Octubre (2)

Carolina continua demostrando a su Amo que desea ser su esclava sin límites.

OCTUBRE (2)

Carolina salió de la cocina con una bandeja en las manos, su Amo le había dado permiso para ponerse de pié al servir la mesa, ella era una buena cocinera y confiaba en que su señor disfrutase con la cena que acababa de prepararle. Realmente estaba preciosa, su piel morena brillando por el sudor, su sexo perfectamente depilado y aún enrojecido por la fusta, su preciosa melena azabache cayendo en ondas sobre sus hombros y sus pechos, su mirada baja en señal de respeto hacia su dueño y sus piernas estilizadas por esos tacones imposibles a los que su Amo siempre obligaba a subirse.

Sirvió la cena y se arrodilló junto a la mesa: - Su cena esta lista Amo- Para su Señor, era una delicia tener a una hembra de esas características tan domada y dócil.

  • Vaya, tiene buena pinta zorra, al final va a resultar que sirves para algo más que para ser follada, pero…. ¿Dónde están mis modales? No podemos dejar a una perrita sin cenar ¿No? Mientras yo ceno putita, te vas a meter bajo la mesa y vas a chupar la polla de tu Amo. A ti te encanta comer polla ¿Verdad? Deberías agradecerme que te deje lamer mi polla con esa sucia lengua de perra que tienes.

Carolina se colocó a cuatro patas bajo la mesa y desabrochó el pantalón de su dueño, ella adoraba esa polla, podría lamerla durante horas, que su Amo le permitiese chupársela era realmente un regalo para ella. La cogió con las manos, aún estaba un poco fláccida, ella acercó su cara y sintió el olor de su dueño y el suyo propio, se excitó y metió todo el miembro en su boca, comenzó a jugar con su lengua sobre cada centímetro de la polla de su dueño, sintiendo como crecía más y más dentro de su boca, hasta notar cómo la punta le bloqueaba la garganta, como a ella tanto le gustaba.

Siguió chupando con ansia mientras movía la cabeza hacia delante y hacia atrás, succionando al tiempo que dibujaba círculos con la lengua a lo largo del tronco, llegando hasta el final y forzando su garganta, renunciando a respirar tan sólo por el placer de escuchar a su dueño gemir cada vez que hacía aquello. Carolina sabía cómo hacer una buena mamada y se esmeraba mucho si se trataba de su dueño pero….de repente…..ZAS! Sintió cómo su Amo le daba una fuerte patada en su sexo.

  • Ya esta bien puta! Desde luego eres una maldita chupapollas ¿Eh? Apuesto a que has vuelto a empaparte ese sucio agujero de perra ¿Me equivoco puerca?

-No Amo.

-Explícate zorra, quiero oírlo de tu boca, quiero que te rebajes y admitas lo puta y guarra que eres.

  • Si Amo, su esclava ha mojado su sucio agujero de perra mientras se la chupaba porque es una perra siempre en celo que adora comer polla.

  • Eso esta mejor puta, ahora arrodíllate ante tu dueño y sujeta esto con ambas manos.

El Amo puso un enorme cuenco de perro en las manos de la puta, cogió su plato y sacudió las sobras dentro del cuenco, después se puso de pié apoyando una de sus manos sobre la cabeza de la puta y la otra se la llevó a la polla que, a juzgar por su aspecto, parecía a punto de estallar.

La perrita miraba con deseo la polla de su dueño, sabía lo que iba a hacer, eso la humillaba, estar de rodillas ante su Amo, sujetando su cuenco de perra lleno de sobras de comida y esperar a que su Amo riegue esas sobras con su corrida. Se sentía humillada pero terriblemente excitada, no podía dejar de mirar esa polla a punto de reventar. ZAS! Una fuerte bofetada le cruza la cara.

-Tu atenta a tu comida perra, vas a tener una alimentación muy nutritiva durante este mes zorra.

