Obsesión por mi cuñada

Como obtuve hacer mi fantasía realidad con mi cuñada aprovenchando una situación inesperada.

Este es el primer relato que escribo, tengo tiempo leyendo relatos en éste sitio, medité acerca de escribirlo, ya que antes de que esto sucediera, solo era una fantasía, y solo me emocionaba con los que leía, pero las cosas cambiaron y me sucedió con la persona dueña de mis fantasías. Empezaré como todos los relatos, por presentarme. Mi nombre es Manuel tengo 30 años, estoy casado con Julieta desde hace 5 años. No daré detalles de su familia, solo diré que es una familia excepcional. Me centraré en hablar de mi hermosa y apetitosa cuñada, Silvia. La que es ahora mi esposa la conocí hace diez años, mi esposa es dos años mayor que ella, y cuando conocí a mi esposa tenía 19 y su bella hermana 17.

Silvia es de tez morena clara, casi blanca, como de 1.65 m, cabello lacio a veces quebrado y castaño oscuro, casi tirándole a negro, delgada pero con forma, pechos medianos y bien formados, piernas hermosas y bien proporcionadas, muy lisas, y lo que remata es un trasero parado bien formado, no está súper nalgona, sin embargo es muy tentador y provocativo. Y lo que pone la cereza al anterior manjar, es su cara preciosa, nariz perfecta, ojos grandes, delineados y provocadores, cejas exactas, labios gruesos que invitan a morderlos, en fin, su cara es como la que todos los hombres soñamos: una cara angelical.

Cuando conocí a mi esposa, realmente me fascinó, fue amor a primera vista. Lo que me termino de enamorar, fue su forma de ser, su calidez, la forma en como se desenvolvía y pensaba. Sin embargo cuando conocí a su hermana, me quedé mudo por su belleza, pensé que era lo mejor que había visto, y lo peor: era demasiado tarde para retroceder. La relación con Julieta había empezado, vivíamos un amor intenso, pero su hermana siempre estaba con ella, conviviendo mucho y por ende conmigo también. Debo aclarar que aunque Silvia me gustaba mucho, su forma de ser no, esa parte me desagradaba y a veces hasta me enojaba, a veces era pasiva, seria, desganada. Eso ayudo a que me centrara solo en mi relación con Julieta. Ambas fueron muy bien educadas, no eran mojigatas, muy prudentes, con muy buenos principios y acercadas a Dios. Vivimos Julieta y yo, buenos momentos experimentando de todo, y en lo sexual no nos quedábamos atrás. A los dos años de relación, me llevó a su casa, conocí al resto de su familia, y empezamos a tratarnos más formalmente, por lo que el acercamiento con Silvia era más frecuente. Me daba un poco de temor tener éste tipo de acercamiento a su casa, ya que la tentación de conocer más acerca de Silvia se hacia más fuerte.

Como todo hombre, mi libido estaba al 100, y solo de pensar en que si iba a casa de Julieta, estaría cerca su bella hermana, peor, por lo que mis pensamientos eran muy perversos y buscaba la oportunidad de verla desnuda, ver y oler su ropa interior, tocarla por accidente (aunque en ésta parte me portaba muy timido), y por que no hasta buscar los papeles de baño usados de ella. Era algo muy enfermo y muy excitante a la vez. Todas estas cosas las fui haciendo una por una. Primero lo de verla desnuda, se dio varias veces, como compartía ella cuarto con mi esposa, llegué a entrar a su cuarto por la confianza y por que nadie me alertaba, cuando salía de bañar o se cambiaba, estando ella totalmente desnuda o parcialmente. Eso si nunca la pude ver agachada, solo le veía toda su velluda vulva, muy rizada y sus gloriosos pechos. Yo quería verle las nalgas y toda su vulva, pero eso era casi imposible, ya que cuando la llegue a ver solo fue de frente y ella reaccionaba tapándose rápidamente y yo solo pedía disculpas. Posteriormente cuando me llegaba a quedar en su casa, y ella se metía a bañar muy temprano, usaba la excusa de querer ir a orinar al otro baño, y como la puerta del baño donde se bañaba tenía un espacio por una esquina inferior, por ahí y con mucho cuidado me agachaba para observarla; que hermoso cuerpo, una vulva muy velluda y unos senos con unas aureolas grandes. Sin embargo eran breves instantes.

