad. “ODIO lo que le hicieron! Usted es un hombre fuerte, Tempestad…, odio verlo así!”
“Yo… volveré….!” Dijo Tempestad, con confianza.
“Hay algo que pueda hacer para ayudarlo a aliviar el dolor?” preguntó Dunn, limpiando la humedad de la frente de Tempestad con su mano. Tempestad sacudió su cabeza suavemente. “Estás seguro?” preguntó Dunn, bajando la mano para tocar la suave polla de Tempestad a través de las sábanas. Los ojos de Tempestad se volvieron a abrir mientras una sonrisa traviesa se extendió por los labios de Dunn. “Quiere que chupe esa gran polla suya antes de que me vaya?” le preguntó, masajeando el paquete hasta que empezó a crecer y espesarse. Tempestad no dijo nada mientras simplemente se quedó acostado allí. Dunn lo tomó como un sí y tiró de las sábanas de Tempestad hasta dejarlas debajo de su entrepierna. La gran polla de Tempestad apareció completamente dura y doblándose hacia un lado. “Mi Dios, como extrañé esta verga!” suspiró Dunn, inclinándose sobre la barandilla mientras tomaba la erección de Tempestad dentro de su boca. Tempestad cerró los ojos mientras se recostaba y disfrutaba de la mamada. Dunn chupó la cabeza, mojando la cabeza con sus labios y lengua antes de hundir el tronco dentro de su boca. Meneó la cabeza de arriba abajo, permitiendo que su boca se convirtiera en una sola junto al gran pilar de verga dentro de ella. Fuera de la habitación del hospital, el oficial de policía revisó su reloj. Los 5 minutos se habían acabado. Se levantó de su asiento y abrió la puerta. Las cortinas todavía estaban enrolladas alrededor de la cama, por lo que no podía ver lo que estaba pasando. En silenció caminó, escuchando los débiles, pero obvios sonidos de alguien sorbiendo. Llegó a la cortina y miró por la pequeña apertura, viendo al abogado inclinado sobre la cama, con la gran polla gruesa de Tempestad dentro de su boca.
“Santo Dios…!” susurró el policía, mirando a Dunn tragarla completamente como una anaconda. 24 centímetros de sólida verga dura como roca de narcotraficante desapareciendo dentro de la garganta del falso abogado. El oficial se quedó mirando detrás de la cortina cerrada mientras el traficante de drogas era mamado allí mismo en el hospital, -hospital público pagado con los dólares de los contribuyentes. Dunn sacudió su cabeza hacia arriba y hacia abajo, lavando y masajeando la polla de Tempestad con la boca. Se tragó cada centímetro de golpe hacia abajo, tomándola dentro de su talentoso cuello una y otra vez. El oficial tenía una clara visión de las pelotas peludas de Tempestad mientras la larga y dura polla desaparecía dentro de los labios del abogado. Comenzó a frotar su propio bulto de polla endurecida a través de su uniforme mientras miraba, de repente deseando que fuera su polla la expertamente chupada. Había estado en el trabajo durante horas, y definitivamente podría usar un mamador descanso (por decirlo de alguna forma). Observó con los ojos muy abiertos como las bolas de Tempestad lentamente se apretaban en su saco y luego se contraían mientras la polla palpitaba. Escuchó a Dunn ahogarse brevemente, y supo por las partes visibles de la temblorosa polla, que Tempestad estaba soplando una gran carga de esperma por la garganta del consejero.
Dunn gimió suavemente mientras su boca se llenaba con la crema de Tempestad. Su propia polla esta dura como un ladrillo dentro de sus pantalones, atrapada dentro de su ropa interior, rogando por su liberación mientras el consejero se daba un festín con el semen de Tempestad. Se la bebió toda, amando el sabor y la textura mientras se deslizaba lentamente hacia su estómago. El volumen era contundente y la textura gruesa. Se bebió el semen y luego lamió la polla por los restos. Una vez que la polla de Tempestad comenzó a suavizarse, sabía que ya se había bebido hasta la última gota. Se puso de pie al lado de la cama y volvió a cubrir a su jefe con las sábanas. Frotó suavemente la frente de Tempestad, antes de besarla en señal de adiós. Tempestad ya estaba dormido cuando Dunn se dio la vuelta hacia las cortinas para salir de la habitación, encontrando fuera al oficial sentado en su silla.
“Todo listo.” Dijo, pasando al lado del hombre uniformado.
