Oda a mi adolescencia -(4)-Jugando con los limites
Se metió en la bañera.Y sinceramente, así tumbado solo dejando ver su cuello y sus rodillas, me incitó a quitarme el boxer y ponerme enfrente de él entrelazando nuestras piernas.
DANIEL
Despertarme y lo primero que veo al bajar la mirada es su cabeza apoyada en mi pecho, su pelo oscuro como la antracita y esa carita que me hacía ver que estaba disfrutando de ese placentero sueño, era un despertar que ojalá tuviese todas las mañanas. Ni yo mismo me estaba haciendo a la idea del cariño que le estaba cogiendo a este enano . Pasé las yemas de los dedos suavemente por su mejilla acabando por jugar con los mechones que descendían de su frente sin poder evitar enrollarlos en mis dedos.
No sé cuanto tiempo me pasé así, 5,10 o 15 minutos que se me pasaron volando y mientras él se quedo sumido en sus sueños, desplacé su mano deshaciendo el abrazo con el que rodeaba mi pecho. Para colocarla en la posición más cómoda para él, y no sin antes arroparlo con la sabana y el edredón adornado con pequeños Espeon que lo adornaban. Y repasando esa escena, solo se me vino una cosa a la cabeza…
Cogí mi móvil en la mesita de noche y tomé la instantánea que al momento se convirtió en el fondo de pantalla de mi smartphone. Y cerrando la puerta con sumo cuidado me dirigí a la cocina para preparar el desayuno. Porque no iba a tener muchas oportunidades de preparárselo. Rebusqué por los armarios de la cocina hasta que encontré todo y me puse a desayunar para hacer tiempo y dejarle dormir unos minutos más, dejando el suyo preparado en una bandeja. Eras casi las doce y media de la mañana y llevaba más de 10 horas en la cama, así que llevé la bandeja a la habitación y la dejé sobre el escritorio. Para acercarme con delicadeza hacia la cama y empezar por darle un dulce beso en la mejilla. Y fue en ese momento en el que sus labios se separaron para volver a unirse lentamente. Haciendo pequeños ademanes de mover la cabeza. Pero resultaba insuficiente para despertarlo, así que aparte el pelo que reposaba en su cuello y empecé a dar pequeños besos en él, para acabar chupándolo como si fuese un vampiro que quería poseer cada centímetro de su pálido cuello.
Su mano se posó en mi nuca mientras empezaba a despertarse, a la par que su cuello comenzaba a retorcerse con cada movimiento de mi mandíbula. Su respiración se agitaba pero no de ansiedad, si no de placer puro, que pude comprobar cuando empezó a soltar pequeños gemidos casi inaudibles. Cuando pude ver sus ojos que se cerraban otra vez, no por el sueño, si no por la necesidad del momento.
Separé mis labios de su cuello y me quedé cerca de sus labios dándole un pequeño pico mientras se situaba. — ¿Que tal has dormido enano? — y nada más acabar de decirle eso, seguí repasando su cuello con mis labios.
Su cara era idílica. Y ver esa sonrisa mientras buscaba mi boca con sus labios para aunarnos en un beso que saboreé mientras pasaba mi mano por su mejilla, acariciándola con mis dedos, repasándola con el pulgar.
—Dormir de maravilla. — extendió sus brazos mientras se estiraba y daba un pequeño bostezo. — Pero como me despiertes así no respondo. — su cara de pillo me volvía loco enserio.
Y esa indirecta no pasó desapercibida cuando noté como él no era lo único despierto en su cuerpo, y a ver, igual me vine muy arriba sin querer o quizás me dejé llevar por el momento, pero ese bulto que se podía notar era todo culpa mía.
Nos reímos a la vez. Pero aún teníamos todo el día y además se iba a quedar frío el desayuno, así que agarré la bandeja y se la llevé a la cama dejándola en sus piernas mientras reposaba su espalda contra el cabecero.
—Espero que no tires nada. — le sonreí pícaramente y no os voy a mentir, la bandeja no tenía buen punto de apoyo, ya me entendéis.