La parte de ver, olfatear y probar sus prendas íntimas, fue algo de lo más sabroso que me ha sucedido. Como la relación con Julieta seguía avanzando, la confianza hacia mi también, por lo que hubo algunas veces que pude entrar solo a la casa y darme gusto con cada unos de los calzoncitos usados por Silvia, desde tangas hasta medianos. O bien cuando terminaba de bañarse, entraba al baño, y muchas veces coincidió en que dejaba esos gloriosos interiores minúsculos, buscaba el área donde había estado su vulva, casi siempre dejaba una pequeña mancha amarillenta a esa altura, los llevaba a mi nariz y al mismo tiempo probaba su sabor riquísimo y el olor embriagador. Si ella le dejaba algún bello lo guardaba o lo jugueteaba con mi boca un buen rato.

La parte más perversa, era la de los papeles de baño usados. Procuraba entrar al baño después de que salía ella, argumentando angustia por pasar. Eran un manjar, si había orinado dejaba su olor completamente impregnado, y a veces hasta con un bello pubico de regalo, muchas veces los guardé. A veces estos papelitos que habían secado entre sus labios, tenían unas pequeñas gotitas transparentes, muy viscosas, sin olor, sin sabor, que nunca supe a que se debían, hasta hace poco oí en algún programa de salud sexual, que a veces las mujeres desprenden cierto líquido antes de menstruar, probablemente ese halla sido. Cuando había dejado los papeles con residuos de lo defecado, llegué a investigar también, no tan a fondo como los anteriores, solo veía bellos que seguramente arrancaba de su delicioso ano. Pero lo más sorprendente era que no tenían un olor fuerte y desagradable, es más ese olor muchas veces también me excitó. Algo curioso también de esto, es que ella tiene una forma muy peculiar de limpiarse, siempre deja sus dedos bien marcados en dichos papeles, como si hubiera tratado de introducirlos en sus cavidades, por lo que imaginaba la operación, y concluía que debía usar algo de fuerza para marcarlos de ese modo.

Y bueno el tiempo siguió pasando, y yo seguía haciendo los anteriores rituales cada que podía. Después de 4 años, terminé mi carrera, encontré un trabajo aceptable y empecé a planear vivir con Julieta. Cuando decidimos casarnos, llevábamos 5 años de noviazgo. Por razones de trabajo nos cambiamos de ciudad, y nos alejamos de la familia alrededor de un año. Solo nos veíamos en ocasiones especiales.

Después de ese año, Silvia encontró una buena oferta de trabajo en la ciudad donde vivíamos, por lo que la animamos a mudarse con nosotros. Se mudo con nosotros, le adaptamos un cuarto independiente, pero como siempre había dormido con Julieta y a pesar de llevar un año separadas, le daba miedo quedarse sola y empezó a sugerir si podía dormirse con nosotros. Tenemos una cama king size, por lo que no tuve ningún inconveniente en aceptar, salvo los momentos en que quería intimidad, los demás días no habría problema. Siempre dormía Julieta en medio y su hermana y yo en cada extremo, por lo que no había oportunidad de acercamientos.

Entonces regresé a los rituales de antaño, me excitaba muchísimo compartir el mismo techo con ella. Hice un descubrimiento más, olía riquísimo, toda ella a cualquier hora. Los fines de semana que nos levantábamos tarde, llegué a acercarme a ella, con cualquier excusa y olía deliciosa. La cama la dejaba oliendo a su aroma. Yo imaginaba a que sabría esa parte prohibida.

Un día mi esposa tuvo que trabajar toda la noche en nuestro pequeño estudio de la casa, ya que es contadora, tenía que entregar un cierre fiscal urgentemente. Yo llegué a casa esa noche rendido y mi querida Silvia también, ella tomó su lugar en la cama, pensando que su hermana llegaría pronto, yo ya estaba acostado, no me di cuenta cuando ella llego. Ese día nos había avisado que iría a una reunión de trabajo por la tarde, algo así como a festejar el cumpleaños de uno de los gerentes de donde trabajaba. Al día siguiente nos comentaría que tomo algunas copas, que se sintió muy relajada y que se perdió en el sueño. Esto me benefició a mí.

