Oficial Valentín 16 (El Despido)
OFICIAL VALENTÍN 16: EL DESPIDO. Luego del incidente del capítulo anterior se viene un fuerte despido en la Comisaría. Qué ocurrirá con Jake y Miguel?
OFICIAL VALENTÍN – CAPÍTULO 16: EL DESPIDO
COMISARÍA-23
Después de medianoche…
Era el final de otro turno. Los oficiales de policía Jake Valentín y Miguel Cortez llegaron de vuelta a su lugar de trabajo. Como de costumbre, fueron al área de duchas para bañarse y cambiarse de ropa antes de irse. Cortez estaba de pie bajo la cabeza de su ducha, tratando de no mirar el magnífico cuerpo de Jake y su gordo culo de deportista. Vio a otros oficiales robando miradas mientras se duchaban bajo las cabezas de sus duchas, y sabía que ellos deseaban probar los grandes melones blancos de Jake. Incluso noto a un par de oficiales tratando de ocultar sus erecciones, mientras Jake se duchaba en completa ignorancia. Cortez luchó contra la necesidad de correr y cubrirle la espalda, cuando Jake se inclinó para lavarse las piernas y los tobillos. Un oficial disparó una carga mientras le daba la espalda a Cortez mientras se masturbaba. Miguel apagó su ducha, luego agarró a Jake del brazo mientras salían del área de duchas.
“Cuál es el problema?” preguntó Jake, aún con la mitad del cuerpo en jabón.
“Vístete!” ordenó Miguel, dirigiéndose a su casillero de los camarines. Jake de mala gana hizo lo que le dijo, luego se juntó con Miguel afuera en el automóvil estacionado fuera de la Comisaría.
“Qué pasa? Qué es lo que hice?” preguntó Jake, preocupado por la actitud de Miguel.
“De verdad no te diste cuenta de nada? Preguntó Miguel. “Que acaso no viste a todos esos idiotas mirándote el culo? Pajeándose mientras te veían ducharte??”
“No. Ellos estaban haciendo eso??” preguntó Jake, sorprendido. “No les presto nada de atención.”
“Te has estado moviendo con el culo al aire por todo el camarín! Por eso es que nosot…, por eso es que te molestan! Todos piensan que lo haces a propósito, como si tu QUISIERAS que pasara algo!” explicó Miguel.
“Bueno, pero no es cierto!” respondió Jake, sintiéndose culpable por algo que no hizo.
“No quiero que te duches más en la Comisaría!” ordenó Miguel. “Desde ahora, te ducharás en nuestro lugar, está bien?”
“Nuestro lugar?” preguntó Jake, atrapando a Miguel por error.
“uh…, quise decir, MI lugar.” Corrigió Miguel, arrancando el motor. Jake sonrió, sabiendo exactamente a lo que Miguel se refería. Justo entonces, recibieron un toque en la ventana del auto. Miguel la bajó.
“Ey. Alguno de ustedes dos ha visto a Reynolds?” preguntó Lewis, su dupla. “Él aún no se ha registrado y nuestra ronda terminó hace 30 minutos atrás.”
“Él seguramente anda ahí afuera buscando a alguien que se la chupe, o algo así,” dijo Miguel, tratando de cubrir el retraso de Reynolds. “Probablemente perdió la noción del tiempo. No me preocuparía tanto por él si yo fuera tú.”
“No contesta su radio.” Dijo Lewis, como un pensamiento posterior. “Pero probablemente estés en lo cierto. Quieren ir al bar por cervezas y billar?”
“No. Creó que llevaré a Jake a casa y luego iré a la cama.” Dijo Miguel.
“Ya lo creo!” guiñó Lewis con un ojo, alejándose.
“No es lo que piensas…!” gritó Miguel, avergonzado por las implicaciones. Volvió a subir la ventanilla y puso el auto en marcha sin mirar a Jake. No quería ver la expresión de dolor que seguramente Jake tenía en sus ojos.