—Porque me has traído el desayuno. — me miró alzando una ceja mientras le daba un bocado a la tostada de mermelada. — Que sino.. — le dejé disfrutar del desayuno y me senté en la silla girándome hacia él.
— ¿Que? ¿Esta bueno? — y mas era una pregunta para meterme con él porque no tardó en devorarse la tostada ni 30 segundos, dejándome con la boca abierta.
— Meh, no está mal. — apartó la bandeja, cogió el café para levantarse y sentarse en mi regazo apoyando su espalda sobre mi pecho, mientras yo le rodeaba con mis brazos y jugaba con mis manos en su estómago por debajo de la camiseta y le daba pequeños besos en la parte baja del cuello.
— Da-a-ni — me encantaba lo sensible que era con su cuello, cada vez que intentaba darle un sorbo al café yo hacía que se retorciese.
—Ya paro venga. — le di un último beso y le dejé acabar de desayunar.
Dejó la taza en la mesa y se giró un poco mirándome y pasando un dedo por mi torso. — Tendríamos que darnos una baño. ¿No crees? — y cuando dijo eso solo me pudo venir a la cabeza lo que hicimos ayer.
—Si, y veré como te puedo ayudar con esto. No es plan de ir así por casa. —bajé la mano que tenía dentro de su camiseta para dar un pequeño toque en su entrepierna.
— Andas jugando con fuego y claro… — me dijo mientras se levantaba y buscaba mudas en el armario.
Me agarró de la mano y me llevó hasta otra de las habitaciones que supuse que era de sus padres, entrando a un enorme baño en que una bañera enorme se plantaba en mitad de él.
Y antes de nada empezó a llenarla. Me quité el pantalón y cuando me di la vuelta para verle estaba quitándose el suyo, dejándome ver su cuerpo, y es que no estaba marcado pero era una maldita locura lo sexy que se veía en ese momento, con premura se bajo el boxer, dejándome ver su polla.
Pues si que le había puesto algo tonto al despertarle, porque aunque no estaba empalmado de todo poco le quedaba.
Se metió a la bañera. Y sinceramente, así tumbado solo dejando ver su cuello y sus rodillas, me incitó a quitarme el boxer y ponerme enfrente de él entrelazando nuestras piernas.
Y al sentir su pie apoyado en mi abdomen me entraron ganas de cogerlo y empezar a darle pequeños besos, rozando sin querer la planta de este.
El espasmo que dio hizo que se me escurriese el pie entre mis manos. — Para, que me haces cosquillas. — me decía mientras no podía evitar reírse.
—Pero que sensible esta el nene. — le dije mientras agarré su pierna y comencé a acariciar sus pantorrillas esta vez con mas cuidado, mientras puse mi pie encima de su erección provocando que gimiese y se hundiese un poco más en el agua frotando la planta de mi pie con todo su miembro. Y no tardó en hacer lo mismo conmigo apoyando su pie en mi polla, que estaba empezando a despertarse. Pero quería atender su “ problemilla ” antes de todo, así que tiré de sus manos para que se acabase quedando sentado delante mía, dándome la espalda. Me incorporé un poco más para estar cómodo, mientras él dejaba caer todo su peso sobre mí. Entonces sumergí una mano en busca del preciado tesoro. Primero rocé mis dedos por su muslo, apretándolo un poco casi a la altura de sus huevos, que pude rozar con el pulgar. En ese momento no pudo evitar pegarse contra mí haciendo fuerza con sus piernas en el otro extremo de la pared de la bañera, para después volver a relajarse y dejar sus rodillas apoyadas en el lateral de esta.
Y solo pasaba una cosa por mi cabeza, y más que por devolverle lo que hizo ayer, por regalarle algo que hiciese que se muriese de gozo. Fui acariciando su polla mientras con la otra mano apretaba su pecho contra mí, acariciándolo, apretando sus pezones, dándole besos en en el cuello, por el hombro, mientras su mano apretaba mi muslo, vamos, todo lo que tenía a mi alcance. Comencé a pajearlo suavemente, memorizando con mi tacto su polla, descapullándola por completo, para invertir el proceso mientras ejercía un poco más de presión, y mientras lo repetía me centraba en pasar el dedo índice por el glande, moviéndolo lentamente, rodeando toda su curvatura.
