Obsesion y Pasion
De como internet cumple fantasias
Cualquiera pensaría que aquel hombre no teme a sus errores, o no se equivocaba nunca. Se halla cómodo, pero formalmente sentado en el restaurante italiano de la esquina. A cualquiera podría parecerle que esta solo y no espera a nadie, salvo porque en la mesa hay dos servicios más que, evidentemente son para alguien. Aparenta la seguridad de quien nunca ha recibido plantón.
La calle está plagada de trafico ensordecido por las paredes del local, a pesar de ello, Luis, distingue perfectamente el sonido de la potente motocicleta que porta a la primera persona que espera: Maria, su esposa. Maria y Luis siempre se presentan a terceros como marido y mujer, aunque jamas en los 5 años de relación se han casado, así se lo han hecho creer a sus amigos, e incluso a sus familiares.
Maria aparca la motocicleta en la zona señalada. La negrura de su vehículo solo alterada por las letras doradas con el nombre “Honda”, contrasta con el traje de piel blanca que luce. Al quitarse el níveo casco se puede apreciar que llamaría la atención incluso con la más vulgar de las vestimentas. Goza del mismo atractivo que su marido. El atractivo que da la seguridad en uno mismo, o la apariencia de esta. Entra en el restaurante saludando a Luis regalandole una sonrisa en el trayecto hasta la mesa. Deja el casco sobre la silla vacía. Se quita la cazadora para descubrir un top de finos tirantes tan blanco como el resto de su indumentaria. Besa a su marido en los labios brevemente pero con un cariño que no tiene medida.
-Creí que no llegaba, el trafico está imposible... ¿Aun no ha llegado?
-No, no ha llegado, pero aún es pronto, falta mucho para la hora de la cita ¿Quieres tomar algo?
-Si, por favor, lo de siempre.
Ninguno de los dos manifiesta su ansiedad. Han aprendido que la apariencia de indiferencia es su mejor arma. Pocas personas se resistirían al encanto de cualquiera de ellos, y muchas menos al de los dos. Con un gesto Luis manda acercarse al camarero, que mas raudamente que de costumbre se acerca a tomar nota del pedido de aquella hipnotizadora pareja, regresa en segundos con un martini seco y un zumo de plátano, sirviéndolos con más ceremonia de la que cabria esperar en ese local.
Durante la siguiente media hora apuran sus bebidas. Cuanto más tensos están más tranquilos aparentan estar. La hora se acerca. Pasan otra media hora hablando ante las copas vacías de cualquier tema menos de su ansiada invitada. Solo el ojo atento vería su animo real, las pupilas dilatadas, las sutiles pero constantes miradas a la puerta de entrada. Llevan más de un mes esperando ese momento.
Cuando Toñi llega, apenas la reconocen, se ha arreglado muy bien para esa ocasión, ni los casi 500 kilómetros de cansada conducción han conseguido ajarla. Está nerviosa y se le nota, su mano izquierda agarra con fuerza el bolso de piel marrón que cuelga del mismo hombro. Reconoce a Maria y a Luis al primer vistazo. Sonríe acercándose raudamente a su mesa. Luis y Maria se ponen en pie al reconocer a Toñi, mujer nada fuera de los común, saludándola con suaves besos en la mejilla.
Para Luis la visión del fraternal beso entre las dos mujeres, junto a las perspectivas que se avecinan le hacen notar un calor incipiente en sus riñones que se dirige como un disparo hacia su entrepierna, haciendo que su hombría brinque de alegría.
-Hola – saluda Luis – me ha costado un poco reconocerte.
-Desde luego – añade Maria – te pareces a la foto, pero no eres como te imaginábamos
-Pues os aseguro que solo me he arreglado un poco.
Haciendo honor a la verdad, la pareja debían reconocer para si mismos que Toñi es exactamente como se ha descrito en los innumerables mensajes, es idéntica a las fotos que les ha mandado, no difiere en casi nada a la imagen que veían en la pantalla del ordenador cuando chateaban.
Toñi mide solo un poco más del metro sesenta y cinco de Maria, es delgada pero con caderas, sus pequeños senos, al igual que los más generosos de Maria, destacaban en ambas por unos pezones claramente visibles a través de la tela de la fina blusa de seda color marfil que lleva.
Luis repite el gesto para hacer que el camarero se acerque con las cartas. Pero su extrema calma denota su extremo nerviosismo. Lo que realmente le gustaría es dejarse de monsergas y llevar a las dos mujeres al baño para empezar con su ansiada fiesta.
