Observando a mi vecina
Salió a tomar el sol y bañarse en la piscina. Yo me quedé alucinado, era muy delgadita y tenía unos pechos muy bien formados y muy guapa. Estuve un rato viéndola hasta que se tumbó a tomar el sol de cara hacia la ventana. Yo pensaba que no me veía así que la observaba sin cesar.
He sido una persona afortunada en la vida en general. Aunque no soy un hombre 10, soy una persona delgada, alta y deportista. Con encanto vaya. Ya de pequeño tenía un gran deseo sexual.
Todo empezó cuando apenas había cumplido 16 años. Ese verano viajamos con mis padres a un pueblo costero donde nos alojamos en una zona de chalets. Eran todos iguales uno al lado del otro, de dos plantas y con piscina. Además estaban cerca de la playa era unos de sus reclamos turísticos.
Llegamos al chalet en un día de verano caluroso. Yo subí como una exhalación para coger sitio en una de las habitaciones para que no me la quitaran mis hermanas mayores. Les di un vistazo rápido y me quedé con la que más me gustó. Al poco de instalarme en la habitación vi que mi ventana daba a la casa de al lado y que se veía el jardín y la piscina. ¿Quien se habría alojado en la casa de al lado?
Al cabo de unas horas vi entrar a la casa de al lado una pareja de unos 60 años, por lo que mi decepción fue grande cuando me imaginé que si tenían hijos tendrían unos 30 años o casi 40, serían demasiado maduras en caso de tener alguna hija. Aquel mismo día mis sospechas se confirmaron ya que apareció una pareja que debía ser uno de sus hijos y su pareja.
Durante los primeros días de la semana tuve que pasarme muchas horas en aquella habitación. Mi mala cabeza o mejor dicho mis malas notas me tenían retenido en ella, pasando un calor bestial mientras mi familia pasaba el día en la playa o en la piscina.
Ya desilusionado por descubrir a mis nuevos vecinos, cuando me tocaba estudiar me pasaba las horas mirando por la ventana al horizonte mientras mi familia disfrutaba de la piscina en la otra parte de la casa. En uno de esos días de aburrimiento cuando salíamos a comer fuera nos encontramos con los vecinos y sus hijos. Estuvieron hablando un rato. Cual fue mi sorpresa cuando el matrimonio dijo que ellos habían venido con su hija de 20 años. En aquel momento mi cara se iluminó por completo. Ardía en deseos de saber cómo era, si era guapa, si estaba buena. Así que aquella tarde después de ir a comer no pude quitar ojo de la ventana a ver si la veía.
Habían pasado dos días en la casa de vacaciones y mis padres se habían hecho amigos de los vecinos. Ese mismo día al fin la vi. Salió junto a sus padres a tomar el sol y bañarse en la piscina. Yo me quedé alucinado, era muy delgadita y tenía unos pechos muy bien formados y muy guapa. Estuve un rato viéndola hasta que se tumbó a tomar el sol de cara hacia la ventana. Yo pensaba que no me veía así que la observaba sin cesar. Vestía un bikini rosa fosforito bastante ajustado. En uno de eso momentos ella levantó la mirada hacia arriba y yo temeroso me escondí. Volví a asomarme y así repetidas veces me fui escondiendo para que no me viera observarla. Pasada unas horas que ya se había ido no pude aguantar más y me fuí al baño a masturbarme pensando en ella.
Ese mismo día por la tarde la escena fue muy similar, mis padres habían salido a la playa y me habían dejado estudiando, pero mi vecina Amanda, apareció esta vez sola. Llevaba el mismo bikini y lucir unas bonitas gafas de sol. Se metió en el agua y salió a tomar el sol. El bikini empapado dejaba ver el volumen de su pecho y sus pezones ligeramente endurecidos por el frío del agua. Yo no podía parar de mirarla y tenía la sensación de que estaba dormida así que aproveché para sacarme la polla del pantalón y empezar a tocármela. Al poco rato se movió y me escondí, pensé que me había pillado, al asomarme tímidamente me di cuenta que se estaba quitando la parte superior del sujetador.
