Nunca recojas a un autoestopista (o a dos)

Relato contado desde la perspectiva de una bella joven que es vejada, violada y humillada tras recoger en una gasolinera a dos individuos… Y sin embargo, disfrutó.

NUNCA RECOJAS A UN AUTOESTOPISTA (O A DOS)

Relato contado desde la perspectiva de una bella joven que es vejada, violada y humillada tras recoger en una gasolinera a dos individuos… Y sin embargo, disfrutó.

Este relato lo publiqué hace unos cuantos años con otra cuenta y en otra página. Lo publico nuevamente con alguna pequeña modificación esperando que lo disfrutéis.

La historia que voy a contar me ocurrió hace un par de meses, cuando me dirigía a ver a mi madre que vive en otra provincia.

Había estado conduciendo más de 400 km sin descansar y estaba muy aburrida. Tenía el depósito casi en la reserva y paré en una gasolinera. Mientras tomaba un café se acercaron a mí dos hombres. Tendrían como mucho 30 años. Me preguntaron dónde iba y me pidieron que por favor les llevara hasta la ciudad. No suelo hacerlo nunca pero me fijé en su aspecto y accedí. Ambos tenían buena pinta, aseados y ciertamente me apetecía poder hablar con alguien durante el viaje. Me dijeron que se llamaban Ricardo y Edu. Este último era un enorme negro de por lo menos 1’90. La verdad es que cuando lo vi lo primero que pensé era el enorme aparato que debía tener (un novio con demasiado trabajo y que te tiene desatendida te hace pensar en esas cosas).

Ya en el coche, Edu se sentó en el asiento del copiloto mientras que Ricardo se colocaba atrás. Durante el viaje apenas hablaron, sin embargo cuando faltaban unos treinta kilómetros para llegar, Ricardo me pidió que me desviara del camino a lo que le respondí negativamente sin darle más importancia. Ricardo guardó silencio durante unos segundos, puso su mano en mi hombro, se acercó a mi oído y me susurró diciéndome que tenía pinta de ser una mujer inteligente y que si no era obediente y le hacia caso en todo, no le quedaría más remedio que clavarme la navaja que tenia en su bolsillo.

El miedo me invadió y nubló mi voluntad. No había visto la navaja pero su tono de voz y la convicción de sus palabras no me hicieron dudar de que ese hombre me haría daño si no le obedecía. Así, fui siguiendo sus instrucciones y girando donde me ordenaban. Cuando entramos en una carretera comarcal, me mandó conducir muy despacio. Al llegar a un camino me indicó que debía meterme por él. Debía conocer bastante bien la zona y me iba indicando por donde tenía que ir casi de carrerilla. A los pocos kilómetros estábamos dentro del bosque en un lugar completamente solitario.

Allí me hicieron bajar del coche. No hacía demasiado frío... Edu se situó a mi espalda. Inesperadamente me agarró de las solapas de la americana y tiró de ellas hacia atrás hasta la altura de los codos descubriendo los hombros. No se como, pero tensando la tela me apretaba los brazos y casi ni podía moverlos. Con el otro brazo me rodeó el cuello y me sujetaba con fuerza para que no hiciera nada mientras el otro registraba mi coche. Completamente pegado a mi espalda podía sentir como su pene se iba endureciendo al rozar mis nalgas y empecé a pensar que no se iban a conformar con quitarme todo lo que tuviera. La sola idea de que pudieran hacerme daño me puso la piel de gallina....

Cuando Ricardo encontró el bolso lo sacó afuera. Vació todo encima del techo del coche y buscó dentro de la cartera. Contrariado le dijo al otro que había muy poco... Se fue guardando el dinero y todo lo que le gustó. El tabaco, el encendedor, una agenda de direcciones de piel, el llavero de plata...

Autoritario me gritó: ¿Qué tienes en los bolsillos?, Vamos puta danos lo que tengas...

Asustada no le contesté... Furioso me pegó un cachete... Luego me registraron. Después de vaciarme todos los bolsillos, me quitaron el reloj y los anillos. Ricardo se fijó en el collar. Al soltar el cierre me rozó levemente los pechos. Se guardó la gargantilla en el bolso y volvió a ponerse delante de mí.