Llegando a su casa, Miguel estacionó el auto y acompañó a Jake hacia el interior. Jake no estaba seguro de cómo sentirse siendo el pequeño secreto sucio del oficial Cortez, pero de lo que sí estaba seguro es que eso no lo hacía sentirse bien consigo mismo. Si él le gustaba a Miguel, por qué Cortez no lo admitía? Por qué tenía que fingir que eran sólo compañeros de trabajo cuando era obvio para Lewis (y para Reynolds) que eran más que eso? Tan pronto como se cerró la puerta principal, Miguel estaba completamente sobre Jake, besándolo, abrazándolo, chupándole la boca, el cuello y las orejas como un amante apasionado. Jake apenas podía mantenerle el ritmo mientras las manos como de pulpo del oficial lo acariciaban por todos lados agarrándole la cintura y el culo. Miguel tiró de Jake escaleras arriba hacia su habitación y luego le sacó la ropa hasta dejarlo completamente desnudo. Jake se acostó en el colchón boca abajo, mientras Miguel le lamía las musculosas nalgas y la línea media con su talentosa lengua. Jake jadeó cuando Miguel como un macho en celo le separó las grandes nalgas blancas y le lamió arriba y abajo de la raja. Luego Cortez hizo círculos con su lengua contra el pequeño y apretado agujero lampiño, chupándolo con su boca como si fuera la vagina de una mujer. Jake gimió, sintiéndose devastado mientras su trasero era comido y devorado en un solo tiro.
Después de casi 10 minutos de comida de culo, Miguel siguió un camino de besos hacia arriba por la columna de Jake hasta que su verga erecta quedó posicionada justo sobre el agujero de Jake. Cortez mojó la punta con su propia saliva, luego la hundió dentro del culo de Jake. Jake sintió a Miguel acostarse encima de él mientras la polla se movía hacia adentro. Miguel le besaba la espalda desnuda y los anchos hombros mientras comenzaba a follar. Envolvió sus brazos en el fuerte torso de Jake, pellizcándole las duras puntas de los masculinos pezones erectos mientras le chupaba el cuello. El propio pene erecto de Jake se estrellaba contra el colchón mientras extendía sus piernas para más polla. Dio vuelta su rostro contra el de Miguel, sintiendo la aspereza del pelo que ya comenzaba a crecer en el rostro de Cortez rascando sus suaves mejillas. “uhhh…” gimió Jake, amando la sensación del cuerpo de Cortez sobre él.
“Te sientes tan bien…” susurró Miguel, dando un respiro mientras conducía su polla en el agarre anal. Le chupaba la oreja a Jake, estirando su curiosa lengua hacia adentro mientras follaba. “Dame ese culo, hombre…, ahhh mierda, tu coño está tan caliente!” Jake sentía la polla moviéndose dentro y fuera de él, el duro apéndice masculino se atrapaba más allá de su apretado esfínter mientras lo penetraba profundamente. Jake amaba hacer el amor con el hombre al que confiaba su vida diariamente en el campo de batalla. Había recorrido un largo camino desde que Gardner lo había violado. Ahora él estaba dispuesto a disfrutar y a expresarse a sí mismo de maneras que nunca antes habría imaginado. Apretó los músculos de su esfínter, apretando la dura verga de Cortez que estaba enterrada en sus profundidades moviéndose de un lado a otro.