Extractos del diario de Antonia * Viernes, 22 de Agosto del 2003
Por primera vez en mi vida voy a dejar de lado mi carrera, me estaba convirtiendo en una maquina de escribir sin ninguna relación humana.
En mi mente siguen rondando muchas preguntas, desde que acepte verme con Luis y Maria:
¿Por qué mi primera aventura la corro con una pareja?. Desde mi ingreso en el ciber-mundo he recibido muchas propuestas de hombres tremendamente atractivos, algunos de ellos muy correctos y menos distantes de Logroño. Pero he escogido una pareja con ganas de marcha. Creo que la respuesta es que ya estoy cansada de hombres que piensan que si ellos quedan satisfechos, nosotras, las mujeres, debemos sentirnos honradas de que nos la hallan metido.
¿Por qué de Barcelona?. Bueno creo que la repuesta es más sencilla, no quiero que en mi ciudad sospechen ni lo más mínimo. Ademas no visito Barcelona desde hace casi 20 años.
No llevo la cuenta exactamente de cuanto tiempo hace que no tengo relaciones carnales, pero hace más de un año, seguramente me vendré nada más me toquen....
...
Saldré para Barcelona mañana por la mañana, estoy muy nerviosa a punta de dejarlos plantados. Ellos son francamente atractivos, yo solo una cuarentona del montón. Me he pasado por la pelu y por la esteticiene, bueno, si no les gusto aquí no me faltan pretendientes, aunque al final siempre me quede a medias y tenga que recurrir a mis dedos.
A la pareja que me espera en Cataluña se le nota de lejos que me desean. Es una sensación cálida como una manta en invierno. Solo espero que aguanten el ritmo y que no halla malos entendidos.
Creo que haré el viaje en chándal y me pondré la blusa de seda y la falda vaquera cuando esté llegando allí. La verdad es que con los nervios no sé si podré dormir. Ya veremos.
Dado su carácter afable y su magnetismo personal, la pareja consigue que Toñi se tranquilice durante la comida. Consiguiendo el ambiente distendido que necesitan para pasar unos días memorables. Pero es solo una mascara, tanto Maria como Luis tienen cada uno motivaciones distintas, pero los con años de practica han conseguido ocultar las intenciones incluso para ellos mismos.
Maria ha analizado a Toñi forjándose la opinión de que no es ninguna belleza, simplemente no está mal. Pero es receptiva lo cual concuerda con sus ganas de volver a sentir unos senos en sus manos, el flujo, espeso como la miel en su boca, entre otras muchas sensaciones. Pero lo que realmente desea es poder tener sexo con alguien delante de su pareja sin que este intervenga.
Luis no analiza solo se concentra en el destino al que lleva el camino emprendido. Sabe que su compañera está con él por la apariencia de sensibilidad que da y y por ser cumplidor en el sexo, además de las enormes dimensiones de su miembro. Hace más de 5 años que no está con más de una mujer a la vez.
Extractos del diario de Maria Sabado, 23 de Agosto del 2003*
Son las 10 de la mañana en unas horas conoceré a Toñi. Hable con ella por primera vez el Lunes pasado, al teléfono su voz resulta dulce y cálida, espero que la actitud y el cuerpo se correspondan con la voz. Tengo unas ganas terribles de tirarme a una inexperta.
Desde el principio de este plan que Luis me ha estado diciendo que el solo mirará. No quiero que el cipote de mi marido se vuelva a meter en otro coño. Aunque la verdad, no podría dejarlo por nada. Si acaba metiéndosela a Toñi no será por culpa de él, las mujeres somos las que debemos decir no...
...
Tantas emociones han podido conmigo, necesitaba relajarme, así que me he masturbado. Me he metido los dedos hasta el fondo mientras con mi dedo gordo jugaba con mi pepita. No he tardado ni un minuto en correrme, pero si tengo que ser sincera en este diario, como me dijo el psicólogo, eso solo me ha servido para ponerme más cachonda.
Será mejor que no me entretenga más, me ducharé de nuevo me pondré el traje blanco de piel, cogeré la moto y me iré al restaurante.
La comida transcurre entre risas bromas y juegos que poco o nada tienen que ver con el sexo. Casi todas las personas del local prestan atención a las tres personas de la mesa del rincón, pese a su actitud discreta el atractivo de dos de las personas llama la atención. Suponen que se trata de una reunión veraniega de compañeros de trabajo.
Tras dos horas se da por terminada la comida e invitan a Toñi a su casa. El trayecto hasta su casa se hace en el coche de Luis, los vehículos de las mujeres quedan en un aparcamiento en el centro. Durante el trayecto Luis conduce, mirando constantemente a las mujeres sentadas en los asientos traseros del todo-terreno.
