Nunca te pierdas en un desierto (1)

Sacha y Esther una vez en el desierto, les va a cambiar sus vidas. Ensuciados violados y cambiado su modo y estilo de vida.

Amaneció un día bonito de invierno, Sacha, salió a la calle y pudo comprobar que no hacia frío, no hacia calor por la época en que estábamos, presentía que era un día ideal para ir al campo con su novia, Esther se llamaba, estaba llena de vida, siempre la veía sonreír y él se sentía satisfecho y contento de estar junto a ella. Esbelta con unas caderas de mujer siendo una joven de 1.70, a la edad de 18 años y Sacha de la misma edad, pero de 1.75, nada mal para el entorno donde vivían los dos, y donde en cierta medida eran la admiración y la envidia de muchos lugareños que vivían a su alrededor. Los dos eran hijos de familia y habían sido educados en las más estrictas reglas del comportamiento, además de siempre intentar estar a la altura de las circunstancias de lo que su entorno les exigía por la forma y la clase de familia en la cual pertenecían. A ella, como es normal, la habían educado en la moralidad mas absoluta y por lo tanto, hasta que hubieran terminado los estudios y fueran mayores de edad, una de las reglas es que hay que casarse y conformar una familia para poder así disfrutar sexualmente con la persona amada, amparada en las costumbres religiosas que del entorno familiar sobretodo prevalecen.

Sin pensárselo dos veces, Sacha sacó su móvil y llamó a su novia, deseoso de verla a cada segundo si por él pudiera.

Sacha.- ¿Qué tal mi vida, como estamos hoy?

Esther.- Muy bien mi amor, ¿como amaneciste hoy?

Sacha.- Amanecí estupendamente, ¿te has dado cuenta de que hace un día estupendo?

Esther.- es verdad mi amor, ¿y que se te apetece hacer hoy?

Sacha.- Pues he pensado que podríamos irnos al campo a casa de Rosa y Julián.

Esther.- pues no he avisado a mis padres para salir.

Sacha.- No hace falta que lo hagas, total es medio día el que vamos a estar fuera de casa y ni se van a enterar.

Esther.- Pero lo voy hacer para que no se preocupen.

Sacha.- Si se lo dices no te van a dejar ir, y entonces se va a joder todo el plan. Total es medio día,-- insistió--

Esther.- ¿Y con qué nos vamos a ir para el campo? Tú sabes muy bien que no dispones de coche.

Sacha.- No te preocupes mi amor, le voy a preguntar a Thebás si me lo presta medio día.

Esther.- Pero tu hermano solo te lo ha dejado en ocasiones especiales ya sabes como cuida su coche.

Sacha.- Le diré cualquier cosa, además recuerda que soy su hermano favorito y no creo que me lo niegue.

Esther.- ¿Sabes bien la dirección del lugar donde vamos?

Sacha.- La tengo apuntada por ahí.

Esther.- Pues voy a preparar cuatro sándwiches para el viaje, siempre hacen falta, algo de apetito siempre surge.

Esther colgó, y se dispuso a preparar unos cuantos sándwiches para el viaje. También le emocionaba la idea de salir del agobio tan rígido que los padres de ella siempre le imponían, solo que tenia que saberlo disimular muy bien, porque si sus padres sospecharan del ardid, todo el programa que había hecho con Sacha, se vendría abajo y las broncas vendrían después.

Sacha por su parte, buscó la complicidad de Thebás, y le dijo que lo necesitaba, porque ya no podía aguantar mas no tener sexo y quería llevar a una muchacha, a un lugar intimo y si no tenia el coche no podía hacerlo, solo le rogaba que no dijera nada a los papás, porque no tenia mas importancia que una simple cogida momentánea y puntual. Ante ello, Thebás, encontró en ello, un acto de hombría por parte de su hermano, y sin muchos ruegos, accedió a dejarle el coche.