“Estás tratando de hacer que me corra rápido?” preguntó Miguel, conociendo los trucos de Jake. Jake se echó a reír mientras Miguel se la sacó, luego giró a Jake dejándolo de espaldas al colchón y se la volvió a enterrar. Presionó las gruesas piernas de Jake sobre su pecho, doblándolo en la mitad mientras lo alimentaba con más polla. Jake aceptó el desafío mientras Cortez se acostaba sobre él una vez más, esta vez cara a cara mientras le besaba profundamente los labios. Se chupaban las lenguas mientras follaban. Pronto, Miguel lo estaba embistiendo como un loco, conduciendo su polla a través del vulnerable ano de su compañero, follándolo duro y rápido. Jake besó a Miguel apasionadamente, tragando el exceso de saliva mientras sus manos recorrían el duro cuerpo musculoso del oficial. La cama se sacudía mientras el sonido de las embestidas llenaba la habitación. Los gemidos y gruñidos se intensificaban mientras se acercaban al clímax. Jake estaba pajeándose la dura polla mientras Miguel se la metía y se la sacaba en movimientos rápidos. Miguel fue el primero en correrse, mientras golpeaba el culo de Jake y su polla estallaba carga tras carga de espeso semen fundido en las profundidades del culo de Jake. Jake se corrió con una gran carga de esperma entre los dos sólo unos segundos después. Miguel se tumbó sobre Jake completamente, su moribunda polla mojada continuaba enterrada dentro del agujero mientras seguían besándose. Jake envolvió sus brazos alrededor de la sudorosa espalda de Miguel, manteniéndolo cerca mientras se desplazaban rápidamente hacia un profundo sueño.
PARQUE FAIRMOUNT
6am la mañana siguiente
Una cinta amarilla arrinconaba el lugar en donde descansaba el cuerpo del oficial Frank Reynolds. Policías, ambulancias y personal forense rondaba el área, buscando por pistas que pudieran ayudarlos a identificar al asesino. Alguien que había estado vagando a través del parque esa noche fue atrapado, rápidamente recogido, detenido y cuestionado por las autoridades. El parque era un conocido lugar de encuentro de chicos homosexuales, como también de chicos prostitutos que vendían sus cuerpos por sexo. El asesino tendría que ser gay? O simplemente alguien que odiaba a los gays? El Capitán de Policía David McConnell se detuvo con su automóvil. Él había recibido una llamada sobre un “oficial caído” cerca de las 5am. Rápidamente corrió hacia el sitio, queriendo ser parte del equipo de búsqueda del asesino de un policía. Caminó hacia adentro del parque, escoltado por oficiales que le mostraron dónde el cuerpo estaba, bajo unas rojas sábanas manchadas. McConnell se inclinó sobre el cuerpo, levantando las sábanas para verlo.
“Reynolds…” dijo en voz baja. “…qué mierda estabas haciendo aquí?” preguntó, notando el pene junto con los testículos del oficial que yacían en la hierba a su lado.
“Aparentemente él estaba, uh…, podría haber estado, uh…, obteniendo una, uh…,su, um…”
“Entiendo lo que quieres decir…” dijo McConnell, volviendo a colocar la sábana mientras se levantaba. “Entonces, cómo es que sucedió, emm… para que la dejaran… a su lado?”
“Alguien se la cortó con un cuchillo muy afilado. El corte parece haber sido rápido, y hecho de una sola rebanada.” Dijo el oficial forense. “Debe haber estado completamente erecta también, debido a toda la sangre que perdió.”
“Entonces este no fue un ataque de un desconocido?” preguntó McConnell.
“Lo dudo. Para que haya perdido tanta sangre, tendría que haber estado erecto.”
“Alguien vio algo?” preguntó McConnell, mirando alrededor.
“Un par de chicos encontraron el cuerpo después de que notaron que el auto de policía estacionado en la maleza no se iba a ir. Los autos policiales generalmente asustan a los chicos desde lejos, les da miedo ser arrestados. Estos muchachos sospecharon cuando el auto de Reynolds no se iba. Entonces entraron al parque y encontraron el cuerpo cubierto de sangre.” Explicó simplemente el oficial. McConnell miró alrededor de la hierva por pistas, viendo una sangrienta huella de zapato con la estampa del número de calzado. “Usted…, usted cree que el oficial Reynolds era gay, señor?” preguntó el oficial, curioso. McConnell miró de vuelta al preguntón especialista forense.