La perra agachó la mirada hacia su cuenco lleno de trocitos de comida y mientras escuchaba los cada vez más acelerados jadeos de su Amo, vio el semen de su Señor verterse sobre la comida en tres abundantes chorros que salpicaron todo el cuenco.

  • A cuatro patas en el suelo perra, saborea tu cena, procura dejar el cuenco bien limpio y acostúmbrate al sabor de tu Amo, a partir de ahora tragarás todo lo que tu dueño te ordene. Cuando termines de cenar, recoge todo, límpialo, coge una cerveza para tu Amo y colócate de rodillas junto al sofá.

La perrita comió toda su cena, a ella le gustaba el sabor de su Amo pero tragarlo de esa manera era humillante. Lamió todo su cuenco tal y como había ordenado su Señor y limpió todas las cosas de la cena. Después, cogió una botella de cerveza de la nevera, la sujetó con la boca y caminó a cuatro patas hasta su Amo que estaba sentado en el sofá mirando televisión, colocó la cerveza sobre la mesa y se arrodilló esperando órdenes.

  • Bien hecho puta, durante este mes, vas a aprender que debes servirme en todo momento, serás a cada instante aquello que yo desee que seas, pedirás permiso para hablar, pedirás permiso para mear, pedirás permiso para todo zorra, porque eres una propiedad. Ahora mismo ¿Sabes lo que necesito perra? Necesito una mesita auxiliar para apoyar mi cerveza, y tu cerdita, no eres más importante que una mesa.

El Amo sacó de un cajón una especie de bandejita pequeña con cadenas a ambos lados y una pinza al final de cada cadenita. Agarró uno de los pezones de la perra y lo pellizcó fuerte un ratito hasta que se puso bien duro, entonces enganchó la pinza al pezón y repitió lo mismo con el otro. Cogió una jarrita de cristal y la puso en el centro de la bandeja, los pezones de la perra comenzaron a estirarse y su cara mostraba una mueca de dolor mientras miraba al suelo sumisa.

El Amo se estaba divirtiendo mucho rebajando a su perra a un simple objeto, cogió la botella de cerveza y la fue vertiendo poco a poco en la jarra, sin dejar de observar como se estaban estirando esos pezones, el color rojo que empezaban a mostrar y la cara de dolor de su sumisa que se mordía el labio para no gemir.

  • Procura no verterlo puta, ya sabes cual es nuestra fregona favorita ahora ¿Verdad?

Carolina se sentía completamente entregada, ser útil para su Amo debía ser su objetivo en cada momento, si su dueño deseaba usarla como un simple mueble, eso es lo que ella sería para su Señor.

Su Amo dio un trago de cerveza, sacó un cigarro y lo encendió.

  • Abre la boca puta, y saca la lengua todo lo que puedas.

A su perrita eso no le gustaba nada, nunca había fumado y detestaba el olor del tabaco, intuía lo que su Amo pensaba hacer con ella y le daba bastante asco. Pero fue una perrita obediente, abrió la boca y sacó la lengua todo lo que pudo.

Su Amo dio una larga calada al cigarro mientras miraba su perra, arrodillada, con los pezones estirados al máximo debido al peso de la jarra de cerveza y su boca abierta con la lengua fuera. Sonrió y sacudió la ceniza sobre la lengua de su perra, regodeándose en la mueca de asco que hizo su perra y los evidentes esfuerzos que estaba haciendo para mantener el equilibrio de la bandeja y la lengua fuera al mismo tiempo.

  • Jajaja ¿Tú te has visto puerca? Eres una puta sierva que sigue mojando ese sucio agujero que tiene entre las piernas hasta cuando la uso de cenicero. Das asco puta, eres una perra en celo deseando ser usada y domada.

Los ojos de la perra se empañaron, se sentía humillada siendo tratada de ese modo, pero la cálida humedad que inundaba su sexo la traicionaba. Llevaba todo el día siendo usada y su excitación estaba al máximo. Su Amo siguió sacudiendo la ceniza sobre su lengua después de cada calada. Cogió la jarra de cerveza y la dejó sobre la mesa baja que había delante del sofá, dando un respiro a los pezones de la zorra que ya comenzaban a tomar un color morado.

