Obsesión en el teatro

Hace seis años que estoy en el grupo de teatro de mi pueblo... ¡Y este año me han dado el papel de la protagonista en la obra! Lástima que tenga que hacer de pareja del tío más pesado del planeta.

4 de febrero

Soy Carolina y esto es una gilipollez. Hace 6 años que estoy en el grupo de teatro amateur de mi pueblo pero Antonio, nuestro director de toda la vida, se ha ido y ha entrado una tal Nati a dirigirnos. Viene de la ciudad y se cree visionaria o algo. Nos ha obligado a llevar un diario de ensayos, tengo que escribir aunque sean dos líneas sobre cómo me he sentido. Una chorrada, dice que así seremos más conscientes de… yo qué sé, de lo que nos pasa, supongo, no he escuchado mucho lo que decía.

Pero no todo es malo de que haya entrado Nati: me ha dado la protagonista de la obra que preparamos este año, que es un poco pava pero creo que lo puedo hacer bien. La obra es como… de antaño, pero con una puesta en escena moderna, o eso es lo que he entendido. Solo espero que Nacho esté a la altura, porque tenemos que hacer de pareja, le ha dado el papel de seductor y… en fin, se nota que no lo conoce.

11 de febrero

Nacho no ha venido al primer ensayo, esto promete. Lidia ha tenido que leer sus líneas, como si no estuviera ya verde de celos porque por una vez no se ha llevado la protagonista.

18 de febrero

Pues bien. Tengo que aprenderme el texto. La obra cada vez me gusta más.

25 de febrero

¡Qué pesadilla esto del diario! Además es que ni siquiera nos deja hacerlo en casa… Perdemos los últimos diez minutos del ensayo para esta chorrada. Creo que a partir de ahora haré ver que escribo.

18 de marzo

Por fin hemos pasado de la primera escena. Dios mío qué lenta es esta mujer a la hora de dirigirnos, toooodo lo quiere impoluto. Menos mal que salgo en la primera escena, porque hay gente que ha venido tres días para no hacer nada.

8 de abril

Nacho se lo está currando más de lo que esperaba. Sigue pesado como él solo, pero ya se sabe toda la obra mejor que yo y no ha vuelto a fallar a ningún ensayo desde el primer día. Creo que quiere camelarse a la Nati. La verdad es que está buena.

29 de abril

Estoy en problemas. Me he apartado a un rincón para escribir estas líneas, espero que nadie se haya dado cuenta de mi necesidad de esconderme… Hemos estado trabajando la escena 8. Es la escena en la que Juan, el personaje de Nacho, muestra su verdadero carácter y se lanza a conquistarme. A mí no, a Eugenia, mi personaje.

Nunca le había visto así. Nacho tiene el pelo largo pero siempre lleva una coleta o un estúpido moño que cree que le queda bien… Y se ríe, y hace bromas con esa voz aguda que se le pone que me acaba provocando dolor de cabeza. Si es que siempre que hemos ido todos a tomar algo intento sentarme lo más lejos de él que puedo, porque no es mala persona, ¡pero es muy pesao!

Pero hoy no sé qué ha pasado. Para hacer la escena se ha dejado el pelo suelto, que le quedaba ondulado por haber llevado la coleta (o quizás lo tiene así, no sé), y me ha mirado fijamente. En silencio, con una media sonrisa, apartándose el pelo hacia un lado, con confianza y mucha… lujuria en la mirada. Ha sido como verle por primera vez, lo juro por mi vida. Sin prisas, sin bromas, sin esa energía suya que me estresa… De repente sólo existía yo para él, me dedicaba sus miradas y me desnudaba con ellas. Y me ha arrinconado contra una mesa, y yo no podía apartar los ojos de su mirada enmarcada en  ese pelo castaño.

Iba a besarme. Lo sé. Porque lo pone en el texto, entre otras cosas. Cada vez se me acercaba más, relamiéndose como si fuera su postre, y yo he empezado a mirar sus labios y esa barba de pocos días. Me estaba mareando, mientras decía el texto sin ni siquiera pensar en él, hasta que me he dado cuenta de que cuando yo dijera mi frase él me besaría. Yo ya estaba respirando con dificultad y él parecía pasárselo en grande.