“Te demoraste más de 5 minutos!” dijo el oficial.
“Perdón por eso…” se disculpó Dunn. “…pero obtuve lo que necesitaba!” añadió, desapareciendo por el pasillo.
“Apuesto a que sí!” dijo el oficial, tocando la erección de su entrepierna.
HOSPITAL SANTA ELIZABETH 2:24am…
Un carro policial se encontraba fuera del hospital, haciendo guardia como resguardo por si algo saliera mal con el oficial que estaba a cargo dentro del hospital vigilando al recluso -Tempestad Williams. Los dos oficiales dentro del carro (oficiales Peterson y Duncan) estaban escuchando problemas en la radio policial cuando vieron a dos damas vestidas con minifaldas ajustadas y tacones altos caminando hacia su patrulla. Peterson le dio un codazo a Duncan mientras este jugaba con la computadora del auto.
“Mira lo que tenemos aquí…” sonrió Peterson, buscando algo para llevar a su mente fuera del aburrimiento. Duncan bajó la ventanilla mientras las chicas caminaban hacia él.
“Qué podemos hacer por ustedes, señoritas?” preguntó, sonriendo ampliamente.
“Nuestro auto se descompuso a media cuadra a la vuelta de la esquina…” dijo una de las chicas, una alta chica de piel oscura con grandes pómulos y grandes labios color rojo rubí.
“…esperábamos que quizás alguno de ustedes pudiera ayudarnos a arreglarlo?” preguntó la otra, de la misma altura y peso que la primera chica.
“Lo siento señoritas, pero no podemos dejar nuestro puesto.” Dijo Duncan, disculpándose.
“Awww…porfiiiiiiiiiiiiiiiiii…?” rogó una de las chicas, inclinándose hacia adelante en la ventana para que su escote impresionara a los oficiales.
“Lo siento dama…”
“Ya dijo que NO, Imani…, guarda tus asquerosas tetas y vámonos!” dijo la alta mujer.
“Perra, solo estás celosa porque mis tetas se ven mejor que las tuyas!” dijo Imani, ignorando a su amiga.
“Calla, perra! Tus tetas están lejos de ser mejores que las mías!” soltó la otra chica.
“Lo que sea, puta! Por qué no dejamos que los oficiales decidan?” preguntó Imani. Antes de que los oficiales pudieran responder, Imani se inclinó y bajó la parte superior de su blusa para exponer sus tetas. Duncan y Peterson quedaron sorprendidos, cuando un buen par de grandes senos aparecieron en su ventana.
“Qué tetas se ven mejor, -la de ella, o las mías?” preguntó la alta mujer, inclinándose hacia abajo y exponiendo sus tetas. Los 2 oficiales miraron a los 2 sets de tetas, incapaz de elegir.
“Perra, atrás…, estoy tratando de mostrar mis tetas!” gritó Imani.
“A ellos no les importa una mierda tus tetas caídas!” gritó la otra chica.
“Perra!” gritó Imani, empujando a su amiga hacia un lado. La chica se quejó abofeteando a Imani en la cara. Imani re-atacó rompiéndole la blusa a su amiga. Fue entonces cuando comenzó la pelea.
“Señoritas…señoritas…, deténganse! Ambas tienen increíbles tetas!” se rio Peterson, mientras él y Duncan salían del carro policial para detener la pelea de las chicas.
A la vuelta de la esquina en la estación de guardia de seguridad, 3 enfermeras entraron. Cuando el guardia les pidió su identificación, una comenzó a coquetear, preguntándole su nombre y si estaba de servicio él solo. El guardia (aburrido de ver videos de monitores y de reproductores) estaba demasiado entusiasmado de hablar con una hermosa joven enfermera a las 3 de la mañana. Mientras tanto, sus amigas continuaron su camino hacia adentro del hospital sin ninguna oposición. Ellas caminaron hacia el ascensor hasta el piso de Tempestad Williams, luego se bajaron y buscaron el número de su habitación. Allí había un viejo oficial sentado vigilando la puerta de Tempestad. Estaba leyendo una revista cuando una de las dos enfermeras se acercó.
“Nadie tiene permitido entrar en esta habitación, excepto el doctor.” Informó el oficial.
“Oh, eso lo sé…, vine a ver como estaba USTED, -si es que necesitaba algo?” sonrió la enfermera.
“Yo? Estoy bien, gracias.” Asintió el oficial.