“Importa? Él está muerto.” Dijo McConnell, alejándose del lugar. Cuando salió del parque, dio una rápida mirada al parque desde afuera. En la entrada del parque notó 2 postes blancos altos, con globos cubriendo las cúpulas. “Qué es lo que hay arriba de las cúpulas?” le preguntó a un guardaparque que estaba en la escena. El hombre se dio la vuelta y miró lo que McConnell señalaba.
“Cámaras, señor. El parque vigila la entrada, pero las cámaras no pueden llegar hasta dónde ocurrió la escena del crimen.” Explicó el guardaparque.
“Quiero ver esas cintas. El asesino del oficial Reynolds podría estar en ellas, entrando o saliendo.” Dijo McConnell.
“Si, señor.” Dijo el guardabosques, acertando.
La noticia se corrió entre los oficiales como fuego salvaje. Cada policía de la Fuerza quería descender en el Parque Fairmount, para encontrar al asqueroso asesino de policías que había asesinado al oficial Reynolds. Por la mañana, era la noticia de última hora en cada programa matutino del país. Un veterano policía encontrado muerto en un parque frecuentado por homosexuales, era una gran noticia para la prensa amarillista. Pronto reporteros y cámaras estaban en la cara de McConnell en su llegada al trabajo en la Comisaría, quienes cuestionaban la sexualidad del oficial con respecto a los informes de su pene siendo cortado y eliminado. Ellos preguntaron si eso era resultado de los cortes de presupuesto del Alcalde? En un momento de ira pura, McConnell enfrentó a los periodistas y les dijo “Pregúntenle a Anthony Edwards cómo se supone que debemos controlar la ciudad, cuando recorta nuestro presupuesto y obliga a nuestros oficiales a viajar sin apoyo! Pregúntenle qué sucede cuando devuelves a los delincuentes a las calles luego de ser arrestados! Pregúntenle si trabaja para la ciudad o para los narcotraficantes!” gritó McConnell, antes de ingresar a la Comisaría. Sabía que había dicho cosas fuertes tan pronto mientas las decía, pero eran cosas que habían estado en su mente por mucho tiempo. El teléfono de su oficina comenzó a sonar antes de que incluso pudiese sentarse detrás de su escritorio.
Cerró la puerta de su oficina, sabiendo que el que estaba llamando debía ser el alcalde. El alcalde Edwards estaba furioso y le exigió a McConnell que se devolviera para enfrentarse a los reporteros y retractarse de lo que había dicho. Él y McConnell discutieron vigorosamente por teléfono, ambos calientes y bajo presión de los poderes de sus respectivos cargos. La llamada terminó con el alcalde Edwards despidiendo a McConnell como el Capitán de Policía de la Comisaría-23, de manera inmediata! McConnell agarró una caja grande y la llenó con todas sus posesiones personales mientras todos los oficiales observaban en silencio. El único lo suficientemente valiente como para acercarse a McConnell en ese estado, fue el oficial Hightower, quién tenía el registro de la liquidación del capitán. McConnell tomó la liquidación, estrechó la mano de Hightower y salió de la Comisaría como un civil, en medio del destello de reporteros acampados afuera.
Varias horas después de que Jake y Miguel terminaran su turno, los dos hombres se encontraban sentados en el living de Cortez, viendo los eventos que se desarrollaban en su Comisaría por la televisión.
“No puedo creer esto…, Reynolds y McConnell, ambos en un mismo día! En qué mierda se está convirtiendo el mundo?” preguntó Cortez, entregándole a Jake algo de beber mientras se sentaba al lado de él en el sofá para ver las noticias del mediodía.
“Migue…, nosotros estábamos en ese parque esa noche. Crees que vimos al asesino de Reynolds? Pregunto Jake, abriendo la tapa de su cerveza.
“Te refieres a ese niñito al que se estaba follando?” preguntó Miguel, pensando hacia atrás. “De ninguna manera! No de la manera en que Frank se lo estaba follando! A los maricones les encanta…, quiero decir, a los gays les encanta ese tipo de cosas, o no?” corrigió Cortez, no queriendo ofender a Jake.