Maria empieza por tocar las mejillas de una nerviosísima Toñi.
-Tranquila, dejate llevar – le susurra Maria al oído – lo vamos a pasar bien.
Durante los siguientes minutos solamente se besan y acarician hasta que llegan a una zona sin transito que permanecerá así durante los siguientes 20 kilómetros. Entonces Maria decide que quiere llegar más lejos, magrea intensamente las rodillas de Toñi, los suaves besos, a modo de piquitos, se transforman en profundos y apasionados morreos.
Toñi enrojece por momentos sintiendo las intimas caricias y los húmedos besos. Lo que más la enfervorece, lo que más la humedece, son las miradas de un deseo sin limites que proceden de sus anfitriones. Cuanto más deseada se siente, más deseo siente. A solo un par de kilómetros de la casa baja, donde mora la pareja, Toñi ya tiene las bragas en las rodillas. Maria explora su intimidad con los dedos mientras la besa en el cuello.
“Tiene el coño muy peludo”, piensa Maria, “es igual, necesito tenerlo”. Empieza frotando el clítoris de la manera más suave posible, con un movimiento circular con su dedo medio, aplicando la presión justa, como a ella misma le gusta. La humedad vaginal no se hace esperar, impregnando los dedos de el mieloso liquido introduce dos de ellos en el cálido túnel. Con el pulgar sigue frotando la pipa de la felicidad, obteniendo más y más líquidos, que empiezan a mojar la tapicería del coche.
Maria levanta la falda de su presa, para tener una visión integra de la vulva cubierta de rizados pelos castaño oscuro, con sus dedos entrando y saliendo con suavidad, mientras su pulgar sigue trajinando el botoncito de encima. Cuando está apunto de lanzarse a lamer tamaña fuente, oye la puerta abatible del parking abriéndose, haciendo que el control vuelva a ella. Saca los dedos de la cálida cueva y prolongando el mismo movimiento le saca las bragas por los pies.
A Luis el camino se le ha hecho eterno, no cesaba de mirar la cara de Toñi contorsionada por el placer, pero no podía ver los que Maria estaba haciendo. Su imaginación viaja por los derroteros del país de las maravillas eróticas. Los holgados calzoncillos y pantalón, solo disimulan algo de su erección.
Ponen el pie en el suelo cuando apenas a empezado a cerrarse la puerta, para cuando está cerrada Maria está conduciendo a Toñi al dormitorio, cogiéndola por la cintura. Disimuladamente le da a Luis las bragas que aguanta en su mano cerrada. Luis se las lleva a la nariz, oliéndolas profundamente, regocijándose de la mezcla de olores íntimos.
Las dos mujeres caminan delante de Luis por la estrecha escalera que conduce al salón. Intencionadamente, Maria abraza por la cintura a Toñi pero levantandole la falda, dándole así una visión completa de las dos semiesferas que forman el prieto trasero de Toñi y dejando adivinar la pelambrera de su pubis.
Pasan por el salón casi sin darse cuenta. Cuando empiezan a subir la escalera de caracol que lleva a las alcobas, a Luis ya solo le quedan puestos los calzoncillos de media pernera, Maria se ha quitado el top mostrando unos senos de un tamaño ideal para las manos de Toñi que juega ávida con ellos, a ella misma solo le queda la falda casi enrollada en la cintura.
Al abrir la puerta de la alcoba, Maria parece guiar a Luis, como se guiaría a un perro con un hueso. Camina de espaldas abrazando y morreando con pasión a Toñi. Le lanza a su pareja una mirada de lascivia, al mismo tiempo que separa las nalgas que hace un segundo acariciaba, mostrando a Luis el prieto agujero trasero de Toñi, alrededor del cual se ven algunos pelos tan castaños como los de la cueva vecina.
Ya en el dormitorio, Maria empuja con cariño a Toñi para sentarla en la cama. Se desnuda por completo mostrando su depilada almeja, solo le queda una linea sutil de pelos renegridos. Se pone ante la otra fémina que no osa más que besarle el vientre. La inexperiencia de Toñi enciende a Maria tanto que solo el infierno podría arder más.
Toñi prolonga los besos tanto como puede, temiendo lo mismo que ansiando el paso siguiente. Una de las veces que apoya la mejilla en el vientre plano de la anfitriona. Ve, a solo un metro de ellas el cuerpo totalmente depilado de Luis. Se queda helada con la visión. La humedad que sale de su conejo es tan abundante que parece orina.