En la madrugada desperté, y vi profundamente dormida a Silvia, mi corazón y mi pene empezaron a latir. Me asomé a ver si Julieta estaba trabajando, se encontraba totalmente entregada a su labor. Julieta me había platicado que Silvia tiene el sueño pesado, así que decidí probar que tan cierto era. Además al acercarme a verle su hermosa cara olía levemente a alcohol, lo cual me animo más a seguir. Volví a meterme a la cama, estaba semidestapada bocabajo, fue cuando observe que se había acostado sin cambiarse de ropa, un vestido rojo largo, era lo que vestía ese día, el cual se había subido un poco, le faltaba solo unos centímetros, para verle si me agachaba, lo que me volvía loco: su vulva, claro el calzón me impediría ver el espectáculo completo. Sus pies estaban descubiertos, así que me acerque lo más que pude y los aspire, olían rico, nada desagradable, no daba señales de vida, saque mi lengua y la puse entre los dedos de uno de sus pies y la moví de un lado a otro, como que quiso moverse, por reflejo, pero nada. Me volví a bajar de la cama y con una lámpara pequeña, empecé a buscar el mejor ángulo para verle su entrepierna. Lo encontré, me tuve que hincar, la destape de la cintura para abajo con cuidado y empecé a levantarle el vestido lentamente, lo hice, y ahora si tenía a mi disposición toda su cola. Llevaba unos calzones rosas que ya conocía, son pequeños y apretados. Tenía una pierna doblada y la otra estirada, por lo que el ángulo era perfecto. Dirigí la luz hacia en medio de sus piernas y vi como le salían algunos pelos por los lados del calzón.

Me acerqué con la lámpara y la olí, era delicioso, quería meterle la lengua, pero eso era muy arriesgado. Una vez más fui a espiar como trabajaba Julieta. Seguía en lo suyo. Así que aseguré la puerta con pasador, si me esposa quería entrar, iba a tocar muy fuerte y yo fingiría estar muy dormido y culparía a alguien de haberla cerrado por accidente con seguro. Me coloqué un condón de los que tenía olvidados, ya que mi esposa se controla, y me acerque a Silvia. Me coloqué el condón, por que no quería dejarle rastros de mi semen, ya que la verga no la aguantaba tenerla guardada y si había un pequeño contacto entre ella con mi verga, sería peligroso dejarle restos de semen. Así que más tranquilo me acerqué y deje la lámpara fija, le volví a chupar los pies, de ahí le di unos ligeros besitos por las piernas y me seguí hasta su sexo. La moví para que parara más las nalgas, hice presión con una almohada, y su culo quedo más expuesto. Le agarre levemente las nalgas, pero me dio temor hacerle a un lado el calzón. Seguí oliendo lo más cerca que pude, muy rico me decía a mi mismo. Le toqué por encima del calzón su pepa, se sentía abultada y hacia atrás se perdía su hendidura, le pasaba mis dedos lentamente, siempre alternando el verle a la cara, por si hacia algún gesto. Me empecé a masturbar con el condón puesto, hasta que mi calentura se elevo a lo máximo, y fue cuando decidí pasarle mi verga sobre sus labios vaginales, de arriba abajo, y a todo lo largo, ¡ah que rico!!; siempre encima de su calzón, me costo mucho trabajo apoyar mi peso entre la cama y el suelo, para dejar solo un pequeño apoyo en mi verga, para darle algo así como una masaje muy ligero, me costaba mucho también conservar el equilibrio. Apenas pude apartarme para venirme abundantemente sobre el condón. La acomodé, apagué la lámpara y me dispuse a dormir. Al día siguiente Silvia tenía una jaqueca con cruda, y no se quejó de nada acerca de lo ocurrido.