Con el vaho que salía del agua y de nuestra respiración, el ambiente era idóneo, yo estaba completamente relajado, nunca pensé que lo pudiese estar en esa posición, con mi pene rozándose contra su espalda, y eso era solo por una cosa, él era mi prioridad, mis deseos de llevarlo al éxtasis opacaban cualquier cosa que no fuese eso.
Su polla estaba completamente dura, nunca la había sentido así, y las venas que podía notar, corroboraban ese acontecimiento. Y poco a poco fui aumentando el ritmo.
No pudo evitar dejarse resbalar para acabar con su barbilla rozando el agua, movimiento que acompañe con todo mi cuerpo. La necesidad de juntar nuestras bocas nos invadió a ambos al mismo tiempo, giré un poco mi cuerpo para facilitarle la tarea, y comenzamos a devorarnos la boca con ansia, nuestras lenguas jugaban la una con la otra.
Podía y me gustaba notar la debilidad que sentía por mi piercing.
No paraba de buscar con su mano, alcanzando por fin mi mejilla y manteniéndola sobre ella. Tras saciar lo suficiente nuestro hambre mutuo volvió a apoyar su espalda en mi pecho, esta vez para alzar su mano hacia atrás hasta que pudo encontrar mi nuca y empezar a masajearla.
Podía sentir cada temblor de su cuerpo al momento que aumentaba la velocidad de mi mano, y cuando empezó a emitir pequeños espasmos mientras su glande comenzaba a soltar potentes chorros de lefa que se perdían al contacto con el agua, para acabar de correrse con unas pequeñas gotas que bajaron por el largo de su polla mientras no dejaba de jadear.
Ohh. — se dejó recaer totalmente relajado mientras le daba pequeños besos por el cuello.
Dios... Como me había puesto cuando se estaba acabando de correr, tenía la polla completamente empalmada mientras estaba rodeada por su espalda y mi abdomen.
Se levantó y abrió el grifo quedándose de pie ante mi, mientras yo tenía plena vista de su cuerpo, pudiendo admirar todas las curvas de este, ver como se enjabonaba con los ojos cerrados disfrutando, y con ese movimiento hipnótico, hizo que llevase la mano a mi polla, no para pajearla, simplemente me la empecé a sobar. Hasta que él se dio cuenta, y bajó poniendo sus manos en mi pecho para fundirnos en un beso pegando su cintura a mí, comenzando un leve movimiento, rozando nuestras pelvis.
Posé mis manos en su culo para acompañar su movimiento, mientras en mi mente solo podía imaginar como si me estuviese follando en ese preciso momento. Y es que desde que Rafa me folló de esa manera era una de las cosas que más me pedía el cuerpo, pero no se como decírselo a Nico. Tampoco me lo imagino como un alfa dejándome sometido… Y por qué os cuento esto, porque después de que Nico empezase a besar mi torso, bajando hasta mi polla y sin dudarlo poder sentir su inexperta boca lamiendo con delicadeza mi glande no pude evitar llevarme una de mis manos a mi culo y empezar a meterme un dedo, muy despacio, para que no se diese cuenta de nada. Y sentir como me estaba comiendo la polla con cada vez más soltura, sus labios acariciando cada rincón, su mano acompañando el movimiento, sobándome los huevos y encima con mis ahora dos dedos, con los que estaba jugando en mi culo, dieron lugar a un momento para enmarcar. Con la mano que tenía libre le agarraba del pelo, ayudándole a seguir el ritmo, y yo, jadeando, como nunca antes, estaba completamente cachondo, y encima me estaba mirando con esa cara de niño bueno mientras seguía proporcionándome placer.
— Ni-i-co — empujé un poco mi cabeza sacándole la polla de su boca. — No aguanto más. — sus ojos me miraron un momento brillando como dos zafiros.
No dudó en metérsela por completo en la boca, succionándola de una manera desesperada. Y joder, vaya puta corrida, sintiendo como mis dedos eran estrujados en mi interior de una manera acojonante, como su boca recibía todos y cada uno de los chorros, y como apretaba con ímpetu mis abdominales que se contraían.
