Nuria - Esposa abnegada y puta de empresa
Relato de colaboración. Una esposa con una familia que no llega a final de mes y dispuesta a sacarla adelante a toda costa toma una decisión que la envía a un remolino de degradación. Relato en colaboración con una lectora. Lo he escrito juntando sus fantasías con las mías.
Como siempre el relato está completo. Los capitulos son escenas autoconclusivas de sexo y degradacion.
tags: Chantaje, sexo forzado, humillacion, abuso, tortura ligera, prostitucion...
Introducción
Nuria no se creía que lo hubiera hecho pero lo había hecho. Como tantas familias, la de Nuria tenía auténticos problemas para llegar a final de mes. El negocio de su marido apenas daba para subsistir. Y el suyo de administrativa en una empresa de distribución que la obligaba a trabajar de noche ayudaba pero no les salvaba el cuello.
Una amiga le comento que sabia de amas de casa que, para sacarse un dinero extra, hacían stripteases. Se lo comentó cómo cotilleo. No por ninguna razón especial. En una de esas conversaciones jocosas. Pero un mes que, por circunstancias, acabaron en números rojos, la desesperación de Nuria la llevó a actuar.
Le costó decidirse. El lugar estaba alejado de su zona pero viviendo en una isla pequeña le aterraba que la descubrieran. Tras hablar con el propietario, sufrir algunos comentarios denigrantes sobre su edad comparada con otras tuvo que pasar una desagradable prueba.
El propietario del local le pidió que se desnudara delante de él. Se rió cuando vio a Nuria dudar. “¿Que esperabas que iba a ocurrir?, tonta” le espetó. Y el insulto le cabreo lo suficiente como para decidirse. En ese mugriento despacho, delante de un hombre al que acababa de conocer, Nuria se desnudó, prenda a prenda.
Nuria mide poco más de metro sesenta. Unos bonitos pechos talla 90 o 95 de copa C llaman la atención. Pero lo que más destaca de ella es unos ojazos verdes grandes cómo esmeraldas. Le gusta arreglarse el pelo con unos suaves tirabuzones en su melena que sobrepasa con creces sus hombros. Su coñito rasurado también era una delicia.
Al principio casi hizo ademán de taparse pero se forzó a dejar a la vista sus partes íntimas que en los últimos años solo había visto su marido. El hombre le ordenó que se pusiera las manos tras la nuca, y que se diera la vuelta. “No está mal” dijo despreciando lo que venía con una mentira. Nuria estaba muy bien. Volvió a decirle que terminara de girarse, se sentó y esperó…
“¿Tengo que estar mucho tiempo así?” preguntó inocentemente Nuria. “Vas a tener que estar desnuda delante de hombres durante media hora. Si no puedes aguantar unos minutos no sirves” Y el hombre se repantigó en la silla mientras la miraba arriba a abajo.
Nuria estaba aterrada, trago saliva y se mantuvo firme. Un par de veces más le pidió que girara… tomándose su tiempo. Pero el suplicio valió la pena. La contrato.
Luego aún tuvo que hacerle dos sesiones más, en privado. Al propietario del local. Eran parte de la formación. Pero que su empleador se sacara la polla y se masturbara mientras lo hacía no ayudaba. “A ver. Tonta de la narices. ¿Que te crees que pasa aquí? Tú te desnudas delante de hombres y ellos se masturban viéndote. Si no puedes aceptarlo no vales para esto” Durante la escasa formación le enseñó algunas técnicas para desnudarse. No eran muy complicadas. Al fin y al cabo ya salia solo con lencería. Estaba en una sala rodeada de cristales espejos. Ella no podía ver a los clientes pero ellos sí. Al menos en esa sala se sentía segura.
No era mucho dinero pero dos veces por semana Nuria iba al local y hacia su número. El primer mes se sacó 200€. No era gran cosa pero para su economía era la salvación.
Capítulo I. Algo fue mal. ¿Te lo puedes creer?
El jefe de Nuria, José Luis, la llamó a su despacho. Un gordo baboso con una higiene más que dudosa a juzgar por su olor corporal. Nuria esperaba que estuviera relacionado con una vacante que le daría un ascenso y mejor sueldo. Llevaba tiempo trabajando para la empresa pero parecía que si eras mujer tu trabajo no importaba. Estaba rodeada de misóginos
“Hola Nuria” la saludo a la entrada. Nuria se percató de una sonrisa un poco extraña en la cara de su jefe. “Quería preguntarte si estás a gusto con el trabajo, cómo os van las cosas en casa… me preocupo por ti”
Ese ‘me preocupo’ sonó muy falso. “Pues… si. Estoy a gusto. Pero un aumento no me iría mal. Las cosas en casa van apuradas”
“Ya me lo imagino” le contestó. “Sobre todo si tienes que hacer de puta que se desnuda para sacar un extra. Te vi ayer actuando. ¿Lo sabe tu marido?” Nuria se quedó en shock. “Ya veo. Por tu cara tu marido no tiene ni idea. Pues que putada. Por qué voy a despedirte”
“¿Que?” dijo Nuria aterrada. “¿Por qué? Necesito este trabajo”
“¿Por qué? No quiero que se relacionen a esta empresa con una puta. Es lo que pondré cuando venga inspección si me denuncias por haberte despedido”
“No soy una puta” medio grito Nuria. “Solo me desnudo. Nada más”
“Ya… no sé lo que pensara tu marido. La definición es tan difusa en este caso… Bueno… voy a preparar tu carta de despido explicando por qué lo hago, te la entrego y en 15 días ya no hace falta que vuelvas”
“No! Por favor. No es justo. Hago bien mi trabajo. Es solo que no llegamos a final del mes y he tenido que hacerlo. Por mi familia haría lo que sea. Lo es todo para mí”
Nuria se quedó expectante cuando su jefe, no contestó. Solo se le quedó mirando un buen rato con esa sonrisa que no presagiaba nada bueno.
“Desnúdate para mí” le espetó Jose Luis.
Nuria se quedó en shock. Otra vez. “¿Qu… QUE????”
“¿Quieres mantener tu trabajo y que tu marido no sepa que eres una puta? Hazme un strip tease privado. Aquí, ahora” dijo mientras se repantigó en la silla y procedía a sacarse el miembro.
Nuria no daba crédito. “¿En serio? ¿Me estás chantajeando?”
“En serio. ¿Necesitas que te lo diga con todas las palabras? Si. Te estoy chantajeando. Si no eres mi putita en el trabajo y haces lo que te pida te mando a la puta calle y le digo a todo el mundo donde mueves el culo. Quien sabe. Tal vez te consiga clientela y puedas mantener a tu familia con tu sueldo de puta”
“No soy una puta” volvió a insistir Nuria,
“Para mi sí.” Le contestó su jefe mientras se tocaba el miembro. “Por si no te lo imaginabas follarte esta dentro del trato si te quieres quedar. Sí no…. ahí está la puerta, putita”
Nuria se dio la vuelta e hizo ademán de irse. “¿Seguro?” le preguntó Jose Luis. “Dentro de poco hay que pagar la matrícula del instituto”
Nuria se paró en seco con la mano en el pomo. Es cierto. Sin sus trabajos la economía familiar sería un desastre. Y su marido no dejaría que siguiera desnudándose para pagar las facturas. Durante unos segundos que parecía una eternidad Nuria sopesó sus opciones…. ninguna. Dio la vuelta al pestillo para asegurarse de que nadie entrara, se volvió hacia su jefe, tomó aire y empezó.
Prenda a prenda se fue desnudando ante la sucia mirada de su jefe que no paraba de tocarse el miembro. Camiseta, pantalón, braguitas, sujetador… todo con poca ceremonia fue abandonando el cuerpo de Nuria hasta quedarse desnuda por completo. Ni el calzado mantuvo pues se lo tuvo que quitar para sacarse los pantalones.
“Bien, bien…” decía babeando. “Ya decía yo cuando te vi moviendo el culo cómo una guarra en ese antro que tenias un cuerpo muy follable.” le halagó mientras con un ademán le decía que se acercara. Nuria obedeció hasta quedarse a distancia de brazo de José Luis. Este le tomo de la muñeca y tiró de ella hasta forzarla a sentarla en su regazo. Nuria podía sentir la polla de su jefe tocando ya su muslo.
“Hummm…” decía José Luis en cuando sus manos se posaron en los pechos de Nuria, acariciándolos primero para luego apretarlos groseramente. Nuria cerro los ojos intentando sentir que no estaba allí pero en cuando la mano de su jefe bajó para jugar con su coñito y, inmediatamente, meterle los dedos la realidad se hizo muy patente.
Su jefe le forzó a ponerle la cara para empezar a besarla mientras seguía metiendo mano. Tomándose su tiempo. Recorriendo hasta el último centímetro de su piel, sintiendo sus pezones, jugando con su clítoris… Nuria se concentraba en que lo hacía por su familia. Hasta que Nuria noto cómo su jefe le presionaba la cabeza para que la bajara… se dejó llevar y enseguida vio su destino. La polla erecta de su jefe. “Chúpamela” le ordenó su jefe. Y allí, de rodillas, desnuda ante José Luis, tomó aire, cerró los ojos y se metió esa polla que olía a sudor y cosas peores en la boca para empezar a darle una mamada. No con mucho entusiasmo pero suficiente para sentir cómo la polla iba creciendo en su boca.
Cuando José Luis se sintió listo ni siquiera le avisó. La tomó por el cuello, la dobló sobre la mesa del despacho y, sujetándola con fuerza, Nuria noto cómo su jefe le metía la polla por el coño como el morro de un cerdo buscando trufas. Enseguida noto las caderas del hombre empujar una y otra vez, mientras le tiraba del pelo. “Buffff…. quien iba a decir que tenias un coñito tan delicioso” le halagaba si se podía llamar así. “Espera!” dijo Nuria. No te has puesto condón. Nuria hizo ademán de levantarse pero la mano de su jefe en su nuca la sujetó fuertemente mientras seguía bombeando. “No! Para!. No tomo la píldora!” la píldora le hacía sentirse bastante mal pero aunque intentó zafarse su jefe acabó bastante pronto. Además de ser un cerdo apenas había durado un par de minutos. Solo la había usado para correrse.
Nuria, aterrada, solo podía pensar en la corrida en su coño sin proteger. Pronto tendría la regla pero siempre era un riesgo.
Pero algo le aterró aún más. Escuchó cómo alguien intentaba entrar. Solo el pestillo se lo impedía. Nuria se levantó como un rayo y empezó a vestirse precipitadamente. Después de un par de intentonas quien fuera desisto pero el corazón de Nuria estaba a mil.
“Bueno…” le dijo su jefe “Tenemos un trato. Yo te jodo el coño y a cambio no te jodo la vida. ¿Trato?” y le ofreció la mano. Nuria con un desdén de cabeza contestó “Trato” e hizo ademán de irse pero José Luis volvió a pararla del brazo. “Te estoy ofreciendo la mano para cerrar el trato. Puta. No te atrevas a ignorarme. Aún puedo enviarte a la mierda” Nuria se tuvo que forzar a darle la mano y sellar el trato por el cual se acababa de convertir en la puta privada de su jefe. “Y tranquila. Me hicieron la vasectomia hace tiempo. No quiero tener más parásitos pululando por el mundo” . Eso la alivió muchísimo.
Nuria espero un rato. No quería cruzarse con nadie. Hizo oído esperando no oír ruidos, quito el pestillo e intentó salir sin que nadie se diera cuenta… sin éxito. Al salir vio que el encargado, Miguel, estaba esperando. Nuria salió como una exhalación pero aún pudo ver cómo Miguel la miraba y luego miraba al despacho primero extrañado y luego con una sonrisa cargada de diversión y comprensión. En seguida entró en el despacho de José Luis.
Capítulo II. Aumentando las obligaciones.
Al día siguiente volvió al trabajo. Asqueada. Sabiendo que muy probablemente su jefe volvería a hacer valer su trato.