  • Sé… cómo funciona el mundo hoy en día. –he dicho, consciente de cada palabra. Se ha reído, por lo bajo, y se ha lanzado contra mí.

  • Fantástico, ¡hasta aquí! Por hoy no montaremos más, que quiero resolver dudas sobre 9, 10 y 011 que Miguel me estaba…

A un puto centímetro. ¡A un puto centímetro!

Pero es que la pregunta es: ¿por qué estoy tan ansiosa? ¡Quería que me besara! ¡Quería que me cogiera fuerte con esas manos y no me soltara hasta saciarse conmigo! ¡Coño, quería que me follara ahí mismo! ¿Por qué? ¿Y por qué  le he odiado tanto cuando ha venido a hablar conmigo? ¡Ni siquiera le he podido contestar!

  • Joder, lo hemos hecho genial, ¿no? Estabas total, ¡te juro que me habría creído que te estabas mojando las bragas! Jajajaja

… Nacho, ¡estoy empapada, imbécil!

6 de mayo

Nati quiere caldearlo más. Dice que tenemos química y hay que aprovecharla, y nos ha pedido si estaríamos cómodos con él subiéndome en la mesa, poniéndose entre mis piernas y agarrándome las tetas.

Cómodos no sé si sería la palabra. Tengo un nudo en la garganta y un ansia entre las piernas, no sé qué me pasa. Hoy solo hemos movido las posiciones, sin decir el texto ni besarnos, ni sobarme. El próximo día.

13 de mayo

No sé cómo lo voy a hacer para concentrarme el día del estreno… ¡Me mira con tanta intensidad! Jamás en mi vida me he sentido tan atractiva, tan mujer, tan importante como cuando me mira Juan, el personaje de Nacho, intentando convencerme para que me abra de piernas para él.

¿Y por qué no puede seguir siendo Juan, cuando Nati corta las escenas? ¡Joder, es que le cambia la voz, la postura, la mirada, incluso las manos!

Hace ya cuatro años que conozco a Nacho y nunca, nunca en mi vida habría pensado que me pondría de esta forma por él. Porque hoy nos hemos besado. La dire dice que tenemos que practicar porque se ve forzado, y la coreografía de movimientos de ponerme encima de la mesa, abrirme las piernas de un tirón y venir a tocarme las tetas también.

Nati, es que como no lo haga un poquitín frío… Voy a acabar follando delante del público, ¿sabes?

20 de mayo

Hoy me he masturbado antes de venir al ensayo. ¡Yo qué sé, he pensado que si lo hacía así, luego estaría más tranquila! Pero no, cuando he notado el olor de Nacho al besarnos, su respiración, sus manos en mis rodillas… Solo podía pensar en que me he masturbado pensando en él. Y en que él debe estar lejos de sospecharlo, y me he puesto muy, muy cachonda. Y claro, luego me ha agarrado los pechos y se me ha escapado un gemido suave. A la cerda de Nati le ha encantado y quiere que lo haga más fuerte. Me va a dar algo.

Y el sábado por la mañana tenemos ensayo extra él y yo solos con Nati para trabajar nuestra compenetración.

Por favor que no llegue nunca el sábado.

22 de mayo

Dios mío, ¡qué hombre! Nada más entrar, cuando aún no había llegado la directora, me ha hablado con más claridad que nunca (creo que estaba aún demasiado dormido para hacer bromas).