Me miró directamente a los ojos y sonrió. Estaba asustada y un poco nerviosa. Suavemente y con tranquilidad empezó a acariciarme los senos por encima de la blusa con las dos manos, rodeando su volumen... Nada más sentir sus manos intenté moverme pero el negro apretó con más fuerza mi cuello y me inmovilizó completamente... Me sujetó la cara con una mano y me enseñó la otra con la palma abierta, amenazando con darme una bofetada.

-Estate quieta, ordenó seco y volvió a cogerme las tetas. Palpó curioso su perímetro y sopesó sus formas... Tiene buenas peras le dijo al otro apretándomelas... Burlón jugó con su pulgar sobre uno de mis pezones.

Después de sobarme todo lo que quiso, colocó sus dedos en torno a los botones de mi cuello. Pensé que tiraría con brusquedad de la blusa y me la abriría de par en par rasgándomela entera como hacían en las películas. Sin embargo hizo todo lo contrario. Fue desabrochando de uno en uno los botones, recreándose en lo que hacía sin apartar ni un milímetro los ojos de lo que iba descubriendo. Cuando llegó a la cintura sacó los bordes de la blusa y la desabrochó por completo.

Con delicadeza fue abriendo sus bordes descubriendo mi torso sin dejar de mirarme los pechos cubiertos aun por mi sujetador blanco...

-Joder menudo par de bolas, exclamó, esto no son tetas... son balones de playa... Por la forma de mirarlas me hizo avergonzar de su tamaño...

Yo miraba asustada lo que me estaba haciendo y de vez en cuando observaba la expresión de su rostro. Su cara había cambiado... no tenía un gesto definido. Estaba tranquilo, sereno, con una media sonrisa... ahora no parecía violento ni agresivo.

Sin que me diera cuenta de cómo lo había hecho, me encontré con que había sacado una navaja. Apretó un botón y frente a mi rostro apreció brillante su hoja... Me miró a los ojos amenazante, pero no dijo nada. La apoyó en mi mejilla y fue rozándome con el filo... Me recorrió todo el rostro. Me la pasó entre mis labios. Instintivamente los abrí un poco. Se quedó mirando su filo.

-Abre la boca, me ordenó seco y tajante.

Obedecí su orden. Me mandó que sacara un poco la lengua y la fue pasando varias veces haciéndome lamer su filo y humedeciendo completamente su hoja. Ahora si que estaba paralizada de miedo y me dejaba hacer sin atreverme siquiera a temblar... Luego fue descendiendo por el cuello hasta llegar a mis pechos. Contorneó con la navaja mis senos y la paseó varias veces por ellos... Jugó con la punta arañando mis pezones... Temí que me la clavase o que con una de sus travesuras me cortase... Luego metió la hoja por el canalillo de mis pechos e introdujo la punta bajo el sujetador. Giró la navaja hasta que el filo quedo contra la tela. Sentí el frío del metal entre mis senos y un escalofrío me recorrió poniendo mi carne de gallina. De un movimiento seco cortó el sujetador por el medio. Mis pechos aun cubiertos dieron un pequeño bote.

Clavó su mirada en mí. Medio sonriendo fue bajando sus ojos hasta mis pechos. Enredando la punta de la navaja en una de las copas del sujetador, fue descubriendo mi busto. Sujetó el tirante entre sus dedos y lo cortó. La copa del sujetador quedó colgando. Con él desnudo, paseó de nuevo el metal sobre mi piel. El pezón se recogió haciendo destacar un poco su punta. Repitió la operación despacio con el otro. Cuando estuve con los dos pechos al descubierto se quedó frente a mí contemplándolos fijamente sin moverse ni decir palabra...

Colocó la palma de la mano bajo uno de mis pechos y lo alzó para mostrárselo al otro...

  • Mira que cacho melones... Tanteó su peso y lo empujó hacia arriba... Sonrió mirando los botecitos que dio al caer...