Un tiempo después la suerte me envío una situación que aproveche al máximo. Silvia se había mudado con todas sus pertenencias y había ocupado los espacios y muebles que le asignamos para dichas cosas, ahora necesitaba un mueble más para colocar sus materiales de trabajo y yo me ofrecí a realizarlo. Así que cuando estuvo listo, estando en casa solo un día que no fui a trabajar, decidí cambiar todas sus cosas que estaban en el suelo y otras más que tenía en un cajón que era mío y que le había prestado. Este cajón tenía una pequeña cerradura con llave, pero yo tenía una copia. Al pasar todas sus cosas, venía un cuaderno que estaba en el cajón, bastante gordo, que estaba dentro de una bolsa tejida, lo saque, y mi sorpresa fue grande al descubrir que era su diario. Casi estaba por terminarlo, lo estuve hojeando mucho tiempo, algunas hojas tenían fecha, otras no, supuse que había ahí como dos años de su vida, tenía cosas muy cursis, típico en chicas como ella, el rompimiento con su novio, algunos fajes y relaciones sexuales con él y una que me llamo mucho la atención, contaba que se citó con una amiga muy querida, y que decidió confesarle algo que la ahogaba desde años. Decía que había hecho algo muy malo, y que se iría al infierno por pecadora. Yo pensé lo peor, en forma muy general relataba que le había quitado un novio muy querido a Julieta, antes de conocerme a mí. No tuvieron relaciones sexuales, solo se daba sus buenos fajes con él. Le contó a su amiga los detalles para hacer que éste tipo se enamorara de ella. Julieta alguna vez me comentó que ella se enamoró de éste tipo mucho, que repentinamente la corto, por que le confeso estar enamorado de otra. Julieta nunca supo que esta otra era su hermana.

Me quede pensando la mala jugada que le había hecho Silvia a su hermana, y empecé a tramar un plan. Mi silencio tendría precio. Hablaría con Silvia, observaría su actitud, si le preocupaba realmente que Julieta se enterara, mi plan podría funcionar. Así que buscaría el momento adecuado para estar a solas con ella.

La oportunidad llegó, al finalizar la semana. Julieta tendría que salir de viaje a otra ciudad, iría de compras con una amiga. Pensé que la oportunidad se me escapaba, cuando Julieta la invito a ir y Silvia lo pensó. Sin embargo argumento que estaba muy cansada y que prefería descansar. Dejé que corriera un poco la mañana, ya que Julieta se había ido muy temprano y entonces con la excusa del desayuno, llamé a su cuarto y me invitó a pasar. Empezamos a platicar de trivialidades y luego comenté:

¿Te diste cuenta que pase todas tus cosas al mueble que hice?

Si, muchas gracias, ya me habían hartado ahí tiradas.

También pase las que estaban en el cajón, por que había suficiente espacio y recordé que ahí también guardabas algunas cosas.

Noté que titubeo un poco y quiso saber que había visto, por lo que me dijo:

Si, en ese cajón tenía algunas cosillas personales, ¿pasaste todo?.

Si, no deje nada, por que quería que encontraras todas tus cosas en tu nuevo mueble, perdóname no debí abrir el cajón, creo que debí avisarte.

No te preocupes te agradezco, a mi me da flojera hacer cambios de cosas. Imagínate todo lo que me traje de la casa de mis papás.

Si, había muchas cosas, nunca imagine que tuvieras tantas cosas.

Ni yo, y todo lo necesito, es información muy importante de la escuela y de la vida (se río un poco).

Sabes quiero preguntarte algo, no sé como decírtelo… tengo cierta inquietud, es acerca de

No me asustes, ¿qué pasa?, ¿le pasa algo a Julieta?

No, no le pasa nada. Es acerca de las cosas que cambié al mueble.

¿Son muchas y me tengo que deshacer de algunas? (quiso reírse)

No para nada, encontré algo que me sorprendió mucho y quiero comentártelo. Mira es algo que es muy especial para ti, y que yo no me imaginé que tuvieras.

Estoy repasando en mi mente las cosas que traje, no sé que pudo haberte sorprendido como dices... algo especial…mmmhhhh

Una cosa muy especial…que venía en una bolsa tejida.

Su cara cambió de tranquila a molesta e inquieta, y me dijo:

Manuel, espero no hayas abierto ese cuaderno, tiene cosas muy intimas, muy personales que no comparto con nadie.

Tranquila, ¿qué no me tienes confianza?, por error descubrí éste "cuaderno prohibido", te juro que yo no andaba buscándolo.

Bueno, ¿lo leíste?

Este…(hice una pausa)

No puedo creerlo... nosotros nunca hemos tenido ningún problema, esto si me molesta mucho. Debí de asegurarlo en otro lado… bueno es mi diario… es mi vida, no entiendo por que te ha de incomodar. ¿Cuál es el problema?

Quería mostrarme ella seguridad y que no había nada malo, con la esperanza de que no hubiera visto lo de la traición a Julieta.

Pues…hay algo que si. Cierta persona que conocían tu y Julieta.

Mira lo que hayas leído, eso es intimo, mi hermana sabe todo lo que me ha pasado, y en eso incluyo lo sexual, bueno lo poco que me ha sucedido, pero eso a ti no te incumbe. Me da mucha vergüenza que lo sepas.