-¿Que?, ¿Que te parece el cipote de Luis? - cuestiona una enfervorecida Maria con voz pastosa – Te dejaré jugar con ella si te portas bien, pero no te la meterás, ni por delante ni por detrás, jajajajaja.
Toñi no contesta, solo abre y cierra su babeante boca. No tiene palabras para describir lo que está viendo. “Bien dotado” decía el anuncio, pero eso no hace justicia a la imagen que sus ojos vuelcan en la parte más animal de su cerebro. Ese priapo es un monumento a la fertilidad hecho de carne. Mide más que su mano completamente abierta, marcadas venas recorren el tronco desde la base hasta el cárdeno glande, le seria difícil rodear esa monstruosidad con la mano. La depilación solo aumenta la sensación de volumen de aquel cipote. El morado capullo apuntaba directamente a su entrecejo.
Luis se acerca a la pareja de mujeres con su hombría al máximo. Con semejante tamaño ni la extrema dureza de su miembro consigue que este se ponga ni siquiera horizontal. A solo un paso de ellas, de un rápido movimiento, Maria, se mete en la boca la punta del pene, fuerza sus carrillos al máximo para hacerlo.
Toñi cree estar en una película porno. Ha estado con hombres bien dotados pero ninguno como aquel. Ver como solo puede ser mamada algo más que la punta por una boca femenina hace que su parte racional se desconecte, más aun cuando siente como dos dedos juguetones se introducen en la más empapada de sus aberturas y un tercero vuelve jugar con su endurecido clítoris.
A Luis no le resulta difícil mantener el control. La situación es diferente a cualquiera que halla visto en mucho tiempo, pero la boca es la misma de siempre. Empieza a acariciar el pelo de las dos mujeres, deseando que la boca de Toñi se una a la fiesta.
La alucinada Toñi no puede pensar, ni quiere, empieza a acariciar las bolas de carne tersa que cuelgan bajo el endurecido pene. Solo puede sujetar una, la otra no puede abarcarla. Ve como Maria le sonríe con los ojos, justo antes de ver como se saca el capullo de la boca. Se siente empujada por los hombros y se deja caer sobre la cama.
Maria es la reina de Saba, es la diosa Atenea, es la Madre Tierra, siente que nada sucede fuera de su control al inclinarse en una reverencia que lleva su boca a la peluda abertura de Toñi. Introduce la lengua en la raja con la intención de libar de la flor que la espera. Introduce la lengua por completo dentro de la cavidad empezando un movimiento de mete-saca inmediatamente. Cada vez que extrae la lengua la arrastra por la parte superior de la raja haciendo suspirar a Toñi cada vez que lo hace.
Toñi, con los ojos cerrados, cree sentir el movimiento de la Tierra alrededor de su eje. Nota las sacudidas de la cama cuando Luis se arrodilla en ella acercando el monstruo a su cara. Abre los ojos para ver solo la barra de carne que roza sus ojos. No sabe que hacer, pero sabe lo que el espera de ella. Abre su boca hasta sentir el dolor de sus carrillos, para poder introducirse solo una de sus pelotas.
La cálida humedad que Luis siente ahora, no es de la boca habitual. Es como casi todas las mamadas que le han hecho, diferente, según la boca de la persona y la situación. Se masturba un poco su polla, le hace gracia ver como el testículo libre golpea la cara de Toñi con cada movimiento de su mano.
Maria nota como todos los músculos de Toñi se tensan y escucha la dulce música del mugido de placer que sale de su boca tapada por el enorme cojón de Luis. Siente tanta humedad en su rostro que por un momento cree que las descargas que siente en su rostro son orina, pero reconoce perfectamente el sabor de una corrida. La sensación de poder es total y la excita hasta limites olvidados por ella.
Toñi no puede evitar venirse rápidamente siente como si su vida se le escapara. Succiona tanto como le es posible, apretando los labios alrededor del huevo inmenso. Después de largo rato, en el fondo de su mente teme que su orgasmo no tenga fin. Cuando recupera algo de conciencia respira fatigosamente por la boca, el monstruoso testículo se ha escapado de su boca. Sigue notando la juguetona lengua en su intimidad que provocan descargas eléctricas por todo su cuerpo. La sensación es muy incomoda. Reptando como una serpiente consigue zafarse colocándose boca abajo.
“Necesito coño”, piensa Luis, aceleradamente se baja de la cama colocándose detrás del empinado culo de su esposa. Coge a Maria por las caderas al mismo tiempo que Toñi se da la vuelta mostrandole las marmóreas posaderas. Apunta a la raja de su pareja sin usar las manos y de un solo trallazo se la mete en la empapada vagina.