No sé por qué, pero en vez de asustarme el verle actuar así me tranquilizó. No me daba miedo a que me la clavara o me fuese a hacer algo malo. Tenía claro que me estaba desnudando para violarme y lo aceptaba como algo que tenía que suceder de un momento a otro. Seguramente luego me lo haría su amigo, pero en vez de moverme, luchar o hacer algo, me dejaba hacer esperando pacientemente a que se apoderase de mí profanando mi cuerpo... El único miedo que tenía era que después de hacérmelo, me golpearan o me clavaran la navaja dejándome allí herida... El acto sexual en sí nunca me había importado demasiado... Y en el peor de los casos serían diez minutos de humillación...

Mi tranquilidad me sorprendió y empecé a pensar qué dirían si me estuviesen mirando,... si mi novio me viera así, medio desnuda, a punto de ser violada y yo sin oponerme, sin gritar, sin decir ni una palabra, sin moverme... Eran dos,... me tenían sujeta y no podía resistirme,... además tenían una navaja... Me parecieron simples excusas que contaría si tenía que explicarlo algún día. Si algún día tenía que contarlo,... aunque tampoco tenía por qué saberlo nadie...

La mano de Ricardo me agarró apretándome en la nuca y me hizo inclinar la cabeza. Sin prisas fue bajando la cremallera de su pantalón. Metió la mano dentro de su bragueta y con dificultad sacó su pene excitado y duro. Su tamaño no era descomunal, pero tampoco podía decirse que fuera normal... Me pareció grande y grueso, por lo menos comparándolo con lo que yo había visto. Rodeó el miembro con su mano y se lo acarició delante de mí como si se masturbara mientras oprimía mi nuca para que no cambiara mi mirada de dirección. No hace falta que me sujetes... pensé, te obedezco yo sola... Mis ojos, atraídos como por un poderoso imán, no podían apartarse de su miembro... Sin decirme una palabra entendía qué es lo que me estaba diciendo y adivinaba su pensamiento. Vanidoso me mostraba su herramienta amenazándome, advirtiéndome con sus obscenos gestos lo que iba a hacerme y con qué iba a poseerme...

Cuando soltó mi cabeza, no dejé de mirar su pene... Él comenzó a desabrochar mi cinturón. Luego el botón y la cremallera de los vaqueros. Entonces se agachó en cuclillas y fue tirando de los pantalones. Mientras me los bajaba muy despacio no dejaba de mirar mis piernas. Sabía que estaba disfrutando por anticipado del manjar que dentro de nada sería suyo. Me descalzó un pie y por él me sacó una pernera. Sin entender por qué volvió a ponerme el zapato e hizo lo mismo con la otra extremidad.

Me acarició por entero las piernas. Metiendo las manos en medio presionó un poco en los muslos. Me bastó su indicación y las abrí. Desde abajo miró sonriendo. Acariciándome fue subiendo hasta mi cintura. Se colocó de pie frente a mí y cada una de sus manos se apoderó de uno de mis pechos. La punta de su pene, ya húmeda, rozaba mis braguitas. Se dedicó a jugar con mis senos tocándome una y otra vez, haciéndome sentir su sexo impaciente. Parecía disfrutar retrasando lo evidente,... torturándome sádicamente con la espera de lo que ya era indudable que me iba a hacer. No... lo que estaba buscando era hacerme saber que era mi dueño, que podía hacerme lo que quisiera, que podía apoderarse completamente de mí, y que sólo me iba a follar cuando él quisiera, sólo cuando él quisiera...

Su mano bajó hasta mi entrepierna y por encima de las bragas palpó mi sexo. No puedo negar que después de sentir su pene tan próximo a mí y sobre todo al notar su caricia estaba algo excitada. No sé el por qué, no debería estarlo, pero mis pezones y la humedad de mi sexo me delataban. Seguramente él se habría dado cuenta de ello y me pregunté qué pensaría de mí. Me lo tocó entero y me masturbó por encima de la tela haciéndose el amo y señor de todos mis rincones.

Sin dejar de tocarme me preguntó si tenía novio..... No respondí. Tensó la mandíbula y sus dedos retorcieron la punta de mi pezón con firmeza arrancándome un quejido de dolor. Repitió tranquilamente la pregunta, como si antes no la hubiera hecho. Asentí que sí con la cabeza. Edu se río. Ricardo ni se inmutó. No dejábamos de mirarnos fijamente a los ojos. La presión sobre mi pezón había disminuido pero no lo soltaba. Esperaba sin saber el qué. Otra pregunta tal vez. Otra orden, no sé pero no podía apartarme de sus ojos ni podía evitar que sus dedos se fuesen haciendo más y más dueños de mi sexo. Edu dijo algo así como que me iban a devolver algo usada a mi novio, no lo entendí bien y de nuevo volvió a reírse, pero Ricardo seguía sin moverse.