Tan pronto llegó le avisaron que su jefe le estaba esperando. Imaginando lo que le iba a tocar hacer. Le parecía increíble que José Luis fuera a tener ganas de follársela todos los días. Esperaba que fuera solo la novedad y que luego solo tuviera que aguantar de vez en cuando. Esa mentira se decía a sí misma para hacer más soportable su chantaje.
Cuando entró en su despacho vio que el encargado también estaba. Por un momento Nuria pensó que se iba a librar. Tenía que ser algo de trabajo.
“¿Cuanto ganas moviendo el culo en el Club?” le preguntó el jefe. Nuria se quedó blanca mirando a Miguel. “Cabrón. Teníamos un trato” le espetó. “Y lo seguimos teniendo. No te he despedido ni le he dicho nada al cornudo de tu marido. Y contesta a la pregunta. Joder” Nuria resoplaba enfadada. “200” contestó al fin. La risita sofocada de José Luis y Miguel fue una puñalada. “Si que te vendes barata. Y seguro que tienes problemas para justificar ese dinero a tu marido. Mira lo que vamos a hacer. Te voy a chulear. Aquí, Miguel y algunos más están encantados de tener una putita barata a mano. Voy a vender tu coño por 40 euros. La mitad para ti y la mitad para mí. Con que te tires a 10 al mes ya sacas lo mismo que meneando el culo. Pero yo además lo meteré en tu nómina como complemento de productividad” el encargado no pudo resistir una risotada por lo de ‘complemento de productividad’. “Todos salimos ganando”
“Pero qué cojones… ¿De que vas? ¿Ya te dije que no soy una puta?”
“Que ayer te follara en esta misma mesa me dice lo contrario. Pero vamos. Te dije que te mantendrá en el trabajo. Y es lo que hago. Solo que… aumento tus tareas.”
“Pero si lo sabe tanta gente mi marido se podrá enterar”
“Si se van de la lengua les despido. Así de sencillo. Y estarán encantados de follarse a una mujer casada. No van a ser tontos de matar a la puta de los polvos de oro”
Nuria se sintió hundida. La iban a chulear. Al alzar la mirada su jefe estaba delante de ella otra vez ofreciéndole la mano. “¿Trato?” . Nuria, desganada, le dio la mano. “Trato. Pedazo de cabrón”
Tan pronto aceptó su situación, Miguel le dio 40€ al jefe y tomó a Nuria por el brazo. “Vamos puta. La de veces que me he imaginado follándote”
“¿Dónde vamos?”
“Al cuarto de las escobas. Tranquila. Mientras seas una… chica buena y de dejes hacer te irá bien” le decía mientra se la llevaba prácticamente a rastras y la metío a empujones.
El cuarto olía a humedad y a degradación. Tan pronto entraron Miguel empezó a forcejear con el cinturón de Nuria. “Joder. A partir de mañana vente con falda. Ostia. Que con las prisas esto es un lío” Sin esperar siquiera a que Nuria le ayudara, ni ganas que tenía, pronto acabó con el pantalón a medio muslo y la camiseta y el sujetador por encima de las tetas. Miguel le dio la vuelta, hizo que se apoyara contra la pared, se escupió en la mano para luego reforzarlo en la rajita del coño y procedió a metérsela.
Con sus manos en las tetas para tener mejor penetración, desde atrás, Miguel empezó a follársela. Primero a toda ostia. Nuria rezo para que fuera tan rápido como José Luis. Pero de repente bajó el ritmo. “Joder. Perdona. Que así no vas a disfrutar. ¿Eh Nuria?” y empezó follársela más calmadamente. Disfrutando del momento. “Que delicia. ¿Tu marido te da lo tuyo? Yo creo que no, o no estarías aquí. Seguro que disfrutas y todo. ¿Eh, puta?”
Nuria quería gritar. Decirle que acabara ya. Pero solo podía aguantar estoicamente. Miguel se tomó su tiempo, disfrutando mientras tanto de sus pechos. en algún momento incluso empezó a darle azotes en el culo. Nuria se sintió fatal cuando se dio cuenta que, aunque prácticamente la estaban violando, le preocupaba más que alguien escuchara los azotes y viniera a husmear.
Y para Nuria fue una liberación cuando al fin noto cómo se corrían dentro de ella. Había vuelto a tomar la píldora. A la degradación de haber sido convertida en la puta de la oficina se unía el malestar que le daba los anticonceptivos. Si tuviera dinero se hacía una ligadura de trompas pero ya.
“Seguro que has disfrutado tanto como yo. Y yo he disfrutado mucho. Créeme” le decía mientra le daba un último azote en la nalga. Nuria miraba alrededor para ver si encontraba algo con lo que limpiarse pero sin previo aviso Miguel le subió los pantalones con las bragas. “Déjame que te ayude. Ya que has sido tan buena” le dijo mofándose. Nuria noto como sus bragas se empapaban de semen que le chorreaba el coño. “De nada” le dijo con una última palmada en el trasero antes de irse.
Efectivamente su jefe la llamó y le dio indicaciones para ir con falda todos los días. Que así no perdería tiempo en sus quehaceres. Jocosamente José Luis le dijo que era parte de sus tareas optimizar el rendimiento de sus empleados. Con faldas no perdería tiempo bajándose los pantalones cuando se la follaran.
Interludio
Pasaron las semanas. Nuria fue descubriendo quienes estaban en su círculo de clientes puteros de la empresa. Básicamente todos los comerciales. una panda de gallitos engreídos. Hacen honor a la fama de que los vendedores tienen que ser unos cabrones capaces de engañar al cliente sin que este se de cuenta. Y un par de los mozos del almacén. Los que se juntaban con los comerciales porque básicamente eran de la misma calaña.
Pasó el mes y llegó su primer anónima. En el apartado de productividad había 320€. dieciséis veces se la habían follado… aparte las del jefe... Oficialmente ya era una puta que se dejaba follar por dinero para salvar a su familia.
Nuria se sintió fatal al darse cuenta que se sentía aliviada de poder llegar a final de mes sin problemas gracias a su coño. Pero de verdad que necesitaba hasta el último euro.
Capítulo III Aumentando los servicios
Nuria ya iba siempre con falda. Cómo le había pedido su jefe. Básicamente toda su ropa estaba pensada para dar acceso fácil a sus partes interesantes. La falda, camisetas que se levantaban con facilidad, sujetadores que se abrían por delante, bragas que eran fácil de apartar para dejar al descubierto el coñito.
Nuria seguía teniendo esa sensación agridulce de ser el primer mes en no pasar apuros en años pero siendo consciente que había sido a base de dejarse follar por sus compañeros de trabajo. Compañeros. Menudo chiste de palabra. Una panda de cabrones que se aprovechaban de su necesidad.
Nuria fue al despacho de su jefe al saber que la reclamaba.Siempre que iba a ese despacho se temía lo peor. Esta vez se iba a quedar corta. Se encontró a José Luis otra vez con el encargado.
“Pasa Nuria. y cierra el pestillo” Nuria miró a uno y luego al otro. ¿Quería follársela con el encargado mirando? ¿En serio? No sería capaz. Pensó Nuria.
“¿A ver qué braguitas llevas hoy? Era un juego de cerdos que le gustaba a su jefe. Todos los días, quisiera hacer valer su trato o no, le ordenaba a Nuria que le enseñara las braguitas. Nuria llevaba un culote que sobre el pubis y por detrás tenía una tela estampada con motivos florales. Los laterales se unían con un encaje en color rosa palo. “Que monas. Quítatelas” Nuria aún no entendía porque estaba Miguel allí. Pero después de un mes haciendo de puta su nivel de vergüenza había bajado drásticamente. Se quitó las bragas y las dejó sobre la mesa.
“Bien, bien… ven a sentarte sobre mi regazo” . Nuria miró de reojo al encargado que no decía palabra. Se le veía tenso peso excitado. ¿Por qué sería? Nuria se sentó en el regazo, apartando su falda, cómo ya le había enseñado su jefe, para que su culito desnudo se sentará directamente. José Luis la abrazo por la cintura con una mano mientras la otra se perdía bajo su falda. “Los chicos me han preguntado que si podían follarte tu culito y yo les he dicho que claro, pero subiendo a 60 euros.”
“¿Que? Nonononono.” Nuria intentó levantarse pero su jefe la sujetó con fuerza. “No. Solo lo he intentado unas pocas veces y no… no puedo. Eso no.”
“Pero niña. No te pongas nerviosa. Es cuestión de práctica. Yo te ayudo” le dijo su jefe. Nuria volvió a intentar levantarse. Eso si que no pensaba tragar. Pero José Luis volvió a sujetar. Y aunque Nuria intento esforzarse más se encontró, por sorpresa, que Miguel la había cogido por las muñecas. Este pegó un tirón e hizo volar a Nuria hasta la mesa donde acabó doblada. “No. Parad. Esto no. Gritaré! No podré evitarlo” Y de repente el encargado le.metió sus propias bragas en la boca. “Muerde esto, puta. Y relajate. Es parte de tu entrenamiento para que seas más eficientes en tus tareas en la empresa” le dijo mofándose. Nuria podría escupir sus bragas fácilmente pero no quería que la oyeran. No fuera que algún empleado de los que no estaba en su círculo de clientes la escuchara y viniera a sacarla. Eso seria peor. Intento forcejear pero Miguel la sujetaba por las muñecas contra la mesa. Sentía a su jefe maniobrar detrás de ella. La falda arriba. Noto algo frío frotarse contra su ano, torpemente. Apenas una pasada. Si era lubricante, que lo era, apenas se habían molestado en esparcirlo bien. Notó cómo algo se apoyaba en su ano. La polla de su jefe. “Relájate. Si es por tu bien. Ya verás cómo al final ni lubricante necesitas” Y poco a poco, mientras Nuria apretaba los dientes con fuerza, la polla de su jefe fue entrando en su culito casi virgen. Sin misericordia toda la polla acabó metida hasta el fondo. Nuria resoplaba a través de sus bragas. Intentaba relajarse pero no era fácil. La estaban violando. Y lo peor es que era consciente que no podía hacer nada. Ni denunciarlos, ni resistirse… nada.
El gordo de su jefe empezó a empujar y sacar, resoplando como un cerdo. “Joder. que gozada. Que estrecho. ¡Va a sacar mucha ‘productividad’ de este agujero, niña Oh si! Mmmm” Otra vez la única alegría que tuvo es que su jefe apenas aguantaba dos o tres minutos follándola. Nuria apretó los dientes sobre su braga y espero sin que Miguel la soltara ni un solo momento. Al final pudo sentir cómo José Luis descargaba su semen en sus entrañas satisfechos. “¿Ves?” le dijo mientras le sacaba la polla y le daba un azote en el trasero. “En seguida te habrás acostumbrado”
Miguel al final la soltó. Nuria se quedó en el sitio, con la cabeza hundida en la mesa, sintiendo ese palpitante dolor en su ano. Esperando que se calmara un poco… cuando noto que le volvían a coger de las muñecas. Miro y esta vez era José Luis que la miraba con malicia. Miró sobre su hombro y vio al encargado sacar 60€ y dejarlos sobre la mesa. “Nononono… otra vez no. Por favor” imploro Nuria. Pero su jefe volvió a meterle las bragas en la boca.
Nuria volvió a sentir ese frío del lubricante mal dado por la raja de su culo. Y enseguida volvió a sentir un glande abriéndose paso por su ano. Mordió con fuerza sus bragas cuando noto que Miguel era menos delicado que su jefe. Y pronto terminó otra vez con una polla metida por el culo hasta las pelotas. Miguel la cogió por el pelo hasta levantarle la cabeza. Nuria podía ver nítidamente la cara de disfrute del baboso de Jose Luis. Miguel empezó a sodomizarla, vigorosamente pero tomándose su tiempo. Cómo otras veces quería disfrutar de Nuria todo lo que pudiera.”Joder. Si. Que gozada. Seguro que era verdad. Está casi sin estrenar. Puedo sentirlo cómo me abraza la polla con ansia” Eso eran más los espasmos por la molestia de la invasión. Nuria estaba hundida. Cómo antes al final se relajó y se dejó violar por el culo sin ninguna otra opción.
