Obsesionado por los pechos maduros
Una amiga de mi madre con tetas de matrona excita constantemente mi imaginación calenturienta
Oh, las pajas, cuantas “satisfacciones” dan en la vida, como decía un buen amigo mío, una buena paja es mejor que un mal polvo, más razón que un santo tenía.
Yo he debido de ser un chico precoz en esta actividad, un niño vamos, el primer recuerdo que tengo es en una cena familiar, en la que yo, supongo que con unos seis años pensé en sacarme la cola y empezar a tocármela porque supongo que lo había hecho antes y me dio gusto, en mi ignorancia pensé que si mis padres se daban cuenta me daría tiempo a metérmela antes de que lo notasen, pero claro no fue así y a partir de ese día todas las noches al acostarnos la frase de mi madre era “Javi, no te toques la cola”.
Debo de decir que el tocamiento de esta primera vez no fue por obtener placer ni nada parecido, simplemente la cola es una parte del cuerpo y como tal se toca.
Mi afán masturbatorio de verdad comenzó con unos dosce años aproximadamente, llegándome ha hacer cinco pajas en una tarde, vamos en una tarde no, en un par de horas y el objeto de las mismas era casi siempre la misma persona, una amiga de mi madre, por esa época casi cuarentona y que era como todas las mujeres de esa edad y esa época, mediados los setenta, gordita, bajita y eso sí, con unas tetas que a mi me volvía loco imaginármelas, eran grandes después de haber amamantado a tres hijos y algo caídas debido a su volumen, a su edad y al trasiego de los hinos, pero eso a mi me traía sin cuidado, eran unas tetas y además grandes que es lo que importaba.
La primera vez que tome conciencia de que me gustaba fue en su casa, había ido con una venia porque estaban de obras quería ver como quedaba ya que ella quería hacer obra también, estaba de pie enfrente de ella que llevaba como casi siempre una bata cuya falda le llegaba por encima de las rodillas (otra gran obsesión las faldas) y la parte superior de dicha bata era de botones con un tejido como de pana, de repente me fije y vi esos abultamientos, esas tetorras y ya no pude dejar de mirar con disimulo, de repenté noté como se me ponía tiesa y un gustirriní en la entrepierna que enseguida asocié con esa visión.
Cuando llegué a casa y fui directamente al servicio a desahogarme, me la imaginaba en su casa, yo solo con ella, llegando por detras, poniéndola mis manos en las tetas, gritaba de sorpresa, pero se dejaba hacer, iba desabrochándole los botones de la bata, le bajaba los tirantes del sujetador, le sacaba las tetas de su copa, se las magreaba un poco y me imaginaba los pezones oscuros, grandes y puntiagudos, le subía le falda sobándola bien con la otra mano por encima de las bragas el coño, ella se ponia a cien y me llavaba a su cama de matrimonio desvilgarme, eso si, después de haberme echo una buena cubana que es lo que esos pechos se merecían y de haberme corrido en ellos, en eso pensaba yo en el water y así me vino la primera corrida de mi vida, lo de metérsela por el coño o no, en esos momentos es lo que menos me importaba, solo me importaban sus tetas y el morbo de pensar que era un ama de casa normal y que no sospechaba que en ese momento me estaba corriendo pensando en ella.
La cosa siguió más o menos así durante la primera adolescencia, mi paja o pajas diarias pensando en ella, sobre todo cuando la veía con alguna ropa nueva, mi vista se iba hacía sus pechos para ver como se los remalcaba y la siguiente paja era pensando en ella con esa ropa puesta. Lo que fue cambiando según cogía experiencia en la vida era la forma de follármela, a perrito con sus tetas colgando, dándola por el culo, haciéndome una buena mamada y sobre todo mi obsesión una buena cubana y dándome lenguetazosy siempre empezando en la cocina para luego irnos a su cama.