Por encima de la tela, sus dedos fueron subiendo entre el surco de mis labios alcanzando por primera vez mi clítoris... Creí que se iba a detener ahí, pero en vez de eso siguió subiendo hasta el ombligo acariciando mi vientre... Luego descendieron insinuantemente y separando la goma de mis braguitas se metieron en su interior. Acarició el vello de mi sexo y sus dedos separaron los labios dejándome abierta. Milímetro a milímetro fue recorriendo el camino inverso hasta llegar a mi ano. Comenzaron a hacer el recorrido de regreso, pero deteniéndose por un segundo en mí agujero... Sin ninguna dificultad dos dedos entraron en mí... No pude evitar que un par de gemidos se escaparan nada más tocar mis partes más sensibles...

Dentro de mi cabeza empezaba a entablarse una confusa batalla... Por una lado me resistía o más bien debía resistirme a lo que me estaban haciendo,... debía luchar, mi mente me decía que debía enfrentarme a la excitación que me producían sus dedos... por otro la impaciencia me consumía... la escena me pareció súper morbosa y me encendía cada vez más... Mis ojos no dejaban de mirar ese pene turgente en el que destacaban sus venas hinchadas... mi piel quería esos dedos y no otros,... mi coño quería que se metiese en él, que su capullo abriese mis labios a la fuerza... que mi entrada se dilatase al invadirme...

-Estás mojada cacho puta... Le oí decir burlón. Bruscamente sacó su mano. Olió sus dedos y luego los situó frente a mi cara. Olían a mí. Suavemente los apoyó en mis labios y los recorrió enteros... Fueron unas sensaciones electrizantes y mi sexo estaba respondiendo a ellas humedeciéndose más y más... Con la otra mano volvió a cogerme los pechos... Empujó los dedos introduciéndolos en mi boca para que los lamiera. Dentro de mí los hizo moverse en todas las direcciones. Mientras me hacía esto, su mano pasaba de un pecho a otro sin cesar... Me los acariciaba... me los estrujaba con fuerza... los juntaba tratando de abarcar los dos en su palma... Seguía sintiendo como su pene rozaba mis muslos y se acercaba por encima de mis braguitas a mi abertura. El hechizo de su miembro hacía rezumar mi sexo sin que pudiera evitarlo... Retiró sus dedos de mi boca con la misma suavidad que los había introducido... Con ellos mojados rodeó mis pezones... Nada más sentirlos, mi pecho se infló de placer aumentando el volumen de mis tetas... Mis pezones respondieron a esas especiales caricias afilándose como nunca... Su lengua los lamía... sus labios tiraban de ellos,... Su boca los comía con una maestría increíble y supe que me los iba a dejar llenos de chupetones y marcas...

Agarró mis senos con las manos apretándolos y haciendo sobresalir sólo la copa de los pezones... Sus dientes los agarraban y tiraban de ellos arrastrando a todo el pecho... Cuando los tenía así de tensos, sólo sujetos por sus dientes, dejaba que la punta de su lengua los lamiera... Tenía los ojos medio cerrados y mi respiración se oía jadeante... Inesperadamente una de sus manos me agarró con fuerza el sexo y presionó entre los labios. No sé si por lo fuerte o por lo inesperado de su movimiento, pero al sentirle gemí intensamente... Un espasmo de placer me hizo cerrar los ojos y las rodillas me temblaron...

En cuclillas me fue bajando las bragas descubriendo despacio mi coño. Agarrando mis mulos por detrás me empujó hasta tener mi sexo frente a él. Pude sentir su aliento. Su lengua húmeda subió insinuante por mi muslo y se paseó por los confines de mí coño empapado sin llegar a entrar en él... Sus manos palpaban mis nalgas... Inesperadamente me mordió. Un trozó de mi carne quedó aprisionado entre sus dientes y grité. Podía causarme placer y dolor, podía ser suave y tierno o hacerme gritar. Siguió bajándome las bragas y me las quitó.... Luego con los dedos separó mis labios hasta hacer asomar tímidamente mi clítoris... La punta de su lengua saboreó mi botón varias veces haciéndome gemir....