Después de un rato su jefe se puso nervioso. “Pero hombre. Acaba ya que no tengo todo el día”
“Vale, vale, Jefe. Me pongo a ello” y de repente Nuria empezó a sentir cómo Miguel empezaba a follarle el culo como un martillo pilón. Abrió los ojos como platos cuando empezó a sentir ese pedazo de carne entrar y salir como una locomotora en su poco usado ano. Le caían lágrimas aguantando la tortura. Otra vez lo único bueno es que en apenas un minuto más de sodomía Miguel acabó corriéndose.
Ahora al fin sí que la soltaron. Nuria terminó escupiendo sus bragas que las había rasgado por la fuerza con las que la mordía. “Cabrones…” dijo en un susurro.
“Ya te acostumbraras. Es parte de tus labores”
“No puedo soportarlo” replicó Nuria,
“Podrás” le volvió a decir Jose Luis. “Es cuestión de acostumbrarse” Y le pegó una fuerte palmada en el culo que hizo a Nuria saltar. “Ahora levanta y déjame trabajar”
Nuria se levantó de un salto por la fuerte palmada. Tomó las bragas, que no se atrevía a ponerse y salió del despacho acompañada del encargado.”Ha sido una gozada, puta” le dijo Miguel que aún tuvo el descaro de darle un beso en la mejilla antes de irse.
Nuria no pudo sentarse en el resto de la noche.
Interludio
Corrió la voz que el culo de Nuria estaba en venta. Pero que iban a tener que ganárselo. Nuria se encontró que ahora los clientes que habían pagado por su culo le venían de dos en dos. Para que uno la sujetaba mientras el otro se cobraba lo que había pagado. En el cuarto de escobas uno la abrazaba fuertemente mientras el otro le daba por el culo a gusto. y luego se cambiaban.
Miguel fue el único que repitió y además solo. Un día que se quedaron tarde los dos la tiró al suelo y, sin siquiera ponerle lubricante, siendo más grande que ella la forzó con facilidad. No pareció importarle los quejidos de Nuria.
Cobraba por ello pero básicamente estaba siendo violada con cada sodomía.
Sus clientes se envalentonaban cada vez más. Cuando otros empleados fuera de su círculo de clientes no estaban no se cortaban en tocarle el culo o hacerle comentarios soeces y despectivos. Una vez uno, tan caliente cómo iba, después de pagar a su jefe, entró en el comedor donde estaba Nuria y otros de la clientela, la cogió, la tumbó en la mesa, le saco las tetas de la camiseta y se la follo delante de todos. De ahí a que otro día terminará siendo follada por uno mientras le chupa la polla a otro, era una evolución lógica.
El plus de productividad de ese mes llegó a los 410€
Poco dinero para tanto sufrimiento pero aun así le salvaba el mes sobradamente. Cuando vas tan apurado cualquier cantidad te salva la vida, aunque no el culo, en este caso.
Capítulo IV Cena de empresa
Llegó la cena de empresa. Y el jefe llamó a Nuria a su despacho. “Barra libre”
“¿A qué te refieres?”
“Los chicos. Han pagado para tener barra libre contigo la noche de la cena. Durante la cena y después.”
“¿A qué te refieres barra libre? ¿No pensaran hacer nada en el restaurante?”
“No seas tonta. Harán lo que quieran por que barra libre es eso. Tú serás una putita obediente y harás lo que te manden y por donde te manden. Pero serán discretos. Por la cuenta que les lleva o los despediré a todos.”
“Te estás pasando. Esto es excesivo. Son más de media docena. ¿quieres que me deje follar por todos ellos la misma noche? Vale que me puedes joder la vida pero ya tengo suficientes problemas con que me den por el culo no puedo adem...”
“450€” le cortó su jefe. “Por una noche”
Con la cena de navidad de la familia y los regalos a la vuelta de la esquina eso le vendría de perlas.
Nuria dudo por un momento.
“No puedo justificar tanto… bono de productividad en casa. Tendrás que darme parte en negro”
“jajajaja” se rio Jose Luis “claro. Y en negro te lo voy a dar ahora mismo. Ven y límpiame el sable” le ordenó mientras se la sacaba de los pantalones.
Si al menos se lavara un poquito. Pensó Nuria. Pero allí se arrodilló y se tragó la polla de su jefe hasta el amargo final. Ya había aprendido a las malas a dejar que se corran en su boca y tragárselo todo.
“Bien. Ahora vete a trabajar pero… una cosa más” Nuria se quedó expectante. “los 450 los cobraras solo si haces todo lo que te digan. Si luego me vienen quejas no cobrarás ni un euro.”
“De acuerdo”
“Y les pagaras las copas”
“¿Que? ¿Además tengo que poner dinero?”
Una sonrisa maliciosa surgió en el rostro de su jefe. “No pagarás ni un euro. Pero pagaras las copas. ¿Entendido?”
Nuria estaba perpleja. “Pues… no”
Su jefe se volvió a reír. Tranquila Lo entenderás” Y los ademanes de José Luis la echaron del despacho.
Ya una vez fuera Nuria se asustó de lo fácil que había aceptado. Le aterraba con la facilidad que se estaba acostumbrando a sus nuevos quehaceres.
Capítulo IV.1 -- Cena
Llegó el día de la cena. Un viernes. Su marido y su hija estaban de viaje visitando unos familiares y Nuria se había podido librar por este compromiso. En un restaurante. Eso tranquilizó a Nuria. No esperaba que sus violadores, aunque cobraba por ello se negaba a llamarlos clientes, fueran a intentar nada en el restaurante. Además en la cena había tanto violadores suyos como empleados desconocedores de su situación.
Nuria fue a sentarse pero Miguel la tomó del brazo. “Tu al lado mio, putita. Que ya hemos pagado” Nuria se encontró en una mesa rodeada por todos sus clientes habituales. En un rincón del restaurante.
“Que bien nos lo vamos a pasar hoy. ¿Eh Nuria?” le dijo Miguel que ya le había puesto la mano sobre la pierna y la subía por debajo de su falda. Nuria miró alrededor asustada pero vio que habían escogido con toda intención el lugar donde se sentaba. Rodeada por los hombres, en el rincón, ni el camarero podía acercarse hasta donde estaba ella. De cintura para abajo nadie se percataría de nada. “Súbete la falda hasta la cintura que nadie se va a dar cuenta” La noche empezaba pronto Y Nuria solo podía recordar que si estos cabrones no quedaban a gusto, todo lo que sufriera sería para nada. Discretamente obedeció y terminó sentada sobre sus braguitas.
Tenía un comercial sentado al otro lado. Tanto él, como Miguel le tomaron por las rodillas y la forzaron a abrirse de piernas obscenamente. Ambos se pusieron a hablar entre ellos, como si fuera algo casual, inclinados sobre la mesa por delante de Nuria. Parecería que no le hacían caso pero sus manos por debajo ya estaban invadiendo sus bragas, uno metiendo mano en el culo, Miguel jugando con su raja. Nuria nerviosa miraba alrededor. El resto de los empleados charlaban ignorantes de lo que estaba pasando. La charla entre Miguel y el comercial no era muy halagüeña tampoco. “Que culito tiene” decía el que tenía su mano metida en sus bragas por detrás. “Y este coñito que nos vamos a follar. Vamos a hacer que se gane hasta el último euro. ¿Eh?”“Ya lo creo”“Que bien te lo vas a pasar hoy” le dijo Miguel que aprovechó para meterle los dedos por el coño.
Empezó la cena. El camarero traía los platos y Nuria seguía con la falda por la cintura. Todas las conversaciones giraban sobre lo cómo se habían follado a Nuria. Sobre todo cuando le daban por el culo y se resistía pero que bien cobraba. Nuria al principio no se daba cuenta. Por nerviosismo estaba bebiendo bastante vino y no se percataba que siempre había alguien para rellenar la copa. Sus compañeros adyacentes aprovechaban a dos por tres para meterle mano bajo la cintura.
En una de estas Nuria tuvo que ir al baño. casi se olvidó de bajarse la falda al levantarse. Pero cuando salió del servicio se encontró con uno de los comerciales cabrones. La miró con una sonrisa, miró rápidamente alrededor y, sin darle opción a Nuria a replicar, la tomo del brazo y la arrastró al servicio de caballeros, metiendola en uno de los cubículos. “Vamos a estrenar la barra libre” , Le dijo mientras le bajaba rápidamente las bragas. Con una velocidad increíble el hombre le levantó una pierna con su brazo y, entrando desde abajo, Contra la pared, se la metió. El ritmo fue endiablado, parecía que estaba muy excitado, y en apenas un par de minutos Nuria sintió que el hombre descargaba su semen en su coño. “Primer” le dijo jocoso el hombre al acabar. Desde Luego que las esperanzas de una cena tranquila se habían esfumado. Solo quedaba lo de discreta y rogaba que siguiera así. Mientras el hombre se metía la polla en el pantalón Nuria intento coger sus bragas del suelo pero no lo consiguió. El hombre se adelantó. “tsk, tsk, tsk… esto me lo quedo yo” . Nuria iba a replicar pero se calló en seco cuando el hombre abrió la puerta del cubículo. Comprobó que no había nadie a la vista y la insistió en irse.
Nuria consiguió escabullirse del servicio de caballeros sin ser vista. Pero ahora con una prenda menos. Aún sentía ese semen invasor en su coño. Llegó a la mesa, tuvo que pasar pegado a sus compañeros que aprovecharon para hacer algún tocamiento y cuando llegó a su asiento se encontró sobre la silla un consolador de buen tamaño. Todos sofocaron unas risitas al ver su cara. “Seguro que sabes que hacer con eso” le dijo casi carcajeándose pero bajando la voz para que en otras mesas no les oyeran. “Venga. Métemelo” Que cabrones. Se lo iban a pasar en grande torturándome. Apartó el dildo, de buen tamaño y fue a sentarse para que nadie viera lo que iba a hacer. “La falda” le recordó Miguel. Y Nuria tuvo que subirse la falda hasta la cintura. “Eh! Tíos. Nuestra barra libre ya no lleva bragas” les anuncio discretamente. “Oe! oeoeoe” empezaron a corear agitando las servilletas y llamando la atención de las mesas aledañas que no sabían que celebraban.
El que se la acababa de follar en el baño volvió. “!Eh! Tíos! Mirad lo que me he encontrado en el baño de hombres. “ Le dijo a todos los de la empresa. “Una se ha dejado las bragas allí” mientras daba vueltas en el aire las bragas de Nuria. Nuria solo podía desear que nadie atara cabos. Sus bragas volaron hasta caer en medio de la mesa donde estaba.
Ya sentada Miguel y el comercial le ‘ayudaron’ a abrirse de piernas tirando de sus rodillas. Nuria apunto ese pequeño monstruo y con cuidado se lo metió por el coño. “bien metido. Eso es” anunciaba Miguel que llevaba la voz cantante. “Dale” dijo Miguel. Nuria vio cómo uno de los de la mesa sacaba lo que parecía ser un mando a distancia y lo pulsó. Enseguida noto que el consolador que se había metido no era tal sino un vibrador. todos soltaron unas carcajadas cuando Nuria puso su cara de sorpresa.
Miguel volvió a hacer como si hablara con el hombre que estaba al otro lado de Nuria. En esa postura todo parecía mucho más inocente de lo que era. Le permitía a Miguel total libertad con su brazo y mantener la discreción. Aprovecho para coger el vibrador del coño y empezó a follar a Nuria. Nuria apoyó sus manos sobre la mesa y apretó con fuerza la servilleta. Puede que fuera el vino, puede que ya aceptaba su situación por completo, pero empezó a notar cómo sus extremadamente sensibles pezones se ponían duros como piedras. Solo el sujetador impedía que atravesaran su blusa. “¿Tú crees que se correrá?” decía uno. “¿Esta perra? Seguro. Es como todas. Parece que no pero con nosotros disfruta de lo lindo. Pero claro… ahora no pueden decir que son unas perras salidas. tienen que disimular. Puta corrección política” contestó MIguel mientras se la follaba con el vibrador.