Tanta fue la alegría de Sacha, que sin más preámbulos, salió. Tomó el coche, metió las cuatro cosas que llevaba, pero con todo y eso, no reparó que se había olvidado la dirección exacta de Rosa y Julián, pero no cabía duda de que estaba convencido de que la llevaba encima.

A las diez en punto, tanto Esther como Sacha, se reunieron para tomar rumbo hacia el campo, donde todas sus expectativas habían sido de lo más prometedores para pasar unas horas muy amenas junto a los amigos que tenían en común. De hecho no se tenían que preocupar, Sacha pensaba que de cualquier modo, iban bien comunicados, los dos llevaban sus respectivos móviles y en caso de apuro con una llamada oportuna, los vendrían a recoger.

Los dos felices empezaban a dejar la zona residencial donde vivían normalmente, y con miradas atrevidas, y besos osados, iban dejando los edificios que se encontraban en el centro de la ciudad. Con total seguridad, Sacha, conducía con mano firme y seguro de si mismo, pues tenia que por encima de todo tener la seguridad de que tomaba las decisiones adecuadas, y Esther se lo miraba con un aire de seguridad y al mismo tiempo se lo tomaba con un aire de aventura, como si la mentira fuera una travesura sin ninguna importancia, pensando como en otras ocasiones que como mucho si sus padres se enteraban, no pasaría de la bronca, de un castigo que con llorarle un poco de piedad y suplica lograría calmar la ira de sus padres.

Empezaron a dejar la ciudad atrás, y el campo se abría a sus pies, deseosos de llegar a su destino y nada mas hacia una media hora que todo era campo a su alrededor, el ruido ensordecedor de la explosión de una rueda, y la ingobernabilidad de la dirección del automóvil, hizo en Sacha, que hiciera esfuerzos para dominar el coche, pararlo y que enseguida pudieran reparar la rueda en la cual habían tenido un percance. No había un alma en el horizonte, el Sol caía aplomo encima de ellos, y se hacia urgente cambiar la rueda para seguir el camino. Lo hicieron con toda normalidad, y una vez hecho el cambio tomaron rumbo a casa de sus amigos.

En el cambio de rueda había perdido mucho tiempo, necesitaba lavarse, Sacha se había ensuciado, y no de donde tomar agua para lavarse, Esther, también se había ensuciado el vestido, pero ambos estaban dispuestos a continuar a pesar de que el tiempo se les había echado encima, y al pasar unas montañas cercanas, se encontraron con la sorpresa de no saber donde tirar ya que había una bifurcación, entonces Esther, le dijo a Sacha,

Esther.- ¿Por dónde vamos ahora a casa de tus amigos Sacha?

Sacha.- Espera, voy a ver donde, el papel está en la cartera, y allí pone la carretera exacta.

Esther, empezó a buscar en el macuto de Sacha la cartera para buscarle el papel, y una vez encontró la cartera, rebuscó a ver si encontraba el papel que Sacha le había dicho. Allí, no se encontraba el papel, donde había el mapa dibujado.

Esther.- El mapa no está, ¿Qué vamos hacer ahora Sacha?

Sacha.- Púes no sé. Pero yo juraría que hay que tirar hacia la derecha, creo recordar que nada mas pasar la bifurcación hay un riachuelo que cruzar, y seguir todo hacia delante.

Esther.- Ya son las doce del medio día, ya teníamos que estar de vuelta a casa, y mira donde nos encontramos.

Sacha.- Si, ya sé mujer, pero creo que vamos a encontrar el riachuelo y en nada estamos en casa de nuestros amigos para que así nos podamos asear y estar cómodos, y no hacer sufrir innecesariamente a nuestros padres, además tenemos que encontrar a un mecánico para que nos arregle la rueda pinchada.