“Está seguro? Debe estar muy aburrido aquí solo!” dijo la enfermera.
“Bueno, hay otros 2 oficiales abajo en su patrulla…” dijo el policía.
“Pero ellos están abajo…, usted debe sentirse solo?” preguntó la enfermera.
“Bueno…”
“Le gustaría una mamada?”
“Uhh? Quee…??” respondió el policía, pensando que había escuchado mal.
“Bueno… es que me encantan los oficiales policiales…, hacen tan buen trabajo protegiendo a la ciudad de la gente mala…, solo quería hacer algo agradable para demostrarle cuánto aprecio tengo de que se quede aquí con nosotros esta noche!” explicó la enfermera.
“Pero…pero soy tan mayor que tú que podría ser tu padre…!” dijo el oficial mayor.
“También lo he notado, tonto!” rio la enfermera, caminando de regreso al salón. El oficial la observó caminar hacia una de las habitaciones de los pacientes cerrando la puerta e indicándole al policía que la siguiera. Él miró alrededor nervioso, asegurándose de que no hubiese nadie cerca antes de levantarse y abandonar su puesto. Su polla ya estaba dura, doblándose dolorosamente dentro de los pantalones de su apretado uniforme mientras cautelosamente se acercaba a la puerta y seguía a la enfermera hacia adentro.
“Esta…, esta es una habitación para pacientes…!” susurró el oficial, viendo a una anciana acostada durmiendo en su cama de hospital.
“Entonces deberíamos asegurarnos de mantenernos muy callados…! Sugirió la enfermera, alcanzando la cremallera del oficial mientras se arrodillaba. Él no podía creer su suerte cuando ella sacó la polla erecta y se la tragó.
"OoOooooo...!" jadeó, incapaz de recordar la última vez que su esposa chupó su polla. Al final del pasillo, la tercera enfermera paró fuera de la habitación para pacientes, escuchando los sonidos de los sorbos. Sonrió cuando escuchó al oficial gemir, luego caminó rápidamente hacia la habitación sin vigilancia de Tempestad. Moviéndose rápido como un rayo, lo desenganchó de los monitores, luego rodó la camilla completa hacia afuera de la habitación y siguió por el pasillo en espera del ascensor. Dentro del ascensor, lo vistió con una peluca y con una máscara de oxígeno, luego le colocó un par de senos falsos para disfrazarlo de mujer. Cuando las puertas se abrieron en el primer piso, se dirigió hacia la puerta abierta de salida, luego revisó la cabina de seguridad para asegurarse de que el guardia no estaba. El guardia estaba en un baño cercano, sosteniendo a la enfermera por las caderas mientras follaba su húmedo coño desde atrás. La tercera enfermera tomó la oportunidad de sacar la camilla de Tempestad por la puerta trasera de la entrada de emergencia dirigiéndose al estacionamiento en donde había una SUV esperando. 3 hombres salieron del automóvil y ayudaron a liberar a Tempestad de la cama rompiendo la barandilla de la camilla. Una vez que lo metieron dentro de la SUV, empujaron la camilla vacía hacia un lado y arrancaron llevando a la enfermera con ellos, -quién era una de las travestis disfrazadas de Tempestad. La SUV salió lentamente conduciendo fuera de la sala de emergencias pasando por 2 perezosos policías que trataban de detener la pelea entre 2 mujeres borrachas mientras ambas yacían rodando en el suelo tirando la ropa de la otra. Dentro del hospital, el oficial de policía que se suponía debería estar protegiendo a Tempestad, estaba a punto de correrse. Él agarró la cabeza de la enfermera mientras su espalda cayó contra la puerta. Gimió en voz alta mientras descargaba dentro de la garganta de la enfermera, haciendo que ella se ahogara brevemente con su carga. Justo entonces la vieja mujer que había estado durmiendo profundamente en su cama, encendió la luz de techo sobre su cama y gritó cuando vio a los 2 extraños dentro de la habitación. La enfermera casi mordió la polla por la mitad cuando los gritos de la mujer resonaron dentro de sus oídos. El oficial gritó de dolor mientras tiraba su polla de la boca llena de semen. La enfermera se levantó y salió corriendo, al igual que el oficial, quién volvió cojeando a su puesto. Cuando llegó a la habitación de Tempestad vio la puerta abierta y entró a investigar. Cuando notó que la camilla (y el prisionero) se habían ido, saltó a su walky-talky para informarle a los otros oficiales y guardias. El guardia de seguridad del primer piso estaba dentro del baño de hombres a punto de expulsar su carga en el coño de la primera enfermera, cuando la voz del policía de repente gritó por su radio “Tempestad escapó!” La enfermera (que se había inclinado para que la follaran) se levantó, y alcanzó la puerta. El guardia todavía estaba corriéndose dentro de ella, sus manos envueltas en su largo y lujoso cabello, cuando ella abrió la puerta y salió corriendo. Lo último que el guardia de seguridad vio fue su semen goteando del agujero, con la peluca todavía envuelta entre sus manos. Para el momento en que metió su polla de vuelta a sus pantalones y salía del baño de hombres, los dos oficiales que estaban afuera entraron corriendo con sus armas. “Vieron algo?” se preguntaron todos al mismo tiempo al unísono.
