Obsesion por anales familiares (2)

Leticia mi hija y Carolina mi esposa, las dos con culos espectaculares de infarto.

...incluso con mi esposa vestida más sexy. Estaba hipnotizado por el culo de mi hija.

Ya solo pensaba en ella, no había más en mi cabeza que aquel culo marcado por las tangas que a diario usaba, toda la semana transcurrió en una enajenación de solo querer verla después de ducharse, casi pude memorizar cada rincón de su cuerpo, cada pliegue de su apretado ano, cada centímetro de aquella redondez que ya me parecía descomunal y que me mataba cada qué vez que se agachaba.

Ya era viernes y después de mi alegría mañanera Leticia se marcho, la falda que llevaba en cualquier escalera dejaría ver aquellos cachetes y el delicioso arco que se le formaba con solo un hilo blanco tapando su sexo. Mi corrida fue abundante pero me sentía todavía muy caliente así que decidí husmear en su cuarto; cual sería mi sorpresa que tenía dos cajones de su armario repletos de ropa interior y lencería, podría jurar que no tenía una sola panty o minibóxer, todo ahí eran tangas, hilos, ligueros, medias en diferentes colores y cosas por el estilo, infinidad de ropa tan sexy y tan atrevida que solo de imaginarla vestida con algo de ahí logre correrme una vez más. Algunas de las tangas estaban deshilachadas seguro seria de la excesiva tensión que ejercía el culo de Leticia. En otro de los cajones encontré muchos condones, cremas para estimular, lubricantes y un par de dildos; uno de buen tamaño, era de suponer y otro mucho más pequeño para el cual mi mente no tuvo que pensar más pues seguramente aquel pequeño habría ya visitado varias veces su rosado y apretado ano. Una memoria portátil me parecía extraño en aquel cajón pues podría decirse que ese espacio era el lugar de placer de mi hijita, no espere mas y decidí revisarla; inmensidad de carpetas que contenía me hacían desistir pero mi calentura no y en ese instante se me presento otro regalo, una carpeta repleta de imágenes con Leticia en todas las posiciones que conocía e incluso algunas que no imagine, cada prenda que estaba en los cajones de arriba ahora dejaba de imaginarlas pues las fotos me daban detalles de cómo le quedaban a la perfección. Su novio la cogía con las tangas puestas, se corría en su espalda y cara, la falda que hoy vestía en una de las imagen la tenia subida hasta la cintura y la tanga amarrada en una sola pierna con sus carnosas nalgas rojas de sexo desenfrenado, la mayoría de las fotos mostraban su cuarto, muy pocas seguramente en algunos hoteles y otras tantas sorprendente; en las escaleras, estacionamiento y azotea de nuestro edificio. Sin más la siguiente imagen me enseñaba como el tarado de su novio le atravesaba el culo, en broma mostraban todos los condones que habían ocupado y como si estuviesen dando una clase tomaron paso a paso como se debe coger por el culo, la cara de dolor y placer de mi hija me extasió, me encontraba temblando de placer y me corría casi sin tocarme. Ese viernes llegue muy tarde al trabajo pues me quede dormido por un buen rato.

A mi hija le fascina el sexo y a mí me fascinaba mi hija, esto se transformaba cada vez más en algo tan prohibido que me excitaba el solo pensar en rozar su piel (y romperle el culo).Las fotos, su lencería, sus dildos y las mañanas maravillosas que me ofrecía ya solo me dejaban a la imaginación el cómo sería cogérmela.

Pasaron un par de semanas todo el tiempo estaba excitadísimo, por las mañana me costaba disimular mis erecciones claro que pude desahogarme con mi esposa en repetidas ocasiones y aun estando mis dos hijas en casa le pedía a mi mujer que se vistiera de esta o de aquella manera, yo pensando en lo más parecido a Leticia, le regale prendas iguales a las de su hija pues hay que reconocer que prefería la lencería fina a lo que ella se extrañaba  me miraba con rareza pero terminaba cediendo; pasábamos noches y mañanas excitantes pues la puerta nunca tenia seguro y en cualquier momento podían entrar Laura o Leticia y encontrar a su madre metida en una deliciosa y diminuta tanga o bien empinada al borde de la cama y de un orgasmo apagando sus gritos con la almohada. Después de todos estos años Caro nunca me permitió meterle el rabo por el culo lo mas que habría permitido eran un par de dedos y siempre terminaba enojada cuando insistía, eso a mí me desanimaba pues me castigaba y dejaba de chupármela, en fin, esta última semana yo insistía mas y mas en romperle el culo pero resultaba en vano terminaba molesta y se dormía o se marchaba a trabajar.

Llego un viernes más, decidí tomarme el día y rondar un poco por el cuarto de mi hija, toda la mañana me masturbe viendo las fotos de Leticia, creo que no dejaría de sorprenderme pues esta vez la carpeta además contenía varios videos:

-anda debes chupármela- decía su novio

-no, estoy muy caliente quiero que la metas por detrás- le respondía Leticia

Ella estaba de pie frente a la cama con un apenas liguero negro que sostenía aquellas medias que delineaban agudamente sus hermosas piernas, como me fascino aquella escena, subía a la cama, se giraba y ya en cuatro apartaba la tanga de entre sus nalgas contrayendo y relajando su preciado agujero como llamndolo para succionarle todo el tronco, le pedía ansiosamente a su novio que la partiera en dos. Era un fastidio mutuo:

-No lo hare hasta que me hagas llegar en tu boca.

-¿sí? pues qué más da, por aquí tengo un amigo que seguro quiere estar dentro de mí.

Acto seguido se dirigió al cajón del cual yo sabía que sacaría, pero mi sorpresa y excitación crecieron cuando eligió el más grande y si que estaba GRANDE. Yo no parpadeaba:

-¿Estás segura?

-Claro, si quieres puedes quedarte ahí acostado y mirar como él no se niega.

Estaba enrojecida de lo caliente que se encontraba, lo que siguió me dejo boquiabierto. Saco el frasco de lubricante, regreso a su posición y ya untaba con el aceite su preciado ano, se tocaba con tal destreza que su esfínter enseguida le permitió la entrada, lo tenía muy entrenado, a lamidas preparo el tronco artificial de tamaño descomunal y de una sola embestida lo metió todo, su grito no se hizo esperar, era una verdadera puta y me derretía, el mete y saca la agitaba, estaba loca del sexo que se estaba proporcionando, su rostro estaba pegado a la cama y sus piernas temblaban pero eso no le importo pues al instante encendió el vibrador, podía percatarme de todo ya que el grababa bastante cerca lo que agradecí infinitamente, gimiendo intensamente sin llegar a los gritos se desvaneció pues estaba rendida y yo maravillado de lo que acababa de ver. Los demás videos no me estimulaban tanto como el primero pues en uno se podía ver a Leticia dando una mamada:

-imagina que llegaran tus padres y nos encontraran así, eso si nos metería en un gran lio.

-¿entonces paro?

-no no no ya casi llego y ahora tendrás que tragarte todo lo que me salga, lo prometiste. -Decia Pablo agitado.

Ella quiso contestarle pero la callo metiéndole el pene de un solo golpe hasta la garganta, estaban en la cocina de nuestra casa, eso sí era descaro, casi al final se veía a Leti mostrar en su boca toda la leche que él le había dejado  y contenta se la tragaba. Un par mas de estos videos la mostraban con sus ya famosas tangas, para mi claro, y el tarado de su novio bombeándola a todo y comiéndole el coño delicioso, por lo que él decía. Yo estaba seco de todas las veces que las imágenes de mi hija me habían hecho llegar así que decidí dormir el resto de la tarde....