Empecé a temblar, me habrá visto pajearme, quiere jugar y se lo ha quitado para que la vea o no me habrá visto. Seguí escondido, quieto parado con los pantalones bajados y empalmado. A los pocos segundos comenzó a recorrer su cuerpo con su mano, se acarició los pechos hasta llegar a la braguita, introdujo su mano y empezó a tocarse. Yo estaba loco, con un calor infernal, me agarré la polla de nuevo y sin miramientos empecé a menearmela como un bestia. Estaba apunto de reventar viendo como se tocaba, ante la duda de si me había visto o ella pensaba que estaba sola. Yo había descuidado mi presencia y sin miramientos tuve una tremenda corrida en la pared en el momento en que ella arqueaba la espalda y se retorcía en la tumbona.
Me fui corriendo al baño para limpiar la pared antes de que llegaran mis padres. Cuando volví asomarme ella ya no estaba. Aquella noche no pude parar de pensar en lo que había visto y disfrutado y volví a masturbarme.
Las vacaciones llegaban a su fin pero lo mejor estaba por llegar. Al día siguiente los vecinos nos invitaron a comer con ellos. Eso me puso muy nervioso por la idea de que aquella tarde me hubiese visto masturbarme o peor me hubiese visto que la espiaba. Llegó la hora y nos fuimos a ver a los vecinos. Nos presentaron ya que no nos conocíamos aún y yo me puse rojo como un tomate. Ella al verme sonrió picaramente.
Acto seguido la analicé de arriba a abajo y vi que estaba mas buena de cerca, así que recordé como se tocaba el día anterior e imaginaba su cara de excitación y placer y mi polla creció en mi pantalón. Creo que ella se percató ya que no paraba de mirar mi entrepierna. Conseguí disimular y la cena pasó sin mayor novedad. A media noche ya había corrido mucho alcohol entre los mayores así que Amanda me invitó a la piscina. En un principio me dio reparo pero ella se fue convencida. Viendo que los mayores estaban pasados de copas y que no se aguantaban en pie, sería cuestión de minutos que se quedaran dormidos.
Amanda me esperaba en una tumbona de la piscina, ya solo con la parte inferior del bikini. Yo no sabía que hacer, me puse en la otra tumbona boca abajo para disimular la erección que volvía a tener. Pero Amanda con bastante descaro me dijo:
-No cal que te tapes, si ya te he visto antes que se te marcaba el paquete. Y ayer vi que me observabas y que te masturbabas mirándome, es todo un honor saber que le gusto a un chico tan guapo como tu.-
Eso me enturbió un poco más de lo que estaba y no supe como reaccionar. - Espero que hayas disfrutado ayer al igual que disfruté yo.- refiriéndose al espectáculo que me había dado.
Ella se acercó a mi y me dijo.
-Nuestros padres están bastante perjudicados y dudo que salgan y a mi me gustaría ver qué se esconde bajo tu bañador que tiene pinta de ser muy grande.-
Ni corto ni perezoso, me bajé el bañador y mi polla dura saltó como una exhalación. Ella se quedó con la boca abierta.
- Que polla mas grande tienes-
me dijo mientras yo la volvía a guardar
-No la guardes.-
me dijo
- Me has dicho verla, ya la has visto ahora me toca a mi.-
le contesté que quería disfrutar de sus tetas. Ella accedió y se acercó a mi, mientras le chupaba los pechos, y jugueteaba con sus pezones ella gemía y gemía.
Llegó su turno
-quiero tocarte esa polla tan dura-
así que con semejante convicción me dejé hacer. Metió su mano bajo mi pantalón y me la agarró, estaba dura como una piedra y comenzó a mover su mano con movimientos suaves y continuos. Me estaba haciendo una tremenda paja así que el jueguecito se acabó, metí mi mano por su bikini y comencé a tocarle la rajita.