No pasó ni diez minutos cuando a lo lejos divisaron un riachuelo y vieron la oportunidad de poderse lavar, además ello les dio confianza para poder seguir estar seguros de si mismos. Estaban contentos al saberse airosos de tales eventualidades. Pararon el coche, los dos se pusieron junto al riachuelo para refrescarse y al agacharse Sacha, vio como su móvil se iba al agua, Esther se percató de que el móvil de Sacha caía, quiso agarrarlo y ella con todas sus pertenencias también fueron directamente a caer al riachuelo. Una vez hubo salido del agua, los dos empezaron a comprobar si los móviles funcionaban cosa que después de varios intentos, vieron fallidos sus esfuerzos para poder ponerlos nuevamente en marcha.

Esther.- Vaya, ahora no funcionan, ¿Cómo le vamos hacer para poder ponernos en contacto con nuestros padres?

Sacha.- No te preocupes, nada nos va a pasar, pero de cualquier modo, no va a pasar nada, aunque cuando lleguemos a casa de Rosa y Julián, vamos a llamar, ya estamos cerca, y pronto ya vamos a divisar el pueblo buscaremos un mecánico tan pronto nos hayamos puesto en contacto con nuestros amigos y nuestros padres.

Habían emprendido la ruta de nuevo y no divisaban el pueblo, les empezó a parpadear el dispositivo del coche indicándoles que casi no tenían gasolina el coche y la angustia se iba apoderando de ellos. Ellos no se habían dado cuenta de que al torcer hacia la derecha, habían tomado una ruta secundaria que ya nadie utilizaba por lo angosto del terreno, siendo que el riachuelo cruzaba ambos lados pero el de la derecha iba hacia el sur, derecho hacia el desierto y el que nunca cogerian iba directo hacia el pueblo de sus amistades. El aquel preciso instante, estaban a punto de escribir su verdadera historia, una historia que les iba a cambiar para siempre sus vidas.

Al paso de las horas, el frío se iba apoderando de ellos, independientemente también les entraba escalofríos de su nueva situación, nunca habían pensado en estas circunstancias, a su alrededor no se vislumbraba un atisbo de vida. Sacha y Esther, solo estaban pensando que estarían pensando sus padres y allegados, pero también creían que sus familias no los iban a abandonar y a pesar del castigo que les iban a inflingir por la desobediencia, todo quedaría en un mal sueño.

La primera noche en el desierto, fue interminable, ninguno de los dos, se atrevía a dar un paso mas de lo debido hacia el otro. Sus cuerpos en principio no se querían juntar, por pudor, por costumbres, por el respeto ajeno, pero la naturaleza hizo que los dos se juntaran los cuerpos para darse calor mutuamente. En eso estaban cuando el roce de Esther en el paquete de Sacha, hizo que éste sufriera una gran erección, pues nunca había sentido la extrema suavidad de la piel de Esther. Ésta, se apartó de su lado, pues las costumbres eran más fuertes que su sentido de la supervivencia.

Las horas pasaron y entre el frío y el sueño, venció el sueño. Cuando se despertaron el hambre y la sed se iba apoderando de ellos, sucios por el polvo y por la caída en el riachuelo, no sabían que hacer, nadie llegaba en su búsqueda y ni tan siquiera veían a lo lejos a nadie que los pudiera ayudar. El cansancio, fruto del calor diurno del desierto por sus altas temperaturas abatía sus cuerpos, los dejaba agotados, y mas sin nada que ponerse a la boca para sobrevivir. A Esther, de vez en cuando, fruto de su desesperación, veía como sus horas de vida se iban consumiendo, y pensaba que nunca más iba a realizar una acción de este tipo si salía con vida de esta situación.

El hambre era atroz, ya habían llegado al segundo día de su estancia en el desierto, y Esther tan solo deseaba beber algo, sus recursos hídricos habían finalizado varias horas antes, y la situación era verdaderamente desesperante. En eso que los dos, andaban llorando por su situación, cuando Sacha, en un momento dado tiene la impresión de que algún coche, a lo lejos produce una verdadera polvareda a su paso. Ya no sabía si era fruto de su estado de ánimo deseando que alguien apareciera o que verdaderamente alguien viniera a rescatarlos. El sueño no se desvanecía, y llamó a Esther para que lo confirmara.