Hubiera deseado que siguiese jugando con su boca en mi sexo... Arrogante enseñó mis bragas a su compañero y se las guardó en el bolsillo de la cazadora.

Ya estoy completamente desnuda, ahora es cuando me van a hacer de todo pensé. Otra vez luchaba dentro de mí... No podía aceptarlo, me negaba a ser ultrajada de esa forma, pero deseaba ardientemente ser doblegada por ese desconocido... Volvió a situarse delante de mí y volvió a tocarme dejando deslizar sus dedos por la humedad de mi coño. Al notarlo tan húmedo sonrió.

-Joder tío, está calada hasta las rodillas... le dijo a su compañero... ¿Te gusta eh?... Sus dedos no paraban de moverse y mi respiración se iba agitando...

-¿Qué pasa tu novio no te mete caña o qué?... Espatárrate, me ordenó con tono despectivo...

Separé las piernas de forma que los labios de mi sexo se abrieron aún más para él. Sin ningún problema introdujo de nuevo sus dedos haciéndome gemir más fuerte... Se separó un poco para verme entera...

-Estás muy buena... Si yo fuera tu novio no dejaría de follarte...

Yo no dejaba de mirar su miembro erecto... Sin saber por qué lo deseaba... Seguía sin cuadrarme demasiado el malsano deseo de entregarme al miembro de ese extraño que iba a violarme... Me sentía inquieta... Volvió a acercarse y a tocarme... Sus dedos jugaban conmigo como querían y cuando rodearon mi clítoris no pude contener un gemido de placer...

-Menuda almeja tienes... ¿Sabes que tienes chocho de puta?... Tu novio se pondrá las botas contigo...

Él parecía satisfecho con lo que estaba haciendo... Cerré un poco las piernas reteniendo sus dedos donde más me gustaba... No se opuso y siguió jugando allí... Dejé reclinar mi cabeza sobre el hombro y cerré los ojos. Fui gimiendo suavemente cada vez que recibía sus caricias en mis zonas femeninas... Mientras me acariciaba perdí la noción del tiempo y del lugar y casi ni les oía... Eso no me estaba pasando a mí... era como en uno de mis sueños eróticos,... yo estaba profundamente dormida y soñaba que un desconocido me estaba tocando a la fuerza las partes más íntimas causándome placer... Sin embargo aquello era real... Mi respiración entrecortada era real... Iban a violarme y yo estaba disfrutando... Me dejaba tocar en todos los sitios,... mi cuerpo respondía como nunca a sus caricias,... mi deseo me resultaba extraño, pero muy fuerte... como nunca había sentido por ningún hombre.

-Vas a hacer que esta tía se corra... dijo Edu.

-Está tan cachonda que se muere de ganas, le respondió Erick fanfarrón.

Abrí los ojos. Sonreía. Su mirada estaba fija en mí, penetrante... Debía estar tan sorprendido como yo.

-Está salida a tope. Seguro que hace tiempo que no se la follan... Volvió a decir Edu.

Sin dejar de manosearme preguntó si mi novio no me lo hacía, si era marica,... No le contestaba a nada... estaba entregada completamente a esos dedos que se movían hábilmente por mi sexo causándome más y más placer... Sin parar de tocarme respondió: "No creo que sea eso", y reafirmó moviendo la cabeza de un lado a otro... Metiéndome más adentro los dedos empujó con violencia... Me hizo daño, pero me gustó... Solo pude gemir.....

-Aquí le entra de todo... esta lo que necesita es un buen rabo...

Hablaban de mí como si yo no estuviera, comentando lo dispuesta que parecía, las ganas que se me notaban, lo apetecible de mi cuerpo, lo que harían o dejarían de hacer con mi cuerpo si fuesen mi novio... A medida que sus caricias me iban doblegando, sus comentarios iban siendo más fuertes, bueno, más que fuertes, guarros...