Nuria iba in crescendo. No iba a poder evitarlo. Iba a correrse. Apretaba los dientes preocupada que alguien de otra mesa se diera cuenta. Y de repente… todo paró. Miguel le saco el vibrador que habían desconectado remotamente. Todos se rieron al ver la cara de sorpresa de Nuria. “Te queremos cachonda perdida. No vamos a dejar que te corras pero lo vas a implorar” Nuria nunca imaginó que iba a sentirse frustrada porque no le dejara correrse Miguel.
Los platos seguían viniendo. De vez en cuando Miguel mandaba a Nuria meterse el vibrador en marcha y en tan solo unos minutos le mandaba sacarlo. Nuria estaba cachondísima. Odiaba sentirse así delante de sus violadores de pago.
Las conversaciones ofensivas seguían hasta los postres. Que quien tenía la mejor polla. Que si se había corrido con alguno de ellos. Que si el cornudo de su marido no le daba lo que quería… las preguntas iban subiendo de tono. Que si alguna vez le habían metido la polla por la garganta, si había tenido tres pollas metidas a la vez… Nuria se percataba, pese al vino, que cuando contestaba a esas preguntas con un ‘no’ una sonrisita malvada aparecía en el rostro de sus compañeros de mesa. Esto te arregla las navidades se decía Nuria una y otra vez mientras tomaba vino.
La cena acabó. Nuria se sentía cachonda y algo bebida. Otra vez estuvo a punto de levantarse sin bajarse la falda. A la salida del restaurante la gente se disgregó en grupos. La mayoría se iban a casa, los más jóvenes por su cuenta… Nuria no se hizo ilusiones. Sabía que tenía que quedarse con Miguel y los demás. Ni siquiera hizo ademán de escapar. “Vamos. Dijo Miguel. Sé de un bar de copas muy bueno. Además… ya sabéis que Nuria nos va a invitar a las copas. Que generosa”
“Solo llevo para el taxi de vuelta” apuntillo Nuria y se sorprendió cuando todos se rieron. “No te preocupes”
Capítulo IV.2 -- Copas
Nuria iba poniéndose de nuevo las bragas cuando, al volver la esquina, descubrió cuál era el bar de copas. Era un puticlub. “En… en serio que queréis que me meta ahí?” preguntó ofendida.
“Qué mejor lugar para una puta” le replicó Miguel. Y prácticamente a rastras la metieron dentro.
Nuria había estado en un puticlub. Vio a un buen montón de hombres con mujeres vistiendo solo lencería. La llevaron a la barra. “Está es, Pedro” le dijo Miguel al camarero. El hombre se encogió de hombros. “Lo que hablamos. Es hora punta. Al resto de las chicas les vendrá bien que le aligeren el trabajo. Lo que saque pagará vuestras copas”
“¿Que?” dijo Nuria ofendida y el camarero se quedó sorprendido de su actitud. Nuria apartó a Miguel. “Se supone que solo iba a follar con vosotros. Ya es un riesgo que alguien me reconozca aquí. ¿En serio quieres que haga de puta?”
“Ya eres una puta, so estúpida” le cortó Miguel “¿que crees que has estado haciendo estos dos meses? Nosotros pagamos y tú te abres de pierna. Y hoy hemos pagado mucha pasta. Eres nuestra barra libre. E invitaremos a quien queramos. Así que quítate la ropa y a trabajar” le dijo con un golpe seco en el trasero. “Mueve ese culito y conseguirnos unos gintonics”
No se lo podía creer. Realmente querían que hiciera de puta…. pero Nuria tuvo un momento de revelación.Tenía que dejar de engañarse. Era puta. Se acercó a la barra apartada del resto de sus compañeros y llamó al camarero. “Donde puedo dejar mi ropa” El camarero le ofreció una bolsa de basura. “Puedes meterla aquí y yo te la guardo pero… de verdad que eres puta”
Torciendo la cabeza y con una media sonrisa burlona Nuria contestó. “Ya lo creo. Otra cosa es que no haya trabajado nunca en un puticlub. Cómo funciona esto” El camarero torció un poco el gesto. algo le olía mal pero quién era él para disuadir a una mujer con esas tetas de trabajar de puta. Le dio las indicaciones básicas. Cuanto cobrar y como. Joder. Mucho más que lo que pagaban por ella esos cabrones. Cuanto se quedaba la casa aunque en este caso se lo quedaba todo, a cuenta de las consumiciones de sus amigos. ¿Amigos?. Panda de cabrones. Que le daría sabanas de gasa de usar y tirar con cada cliente y condones. Condones al fin! Que lavara a los clientes… Después de un curso básico de cómo ser puta de puticlub Nuria se quitó la ropa. “Mujer. Si quieres puedes cambiarte dentro”“Ya… me da igual. Me van a ver en bragas de todas formas” El camarero volvió a torcer el gesto. Algo seguía oliendo mal.Pero Nuria tenía un buen tipo y unos pezones erectos que buscaban rasgar el sujetador, aún excitados de tanto vibrador interruptus.
Nuria tímidamente, en bragas y sujetador, se acercó a la barra. Sus compañeros la jalearon. “Eso es. Mueve ese culito. Consíguenos unos gin tonics” . No sabía muy bien que hacer ahora pero cómo había más hombres que putas enseguida se le acercó uno. Un cincuentón que le recordaba a su jefe pero al menos no olía mal. Hasta se había puesto perfume. ¿De verdad? ¿Se pone perfume para ir a un puticlub?
“Hola. ¿Te puedo invitar?” Después de tantas veces que cuando se la querían follar lo que hacían era agarrarla del brazo sin mediar palabra y llevarla al cuarto de escobas hasta le sorprendió esta amabilidad. “Claro”
Nuria se tomó un Gin tonic. Muy poco cargado se percató. Enseguida lo comprendió. Si tuvieran que tomar uno de verdad con cada cliente las putas acabarían borrachas enseguida. Cómo te llamas, qué tal, eres nueva, que cuerpo tienes, me gustan tus tetas, te depilas el coño… en cinco minutos la conversación subió de tono como la espuma y enseguida “La tarifa de siempre” . “Claro. Si, si…” lo iba a hacer se dijo Nuria. Llamó al camarero. Cobro al cliente y le dio el kit de puta a Nuria. Nuria tomó por la mano a su primer cliente de puticlub y se la llevo a donde la habían dicho que estaban las habitaciones.
Nerviosa entró. Era deprimente, un cuarto pequeño con un bidé, una cama de poco más de metro veinte con un colchón vacío y nada más. “desnudate, cariño” Nuria se sorprendió al tratarlo con tanta familiaridad. Tal vez el alcohol, tal vez ya había aceptado su estatus… pero empezaba a sentirse suelta.
Nuria preparó la cama. En cuando el hombre estaba desnudo lo lavo en el bidé, lo sentó en la cama, se arrodilló y empezó a mamársela sin poner siquiera el condón.
Empezó a lamerla, a metérsela hasta el fondo, a recorrerla con la lengua. Y cuando la tenía bien metida en la boca oyó a su cliente decir “No. Espera, espera…” pero ya era tarde. Un buen chorro de semen le lleno la boca, y luego otro. Antes de que pudiera reaccionar el cliente se levantó y el siguiente chorro le dio en la cara.
“Perdona, perdona…” Nuria alucinaba que el cliente le estuviera pidiendo perdón. “No me ha dado tiempo de avisarte. No se si eres de las que se dejan correr en la boca o no. Pero es que llevo toda la noche viendo pasar a las putas por delante y estaba demasiado cachondo y me he ido sin darme cuenta. Ya me voy. Perdona.”
Nuria, aun con la boca cerrada con los restos de Semen no podía ocultar su cara de sorpresa e incredulidad. Después dos meses que sus compañeros se la follaban cómo una perra, en un puticlub la trataban con más respeto. Hasta sonrió por la ironía. Como ya había tenido que aprender en los últimos meses se tragó el semen delante de su cliente asustado.
“Tranquilo. Soy de las que tragan. Y no tienes que irte. Has pagado por media hora” Nuria prefería estar en ese cuarto sórdido antes que fuera con los cabrones de sus compañeros. El hombre sonrió aliviado. Se tumbaron sobre la cama, Nuria sobre él pues la cama no daba para más y empezaron a charlar. El hombre le contó sus circunstancias. Viudo. Se sentía solo… parecía un buen tipo para ser putero. Hasta intentaba ser amable con Nuria. Nuria empezó a empatizar con él que empezó a halagar. Que bonito cuerpo, que bonitas tetas… Nuria se dio cuenta que ni el sujetador se había quitado. Si era una puta, una puta seria. Sin siquiera se lo pidiera ella misma se levantó y se quitó el sujetador y las bragas. Con una naturalidad que le seguía asustando. Delante de un hombre que había pagado por estar con ella y que lo conocía de apenas quince minutos. La cara de satisfacción del hombre al ver esas tetas copa C y ese coñito rasurado solo se vio superado cuando Nuria se puso picantona y se dio la vuelta para enseñarle su culito.
Volvió a la cama. La conversación acabó. Empezaron a besarse. La mano de Nuria jugaba con el miembro del hombre que iba recuperando su erección. Nuria bajo dejando un reguero de besos hasta llegar a la polla del hombre y empezó a mamársela. Nuria notaba como ese pedazo de carne se llenaba de sangre poniéndose más y más dura. En cuando la sitio lista tomó el condón, se lo puso se sentó sobre él y empezó a cabalgar.
La cara del hombre era de suma satisfacción. Con sus manos jugando con los pechos de Nuria, no maltratandolos, solo jugando con ellos, con sus sensible pezones que se ponían duros como piedras, o recorriendo su cuerpo… Nuria de vez en cuando bajaba para darle un buen morreo y reforzar sus pechos contra el cuerpo del hombre mientras seguía haciendo todo el trabajo. Esta vez el hombre duró mucho más y cuando Nuria noto cómo el hombre le cogía por el trasero con fuerza y apretaba los dientes aceleró el ritmo multiplicando el placer del hombre que terminó corriéndose a gusto… esta vez en un condón.
Nuria le dio un último beso antes de levantarse y quitarle el condón para tirarlo con el resto de las cosas cómo le habían indicado. “Me lo he pasado muy bien.” le confesó el hombre. “Yo también” contestó sincera Nuria. Eso la sorprendió. Le había pasado cómo cuando vas a ver una película que piensas que era muy mala y al final no lo es tanto y sales del cine incluso satisfecho. Acostumbrado a sus clientes habituales encontrarse con esto haya sido hasta… agradable. “¿Vas a seguir por aquí?” Nuria no tenía ni idea. Estos cabrones podrían volver a jugársela otra vez en el futuro. Nunca se sabe. “No lo sé Lo siento” . El cliente se lo agradeció una última vez más y se fue. Nuria hizo sus tareas post coito de puta novata y volvió a salir al club. “Ehhhh. Esa Nuria. A tu salud” la recibieron sus compañeros brindando con unas copas que había pagado su coño.