Sacha.- Mira, creo que vienen a rescatarnos, a lo lejos creo adivinar un vehiculo dirigiéndose hacia nosotros.

Esther.- ¿Por dónde?...

Sacha.- En dirección al Sol. Ahí

Esther.- No veo nada, mi amor

Sacha.- Entonces es producto de mi fantasía

Esther.- Sacha, sácame de aquí, te lo suplico, vamos a morir, ¿No te das cuenta?... –entre sollozos—

Sacha, no podía dejar de mirar a lo lejos la polvareda que según él pensaba que era producto de su imaginación. Él dejó de mirar a lo lejos, y los dos se abrazaron fruto de su desesperación. Pero lo que en principio solo era una alucinación de Sacha, ahora los dos oían el rugir del motor del supuesto vehículo que cada vez se oía con mayor intensidad.

Sacha.- ¡Eh, Estamos aquí!... ¡Aquí!...

Esther.- ¡Eh!, ¡Eh!, ¡Eh!...

Sacha y Esther estaban viendo como el vehículo, torcía, y estaban a punto de perder la única posibilidad de salir de aquel infierno, así que tomaron la decisión inmediata de prenderle fuego al coche, con la poca gasolina que les quedaba aún.

El estallido, hizo que los ocupantes del vehículo, desviaran su atención hacia el negro humo que salía a lo lejos, y sin pensarlo dos veces, se dirigieron hacia el lugar.

Sacha y Esther rebosaban alegría, pensando que su agonía se habia acabado y que todo había sido un mal sueño, pero lo que ignoraban de verdad era el futuro que les aguardaba y vivirían una vida, si, pero no de la manera que ellos vislumbraban.

Los ocupantes del vehículo llegó al lugar después de desviarse de su trayectoria primaria y en él iban seis individuos todos sudorosos por el calor, aparte que se veía que habían estado vagando por el desierto al menos mas de cinco días.

De pronto y sin mediar palabra, tomaron entre dos a Esther por las manos y a otros dos a Sacha, a él lo ataron en la puerta del vehículo donde viajaban los individuos en cuestión y el cabecilla sin mediar palabra, se dirigió hacia Esther y le empezó a bajar las bragas y sin más la penetró.

Sacha quedó horrorizado al presenciar lo que le estaba ocurriendo a su novia Esther, no podía hacer nada, estaba petrificado, entre forcejeando para liberarse de las ataduras que tenia y los insultos que profería al que se estaba follando a su novia.

Sacha.- ¡Dejadla!, ¡Dejadla hijos de puta! ¡Dejad a mi novia en paz!

Jon que era el cabecilla, mientras se la estaba follando, se dirigió a Sacha diciéndole:

Jon.- Nunca mas va a se tu novia, ¡ja, ja, ja!, pero te garantizo que a partir de ahora tu si que vas a ser la puta de un hombre.

Jon se limitó a seguir follando a Esther, hasta que la gozó en toda su extensión. Sacha, había perdido ya las ganas de llorar, se sentía impotente al haber presenciado como Jon había violado a su novia Esther. Se sentía sucio, no podía creer ni asimilar lo que estaba presenciando. Había pasado una hora de que a Esther le había sucedido, Esther seguía amordazada y atada relativamente lejos de él, se miraba a Sacha con cara de terror, estaba llorando, pero él nada podía hacer.

De pronto Jon se acercó de nuevo donde estaba Esther y ayudado de dos más de los suyos, volvió a penetrar a Esther, pero esta vez, la cosa iría mas allá, Pedro, se la follaría por el culo mientras Jon se la estaba follando por el coño. Pedro, se la gozó antes que Jon así que se la empezó a follar por el culo Tomás.

Sacha, horrorizado, empezó a proferir gritos e insultos contra Jon, y éste cansándose, ordenó a Andrea, que le petara el culo a lo bestia y que hiciera con él lo que quisiera.

