Obligada a abrir desnuda al repartidor de Amazon..

Tamara está pasando una mala época. Su novio ha perdido el trabajo y se han quedado sin dinero. Las cosas no pintan bien. Viven en Usera, en una casa alquilada y el sueldo de camarera no da a basto, por lo que le pide dinero a un amigo, pero visto que no le pagan la ha obligado a exhibirse.

-Diego, ¿estás seguro?

-A ver cielo, no hay otra elección. ¿Qué te ocurre?

-Nada…

-No me jodas Tamara. No tenemos otra opción. Le debemos mucho dinero a tu amigo. Esto es lo que nos ha ordenado que hagamos.

-¿Hagamos? ¡No me jodas! -gruñó mientras se giraba para apoyar las manos en el sofá. -Hazlo despacio.

-Tranquila, -le dijo mientras se relamía. Después acarició el cuerpo desnudo de su novia, bajó al culo para besarlo con ternura. -Voy.

Tamara cerró los ojos a la vez que apretaba los dientes mientras su novio le introducía con dificultad un grueso dildo a distancia en el ano. Ella gimió de dolor cuando lo hubo clavado del todo.

-Ya está.

-¿Te divierte, verdad?

-No te voy a. Mentir nena, sí. -Le confesó mientras cogía de la mesa que había en el centro del salón, un mando a distancia con el que activó el consolador que empezó a vibrar en el interior de ella.

Tamara forzó el gesto mientras caía boca abajo en el sofá.

-Uff…, como me arde el culo tío.

-Bueno, ahora toca comprobar que las cámaras están todas enchufadas.

-Dios, encima eso. Nos va a grabar.

-Te va a grabar cielo, -añadió su novio con una sonrisa perversa a la vez que se acercaba a la puerta, y comprobaba una mini cámara colocada sobre el marco de arriba, después hizo lo mismo en otra puesta sobre el televisor y así con todas las que había en cada parte de la habitación. -Acuérdate que yo me tengo que ir a sacar a la perra hasta que el me avise.

Tamara se levantó mostrando su cuerpo desnudo, tiritaba.

-¿Qué sucede? ¿Tienes frío?

-Ya me dirás, te recuerdo que estamos en Diciembre y en la sierra nevó anoche. Ademas en esta casa no entra nada de luz. Muy bonito el patio pero hace un frío increíble.

-Fuiste tú la que quiso venirse a vivir a Usera.

-Era lo mejor para arreglar lo nuestro, no me vengas ahora con eso. El alquiler en el centro es una puta locura.

-Siempre me han encantado tus tetas enormes…

-Ya, pero eso no es justo lo que necesito oír ahora.

-Que pesada eres coño. A ver, repasemos. El repartidor tiene que estar al llegar. Le abres en pelotas y le dices que te coloque el pedido en el suelo. Acuérdate… Sedúcele para que se ponga a cien.

-¿En serio tengo que hacerle pasar?

-¿No te has leído el guión que escribió tu amigo?

-Sí…

-¿Entonces?

Tamara se abrazó a sí misma para coger algo de calor. Sus enormes pechos temblaban. Los rizos de su pelo se movían acompasados,  seguramente por el vibrador que tenía dentro.

-No lo subas mucho del potencia, por fi…

-Javi ha ordenado que lo vaya subiendo hasta la máxima potencia según pasen los minutos.

-Me va a doler… dios y cómo voy a hablar con él. Esto es como tener un supositorio enorme moviéndose.

-A ver vamos a probar.

-¿Qué?

Pero Tamara no tuvo tiempo de reacción, Diego subió el potencial del dildo al diez, la zona roja. Entonces le temblaron las piernas cuando sintió una descarga como un rayo en todo el cuerpo que la llevó a dar un alarido como un animal cazado. Cayó de rodillas al suelo entre gemidos de dolos.

Diego sonrió satisfecho acariciándole después la cabeza.

-¡Funciona!

-P…a….r…a…l….o…., por lo q…u…e m…a….s q…u…i…e…r…a…ssssss

-Va a ser divertido, una pena no poder verlo. -Bajó al potenciometro al medio. Ella le observó desde el suelo con una lagrima recorriendo los labios.

-No sé si voy a poder…

-Tú misma. Vamos Rania, ¡a la calle que mamá tiene trabajo que hacer!

La perra ladró alegremente mientras se perdía en el portal.

Tras decir eso cogió la cazadora de una silla y se dirigió a la puerta.

-Que no te follen demasiado nena. -Se le escuchó antes de salir.

-Hijo de puta- gruñó entre dientes mientras intentaba incorporarse.

Luego caminó por el salón como si el suelo le quemara, mitad de puntillas, mitad dando pequeños saltos.

Entonces sonó el timbre del portal .

-Mierda.

Abrió, luego se buscó en el espejo del baño que estaba a la izquierda, se recolocó el pelo y cerrando los ojos rezó en hebreo.

Volvió a sonar el timbre, pero esta vez de la puerta.

Tiritando de frío se acercó y la abrió ante los ojos del repartidor que no daba crédito a lo que veía.

Tamara debía andar por los 34 años, de grandes pechos, labios carnosos y pelo rizado. Debía medir 1, 66. De complexión fuerte.

El repartidor debía medir casi dos metros.

Tamara al verle casi se mea encima.

-¿Paso?

-Sí, -dijo sin vida ella, mientras sentía en su cabeza la risa de su amigo que seguramente lo estaba viendo desde algún lugar.

-Me encanta su cuerpo señora…

Sintió un pinchazo agudo en el culo.

-¿Le ocurre algo?

-No… dijo con dificultad….

Entonces el repartidor se giró y con una sonrisa diabólica le tocó las tetas.

-¿Qué haces?

-Pasármelo bien. -Palpó de nuevo mientras se quitaba la ropa dejando al aire un enorme miembro y erecto. -Mira lo que tengo parta ti cerda. -Volvió a reír mientras se lo acariciaba ante la mirada de terror que acababa de conquistar el rostro de una Tamara que empezaba a temblar sintiendo como el ritmo del vibrador aumentaba.

-Me encanta tu pisito, aquí frente a la plaza de Roma. Bonito bajo, si señora… porque tienes cara de estar casada e insatisfecha ¿Verdad?

Se abalanzó sobre ella agarrándola del pelo con fuerza.

-Me encantan las morenas maduras como tú. -Le confesó en su oido antes de besarla.

Tamara sintió nauseas e intentó apartarse pero las fuertes manos del hombre se lo impidieron.

-Te voy a taladrar bonita.

-¿Y el paquete?

El hombre giró la cabeza con indiferencia. -Me encanta tu acento… ¿Humm andaluza?. Bueno que mas da. -Le introdujo un par de dedos en la vagina húmeda de ella. -Mojada…, buena señal.

Le abofeteó un par de veces lanzándola al suelo mientras su frágil cuerpo tiritaba de frió, y de la vibración que cada vez era más salvaje.

El gigante la agarró del pelo para lanzarla boca abajo sobre el sofá. Entonces vio el dildo moverse.

-Su puta madre si estabas siendo taladrada ya. Que puta. Se lo quitó con fuerza lo que hizo que Tamara gritara de dolor.

-Ahora sabrás lo que es un taladro de verdad… -La recolocó sacándole el culo más en pompa, y apunto su miembro hambriento hacia su ano.

-¡¿Preparada?!

…Continuará.