Ocurrió este verano en Zahara

Tomamos la decisión de realizar nuestra fantasía en esas mini vacaciones...

Hola amigos de todorelatos, me gustaría contaros la experiencia que hemos vivido mi pareja y el que os escribe, este pasado verano.

Somos una pareja joven (28 y 29 años) residentes en la provincia de Málaga. Nos consideramos normalitos tirando a resultones sobre todo mi pareja (Rocío). Mide 1.60 y tiene un cuerpecito que es un bombón. Destaca para mi gusto su trasero, duro, firme, trabajado bastante en horas y horas de aeróbic. Para más señas es morena y tiene unos preciosos ojazos verdes.

En el plano sexual siempre hemos sido una pareja bastante activa e innovadora, ¿qué quiero decir con esto? Pues fundamentalmente que nos gusta follar. Vaginal, oral, anal, prácticamente hemos hecho de todo pero nos faltaba una nueva practica que ya habíamos incluido en nuestro repertorio de fantasías hacía tiempo y que nos decidimos a llevar a la practica. Os lo imaginais? Supongo que si, decidimos introducir una tercera persona en nuestro juego sexual.

Estuvimos muchos meses hasta llegar al convencimiento de que realmente lo queríamos hacer. También decidimos que fuese una persona del sexo masculino por ser quizás más fácil de encontrar.

Decidimos irnos unos días a Zahara de los Atunes, un lugar paradisiaco de la costa de Cádiz. Decidimos que en el transcurrir de esos días de descanso haríamos realidad nuestro sueño tantas veces imaginado.

Nos alquilo un bungalow, Alberto, un chico muy simpático que siempre estaba muy atento con todos sus clientes.

Alberto tenía varias casitas y se dedicaba a alquilarlas a gentes como nosotros que huíamos un poco del ajetreo de otras zonas más turísticas.

Nosotros lo conocíamos de antes porque no era la primera vez que pasábamos unos días ahí. Entablamos una buena amistad.

Los dos primeros días que pasamos ahí, la playa estaba un poco ajetreada, naturalmente era fin de semana pero nosotros aprovechábamos el día haciendo cosas diferentes como excursiones por los bosques de pino de los alrededores. Era una autentica maravilla, esa quietud, esa tranquilidad.

Después de la siesta y nuestro polvo pertinente íbamos a la playa a tomar el sol de la tarde.

Ese día, el tercero que estabamos ahí, noté diferente a Rocío. Estaba ardiente. Ya habíamos follado por la mañana. No paraba de decirme que se sentía extraña, que sentía unas ganas enormes de follar a todas horas. Seguramente era la acumulación de sol en su cuerpo que necesitaba salir. Irradiaba calor por todos los poros de su piel morena.

Bajamos a la playa y encontramos a Alberto que estaba descansando tumbado en la arena. Lo acompañamos y nos tuvo comentando que había sido un fin de semana duro de trabajo pero que ya todos sus huéspedes se habían ido.

Nos alegramos que al fin podíamos charlar y estar juntos al menos ese día ya que al siguiente nosotros también nos íbamos.

Estuvimos echados sobre la arena casi sin hablar empapándonos de sol. Rocío tomaba el sol casi desnuda solo su tanga negro cubría sus intimidades. Estaba radiante, bella y sensual.

Cuando salía del agua parecía una diosa. Toda mojada con la piel tersa y salada. Pero no solo mis ojos se iluminaban ante su hermosa desnudez sino también los de nuestro amigo.

Por un momento intuí que ella sentía las miradas de Alberto resbalando y escudriñando su cuerpo, pensé que le agradaría sentirse observada y deseada. Me estaba poniendo caliente así que me levanté a buscar unas cervezas al chiringuito más cercano que por cierto estaba bastante alejado.

Cuando volví me quedé un poco extrañado, observé que tenía el cuerpo húmedo y resbaladizo. Se había echado crema o ¿le había echado él? Mientras me fumaba un canuto cavilaba como sus manos se iban deslizando por la espalda de mi novia, untándola de crema mientras le daba un masaje relajante. Sus manos recorrían todo su cuerpo incluso deslizándose hacia donde la espalda pierde su hermoso nombre.

Por un momento pensé que todo aquello me podía hacer daño pero enseguida recuperé mi entereza. Todo iba por buen camino y parecía que el afortunado que se beneficiase de mi novia sería él.