Un día el listón subió sobre todo en calidad, estaba con mis padres en su casa y juro que no fue premeditado, me dio un apretón y me tuve que ir al servicio, allí lo primero que vi encima de la bañera fue un sujetador, casi me olvido de a lo que había ido, erección al canto, me senté en la taza del vater, cogí el sujetador y me empecé a tocar con él, solo de pensar que mi polla iba a estar en contacto son sus tetas aunque fuera en diferido, me ponía a cien, mi primera idea fue quitarmelo antes de correrme para no mancharlo, pero me fue imposible, con la excitación que llevaba al tercer meneo la lefa fue fuera dejaando la copa del sujetador toda perdida, como pude lo limpié con papel higiénico y dejé el sujetador en su sitio, nunca me dijo nada, pero a partir de aquel dia pienso que la cosa cambió y ella empezó a darse cuenta de lo que había, sobre todo porque cada vez que iba a su casa fingía que tenía que ir al servicio, aunque nunca se repitió la historia.
Eso sí, a partir de entonces y tenido en cuenta que teníamos las llaves de su casa para cuando se iba de vacaciones echar un vistazo me las arreglaba para ser yo el que lo echara, iba por la calle casi sin poder andar de la erección que llevaba pensando en lo que iba a ocurrir, llegaba a su casa y me iba directo a su habitación, removía entre su ropa interior para buscar un sujetador o unas bragas, me tumbaba en su cama de matrimonio hy me hacía las pajas que más gusto me han dado en toda la vida, ahora mismo cuando lo escribo no puedo evitar la erección al recordarlo.
Otras veces no era un sujetador o unas bragas, sino que me iba directamente al armario donde tenía la ropa y allí elegía una falda o un vestido que le hubiese visto puesto hacía poco tiempo, me sacaba la polla y empezaba a retregarmela por la tela, poco a poco para que durase mñas, que inmenso placer, ahora si, procuraba que la lefa no los manchase, me retiraba antes de correrme y el chorro caía al suelo, luego un poco de fregona y asunto resuelto.¡¡¡QUE PAJAS MAS INMENSAS!!!!, ¡¡¡QUE TIEMPOS!!!
Con la experiencia y conocimiento que tengo ahora pienso que todo pudo cambiar, para bien o para mal un día que habíamos estado tomando café con un tío mío que había venido de visita, en su casa. A la hora de la merienda toda la familia decidió irse y yo me quedé solo con ella en casa, merendando, en un momento dado repitió varias veces, de forma obsesiva que se le había roto el botón de la bata, tanto lo repitió que miré y por supuesto, el botón estaba encima de sus pechos, con lo cual se le entreveía el sujetador y mi polla tuvo la erección de rigor, ahora pienso que viendo la edad que tenía ella más cerca de los cincuenta que de los cuarenta, a lo mejor se veía olvidada e intuyendo que a mi me gustaba me quiso probar, pero mi timidez hizo que no pasara absolutamente nada de lo cual a día de hoy me arrepiento.
Pensando en la situación la cosa podría haber ocurrido más o menos así.
Con la erección que llevo encima me saco la polla y empiezo a masturbarme mientras la miro, ella se da cuenta por supuesto.
- ¡¡¡¡Pero, que haces, sinvergüenza!!!
-Nada, que tanto hablar del botón mira como me has puesto.
¿Por un botón te pones así?, tu estás loco.
No es el botón es lo que deja ver el puto botón, un sujetador y lo hay debajo.
- ¿Debajo?, lo que hay debaj ya no le interesa a nadie.
- A nadie, no lo se, pero a mi me vuelven loco desde hace tiempo, y eso que no las he visto, pero con imaginarmelas me vale, esto que estoy haciendo ahora lo he hecho miles de veces pensando en tus tetas.
- Si, las tetas de una vieja.
- Una vieja a la que me follaba ahora mismo sin pensármelo, mirame como me has puesto, si yo fuera tu marido no las iba a dar descanso y si fuera uno de tus hijos me gustaría volver a mamar de ellas.
- Eso es una burrada.
- Si, pero que me pone a mil.