  • Muy bien zorra, puedes sacudir la ceniza de tu sucia lengua en el cenicero que hay sobre la mesa, hazlo a 4 patas, quiero tu torso entero sobre la mesa y tu asqueroso agujero de zorra contra la esquina.

La perrita estaba agradecida por el alivio de sus pezones y también por poder soltar al fin esas cenizas que tanto asco le daban. Se puso a cuatro patas y se acercó a la mesa, apoyando su sexo contra la esquina y estirándose para echar las cenizas en el cenicero. Cerró la boca sintiendo ese asqueroso sabor y entonces notó la suela del zapato de su Amo en su culito, presionando contra la mesa y moviéndolo en círculos cada vez con más fuerza. Carolina sentía la esquina de la mesa contra su clítoris, le dolía, se le clavaba fuerte, pero le gustaba, gemía cada vez más fuerte.

  • Vamos perrita, te gusta ¿Verdad? ¿Te gusta frotarte contra los muebles como la vulgar perra que eres? ¿Te vas a correr así puerca? Lo estas poniendo todo perdido, que cerda eres zorra. Pero tu trabajo como cenicero aún no ha terminado ¿No crees? Tenemos que apagar la colilla en algún sitio.

Carolina se asustó, ella era muy masoquista y no tenía miedo al dolor, pero las marcas le daban pánico, no quería tener una marca de cigarrillo en su cuerpo de por vida.

  • Muy bien perra, vamos a apagar la colilla en tu sucio agujero, si de verdad eres tan guarra, se apagará con tu sucio jugo. Separa las piernas guarra.

Su Amo acercó despacio la colilla al sexo de la perra que temblaba por el miedo, estaba brillante e hinchado, Carolina sintió el calor del cigarro acercándose a su sexo …. Y el sonido que hizo la brasa al apagarse con sus jugos.

  • Jajaja eso es puta, has demostrado ser una buena zorra caliente, sería imposible quemarte con un cigarrillo ese sucio agujero que mantienes siempre empapado.

El Amo se acomodó en el sofá y siguió moviendo su zapato contra el culo de la perra, haciendo que la esquina se le clavase cada vez más fuerte. Carolina gemía de placer y las palabras de su dueño la estaban excitando más y más cada vez.

  • ¿Qué te parece si le damos mas emoción a esto perra? Una perra frotándose para correrse es un buen espectáculo, seguro que encontramos en el chat algún salido deseando mirar como te frotas zorra.

  • Amo no por favor, me moriría de vergüenza, por favor mi Amo se lo suplico.

  • Cállate zorra! Y sigue frotando ¿Acaso crees que tú mandas aquí?¿Crees que mereces intimidad? ¿Qué tu cuerpo te pertenece? Voy a hacer contigo lo que me plazca y tú te limitarás a obedecer ¿Entendido perra?

  • Si, mi Amo.

-Bien, pues sigue frotándote perra.

El Amo cogió el portátil y accedió a la página. –No pares de frotarte mientras te busco espectador perra, quiero ofrecer una puta bien caliente a nuestro invitado- No tardó mucho en escoger uno de los nicks, la proposición era tentadora y pronto tuvo a un sádico mirando desde el otro lado de la pantalla. La única norma era no enseñar la cara de la puta.

  • Vamos perra, frótate contra la mesa, nuestro invitado te está mirando, enséñale lo puta que eres, demuéstrale que eres tan guarra que no te importa frotarte contra los muebles mientras te miran desconocidos.

Carolina estaba muy avergonzada, quería correrse, tenía muchas ganas, pero hacerlo de esa manera era denigrante. Se agarró al borde de la mesa con las manos mientras seguía moviendo sus caderas para frotar su clítoris contra la esquina.