  • Mira… Me sabe mal porque no sé cómo te sientes tú, pero Nati quiere que me comporte muy cerdo, muy rudo, casi agresivo contigo y si no queremos estar ensayando hasta Navidad tendremos que… Pero no quiero que creas que hay nada personal…

  • Hazlo. –le he dicho, así, a destajo. Espero que no se me haya notado el ansia. –Vamos a probarlo antes de que llegue ella, quizás sin nadie que nos mire es menos agresivo así de entrada…

Y se ha dejado el pelo suelo. Y ha cambiado la mirada, la media sonrisa de lado, la forma de moverse. Nos hemos besado desesperadamente, sin tener en cuenta posiciones o marcas o nada que no fueran sus labios calientes, sus dedos enredados en mis cabellos, mis propios gemidos contra sus labios. Joder este imbécil besa muy, muy bien. Entonces me ha recorrido el cuerpo con las manos, me ha cogido en volandas y me ha dejado encima de una mesa. Se ha tomado unos segundos para mirarme las tetas. Nunca lo había hecho así, estudiándolas, saboreándolas en su imaginación, con hambre en los ojos. Y me ha vuelto a mirar a la cara mientras se acercaba, lentamente y me agarraba los pechos. Pero hoy ha sido de verdad. No un tropiezo casual con ellos, no… las ha agarrado, ha estudiado su forma, su peso… A estas alturas mis pezones estaban como dos diamantes y ha parecido que le gustaba el descubrimiento, porque ha empezado a acariciarlos, a pellizcarlos suavemente… Se ha tomado todo el tiempo del mundo y yo no podía más que observarle, quieta como una tonta, dejándome hacer.

Y entonces se me ha acabado de acercar, besándome de nuevo… y lo he notado. ¡Se le ha puesto dura! ¡Durísima! Sus labios me devoraban, aun con las manos en mis pezones, y me ha parecido notar que rozaba un poco su paquete con mi pierna, antes de escuchar la estúpida voz de Nati.

  • Fantástico, ya estáis ensayando… Me alegro de veros tan aplicados.

  • No lo seré tanto cuando me mandes hacer un personaje que se pille los dedos contra una puerta, ya te lo aseguro… -le ha respondido él, poniendo de nuevo su voz aguda, separándose de mí para guiñarle un ojo a Nati. Le odio.

  • Venga, vamos a verlo desde el principio.

Luego evidentemente no nos ha salido tan bien. Tener a Nati a escasos centímetros de nosotros mientas nos besábamos y manoseábamos, con ella opinando, modificando la posición de una mano, de nuestros cuerpos, etc… ¿Tenía un punto humillante? Sí. ¿Me ha puesto aún más cachonda? También. ¿Era yo capaz de retener algo de lo que me decía que quería que hiciera? Ni en broma.

27 de mayo

Hemos hecho prueba de vestuario y a

Juan

le sienta tan bien esa camisa que le han puesto…  Quiero decir a Nacho.

Me da rabia porque ni siquiera se fija en mí si no estamos ensayando. Pero, ¿acaso quiero que Nacho se fije en mí? ¡Para qué! Si no me gusta en absoluto a menos que esté haciendo de Juan… Esto es una locura.

Después de la prueba de vestuario hemos hecho la escena 12, que es una movida así… con música y un time lapse. Representa todas las veces que nos encuentran haciendo “cosas inapropiadas”. Puede quedar divertido, porque tenemos que coreografiar nuestras posiciones en diferentes sitios… Pero el primer sitio donde nos encuentran es debajo de la mesa donde estaban cenando los demás, y cuando levantan el mantel hay que estar “en misionero”. Y yo tumbarme a oscuras abierta de piernas con Juan en medio… Como ir en bici sin frenos por una bajada, no puedo decir más.

3 de junio

En un mes estrenamos, y los nervios empiezan a notarse en el ambiente.

Juan está increíble, de un guapo que duele mirarlo. Pero siento que cada vez le odio más, por desaparecer cuando más le necesito y convertirse en el estúpido de Nacho. Hoy se ha puesto una de las faldas blancas por el cuello y ha hecho de fantasma por todo el teatro antes de que llegara Nati. Cuando ella llega se comporta algo más normal.

3 de junio, por la noche

Después del ensayo nos hemos ido de copas y acabo de llegar. A casa. A la mía, eh? No es que quisiera estar en otra. Follando salvajemente. Nop. ¡Esas manos joder! Hoy me he sentado a su lado, pro ¿por qué hace bromas estúpidas? Lo hace demasiado. Voy borracha. Me voy a masturbar.