- Venga,enseñamelas, con que sean la mitad de lo que me imagino me vale.
En ese momento suceció lo que nunca hubiera pensado, empezó a desabrocharse la bata se quitó el sujetador y aparecieron dos grandes tetas, unas tetorras, un poco caídas, si, pero a quien le importaba, blancas de no darles el sol y con un pezón grande y oscuro que parecía un punzón de lo excitada que estaba, por lo visto no era yo el único.
- ¿Que, te gustan?
- Me encantan, ni en el mejor de mis sueños, ahora solo queda tocarlas.
- Bueno, pues ya que hemos llegado hasta aquí ¿a que esperas?, últimamente las tienen muy abandonadas.
Acerqué mis manos y empecé a sopesarlas, nunca había tenido una cosa tan suave en ellas, las acaricié todo lo que puede, me las llevé a la boca como no podía ser menos y empecé a jugar con su pezó con mi lengua, en ese momento los jadeos de ella iban en aumento lo que me excitaba todavía més, si eso es posible.
- Bueno, pues vamos a acabar lo comenzado dijo ella en ese momento y me cogió la polla para seguir con la paja.
- Yo mientras intentaba subirle la falda para tocarla el culo y todo ello sentado en una silla en la cocina.
Nunca me habían pajeado, siempre fui yo quien lo hizo, y no tiene nada que ver, que ritmo lento, que suavidad, la lentitud hizo que tardara en correrme una eternidad con lo que el placerse multiplicó, llegó la hora de la corrido y fue majestuosa cataratas de esperma en sus tetas que ella se llevó a la boca para lamerlas.
Cogió el sujetador, metió sus tetas él y se colocó la bata, no sin antes darme un beso en la boca y decirme que hacía tiempo que no se lo había pasado tan bien, pero que esto no se podía volver a repetir porque ella no era ninguna puta, pero que como sabía que me gustaba y ella estaba algo deprimida había querido tener una experiencia nueva.
Poco después apareció su familia que había estado el día cazando, yo pensé que el que había cazado era yo.
¿Pudo haber pasado así?, pues no lo se, pero ahora me arrepiendo de no haberlo intentado, porque la obsesión sigue y hoy en día, que ella es abuela, y yo podría serlo, cada vez que la veo, como la ropa le remalque las tetas al servicio que va un servidor a recordar los viejos tiempos.
Después de la paja que me hizo, pensé que aquello no podía terminar asi, había que terminar lo empezado y lo más difícil ya estaba hecho, o eso pensaba yo.
Ella seguia viniendo a mi casa como si nada a ver a mi madre, y salvo algunas miradas de soslayo y algunos rozamientos la cosa no pasó a mayores, hasta que un día mis padres se tuvieron que ir de improviso por un asunto familiar y ella apareció por casa, estando yo solo, me dije que tenía que aprovechar esa oportunidad antes de que pasase más tiempo.
Llevaba puesto un sueter blanco que le maraba bien las tetas y una falda de cuadritos por encima de la rodilla, el uniforme perfecto.
- Hola, Javi, no están tus padres.
- No, se han tenido que ir al pueblo porque se ha puesto malo un tío mio.
- Bueno, pues entonces me voy.
- No seas, tonta, pasa y tomate algo, ¿quieres un café?
- No creo que deba pasar, se lo que quieres y ya te dije que tenias que olvidar lo que había pasado, que no se iba a volver a repetir.
- Eso es facil decirlo, pero no se puede olvidar lo más placentero que te ha pasado en la vida.
- Venga, no seas exagerado, seguro que has tenido más experiencias.
- Pues alguna he tenido, pero más morbosa que esa y que me diese más placer te puedo asegurar que no, venga pasa, que nos van a ver todos los vecinos y al final va a ser peor.
- Vale, venga.
Nos fuimos directamente a la cocina y mientras ella buscaba las tazas en el armario de arriba para el café, me acerqué por detras, la besé en el cuello mientras mis manos se posaban sobre sus pechos manoseándolos con voracidad, mientras mi polla, que me había sacado del pantalón se restregaba contra la tela de su falda.
