Ocurrió en verano (1) - Samanta
Conjunto de pequeños relatos, historias independientes que suceden de repente
Como regalo de cumpleaños mi padre me había regalado algo que no esperaba. Recién acabada mi doble carrera, mis masters y mis cursos en el extranjero para mejorar inglés a mi padre no se le ocurrió mejor regalo para mi 29 cumpleaños que “su” empresa.
Mi padre se había labrado su futuro y el nuestro con su empresa de transportes, de poca cosa se convirtió en internacional y ahora era una de las empresas punteras del sector. Una de las varias que mi padre maneja.
Era la nueva jefa de la empresa y el recelo de los empleados era alto. Tendría que ganarme su respeto desde el primer día cosa que no sería fácil. De todas maneras, en las primeras tres semanas ya sabrían a que atenerse conmigo. Intentaba mantener las distancias lo máximo posible y ser tajante lo que me hizo ganarme la fama de borde, seca y un poco altiva.
En contraste con eso mi cuerpo lucía por cada pasillo de las oficinas de la empresa. Intentaba arreglarme siempre lo máximo posible y guardar una imagen por lo que mi cuerpo joven impresionaba al sector masculino de los trabajadores.
A mediados de junio, contando los días para mis vacaciones, el calor comenzaba a hacer mella en las oficinas y por lo tanto decidí meterme en mi vestido de una pieza negro de tirantes con minifalda a rayas. Nada más aparcar mi coche, mi melena negra iba acompasada con mis pasos, me gustaba gustarles a mis empleados para después marcar distancias con ellos y que esa tosquedad con la que los trataba les hiciera, como un círculo vicioso, desearme más y más. Por otro lado, tanto máster y tanto estudiar y mis primeros días en la empresa me habían dejado un poco abandonada con los hombres, nada de sexo en casi un año… cada día que pasaba me tocaba en casa más y más.
Nadie en el parking y nadie en los pasillos, llegué demasiado temprano, pensé para mí. Me metí en mi oficina un poco triste porque nadie había podido ver mi modelito de momento… que rabia!
Los primeros veinte minutos me pasaron volando envuelta entre facturas, contratos y presupuestos. Mientras estaba enfrascada en estos asuntos la puerta sonó. “PASE” grité
Suso, uno de los camioneros más veteranos de la empresa, de los que empezó desde el principio, cuando mi padre solo tenía un par de trailers pasó dentro de mi oficina. Había como 15 años que no le veía. Ahora tenía ya 61 y su jubilación estaba cerca.
- Buenos días, me dijo dirigiéndose a la silla.
- Buenos días, que pasó? Le dije en tono cortante sin levantar la vista de mis papeles
- Soy Suso uno de sus conductores, no se si me recuerda. En ese momento sí levanté la vista para cruzar nuestras miradas, envejeció bastante en los últimos 15 años pensé
- Si, dime, necesitas ayuda?
- Bien señorita Samanta, llevo más de 20 años trabajando para ustedes y me gusta el trabajo desde luego, vine día tras día y creo que cumplo bastante bien con mi cometido pero casi no tengo tiempo para mí. Empiezo a la mañana muy temprano y salgo bastante tarde…
Yo le miraba mientras hablaba, me estaba engatusando su voz, solté mi bolígrafo casi sin darme cuenta y no podía parar de mirarle y asentir a lo que me decía. Además que me hablara mirándome las tetas me estaba resultando muy excitante… por fin alguien me miraba estrenando mi vestido.
- Casi no tengo tiempo para mi mujer ni para mis hijos, además acabo de ser abuelo y…
Por un momento desconecté de lo que me estaba diciendo, su voz empezó a apagarse en mi mente, ya no le escuchaba, que el viejo me estuviese mirando las tetas embelesado me excitaba demasiado. Mucho tiempo sin sexo quizás… mientras el seguía soltándome su discurso yo solo imaginaba como sería Suso desnudo, como sería esa barriga desnuda y su polla, seguramente no muy grande a punto de penetrar a alguien como yo, casi 35 años más joven. Cómo sería verme encima de Suso saltando sobre su polla…
- Entonces me preguntaba si usted me podría ayudar con las condiciones del trabajo y eso señorita Samanta. Su cara estaba cada vez más colocada, no se lo que dijo entre medias pero fue incapaz de mirarme a los ojos en ningún momento.
