Obedezco a Carlos en todos sus deseos Parte 1
Sin amar a Carlos estoy dispuesta a ser de él en todo lo referente a sexo. El sabe lo que disfruto el sexo y sabe darmelo y lo que es mejor sabe tratarme. Espero que dure mucho, mucho tiempo. Esta es la vez que me propuso un cuarteto.
Mientras más tiempo pasa, más creo que debo de agradecer la estrictez y rigidez de mi padre con respecto a mis estudios. Por su trabajo tuvo que viajar y moverse mucho de ciudad en ciudad, razón por la cual para mantener una constancia en mis estudios me pase bastante tiempo como interna. De más esta decir como reclame, grite y llore contra esta situación, pero hoy en día me alegro que así fuese. Hoy soy una profesional con un relativo éxito, de buen ingreso lo que me da independencia, y estoy segura de tener un buen futuro en mi área.
De no ser profesional universitaria en el día de hoy, estoy segura que profesional sería, pero relacionada con el sexo. Soy tan aficionada al sexo, que sería una ramera, pero de buena calidad. Años atrás leí un libro publicado hacia ya bastante tiempo sobre una mujer de origen holandés de muy buena educación, que con el tiempo por decisión propia y voluntaria se transformo en una exitosa madame en la ciudad de Nueva York. Al igual que Yo amaba y disfrutaba el sexo y esa fue su única razón por hacerlo remunerado. A mi todavía no se me a presentado esa disyuntiva. Amo mi profesión y hasta ahora no he tenido problemas en disfrutar a concho el sexo, y como le escuche en más de una oportunidad a mi padre decir; “no se come en el mismo plato que uno defeca”. Mantengo el sexo lo más alejado de mi lugar de trabajo. Total este mundo esta lleno de hombres y mujeres.
Como les decía amo el sexo, pero también me gusta vestirme y arreglarme lo más sensual y excitante que la sociedad permite, y lo hago. Hoy también he encontrado el semental que toda mujer amante del sexo añora y sueña. Carlos, cubano-senegales de origen es un varón de esos que te hace sentir humedecer tu vagina en el instante que te dirige la palabra. Alto, fornido como esculpido en piedra negra por Miguel Ángel. Negro como el azabache y con un miembro de impresionantes dimensiones tanto en su largo como ancho, la primera vez mi culo necesito de un buen descanso. No creo que ninguno de los dos nos amemos, pero ambos nos entregamos entero a satisfacer los apetitos sexuales del otro. A Carlos le gusta que me vista sensual y lo cumplo, y en más de una ocasión creo haberme extremado. No tengo orificio ni lugar que no haya hurgado, y poco nos falta para completar todas las posiciones del kamasutra. Creo que somos en uno para el otro en lo que a sexo se refiere, pero no es sobre nosotros mi relato, sino que como disfrutamos ese último día del fin de semana.
El día anterior, sábado, disfrutamos del sexo desde el almuerzo hasta caer agotados a media noche, lo que nos llevo a levantarnos no muy temprano el domingo.
Mientras desayunábamos Carlos me pregunto que cosas eran mi límite con respecto al sexo, a lo que respondí; nada relacionado con animales, niños y masoquismo. Encontró que estaba bien y que compartía mis ideas, pero agrego; que pasa con grupos y sí me gustaría ser el centro de un trío. A su pregunta respondí que se acordara donde me había conocido y a la cual medio risueño respondió que eso era de principiante. Frunciendo el seño y media molesta, le dije que se explicara. Sonriendo me dijo; conozco un lugar perdido en la playa a corta distancia de aquí donde podemos encontrarnos con unos amigos y disfrutar de un rico sexo grupal respetando limites. Interesada le pregunte que cuantas mujeres y hombres seríamos, a lo que me respondió sí estaban bien cuatro varones. Intrigada le pregunte, ¿y mujeres?, a la solo me respondió; cuatro varones y sonrió con malicia., No quería denotar mucho entusiasmo a su proposición, así que deje pasar varios minutos antes de responderle que aceptaba, pero pregunta que como eran a lo que respondió; que no me arrepentiría y que lo único que podía agregarme era; son todos de color como Yo.
Para no perder más tiempo Carlos me dijo que me fuera arreglar y que lo hiciera bien sensual mientras él llamaba y arreglaba el comedor. Como aplicada y obediente mujer partí a buscar que ponerme, pero ya lo sabía.