Nuria los ignoró y volvió a la barra. Otra vez en seguida se le acercó otro hombre. Buen cuerpo, alto y pero con la maldición de una cara bien poco agraciada. Que era feo, vamos. La conversación fue un calco de la anterior y en cinco minutos ya estaba otra vez camino de la habitación. Misma rutina pero esta vez el hombre no se corrió a la primera en su boca. No le iba mucho las mamadas por lo visto, y en seguida acabo encima de Nuria. Esta notó cómo le metía la polla y empezaba a follarse a un buen ritmo. Una pena que fuera tan feo de cara porque tenía un buen cuerpo y sabía manejar su polla pensó. Sí que sabía manejarla. Tal vez lo desinhibida que estaba, lo cachonda que había acabado en la cena, o el alcohol pero Nuria se paró a pensar ¿Porque no voy a disfrutar yo también”
Nuria empezó a ser más proactiva. A mover sus caderas, a acariciar al hombre por el pelo, a agarrarlo del culo para que le metiera bien a fondo la polla. “Si. Eso es. Follame” le gritaba y el hombre alucinaba con la reactividad de Nuria. Aumentó el ritmo y Nuria empezó a sentir cómo le llegaba ese orgasmo que le habían negado en la cena. “Si, si. Joder. No pares. Me voy a correr” ¿Una puta que se corre con un cliente? El hombre alucinaba pero le estaba poniendo cachondísimo. Nuria agarraba el colchón con sus manos mientra movía sus caderas frenéticamente aumentando la intensidad de los pollazos del hombre hasta que en una perfecta sinfonía ambos se corrieron de gusto.
Increíble. Solo ahora Nuria se había dado cuenta que se había corrido haciendo de puta, follando con un perfecto desconocido que además tenía una perdición de cara.
Sobraba tiempo. Así que aún charlaron un poco. Otra vez le sorprendió que, aunque un poco más rudo y descarado que el anterior hombre, dentro de lo sórdido de la situación, estaba siendo educado. Se dio cuenta que se sentía usada, pero no abusada cómo había sufrido los últimos meses.
Con la conversación subiendo de tono el hombre le dijo que nunca había visto a una mujer masturbarse. Y Nuria decidió complacerlo. Se sentó en el suelo, se abrió bien de piernas y empezó a hacerse un dedo ante la excitado mirada del hombre. Por desgracia el tiempo se cumplió y Nuria se quedó otra vez a medias.
Volvió a hacer el ritual, limpieza, salir, sufrir la mofas de sus compañeros, la barra, otro cliente… Y otra vez se dejó llevar y medio cachonda con el dedo a medias de antes volvió a correrse de gusto con el tercer cliente.
Cuando salió la tercera vez esta vez sus compañeros le avisaron que se iban a otro sitio. que la esperaban fuera. Así que Nuria se acercó a la barra a por sus cosas. El camarero se las dio y vio un billete de cincuenta dentro. Miró al camarero extrañada. “No te preocupes. Les he dado garrafón así que ha sobrado. Mira… no sé que rollo te llevas con los tíos esos pero no son buena gente. Mis chicas los rehuyen en cuando los ven entrar. Sobre todo al Miguel ese. Tiene algo perverso. Pero los tres clientes que han estado contigo, han salido contando maravillas de ti. Si alguna vez quieres trabajo aquí serás bien recibida. Parece que eres muy buena en lo que haces”
“Gracias” dijo sorprendida. “Lo tendré en cuenta” contestando mecánicamente aún sin saber cómo tomarlo. Años trabajando en la empresa y nunca había alabado su trabajo. Y la primera vez que lo hacen es por hacer de puta.
Capítulo IV.3 -- Fiesta
Cuando salieron Nuria noto que iban bien contentos, tanto de felicidad cómo de alcohol. Ella misma iba un poco achispada después de tres Gin tonics por muy poco cargados que estuvieran.
“Esa es mi Nuria” le dijo socarrón Miguel echando una peste a alcohol y que le pasó el brazo por la espalada a Nuria. “Si es que con esas tetas sabía que ibas a triunfar” Y con su mano libre empezó a apretárselas. Nuria, instintivamente, al encontrarse en la calle, le dio un manotazo para apartarlas. Súbitamente Miguel le tiro la cabeza hacia atrás del pelo y le levantó un dedo. “Barra libre. ¿Recuerdas?” y la arrastró hasta la pared más cercano donde la arrincono y empezó a besarla, le desabrocho varios botones de la blusa y empezó a meterle la mano por el sujetador maltratando su preciosas tetas. Manda ovarios, pensó Nuria, que se sentía más segura en bragas dentro de un puticlub que con estos cabrones en la calle.
Miguel empezó a meterle mano a dos manos. Una por las tetas y otras metidas por las bragas mientras le besaba el cuello y Nuria miraba frenética a un lado y otro temerosa de ser descubiertos. “Hombre Miguel. Ciñámonos al plan. Que todos queremos cacho”“Vale, vale” dijo apartándose de Nuria primero “Pero uno rápido para el camino” y volvió a por Nuria que la arrastró entre dos coches donde la forzó a ponerse de rodillas. Allí, al amparo de esos dos coches Miguel se sacó la polla y se la metió en la boca a Nuria. “Antes me corro, antes nos vamos, puta” le dijo. Y Nuria lo odiaba pero tenía razón. Así que se esmeró en chupársela. Miguel también estaba cachondo perdido de ver tías en lencería en el puticlub así que tampoco tardó mucho en inundar la boca de Nuria con su semen que, bien enseñada como estaba, se lo trago todo. Su primera mamada en mitad de la calle.
Cuando Nuria se levantó vio cómo uno de los comerciales rebuscaba en su bolso “¿Que haces? Eso es mio” y vio cómo sacaba las llaves de su casa y su DNI. “Ya las tengo. Vamos”
“¿Vamos? ¿A donde?”
“A tu casa, tonta. Nos tomamos allí la última…” le contestó el comercial hasta que Miguel le cortó “Y te follamos a saco. Estamos cachondisimos de ver tías en bolas en el puticlub. Necesitamos descargar”
“¿Mi… mi casa?” otra vez el terror de ser descubierta. Su marido e hija no volverían hasta el domingo. Dos días. Pero si esto se iba de madre...
“Que si, tonta. Vamos” y la tomó del brazo y sin darle opción a rechistar. Nuria empezaba a dudar que fuera buena idea pero temía haber sufrido todas las humillaciones que había sufrido para nada si no aguantaba el sprint final. ¿Que iba a ser? ¿Ocho polvos más? Cuán equivocada estaba.
La metieron en un coche. Obviamente detrás entre dos de los comerciales. Tan pronto como se pusieron en marcha empezaron a besarla y a meterle mano… le desabrochaba la blusa, la falda… para cuando se quiso dar cuenta ya era tarde. La estaba desnudando en el coche a la fuerza. Eran las dos de la mañana de un viernes. Por dónde iban no se veía gente… pero podía haberla. sin que le dieran opción termino encima de uno de los comerciales que con la polla preparada la empaló al recibirla. “Muévete puta” le ordenó. Nuria, bloqueada por la situación, obedeció mecánicamente. Con el rabillo del ojo miraba por la ventanilla. Cualquiera podía ver que estaba desnuda de cintura para arriba y era fácil adivinar que estaba haciendo sentada de cara a un hombre, subiendo y bajando.
Cómo cronometrado el hombre se corrió en su coño justo cuando llegaron al portal de su casa. Y esta vez sí que sin condón. Nuria, asustada, se tiró a un lado cayendo de cara sobre el paquete del otro hombre, para que nadie pudiera verla en ese estado dentro del coche. Este aprovechó para sacarse la polla y metérsela en la boca a Nuria. “Si insistes” le dijo burlón.
Nuria se quedó aterrada. Estaba delante del portal de su casa, desnuda con una polla en la boca. ¿Que pensaban hacer estos cabrones? Escucho la puerta del coche abrir y a alguien decir “Venga. El portal está abierto. Que entré rápido”“Y una mierda” dijo el que tenía la polla en la boca de Nuria. “De aquí no se va hasta que me la chupe” Nuria recibió un fuerte azote en el trasero. “Venga” ordenó la voz de Miguel. “Que todos tenemos ganas”
Cuando antes se corriera antes podría meterse en casa, pienso Nuria. Así que se afanó en darle una buena mamada. Por suerte estaban todos excitadisimos y lo único que buscaban eran correrse. Más pronto que tarde Nuria recibió otra carga de semen en su boca. “Ya” dijo el hombre satisfecho.
Nuria noto cómo tiraban de ella por el brazo. se tapó instintivamente las tetas al encontrarse en mitad de la calle, totalmente desnuda. En cuanto vio el portal abierto corrió rauda. Los hombres la siguieron.
“Tíos. Esto se os está yendo de las manos.” imploró Nuria
“Que no, estúpida. No te preocupes” le espetó Miguel. “Que no vamos a perder la oportunidad de follarte como a una puta barata. Seremos discretos. Ningún vecino se va a enterar… pero hoy nos lo vamos a pasar muy bien”
La empujaron escaleras arriba, desnuda. Cuatro pisos. Su bloque no tenía ascensor. En los descansillos alguno aprovechaba para empujarla a la pared y besarla y magrearla un rato. Cuando llegaron a la planta Nuria fue rápida a la puerta pero sin llaves tuvo que esperar a que otro le abriera la puerta de su casa. Pronto todos los hombres entraron en su casa, cerró la puerta tras ella y se sintió segura… hasta que vio a todos los demás mirándola.
“A saco” dijo Miguel que fue el primero. La cogió del brazo y le dio la vuelta. Le puso la mano en la boca y Nuria pudo sentir cómo le metían sus bragas. Noto cómo Miguel maniobraba para metersela por el culo. Sin siquiera poner una pizca de lubricante. Las bragas de la boca impidieron que pegara un buen chillido cuando Miguel le metió toda la polla sin misericordia. Miguel era más alta que ella. Tan pronto la tenía bien clavada la alzó del suelo y. sujeta solo por la polla que le empalaba el culo y el brazo de Miguel por su cintura la llevo al salón, se sentó en el sofá, tiro de las piernas de Nuria para dejarla bien abierta, y enseguida otro de los hombres se la metió por el coño. Jamás había tenido Nuria dos pollas metidas en el cuerpo de esa manera y antes de poder ser consciente de lo que ocurría, todos actuaban con mucha velocidad, un tercero se subió al sofá, le quitó las bragas y empezó a follarle la boca. Apenas habían pasado quince segundos desde que había entrado en casa.
Cuando se calmó un poco más la cosa Nuria noto como alguien tiraba de su mano y pronto sintió una polla. Mecánicamente, abrumada por la situación empezó a hacerle una paja. Se sentía aplastada por los cuatro hombres.
El que tenía en el coño y el de la boca también venían cachondos del puticlub y tampoco duraron mucho. Pero Miguel, que ya había descargado antes en su boca, se quedó su tiempo disfrutando de su culo. Tan pronto como uno descargaba su semen en el agujero de turno otro tomaba su lugar. Cómo un huracán uno tras otro iban pasando por Nuria, más bien atropellándola.
Cuando Miguel se corrió en el culo de Nuria el que le follaba el coño la cogió y se sentó en el sofá llevándosela consigo y dando acceso a su culito a cualquiera que quisiera. Nuria volvió a sentir que le metían las bragas en la boca para que tuviera algo que morder mientras sentía la primera penetración de turno que siempre era la más dolorosa. Ya no era como la primera vez, ya se había acostumbrado un poco en el último mes, pero seguía siendo un infierno. Más sin lubricante.
Fue todo frenético. Nuria se sentía como una muñeca de trapo. No hizo absolutamente nada más que poner sus orificios y dejarse follar por todos. Durante más de veinte minutos todos tuvieron al menos un orificio que follarse.
Cuando los dos últimos acabaron corriéndose casi a la vez simplemente se levantaron y Nuria cayó al suelo, medio desfallecida. Esto había sido demasiado. Se habían pasado. aunque perdiera el dinero los quería fuera de su casa pero ya.
Antes de poder abrir la boca noto otra vez que le metían algo por ella. Algo redondo y con sabor a goma. Una bola. Y antes de poder reaccionar ya se la habían sujetado a la nuca. Era una mordaza de bola. Intento zafarse pero la sujetaban por las muñecas. Les imploro por los ojos, negaba con la cabeza, pero vio que no les importaba. “¿Quieres decir algo, puta? Nos la suda. Hemos pagado para follarte y es lo que vamos a hacer. A saco” volvía repetir Miguel. Daba igual si quería continuar o no. A partir de este punto ya veía que habían decidido violarla. Claro. Que iba a hacer. ¿Denunciarlos? Iban a hacer lo que les diera la santa gana. Todo.
