¿Obsesión o amor? -1-

¿Como describir lo que había entre nosotros? Yo lo amaba, él solo me quería para divertirse.

Diciembre de 2008

Me estaba arreglando para ir a casa de mi abuelo. Era su cumpleaños y como todos los años se hacía un festejo grande entre parientes. Tengo una familia numerosa. Desde unos meses estuve teniendo una relación supuestamente amorosa con mi primo Juan. Él se había enamorado de una amiga y yo traté de hacer el enganche, pero al final caí en sus redes y me enamoré perdidamente de él. Cuando le hice saber eso él me dijo que no quería saber nada del amor pero que no le iban a caer mal unas clavadas conmigo. Yo acepté pensando solamente en su amor. Durante meses estuvimos solamente enviándonos mensajes de texto calientes. A veces hablábamos. Pero nunca nos habíamos encontrado puesto que a mis padres no les gustaba que saliera con hombres y no me animaba a mentirles diciéndole que iba a otro lugar. Así pasaron los meses hasta que llegó el cumpleaños de mi abuelo. Donde habíamos quedado en robarnos unos besos, le hice prometer que solamente eso. Pues tenía 18 años y era virgen. Él tenía 26 y era un flor de mujeriego.

Estaba arreglándome cuando me envió un mensaje a mi celular, el mensaje decía:

-          “Hola mi amor, cómo estás? Te vas a lo de abuelo hoy? Quiero verte y comerte a besos”

-          “Hola bebé –le respondí- si voy, me estoy poniendo lo más hermosa posible para verte”´

Me puse una blusa roja muy escotada y una pollera de vaquero que no era tan corta, para no llamar la atención de todos mis primos, a mí solamente me interesaba Juan. Cuando llegamos a casa del abuelo él aún no había llegado. Juan era mi primer amor, y las ansias de verlo me hacían temblar, mi mamá se preocupó, pensó que tenía fiebre pues hacía como 40 grados de calor. Al fin llegó. Iba vestido muy elegante. Y saludó a todos, al rato me hizo unas señas y disimuladamente le seguí. Fue a ver la televisión, estaba allí en la sala una tía y unos primitos jugando. Me senté a su lado y me dijo muy bajito al oído:

-          “Estas muy linda mi amor, pero me gustaría mas tenerte desnuda en mi cama”

Eso me excitó mucho. Mi tía parece que algo sospechó pues no nos dejaba de mirar. Y parecía vigilarnos.

-          “Ven que te quiero enseñar mi nuevo celular, lo tengo en el auto” –me dijo Juan-

-          “Ok. Vamos” –le dije, pensando que así sería realmente-

Al llegar al final del pasillo me empujó hasta la habitación de mis abuelos y al entrar cerró la puerta. La luz estaba apagada. Sólo la luz del velador estaba prendida. Y dejaba la habitación a media luz. Me apretó por la puerta y me besó apasionadamente. Yo sentía su lengua recorrer mi boca. Nunca antes yo había besado de esa manera, me había besado con un noviecito en el colegio pero eran solo besos de pico. En cambio con Juan parecía que el beso era para ahogarse. Me encantaba sentir el sabor de su lengua dentro de la mía. Dejé de avergonzarme y respondí al beso con la misma pasión que él. Poco a poco su mano fue bajando hasta llegar a mis muslos y fue subiendo más. Yo sentía que tenía mi entrepierna muy húmeda. Y la mano de Juan empezaba a acariciarme por encima de las bragas. Me asusté de eso en un principio pero la sensación que me causaba era enorme. Entonces dejé que prosiga. Mi respiración empezaba a agitarse. Juan con la otra mano me acariciaba los senos. Hizo a un costado mis bragas y acarició el clítoris. Estaba realmente mojada. No pude evitar soltar un pequeño gemido. Tenía miedo de que alguien que estaba por afuera escuchase eso. Pero Juan me dijo que no pasaría siendo que la música estaba muy fuerte y nadie alcanzaría a escuchar nada. Juan siguió con eso y me besaba al par que sus dos manos me daban placer. Luego introdujo un dedo en mi vagina, dolió un poco, automáticamente, sin querer cerré de golpe las piernas y Juan me decía:

-          “Ssshh, tranquila mi amor, no te voy a lastimar, Ssshh no digas nada, solamente déjate llevar”

-          “Pero tengo miedo” –le contesté-

-          “Miedo de qué, bebé, tranquila, Ssshh, nada te va a pasar” –afirmó el-