¡Pero ya es oficial! A Nacho le gusta mucho la nueva directora y está haciendo puntos… se esfuerza tanto conmigo para que vea la pasión que puede gastarse. O algo así ha dicho, después de cinco o seis chupitos. Lidia nos ha felicitado, seguro que no lo dicia en serio.

17 de junio

El otro día la dire no nos dio tiempo para escribir. Pero mejor, no tengo mucho más que decir… La coreo de la escena 12 ya está terminada, les odio. A ella y a él, porque tenemos que pasar por casi todas las posiciones del puto kamasutra. Misionero debajo de la mesa. El detrás de mí y yo doblada hacia delante, detrás de una cortina. Yo sentada encima de él, en una butaca de última fila del público.

No les diré a mis padres cuando estrenamos.

25 de junio

Hoy no estábamos todos porque ayer era festivo, no hubo ensayo y Nati lo movió a hoy para no perderlo.

Cada vez nos besamos con más soltura, no negaré que me paso toda la obra esperando esos momentos. Ya sabemos por donde agarrarnos, cómo movernos juntos. Eso no significa que cada vez que tengo que abrir las piernas para que se meta dentro no acabe chorreando. Huele muy bien.

1 de julio

¡Último ensayo! Y… todo se ha ido a la mierda. Ha sido el primer día que hemos hecho toda la obra con los focos, la música y el vestuario definitivo. Yo ya sabía que iba a llevar falda, pero en lugar de unos panties enteros me han hecho poner unas medias de estas que se enganchan en el muslo.  Todo bien, estoy de acuerdo en que queda mejor… Pero hemos hecho la escena 8, besándonos, notando su cuerpo contra el mío, sus labios, sus respiraciones agitadas, su mirada fija en mis pechos mientras me los acaricia y yo me dejo como una cerda (porque recordemos que voy a tener que hacer esto delante de 400 personas que caben en este teatro)… Y en la escena 11 Juan y yo nos hemos metido debajo de la mesa, con cuidado y sutilidad, para que cuando dieran el pie y levantaran el mantel se nos viera en posición. Me he tumbado en el suelo y he abierto las piernas. Él, a tientas se ha puesto encima de mí… pero con una mano me ha rozado el muslo, bastante cerca de mi coño. Creo que solo quería asegurarse de no aplastarme.  Pero me ha notado mojada.

¡Joder, con los pantalones o incluso con panties… lo habría podido disimular!

Incluso a oscuras, con los ojos acomodándose a la falta de luz, he podido ver su cara de sorpresa, y cómo me miraba interrogante. Pero su mano seguía clavada en el mismo sitio. Ha dudado unos segundos, y de repente ha movido los dedos hasta mi coño, por encima de mis bragas. He boqueado pero no le podía decir que se apartara: ¡no había sitio y no podía hablar! Ha empezado a hacer presión hasta que, pillándonos a los dos por sorpresa se ha levantado el mantel. Ha vuelto a bajar y hemos salido con prisas de ese escondite, mientras escuchábamos los gritos y la música. Yo estaba temblando. Nos hemos puesto detrás de la cortina, y él me ha agarrado con fuerza para girarme, me ha doblado la cintura y me ha levantado la falda, antes de apretarme su paquete en el coño. Se ha restregado varias veces y cuando han abierto la cortina yo tenía la cara roja como un tomate y el movimiento era más natural que nunca. Hemos vuelto a salir corriendo hacia el pasillo interior que lleva de al lado del escenario a la parte de detrás de las butacas, se ha sentado y yo me he sentado encima de él y le he visto la cara.

Una sonrisa maquiavélica mientras, protegido por mi falda ancha, metía una mano directa en mi coño, apartaba la tela de mis bragas y me tocaba de arriba abajo sin ningún pudor. Yo no podía dejar de mirar alrededor por si alguien nos veía, pero todos estaban muy ocupados en lo suyo hasta que nos tenían que pillar a propósito.

¡Dios sus dedos! Me ha recorrido el coño a sus anchas, agarrándome el clítoris entre dos dedos, tanteando la entrada de mi vagina… Menos mal que nos han interrumpido (en la ficción y en la realidad).

