Oferta culinaria para salir del paso

La cocina es un buen sitio para liarte a probar nuevas experiencias

Mi oferta culinaria es bastante amplia, la guarrona de una amiga de mi amiga tuvo el deseo de probar los platos de temporada que le preparé un día en el picadero de mi cocina, ella se interesó por mi afición y al final llegó a entender que lo único culinario que yo tenía era la de insertar mi tren delantero al punto de sal, en su apretado túnel.

Esa era mi idea de ser culinario y jugar a los trenecitos con conocidas mias, pero aún así todas suelen tener una buena hamburguesa sabrosa, tierna y jugosa y no muy hecha, rosada por dentro, lo que esperan despúes es una aspera lengua que le quite las penas y la pongan al día, luego están las comidas rápidas para cuando no tienes tiempo y tu polla te nota cachondo, sin olvidar también la polla morcillona que te ponen de tapa cuando ves a aquella mami agachándose para recoger el chupete del crio, estas las prefieren de Burgos, así con varias ideas en la cocina, poco a poco iba calentando la situación para después comer, pero antes me apetecía un aperitivo y como me hace falta ácido fólico unos buenos mejillones eran la solución, no estaban muy frescos, mas bien calientes pero sabían bien, sobre todo cuando le habías quitado ya toda la sal absorviendo y chupando y veías la cara de enculada, follada, fajita, enchilada que tenía la guarra y yo burrito.

Me gustan en este caso los pies de cerda, a esta se los comía pero acabé metiéndole la lengua donde acaba la tripa y se hacen los callos, mi picha parecía una olla a presión que saldría pitando para acabar llenándole la boca de clara de huevo, para darle más proteína y definir más, en esta putona descubrí que tenía mas de tres delicias pero mi deseo era ligarla, sobre todo la nata que me puse en la punta de la polla, le puse azúcar moreno, pero a esta tía no le van las canciones lolailas y desconecté el mp3, le gustaba la musica de las peliculas guarras de los 80, mejor porque así acompañaban el momento, por cierto ella se llamaba María y preferia doradas al horno, pero se había acabado el pescado y de tanto comer polla se había acabado el requesón y solo ella me podía ofrecer peras al vino, me dijo que me andara con ojete porque estaban calientes, mis criadillas estaban llenas a tope, ella estaba en toda su salsa y mi polla todavía estaba brava, pero ella no había acabado, después del atracón de polla que se había dado la cosa no acabó muy bien para mi, la muy zorra y puta me jodió bien, de todo el menú que había se decidió por lo que Lúcio le recomendó...unos huevos estrellados.