- Javi, ¡¡¡no, por vaor!!!
- Lo estás desenado, no seas así, mira como tengo la polla, le dije, la notas dura y eso que está la falda por en medio.
- ¿Pero como es que te pongo así?
- Porque estás muy buena, me vuelves loco, esas tetas maravillosas, no puedo dejar de pensar en ellas.
Yo seguia restregándome contra su falda hasta que en un momento dado no pude aguantar más y me corrí, manchandola toda por el lado del culo.
- Mira lo que has hecho, me has manchado la falda.
- No importa, te puedes poner una de mi madre, vámonos a la habitación, por favor, mira como me tienes de nuevo.
Mi polla se había vuelto a poner tiesaa y ella la miraba con sorpresa.
- Eres un demonio, al final me vas a convertir en una puta de verdad.
- No, te voy a convertir en mi puta, a los ojos de los demás siempre serás una mujer decente.
Nos encaminamos hacia mi habitación allí se sentó en la cama y se quió el sueter, apareció un sujetador negro que casi no podía contener aquellas maravillosas ubres que tanto me gustaban.
Se quitó el sujetador y aparecieron de nuevo ante mi vista, tan bonitas como las recordaba, cogí una en mi mano y empecé a besarla como un desespetado, haciendo la misma operación con la otra, posteriormente pasé a sus pezones y empecé a chuparlos como si me estuviese amamantando, ella mientas tanto había comenzado a sus pirar y a murmurar.
.- Chupa, chupa, mámame toda, como si fueses un bebé, ¡¡¡que gusto, me muero!!!, como te gustan mis tetas.
Si, me encantan, estaría toda la vida chupandotelas, pero hay que seguir.
La acosté en la cama y seguí mamando de aquellos pechos, bajando poco a poco hacia su ombligo, mientras con mis manos seguia sobándole las tetas.
Le subí la falda y le bajé las bragas, ahora comenzó a funcionar mi lengua, metiéndosela por aquella raja, buscando el clítores, cuando lo encontré empecé a subcionarlo, ella se arqueaba de gusto.
- Sigue, sigue, cabrón, nunca me habían hecho esto, ¡¡¡que gusto!!!, sigue, sigue, a mi edad nadie me lo había chupado, ya soy tu puta, follamé siempre que euieras, pero no pares ahora.
Seguí hasta que sentí la humedad en mi lengua, se había corrido, pero todavía no me la había follado y tenía que seguir.
Me pusé encima de ella y volví con sus tetas para que volviese a excitarse y excitarme yo a su vez, me hizo falta poco, en cuanto le di un par de lamidas a los pezones ya estaba otra vez en disposición.
- Venga, hijo de puta, follame de una vez.
- Ya voy, lo estoy deseando tanto como tu, he estado años pensando en este momento.
- Ponte de rodillas.
Se puso de rodillas encima de la cama, las tetas le colgaban, sin más preámbulos e la metí hasta el fondo empujando con fuerza, no me costó mucho la verdad porque estaba muy abierta, y empecé a bombear, las tetas le bailaban al ritmo de las metidas, hasta que se las agarre fuerte como si fuera a ordeñarla.
- Como me estás poniendo, estoy más caliente que una estufa.
- A partir de ahora ya sabes lo que es una buena follada, seguro que con tu marido el misionero y poco más.
- Ultimamente ni eso, tu sigue follando y no te distraigas.
Al poco tiempo no aguanté más y me corrí dentro de ella, el esperma rebosaba de su coño porque fue una corrida majestuosa.
Acabamos los dos agotados encima de mi cama.
Al rato se levantó se puso el sujetador, las bragas y el sueter, se bajó la falda y se la alidó un poco porque había quedado como un guiñapo.
- Ponte una falda de mi madre, de verdad, que esa está todo sucia y arrugada.
- ¿No te importa?