En un viaje a Buenos Aires fui a una tienda de mujeres donde tenían la ropa más sensual que jamás había visto y entre las cosa que elegí fue un conjunto que tratare de explicar lo más brevemente y simple posible. Esta prenda consistía de un sostén conformado por tiritas de cuero que se amarraban a la parte posterior del cuello y en la espalda. Para cubrir los pechos y dado que los míos son copa C unos minúsculos triangulitos que con dificultad me cubren los pezones. Como para cubrir mi cola y otras partes había dos trozos de cuero rectangulares, una para cubrir adelante y otra para atrás que se sujetaban a una delgada tira amarrada a la cintura. No se pasaban entre las piernas, eran individuales. Estos trozos de cuero eran bastante delgados, que dejaba las piernas al desnudo y apenas cubrían mi vagina y el centro de mis nalgas. Como de costumbre me bañe, me perfume sensualmente, me maquille y peine mi pelo tirante en la nuca terminando en una cola de caballo. Como adornos me puse grandes aros y collar de estilo autóctono para hacer juego con la prenda de cuero café. Creo sinceramente haberme vestido como la mujer de Tarzan, pero muy sensual. Debo haber estado muy apetecible por la cara de Carlos al verme entrar a la sala. Me comunico que estaba todo listo y que pasarían por nosotros en minutos. No alcanzamos a terminar cuando sonó el timbre. Conteste el citófono y quedamos de encontrarnos en el estacionamiento subterráneo ya que no me atreví a por la puerta principal.
Acorto el cuento y les dijo que nos encontramos con los amigos de Carlos en el subterráneo. Eran 3 individuos más Carlos totalizaban 4. No les mentiré diciendo que eran 3 adonis, sólo mi Carlos caía en esa categoría, pero por sus apariencias no cabía duda que ninguno de ellos estaba mal provisto por la naturaleza, cosa que comprobé durante el día. Los saludos de rigor y para liberar tensiones decidieron que Carlos fuera en la parte delantera junto al chofer y Yo atrás al medio de dos de los amigos. Cumplida la tarea iniciamos el viaje a la playa.
Para entrar en confianza Carlos propuso como tema de conversación contar como habían sido estos días junto a mí y como habíamos iniciado nuestra relación. Al principio la encontré como fuera de lugar, era algo privado y contarlo sería incomodo para mí, pero Carlos hizo caso omiso de mis quejas.
A medida que iba contando, describiendo las posiciones, como Yo gritaba y como me quejaba, comencé a sentir un cosquilleo en mi cuerpo. Cuando describió mi cara de placer al contemplar su verga que yacía entre mis manos y como la lamía. Sentí mi vagina y orificio anal contraerse. Mientras describía los primeros momentos de resistencia cuando comenzó a introducir su miembro dentro de mi vagina, Yo inconscientemente abrí mis piernas hasta colocarlas una pegada a cada pierna de mi vecino. Esta posición hizo que la parte que me cubría el coño cayera al centro dejando mis piernas completamente descubiertas.
Carlos mientras describía nuestra sesión en ocasiones miraba para atrás y me sonreía. En una de esas ocasiones y cuando Yo tenía las piernas completamente abiertas, se yergue del asiento, pasa sus dos brazos hacia la parte de atrás del vehículo y tomo en cada una de sus manos una mano de cada vecino y las deposita sobre mis piernas y las presiona para que aprieten mis muslos las deja, y gira.
Siguió con su descripción de los hechos y como comprenderán siguió levantando mi temperatura. El vecino de mi derecha algo debe haber sentido en mi respirar o algún movimiento mío lo hizo avanzar. Levanto su mano que tenía sobre mi muslo y la paso por mi cuello y su mano derecha tomo mi muslo y lentamente me hace girar un poco y quedo un poco apoyando mi espalda sobre él. En esa posición su mano comienza a describir imaginarias líneas en mi muslo produciendo un cosquilleo excitable. Me acomodo contra él y abro mis piernas lo más que puedo. El nota mi movida y con su mano corre al lado mi taparrabo dejando esta vez mi coño al descubierto, llama a mi otro vecino y se lo indica.
Este vecino que llamaré Felix, un negro más bien delgado, cubano de origen me mira y comienza a recorrer los bordes de mi coño con sus dedos. Sus lentas caricias alrededor de mi vulva que parando para jugar con sus labios me llevaban a acomodarme más sobre mi otro compañero y forzarme a abrir mis extremidades para que pudiera contemplar mi depilado coño y sus alrededores. Felix se lame con su lengua sus labios bucales insinuando como lo hará con mi coño. Yo trato de arquear mi espalda con el objeto de levantar mi pelvis mostrando más mi coño, ya que quiero que lo contemple y lo desee. El negro frente a mi posee unos enormes y gruesos labios que le permitirán extraer todos mi jugos cuando sea el caso.
Detrás de mí se encuentra Jonathan besando y mordiendo mi cuello, mientras sus manos recorren mi abdomen, torso y pechos. Juega con mis pechos, dobla su cabeza para besarlos y lo hace. Siento su lengua tocar mis pezones por sobre el minúsculo sostén de cuero. Estoy ahí para el deleite de ellos.
Mis gemidos comienzan a indicar que estoy caliente. Ambos machos siguen levantando mi temperatura. Me esfuerzo al máximo arqueando mi espalda para elevar mi pelvis y así llegar a la boca de Feliz pero no lo logro. Al ver mi esfuerzo Felix sonríe y le ruego que deje su maldad y me complazca. Sigo corcoveando sin obtener el resultado tanto deseado, solamente quiero llegar hasta su boca para sentir su templado beso.
