Obsesion por anales familiares (6)

Leticia mi hija y Carolina mi esposa, las dos con culos espectaculares de infarto.

...sentía; en una noche me ganaba los dos culos más hermosos y que más había deseado.

-Alvarooooo no pares, me siento en el cielo –Su voz se mezclaba entre melosa y agitada.

-Promete que te dejaras hacer todo lo que yo quiera, recuerda que lo merezco además prometo que no te vas a arrepentir –El chantaje hacia lo que merecía seria mi mejor aliado.

-Si mi vida lo que tú quieras, siempre he sido tuya pero a partir de hoy hare y seré como tú me lo pidas, pero no me hagas sufrir y ya métemela me urge –el orgasmo que apenas venia por poco no la deja terminar su frase.

Decidí que pararía y tendría ahora ella que sufrir por todo el tiempo que me hizo esperar, así que recostándola boca abajo la acerque a la orilla de la cama y me hundí en esas nalgas de las que muchos años atrás me había enamorado; en esa posición solo de intentar llegar a su botoncito casi me ahogaba pues en verdad tenía un culazo y apartar aquella carne no era tarea fácil. Aun con lo cansado que era estar chupando y lamiendo aquel manjar que mi esposa me ofrecía continúe por bastante tiempo y poco a poco comenzaba a dilatar su cerradísimo ojito.

-Pues en verdad se siente maravilloso Álvaro, fui una tonta al no aceptar hacer esto desde hace mucho. ¿Crees que tu hija lo haga? –Su pregunta me dejo impactado, pues que Caro estuviese interesada en la sexualidad de nuestras hijas me causaba mucho morbo.

-Si dices que has encontrado esto en su cuarto, seguro que practica sexo anal y mas –No podía dejar pasar la oportunidad de comentar con mi esposa sobre cómo cogen mis hijas.

Ya con la conversación iniciada yo estaba masajeando su ano con el aceite y el pequeño dildo. Seguro la ponía caliente el tema y yo aprovecharía todo a mi alcance para mi placer.

-Y sabes ahora que he entrado a su cuarto, parece que la fiesta continuo ahí con Pablo –Se quedo como pensando en lo que había visto.

-¿Porque lo dices amor? –Tenía que ser descarado o mejor hubiese sido mostrarle las fotos de cómo había atravesado a nuestra pequeña hijita hacia unas cuantas horas.

-Porque estaban los dos tendidos en la cama muy perdidos en el sueño, Pablo completamente desnudo y tu hija con la mitad de ropa de lo que yo ahora tengo puesto, era un tipo de corsette con liguero, medias y todo. Se nota que la han pasado en grande.

-Seguro que si –Respondí, recordándolo todo.

El amiguito de Leticia ya le entraba por completo a Caro desde la delgada punta hasta la ancha base, su agitación y excitación se hacían presentes y más notorias. Carolina por fin descubriría los placeres de un buen anal, pero antes debíamos asearnos un poco pues el consolador salía un poco sucio; le propuse que le ayudaría y esto sería para que ella se sintiera más cómoda.

-Eso no me parece Álvaro –Respondía renegada a aceptar que le lavara su colita.

-Preciosa tú has prometido que te dejaras hacer todo lo que yo pida, así que vamos al baño y hagámoslo de una buena vez antes que pierdas el gusto que poco a poco le has tomado.

Sin mucha ciencia embadurne el dildo con un poco de jabón y comencé a meterlo, de pronto enjuagaba con bastante agua y Caro no deja de gemir, mi tarea era dejarle limpiecito el culo para poder atravesar ese majestuoso monumento si condón.

-Lo ves te dije que no sería tan desagradable como pensabas y hemos terminado muy rápido –En ningún momento dejaba de acariciarlo su hoyito.

-Si mi vida pero en verdad ya quiero tenerla muy adentro de mi, quiero convertirme en tu puta y solo hacerte disfrutar –Su voz me convencía.