La noticia del escape de Tempestad de la captura federal se extendió a través de las ondas aéreas como un incendio forestal. La seguridad del hospital, el departamento de policía de Filadelfia, como también los funcionaron de la prisión fueron cuestionados por el escape de Tempestad. Seguidores de Tempestad en la habitación de TV de la prisión aplaudieron cuando la noticia salió al aire. Tempestad estaba en la lista de los más buscados de los Estados Unidos, como un condenado fugitivo que tenía los medios y los contactos para estar en cualquier lugar bajo tierra. Los vecindarios que Tempestad solía frecuentar y gobernar se cercaron en busca de su paradero, sin lograr resultados. Otros traficantes de drogas y travestis prostitutas fueron acorralados, arrestados e interrogados sobre los contactos de Tempestad. Nadie en la policía tuvo los resultados deseados esperados. Cuando los periodistas preguntaron por el mal manejo tanto de los policías como de los funcionarios de prisión, el Capitán David L. McConnell tuvo algo que decir; “Nosotros en la Comisaría-23 estamos tristes de escuchar sobre el escape en su custodia del señor Williams, especialmente después de todo el duro trabajo de nuestros agentes encubiertos para capturarlo. Pero ayudaremos a la Penitenciaría Piedmont, como también al FBI, para encontrar y localizar al señor Williams antes de que vaya más lejos, o antes de que sea capaz de propagar más sus venenos por las calles de Filadelfia. Gracias.”
Penitenciaría Piedmont…
“El hijo de puta todavía estaba vivo? Pensé que estaba MUERTO!” dijo Sargento, líder de los arios en Piedmont.
“Una obvia decepción! No fuimos informados correctamente!” dijo Martillo, mirando las transmisiones de las noticias desde su propio bloque de celdas.
“Teníamos a ese maldito hijo de puta en el suelo, -desangrándose! Cómo mierda es posible que haya sobrevivido?! Preguntó Serpiente, recordando vívidamente el incidente.
“El puto tiene 9 vidas!” dijo Gardner, el Exterminador, -ex policía, ahora convicto. “Tienen idea de cuántos policías, traficantes, agentes encubiertos y convictos han tratado de matar a ese negro hijo de puta? Pero él siempre sigue renaciendo, como una nueva raza de cucaracha! Nunca tendrán la chance de matarlo…, porque Tempestad no le tiene miedo a la muerte!”
“Quién eres tú…, el capitán del puto fans club de Tempestad?” preguntó Serpiente, obteniendo una risita o dos de sus hermanos arios.
“No…, pero soy un hombre que aprende de sus errores. Puedes joder a Tempestad Williams…, pero él te joderá de vuelta, -más duro! Más hondo! Más fuerte!”
“Qué podría hacernos? Nosotros estamos aquí, él está afuera!” preguntó Martillo, curioso.
“Sus familias están afuera…, sus esposas, sus niños, sus hijos, sus hijas, sus padres, abuelos…, realmente creer que Tempestad va a dejar pasar lo que le hicieron y simplemente se va a marchar? Lo dudo!” Todos los arios se miraron entre ellos con preocupación, los rostros de sus amigos cercanos y sus familiares más cercanos parpadearon en sus mentes.
“Ese negro hijo de puta puede perseguir a toda mi basura de familia si quiere! Me ahorraría de un jodido problema más tarde!” bromeó Serpiente, sin preocupaciones. Pero Martillo, Sargento y Luke parecían consternados. De hecho, ellos tomaron medidas llamando a sus casas para advertirles a sus familiares del peligro inminente. -Exactamente lo que Gardner quería.