“Los medios dicen que podría no haber sido un asesino gay, que podría haber sido un homofóbico que se encontró con Reynolds y lo confundió con un gay. O tal vez Reynolds sorprendió al asesino y quedó atrapado en el fuego cruzado, por decirlo de alguna manera.”
“Con la polla y las pelotas cortadas? Vamos, Jakito…, qué oficial va a quedarse parado como un tonto mientras le cortan las pelotas?” preguntó Miguel.
“Alguien que habría estado recibiendo una mamada?” preguntó Jake, dándole a Cortez algo para pensar.
“Recuerdas como era ese niño que Reynolds se estaba follando?” preguntó Miguel.
“No. Tú no lo reconociste? Reynolds dijo que tú y él solían ir a ese lugar para follar a chicos antes. Tal vez él era alguien que a ti…, te sirvió antes?” le cuestionó Jake. Miguel se retorció incómodo, no acostumbrado a discutir sus pequeñas experiencias homosexuales.
“No es como lo piensas…, sólo lo hice un par de veces con mi ex compañero. Conocimos esa parte del parque hace unos años atrás con Reynolds y Lewis mientras estábamos investigando un robo. Un tipo estaba robándole a los maricas que cruzaban el parque a altas horas de la noche. Cuestionamos a algunos de ellos que fueron lo suficientemente valientes como para quedarse y hablar con nosotros. Uno llevó a Reynolds al lugar en dónde le habían robado. Cuando Reyn no regresó de inmediato, fuimos a buscarlo y descubrimos que el chico le estaba chupando la polla. Al principio no lo podía creer. Pensé que Reyn había perdido la cabeza. Pero el chico se estaba tragando la verga como un profesional. Jackson comenzó a frotarse mientras veíamos. Después de que Reynolds se corrió, el chico se tragó su carga, Reynolds alentó a Jackson a que le chuparan la polla ya que le gustaba tanto mirar. Jackson dejó que el chico se la comiera como una cajita feliz. Yo no quería parecer como que no era parte del grupo, así que dejé que el chupapija se comiera mi carga también. Después de eso, Reynolds y Lewis comenzaron a ir allá una vez por semana, para vaciar sus pelotas cuando estaban demasiado aburridos o calientes en su patrullaje. A los maricas no les importaba, de hecho, les gustaba. La mayoría de ellos estaban encantados por chupar pollas de policía. Es como una fantasía para ellos.”
“Tenemos que informar esto.” Dijo Jake, tomando nota de la horrible mirada en el rostro de Miguel. “Al menos mencionar cómo Reynolds solía frecuentar ese lugar! Esa podría ser información vital para encontrar a su asesino!”
“Reynolds tiene una esposa e hijos… cómo crees que se sentirían si supieran que él frecuentaba ese parque para vaciarse las pelotas? Eso los mataría!” razonó Miguel.
“Está bien, está bien. Reynolds era siempre tan agresivo con los chicos que follaba? A todos los trataba como basura?” preguntó Jake.
“Bueno…sí. Tú conoces a Reynolds, él era un hijo de puta! Trataba a todos los maricones como si estuvieran allí sólo para complacerlo. Los hacía chuparle la polla o los follaba por el culo con la amenaza de arrestarlos si no lo hacían.”
“Bueno, obviamente atrapó al equivocado. Alguien no apreció la forma en que lo estaba tratando y se vengó. Había alguien con quién haya sido realmente salvaje en ese parque? Alguna vez llevó las cosas demasiado lejos?” preguntó Jake, dando un sorbo.
“Estamos hablando de Reynolds…”
“Correcto. Pregunta tonta.” Dijo Jake. “Entonces todo lo que sabemos es que el último chico con el que lo vimos era caucásico. Tal vez de 18 a 25 años? Definitivamente gay. Te acuerdas de lo que llevaba puesto?”
