Ocurrió en verano (2) - El restaurante

Corto relato morboso

Me llamo Ana, acabo de cumplir los 61 años y lo que me pasó ese mismo día de mi cumpleaños cambió mi vida, a mi edad no esperaba que

algo así me sucediese pero la verdad es que todo a mi alrededor es nuevo ahora mismo.

Soy profesora de música y francés en un instituto, a punto de jubilarme, soy baja de estatura, tengo el pelo corto, antes rubio y

ahora grisáceo por la edad, mis pechos son normales y mi culo es grande y redondo. Nunca pensé demasiado en sexo, era algo no

prioritario en mi vida, y menos a estas edades. Tampoco nunca noté atracción por otra persona que no fuese mi marido, ni lo más

mínimo.

El día de mi cumpleaños, mi marido y yo salimos a cenar a un restaurante que ya conocíamos. Me puse un pantalón negro y una blusa

negra estampada con un poco de transparencias en los hombros y el cuello, de lo más normal para mi edad.

Al llegar a nuesta mesa la verdad es que nada o muy poco me fijé en el resto de comensales de la sala. Nos habían servido un poco de

vino y antes de empezar a cenar le dije a mi marido que iría al baño. No sabía que algo tan inocente como ir a mear sería lo que al

final fue.

En el restaurante el baño era único para todos. Entré tras tantear la puerta y vi a un chico de melena lavándose las manos en el

grifo.

  • Uy, perdón

  • No se preocupe puede pasar señora que yo ya acabé - me dijo señalando los cubículos

  • De acuerdo.

Entré en el servicio y me metí en uno de los cubículos, me cerré dentro y me dispuse a mear. Mientras estaba sentada escuché como

otra persona entraba.

  • Disculpe, quería entrar - una voz de mujer joven

  • Pase señorita - contestó el mismo chico de antes

  • Que hace, oiga por favor... - escuché decir a la chica

  • vamos - dijo el chico mientras se abría el cubículo pegado al mío

Escuché como entraban pero por un momento no volví a oir nada, hasta que de pronto escuché lo que parecían besos, se estaban

morreando a mi lado.

Instintivamente con mi pantalón en los tobillos y justo cuando me iba a limpiar me sorprendí acercando la oreja al otro cubículo,

quería oir el magreo de esos dos jovenzuelos.

  • Vamos siéntate ahí y chupa, eso es como la chupas - le decía el chico

  • mmmm - se oía a la chica intentado respirar

Me estaba imaginando la escena y mi temperatura estaba subiendo, no me lo podía creer estaba poníendome cachonda, me había olvidado

de lo que era esa sensación y ahora estaba volviendo a aparecer.

El chico gemía

  • te gusta? - le preguntó la chica

Cuando me dí cuenta ya me estaba apretando las tetas mientras oía y sobre todo, mientras imaginaba semejante escena. Poco a poco una

mano fue bajando hasta que me apreté mi coño y lo froté un poco, estaba en el cielo. En el otro lado seguían a lo suyo.

  • Mírame a lo ojos mientras me la chupas - decía el chico - frótate más el coño...

Me puse de pié, me apoyé un poco en la pared y ahora si con mis dos manos me frotaba el coño y poco a poco mis rodillas subían y

bajaban ayudándome en una paja que hacía décadas que no me hacía. No me acordaba de mi marido sentado en la mesa esperándome, solo

me quería pajear

  • si, así... - continuaba el chico

De repente, un pequeño ruido me despistó, no estaba muy segura de si había entrado álguien o que había pasado, eso me asustó y

entonces a pesar de la calentura que tenía decidí limpiarme, vestirme correctamente, suspirar y resoplar un par de veces y

disponerme a salir. Abrí el pestillo y despacio abrí la puerta, al abrirla sólo unos centímetros álguien empujó desde fuera y me hizo

apartarme, un tipo fuerte, de unos 35 años y bien vestido entró en el cubículo a la fuerza

  • A donde vas? - me dijo

  • Que hace? Déjeme - le contesté

Me empujó contra la pared del pequeño espacio y empecó a besarme el cuello mientras me agarraba la cabeza con una mano y con la otra

me apretaba el culo. Era muy fuerte y no me dejaba moverme

  • no... - solo pude decir

Consiguió llevar su boca a la mía y meterme la lengua mientras con la mano apretaba mi culo más y más. Estuvo como un minuto

besándome y manoseándome también las tetas y el culo. Ya no oía a mis vecinos de servicio, porque estaba rendida ante ese desconocido.

Mi lengua empezó también a jugar con la suya y mi calentón me venció. Dejé de forcejear y el lo notó dejándome libre mientras me

besaba más.

  • Quiero que me la comas - me dijo

Me fue llevando hacia la taza y me sentó, se sacó su gran polla y se acercó más a mi cabeza

  • Vamos

Agarré esa polla con mi mano y saqué mi lengua para darle el primer lametazo como si de un helado se tratase, no se el tiempo que

hacía que no hacía sexo oral pero en ese momento no me importó, estaba muy caliente.

  • Sácate la blusa

Obedecí, dejé de mamar para sacarme mi blusa y en sujetador volver a meterme esa polla en la boca

  • Desde que vi entrar tu culo en el restaurante se me puso dura...

Que me hablase en imperativo y me dijese esas frases me ponía aún más y él lo notaba porque cada vez le masturbaba y me tragaba más

polla.

  • HMMHMHMMMHMHMH - se oyó como gemía la mujer de al lado, sin duda estaban follando

Miré a mi desconocido mientras seguía a lo mío

  • Quieres gemir como ella?

  • Si

  • No tienes edad para ser tan caliente

Me levanté y con su polla en mi mano volví a lanzarme a su boca, nos dimos otro buen morreo, me aparté un poco y me empecé a bajar el

pantalón. Mis bragas empezaron a aflorar

  • Ponte ahí

apoyada en la pared noté como mi desconocido empezaba a bajarme las bragas, solo miraba para los azulejos, estaba muy mojada entre

la paja del principio y el magreo de ahora. La chica de al lado seguía siendo embestida y ahora iba a ser yo también.

Pronto metió su polla en mi coño y en la primera embestida ya me hizo ver las estrellas

  • Siii

  • Te vas a ir bien follada - me dijo al oído

Me empecé a mover para facilitar la follada y empezamos a gemir las dos a la vez, mi vecina y yo. Cuando se cansó, me hizo quitarme

los zapatos y el pantalón mientras se sentaba en la taza.

  • Sube

Me abrí bien de piernas y me senté en ese pollón dándole a él la espalda, empecé a bombear mientras él desde atrás me agarró con

fuerza las tetas, me las sacó del sujetador y empezó a apretarlas mientras me follaba muy fuerte

  • Que coño más apretado tienes... dame las gracias porque te folle que tu marido no lo hace

  • Gracias por venir a follarme - le dije

  • Date la vuelta, puta

Al girarme me agarró el culo con todas sus fuerzas y clavo mis tetas en su boca, eso me volvió loca y estallé

  • Fóllame, fóllate a esta señora, joder

  • Que caliente estabas...

  • Siii

En un momento me levantó, me volvió a apoyar contra la pared y mientras me agarraba la cabeza para que le mirase,

con la otra mano empezó a masturbarse muy rápido.

No tardó en acercar su polla a mi culo y dejarme caer su semen por mis nalgas. Con su mano embadurnó bien mi culo antes de

subirme las bragas y la ropa para irse.

Tomé aliento para salir, todo estaba en silencio.