-¿Te jode o no te jode bien el picha floja de tu novio?...¿ Crees que le importará si te echamos un buen polvo? A lo mejor hasta me lo agradece... a una hembra como tú hay que tenerla bien follada... y seguro que él solito no puede... La gracia les resultó simpática y empezaron a reírse...

ż Te la mete muy a menudo?... Seguro que siempre te quedas con ganas de más... ¿Verdad que sí guarra?...

Muy seguro de sí mismo seguía moviendo los dedos dentro de mí... Su otra mano no paraba de jugar con mis pechos erizando mi piel... Por un momento miré como los recorría... Tenía los pezones completamente erguidos, como nunca me los había visto...

-¿Verdad que este conejo se muere de ganas?... En cuanto te meta el rabo te vas a correr de gusto...

Me irritaba que hablara de mí en ese tono, no paraba fanfarronear con lo que me iba a hacer, dando por sentado que yo no sólo no diría nada, sino que debía estarle agradecida... Iba a abusar de mí y encima como él decía, me estaba haciendo un favor... Según él era una insatisfecha y me bastaba ver un pene para morirme de deseo, buscaba ansiosamente calmar mi calentura,... Me trataban como a un simple objeto, como a una a chica de usar y tirar... pero tenían razón,... todo lo que decían eran verdad, lo estaba deseando... Edu por su parte se estaba riendo con los verdes comentarios de su amigo...

Antes de que pudiera decir nada, los dedos de Ricardo acariciaron mi clítoris arrancándome otro suspiro de placer,... No pude contestar, no quería contestar... Yo seguía jadeando incapaz de ahogar mis gemidos...

-Si se está derritiendo la muy puta...

Pegado a mi oreja Edu me preguntó con un murmullo lascivo cuánto tiempo hacía que no me ponían una buena polla...

-Contesta puta, dijo Ricardo con un tono entre rabioso y enfadado arrastrando las últimas letras. La única respuesta que era capaz de darles eran mis gemidos de placer, cada vez más profundos, cada vez más prolongados... De repente sus dedos pellizcaron con fuerza mi clítoris. Me quejé pero en vez de ceder, lo que hizo fue retorcerlo hasta hacerme gritar de dolor. Nunca me habían hecho eso. Dolía horrores y me hacía encorvarme. No dejaba de hacerme daño y empecé a llorar... Podía matarme de dolor y podía causarme placer... era suya y me lo estaba recordando... Repitió de nuevo la pregunta sin dejar de hacerme un daño terrible... Contesté que sí me lo hacía... Pareció no oírme... Volví a repetir que sí me lo hacía...

-¿Que te hace qué?....

-Se acuesta conmigo, les dije entre sollozos...

Otro pellizco aún con más fuerza... Casi gritando les dije: -¡¡¡Me jode por las noches!!!... Los dos se rieron...

-Vamos putita dinos cómo se acuesta contigo ese maricón... o ¿eres tú la que se le cepilla?...

Humillada por el dolor les conté sollozando los detalles más íntimos... Empecé a contarles lo que me hacía y sólo entonces dejó de apretar tan fuerte... pero como si fuera una advertencia de que podía volver a hacerme gritar de dolor no soltó sus dedos sin darme un último pellizco... Temiendo defraudarlos y que volviese a hacerme daño les conté las historias que creí más excitantes... Les conté cómo me lo hacía en la bañera,... cómo le gustaba hacérmelo mientras veíamos un vídeo porno... Ricardo estaba sonriendo y Edu no paraba de reírse mientras sacaba punta a todo lo que decía...

-Así que el niño mete su pollita en tu coñito. ¿Eh?... Vamos sigue, qué más te hace...

Les dije que algunos días le gustaba penetrarme desde atrás poniéndome a cuatro patas...

-No jodas, ¡si hasta te cabalga y todo!... Los dos se rieron al tiempo... Y tú qué le haces... Con lo ninfómana que eres no te estarás quieta ni un minuto... Seguro que nada más verle la polla te abres de piernas... ¿Te gusta que te la meta?... ¡Contesta!...

-Sí...

-¿Se la meneas?... De nuevo risas...

-Sí...

-Debes ser una auténtica cerda...

-Vamos... sigue... ¿qué más le haces?.... No supe qué contestar... ya les había contado todo...

-Ya te lo he dicho no sé que quieres oír, dije sollozando...

