Obsesión III

Sigue mi obsesión con Eva...

Me desperté temprano, y Eva aun dormía en mi cama, desnuda. Las sabanas apenas cubrían su curvilíneo cuerpo, estaba boca abajo, mis ojos siguieron el recorrido empecé por su pelo esparcido por los lados de la almohada, seguí por su nuca, su columna e intentando no despertarla, aparté la ropa de cama que cubría su precioso culo. Mi polla hacia media espalda que estaba empalmada, ahora palpitaba, deseando volver a recorrer ese camino entre los cachetes de su culo, loca por volver a enterrarse en su caliente cuerpo, como lo hiciera la noche anterior. Pero ya no era ayer, sino mañana...

Eva intuyendo al lobo, empezaba a desperezarse, lánguidamente, de lado, dejándome ver el perfil de su pecho derecho desde donde estaba, y de nuevo mi polla palpitó al intuir más que ver ese pezón, mi mente se llenó de imágenes, de texturas, de sabores...todo Eva. Porque hacía ya muchísimos días, que en mi mente apenas cabía nada más, todo se reducía a una sola palabra...Eva.

—Buenos días...me muero de hambre –dijo sentándose en la cama

Joder ahora si podía verlos, mi mente no tenía que recrearlos, que intuirlos, ahí estaban sus tetas, sus pezones grandes y marcados.

—Yo también tengo hambre Eva –le dije acariciando mi polla, lascivamente

Y sin ningún remilgo, Eva colocándose a cuatro patas recorrió la cama, hasta el lateral donde yo estaba, sentado en un sillón junto a la cama.

— ¿Quieres comer Eva? –le dije ya masturbándome

—Quiero lo que quiera señor Martínez

—Quiero que comas, Eva

Y sin moverse del filo de la cama, y haciendo malabarismos, sacó su lengua, yo acerqué mi rabo a esa boca dócil y dispuesta. Relamió con gula la punta de mi falo ya húmeda, mientras yo miraba sus pechos balancearse, y la sujetaba por los hombros mientras descendía, mientras veía mi polla desaparecer en la boca de Eva. Se la tragaba hasta la mitad, y retrocedía para chupetear el glande, luego volvía al acecho repitiendo una y otra vez, volviéndome loco, añadiendo además el vaivén de sus caderas, el cadencioso balanceo de su culo, cada vez que se la tragaba, yo podía ver como mi polla desaparecía en su boquita y al suspirar, veía su culito meneándose, su coño ya hinchado reflejado en el espejo, de la cómoda detrás de ella.

—Toda, Eva. La quiero toda en tu boca, zorra

—Me caeré

—Yo me encargaré de eso, tu solo obedece.

Y dios...su barbilla rozó mis pelotas, se clavó en ellas al tiempo que mi polla se enterraba en su garganta, mis dedos lo hacían en sus hombros, levanté el culo del siento, y aun profundicé más, disfrutando al ver su mirada de puta, sus ojos brillantes...me costó retroceder para no ahogarla, y solo bajé unos segundos, porque cuando respiró volvió a bajar y yo a subir...

Joder, no tardé nada en llenar su garganta de semen, que tragó sin dejar de mirarme, y que siguió relamiéndose, aun cuando mi polla ya no estaba en su boca.

—Me estoy haciendo pis

—Primero tienes que correrte –le dije, poniendo en pie y a su grupa

Por increíble que parezca, mi polla seguía dura a pesar de la corrida, se la metí de un solo estoque antes de que bajara, dejándola ahí, notando como poco a poco se calmaba, pero no lo suficiente para abandonar el calor de su cueva. La humedad del cuerpo de Eva que me enloquecía. Busqué su clítoris y lo estimulé, estaba chorreando, podía notar la humedad en mis muslos cuando sollozo que se corría, y aun así no paré de estimularla, solo dejé de hacerlo en su clítoris, pero seguí recorriendo su rajita, bordeándolo, sintiendo de nuevo crecer mi polla dentro de ella.

—joder, no puedo más...necesito hacerlo de nuevo –lloriqueó suplicante

Y volví a dedicarme en cuerpo y alma a su botoncito, Eva volvió a retorcerse bajo mi cuerpo mientras yo ya había empezado a follármela como si no hubiera mañana, como si quiera a base de frotarme dentro de ella crecer, y crecer más, cosa que lograba ya que mi polla volvía a estar a tope.

Mis dedos empapados de ella, buscaron su otra entrada y sin permiso ni piedad metí el primero, dos envites y en una salida añadí un segundo, Eva volvía a retorcerse, volvía a gemir y yo me sentía el dueño de esos gemidos, y crecía, me endurecía, disfrutaba como nunca.

Saqué mi polla de su coño, apunté su otra entrada, y agarrado a sus caderas me perdí en sus entrañas, ella lloriqueaba, aferrada a las sabanas. Ni siquiera podía descifrar, si lloriqueaba de placer o por dolor, solo sabía que no era capaz de parar de follarme a Eva, de poseer ese cuerpo que temblaba, que sudaba, que resbalaba, que me quemaba...

Apoyándome un poco en su espalda, dejé que mi mano se perdiera entre sus muslos, chorreaba como siempre, era enloquecedor, me volvía loco esa manera de mojarse...metí directamente tres dedos en su vagina y la follé, giré mi mano, curvé los dedos...