“Eso debería poner fuego debajo de sus culos!” dijo, volviendo a su celda en donde estaban sus compañeros, -Alan Cooper y Donald Blake.
“Exactamente cómo se supone que la advertencia a sus familias sobre Tempestad nos va a ayudar a largo plazo?” preguntó Blake, todavía en la oscuridad en lo que respecta a los planes de Gardner.
“Es una distracción…, si están preocupados por lo que está sucediendo afuera, estarán menos atentos a lo que está pasando aquí justo debajo de sus narices! Y cuando se resbalen y cometan errores, estaremos allí para asegurarnos de que esos sean fatales!” sonrió Gardner.
Cristofer Gardner ahora pertenecía a los Mandingos. Él y Nakia Dawson trabajaban en el bloque de los negros de la Penitenciaría Piedmont como ‘chicas de trabajo’ para Duke. Su madre en el entrenamiento y transexual de nombre ‘Tragona’, les colocó pelucas y vestidos ajustados hechos con sus propias manos. Ella les enseñó a los hombres cómo convertirse en damas, enseñándoles a cómo ser más recatadas y distantes, para atraer a los hombres dentro de su misterio. “Pueden atrapar más abejas con miel que con mierda, amigas, créanme!” -solía decirles. Los hombres aprendieron a como caminar y hablar de manera femenina. Para Nakia, fue aún más difícil, ya que nunca se había visto a sí mismo en un comportamiento tan poco masculino. Pero para Cris Gardner, era como volver a andar en una vieja bicicleta que tenía cuando niño. En el instante en que salió de la celda de Tragona, salió transformado en Cristina, la perra de ‘sangre pura’. Para Cristina, no faltaron las pollas negras que deseaban follar sus deliciosos agujeros rosados. Ella pasaba más tiempo en sus manos y rodillas, siendo follada por delante y por detrás, con alguna ocasional doble penetración de algunos internos que estaban dispuestos a pagar el triple por un trato especial. Completamente drogada, actuaba como una verdadera zorra, chupando y follando cada polla colocada delante o detrás de ella con vigor. Duke a menudo ofrecía a Cristina frente a su padre Bruce Gardner y a la hermandad aria, sabiendo que ellos odiaban la idea de que un blanco renunciara a sus agujeros únicamente por polla negra. Pero lo que ellos no sabían es que Cristofer Gardner había sido trasladado a su bloque de celdas negras, a causa de su padre. Bruce había arreglado que Cris fuera movido allí, para mantenerlo vivo de la muerte segura que los arios habían planeado para él.
Nakia Dawson no encontró la transformación tan fácil de asimilar. Él todavía se aferraba a su masculinidad perdida, recordando su vida fuera de los muros de la prisión. Recordaba a las mujeres, el amor y el sexo con hembras. Recordaba ser el hombre, estar arriba y disfrutar del suave cuerpo debajo de él. Ahora tenía que lidiar con los hombres que lo miraban a él como el cuerpo suave, esperando follarlo como él se follaba a las mujeres. Pero a pesar de que a Nakia le parecía difícil asumir su feminidad, también descubrió lo que ella provocaba. Con cada nueva polla hundiéndose en su adolorido ‘coño’, encontró que las folladas se volvían más y más fácil. La mayoría de los hombres lo trataban a él (y a Cristina) como basura, ellos pagaban por zorras para tirar sus cargas de semen acumuladas. Pero ocasionalmente encontraba algún hombre que lo trataba como una verdadera dama, haciéndole el amor a su cuerpo en vez de simplemente follarlo. Uno de los más notables era el musulmán Amahd.
Amahd siempre se las arreglaba para que Nakia lo visitara mientras su compañero de celda no estaba. Ahí colocaba velas encendidas, haciendo la escena más romántica. Colocaba suave música en su vieja radio para aligerar el estado de ánimo y así ayudarlos a olvidar sus alrededores. A veces masajeaba a Nakia, calmando el dolor de sus músculos luego de un largo día de follar con extraños. Luego la besaría por toda la espalda y el cuello, tomándose todo el tiempo del mundo, diciéndole lo hermosa que se veía y lo duro que estaba por ella. Nakia se encontró a sí mismo queriendo hacer acabar a Amahd, queriendo hacer un buen trabajo para relajarlo por su amabilidad. Después de la brutalidad de muchos hombres que se lo follaban, que alguien se tomara el tiempo de ser gentil, era como recordarle que aún era un ser humano. Después de algún tiempo, Nakia se encontró esperando por Amahd. Lo extrañaba en los días o semanas en que no se veían sexualmente. A menudos se imaginaba a Amahd mientras otros internos se lo follaban, eso lo ayudaba a sobrellevar lo que estaba pasando y a creer que había alguien que realmente se preocupaba por él, incluso si sólo era imaginario.