Después he huido de él con la excusa de prepararme para las escenas del final, y ya solo hemos coincidido en escena con todos los demás, en el momento en que aparece su esposa, se va, a Eugenia la repudian y acaba huyendo de la ciudad.

  • Nacho y Carolina… id con cuidado, casi no llegáis al momento de debajo de la mesa, ¿verdad? Os habéis quedado demasiado al fondo y no se os veía bien. –nos ha dicho Nati, mientras repasaba su bloc con todas las notas de los fallos en la obra.

He hecho lo imposible para no cruzármelo en ningún momento, aunque creo que está mirando hacia mí mientras escribo todo esto.

No sé si podré hacer la actuación del sábado.

3 de julio

Ha sido un éxito, en general ha gustado mucho y todo el mundo ha coincidido que nunca se había hecho una cosa parecida aquí en el pueblo. Lo que probablemente significa que nadie había aceptado interpretar las cosas que yo he hecho hoy en el escenario…

No nos habíamos hablado desde el jueves, cuando sucedió todo lo que sucedió. Así que he llegado un poco tarde para asegurarme que ya estaría todo el mundo y no tendría ni un minuto a solas con él. Todo iba bien, un pase rápido solo de movimientos y texto, unos ejercicios de relajación, comer algo, maquillaje… y vestuario.

Me he quedado la última para vestirme y estaba sola en el camerino, sin sujetador (con ese vestido no puedo llevarlo) y en bragas, haciendo un esfuerzo para pasarme el traje por la cabeza, y cuando por fin lo he logrado, él estaba delante de mí, mirándome descarado.

  • ¿Qué haces? –le he preguntado, con toda la dignidad e indignación del mundo.

  • Empiezo a calentarme. –ha dicho Nacho, siendo muy muy Nacho. Se ha reído y se ha acercado a mí. –Vaya pajote me hice el jueves, Carolina…

Se me ha puesto una cara de asco que no le ha pasado desapercibida. Pero no ha parecido importarle.

  • Aaaah… ya veo, solo te gusta si te lo digo así… –y  ha hecho el cambio, mirada intensa, voz más grave, pelo hacia un lado, y su aliento en mi oreja. –Carolina… –¡ha sido la primera vez que Juan me ha llamado por mi nombre y no como Eugenia! –He venido para verte y empezar a desearte… Cómo me pusiste el jueves, tuve que masturbarme pensando en ti…

Y le ha funcionado. Me odio, pero ¡le ha funcionado! Él me ha mirado la cara, se ha reído y se ha ido. ¡Qué horror! ¿Qué me pasa? ¿Por qué no puedo comportarme con él como soy realmente durante el sexo? ¿Desde cuándo me quedo paradita, a la espera de lo que él quiera o no quiera hacer? ¿Y desde cuándo no soy capaz de ponerle en su sitio y decirle que se vaya a la mierda?

Así de poco centrada he empezado la obra. Quería concentrarme: ¡es mi primera vez como protagonista, joder!  Pero estaba muy nerviosa, incluso pensaba que quizás se me olvidaría el texto, estando tan confusa como estaba.

A pesar de todo el inicio ha ido muy bien, he hecho un esfuerzo para vivir el “aquí y ahora” y no pensar en la escena 8… porque si pensaba en ella me iba a bloquear.

Nuestros personajes se han conocido, él muy formal con todo el mundo… Y escena ocho. Él mirándome con aún más deseo del que me había mirado nunca. Yo temblando, creo que incluso mordiéndome un labio de anticipación. Su voz, aterciopelada, acercándose a mí. Y una pausa, que he necesitado antes de la frase, antes de mandarlo todo a tomar por saco.

