Obediente
Obedece, que te gusta
El juego consistía en ir con un vestido corto, más allá de las rodillas, ligero, suave y de vuelo.
De esos que llaman la atención si son portados por una chica con buen cuerpo. Y por suerte, el caso se daba.
Evidentemente, la ropa interior consistía de la braguita con vibrador que fueron entregadas a cada dama, y el mando de control los llevaría los hombres que no fueran pareja.
El amigo de Ximo cogió su mando y miró fijamente a Clara, él y ella sabrían de que iba a ir la cosa. Pablo y la otra chica estaban limitados a observar.
El poseedor del mando daría las órdenes pertinentes, y ella debería obedecer.
"Ve, súbete al taburete coge el ron y ponnos unos cubatas", obediente y sensual, Clara se subió al taburete no sin antes mostrar con disimulo todo lo que el vestido pretendía ocultar.
Juan, accionó el mando en el momento justo que ella estiraba el brazo; una descarga le dió de lleno en el clítoris, un calambrazo de placer que la paralizó de inmediato elevando el culo involuntariamente. El pulgar pulsaba con firmeza el interruptor que hacía que Clara jadeara mientras con las manos se subiera ligeramente el vestido para mostrar unos muslos temblorosos.
Era una escena morbosa, un hombre que no era Ximo le estaba provocando un intenso placer a través de un vibrador a distancia...la ponía cachonda. La erección de Ximo y de Juan atestiguaban de la excitante situación.
A duras penas y con la boca entreabierta fue colocando la bebida correspondiente en cada uno de los vasos.
Juan quiso ir más allá...todos queríamos que fuera más allá.
Desprendiéndose de la bata que cubría su cuerpo mojado todavía por la piscina, se desnudó delante de todos mostrando a los presentes un cipote de considerables dimensiones. Visión que provocó en la chicas un añadido de morbo que calentó más todavía el ambiente.
"Acércame la bebida y acaríciame la polla". Clara obedeció. El papel de sumisa complaciente le iba como anillo al dedo.
Entregándole el cubata y con el vibrador a toda marcha la obediente dama alcanzó la prominente polla para comenzar a pajearlo mientras mira a los ojos de Ximo, poniendo eso sí, la cara de puta que solo ella sabe poner.
Laura comenzó a tocarse el coño por encima de la braga, Ximo hacía lo propio con su polla ansiosa de coño.
Juan dándole la vuelta soltó el interruptor para apartar el hilo del tanga, así, introducirle dos dedos en el coño de nuestra amiga Clara. Con una maestría habilidosa le iba metiendo y sacando los dedos del coño para disfrute de ella.
Una nueva orden la saco del trance, "chúpale la polla a tu marido mientras yo te como el coño" dicho y hecho, mientras Juan se arrodilló, Clara se metía la polla de Ximo en la boca. Succionando como ella sabe conseguía que su pareja diera golpes de cadera para follarse su boca.
Y el amigo fuera lamiendo con intensidad un clítoris palpitante que corría el riesgo de ser desgastado ante semejante trato lascivo.
Laura se lanzó a los huevos de Juan para chuparlos y estrujarlos. Un traqueteo testicular que hacía maravillas en las ganas de correrse de Juan. Pero no, tan pronto no se iba a acabar, hasta que la principal dama no se ponga a berrear como una cerda en celo aquí nada se termina.
Poniéndose de nuevo de pie lanza una nueva orden esta vez a la puta de su mujer: "cógeme la polla y métela tú en el coño de Clara"... Laura agarra semejante miembro y antes de ponerlo en la entrada del coño de su amiga lo pasea por las nalgas de ésta dándole golpes con éste a modo de morboso castigo.
Clara está ansiosa y desesperada para que el pollón de Juan la penetre como a una gata en celo; se imagina en el tejado maullando mientras es rodeada de gatos nerviosos por follarse a semejante hembra.
No espera demasiado. Laura coloca la polla de 20cm a la entrada del coño y con la mano la arrastra hasta el fondo. Otra vez llena, plena de carne dura y caliente que desde el inicio hasta el fondo le colman las entrañas de placer y dolor. Un dolor maravilloso que la obliga a abrirse de piernas para que el grosor de la polla no le dañe los lastimados labios del coño.
Juan agarra las caderas de ésta y comienza a dar fuertes y secos golpes que enloquecen a nuestra querida zorra.
Las ingles de Juan castigan duramente las sonrosadas nalgas de Clara que tiemblan a cada embestida del macho. Ximo centrado en su felación casi no presta atención a la follada de su mujer. Pero Laura sí, colocándose debajo de ambos, comienza a lamer el tronco de su marido mientras entra y sale del coño para a la par, acariciar el clítoris de su amiga.
Un jadeo acelerado de Clara aventura una corrida próxima, pero antes, Laura saca la polla de Juan para posarla en la nalgas de su amiga para que se corra de forma abundante en su culo. Ahora sí, con el calor pegajoso del esperma resbalando por su culo y el traqueteo de la mano de sus amiga en el clítoris consigue que la muy perra se corra entre alaridos y gritos de placer, para que Ximo al final le eyacule en su boca.