Miguel pensó de nuevo. “Algo oscuro…, como una sudadera con capucha, creo. No estoy seguro.”
“El parque tiene cámaras de vigilancia?” preguntó Jake.
“No lo sé.” Dijo Miguel, dándose cuenta de que estarían grabados en cámara si es que hubiese una. La policía sabría que estuvieron en el parque justo antes de que Reynolds fuera asesinado. “Mierda!”
“Ahora TENEMOS que informarlo.” Dijo Jake, queriendo cubrir sus propios traseros. “Si no lo hacemos, se preguntarán por qué no lo informamos antes.” Miguel suspiró, sabiendo que eso generaría muchas preguntas. Ahora no era el momento de ser señalado en el departamento, no con oficiales cayendo como piezas de dominó de izquierda a derecha.
Más tarde en el día, antes de su turno, Jake se detuvo junto al condominio del capitán McConnell para hablar. Algunos reporteros de los medios de prensa todavía estaban fuera del edificio, esperando a ver si McConnell salía. Jake entró, fingiendo ser otro residente mientras tocaba el citófono del Capitán. McConnell no respondió pensando que sólo eran periodistas que buscaban mas historias. Con la suerte que tuvo, otro residente estaba saliendo, así que Jake aprovechó la oportunidad de ingresar al edificio. Después de pasar por conserjería, Jake se dirigió al departamento de McConnell. Tocó a la puerta, pero no recibió respuesta. Tocó de nuevo y llamó a McConnell por su nombre. McConnell abrió la puerta, sosteniendo una botella de Jack Daniels en su mano.
“Jake! Qué estás haciendo aquí?” preguntó, vestido con nada más que una sudadera sin mangas y boxers. Jake no pudo evitar recordar el cuerpo del Capitán sobre él cuando fue obligado a estar amarrado por las órdenes de Gardner.
“Escuché sobre lo que le pasó en las noticias.” Respondió Jake, de vuelta en la realidad.
“Oh, eso.” Dijo McConnell, volviendo al apartamento mientras giraba la botella hasta sus labios. Jake entró y cerró la puerta detrás de él.
“Cómo está usted señor?” preguntó, siguiendo a McConnell al interior.
“Es eso una pregunta con trampa?” preguntó McConnell, con una sonrisa.
“Está Malik acá?” preguntó Jake, curioso, preguntándose si McConnell tenía apoyo emocional.
“Malik…?” preguntó McConnell, tomando otro trago pesado. “Malik…, se ha ido!” agregó, dejándose caer en el sofá.
“Se fue? Qué quieres decir?” preguntó Jake, preocupado.
“Se fue. Se mudó. Terminamos.” Dijo McConnell, sosteniendo la botella con fuerza entre sus manos. Jake se sentó junto a McConnell, sintiendo pena por él.
“Lamento escuchar eso, señor. Hay algo que pueda hacer por usted?”
“Puedes dejar de llamarme ‘señor’, ya no soy más tu capitán.” Dijo McConnell.
“Después de todo lo que hemos pasado? Usted siempre será mi capitán, señor.” Sonrió Jake. McConnell sintió una agitación en la ingle. Estaba demasiado borracho y estaba dejando que su imaginación se volviera traviesa.
“No deberías estar preparándote para tu turno?” preguntó, girando su atención de nuevo a la botella.
“Quería hablar con usted primero, señor…, sobre Reynolds.” Respondió Jake.
“Oh…, Reynolds…” suspiró McConnell, recordando el mutilado cuerpo que vio al amanecer. “Sabías que le cortaron la polla? Quién cortaría la polla de un hombre? Qué estaba haciendo allí en primer lugar?” preguntó mientras volvía a beber la botella.
“Cortez y yo lo vimos allí anoche.” Dijo Jake, tomando la atención de McConnell. “Estábamos conduciendo, cuando notamos que su escuadrón estaba estacionado en la maleza del parque. Cuando fuimos a investigar…, encontramos al oficial Reynolds involucrado en un comportamiento desviado.”