Andrea, hacia casi dos veces el tamaño de Sacha, alto, fornido, perverso y depravado. Cuando Andrea, tuvo delante a Sacha, éste no medio palabra, sino que sin más lo empezó a abofetear y los otros se limitaban a cortarle toda la ropa, así la humillación sería mas efectiva.

Pero Andrea, no se lo quería follar así de golpe, sino que cuando realmente creyera que estaría en su punto, igual que un condimento. Así que ordenó a los dos que le ayudaban, a que le comieran el culo con la lengua y de vez en cuando lo abofetearan. Y los dos que lo estaban ayudando, empezaron. Lo giraron boca arriba, lo ataron al suelo en forma de aspa, y sin desvestirlo, Néstor lo empezó a abofetear fuerte, mientras que Sebastián se lo comía a lenguadazos.

Sacha, al principio se estaba revelando, como que sentía que eran las únicas fuerzas que ya le quedaban. Poco a poco se estaba sintiendo sucio, tenía el labio partido de las bofetadas, y le empezaba a dar igual que Sebastián le lamiera todo el cuerpo.

Néstor le empezó a dar ordenes y Sacha le escupió en la cara. Néstor, no podía soportar eso, así que empezó a abofetearlo de nuevo y está vez no pararía hasta que Sacha se lo suplicara.

Sacha atormentado por las bofetadas, se limitó a decir basta. Tenía la cara hinchada, los ojos morados, su cuerpo había sido ensuciado, sangraba por la nariz, miraba a Esther con rostro derrotado y ahora era perfectamente consciente de que no pararían hasta convertirlo en una puta, tenia toda la percepción de que lo iban a desvirgar y sabía que nada podía hacer al respecto, incluso para humillarlo más era perfectamente consciente de que se lo follarían delante de Esther, dándolo por hecho ya que no les había importado violarla delante de él.

Así iban pasando los días, atado y amordazado, sucio, sobado, lleno de las mil salivas que habían lamido su cuerpo, y aún no se lo habían follado, ¿Qué es lo que le esperaba? Estaba atado de tal forma que no se podía ni tan siquiera masturbar ni acariciarse, simplemente lo tenían ahí como un animal, algo que de momento no sabía para que lo querían usar.

Después de tantas veces que Jon le follase el coño por supuesto que había preñado a Esther, Sacha, lloraba sabia que la habían violado, y pervertido, incluso en un día de tantos, la había oído hasta reírse con ellos, ella, ya no estaba más atada, aunque tenia que obedecer las ordenes de Jon. Jon la había convertido en su putita, y cuando miraba a Esther, ya no lo hacía con los ojos de antes, sabía que iba a tener un hijo de Jon, y vete a saber que les iba a deparar el futuro a los dos.

Las primeras veces que Esther empezó a reírse con ellos, lo hacia con mucho miedo, pues sabía que Sacha, --cuando aún lo consideraba su novio-- ni tan siquiera le gustaría aquella situación. Entre aterrada y miradas furtivas, dirigiéndolas hacia donde estaba Sacha, siempre le hacían reflexionar en que lugar se habían metido y en cierto modo, en el fondo era un reproche que Esther le hacía a él. Cuando Esther se vio embarazada de Jon, ya no era rabia lo que ella sentía por Sacha, sino odio, y en definitiva tenia que acomodarse a la nueva vida que para ella estaba empezando. Así que lo empezó a mirarlo de forma indiferente y poco a poco dejo de mirar a Sacha,

Andrea, ordenó que a Sacha no se le diera de comer durante un día, su hora se estaba acercando, su futuro iba a cambiar radicalmente, y ya era hora que lo convirtieran en una putita. Sin lugar a dudas, Andrea, sabia que había llegado el momento y que Sacha estaba hundido, que su novia había dejado de ser su novia y ya no le hacia caso, sabía perfectamente que Sacha sabia que Esther se había convertido en la putita de Jon, la veía embarazada, y precisamente eso era el efecto que habían estado buscando, y todo estaba ya listo para empezar a follarse a Sacha.