La cogieron por los brazos y a rastras la llevaron a su dormitorio. También habían traído cuerdas y pronto Nuria acabo en la cama, atada, formando una X muy tensa, no podía moverse lo más mínimo.
“Así que esta es la cama donde duermes con el cornudo de tu marido” dijo uno mientras se ponía ya entre las piernas de Nuria.”Seguro que haces de puta por que tu marido no te da lo tuyo aquí. Tranquila. Que nosotros vamos a corregir eso” Y poniéndose encima Nuria noto otra vez una polla invadir su coño. Ya había perdido la cuenta de cuantas llevaba ya esa noche. Y lo que quedaba. Nuria apartó la cara intentando abstraerse pero así vio cómo un par de hombres empezaba a abrir los armarios y cajones donde tenía su ropa. “Hey, mirar, su cajón de las braguitas” y empezó a sacarlas y tirarlas por la habitación y a pasárselas a otros. “Nuria. Porque no vienes con esta ropa al trabajo” y sacó una minifalda y un top ajustado de su armario
¡La estaban violando por completo, hasta su intimidad.”Ah! Si! Otra más al bote” dijo el que acababa de correrse en su coño. Ninguno duraba demasiado. Ya no era por la excitación. Sencillamente solo la estaban usando para correrse. “Eso es campeón” le dijo otro con el que chocó los cinco. “Ahora voy yo”“Y con que me limpio yo” dijo mirándose la polla a lo que le tiraron unas bragas de Nuria que la usó para limpiarse.
Nuria negaba una y otra vez con la cabeza. Pero no conseguía ninguna reacción. Otro hombre apareció por la puerta con más braguitas en la mano. “Mirad lo que encontré” Eran las bragas de su hija que empezó a repartirlas por la habitación. Nuria seguía soportando otro hombre encima sin poder decir nada. Y que también acabó corriéndose. “Bien. Otra corrida. Pasadme una de las bragas de la hija para que me limpie”
El siguiente que llegó buscaba una mamada. “Venga tíos, aprovechemos los recursos. Mientras me la chupa otro se la puede follar” Y le quitó la mordaza. Nuria soltó un “Basta” ahogado. Si no le faltara el aire hubiera sido un grito.
“Quieto todos” dijo Miguel. Todos se quedaron mirando a Nuria y esperando. “Basta. Quedaros vuestro puto dinero pero iros ya de mi casa. Cabrones. Me vais a reventar”
Después de un momento de silencio Miguel contestó con un simple “Grita”
“¿Que grite?” preguntó Nuria
“Si. Grita” dijo socarrón. “Te oirá algún vecino y vendrá la policía y se acabó. Venga. Grita”
Todos esperaron en silencio pero Nuria no dijo nada.
“No lo harás porque si lo haces tendrás que dar muchas explicaciones y tu marido y tu hija sabrán que eres una puta así que nos vamos a quedar” le decía mientras desataba una de las piernas “vamos a disfrutar de lo que hemos pagado, una barra libre con una puta” mientras le desataba la otra pierna “Y ahora vas a morder las bragas de tu hija manchadas de semen” mientras le subía las piernas de Nuria hasta su pecho “porque no quieres gritar cuando te la vuelva a meter por el culo. ¿Verdad que si?”
Nuria sintió cómo Miguel se preparaba para volverla a sodomizar. El cabrón tenía razón. Estaba atrapada e indefensa, sin opciones. Noto cómo empezaba a apretar contra su ano y desesperada Nuria abrió la boca pidiendo que le metieran las bragas de su hija en la boca. Tan pronto las mordió sintió otra vez a Miguel invadir su ano. Desde esta postura podía ver la cara del cabrón y que estaba disfrutando a gusto mientras la sodomizaba. Después de los primeros empellones el que quería una mamada le quitó las bragas pero antes de poder siquiera abrir la boca Miguel se la tapó con la mano. “Traed la fusta. Es hora de explicarle las cosas cómo habíamos hablado”
¿A qué se refería? ¿Una fusta? Nuria acabo otra vez con la mordaza de bola en la boca. Miguel se la seguía follando bien a gusto por el culo. Y sin previo aviso recibió un fustazo en uno de sus pezones. La mordaza impidió que gritara. Otro le siguió y otro… sus sensibles pezones le ardían como si les hubieran prendido fuego. Después de media docena de fustazos que Nuria no entendía a qué venía todo paró de golpe. Incluso la sodomía de Miguel, aunque no le saco la polla del culo.
A Nuria le caían unas lagrimillas por el dolor. “Te preguntarás a que ha venido eso” le dijo Miguel. Y efectivamente así era. “Ahora piensas que las cosas no pueden empeorar pero si. Si que pueden empeorar. Así que será mejor que colabores y hagas lo que te ordenamos.Así que si te piden, como ahora, que se la chupes, no vas a solo a dejar que te la meta en la boca. No. Se la vas a chupar como si tus pezones te fueran en ello” y a la amenaza unió la acción de retorcerle los doloridos pezones. Nuria cerro los ojos, se retorció y gritó ahogadamente bajo la bola. “¿Lo has entendido?” Nuria afirmaba frenéticamente. “¿Se la vas a chupar pero bien, bien?” Nuria volvió a afirmar frenéticamente. “Esa es la puta que queremos”
Le quitaron la mordaza y enseguida tenía la polla delante de la cara. Aterrada como estaba se la metió en la boca y empezó a chuparla con más ganas de las que había puesto nunca mientras Miguel seguía disfrutando de su culito, ambos hasta los inevitables finales.
Y así estuvo un buen rato, sobre la cama que compartía con su marido, follada tras follada y viendo cómo se limpiaba la polla con sus braguitas y las de su hija, entrando y saliendo de la habitación. ¿Una hora? ¿Dos?
Y por primera vez, después de la última corrida y que saliera de la habitación, por dos minutos estaba sola. Por primera vez en… ni sabia cuantas horas, no tenía una polla metida por ningún sitio. Por un momento tuvo esperanza de que la tortura acabara. Miro el reloj de la mesilla. Eran las cuatro bien pasadas de la madrugada. Estaba exhausta sin haber hecho nada. Solo siendo usada y abusada.
Pero fue un espejismo. Miguel llegó con unas prendas y la fusta. Nuria tembló al verla. “Hola putita. La gente se van ya para casa. Ya sabes. Con sus mujeres. Las que no son unas putas. Así que cómo una buena anfitriona los vas a despedir. Ponte esto. Te vas a poner de rodillas en el pasillo, Les vas a decir que te lo has pasado muy bien y les vas a darle las gracias por haberte follado y les darás un beso en la polla de despedida. Y si no…” Miguel paseo la fusta por el cuerpo rozando pezones, clítoris, mejillas…
Nuria afirmó con la cabeza. “Si, si… lo que tú digas” mirando de reojo aterrada la fusta. Miguel procedió a desatarle las muñecas que tenía adormiladas y vio las prendas escogidas. Un bikini… de su hija. “Esto no es mío” le dijo. “Lo sé”
Sudorosa, dolorida, con restos de semen por todas las partes de su cuerpo pero sobre todo por la cara y su entrepierna. Miguel le tiro unas bragas de algodón para que se limpiara la cara y el coño con ellas. Se puso las prendas pero Miguel hizo unas últimas modificaciones. Por detrás le metió la braga del bikini por el culo, de tal forma que no tapaba nada. Por delante se aseguró que los delicados pezones de Nuria fueran visibles sobre la copa del bikini. Y salió al salón seguida de Miguel. Menudo desastre. Habían arrasado con la cocina., Había latas de cerveza vacías por todas partes, se habían hecho sándwiches, las patatas fritas tiradas… e iba a tener que limpiarlo antes de que su marido volviera.
Nuria obediente fue junto a la puerta de salida, se arrodilló y cómo le había dicho Miguel dio su discurso. “Gra… gracias a todos por venir. Me lo he pasado muy bien. Qui… quiero daros las gracias por haberme follado”
“Un placer, puta”“Cuando quieras repetimos”“Una gozada. De verdad” Y procedieron a irse, sacándose la polla ante Nuria para que la besara a modo de despedida. Cuando llegó Miguel, que era el último, le extrañó que no llegará con la polla fuera y si con la fusta en la mano. Y aún más que cerrara la puerta. “Yo no me voy aún, putita” Todo el cuerpo de Nuria tembló.
Capítulo IV.4 -- After Party
La tomó del brazo y se la llevó al desastre del salón donde la sentó en su regazo. Tomó un álbum de fotos y lo abrió. Era el de su boda. “Que guapa estabas cuando te casaste” la halago. mientras la mano del brazo que la abrazaba empezaba a jugar con una de sus tetas. Nuria ni se dignó a contestar. Estaba asustada. Miguel había ido escalando su comportamiento abusivo desde que se la follo por primera vez. “¿Y te folló bien? Seguro que es un mierdas, el pobre cornudo que no sabe cómo follarte. Seguro que cada vez que recuerdes esta noche se te mojan las bragas” Miguel parecía estar hablando más para sí solo, con la única intención de atormentarla, mientras pasaba las hojas. “Si, si… ya lo sé… ahora es toda esa puta corrección política pero en el fondo sabemos que eres una puta y que has disfrutado como una perra aunque intentes disimularlo. Anda. Metete mi polla por el culo.” Nuria, mirando de reojo la fusta, le tomó la polla y, ahora ya al fin con más suavidad, se la metió apartando la tela de la braga. Cuando lo hacía con cuidado era hasta soportable. Miguel pasó otra página del álbum y apareció una foto de la hija de Nuria que no debería estar en ese álbum. Una foto en la playa, en bikini. Exactamente el mismo bikini que llevaba ahora. “Está buena tu hija. ¿Has pensado en meterla en el negocio familiar? Ya sabes… ser puta”“No metas a mi hija en esto cabrón” Al final a Nuria le pudo más la ira de madre que el miedo que tenía. Miguel tomó la fusta y le dio un golpe en uno de los desprotegidos pezones. “Ouch” Se quejó Nuria. “Mueve el culo, puta” . Nuria tuvo que empezar a mover las caderas y ser ella misma la que se estaba jodiendo el culo. “¿Por qué no? Con una madre como tú seguro que lo lleva en los genes. Solo tienes que mirarla en esta foto. Marcando tetas.” Nuria tuvo un ataque de rabia. “Cabrón. Deja a mi hija en paz. Cómo se entere de algo de esto, cómo la amenaces, se acabó, entendi…”
Antes de acabar la frase Miguel se levantó, sin sacarle la polla del culo la dobló sobre la mesa y se dejó caer sobre ella aprisionando con su cuerpo. Siendo Miguel tan grande comparada con ella se quedó totalmente inmovilizada, con los pezones y la cara pegada a la mesa. Miguel puso la foto de la hija en bikini junto a la cara de Nuria, sobre la mesa, y empezó a ser él quien le daba por el culo, muy despacio, tranquilamente. “Pero que buena que está tu hija. Seguro que se la han follado ya todos sus amigos. Tiene cara de chupar pollas por diversión. Hummm…” Nuria quería moverse pero no podía. Era humillante. El cabrón se la estaba follando, le estaba dando por el culo, pensando en su hija. Por eso la había vestido con su bikini. Veía cómo Miguel acariciaba la foto de su hija mientras seguía sodomizándola, pasando sus dedos por las tetas de su hija. “Hum… sí…. “ hasta que ya levantó su cuerpo, tomó las caderas de Nuria, y ahora si empieza a darle por el culo a gusto. “si, joder, si! Me corro!!!!” Y Nuria termino con otra corrida en sus entrañas.