No te preocupes, eso es normal, todos lo hacemos. Sin embargo hay cierto pasaje en tu vida que Julieta no sabe y

Mira, por mi le puedes decir todo lo que quieras, antes de tener esposo, tuvo hermana, y yo tengo una muy buen relación con ella

Ah bueno, entonces puedo comentarle lo de su exnovio…que anduvo también contigo…y que esa otra persona por la que la dejó,… eras tu.

Se tomo la cara con una mano y en tono desesperado dijo:

Hijole….no tienes….madre….¿por qué leíste eso?

Silvia… tranquilízate, vamos a dialogar, yo no quiero que Julieta y tu se disgusten, por algo que ya paso y que no tiene por que enterarse.

Esto es un abuso. Te exijo no le digas a Julieta nada. Y está bien, yo te lo puedo explicar…claro que sí, lo aclaramos. Ese tipo no fue tan importante para Julieta, yo me enamoré también de él, y alguna vez el mismo me confesó no ser feliz con mi hermana, por lo que una vez que cortó con Julieta y empezó a andar conmigo.

Así no lo detallas en tu diario, pero bueno no quiero entrar en detalles, como dices a mí eso no me incumbe.

Exactamente, por lo que será mejor que no lo comentes, para que Julieta no se enoje conmigo, ya ves como se pone.

Por supuesto. No quiero que se enoje, sin embargo el silencio es bastante pesado de cargar, el secreto se debe guardar muy bien, es un favor grande y por éste tipo de favores, hay que buscar el beneficio de ambas partes, yo te ayudo, si tú me ayudas en algo que necesito y que ha sido hasta el momento inalcanzable para mí.

A ver dime y ¿qué es eso que necesitas?, yo te veo muy a gusto, yo creo que nada te falta. Y yo no sé nada tan íntimo de ti, como para que sea mutuo el silencio.

Aparentemente me veo a gusto, pero no es así, hay algo que necesito y a medida que pasa el tiempo se hace más insistente.

Bueno…pues ¿qué es?

Ehhhmm, es dífcil explicarlo, pero…hay te va: necesito oler y probar algo que se me ha hecho una obsesión.

¿De qué hablas? ¿Qué obsesión?, ¿a que te refieres?.

A una parte especial de… tu cuerpo.

¿Qué cosa???!!!, ¿eso es una necesidad?, ¿una obsesión?; eso más bien es una enfermedad mental que tienes, ¿cómo te atreves a pedirme tal cosa?, soy tu cuñada, es una depravación, incesto. Estas muy mal, tu no quieres a mi hermana, necesitas ayuda y

Silvia, déjate de sermones, tu y tu hermana jamás sabrán de las necesidades que un hombre común puede tener, esto no tiene que ver con lo que siento por tu hermana, es un deseo que tengo. Yo no niego que me atraes muchísimo, pero yo no quiero vivir un romance contigo, no estoy enamorado de ti, me encanta como hueles y es un capricho.

No sé que decir, me espanta tu cinismo, tu locura, te desconozco, no eres el hermano que prometió respetar y cuidar de su esposa y sus seres queridos. Me has dado ejemplos de tu fe en Dios, ¿qué te pasa?; te has puesto a pensar que opina Dios de ti, con esto que me dices.

Mira Silvia fácil, ¿quieres que se entere o no tu hermana?; yo sé quién soy, no me trates de terapear, te vuelvo a repetir, esto es carnal solamente, es por curiosidad, ¿no puedes manejarlo así?

Pues dile a mi hermana lo que quieras, eres un hijo de la chingada…manipulador, de esto se enteraran también mis papás

No te conviene que también ellos se enteren que eres una cabrona, baja novios, mentirosa e hipócrita, ¿a quién de los dos le van a creer?, yo tengo evidencia de ese diario…y copias.

En ese momento me soltó una bofetada, que alcancé a bloquear con mi mano, le dije:

No te conviene…es solo un momento, tu tendrás tu necesidad y yo la mía. Seré una tumba, y ya te he dado ejemplos de mi palabra.

Empezó a llorar y a maldecirme, y al mismo tiempo se quiso empezar a desnudar, me adelante a detenerla y decirle:

No, así no, será a mi modo, tranquila, relájate, no seré brusco, te daré la ternura que sé que te gusta.