Ese día en particular, Amahd había estado planeando la visita de Nakia a su celda por días. Hizo arreglos para que su compañero de celda estuviera lejos el día que fuera visitado por su dama. En la religión musulmana, tales prácticas eran repugnantes y mal vistas, pero Amahd creía que tiempos desesperados causaban medidas desesperadas. Cuando Nakia entró a su celda, llevaba un ajustado vestido rojo y una larga peluca negra. La polla de Amahd se hinchó al instante.
“Diablos, te ves hermosa!” dijo Amahd, encendiendo la radio y colocando una estación de jazz suave para compensar los ruidos del fondo de la prisión. Nakia se sonrojó y luego entró en la celda. Duke siempre había manejado las citas de Nakia, recibiendo el pago por adelantado antes de que los servicios fueran prestados. Nakia nunca supo lo que pagaban los reclusos por follarlo, un paquete de cigarrillos? Dinero? Drogas? Favores? Nada?
Se sentó en la cama de Amahd mientras el musulmán le servía algo para beber, ´licor de luna’ elaborado por uno de los reclusos blancos dentro de la prisión. Nakia encontró el alcohol ilegal (hecho con jugo de pepinillo viejo de la cocina) bastante bueno como contrabando. Uno podía emborracharse rápidamente con el brebaje (como muchos de los arios que lo bebían a menudo). Amahd siempre comenzaba con ternura, besando, mordisqueando, tocando, acariciando, -haciendo que Nakia se sintiera como una mujer, a pesar de su incomodidad por desempeñar el rol femenino. Duke hizo que Tragona (la madre de las prostitutas), aflorara la feminidad en la cabeza de Nakia. Él quería que ella olvidara que alguna vez tuvo pene y que se concentrara únicamente en usar su culo y su boca para placer y gratificación. Mientras Nakia apenas usaba su polla con los presos (sólo masturbaciones ocasionales mientras lo follaban), siempre tenía una erección en sus encuentros con Amahd. Incluso una tarea tan degradante como chupar la polla de un hombre heterosexual, se la ponía a Nakia inusualmente dura mientras Amahd a menudo le acariciaba el rostro y el cuello, mirándolo hacia sus ojos marrones mientras chupaba la dura erección. Luego Amahd la acomodaba boca arriba o boca abajo y le comía el regordete ‘coño’ antes de follarla. Nakia nunca había experimentado que le comieran el culo hasta que Amahd lo sorprendió un día después de que se lavara el semen sobrante de su agujero obstruido. Él la bañó en el fregadero de su celda antes de poner su cara entre sus piernas para lamer su hinchado coño. Desde entonces, Nakia se aseguró de limpiarse bien (gracias a Madame Tragona y sus técnicas de ducha) antes de dirigirse a la celda de Amahd para tener sexo.
Amahd era un hombre alto, moreno, con atractivo musulmán promedio, con un cuerpo talla M o L. Con 1,95 metros, no era del tipo que le gustara el sexo duro, sino que, por el contrario, su dulzura siempre parecía sorprender a Nakia. Como un hombre libre Amahd amaba a las mujeres y comer coños siempre fue una de sus delicias favoritas. El momento en que vio a Nakia entrando en la sección del comedor vestido completamente como mujer, Amahd supo que tenía que hacerla suya. Recordó haber tratado de no mirar cuando Duke hizo desfilar al hombre por la habitación, mostrando el gordo culo a los clientes hambrientos. Muhammad, Abdul y otros musulmanes se encontraban juntos sentados en su mesa, ignorando la naturaleza salvaje de los aplausos a su alrededor. Muhammad dio un religioso discurso sobre que “había que mantenerse fuerte e implacable pese a las adversidades”, y de “no ceder a las tentaciones” a su alrededor. Pero la polla de Amahd endureció como una roca bajo la mesa mientras vislumbraba la exhibición del culo de Nakia. Ahora se encontraba lamiéndose completamente los labios con el rostro enterrado en las nalgas del hombre, lamiendo y chupando el gordo y tembloroso agujero que le había dado tanto placer desde entonces. Nakia se encontraba recostado en la cama, con las piernas abiertas para revelar su anillo anal a su preso amante. Trató de reprimir sus gemidos y gruñidos cuando la lengua de Amahd le perforó el culo, haciéndolo relajarse y disfrutar por lo que estaba por venir a continuación.