-Lo que pidas preciosa, y no te preocupes que también lo vas a disfrutar enormemente –No sabía lo que le esperaba pero ella ya lo decía, quería ser mi puta y yo no la defraudaría.

Si dejar que se resistiera la recosté e inmediatamente me hice de unas medias de su cajón, otro plan maquilado en cuestión de segundos como el anterior para conseguir el gran culo de mi hija. La tome por los tobillos y levante sus piernas hasta que mi premio quedara a la altura de las circunstancias y una vez logrado ate sus tobillos a los extremos de la cabecera de la cama, de esta manera sus piernas casi tocaban sus pechos y su rostro quedaba en medio de las mismas, tendría todo el panorama de lo que estaba a punto de suceder.

-Álvaro te tomaste demasiado en serio lo de tratarme como una puta –su rostro me dejaba verla caliente, indignada y resignada.

-Ya estas lista, pero si tan solo tuviéramos algo un poco más grande que este consolador de tu hija podríamos hacerlo ms rápido y placentero pues si te penetro te aseguro que te dolerá un poco –Esperaba que Caro cayera en lo que le estaba proponiendo.

-Por qué no intentas con mi desodorante, no tengo una mejor idea pero prométeme que tomaras todo esto como un hombre maduro –Casi podía adivinar lo que mi esposa estaba a punto de pedirme.

-Claro hermosa, acaso no he demostrado serlo –Enseguida respondí.

-En el segundo cajón del armario de Leticia, donde he encontrado todo esto, ahí tiene un pene plástico que es más grande que este pero claro que no como el tuyo. Podríamos tomarlo prestado –No cabía duda de que Carolina estaba más caliente que nunca y poco le importaba la moral y los prejuicios.

Sin pensarlo dos veces me levante y me disponía a salir corriendo al cuarto de nuestra hija y justo cuando abría la puerta Carolina me preguntaba que pensaba dejarla en aquella posición, le conteste que no tardaría tanto y es que me daba un enorme morbo dejarla así, tan abierta, tan quieta y tan puta, con apenas un tacón puesto y toda la lencería llena de sus deliciosos jugos.

Leticia y Pablo seguían tal como los había dejado, tome el miembro artificial lo más rápido que pude y fue ahí cuando pensé en probar la elasticidad de mi hija, ¿Sería posible poder penetrar a Leticia sin prepararla? Yo estaba más que listo ni una gota mas de sangre le cavia a mi pene. El bote de aceite estaba en mi cuarto así que por cuarta vez en la noche intente despertar a Leticia y por cuarta vez no obtuve respuesta, escupiendo bastante saliva al culo de Leticia esparciendo lo mejor que se pudo, sin chistar y de un solo golpe logre meterle mi pene, ella apenas se mordió los labios como un reflejo de vivir en casa de tus padres y no hacer ruido para que nadie se entere que te están cogiendo, la sensación fue tan maravillosa que casi eyaculo al momento de entrar por segunda vez al culito de Leti. Una vez contestada mi pregunta puse la mano de Pablo en la cola de Leticia y salí corriendo a m habitación.

Donde había estado esta Carolina que ahora estaba en nuestro cuarto, pues cual fue mi alegría al entrar que Caro como podía estaba masturbándose sosteniendo el pequeño dildo en su ano y con la otra mano atacando sin piedad su hinchado clítoris.

-Vaya que me has dejado… casi humillada y no he resistido las ganaaas… de seguir con lo que dejas a medias –Bromeaba mientras hablaba entrecortada su respiración.

-Pero ya estoy de vuelta, espero que sea esto de lo que hablas –levantaba el pene de juguete. –Y también espero que no tenga uno más grande.

-¿Álvaro crees que puedas meterlo en un solo movimiento? –Me preguntaba Carolina sin dejar su labor de amor propio.

-Esa pregunta deberías responderla tú, ¿Crees aguantar si lo intentamos? –le respondí.

-Esta bien amor pues que sea pronto y de una vez por todas porque me muero de placer…