Maria no tiene tiempo de lamentarse por la ausencia de la fuente de ambrosía que se le ha escapado, siente las poderosas manos en sus caderas y un segundo después un dolor insoportable que la hace berrear, pero no huye, es un dolor que le agrada. Nota el glande tratando de entrar en el útero, “solo tu puedes llegar al fondo” piensa mientras acerca sus labios al culo de Toñi y empieza a besar con la libidinosa intención de lamerlo a fondo. No está en una postura cómoda, pero la leve incomodidad y el placentero dolor le presagian un orgasmo arrollador.
La desmedida carne de Luis no entra por completo, lago ya sabido, pero eso no reduce su frustración. Ama profundamente a Maria, pero quisiera meterla entera, algo conseguido muy pocas veces en su vida.
En somnolencia del que sigue al orgasmo, Toñi nota los beso en sus nalgas, las lamidas en la raja de separación. Siente como las manos de Maria separan sus nalgas, como los besos se prolongan hacia la flor de su recto. Cuando la punta de la lengua de Maria empieza a penetrar en ella, el suave placer que le hace sentir es una prolongación del orgasmo, ya de por si eterno.
Cuando Maria separa las prietas nalgas se encuentra con un agujero palpitante que si no fuera por los pelos de alrededor la atraería, pero la vellosidad anal le produce cierto asco. Sabe lo que su marido espera de ella. Su lucha interna entre la repulsión de aquel ano y el deseo de mantener controlado a Luis, dándole lo el quiere, solo dura unos segundos. Se lanza ciegamente a encular a Toñi con su lengua.
-Sssssssiii... aaaaaaahh... lam... lamele el c-culo..... aaaaaaaaahhh.. tt... te quiero... - grita Luis, decidiendo que ya es hora de liberarse – te... te lleno... mmmmm... me viene.... me viene.... mmmmmm... toma... ttt... toma leche..... guaaaaaaaaaa.... guaaaaaaaaaaah...
Los pequeños orgasmos sentidos por Maria durante todo el tiempo que se ha sentido penetrada, se encadenan con un poderoso orgasmo al notar la abundante y espesa lefa de su pareja inundando su interior. No sabe cuantas descargas son, pero parece que una manguera de esperma esté tratando de apagar un fuego en su interior. La simiente de Luis se mezcla con los fluidos de su propia corrida, nota como el cóctel de fluidos resbala por el interior de sus muslos haciendo aún más intenso su placer.
Toñi está en otro mundo, la lengua que le lame el culo se ha parado, pero su consciente se va hacia el reino onírico de Morfeo. Solo es consciente a medias de lo que la rodea: de la humedad de sus agujeros, de la saliva escapándose por la comisura de sus labios, de los gritos de placer de sus amantes, del olor a sexo que lo envuelve todo.
Cuando le saca el cipote a su mujer, Luis cabila si en el peludo coño de Toñi cabria su polla entera. Se siente poderoso, se dice a si mismo que lo intentará, a pesar del trato con las mujeres. La flojera de sus piernas le recuerda que tiene que recuperarse para poder proseguir.
Maria, prolonga su orgasmo recostándose en el suelo con las piernas fuertemente cerradas, disfrutando de la sensación de vació que le emite su vagina. También prolonga su orgasmo la certeza de poder y control sobre la situación. “Tu leche es solo para mi coño” piensa Maria.
-¡Joder!,¡que gusto! - dice Luis en voz alta.
-Shhhhh- chista Maria – se ha quedado dormida.
-Pues no ha aguantado ni un asalto – susurra Miguel
-Tranquilo tenemos todo el fin de semana. Aun conseguiré que me coma el coño.
-¿Mientras te doy por el culo?
-Mientras me das por el culo... con este cacho de polla. - responde Maria sobando el impregnado cipote de Luis
Con el cuidado propio de una madre abren el ventanal y corren los visillos. Cuanto más descanse Toñi mejor estará luego. Salen del cuarto dejando la puerta entornada, para que la corriente de aire refresque a la mujer durmiente. Bajan a asearse al baño de la planta de abajo, no quieren que la moleste ni siquiera el mínimo ruido de las tuberías.
En la ducha ríen y bromean, hablan de los proyecto a corto plazo. Mientras Toñi, dormida en la habitación, sueña con el pene de Luis, sus sueños le revelan que no será follada, que solo ha venido para Maria, que ya ha tenido el máximo de el carajo de Miguel que iba a poder probar.
CONTINUARA.