Si me haces daño, te juro que te mato, y ya no me va a importar nada.

Sssshhhh, silencio, estás muy tensa, recuéstate, cierra los ojos y no pienses más. Primer regla, deja las maldiciones. Segunda, coopera lo mejor que puedas y tercera, disfrútalo, y haz lo que quieras, por mi no te limites.

Se quedo un rato recostada y en silencio como le indique, después de unos instantes, abrió los ojos y me dijo:

Solo me has solicitado probarme y olerme, no harás nada más, y oí que mencionaste una parte de mi cuerpo, por lo que te dejo mis pies o mis pantorrillas a tu disposición.

No, esa parte no es la que me interesa, yo nunca dije que tú la escogerías.

Me contestó con su cara de asustada y molesta:

¿Entonces cuál es?

No, no hagas esa cara, todo será más sencillo si cooperas, si no es lo peor que te podría pasar, tranquila. En el momento que tú te arrepientas, damos marcha atrás y platico con Julieta.

Está bien, ¿cuál es esa parte que deseas?

Muy bien así me gusta, claro que solo me enfocaré a esa parte y la parte que más deseo de ti es la más prohibida y oculta:… toda tu vulva y tu ano.

Hizo una cara de asco y confusión, cerró sus ojos y respiro.

Bien, no me pondré lencería, ni cosas por el estilo, ya que te centrarás a esa parte nada más, por lo que imagino, has de querer que me de un baño primero.

Imaginas mal, no quiero lencería y no quiero que te bañes, al natural, como estas ahora. Con ese pantalón de dormir y tus interiores de ahora.

Eres un cerdo…llevo más de 24 horas sin asearme, trabajé ayer, que no te da ni un poquito de asco.

Sin insultos te repito. Precisamente así es mi fantasía, que estés en tus jugos, solo de pensarlo…observa mi pene.

Guárdatelo donde más te quepa, y a prisa que quiero terminar esto. Solo será ésta vez, no quiero que me chantajees con esto nuevamente, promételo.

Lo prometo, con la condición de que sea hasta que yo quede satisfecho, ¿trato?

Está bien.

No lo podía creer, era demasiado para ser real, mi fantasía se lograría, yo estaba caliente a más no poder, la verga no la aguantaba. Primero le pedí que se pusiera en cuatro, me costó trabajo, por que se hacia la que no entendía, coloqué dos almohadas debajo de su vientre para que no se cansara, ya que estuvo ahí, la observé un poco, y luego le fui acariciando todo el trasero con las dos manos, dándole ligeras sobaditas a su vulva y ano, hasta que empecé a retirarle su pantalón. Lo retiré y estando en calzones, observe los pelos como se le salín por los lados del calzón, me acerque a olerla y a pasarle la lengua por encima del calzón a la altura de sus labios vaginales, muy ligeramente, a veces hacia como que se quería levantar, del mismo reflejo de las sensaciones, pero la detenía.

Hueles riquísimo Silvia, no sabes cuanto deseaba esto.

Hice a un lado su calzón y por primera vez olí directamente su pepa y posteriormente metí mi lengua entre sus labios. Su sabor era genial, entre dulce y salado, no se define, y no tiene comparación, es como si estuviera probando el placer mismo, algo muy sagrado y prohibido, ella solo lanzó una especie de suspiro ahogado, como queriendo ocultar que no sentía placer alguno. Inmediatamente empezó a generar gran cantidad de líquido lubricante, que luego quedaba como hilos entre mi boca y su vulva cuando me separaba. Con ambas manos separaba sus nalgas, como cuando se quiere abrir algo delicado, cuando me separaba y dejando mis manos abriendo sus labios mayores, observaba sus labios interiores, la entrada de su vagina, su meato urinario (al que le di lengua también), y toda su carnosidad rosa, todo lo estudié detenidamente y le pasé la lengua a cada parte, por la vagina metía mi lengua lo más profundo que podía. Cuando quitaba mis manos, se cerraban sus labios mayores, lo cuales se veían realmente grandes y llenos de pelos, se le cerraban enseguida y solo dejaban una pequeña parte abierta, estando así también les pasaba mi lengua, y después volvía a la misma operación abriéndolos. Se escuchaba como si una pareja se estuviera besando por los chasquidos.

