Obsesion por anales familiares (4)

Leticia mi hija y Carolina mi esposa, las dos con culos espectaculares de infarto.

...cuando le tocaba el culo acercaba el celular a su rostro y solo se le oía decir:

-si Pablo, así.

No me cabía duda que seguía borrachísima, pues además no abría los ojos por nada y con la oscuridad que reinaba el cuarto apenas me distinguiría. Me encontraba tan caliente que estoy seguro que en cuanto me tocara explotaría en una fuente de leche que no debía desperdiciar y que mi hija de estar consiente seguro hubiese querido degustar, así que comencé a jalármela frente a su boca y en menos de lo que pensé estaba descargándome en toda su cara, ella no respondía, solo saco un poco su lengua y quedo de nuevo muy quieta, era impresionante ver a Leticia con la cara llena de mi semen; solo le limpie un poco las pestañas pero lo demás lo dejaría en su lugar, me habría encantado ver su reacción al despertar. La erección no me bajo ni un milímetro, estaba tan empalmado como al principio y más caliente también, del cajón tome la crema para calentarla y el lubricante para mi deleite y evitar que al despertar se encontrara con alguna incomodidad, que ironía. Intento girarse pero al momento se lo impedí pues comenzaríamos con una sesión doble, le untaba la crema pasando por su botón y esto le provoca gran placer pues comenzaba con los gemidos y sus jugos no tardaron en salir, recordé el video donde ella tenía sus nalgas coloradas pues las palmadas se le habrán pasado a su novio y en ese instante le di una gran nalgada que muy probablemente sonó en toda la casa y en seguida se enrojeció su trasero, tenía el culo más firme que jamás había cogido incluso que  el de carolina cuando recién la conocí, con esto ella se movió bruscamente pero su estado no le ayudaba mucho así que le di otra nalgada un poco más fuerte que la primera y el sonido ya me tenia encantado.

Con una suavidad que no me gustaba comencé a introducir por su mojada rajita el monstruo vibrador ni una gota de lubricante necesite pues con lo mojada que estaba entraba muy fácilmente, los casi 20 cm de plástico ya los tenia dentro pero en cuanto lo encendí ella respiraba más fuerte y pedía con voz casi inaudible que la metiera mas, increíble lo zorra que mi hija era. Su esfínter anal por fin me conoció y me daba paso libre a introducirle un par de dedos que se sentía maravilloso pues cuando los tenia dentro ella apretaba tanto que ya no soportaba la excitación y la preparación ahora me dejaría meterle toda mi tranca, su amigo no dejaba de vibrar en su coño y en un suspiro le metí de una vez por todas mi grueso rifle, lo que era por atrás estaba completamente retacada y habrá que decir lo mismo de su vagina, sus intenciones de gritar las opaque con una mano en su boca, cada que la embestía ella quería desahogarlo en gritos pero debía soportarlo pues no quería que Pablo nos arruinara el festejo. Estaba como en uno de mis sueños; Leticia vestida con aquella lencería de puta, un vibrador en el coño y mi pene en lo que ahora se me había convertido en obsesión, su apretado ano. Con la primer  llegada en su cara que ahora estaba como mascarilla seca me dio más tiempo de poder follarla, ella ya no intentaba gritar pero sus gemidos y su petición a Pablo por meterla más duro aumentaban, mi plan funcionaba pues ella en todo momento pensó que yo era su novio, por fin logro incorporarse alcanzando a estar en cuatro esto me aliviaba pues llevaba ya un rato sosteniéndome en mis brazos y estos ya me temblaban, aquel panorama era fantástico, con el encaje pegado a su piel y las medias rozándome las piernas, la tanga volvía a su posición y yo la apartaba nuevamente, esto debía grabarlo y así fue, cuando volteaba para mirarme yo la deslumbraba con la luz del celular y podía ver en la pantalla su rostro de placer, gemía mas y ahora comenzaba a pedirme que aguantara solo un poco, que le partiera el culo, que la mataba de placer; el orgasmo no se hizo esperar y un tremendo grito se acompaño de sus manos en mis nalgas que me pegaba a ella como no queriendo separarse nunca, su amigo de plástico cayo a la cama envuelto en sus jugos y no paraba de vibrar, esta situación final me hizo dejarle de premio lo que me restaba de leche en sus entrañas que para ser lo que me quedaba era una abundante carga, por poco grito de placer pero la pizca que me quedaba de cordura me impidió hacerlo pues reconocería mi voz, el delicioso culo de mi hija por fin era mío, ella no me soltaba y aun pegados caímos rendidos.

Puse todo mi esfuerzo para no quedarme dormido y esperar a que mi hija lo estuviera y continuar con mi plan, para esto no espere más de diez minutos y moviéndola un poco me asegure que estuviera en los brazos de Morfeo, mi pene seguía parcialmente duro y aun dentro de Leticia, de un jalón me retire y me acompaño un hilo de espesa leche saliendo de su ya acostumbrado culo esta sería la última escena de la noche, tome un par de fotos y aun con lo arriesgado que esto era  encendí la luz para poder filmar a mi hija recién cogida y con su cuerpo y ropa impregnadas de los jugos sexuales que aun le emanaban, esto me tenia nuevamente erecto pero mi plan debía continuar. En la sala Pablo no se movió ni un centímetro, su respiro era más bien ronquido, intente por tercera vez despertarlo y ni siquiera se inmuto. Lo cargue como pude hasta la habitación de Leticia, lo recosté, lo desnude y como último movimiento coloque el celular a su costado, mi plan no tenia margen de error.