Comenzó a gemir y gemir, cada vez apretaba mas y me pajeaba con más rapidez. Notaba que estaba muy mojada, su rajita cada vez estaba más viscosa por sus jugos vaginales y podía introducir varios dedos con facilidad. Yo tenía toda la punta mojada de su paja hasta que nos corrimos los dos. Notaba como mis dedos se humedecían más por sus jugos y cómo su cuerpo se arqueaba de nuevo mientras el mío saltaba de espasmos y mi semen recorría toda su mano y se humedecía el bañador. Nos quedamos tumbados unos segundos hasta que Amanda volvió en sí.
-
Menudos dedos, nunca me habían tocado de esa manera. Deberíamos limpiarnos-
así que nos levantamos hacia la ducha del jardín, se quitó el bikini y lo limpió mientras bajo el chorro se limpiaba la rajita. Acto seguido hice lo mismo, me quité el bañador y lo remojé. A mi me costó más quitar todo el semen eyaculado y me froté el pene para limpiarlo, mientra Amanda me miraba y se mordía los labios. No dejaba de mirarme la polla y la corrida. Me fui a colocar el pantalón pero ella me lo impidió.
-Dejaremos secar la ropa un rato-
dijo Amanda
-¿Pero si entran nuestros padres?-
le repliqué muy inquieto, en ese momento Amanda desapareció unos segundos.
-Me he asomado y están todos durmiendo. La casa esta cerrada si vienen les oiremos salir.-
eso me tranquilizó así que nos volvimos a recostar en las tumbonas, pero esta vez desnudos. Yo no podía parar de mirarle la rajita, estaba depiladita como ya había comprobado, era nuevo para mi, solo lo había visto por Internet.
-¿Te gusta lo que ves?-
me preguntó mirándose la rajita.
-Si, tiene que estar rico
- le contesté
-Tu polla también está muy bien y aún está grande, se ve deliciosa-
nos relajamos en la tumbona pero la paz duró poco, en pocos minutos empecé a notar como su mano acariciaba mi pene y comenzaba a masturbarme nuevamente, mientras ella se masturbaba.
Así que me decidí me recliné hacia su conejito y comencé a lamerlo torpemente. En poco tiempo me había puesto delante de ella entre sus pies y le lamia y comía el coño con más destreza y ella los disfrutaba.
-Ohh dios, sigue, mmm cómemelo, no pares-
Mientras gemía
- siiiii! Dios me voy a correr!!-
mientras yo chupaba y lamia, le metía la lengua y tiraba con mis labios de su lenguecita y frotaba su clítoris. Gemía y gemía cada vez más fuerte, teniendo que taparle la boca para que no se enteraran nuestros padres. Yo notaba sus jugos que cada vez eran más abundantes.
-
Si cómetelo entero, sigue comiéndome-
hasta que me agarró de la cabeza y comenzó a frotar su coño con mi boca, hasta que comenzó a temblar y por su rajita salían más jugos deliciosos. Temblaba y gemía de placer mientras tenía un tremendo orgasmo.
Seguí un poco más, sus respiración seguía rápida y entrecortada, seguía gimiendo hasta que dio por terminada mi tarea. Se levantó y me levantó, de un empujón me sentó en la tumbona.
-Ahora me toca a mi probar tu polla-
se arrodilló y comenzó a frotar sus preciosas tetas con mi polla que estaba dura de la excitación de habérselo comido, se la puso en medio y empezó a masturbarla con sus grandes tetas. Yo disfrutaba y resoplaba. Comenzó a chupármela, era un gustazo sentirla dentro de su boca, sentir como jugaba con su lengua en mi punta y sentir su cabeza entre mis piernas. Ella se masturbaba y gemía, notaba sus gemidos en mi polla que la hacían vibrar causándome más placer, hasta que ya estaba a punto de correrme.
-Me corro, me corro-
le decía yo entre gemidos y ella no parecía indicarme que parara así que me
corrí en su boca. Tal era la excitación y el placer que me produjo que había descargado mucha leche en su boca. Ella lamía y tragaba para mi deleite. Siguió chupándomela un poco más hasta que volvió a correrse.
Ya más tranquilos, nos vestimos al completo y decidimos volver a repetirlo al año siguiente. Aquellas vacaciones terminaron con un muy buen recuerdo y con ganas de que llegaran las próximas vacaciones para volver a verla.