“Lo encontraste follándose a alguien? A algún hombre?” preguntó McConnell, sin rodeos.
“Sí, señor.” Respondió Jake.
“Lo detuviste?” preguntó McConnell. Jake bajó su cabeza avergonzado.
“No, señor. Reynolds indicó que esa no era la primera vez que usaban el parque de esa manera. Tengo la clara impresión de que él…, se follaba chicos allí a menudo.” Admitió Jake.
“Maldita sea!” dijo McConnell, levantándose del sofá. “Esa área es conocida como un lugar de cruising gay, cada policía de la Fuerza lo sabe. Pero hace tanto tiempo que nadie robaba, violaba o asesinaba en ese lugar, que hemos mantenido un ojo cerrado. Ahora descubro que uno de mis veteranos oficiales lo visitaba de manera regular mientras estaba de servicio…, Y que otros dos oficiales lo vieron vivo allí la noche en que murió y no hicieron nada para detenerlo o desanimarlo!” gritó McConnell, en el cuarto abierto. Jake se dejó caer en su asiento, sintiéndose aún más culpable. “Por lo menos vieron con quién él estaba? Quizás podremos tener una descripción del asesino de policías?” preguntó McConnell, volviéndose hacia Jake.
“No señor. Lo único que recordamos es que era un hombre blanco, aproximadamente de entre unos 18 a 25 años, altura y cuerpo promedio…, pero eso es todo.”
“Eso es como la mitad de la ciudad!” dijo McConnell, suspirando en frustración.
“Entonces qué hacemos ahora, señor?” preguntó Jake, curioso.
“Bueno…” comenzó McConnell, volviendo a su asiento en el sofá mientras volvía a beber su botella. “…sugiero que le cuentes esta historia a tu NUEVO capitán, ya que yo no soy más parte de la Fuerza!” Jake parecía decepcionado ante la declaración del capitán. McConnell le vio la mirada y luego suspiró. “Supongo que puedes comenzar haciendo que un artista policial dibuje a la persona que vieron. Dar cada detalle que puedas recordar. Luego hacer circular la imagen para ver si alguien lo reconoce. Luego lo atrapas para interrogarlo…,si él no mató al oficial Reynolds, tal vez vio algo o a alguien sospechoso antes de irse.”
“Está bien. Gracias, señor.” Dijo Jake, tomando la información.
“David. Llámame, David, ahora.” Ofreció McConnell.
“David…” dijo Jake con poca costumbre. “Si alguna vez necesitas algo, no dudes en hacérmelo saber.”
“Yo estoy bien, Jake. Tengo ahorros guardados, mi pensión, mi seguro, tengo comida, familia,… estaré bien.”
Diciendo esto Jake se levantó. McConnell acompaño a Jake hacia la puerta principal. Él y Jake se dieron la mano como amigos, luego se abrazaron. A McConnell le gustó la sensación del duro cuerpo como roca de Jake. Se separaron en silencio mientras McConnell abrió la puerta para escoltar a Jake hacia fuera. Jake caminó por el pasillo y salió del edificio de regreso a los estacionamientos. Adentro, casi se olvidó que el oficial Cortez lo estaba esperando.
“Qué onda?..., por qué te demoraste tanto!” se quejó Cortez, mientras Jake se acomodaba en el asiento de pasajero. “Cómo estaba?”
“Qué? Preguntó Jake, aún metido en sus pensamientos.
“El capitán! Cómo estaba? Estaba enojado por lo de su trabajo? Preguntó Cortez, mientras arrancaba el motor.
“Ah, sí. Sí! Él había estado bebiendo mucho.” Dijo Jake, volviendo en sí. “Pero aun así me dio unos buenoS consejos de cómo seguir con todo esto.” Añadió metiéndose un chicle en la boca mientras sus pensamientos seguían preocupados por el estado de su ahora ex Capitán.
CONTINUARÁ...