No pude evitar quedarme durante unos minutos con todo el cuerpo sumergido hasta la nariz mientras él me enjabonaba delicadamente.
NICOLÁS
Verle en ese estado, la hostia… Y sin embargo ahora esta completamente relajado, aunque su respiración demostraba que aún se estaba calmando del todo. Quité el tapón de la bañera para poder apreciarlo en todo su esplendor, cogí el mango de la ducha para aclararle, y no pude evitar tocar cada parte de su cuerpo, su cuello apoyado en el canto que dejaba en una posición que resaltaba ese triangulo que seguía hasta sus hombros, fuertes y definidos, a la vez que esos brazos, que adoraba que me abrazasen.
Cuando notó mis manos entreteniéndose en sus bíceps, no pudo evitar abrir un ojo mientras hizo fuerza con su brazo, adivinando mi deseo, llenando la palma de mi mano y forzándome a abrirla por la firmeza de estos, que relucían por el agua que le rodeaba. Me empezó a acariciar el brazo con el reverso de su mano. Notando como se me erizaba la piel a su paso. Agarro mi mano y la llevó hasta sus abdominales que puso como una piedra mientras se alzaba para darme un beso que duró lo suficiente para dejarnos sin aire a ambos.
Después de unos minutos en los que acabamos de ducharnos nos fuimos a la cocina, eran casi las 12 y ya le estaba rugiendo el estomago.
— ¿Qué te apetece comer? — le dije mientras nos quedamos mirando la nevera durante unos segundos.
—
¿Aparte de ti? — se abrazó a mi espalda y me dio un mordisquito en el cuello.
Y después de una acalorada discusión,
decidimos pedir una
s
pizza
s
por insistencia de Dani.
El resto de la tarde estuvimos viendo películas, alabado sea Netflix, así pude estar acurrucado con él, y no os voy a negar que me quedé dormido a ratos.
Y siendo ya las 9 de la noche nos pusimos a comer lo que sobró de la comida, hasta que una noticia del telediario me dejó helado.
“ Ya han sido detenidos los agresores de la pareja homosexual tras el Real Madrid – Atlético, han pasado a disposición judicial la tarde de hoy”
En las imágenes se podía ver como golpeaban a un chico rubio que quedó tendido en el suelo, en los brazos de un chico moreno.
—Yo me muero si nos pasa eso… — le dije mientras volvía de la cocina y se quedaba con los ojos como platos mirando la televisión.
—No me jodas. — se sentó en el sofá y se quedó mirando las imágenes de la cámara de seguridad.
“ Recordemos que horas antes de la agresión la pareja protagonizó unos de los momentos que más comentarios han suscitado en redes sociales”
Los chicos de antes salían besándose ante una de las cámaras de televisión.
—Joder creo que ese es mi primo. — dijo Dani mientras sacaba el móvil de su bolsillo. — Le debería mandar un mensaje.
—Hace casi una semana que les pasó esto. — la verdad es que me dejó impactado cuando lo había visto.
—Yo no me enteré de nada esta semana estaba un poco rallado. — me miró con cara de circunstancia.
La verdad se le veía preocupado, pero no recibió respuesta al momento, su mensaje quedó en visto.
—Espero que estén bien. — le dije mientras me acercaba a su hombro y le abrazaba. — Yo desde que vi esto, estuve pensando en ello, en no poder estar tranquilos por si nos pasa algo o nos insultan.
—Tu no te preocupes por eso. — apoyó su cabeza en la mía. — Me tienes a mi. — me subí a horcajadas y me dio un tierno beso. — Para algo estoy entrenando ¿No? — empezó a lucir otra vez su biceps, y no, no pude evitar posar mi mano en él.
—Un día me tienes que dar unas clases. — tiré de el para ponernos de pie.
—Cuando quieras. — me pegó un mordisco en el cuello.
Y en ese momento me levantó casi sin esfuerzo, para dejarme caer suavemente sobre el suelo, atrapando mis manos sin dejarme apenas espacio para moverme.