—No puedo más...voy hacerme pis... -jadeaba

Y entonces supe lo que quería, salí de Eva, la tumbé en el centro de la cama, separé sus piernas y me sumergí entre sus muslos, lamí su raja, succioné su clítoris y volví a penetrarla con todos mis dedos mientras la chupaba.

—Por favor...no puedo...me voy a hacer...-apenas podía hablar

—Córrete ya, hazlo, ahora

Metí y saqué mis dedos de su coño, dos de la otra mano perforaban su culito, chupé ese botoncito...y Eva se fundió, se retorció contra mi boca, inundándola de sus jugos, del sabor acido de las primeras incontrolables gotitas, que degusté con ansia voraz, porque lo quería todo de Eva, necesitaba comérmela, saborearla, poseer todo de ella. habiaido un paso mas que el dia del baño en mi oficina, esta vez habia lamido todo de Eva, terminando lo que alli habia empezado.

—Lo siento -dijo, apesadumbrada y encantadoramente avergonzada

—No hay nada que sentir...

Y cuando intentó agarrar mi falo, la aparté.

—Cariño yo si tengo que hacer pis o no me correré –le dije decidido a mear y volver

Pero Eva me siguió, se arrodilló ante mí y agarrando mi falo lo llevó a su boca y empezó a darle toquecitos en la punta con su lengua...

—Eva cariño, tengo...

—Hazlo -pidio convencida de lo que queria, volviendome loco con esa mirada de golfa

Joder, allí de rodillas sentada sobre sus talones Eva empezó a meneármela despacito, apuntando hacia sus tetas, me estaba pidiendo que meara...el primer chorro se estrelló en uno de sus gloriosos pezones, ella apuntó al otro, a su vientre...mis muslos temblaban mirando la escena, viendo como el líquido recorría su cuerpo, hasta perderse entre sus piernas y entonces apuntó a su boca, joder y tragó como pudo lo que no escurría, mamándomela al acabar, un par de segundos solo que tardé en llenar esa viciosa boca, esta vez de semen, que también trago, relamiéndome, relamiéndose, haciendo que tuviera que apoyarme para no caer de rodillas...jamás había sentido nada igual.

Más tarde tras una buena y desayunando el uno frente a la otra, no podía dejar se sentirme raro, de querer alejarme de ella, era todo tan contradictorio. La deseaba, la necesitaba y al mismo tiempo tenía una necesidad imperiosa de huir de ella, de alejarme. Era como si ocupara cada rincón de mi mente y aun así no quisiera que se apoderada de mí, aunque una parte de mi sabía que esa empresa ya era cuasi imposible.

Sabía que mi necesidad de dominar a Eva, nacía de la propia debilidad por temer ser dominado por ella, y su entrega total sin restricciones, lejos de ser bueno para la causa, alimentaba más miedos, porque en su total entrega me tenía a su merced, alimentando ese deseo desmesurado por ella. Cuanto más me daba, mas quería...

Esa tarde di un paso más, después de haber castigado sus pechos, después de haberlos mordido y pellizcado a mi antojo, mientras la masturbaba hasta llevarla al orgasmo y mientras se recomponía, hice que se pusiera boca abajo en la cama y até sus muñecas a las patas de la cama y sus tobillos a los pies de la misma, dejándola desnuda y expuesta para mí.

Ella se dejó hacer como siempre, dispuesta a todo, entregada por completo a mis perversiones.

Esa tarde marqué el cuerpo de Eva, azoté su culo mientras lamia su espalda hasta dejarlo primero rojo, luego de un color más parecido al purpura. Mientras ella, lejos de quejarse suspiraba, y terminó gimiendo, cuando mi mano dejó su culo ardiendo, para estrellarse entre sus piernas inmisericorde, como si castigando su cuerpo la hiciera pagar por mis pecados, como si causándole dolor calmara ese deseo irrefrenable que sentía, o quien sabe si esperando que el dolor finalmente la ahuyentara y me librara de ella y esa sensación de perder el control, que sentí desde el primer momento que probé su piel, su olor... que sentí su deseo, que vi el placer en su mirada...

Pero a cada palmada entre sus piernas, mi mano volvía más mojada, mi polla se ponía más dura entre las mías. Entrando de nuevo en esa espiral a la que ninguno de los dos sabia al menos ponerle freno.

—Voy a correrme...me corro –gritó mientras mi mano volvía a azotar su coño

Y cuando su cuerpo atado y magullado empezó a temblar me coloqué entre sus muslos. Tiré de sus caderas y me hundí en su cuerpo, me empapé en su orgasmo, me tumbé sobre ella y sin moverme me corrí con ella, por y para ella.

No sé cuánto tiempo estuve sobre su cuerpo derrotado y me aparté maldiciendo, al notar el calor de su culo y al verlo al apártame amoratado. Pero no dije nada, simplemente la desaté y dejé que se acurrucara hasta quedarse dormida.

Cuando la dejé en su casa le dije al bajarse del coche:

—Esto va terminar doliendo, Eva. Me jode admitirlo, pero sabes que va a ser asi. -le dije intentando ser sincero

—Lo sé, pero a veces no hay elección, para mí no la hay -dijo mirandome con una sonrisa triste antes de bajarse

Y se bajó del coche, haciéndome sentir con esa accion, la soledad sin ella y eso si dolía.