La tarde de sol iba finalizando, nos vestimos y nos dirigimos hacia nuestro bungalow. Alberto nos invitó a cenar en su casa. Aceptamos y quedamos a eso de las diez.

Al rato de llegar y cuando salió Rocío de la ducha cubierta por una minúscula toalla que dejaba ver casi sus nalgas se acercó a mí y sin mediar palabra me tumbó encima de la cama y comenzó a chuparme la polla con tal frenesí que estuve a punto de correrme enseguida.

Soltó mi polla en el momento justo y trepó hasta mi oído.

Me dijo que hoy me llevaría la sorpresa más grande de mi vida. Si no ocurre hoy creo que nunca pasará sentenció. Comenzamos a follar como posesos. Sabía que se lo estaba follando a él en vez de a mí.

Nos arreglábamos para salir, nuestras miradas cómplices nos delataban nuestras intenciones. Todo era propicio, el momento, el lugar, las circunstancias, la persona adecuada.

Solo teníamos que adornar los matices para que todo fuese perfecto e inolvidable.

Nos vestimos con nuestras mejores galas, ella con su ropa más provocativa y sensual. Lucia un traje blanco con una abertura trasera que dejaba toda su espalda al aire. Un traje ajustado por delante que marcaba tus hermosos pechos y un escote trasero hasta el final de la espalda. Por supuesto sin sostén y con un tanga blanco que le regalé casi imperceptible. Un bolso y unos tacones rojos a juego. Los labios rojos intenso y casi sin maquillaje ya que estaba muy morena.

Llegamos al bungalow de Alberto sobre la hora convenida pero ante nuestra sorpresa no nos abrió él la puerta sino un chico alto y rubio que parecía extranjero.

Preguntamos por Alberto y este salió casi al instante. Nos comentó que Lance, un amigo suyo le había hecho una visita sorpresa y que si nos importaba cenaría con nosotros.

En aquel momento parecía que todos nuestros planes se venían abajo ya que no sabíamos nada sobre el chico en cuestión. Rocío pareció importarle menos este contratiempo y enseguida se puso cómoda.

Comenzamos a cenar y tomar algunas copas, y conforme consumíamos más vino, la conversación se tornaba más amena y suelta. Lance no paraba de mirar las piernas de mi novia y ella de vez en cuando, le ofrecía una mejor vista, levantándose para alcanzar alguna botella de vino. No sé como surgió la conversación, pero Alberto dijo que se alegraba de invitarnos a cenar, ya que la velada estaba resultando muy amena. La conversación fue subiendo de tono a medida que terminábamos las botellas de vino. Comenzaron a halagar a mi novia, lo hermosa que era y que afortunado que era.

En uno de esos momentos sentí que tenía que decir algo para ver la reacción de ellos dos. Les pregunté que si estaban excitados. Les pregunté abiertamente si les apetecería follarse a mi novia. Hubo un momento de silencio, y Alberto se apresuró en disculparse si en algún momento nos había ofendido, a lo cual le contesté que no se preocuparan, que aquellas miradas y comentarios no nos molestaban para nada, e incluso que nos gustaban, a lo cual mi novia me dio la razón.

En un principio no supieron qué decir, ya que ellos no esperaban esa reacción, pero tras unos momentos de incertidumbre, Alberto sonrió y tomó su copa para realizar un brindis por nosotros, y así lo hicimos.

Solté mi copa y me dirigí hacia Rocio, comencé a besarla mientras con mis manos le acariciaba las piernas. Permanecieron inmóviles y a la vez atónitos ante lo que estaba sucediendo delante de sus ojos.

Mi novia comenzó a pajearme suavemente mientras yo estaba acariciando sus pechos.

Mientras se arrodillaba frente a mí sujetando mi polla solté un grito de placer cuando mi novia se introdujo completamente mi polla de un golpe en la boca. Me fijé entonces en que Lance y Alberto tenían sus pollas fuera del pantalón, y estaba haciéndose una paja mientras observaban como mi novia lamía a duras penas mi verga.

Alberto vaciló un instante, y tras mirarnos, se levantó de la silla para acercarse a nosotros. Hizo el ademán de pedir permiso, pero esto no fue necesario, ya que cuando mi novia le vio acercarse con la polla fuera, acercó una de sus manos y comenzó a pajearlo bruscamente. Rocío estaba solo con el tanguita y sus tacones rojos.