Para eso, se había aleccionado bien a Esther que es lo que debía hacer con su ex novio y ya para ella no suponía ningún problema para ello, pues estaba mas que follada ya por todos y les había hecho toda clase de fantasías sexuales.

Allá alrededor de las ocho de la tarde, tarde, por cierto calurosa, Esther se acercó a Sacha y sin decirle nada, empezó a lamerlo. Sacha, lleno de estupor por lo que estaba sucediendo, no se atrevió a decir nada en absoluto, sino que se limitó a sentir y a experimentar las sensaciones de placer que le provocaban las lamidas de Esther y sobre todo, a medida que se fue acercando a su pene, iba experimentando una erección creciente, Esther, entonces empezó a masturbarle el pene con la boca, y Sacha, se pensaba que estaba en el séptimo cielo. Poco a poco, se iba estremeciendo de placer, perdía la razón, sus músculos se iban tensando poco a poco, la adrenalina hacia acto de presencia en su cuerpo, sus manos tomaban por primera vez posesión de una ramera, --así la consideraba ya—y se disponía a gozarla sin ningún resentimiento, sin ningún resquemor, y con total indiferencia., sucio, cansado, amodorrado, pero lleno de vitalidad sexual.

Sin pensárselo dos veces, Sacha derramó todo el semen en la boca de Esther, que estaba previsto que así sucediera, la orden se estaba cumpliendo, y Esther no podía derramar ni una sola gota y mantenerla en la boca hasta nueva orden. Y así lo hizo.

Entonces apareció Andrea, y sin dudarlo, empezó a darle bofetadas, sin parar… sin atender a las suplicas, sin miramientos, sin pestañear, y cuando vio que sacha empezaba a sangrar por el labio, entonces ordenó a Esther que le escupiera el semen en su mano, y con éste, Andrea se lo untó a modo de lubricante en su pene de dieciocho centímetros y grueso, dispuesto a penetrar a Sacha

Andrea, lo hizo sin ningún miramiento, abrió las piernas de Sacha, y se la ensartó de golpe. Sacha, se pensaba que se iba a morir, pero estaba tan frustrado, tan desengañado, que ya nada le importaba, se dejó follar sin ningún miramiento, veía como su resistencia psíquica iba perdiendo fuerzas por momentos y Andrea al mismo tiempo que le follaba el culo que tenia, le iba diciendo al oído y en voz baja pero arrastrándola que lo convertiría en una ramera, y era mejor que no opusiera resistencia. Esther al mismo tiempo lo empezaba a besar con la boca llena de semen y poco a poco le iba dando la lengua para embadurnarlo a base de bien. Sacha nunca había probado el semen, ni tan siquiera le llamo la atención el suyo propio alguna vez, pero se iba imaginando que ahora esto, formaría parte de su propia existencia, así que empezó a chocar su lengua con la de Esther y a saborear su propio semen.

Sacha, no sentía nada, solo percibía los vaivenes de Andrea, ya no sentía dolor si que percibía que el pene de Andrea se deslizaba sin ningún problema por dentro suyo, ayudado por el semen que él mismo había eyaculado anteriormente y daba por hecho que él, terminaría eyaculando dentro de su esfínter. Los espasmos aumentaron, Andrea se agitaba de la forma mas lasciva que conocía. Tomaba para si a Sacha de la manera mas masculina que sabia para que Sacha notara que tenia que complacerlo como a una mujer. Y cuando lo tuvo casi levantado, Sacha dudo de lo que tenia que hacer, así que Andrea le propinó una fuerte bofetada en la mejilla y le ordenó que lo abrazara y empezara a darle placer. Así que empezó a obedecer, símbolo inequívoco de que su forma de vida iba a cambiar, iba a modificarse, de hecho ya nada seria igual, así que empezó a lamer las tetillas de Andrea, y a besarlo tan apasionadamente como éste le ordenaba