Amahd sabía que su tiempo era limitado. Su compañero de celda regresaría pronto y sabía que Duke tendría a otros presos esperando para usar el cuerpo de Nakia. Subió dando besos por el plano estómago y por la espalda (ignorando la goteante polla de Nakia), y metió su gruesa lengua dentro de la boca mientras deslizaba su pene en la húmeda cavidad. Nakia jadeó en voz alta cuando la polla se movió dentro de él, abriéndose camino en lo más profundo. Amahd luego se folló a Nakia en la posición que quiso, comenzando lentamente para permitir que los músculos anales se acostumbraran a la circunferencia de su gruesa polla. Una vez que sintió que la vagina masculina se relajó y lo aceptó, comenzó a follar más fuerte, alimentándolo cada vez más con más de su espesa verga. Nakia gruñó y gimió de placer, amando la experiencia más que cualquier otra. Mientras Amahd estaba ocupado chupando el cuello de Nakia por detrás, o besándolo profundamente cara a cara, mientras la verga descuidada de Nakia latía incontrolablemente, reaccionando a sus constantes estímulos. Por lo general, con Amahd, se corría (sin siquiera tocarse), estallando una fuerte dosis de esperma sobre su propio estómago o en las sábanas mientras lo cabalgaba con fuerza y firmeza. A Amahd le encantaba cuando hacía eso, ya que significaba que estaba haciendo un buen trabajo y que ella volvería por más. Solo después de verla correrse, es que él se concentraba en su propio orgasmo, follándola con más fuerza hasta que sentía que su polla comenzaba a tensarse y comenzaba a tirar lava, llenando el interior con una gran dosis de semen.
Después del servicio, Amahd reunió fuerzas y salió de ella. Luego limpió suavemente el mojado coño con un paño tibio antes de ayudarla a vestirse y escoltarla fuera de su celda. Nakia caminó por el bloque de celdas, su cuerpo hormigueaba por todo el increíble sexo que acababa de experimentar mientras su culo goteaba restos del amor de Amahd. Fue durante esas veces (después de una buena follada) que los presos notaban el cambio en sus pasos mientras caminaba hacia su próximo cliente.
En los vestuarios de los guardias de la prisión, los funcionarios penitenciarios se cambiaban su uniforme por ropa de calle y viceversa. Para aquellos que iban a casa, había sido un largo día de peleas carcelarias, rutinas de patrullas y horas extraordinarias. Para los que iban llegando al trabajo, una larga noche se venía por delante. El oficial correccional Malik Jones se encontraba cambiándose de su ropa de calle a su uniforme, cuando su compañero oficial Andrew Roberts de 22 años salía de las duchas con una sencilla toalla blanca envuelta alrededor de su esbelta cintura.
“No puedo esperar por salir de aquí…!” dijo Roberts, corriendo hacia su casillero mientras caminaba de puntillas por el frío suelo de cemento. “No es frecuente que trabaje hasta tan tarde en un turno de día! Tengo una cita con una chica sexy esta noche!”
“Finalmente vas a conseguir algo de diversión para ese pequeño pene, no niño?” se rió otro oficial -Peachtree, guardando sus armas en su casillero.
“Algo así!” se rio Roberts, ansioso por irse. “Mi mamá arregló esta cita con una chica de su iglesia.”
“Tú mamá es una proxeneta?” se rio el oficial McGee, poniéndose desodorante. “Una proxeneta de iglesia??”
“Oye…, estas chicas de iglesia son las mayores monstruas!” conjeturó Peachtree, quitándose el cinturón. “En dónde crees que conseguí a mi esposa?”
“En una esquina de la calle?” respondió McGee, en broma.
“No te conviene hablar de esposas…, por lo menos mi esposa no se balancea en un caño todas las noches!” contrarrestó Peachtree.
“Oye…, mi esposa hace un buen dinero como bailarina de caño! Con eso pagó la Universidad!” admitió McGee.