- No en absoluto, así cuando la traigas podemos repetir el numerito, además me quedo con la tuya y ya me inventaré que hacer con ella. Por cierto, por favor, siempre que vengas a casa, ven sin sujetador, para que se noten tus pezones en la ropa, así me facilitas la lavor y se me empina antes
- Eres un cabrón
- Y tu una puta, mi querida puta. Y otra cosa, siempre con falda y sin bragas, por favor, te sientas enfrente mío y te espatarras un poquito para que te vea tu coñito. Y cuando veas quue me lavanto ya sabes donde voy.
Poco después ocurrió lo más morboso que me hubiese imaginado, estábamos en una piscina, su hijo, su maido y yo, ella estaba fuera hablando son sus amigas y su hijo y yo estábamos dándonos un baño, en un momento dado me quedé mirándola desde dentro del agua me fijé en las tetas que resaltaban bajo la tela de su bata y al pensar que me las había comido no hacía mucho tiempo, me empecé a tocar debajo del agua, pero tuvo que parar pronto, porque apareció su hijo que estaba buceando y me sonrió.
Yo me quedé cortado, pero ni él ni yo dijimos nada, pensé que no se había dado cuenta o que pensaría que me estaba colocando la polla debajo del bañador.
Volvíamos en el coche, sus padres en los asientos delanteros y yo con su hijo en el trasero.
- Te he visto.
- ¿Que?
- Que he visto como te tocabas mirando a mi madre.
- ¡No digas tonterías!, simplemente me estaba rascando.
- Ya, tu te crees que soy tonto, te la estabas meneando mirándola a ella, tranquilo que yo también lo he hecho muchas veces
- ¿Tu?, no jodas, es tu madre
- Si pero está muy buena y ten en cuenta que yo si que he chupado esas tetas que tanto te gustan.
- Ya cuando eras un bebe, no creo que te acuerdes.
- Ya....
Cortamos la conversación, yo con la mente calenturienta pensando en que mi amigo se pajeaba mirando a su madre y teniendo una erección al pensar en una situación tan morbosa.
Al poco rato siguió.
- Pues si, me he hecho pajas pensando en mi madre, sus tetas me tienen obsesionado, me he dedicado a espiarla cuando se duchaba e incluso he intentado verla follar con mi padre y aunque no te lo creas lo he conseguido, hasta que un día me pilló
- ¿Y que pasó?
- Pues que mis fantasçias se convirtieron en realidad.
- No jodas,¿te has follado a tu madre?
- Si, cada vez que estamos solos lo hacemos.
- Mira que es puta, como engañan las apariencias.
Más puta que las gallinas.
Bueno, pues confesión por confesión, yo también me la he follado más de una vez, ¿te acuerdas un día que veníais de caza?, pues ahí fue cuando comenzómi historia con ella, me hizo una paja en vuestra cocina y me dejo tocarle y besarle sus tetazas y luego me la follé en mi casa un dia que estaba solo.
A ver si un día nos lo montamos los tres.
- ¿Que te parece mañana?
- ¿Mañana?
- Si mi padre se va a ir al pueblo y voy a estar yo solo con ella en casa, es una buena ocasión.
- Joder ya la tengo tiesa solo de pensarlo, me puedo pasar sobre las doce.
Vale, de acuerdo, yo la calentaré antes para que esté bien dispuesta, pero de esto ni una palabra hasta mañana, ya verás que sorpresa se va a llevar.
Venga, pues quedamos en eso.
Llegamos a casa y esa noche casi no pude ni dormir pensando en la noche siguiente.
A las doce menos cinco del día siguiente ya no pude aguantar más y estaaba en la puerta de su casa llamando al timbre, salió a abrirme ella, iba vestida con una falda por encima de la rodilla tipo escocesa como de colegiala de tonos verdes y con una camisa tambien de cuadros azúl y blanca, se notaba que no llevaba sujetador porque tenía las tetas caídas y los pezones se le marcaban en la camisa, seguro que su hijo la había estando dando duro y estaba cachonda.