Su Amo se divertía con la escena, la perra jadeaba cada vez mas deprisa, la estaba exhibiendo y ella se limitaba a frotarse como una perra en celo.

  • No se te ocurra correrte sin permiso puta, sabes que eso resultaría en un duro castigo.

-Azótala, azota a la puta hasta que se corra, ponle el culo bien rojo, seguro que se corre- Decía el desconocido del otro lado de la pantalla, probablemente estaba disfrutando mucho la escena.

-Jajaja ¿Has oído perra? No queremos ser descorteses ¿Verdad?

El Amo cogió una pala de spank y comenzó a azotar con dureza el culo de su puta.

  • Vamos guarra, muévete, frótate fuerte, eres un animal, no eres más que eso, compórtate como tal.

Siguió golpeando el culo de su sierva que se tornó de un color rojizo con suma rapidez. La perrita se frotaba cada vez más deprisa, jadeando sin parar, con la respiración cada vez mas acelerada.

  • Eso es puta, jadea, jadea como una perra ¿Quieres correrte? Pues suplica por tu estúpido orgasmo perra, vamos! Humíllate ante nuestro invitado.

  • Amo, mi Amo y Señor, le suplico que permita a esta sucia perra correrse. El placer de la perra es inútil, es algo inservible y no lo merezco, pero le ruego que deje a la perra tener un orgasmo Amo, se lo suplico, por favor mi Señor deje que su puta se corra.

  • Jajaja, eso es perra, haremos un trato, voy a darte 10 fuertes azotes, cada uno con más intensidad, ese será el tiempo que tienes para alcanzar tu placer inútil.

ZAS! ZAS! Vamos puta!! ZAS! Córrete para tu dueño puerca, dame uno fuerte zorra ZAS! ZAS! ZAS! Córrete guarra, lo estás deseando.

El cuerpo de Carolina se curvó, su culito estaba completamente rojo, ardía de dolor y de placer, su sexo se inundó de repente, gimió mientras su cuerpo se convulsionaba de placer y el orgasmo explotaba en su sexo. Se dejó caer sobre la mesa exhausta y empapada en sudor.

El Amo cerró el ordenador y contempló sonriendo a su perrita, derrotada sobre la mesa, con la respiración aún agitada y su culito enrojecido por la paleta.

-Buena chica, buena chica, lame la esquina de la mesa puta, la has dejado perdida de jugo de perra, déjala bien limpia. Te has portado muy bien hoy zorrita, habrá que subir el nivel el próximo día, quiero ponerte a prueba.

Carolina lamió la mesa obediente, estaba cansada y dolorida. Para ella, la mejor parte del día era cuando podía descansar su castigado cuerpo en la cama junto a su dueño. Terminó de lamer la mesa y caminó a cuatro patas tras su Amo hasta la habitación.

  • ¿Dónde vas putita? ¿Crees que los animales comparten cuarto con las personas? Hoy no dormirás junto a mi perra, tengo algo mejor para ti.

El Amo la acompañó hasta la puerta de la habitación contigua y abrió la puerta, estaba deseando ver la cara de su perra al mirar su nuevo cuarto de juegos. En el centro de la estancia había una enorme jaula con gruesas rejas de color negro, en el techo había varios ganchos y el final del cuarto había un gran cajón con lo que parecía ser arena para gatos, también había un enorme armario de color negro y en uno de los laterales descansaba una especie de enorme cesta con un fino colchón parecido a lo que usan los perros.

Carolina abrió los ojos sorprendida cuando vio aquello, era una mazmorra y allí tendría que pasar aquel mes entero, miró a su Amo que sonreía divertido y, resignada, caminó a cuatro patas y se acomodó en su cesta.

  • Mañana te levantarás temprano, prepararás mi desayuno con café, tostadas, zumo y algo dulce, después irás a despertarme llevándome mis zapatillas en la boca, te arrodillarás junto a la mesa y esperarás instrucciones…… Que descanses mi perrita.