  • Sé cómo funciona el mundo hoy en día. –he pronunciado, notando cómo se me quebraba la voz. Él ha reído por lo bajo, como siempre, y se ha lanzado contra mis labios. Su cuerpo ardía, y creo que el mío también. Sus labios exigentes, generosos con los míos, me recorrían mientras sus manos fuertes me agarraban del pelo como habíamos practicado. Me ha ido acorralando contra la mesa y me ha empujado para que me sentara. Se ha separado de mis labios, manos en mis rodillas… y en lugar de abrirme las piernas de un solo movimiento lo ha hecho despacio, mirándome sonriendo. Me he dado cuenta de que tenía la boca abierta, mirándole sorprendida de mi propio placer. Ha ido muy lento los primeros centímetros de abrirme las piernas y de repente me las ha abierto de un tirón. He gemido, y aún más cuando me ha tocado las tetas, agarrándomelas con más fuerza de la habitual… Y entonces lo ha hecho. Ha aprovechado que su mano izquierda quedaba tapada por el resto de su cuerpo y cuando me ha besado he notado cómo me palpaba el coño, cómo quitaba mi ropa interior hacia un lado y cómo me introducía el dedo gordo. Estaba tan mojada que no le ha costado nada metérmelo dentro, y yo me he bloqueado completamente al pensar que 399 personas estaban viendo cómo me dejo meter mano de esa forma.

Las luces se han ido apagando, y cuando me situaba en posición para empezar la siguiente escena he visto cómo Juan se lamía el pulgar desde dentro de las cortinas, mirándome fijamente.

Qué decir de cuando ha llegado la escena 11 y hemos tenido que meternos debajo de la mesa. No quería ir, me he planteado qué pasaría si no aparecía… Pero “the show must go on”, ¿no?

Me he tumbado en el suelo, asegurándome de estar en la marca y no demasiado atrás, y me he subido la falda. Él se ha tumbado encima de mí, he notado movimiento… Y me la ha metido. ¡Me estaba follando! El placer se ha adueñado de mí, y el pánico también. Por suerte su mano estaba preparada para taparme la boca.

  • Shh… silencio o nos van a pillar… -ha dicho Juan. No podía distinguir la realidad de la ficción, ¿se lo decía a Carolina o a Eugenia? Las dos estaban en problemas. Él seguía con su movimiento, metiéndome la polla y yo, instintivamente he flexionado más las piernas para hacérselo más fácil. Una parte de mí no quería que parase nunca.

Han subido el mantel y 399 personas me han visto follar, aunque solo unos instantes. Luego hemos salido corriendo para llegar detrás de la cortina y, como no podía ser de otra forma, me ha levantado la falda, me ha apartado las bragas y ha vuelto a metérmela. No he visto cómo la tiene, pero tiene que ser anchita porque le notaba apretado contra mis paredes, y me costaba horrores no gemir como una loca. De nuevo, nos han descubierto y hemos salido corriendo. Con el máximo disimulo posible hemos cruzado el pasillo, hemos aparecido por el patio de butacas y nos hemos sentado en el sitio reservado para nosotros. Hasta entonces había evitado mirarle, pero cuando me he sentado encima suyo era imposible no hacerlo.

  • ¿Qué vas a hacer? Ahora tú tienes el poder… -me ha dicho, al oído, mientras apartaba mi ropa de nuevo y ponía la punta de su polla en mi entrada. Él no podía moverse, si yo quería podía hacer la escena fingida, sin tenerle dentro de mí. Pero no he podido. La tentación era demasiado grande y mi coño chorreaba por él. Estaba rendida a ser la cerda que follaba en medio del teatro, con gente tan cerca que quizás podían oírnos, vernos o incluso olernos. Lentamente me he dejado caer, notando como entraba y viendo su cara de triunfo total.

  • Ahora cabálgame. –me ha ordenado Juan. Y yo lo he hecho, sin importarme nada ni nadie más.

Hasta que nos han encontrado. Le he dado un momento antes de levantarme para que pudiera escondérsela y hemos salido corriendo hacia el pasillo secreto de nuevo. Pero esta vez no me ha dejado huir, como el jueves pasado en el ensayo general. Me ha agarrado contra una de las paredes del pasillo, me ha bajado las bragas y ha empezado a masturbarme salvajemente, mientras de nuevo me tapaba la boca para evitar que chillara ahí mismo. Cuando pensaba que no podía más me ha ordenado que me pusiera como la perra que soy. Él se ha puesto detrás de mí y me ha follado agarrándome del pelo, de las caderas o de las tetas a su gusto. Me taladraba mientras oía las reacciones del público, apenas a una pared de distancia. Podía escuchar a nuestros compañeros seguir con la obra. ¿Y si no estábamos preparados cuando llegara el momento de volver a salir?