Entonces dejándome llevar por el placer le abrí más las piernas, dando fácil acceso a sus dedos. Metió sus dedos suavemente con un vaivén lento. Con la otra mano me acariciaba los senos por sobre la ropa. Yo no sabía que hacer con las manos. Entonces Juan tomó una de mis manos y la llevó a su entrepierna. En serio no sabía que hacer. Miles de veces me había imaginado ese momento pero estando allí no tenía idea de cómo reaccionar. Entonces le abrí la bragueta y metí la mano. Tenía el miembro duro. Muchas veces habíamos fantaseado por teléfono y él me preguntaba si yo me animaba a hacerle sexo oral. Yo le decía que sí. Entonces quise demostrarle eso en ese momento. Le besé en la boca, luego en la mejilla, le besé el cuello y fui bajando por entre su camisa. Le acariciaba el pecho con una mano debajo de la camisa. Fui bajando y me quedé con la cara en su entrepierna. Le bajé los pantalones junto con los bóxers y su miembro saltó. Era más grande de lo que siempre me había imaginado. Torpemente le agarré del tronco y le lamí la punta. Escuché un gemido. Eso me puso feliz y me excitó saber que le gustó. Entonces introduje su pene en mi boca. Era la primera vez que lo hacía y estaba muy asustada por equivocarme y hacer algo que no esté bien. Le miraba pero solo encontraba su cara de placer y eran melodía para mis oídos sus gemidos.

-          “Aaaaahh siii, asii mi amor, seguí así, no te detengas, lo hacés muy bien bebé” –me decía Juan-

-          “Esta bien?” –contesté apartando su pene de mi boca-

-          “Demasiado bien mi amor”

Seguí con eso y después de un rato me agarró y me levantó. Me llevó a la cama y me acostó suavemente allí. Se puso encima de mí y me besó. Me quitó la blusa y el corpiño. Me besó los senos, lamió y chupó mis pezones. Yo solamente gemía de placer, estaba en el cielo. En el cielo que siempre me había imaginado con Juan. Me levantó la pollera a la altura del abdomen y me quitó las bragas. Me abrió las piernas y con su lengua acarició mi clítoris. Yo parecía explotar. Me lamía el clítoris, me lo chupaba, le daba pequeños mordiscos y con un dedo me penetraba la vagina. Luego metió su lengua en mi vagina. Y hundía allí la lengua. Yo lancé un pequeño grito y empecé a temblar. El apresuraba sus movimientos. Y me vine en su boca. Tuve un delicioso orgasmo. El siguió luego un momento más con eso. Y después de eso se paró y me estiró más a la orilla de la cama. Y agarró su pene y lo puso en la entrada de mi vagina, con la punta me acarició nuevamente el clítoris.

-          “Vamos Juan. Penétrame ya. Quiero sentirte dentro mio” –le dije ansiosa-

-          “Estas segura?”

-           “Segurisima mi amor, vamos vamos!!” –contesté-

Se agachó encima mío y me besó, con la mano me acarició nuevamente el clítoris. Le encantaba hacerme sufrir así, mientras yo necesitaba ya que me penetre. Me besó, me dijo cosas morbosas al oído. Me apretó los senos. Se rió de mi, hasta que me dijo “Está bien, hagámoslo ya” y puso nuevamente su pene a la entrada de mi vagina. En ese preciso momento alguien llamó desesperadamente a la puerta. Era mi tía. Nos miramos asustados sin saber que hacer. Le hice señas a Juan para que se esconda dentro del placard. Tomó sus pantalones y se metió en el placard. Me puse la blusa y me puse bien la pollera. Escondí rápidamente mi ropa interior y mi corpiño bajo las sabanas. Le quité el seguro a la puerta. Mi tía entró.

-          “Hola princesa, que haces acá?” –dijo ella naturalmente-

-          “Hola tía, nada, me dolía mucho la cabeza y me puse cómoda en la cama de abuela, ella me dijo que no había problemas”

-          “Está bien, yo solamente quiero buscar unas zapatillas que están dentro del placard. Las encuentro y te dejo descansar nuevamente” –dijo sonriendo-

-          “El placard?” –contesté asustada-

-          “Si” –dijo mi tía dirigiéndose al placard-

Yo sentía como toda mi vida caía por un precipicio. Ya veía todo el escandalo que se armaría. Pero por suerte o por una bendición mi tía se dirigió a la otra puerta del placard. No en donde Juan estaba escondido. Suspiré y parecía que todo se iluminaba.

-          “Ya las encontré. Voy a guardar estas otras aquí al lado” –dijo mi tía-

-          “Nooo, yo las guardaré –dije rápidamente- no te preocupes tía, puedes seguir disfrutando de la fiesta, yo me pongo mejor y salgo al rato”

-          “Gracias mi cielo, que amable eres” –dijo y salió.

Cerré la puerta detrás de ella y rápidamente saqué a Juan de adentro. Tenía la cara blanca del susto. Yo sentí como mis fluidos chorrearon por mis piernas. Juan se puso los pantalones y antes de salir se agachó a lamer el chorro que se derramaba por mis piernas y le dio una ultima chupada a mi clítoris. Me besó y sonriendo salió. Y allí me quedé yo, con el susto de mi vida y con las ganas de ser follada.

En toda la noche no podía sacar de mi mente esos momentos. Juan ni me dirigía la mirada. Y de vuelta a casa todavía sentía la lengua de Juan por mi vagina. Esa sensación me duró unos días.

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Es la primera parte de mi historia. Si les gusta escribo la segunda :)