“Sí…, creo que pagué uno de sus semestres completo yo solo!” bromeó Cobbs. “Ella es GUAPA!”
“Jódete, Jerry!” se rio McGee.
“No. Pero tu esposa podría joderme, cuando ella quiera!” bromeó Cobbs, de buen corazón. Mientras todos los guardias hacían bromas, Roberts se quitó la toalla, revelando su apretado cuerpo y su firme culo. Malik trató de ignorar esto mientras se colocaba su uniforme.
“Tú solías ser policía, cierto?” preguntó Roberts, comenzando una pequeña charla mientras alcanzaba su ropa interior.
“Sí.” Respondió Malik, no acostumbrado a hablar de sí mismo con sus nuevos compañeros de trabajo.
“Cómo fue? Siempre quise ser oficial de policía!” dijo Roberts con alegría.
“Por qué querrías ser policía, niño?” preguntó Peachtree. “Es un trabajo de mierda! Hacen basura por dinero y siempre les disparan!”
“Pero…, reciben tanto respeto! Pueden portar armas reales y hacer arrestos!” dijo Roberts. “Ellos hacen la diferencia, como sacar a Tempestad Williams de las calles!”
“Has visto las noticias últimamente?” preguntó McGee, poniéndose los jeans. “Tempestad Williams escapó!”
“Pero eso no fue culpa de la policía! O sí?” preguntó Roberts.
“Los oficiales de policía de Filadelfia estaban estacionados fuera de su puerta! Así que dímelo tú!” dijo McGee.
“Has leído acerca de la Comisaría-23?” preguntó Peachtree, desabotonándose la camisa de su uniforme. “Sé que un novato sacó a la luz toda la mierda! Policías corruptos! Malos arrestos! Delitos encubiertos! No hay nada glamoroso sobre eso!”
“Para qué Comisaría trabajabas Malik?” preguntó Roberts con curiosidad, de pie en calzoncillos blancos.
“En la Comisaría-23!” dijo Malik, cerrando su casillero en un silencio total. Todos los guardias vieron como Malik salió silenciosamente de los camarines.
“En otras palabras, niño…” dijo Peachtree, dándole una palma a Roberts. “…es mejor mantener tu culo justo donde está!”
Malik se sintió inquieto durante el resto de la noche. Hizo sus rondas, hizo sus informes y revisó todas las camas antes de que se apagaran las luces. Era en esos momentos en que hacía planes con el recluso Marvin Rollins, para encontrarse en el dormitorio de los guardias para otra cita nocturna (como era de costumbre).
“Me preguntaba si podrías hacerme un favor…?” preguntó Marvin, de pie entre los barrotes de su celda. Malik sintió que se le revolvía el estómago.
“Qué tipo de favor?” preguntó, escéptico.
“Relájate oficial Malik…, no es como si te estuviera pidiendo que me saques de prisión o que me ayudes a robar un banco o algo así!” susurró Marvin, notando la aprehensión de Malik. Malik se rio nerviosamente.
“Entonces qué es?” preguntó, con curiosidad. Marvin miró a su alrededor para asegurarse que nadie escuchara.
“He estado hablando con uno de mis hombres sobre ti…, -Duke. Él pregunta si puede tener un pequeño encuentro contigo, él y yo. Estás interesado?” susurró Marvin.
“Un trio? Con otro recluso?” preguntó Malik, mirando alrededor. “Te dije que fueras discreto sobre nosotros!”
“Lo fui! Acaso crees que quiero compartir mi coño?” preguntó Marvin, mirando por encima de su hombro para asegurarse que sus compañeros de celda no estuvieran escuchando. “Pero Duke siguió preguntando. Realmente quiere cogerse a un guardia! No va a ceder hasta que lo hagamos!”
“Qué garantía tengo que después no andará alardeando de que me folló? Podría perder mi trabajo!” susurró Malik.
“Me aseguraré de que no incluya tu nombre en eso!” aseguró Marvin. “Vamos hombre…, por mí?” preguntó Marvin, encendiendo el hechizo. “Te lo compensaré, de alguna manera. Además… Duke es un gran follador, como yo! Estoy seguro que te encantará ser follado por los dos!” Malik pensó un momento en lo que Marvin le ofrecía. 2 Marvins…? Podría manejarlos?
“En qué celda está?” preguntó Malik.
“Ese es mi bebé!” sonrió Marvin, sabiendo que Malik estaba preparado para el desafío.
CONTINUARÁ…