- Hola, Javi
- Hola, que guapa estás
- Gracias, es que he salido a despedir a mi marido y ya no me he cambiado.
- Mejor así, de verdad.
- Bueno pasa.
Pasé al salón y allí en el sofá estaba su hijo, nos guiñamos un ojo de complicidad.
- Hola, chaval.
- Hola, estaba aquí con mi madre viendo la televisión, sientate si quieres
- Vale, sientaté tu también Jesusa, y vemos la televisión los tres juntos
- Bueno, un rato que luego me tengo que ir a hacer la comida. ¿te vas a quedar a comer con nosotros?
- Bueno, si me invitas si.
Se sentó en medio de los dos, el sofá era pequeño y estábamos los tres un poco apretados, pero no nos importaba, notaba su pierna a través del mi pantalón y de la tela de su falda, que al sentarse se había subido dejándola medio muslo al descubirto.
- Mamá, vas a poner cachondo a Javi
- ¿Pero, que dices?, ¿quien te ha enseñado a hablar así?
- Creo que tu mama.
- Bueno, ya está bien, me voy a ir a hacer la comida.
- No te vayas, dije yo, quédate aquí, además es verdad, me estás poniendo a cien, además seguro que no llevas sujetador, se te marcan todos los pezones en la camiseta ¿que estábais haciendo antes de llegar yo?
- ¡Pero, que os pasa, estais loscos!
- No, nos vuelves locos tu, le dije, ya se que te lo montas con tu hijo
- Y yo que te lo montas con Javi.
Se quedó paralizada en el sillón, su hijo comenzó a sobarle las tetas por encima de la blusa y yo le metí mano por debajo de la falta hasta que llegué a sus bragas.
- Venga, mamá, vamos a echar un buen polvo para abrir el apetito.
- Si, venga, dije yo, mira como tienes el chochito de húmero y mira como estoy yo, dije sacándome la polla del pantalón.
- Pero esto es una locura dijo ella, como se entere tu padre nos mata.
- Yo si que te voy a matar, pero a polvos, puta.
Su hijo le empezó a desabrochar los botones y metió la mano por debajo de la camisa, acariciando una teta mientras la otra se la besaba con ansia, yo, mientras tanto le había subido la falda, le había bajado las bragas y estaba amorrado en su coño.
Mamá quiero que me des tu leche como cuando me amamantabas
Y yo quero que me des el caldo de tu coño
- Pues chupad, hijos de puta, chupad y dejadme seca no puedo más, pero que guarra que soy.
- Seguimos asó duraante un rato, pero pronto ella quiso tener algo dentro de su boca y se metió la polla de su hijo en la boca.
- Joder, mamá, la chupas de puta madre, dijo su hijo riéndose ante el juego de palabras.
- Si, dije yo, tiene pinta de chuparla bien, se la mete hasta las pelotas, pero a mi me teneis a dos veles, a ver si vemos la forma de colocarnos, que mirad como tengo la polla y no es cuestión de tener que aliviarme yo solo.
- Si, a ver como lo hacemos para gozar todos, dijo Jesusa.
Ella se colocó sentada en el sofá, su hijo de pie con la polla a la altura de su boca y yo en cuclillas, como pude, para que mi polla quedase a la altura de sus tetas, era algo digno de ver, estoy seguro de que si en ese momento hubiese entrado su marido se hubiese muerto del susto al ver es espectáculo, o se hubiese unido porque en cosas de sexo nunca se sabe.
Metí como pude la polla entre sus tetas, y se la agarré bien, comenzando un movimiento de sube y baja que me volvió loco, tenías las tetas supercalientes y daba gusto tocarselas con las manos y con la polla a la vez.
Ella mientras tanto no había perdido el tiempo y seguia con la polla de su hijo en la boca y con su mano en el coño, dándose placer.
No aguantamos mucho y nos corrimos al poco, yo le eché toda la lefa en las tetas y se las restregué bien y su hijo se corrió en su boca, pero no pudo tragárselo todo y le chorreaba por los labios, quedó saciada de leche.