—Primera lección. — se acercó a mi boca y se quedó a unos centímetros de mis labios. — Nunca, y digo, nunca, dejes que te pongan en esta posición.
—Me lo podías haber dicho antes. — le dije mientras no pude evitar morderme los labios por la situación.
—Pero si no te queda mas remedio. — se volvió a separar de mi un poco. — Sube la cadera todo lo que puedas.
Nuestras entrepiernas estaban totalmente pegadas mientras yo le levantaba un poco con la cadera.
— Bien. Ahora haz toda la fuerza que puedas con tu brazo y tu pierna buena para intentar darme la vuelta. — lo intenté un par de veces pero no pude. — Enserio con todas tus fuerzas, imagínate que te quieren hacer algo malo.
Le hice caso y en un momento conseguí dejarlo debajo mía, intercambiando las posiciones.
—Veo que eres un buen alumno. — lo tenía debajo mía riéndose.
Se intentaba mover pero apoyé todo mi peso en él. — Ahora eres mío. — su cara tornó a una expresión de sorpresa.
—A sus ordenes. — me dijo mientras se quedaba totalmente a mi merced.
DANIEL
No se que le pasa al enano pero me esta poniendo como una puta moto.
—Quítate la camiseta. — ordenó.
Me estaba dando morbo que me hablase así. Me quité la camiseta rápidamente, quería ver en que acababa todo esto.
Se acercó a mi pecho y comenzó a lamer mis pezones, intenté llevar una de mis manos a su cabello, pero me la volvió a poner sobre la cabeza, a lo que no opuse resistencia. En ese momento se levantó.
— Ahora vengo. — dios su sonrisa me ponía aun más cachondo, en que estaría pensando.
Tardó un par de minutos, y no pude evitar reírme cuando vi que traía un bote de crema.
—Eres un pervertido, lo sabes ¿No? — le dediqué una sonrisa mientras se acercaba y dejaba las cosas a mi lado.
Me hizo gestos para que me subiese al sofá boca abajo y se volvió a sentar encima mía mientras se untaba las manos con la crema. Empezó a pasar sus manos por mi espalda, el contacto frío hizo que se me erizase la piel, apoyaba todo su peso en mi cintura mientras me daba un masaje para enmarcar, cuando me bajo un poco los pantalones y el boxer dejando mi culo a su disposición, las cosquillas que me hacía bajando por mi espalda para acabar pasando sus dedos por mi culo me estaban volviendo completamente loco, noté como se detuvo unos instantes, supuse que dudando, pero cuando se atrevió a pasar un par de sus dedos entre mis nalgas, no pude evitar morder el cojín que estaba bajo mi cabeza, solo por ahogar un gemido. Joder como me estaba poniendo. Cuando metió uno de sus dedos húmedos en mi culo esta vez dejé escapar otro gemido, simplemente para que supiera que iba por el buen camino. Dios, yo ya había comenzado a mover mi cadera sin darme cuenta, restregando mi polla contra el terciopelo del sofá, y él ya tenía dos de sus dedos cuando no pude evitar empezar a gemir como una perra, dejándome llevar por completo.
—Nico… — giré levemente mi cabeza para mirarle a los ojos. — Fóllame. — casi no pude decir eso por la excitación.
Tardó en reaccionar, pero casi sin darme cuenta tenía su polla completamente húmeda entre mis nalgas, mi reacción fue morder el cojín y apretar la tela del sofá con mis manos previendo lo que iba a pasar.
Pero nunca llegó.
Empecé a notar como temblaba, y me di la vuelta para ver que sucedía. Cuando me giré pude ver como estaba totalmente paralizado. Me alcé, y le di un beso, acariciando sus mejillas, tardó, pero conseguí que correspondiese el beso.
Lo cogí a horcajadas para llevarlo a la cama mientras solo separaba mis labios de los suyos para seguir el camino hasta su habitación.
Lo tumbé, y seguí dándole besos por su cuello, viendo como se acabó relajando, mientras yo me quedé atusando su pelo mientras le abrazaba por la espalda hasta que se quedó dormido.
Yo en cambio no lo conseguí, hasta que las ganas que tenía de mimarlo me sumieron en un profundo sueño.