Miguel ya se la saco y se sentó en el sofá, satisfecho. Sin decir nada. Cuando Nuria le lanzó una mirada de odio este le respondió con una malvada sonrisa. Nuria sacó fuerzas de flaqueza, tomó la foto de su hija, la metió en el álbum y lo guardo. Luego se quedó mirando a Miguel. ¿que más quería? ¿No se iba a ir? Efectivamente. Estaba en el sofá, terminando una cerveza, mirándola de arriba a abajo. No parecía con ganas de irse. Pero al final se levantó. “Ya estoy cansado” dijo desperezándose. Nuria esperaba que se fuera al fin pero se le cayó el alma a los pies cuando añadió “Vámonos a la cama. Es tarde. Dormiré aquí.”
Nuria se quedó quieta en el sitio. ¿En serio? Miguel iba hacia la habitación y cuando vio a Nuria parada la animó a seguirlo. “Vamos!”
La cama era un desastre. Desecha, húmeda y las sábanas manchadas de semen por todas partes. “Joder que asco. Mejor dormimos en la cama de tu hija” Esta vez Miguel la cogió del brazo dejando claro que no aceptaba un no por respuesta.
La habitación de su hija también tenía el armario abierto y los cajones revueltos. Sobre todo el de su ropa interior. Miguel aparto las sabanas y se metió en la cama. “Oye… vamos a por el último antes de dormir. Que nos ayudará a conciliar el sueño. Pero estoy un poco cansado. Joder. Si tú no has hecho nada. Solo estar ahí, dejar tus agujeros y que te follen. Debes estar como una rosa. Chupamela y luego ponte encima. Y recuerda… Cómo si tus pezones te fueran en ello”
¿Aún tenía energías el cabrón? Nuria no tenía ni fuerzas para replicar. Se acercó a la cama de su hija y empezó a chupársela a Miguel. “La de pollas que se habrá comido aquí tu hija cuando no estas” Nuria paro un momento pero decidió ignorarlo pero muy hiriente que fuera. “Seguro… tío tras tío… se sentarán aquí cómo yo y tu hija les comerá la polla. Solo por gusto.” Nuria siguió a lo suyo. “Y luego se la follaran, claro. Digna hija de su madre” Miguel le tiró del pelo y la apartó de su polla. “Suficiente. A follarme, puta”
Nuria se sentó sobre Miguel y ella misma se metió la polla que acababa de poner dura con su boca. Al principio no sabía si ponerle ganas pero luego pensó, no tanto en la fusta, sino que cuanto menos ganas la pusiera, más tardaría en correrse el cabrón. Así sacó los últimos resquicios de fuerza que le quedaban y empezó a cabalgar. Arriba y abajo sentía esa polla entrar en un coño que ya lo tenía adormilado, insensible. “Eso es putita. Ponle ganas” le decía mientras jugaba con sus tetas y sus pezones. “Si cuando yo digo que lo estas disfrutando…Hummmm…. si, si… sigue… ahí, ahí estoy. SI! Ahhhhhhhhhhhhh” Y Otra corrida más en la cuenta de Nuria. Cuando sitio que Miguel se había corrido Nuria ya se paró.
Sniff, sniff.. Miguel olisquear el aire. “Dios.Apestas. Anda. Date una ducha antes de acostarte” Como si tu olieras mucho mejor, pensó. Pero de verdad que necesitaba una ducha. Para ella fue un alivio. Temía que fuera una estratagema para follarsela una vez más en la ducha pero no fue así. Miguel ya estaba exhausto. Nuria tenía varias partes del cuerpo entumecidas por el uso. Pero al día siguiente iba a ser un suplicio seguro. Intento hacer una cuenta de cuántas veces la habían follado. No se veía capaz. Solo recordaba las de por el culo. Miguel le había dado tres. Y otros dos le habían dado por detrás, uno en el sofá y otro en la cama. Pero por el coño… era incapaz de contarlas. 8 tíos Tres horas. Solo si cada uno había repetido ya eran 16. Más el del coche, más los tres del puticlub, más el de los servicios… Nuria sentía que le chorreaba semen del coño. Pero era una exageración. Más unas seis o siete mamadas pensó… Dios! Nuria se asustó de la magnitud. Se habían corrido dentro de ella más de treinta veces esa noche. Su marido no se había corrido dentro de ella tantas veces en un año. Y una decena de hombres lo habían hecho en una sola noche.
Ya duchada y desnuda volvió a la habitación. No vio a Miguel en la cama. La cogió por sorpresa cuando la asalto por detrás. “Pero… ¿Qué haces?” Antes de que pudiera reaccionar Miguel le había atado las muñecas. “Por si acaso tienes malas ideas esta noche” se rio. También procedió a atarle los tobillos y le puso la mordaza de bola. La levantó en volandas y la tiró a la cama. Detrás de ella se subió Miguel. Se puso detrás de ella. Haciendo la cuchara. Nuria sentía la polla de Miguel contra sus glúteos y la abrazaba cogiéndole una teta. “Buenas noches putita” Le dio un beso en la mejilla y se tumbó.
Nuria oía resoplar a Miguel detrás de ella, totalmente pegado, piel contra piel. Pensaba que no iba a poder dormir así. Hasta que se relajó un poco. Todo el cansancio la golpeó como un martillo y cayó rendida de sueño.
Capítulo IV.5 -- Buenos días
Nuria se despertó cuando noto que alguien manipulaba su mordaza. Era Miguel. Bien. ya era hora que la soltara. Pero sin decir nada, tras liberar su boca, aún con muñecas y tobillos atados, sintió cómo Miguel la colocaba hasta que su cabeza quedaba colgando hacia atrás en el borde de la cama.
Miguel le sujetó con fuerza la mandíbula obligándolo a abrir la boca y Nuria sitió la polla entrar hasta llegar hasta la entrada de su garganta. Dios…Nuria ya ni se lo preguntaba. Sabía que le iba a follar la garganta aunque la ahogara. La mano de Miguel pasó a sujetarla por la Nuca y siguió empujando. Nuria se ahogaba, le daba arcadas pero Miguel no se frenaba. La polla de Miguel empezó a entrar y salir no solo de la boca, sino de la garganta.
Con la mano libre Miguel le metió los dedos a modo de gancho por el coño y junto con el agarre de la nuca arrastraba el cuerpo de Nuria hacia él con cada empujón. Nuria notaba cómo las pelotas le golpeaban la nariz una y otra vez, prueba de que le metía la polla en la boca hasta el fondo.
Nuria solo podía concentrarse en aprovechar cuando la polla salía para respirar. Le faltaba el aire. Algunas mamadas que había tenido que dar bien podrían calificarse de follada de garganta pero ningún había sido como esta.
Y cómo otras veces el único momento de felicidad de Nuria fue cuando sintió que su violador se corría pues anunciaba que esta ronda había acabado al fin. Miguel se sacó la polla y Nuria empezó a toser, a babear, a escupir. “Buenos días. No seas una mala anfitriona que tú ya has desayunado y yo no. Hazme algo de comer” Y ahora si paso a desatarla.
Cuando termino de toser y de recuperar el aliento se encaró con Miguel. “Basta ya. ¡Solo acepte para la cena y la fiesta posterior! Eso se acabó” mientra iba a buscar algo que ponerse. “¿Quieres que le diga al jefe que no he quedado contento?” Nuria se frenó de golpe. “Está en camino por cierto. Sería una pena que tan cerca de la orilla te ahogaras. Que no cobrarás por tu trabajo, puta”“Cabrón. He hecho todo lo que me habéis pedido. No! Aún más! Me habéis violado y os vais a ir de rositas. ¿Y aún quieres presionarme más?” Miguel sonrió con el labio torcido, se acercó a ella y espero un momento. “Eso no es una respuesta” Miguel le metió un dedo en el coño. “No te muevas” Nuria respiraba pesadamente. Al primero le siguió otro y otro hasta que empezó a follarle con los dedos vigorosamente. Con tal fuerza que Nuria empezó a retroceder hasta llegar a la pared. Miguel le dio una bofetada “No te muevas” y siguió follándola con los dedos y pasó a jugar con sus pechos. A apretarlos más de lo soportable. Le acercó la cara y le metió la lengua en la boca. Y Nuria no se movió. Tenía razón. No quería arriesgarse. No después de todo lo que había pasado. Necesitaba que valiera para algo.
“Bien. Que te dejes hacer sí que es una respuesta. Ahora ve a hacerme el desayuno. y no te pongas nada. ¿Para que? Una puta como tu no necesita vestirse. Ni que fueras una mujer decente” Nuria tuvo que hacerle el desayuno a su violador mientras este le miraba desde el quicio de la puerta tomándose la última cerveza que quedaba, lamiéndola con la mirada. Nuria se sentía sucia. Ni siquiera se hizo algo para ella. No tenia estomago. Miguel hizo que se sentara en su regazo mientras se tomaba el desayuno. Justo cuando termino sonó el telefonillo del portero. Nuria se sobresaltó sobre la pierna de Miguel. “Anda, Abre. Será el jefe” Pero y si no lo es se preguntaba Nuria. Pero por suerte, si se puede llamar suerte, lo era.
Nuria ni se molestó en pedirle a Miguel si se podía poner algo. Sabía que la querían emputecer pero bien. Así que totalmente desnuda es cómo recibió a su jefe en su propia casa. “Joder, Nuria. Cómo recibes a las visitas. Si lo sé hubiera venido antes” y su jefe le dio un morreo de bienvenida mientras le metía mano en el coño. Entro al salon sin esperar a ser invitado. “La ostia. Menuda fiesta que os disteis ayer. A ver si limpias esto, Nuria. Que no es lo mismo ser una guarra de zorra que de sucia”
José Luis se sentó en el sofá y tomando a Nuria de la muñeca la forzó a sentarse en su regazo. Enseguida sus manos empezaron a recorrer el cuerpo de su chantajeada mientras hablaba con Miguel. “¿Que? ¿Que tal ayer? ¿Contentos con la puta?”
“Pues te cuento. En el restaurante nos comportamos. ¿Verdad Nuria? Aparte que uno se la follo en los servicios y que luego metiéndose este vibrador que le compramos de regalo, Que por cierto…” miro a Nuria con cara de falso reproche “No, no has dado las gracias por el regalo, Nuria. Bueno, luego fuimos al puticlub como te dije. A tres tíos se zumbó allí nuestra Nuria. Tal vez podrías usar su coño para cerrar tratos con los clientes. Se le da muy bien” Nuria puso cara de desesperación. no. Eso no. Por favor se decía a sí misma pero no quería interrumpir. Pensaba que si callaba y se dejaba hacer se irían aún antes. Seguía dejándose magrear por su jefe que seguía escuchando a Miguel. “Y luego nos incito a venir a su casa a continuar la fiesta. Cómo solo tiene tres orificios y éramos ocho pues nos la zumbámaos de tres en tres y ella disfrutando como una perra” Nuria le hecho una mirada asesina a Miguel. “Venga. Vamos. Que estamos entre amigos. Dejate de hacerte la estrecha y la digna. Si no has tenido tan buenos polvos hasta que te metiste a puta. Mira lo que encontré en su habitación Jefe” y del suelo, donde no se había fijado Nuria, Miguel mostró el vibrador que tenía, uno muy básico, liso, azul, de un tamaño más adecuado que el que le habían comprado sus violadores. “Solo las putas que sus maridos no le dan lo que se merecen en la cama se compran esto. Nuria estaba muy insatisfecha y necesitada. No lo dirá en público pero jamás olvidará esta noche. ¿Verdad Nuria?” Valientes tonterías dices, pensó Nuria pero lo más que se atrevió a hacer es volverle la cara. “bueno… ahora ya tienes dos para que cuando vuelvas a casa cachonda puedas usarlo a la vez. ¿Por qué no nos enseñas cómo lo haces?”