Acabamos derrengados encima del sillón, su hijo le acariciaba una tenta y yo hacía lo mismo con la otra, estabamos haciendo tiempo para seguir con la orgía.
- Ha estado de puta madre, dijo ella.
- Esto no ha hecho nada más que empezar le contesté yo.
- Por mi seguid vosotros, dijo el hijo, yo me voy a duchar que tengo que salir, dentro de un momento vuelvo.
- Entonces solo quedamos tu y yo, le dije a Jesusa.
- ¿Todavía puedes más?
- Estando tu desnuda delante de mi puedo esto y más.
- Pues yo necesito algo dentro de mi coñito, porque me habéis sobado bien las tetas, pero lo que es follarme, no me habéis follado.
- Yo ya ves que estoy dispuesto, dije enseñándole mi polla tiesa.
- Eres insaciable, Javi
- Si, tu que me pones así, pero hay que hacerlo de alguna manera que me caliente más, que me des más morbo, encima del sofá es demasiado sencillo.
- Estoy dispuesta a hacer lo que quieras.
Pronto se me ocurrió algo, siempre he tenido mucha imagiación para el sexo. Estábamos en en salón y allí tenía también una estufa de gas, no se porque, pero siempre me ha excitado el fuego, lo relaciono con el sexo, y ella encendiendo la estufa, como la había visto a menudo, agachada, me había excitado tamibén en mi niñez, la estufa ya no la usaban, pero la tenía allí,eso si, poco después desaparecióm¡, una pena.
- Ve la estufa, le dije
- Si, ¿que vas a hacer con ella?
- Nada, tranquila, apollate en ella y ponte de culo.
- Por el culo no, quiero follar, no que me des por culo.
- Tranquila, que te la voy a meter por tu chochito.
Fue donde estaba la estufa y puso los brazos encima de ella, dándome el culo, yo llegue y empecé a masajearla las tetas con una mano y con la otra a metérsela por el coño.
- Así, así, Javi, masajeame bien
- Ya estás a punto, dije sacándole la mano y metiéndole la polla hasta el fondo.
Tenía el coño bien húmero y mi polla entró sin dificultad hasta que las pelotas dieron en su culo. Ella empezó a jadear como una loca y yo empecé a envestir como un loco.
Mientras tanto su hijo salió de la ducha.
- Venga, cabrones, vosotros seguid que yo me voy, que envidia me das, follátela bien, Javi.
- Tranquilo que va a quedar satisfecha.
- Si, estoy a punto de correrme, hijo, que follada, que días, el mejor de mi vida.
Un par de embestidas más y acabamos, la lefa le chorreaba por fuera del coño, pegada a sus pelos.
- Bueno, Jesusa, habrá que descarsar un poco.ç
- Si, Javi, yo me voy a duchar que estoy llena de lefa y luego me voy a poner a hacer la comida que hay que recuperar fuerzas.
- Como quieras, pero cuando te duches no te pongas sujetador ni bragas, solamente la ropa que quiera por encima.
- Vale como quieras.
Se fue al baño y yo me quedé solo en el salón, en esta epata de mi vida, la adolescencia, era un completo salido, estaba todo el día pensando en el sexo y tenñia una imaginación de lo más calenturienta, hoy en día dudo que hubiese aguantado siquiera el primer asalto, pero entonces aguantaba lo que me echaran.
Lo primero que hice fue mirar a ver si encontraba algo con lo que apagar mi calentura y vi en el sofá donde habíamos estado follando las bragas de Jesusa y cerca de él, en el suelo la falda, completamente arrugada después de que casi se la hubiese arrancado, busqué también el sujetador, lo que más me hubiese excitado, pero rocordé que cuando me abrió me había fijado en que no lo llevaba, tenía las tetas sueltas, en fin, una pena.
