Ocupándome de Ricardito
Como una ama de Salamanca pierde los papeles con su esclavo
Ricardo G es mi jefe
Siempre habia sido un poco ligón con todas las mujeres de mi oficina. Un dia me harté , le envié un mail y se convirtió en un sumiso a mis órdenes.
A partir de este dia mi vida en la oficina mejoró notablemente. Bastaba que enviara un toque por el correo interno para que Ricardo estuviera a mis pies, es un decir , literalmente lo tenia entre mis piernas.
A mi siempre me ha gustado que me laman el chocho y en verano usando siempre vestidos y nunca bragas es mucho más fácil. Si bien es cierto que tenia a Ricardo siempre a mi disposición, queria avanzar un poquito más y ponerme a prueba como ama o dueña que me suena mucho mejor.
A partir del lunes que tomé mi decisión empecé a llamarle Ricardito, ah el poder de las palabras...
Ricardito tenia que pasar ua serie de pruebas para poder seguir estando a mi disposición, (para mí pensé que se negaría y entonces acabaríamos la relación, yo seguiría viviendo bien en la oficina y seguiría jugando a ser la sumisa de mi marido) las pruebas se las enviaría por mail a horas intempestivas y el debia de conntestarme inmediatamente , en caso contrario se exponia a un castigo o una humillación dependiendo siempre de mi humor o de su tardanza.
No tengo demasiada madera de dueña y siempre intento dar facilidades. El fin de semana pasado me hice unas cuantas fotos desnuda y otras follando con mi marido y las colgé en la red. Se lo hice saber a Ricardito y se me ocurrió la primera prueba.
La primera prueba era muy sencillita y dictada un poco por una cierta vanidad. Consistia en que imprimiera una foto mia, la lamiera y me enviara una foto chupándome.
Me contestó correctamente a tus órdenes y esperé su acción.
Esperé una hora, dos hasta un dia entero y no recibí correo alguno.
Lo amonesté severamente y me contesto igual que un niño de bachillerato que se le habia estropeado la impresora.
Como ya he comentado otras veces soy una señora muy seria de Salamanca y hay algunas acciones que no pienso consentir de ninguna manera y una de ellas es la falta de prontitud y diligencia en cumplir mis órdenes.
En mi casa tengo algunos juguetes y enseguida vi el castigo para Ricardo. Tengo una especie de óvalo con pilas que se acciona mediante un mando a distancia. En mi papel de sumisa me encanta ponerme este óvalo, darle el mando a mi marido y salir a tomar copas con los amigos. Siempre procuro llevarlo en bares un poco concurridos puesto que hace un ligero ruido.
Llegué a la oficina, le hice una seña a Ricardito y enseguida se personó ante mi mesa. le enseñé el juguete y de manera automática le empezaron a brillar los ojos. El pobre iluso pensaba que tendria el el mando.
Lo llevé al lavabo, a una orden mia se bajó los pantalones y con un rápido movimiento le introduje el aparato en el ojete. Habia puesto mucha vaselina, pensaba que no entraria, pero la punta si lo hizo. Como no entraba más le aseguré el aparato con un poco de esparadrapo hipoalergénico (ya he dicho antes que soy muy cuidadosa) le subí los pantaloness y me quedé con el mando.
Yo pensaba que era virgen de culo y no admitiria la bola o no podria sentarse pero se sentó en su silla de oficina sin mayores problemas.
Pasé una gran parte de la mañana muy entretenida. De tanto en tanto le daba al vibrador y Ricardito daba saltos, respingos y sonreia, al cabo de unos minutos cuando veía que no podia estarse quieto , paraba el vibrador y su relajación era visible.
Al cabo de un par de horas ya tenia las fotos mías tal y como le habia pedido, pienso que se demoró a posta para seguir con su castigo y su incertidumbre.
En cuanto tuve la foto, me lo lllevé al lavabo , le bajé los pantalones, pegué un brusco tirón y le saqué la bola. Le saltaron algunas lágrimas pero no profirió ningún grito, después empezó a lamer mi chocho hasta que con mi corrida le lavé la cara.
Mañana pensaré alguna prueba más con su corrspondiente castigo.
Lo más importante es no perder los papeles y no enfadarse nunca, las dueñas hemos de pensar siempre con un cierto grado de frialdad.
Hasta otro dia Ricardito.