Pero a él no le importaba, y a mí me ha durado poco la preocupación.

  • Pensaba que eras buena actriz, -me ha dicho, mientras se estampaba una y otra vez contra mi culo. –pero no tiene nada que ver la cara que se te pone cuando finges follar que cuando de verdad me tienes dentro… ¿O es saber que te están mirando, lo que hace que se te ponga esa cara de puta?

Me he corrido, el mejor orgasmo que he tenido desde hace mucho tiempo. Él ha salido de dentro de mí, se ha masturbado contra mi coño y se ha corrido en mi entrada, bañándome el clítoris y la vulva entera. Me ha puesto de pie y me ha subido las bragas. Notaba su semen enfriarse en la tela y una gota cayéndome por el muslo.

  • Vamos, que tengo que irme con mi esposa.

Hemos acabado la obra y todo el mundo nos ha felicitado. Mucha gente me ha dicho que si somos pareja, o que si tenemos intención de serlo porque es evidente que nos gustamos mucho. Que algo así no se puede fingir. Yo he sonreído y les he dicho que nunca funcionaría. Pero tengo su semen en las bragas. Esto solo lo he pensado, claro, no se lo he dicho a nadie.

Ahora hay que desmontar e irnos todos de cena y a celebrarlo, pero necesitaba un momento a solas para entender qué narices he hecho. ¿Alguien lo habrá notado? ¿Quizás los compañeros, que saben cómo era cuando lo fingíamos? ¿Gente de las últimas filas que haya escuchado nuestra conversación susurrada? No puedo dejar de pensar en el primer momento en que he entendido que le tenía dentro. Y en que quiero más. Dios, quiero mucho más, le quiero en mi boca, en mi culo, quiero desnudarme para él, quiero que vuelva a mirarme de esa forma por la que haría cualquier cosa. Pero ya se ha terminado todo. Y Juan no existe. Y no le volveré a ver.

16 de marzo, del año siguiente

He releído este diario y me ha gustado mucho. ¡Qué bien que Nati nos propusiera esto! No sé si para la actuación tendrá algún sentido, pero yo estoy empapada reviviendo nuestra historia una y otra vez.

Esa noche pasó lo que tenía que pasar: después de meses de querer conquistarla, Nacho y Nati se enrollaron y desaparecieron juntos delante de mis narices. Honestamente me sentí fatal y lloré un montón por orgullo herido, aunque desde el principio sabía que yo no quiero salir con Nacho. Aun están juntos, y creo que ya deben estar preparando la obra de este año.

La obra gustó tantísimo que Nati nos consiguió un par de bolos en los teatros de los pueblos de al lado. Era la primera vez que nos pasaba esto y fue muy emocionante… Sobra decir que Juan actuó como el día del estreno follándome descaradamente delante de todo el mundo y que yo, sabiendo que podía hacerlo sin que nadie sospechara, lo gocé como una perra. Las mejores interpretaciones de mi vida.

Este año no me he apuntado a teatro… Creo que necesito un respiro, aunque esto implique la posibilidad de que Nati empareje a su novio con otra.

Y aparte de esto… Juan y yo hemos seguido viéndonos casi todas las semanas desde verano. Incluso he cambiado el nombre con el que tengo guardado el número de teléfono. Me da igual, tampoco iba a escribirle a Nacho para nada. Cuando quiere, me manda un mensaje para que vaya a verle. A veces repetimos nuestro ritual de emparejamiento, exactamente igual que estaba ensayado. A veces improvisa y me tumba en la cama en la que Nacho se tira a Nati. Otras veces hasta me ha obligado a follar en sitios públicos, diciendo que sabe que nada me pone igual que saber que me están mirando. Quizás tiene razón.

Lo que sé seguro es que soy feliz. Juan me hace feliz y saber que podría haberlo perdido, el día que terminamos la obra, pero que volvió por mí… Me estremezco de pensarlo. Soy afortunada, y le amo con locura.