Soy un bicho raro, lo reconozco, para la mayoría de la gente las faldas no son más que un trozo de trapo, nada excitantes por si mismas, pero yo adoro las faldas llevadas por una mujer o simplemente tocadas por mi mano, no necesito que sean cortas, es más, las prefiero por encima de laas rodillas y, sobre todo de cuadros o de pata de gallo, son mi debilidad, me he hecho muchas pajas con faldas y esta vez no iba a ser menos.
Cogí las bragas con una mano y me las llevé a la nariz, olían a mujer, a fuego, me extremecía de gusto y con la otra mano cogí la falda, me la llevé a la polla, comencé a meneármela, sintiendo el roce de la tela en mi capullo, estaba en la gloria, olor a hembra en lanariz y tacto de falda en la polla, me corrí, la falda quedó con una gran mancha de mi leche, me acabé de limpiar bien con ella y guardé las bragas en el bolsillo de mi pantalón que estaba por allí, así las tendría siempre a mi disposición.
En ese momento salió Jesusa de la ducha y se asomó a la puerta, me había hecho caso y se notaba que no llevaba nada debajo de su bata, no estaba bien seca y a la altura de las tetas la bata estaba mojada y dejaba entrever sus tetas sin sujetador, para que viese que tampoco llevaba nada en la parta de aabajo se la levantó hasta mostrarme su coño.
- ¿Así es como me querías ver?
- Si estás divina.
- ¿que haces?, me preguntó
- Nada, vienlo la tele.
- Ya, dijo ella echando un vistazo a la falda que tenía a mi lado, ya veo, me has destrozado otra falda,me vas a tener que comprar una.
- Te compraré todas las que quieres así las llevarás como a mi me gustan, por cierto, muy bonita de lo hoy, parecías una colegiala.
- Gracias, sabía qe¡ue te iba a gustar, por eso me la puse. Bueno, me voy a la cocina que algo tendremos que comer para reponer fuerzas.
- Si ve, ha sido un día agotador, ahora, cuando me duche voy para allá, me encanta verte trajinar en la cocina.
- Vale, te espero.
Salí de la cuha y allí estaba ella removiendo algo en una cacerola, me acerqué por detrás y le levanté la parte delantera de la bata para empezar a acariciarle el coño, al mismo tiempo intenté meterle mano por debajo de la bata para tocarle las tetas.
- ¿Has vuelto a coser el botón?
- Si, me dijo, ya cumplió su misión y bastante bien, por cierto.
- Si, eso es verdad, pero lo podías haber guardado como recuero de nuestro primer polvo.
- No se me había ocurrido.
- En fin, da igual.
Le desabroché un par de botones de la bata y le empecé a sobar las tetas, mientras con la otra mano seguía metiéndole mano en el coño.
- No ves como es mejor que estés así, desnuda debajo de la ropa.
- Si, tienes razón, pero ten cuidado no me vayas a quemar.
- Tranquila, que con los fuegos de la cocina seguro que no, acerca tu culo a mi entrepierna ya verás lo dura que la tengo.
- Es verdad, parece que tienes ahí una barra.
- Restrega el culo contra mi polla, quiero correrme otra vez.
Así lo hizo, cuando vi que me iba a correr le apreté bien las tetas y le metí la mano hasta el fondo de su coño para hacer que se corriera ella también.
En ese momento llegó su hijo.
- Hola, ¿que tal lo habéis pasado?
- De maravilla, dijimos los dos a la vez.
- Ya lo veo, dijo él viendo la mancha de mi pantalón y las tetas de su madre por fuera de la bata.
- Bueno, pues yo me voy a ir, dije
- ¿No te quedas a comer?
- No, seguro que tenéis muchas cosas de las que hablar, dije, guiñándole un ojo a su hijo.
- Muchas cosas de que hablar y muchas cosas que hacer, dijo él riéndose.
- Bueno, pues adiós.
Salí y cuando fuy a cerrar la puerta vi que ya le estaba volviendo a chpar las tetas, me fui pensado en que iban a comer tarde, o quizá la estaban comiendo....