- Usted cree que en su casa esta plenamente satisfecho sexualmente Suso?, le pregunté sin pelos en la lengua, siempre por muy rara que fuese la situación tenía que manejarla estando por encima del empleado como mis profesores me había enseñado.
- Señorita Samanta… no se, no-no-no no entiendo la-la-la pregunta
- No paró de mirarme las tetas desde que entró… cree usted que el sexo es su problema?
- Pu-pu-pu pues no se, pu-pu-pu puede ser.
- Creo que superando ese problema, sus condiciones de trabajo mejoraran y su rendimiento también.
- Usted cree?
- Sí, y lo vamos a solucionar aquí y ahora
- No se si tendrá mucha solución
- Yo se lo voy a solucionar, aquí y ahora, le acabo de decir
Me levanté de mi sillón, aparte los papeles de la mesa y agarrándole la solapa de la camisa lo acerqué hacia mi y le comencé a besar. Estaba desatada, notaba un montón de sensaciones por mi cuerpo, estaba muy acalorada, no sabía hasta donde podía llegar…
Le metí la lengua hasta donde pude, era un morreo de campeonato, tardó unos segundos pero por fin el viejo comenzó a seguirme poco a poco.
Le agarré de la mano y lo lleve al otro lado de la mesa. Me senté en ella y lo acerqué hacia mí. Nos continuamos besando mientras mis manos recorrían su espalda y las suyas empezaban a sobar mis muslos, su timidez era evidente ya que no intentaba sobrepasarse. Cumplí con mi deber… siempre siempre controlando la situación ante un empleado.
Seguía manoseando mis muslos mientras nos besábamos y yo jugueteaba con su pelo. El tenía la cara colorada, rojo como un tomate, su calor también era evidente
- Te voy a desnudar Suso
- Le ayudaré señorita Samanta
El se fue desnudando en la parte de arriba mientras yo me agaché para quitarle su cinturón y bajarle los pantalones y los calzoncillos. Agarré su pequeña polla con mis manos
- Y ahora me la meteré en la boca
Empecé a mamarle la polla al viejo arrodillada ante el… empezó a suspirar y me agarró la cabeza para marcarme el ritmo.
- Por fin, joder, pensé que no tenías iniciativa Suso
La frase le debió poner cachondo porque los jadeos eran intensos, tenía miedo de que se corriese asi que me levanté, me levanté el vestido y me tiré en la mesa boca arriba
- Ven, fóllame
Suso no lo dudó y me la metió hasta el fondo. Me sobaba las tetas como si no viera unas en su vida, estaba fuera de sí
- Es usted una guarra señorita Samanta, joder que follada, que puta está hecha
- Sigue follando y cállate, que necesito más...
Me agarró por la cadera y comenzó a darme más y más fuerte. Empecé yo también a suspirar, tardó el camionero pero por fin parece que yo ya empezaba a disfrutar también
- Vamos dame, fóllame fuerte
Se sacó su polla de mi coño e metió la lengua como un loco.
- Jooooooder Suso comete así sí….
Me estaba comiendo el coño de la mejor forma que me lo hicieron en mi vida, no podía más agarré su cabeza y no podía parar de jadear, me estaba volviendo loca, estaba a punto de correrme en su boca…
- Siéntate en mi silla, le dije
Me subí encima de él y lo cabalgue como una verdadera puta, el me comía las tetas y jadeaba como un oso. Cada vez cabalgaba más rápido, y me corrí… me corrí como una zorra encima del viejo camionero empleado de mi padre.
- Ya te corriste pedazo de guarra, levántate y ponte en pompa
Apoyé mis codos en la mesa y desde atrás empezó a follarme de nuevo, me había ganado… acababa de perder el control de la situación. Me agarró por la cadera y empezó a follarme con fuerza
- Mira puta, ahí estas en tu mesa jadeando mientras te la meto desde atrás, joder que buena estás
Yo me sobala las tetas y de vez en cuando miraba para el y eso lo volvía loco
- Que miras, te encanta verdad, comete la polla y bebe leche zorra
Me la metió en la boca y empecé a mamarsela… le saque toda su leche y me la tragué como un manjar de los dioses. Una vez que me la tragué me levanté y me vestí sin decir nada mientras Suso hacía lo mismo.
- Ahora vete y sigue con tu trabajo, seguro que no tendrás problema con llegar un poco tarde a casa si aquí estas motivado
- Gracias señorita Samanta.