Mi lengua se paseaba de arriba abajo y de un lado a otro en toda la extensión de su vulva, no quedo un lugar sin besarle y lamerle. Su clítoris lo lengüetee hasta que estuvo muy grande y sus labios se hincharon, y se desenvolvieron como una flor que se abre. Sus vellos también fueron atendidos, los mordisque, sus labios mayores también fueron succionados, y sus ingles olidas y lamidas. De ahí me fui a sus nalgas, les di ligeros mordiscos a cada una y finalmente llegué a su ano, que delicia, con ese olor embriagador, le di piquetes con mi lengua, sentí como apretaba sus cobijas y mordía su almohada, y posteriormente le di el mismo tratamiento que a su vulva, grandes lamidas en toda su extensión. Como si me despertara de un letargo, con mi voz cortada y mi barbilla toda babeada, le dije:

Me gustaría te sentarás en mi, a horcajadas en mi cara, ¿podrás hacerlo?

Aja, me tienes que ayudar por que me voy a cansar. ¿ya mero acabas?

Eso lo decido yo, tú no te preocupes, vendrá tu alivio también.

Me acosté, me pregunto que si de frente o de espalda, le dije que de espaldas y empezó a descender, hasta que yo mismo la sostuve y metí nuevamente mi lengua lo más profundo que pude. Sus olores los sentía en todo mi rostro y en lo profundo de mi nariz. Empecé a moverla como si se estuviera dando unos sentones, y mi lengua sirviera de pene. Noté que cooperaba y solita se daba los sentones, de repente alternaba con su ano, hasta que ella misma tomo el control y se restregaba en toda mi boca, haciendo círculos, subidas, bajadas y ruidos muy notorios de calentura, me dijo:

Eres un desgraciado, mira como me has puesto, me mamaste donde nadie lo había hecho, y no te cansas

Por mi parte fui subiendo mis brazos alrededor de su cuerpo, fingiendo sostenerla hasta que le tomé los senos sin ningún tapujo, me deshice de su playera y se los amasé a mi antojo, me la quité de encima y la acosté boca arriba y se los mamé. Para ese entonces, besaba también su cuello, sus mejillas, sus axilas, su espalda, le levanté las piernas en alto y le lambí las plantas de sus pies, sus dedos, sus piernas, su pepa se la volví a mamar, ahora le pedí que ella misma se sostuviera sus piernas, de la parte trasera de sus rodillas, se le veía la vulva toda húmeda y brillosa. Me desnudé en un dos por tres, sin dejarla de lamber. Para que no viera mis intenciones la puse de lado, me coloqué detrás de ella y le empecé a besar su cuello, mientras mis manos amasaban sus senos. Mi verga estaba por explotar, y toda su pierna tenía mi fluido seminal, de todos los tallones que le daba. Así que en un momento de arrebato y estando ella de lado y yo atrás de ella, le levanté una pierna y le puse mi verga en la entrada de su vagina, pensé que me venía. Entre suspiros me dijo:

No hagas una locura, no me penetres.

No contesté nada, solo se oía mi respiración y jadeos.

Le di unos pasones de arriba abajo y tallé mi verga en su vulva en toda su extensión, como presentando mi verga a su vulva, dando un caliente masaje a todo lo largo de sus labios, a esta altura solo se escuchaba nuestros jadeos y nuestra tensión, con unos largos sssshhs (como cuando uno está enchilado), y en una de esas pasadas, apunte hacia la entrada de su vagina y… … empecé a sumergirme en ella, no opuso mucha resistencia. Qué calidez, que pepa Dios mío. Fui introduciendo cada centímetro mi verga, sin condón, piel a piel, hasta que me comentó:

Hasta ahí por favor…hay hay, huyyyy. (Me detuve y me quedé estático, faltaba realmente muy poco para estar completamente dentro de ella, como una cuarta parte. Ella no era virgen y yo no pensaba estar tan grande como para que no me pudiera tragar por completo).

Por lo que le contesté:

Siento como que algo me detiene, puedo seguir, pero si hay molestia, hasta ahí llegaré, no te preocupes.

Siento como si me estiraras por dentro, te siento muy grande, estas algo ancho de la punta, siento como me vas abriendo, por favor hazlo con cuidado.