Finalmente Lance también se unió a nuestra pequeña fiesta se acercó a Rocío por detrás, aprovechando que estaba arrodillada y bastante ocupada, le apartó su minúsculo tanga y comenzó a lamerle su húmedo coño. Rocío se tumbó sobre la alfombra totalmente desnuda pidiendo a gritos ser devorada, repetía en voz alta que quería sentirse la más puta de todas las mujeres. Alberto y yo a cada lado de ella ofreciéndole por turnos nuestros miembros para que ella siguiera mamándolos, y Lance siguió lamiendo el clítoris de mi novia.

La situación era incontenible, y avise que estaba a punto de correrme. Rocío no dejaba de repetir que no quería desperdiciar ni una gota de semen. No tardé en eyacular, Rocío intentó tragarlo todo, cosa que le fue imposible, dejando caer parte del semen por cara y cuello. Siguió chupándome la polla con suaves lametones, lo cual terminó de enloquecer al resto de los allí presentes. Alberto quiso recibir el mismo trato que yo, y se dispuso a entregar su polla para que Rocio hiciese lo propio, y así fue. Otra ración de esperma inundó la boca de Rocío, esta vez lo dejo escapar casi entero mojando toda su cara.

Un intervalo breve para limpiarse con un klinex y esta vez Lance volvió a la carga mientras ella aun se limpiaba. Se acercó a mi novia le levantó las piernas y comenzó a follarsela.

Durante unos 5 minutos estuvieron follando solos los dos bajo nuestra atenta mirada. Yo volvía a estar excitado ya que la escena era digna de estarlo. Alberto iba a la par.

Nos acercamos los dos y decidimos girarla dejándola de rodillas a 4 patas. Yo me coloqué debajo de ella reemplazando a Lance que en ese momento prefirió que se la chupase. La vista era inmejorable: desde mi posición podía ver el movimiento de los pechos de mi esposa causados por la ida y venida de su boca sobre la polla de Lance, y este vaivén era aprovechado al máximo por mí para penetrarla.

Alberto se acercó también. Ya solo quedaba un agujero libre así que untó de lubricante su miembro y el ano de ni mujer. Comenzó dilatando un poco antes con los dedos y en menos de dos minutos comenzó a introducir su polla en el culo de Rocío, no de golpe debido a su tamaño, pero sí sin pausa.

Yo Tenía una sensación rara, notaba la polla de Alberto entrar y salir por el culo de mi novia y la sentía a través de la fina piel que la separaba de la mía. Alberto comenzó a follarla cada vez más deprisa, y los movimientos de ella eran cada vez más bruscos.

Estabamos realizando nuestra fantasía más morbosa, no teníamos planeado que fuésemos tres los que nos follasemos a mi novia pero todo estaba saliendo a pedir de boca, sobre todo para ella que estaba en el séptimo cielo con todos sus agujeros repletos de carne.

De repente Lance advirtió que no aguantaba más y comenzó a descargar su leche en la boca de mi novia, pero esta vez no pudo tragarlo, por lo cual Lance se corrió prácticamente en su cara y pelo.

Como comprenderéis, todos estabamos a cien por hora, y yo tampoco podía aguantar más, pero no quería ser menos que ellos dos, así que conseguí salir de allí, sujeté a mi novia por la barbilla con una mano y le introduje mi polla en la boca. Ella me miró y su cara reflejaba una mezcla de placer y dolor a la vez, me corrí nuevamente en su boca y cara impregnada aún por el semen de lance. Su cara era un poema llena de semen, relamiendo sin parar los restos entre sus labios.

Alberto que seguía follandosela tuvo tiempo de sacar su polla del culo de mi novia y correrse sobre él.

Nos tumbamos todos en la alfombra rendidos. Nuestros cuerpos eran una mezcla de sudor y semen que comenzaba a resecarse en el cuerpo de Rocío. Nos levantamos al rato para ir a darnos un baño a la playa que estaba muy cerquita.

Nos bañamos todos juntos desnudos refrescándonos. Rocío y Alberto se perdieron un rato por la playa, estuvieron follando otra vez como así me contó después ella.

Esa noche fue muy especial, descubrimos una nueva forma de entender el sexo. Aún no lo hemos vuelto a repetir quizás porque no se han dado las condiciones de esa noche. No queremos precipitarnos, quizás repitamos con Alberto este verano o a lo mejor alguno de vosotros, quien sabe! Estaremos en Zahara de los Atunes seguramente a principio de junio y en agosto. Esperamos vuestros correos...