Miguel le dio una patada y apartó la mesa del salón. “Venga. Aquí. Enseñanos lo que haces cuando tu marido no te da mandanga pero ahora con los dos. Uno por el culo y otro por el coño” Nuria miró alternativamente a uno y a otro esperando que su jefe dijera algo pero la sonrisita de su cara lo decía todo. Obedece, se dijo Nuria, vas a terminar haciéndolo y cuanto más te resistas, más tardarán en irse. Nuria tomó ambos vibradores, se tumbó de espaldas en el suelo ante los dos hombres y primero se metió el del coño por delante. Luego, con más problemas pero al final entro, pasando el brazo por detrás se metió el suyo, de tamaño más discreto, por el culo. Arqueo la espalda apoyándose solo en los omoplatos y, bien abierta de piernas ante ellos, empezó a follarse ambos orificios con los vibradores. “¿ves? Lo que yo decía., Es una reprimida insatisfecha” seguía Miguel con sus tonterías. Nuria vio cómo ambos hombre se sacaban sus pollas y empezaban a masajearlas con el espectáculo. Cómo cambiaba. Hace unas horas había hecho algo similar en un puticlub y no se había sentido tan sucia como ahora. Siguió con el espectáculo ante la pervertida mirada de los hombres que se la iban machacando. “Joder. Casi estoy” dijo Miguel. “Y yo.“ “Ponte de rodillas. YA!” ordeno Miguel. La fuerza de la orden sobresalto a Nuria que, de un salto acabó de rodillas ante los hombres. Se encontró de repente con las pollas de ambos a escasos centímetros. Era claro lo que venía ahora. Los dos hombres empezaron a correrse. Su semen disparado impactaba contra la cara de Nuria, su pelo, sus labios, sus ojos… “Toma Bukkake” apostilló Miguel orgulloso.
“Buf…. sigue con lo tuyo, Nuria. Por nosotros no pares. Que Miguel me va a contar todos los detalles de la noche” Y allí, Nuria, con sendos vibradores clavados en su cuerpo y la cara cubierta de semen de dos hombres tuvo que escuchar la retorcida versión de Miguel sobre su violación la noche anterior. Con todos los detalles perversos, incluido cuando se la follo con el bikini de su hija diciendo su nombre. La estaban emputeciendo pero bien. Un buen rato estuvo Nuria masturbándose pero ni de lejos llego a excitarse. Solo contaba los segundos para que se fueran.
“Pues parece que todo bien. ¿No? ¿Pues sabes? Quería agradecerte tu trabajo en la empresa. Si quieres te la puedes follar ahora, gratis. A cuenta de la casa.” dijo Miguel. Nuria se desesperaba. ¿Pensaban quedarse todo el fin de semana? Ya ni hablaba. Solo se dejaba hacer. “Gracias jefe. Desde luego. Le doy un manguerazo y me pongo encantado.” Y sin decirle nada a Nuria la tomó del brazo y prácticamente la arrastró al baño. Los vibradores se cayeron de sus agujeros al suelo. En la ducha ni le dejó manejar la alcachofa. Miguel le dio tres o cuatro pasadas con la ducha y enseguida la secó apresuradamente. A rastras otra vez hasta la habitación de su hija, la lanzó a la cama y volvió a atarla. Nuria ahora si comento “¿Para que? No es necesario. No me estoy resistiendo”“Porque me gusta y porque me da la gana. Calla joder. Que abras la boca solo sirve para que te metan una polla.” Y en la cama de su hija, esta vez era ella la que estaba siendo follada. Pero esta vez con su jefe mirando desde el quicio de la puerta. Babeando. Apenas había empezado Jose Luis preguntó “¿y cómo dices que os la follasteis a saco ayer?” Miguel miró a su jefe y luego a Nuria. Esta pudo ver una mirada que casi calificaría de loca. “A saco nos la follamos. Pasame unas bragas de ese cajón, jefe” Tan pronto las recibió Miguel se las metió en la boca. Por enésima vez tenía las bragas de su hija metidas en la boca. Tan pronto las tuvo bien colocadas Miguel le dio una bofetada en la cara que pilló a Nuria por sorpresa. Le siguieron varias bofetadas a sus bonitos pechos, estrujones, pezones retorcidos, estirados… Nuria solo podía morder las bragas con fuerza para aguantar el dolor. Miguel volvió a empezar a follársela pero esta vez empujando con toda la fuerza. Las caderas de Nuria saltaban por los aires con cada empellón mientras las manos de Miguel jugaban con su cuerpo a su antojo. Clavándole los dedos en los glúteos, exprimiendo sus pechos, sujetándola por el cuello hasta casi ahogarla… la estaba follando como un auténtico animal. Súbitamente, sin avisar, la polla de Miguel salió para entrar ahora por el culo. Nuria torció la cara pero siguió mordiendo esas bragas temerosas que los vecinos escucharan cómo la estaban violando. Que la salvaran sería su perdición. Con empujones cada vez más fuertes hasta que tenía medio cuerpo en el aire hasta que llegó ese momento feliz en el que su violador se corre y la ronda acaba. Donde Nuria podía conseguir unos instantes de respiro. “Y así es como les gusta a estas putas que las follen, Jefe. Aunque nunca lo reconocerán”
“Buffff… no tengo tanta energía para eso. Pero ahora mismo yo también me la quiero follar. En la cama del cornudo de su marido”“Pues adelante. Le he dejado el coñito limpio. Que yo me he corrido en su culo”
¿Otra más? ¿Su jefe jamás se había corrido con dos veces en el mismo día y había elegido hoy para batir su récord? La desataron y esta vez solita, tras la orden de su jefe, fue hasta su cama marital. Seguía desecha y sucia llena de manchas, testigo en innumerables violaciones. Nuria se tumbó. Notaba esas humedades pegajosas adherirse a su espalda. Todos esos restos de semen. El jefe se bajó los pantalones a medio muslo y sin ningún preámbulo se la metió. No lo necesitaba. Al fin y al cabo era de su propiedad. Teniendo en cuenta lo que Nuria había sufrido en las últimas 12 horas el polvo que le estaba echando su jefe era casi irrelevante.
Sonó un móvil. El de Nuria. “Ostia. El cornudo” dijo Miguel. “Nos vamos a reír” Contestó y se lo pasó a Nuria aun con el gordo de su jefe encima clavándole la polla. Nuria casi entra en pánico pero mantuvo la compostura. “Si, ¿Cariño?” Su marido al otro lado preguntándole qué tal había ido la cena. “Sí, si… bien. Tranquila. En seguida me fui a casa. ¿Que hago ahora? Estoy en la cama aún. Ya sabes… sábado por la mañana” Los hombres tuvieron que sofocar una risotada mientras José Luis seguía bombeando rítmicamente. Nuria casi da gracias que no había sido con Miguel. Hubiera sido imposible disimular que no la estaban follando mientras hablaba con su marido si hubiera sido ese cabrón machista, misógino y sádico. Y como era de espera Jose Luis no aguanto mucho más. Nuria tuvo que sentir cómo su jefe se corría en su coño mientras estaba hablando con su marido y se la estaban follando en la cama que compartía con él. La cara de satisfacción de su jefe era una bofetada. “Si cariño. Luego te llamo. que tengo que hacer cosas de la casa” y colgó.
“Bueno. Miguel. ¿Has quedado satisfecho con la puta?”“Yo he quedado tan satisfecho como se ha quedado ella. ¿Verdad Nuria? ¿Cómo te has quedado?” Nuria, tumbada en la cama aun abierta de piernas, apretó los dientes, se tragó el orgullo y contestó. “Me he quedado satisfecha”“¿Solo?” pregunto burlón Miguel. Nuria tuvo que humillarse un poco más. “No. He quedado muy satisfecha”“Esa es mi puta” dijo Miguel. “Vale. Te lo has ganado” José Luis se había puesto ya los pantalones, sacó del bolsillo varios billetes de veinte y de cincuenta y se los arrojó encima. “Tus cuatrocientos cincuenta euros” y ahora ya nos vamos. Que tienes que limpiar que es para lo único otro que vales”
Al fin. Nuria se quedó tumbada sobre la cama marital que era un mar de manchas de semen, con las piernas abiertas llenas de la última corrida y cubierta de billetes.
Escuchó cerrarse la puerta. Se quedó diez segundos en la cama y de repente dio un salto, aterrada por que fuera otra jugarreta y no se hubieran ido. Pero si. Al fin. Estaba sola. Cerro la puerta con llave. Se dejó caer hasta el suelo y se quedó allí, un buen rato, recapacitando. Dolorida, exhausta, humillada, degradada, emputecida.
El fin de semana que esperaba tener de tranquilidad lo gasto colada tras colada, limpiando la casa y reponiendo las bebidas consumidas. Aún había tenido que pagar ella y todo por que se la follaran cómo a la puta más tirada. Y ahora, en casa, mirara donde mirara siempre veía algún sitio que le recordaba cómo habían abusado de ella. Iba a ser un suplicio vivir en esa casa llena de recuerdos malsanos
No podría soportar otra vez algo así.
Epílogo
Nuria estaba desesperada. Se había abierto la veda y cuando se la follaban eran cada vez más rabiosos. Era común que se la follaran dos o tres a la vez.
Nuria volvió al puticlub y acepto la oferta para sacarse un extra. Apenas trabajaba veinte horas al mes pero le servía para mejorar la economía.
Un día que había sido particularmente duro, habían decidido follársela cuatro solo por el culo uno detrás de otro, seguidos, Pedro, el camarero del puticlub vio que estaba hundida e intentó sonsacarle. Al final, un poco desesperada, para desahogarse, se lo contó todo.
El camarero se lo contó a su jefe. Un ruso.
Dos días después, nada más llegar Nuria al trabajo le dijeron que el jefe la buscaba. Nuria imagino que quería un polvo de bienvenida.
Lo que Nuria no sabía es que…
El día anterior, Miguel había acabado en el hospital. Cuatro esclavos le habían dado una paliza de muerte. Uno además, previamente, le había violado. Con una polla particularmente gruesa y de una forma particularmente violenta. Se lo había follado gritándole al oído “A saco!” una y otra vez.
José Luis se enteró antes siquiera de que encontraran a Miguel en su casa. Una voz eslava se lo contó por teléfono y le dijo que mejor se atuviera a cierto cambio de situación o sufriría las consecuencias.
Y el resto de los compañeros también se enteraron y ese “A saco!” no dejaba dudas de quién era la instigadora de todo. Y estaban aterrados.
“Hola Nuria” Le dijo su jefe. Se le veía confuso. Casi acobardado. “Vale. Dile a tu jefe, chulo o lo que sea que de acuerdo. No voy a meterme en líos por una p… por ti”
Nuria ponía cara de confusa., “Vale. Que no hace falta que disimules. Que sí. Si quieres seguirás en nómina aunque no vengas a trabajar. Podrás trabajar si quieres a jornada completa en ese puticlub. Tú me traes lo que quieres que ponga en la nómina y yo te lo pondré. Así el co… así tu marido no se enterará de nada. Dile que tenemos un trato. ahora si quieres puedes irte”
Nuria se fue. ¿Que pasaba? ¿Cómo sabía Jose Luis que hacía horas en el puticlub? Se fue directamente a su otro trabajo y le explico a Pedro lo que había pasado y le preguntó si sabía algo.
“No preguntes. Solo tienes que saber que mi jefe lo ha arreglado todo. Ahora eres libre. Tú decides. Puedes volver a tu trabajo cómo antes de que te chantajean, puedes hacer horas allí y aquí, puedes hacer toda las horas aquí y luego el imbécil de tu otro jefe te hará una nómina para disimular o cualquier otra cosa que quieras hacer”
Nuria respiro aliviada. ¡Era libre para poder hacer lo que quisiera!
Primero acabó dándole las gracias a Pedro y a su nuevo jefe… con su coño. Y esta vez porque realmente quería que se la follaran para poder mostrarles su agradecimiento. Y siempre que quisieran.
Y segundo acabó trabajando a jornada completa en el puticlub. Ganaba mucho más que antes. Aunque no todo iba a su nómina falsa. Que hubiera cantado demasiado. Se guardaba una parte para ella. Por suerte su marido no sabe lo que cuesta la ropa interior o se preguntaría de dónde había salido tanta lencería de Intimissimi.