Yo estaba con los ojos en blanco, qué comentario, tan caliente e inocente. Empecé a bombearla lentamente, y solo hasta la parte que le entraba, fui tomando velocidad, pero no intenté ir más adentro. Con la excusa de que no se cansara le pedí que se colocara dos almohadas bajo su vientre lo cual hizo que volviera a la posición en cuatro patas. Le pedí que ella misma tratara de abrir sus nalgas para que me dejara abierta su vulva, pero se negó, así que yo mismo las abrí y le encajé suavemente mi verga, soltó un leve quejido, y luego empecé a bombearla más rápido y hasta donde ella me había indicado que le metiera, abría sus nalgas y le daba pequeños piquetitos a su ano.

Le pedí que se sentara en mí, de frente, cara a cara. Tome mi pene y se lo dirigí cuando se iba sentando, se ensarto lentamente un poco, observé su cara de lujuria, como nunca la había visto. Volvió a comentar.

Estas enorme Manuel, no sé si pueda con todo.

Reanudé poco a poco mi velocidad y de repente de un golpe ensarté lo que hacía falta, hicimos un pequeño suspiro, como si descansáramos de algo que nos hubiera tenido tensos, por fin estaba totalmente dentro de ella, se dejo caer de frente hacia mi, como queriéndome abrazar, tome sus nalgas con ambas manos y automáticamente nos besamos, nuestro primer beso, el que nunca pensaba podría darle. Me tragaba completamente y se fusionaba conmigo perfectamente, me salía por completo y cuando sentía que casi me salía, se volvía a dejar caer, sentía totalmente sus paredes, entraba y salía, a veces lo hacía rápido y otras lo hacía muy lento y hasta paraba más su cola, como disfrutando lentamente el sentón que se iba dando, después de un momento, se separo de mi y estando aún con mi verga dentro, empezó a gritar como loca, me dijo me meo, me voy a mear, se vino y al mismo tiempo yo la agarré de los hombros fuertemente y le di todo lo que me quedaba, como unas cuatro o cinco ensartadas lo más rápido que pude y en la última, estando ella totalmente empalada, no se la saqué, la sujeté fuertemente de los hombros y descargué toda mi leche en su interior.

Nos quedamos quietos un momento, recobrando el aliento, mientras sentía todos mis huevos y mi trasero húmedos. Ella estaba recargada en mi hombro respirando fuertemente y recobrándose. Mi verga empezó a bajarse, pero aún seguía adentro. Luego se levantó de mi hombro y quiso salirse de mí, pero la volví a tomar de su nuca y le plante un beso, me aventó y me dijo:

Esto se ha terminado, no vuelvas a intentarlo jamás. Deja que me levante cumple tu palabra.

Así es, la cumpliré. Levántate todo será olvidado.

Le ayudé a levantarse y le acerqué el papel higiénico para limpiarse, tenía sus bellos muy húmedos, se veía aún roja como si hubiera corrido y muy hermosa.

Silvia, ¿por qué si disfrutamos tanto éste momento no lo repetimos en algún otro lugar? Fue delicioso ¿no te parece?.

Ella me contestó:

Lo hice solo por cumplir, de hecho cumplí más allá de lo pactado y reaccioné así por que no soy de palo, fue una reacción, no quiere decir que lo apruebe. Fue algo horrible y asqueroso. (Casi estaba por llorar). Me he denigrado y le he fallado a mi hermana, por favor no hablemos más del asunto, acabas de terminar nuestra relación que teníamos como amigos y como hermanos. Desde hoy solo seremos cuñados por obligación y tu trato conmigo debe ser solo así.

Silvia…solo puedo decir que eres una experiencia excepcional y única y que tu para mi seguirás siendo la hermana y amiga que siempre apoyaré. Te juro por mi vida que nunca revelaré a alguien esto que paso.

Ella permaneció en silencio, terminó de cambiarse y me pidió que la dejara sola. Salí de su habitación y nunca más comentamos lo sucedido. Cuando ambos estamos con Julieta nos comportamos como siempre, sin embargo a solas no platicamos como antes, se limita a estar y a comentar casi nada. Después de ésta experiencia ella se cambió a un departamento argumentando que quería independizarse y que compartiría gastos con una amiga que vendría de nuestra ciudad natal a trabajar ahora aquí. Esta supuesta amiga nunca llegó y hasta el momento Silvia vive sola en ese departamento. A Julieta les costó trabajo aceptar su decisión pero al final lo hizo.

Bueno todo tiene un precio como yo mismo se lo comenté a Silvia, lastima que para poder realizar mi fantasía se haya roto la convivencia que tenía con ella.