Mientras siento y me esfuerzo para sentir a Felix y sus caricias, Jonathan he dejado de morder mi cuello y me besa apasionadamente en la boca. Siento un calor cada vez que se abalanza con su lengua dentro de mi boca y hurga en todos los huecos e hendiduras de ésta. Sostiene en su mano mi cabeza y arremete firmemente con su lengua dentro de mi boca. Trato de desprenderme de Jonathan por que me limita el respirar, pero su fuerza me lo impide y dejo que siga y sigue. No para.
Estoy en mano de dos feroces machos que su únicos intereses es el placer que los convoca a volverme adicta a sus juegos.
Ya llevamos un buen tiempo de viaje, a estas alturas y después de innumerables caricias voy completamente desnuda. Jonathan había ocupado su tiempo en desatar las tiritas que mantenían mi pequeño sostén en su lugar y mis tetas estaban al aire y el se entretenía en jugar con mis pezones. Utilizaba ambas manos y entre sus dedos pulgares e índices mantenía cada uno de mis pezones y haciendo presión hacia delante como exprimiendo jugaba con ellos. Un poco de susto tenía porque la última vez que me habían hecho algo similar junto con placer mis pechos habían botado gotas de leche, y eso no deseaba, pero el placer inundaba mi mente y me olvidaba. Jonathan tiraba, a veces suave y dulcemente, otras con fuerza tiraba en imprimía cuando apretaba. Ilógico como pueda sonar ese dolor terminaba en un incontenible placer y Yo con ayuda de mis manos le indicaba que continuara y este animal lo hacia imprimiendo triple fuerza que llevaba a un triple dolor.
Felix ya había entrado en confianza y chupaba mi clítoris haciendo gemir. Ambos competían y ambos me hacían gozar. Siempre había soñado con hacer sexo con un hombre negro y hoy sería destrozada por cuatro hombres de color. Cuando el placer me lo permitía pensaba en eso y goce recibía. En realidad seré una perra constantemente en leva. En ese juego estábamos cuando Felix hundiendo su cabeza entre mis denudas y abiertas pierna comenzó a lamer y lamer con mayor fuerza e insistencia mi desbellada vulva haciendo tiritar de placer. Lo hacia con una habilidad maravillosa, ya que sintiendo por mis estertores el punto cercano al clímax en el que me encontraba desminuida la velocidad e intensidad lo que producía en mi un alejamiento al punto de no volver. Ahí me tenía subiendo y bajando. Capto por mis aullidos y arañazos en que punto estaba y paraba. A los segundos iniciaba sus chupones y me levantaba nuevamente. Así seguía.
Jonathan viendo y siendo parte de esta masacre sexual, cuando veía que Felix aumentaba la fuerza de sus lamidas él hacia lo mismo con la intensidad de sus besos y exprimidas de mis pechos. Sus besos ahogaban mis gemidos y aullidos. Me estremecía para quitar su boca y poder gritar a mis anchas locuras, pero no me dejaba. No se cuanto rato transcurrió en esta felicidad, pero sin aviso Feliz comenzó a mamarme mi clítoris con mayor intensidad y con prolongada succiones. Sí antes era una larga y lenta, ahora en el mismo tiempo eran dos, más cortas pero más intensas. Aumento a tres en el mismo tiempo y clavaba su cabeza entre mis piernas con mayor fuerza buscando tragarla toda. Rápidamente paso a cuatro y muchísimo más intensa, con su fuerza me hacia sentir que mi clítoris se estiraba. En más de una ocasión me mordió con fuerza, Así siguió aumentando la intensidad y fuerza, un fuego recorría mi cuerpo entero.
Yo contorneaba mi pelvis con fuerza tratando de ayudarlo y cuando chupara empujaba hacia su boca. Ese corcoveo aumentaba a medida que sus chupadas aumentaban, hasta llegar el momento de hacer lo corcoveos constantes y cada vez más alto. A medida que me acercaba mis brincos eran mayores hasta que llego el momento.
Con toda mis fuerzas empuje a Jonathan para liberar mi boca y lanzando un grito entre terror y alegría llene la cara de Felix con mis líquidos y pegando tres o cuatro brincos más caí agotada de espaldas sobre el asiento trasero del auto y las piernas de Jonathan. Pedía agritos que por el momento no más. Con mis manos sujetaba a Jonathan para que no me besara. No quería saber nada de sexo o caricias en esos momentos, me asqueaban. Estaba rendida.
De repente sentí hocinazos y aplausos. Eran Carlos y el muchacho que manejaba. Me vitoreaban. Me decían la altura que había alcanzado brincando, que debería de participar en las olimpiadas cuando incorporaran el sexo en ellas oficialmente. Nunca había escuchado tantas estupideces como elogios. Yo estaba feliz, había visto el firmamento completo y me estaba preparando por que iba a venir. Todavía sonrió cuando me acuerdo.
En un comentario me dijeron que no escribiera tan largo, así que este viaje lo contare en más de un episodio. Seguiré mi viaje completamente desnuda tirada entre dos magníficos especimenes negros y siendo acariciada por toda mi humanidad.
Chao y un beso a todos.