-No me contestes dijo en tono violento mientras agarraba mi cara con una mano... Mis labios quedaron entreabiertos... Me besó en la boca...

-Tienes morros de puta... Menudas mamadas le tienes que hacer... No le contesté.

-¿No me digas que no se la chupas? Contesté la verdad, que no, que me daba asco... Esta vez ya no fueron risas, sino auténticas carcajadas.

-Suéltala... Tranquilo, con el ansia de rabo que arrastra no se va a echar a correr,... venga suéltala...

Poco convencido Edu soltó la trenca y quedé libre...

-Ahora desnúdate...

Me quité a la vez la americana, la blusa y la chaqueta. El sujetador roto cayó a mis píes... Me sentí grotesca y ridícula en esa situación... Estaba en medio de un bosque totalmente desnuda ante dos hombres, quieta como un espantapájaros... y lo que más me molestaba, calada hasta lo más profundo de mí... Con la ropa de la mano sin saber qué hacer se la di al otro. Con desprecio la tiró hacia atrás.

Me hicieron permanecer así un buen rato mientras me miraban de arriba abajo y entre ellos hacían obscenos comentarios sobre mi cuerpo... Casi todos iban dirigidos al tamaño de mis pechos... Completamente desvestida, humillada por lo que les había contado, avergonzada por no haberme resistido al placer, seguí mirando en silencio al suelo y esperé sus órdenes soportando que me metieran mano de forma tan burda... Por primera vez sentí frío y rodeé mis pechos con los brazos para darme algo de calor. Bruscamente me los quitó. Quería verme así, absolutamente desnuda y preparada para cuando él quisiera tomarme.

Desde atrás Edu me agarró por primera vez los pechos...

-Buen par de melones... Sus manos parecían más robustas y me los apretó con fuerza... Mientras me sobaba entera delante de su compañero, entre mis nalgas volví a sentir su rígida verga, fuerte y aprisionada... Su cuerpo se pegó a mi espalda y metió una mano entre mis piernas. Rápidamente notó mi humedad...

-Si lo está deseando la muy puta... Esta tía es una come pollas de cuidado... Oprimiendo mi sexo me obligó a ir aún más hacia atrás, hasta pegarme completamente a su cuerpo... Me metió los dedos y empezó a moverlos dentro... No tardó en hacerme jadear.

-Mírala cómo goza... Está cachonda a tope... A esta no la han jodido en condiciones en su puta vida...

Volvió a arrimar su cara a mi oído y empezó a decirme marranadas en tono lascivo... Aún las recuerdo como si las estuviera oyendo ahora mismo...

-Joder, tienes el chocho empapado... Estás deseando que te folle... Estás más salida que una perra en celo... ¿Tienes ganas de rabo eh?... En cuanto te le meta vas a gozar de verdad... Tu chocho va a saber lo que es un buen palo... Dominada por el placer separé las piernas un poco... Metió sus dedos aún más adentro... El gemido fue largo y prolongado...

-¿Cómo eres tan zorra tía?...Cuando acabe de follarte le vas a contar a tu novio lo que es joder de verdad... No te imaginas el pedazo de rabo que te voy enchufar... Te la voy a meter hasta que te salga por los ojos... Te voy empotrar hasta los huevos en el coño... Sus comentarios obscenos me excitaban aún más. El tono lascivo de su voz me hacía desear lo que me proponía... Estaba a punto de correrme...

-Así que nunca te han metido una chorra en la boca ¿eh?

-No... contesté avergonzada mirando al suelo.

-Tranquila.... ahora vas a chupar una buena polla... Ponte a cuatro patas, como si te fuera a montar tu maromo...

En cuanto Edu me soltó obedecí de inmediato. Sabía que si me negaba me iba a dar lo mismo. Mis tetas quedaron colgando entre los brazos. Apoyó su mano en mis riñones impidiéndome avanzar, luego, palpó mis nalgas y fue recorriéndolas hasta encontrar el camino que le llevó a mi sexo... En esa postura me hizo separar aún más las piernas... Ahora estaba completamente abierta... Adivinaba que tenía los ojos clavados en mi trasero... Seguramente me estaría viendo los labios hinchados y brillantes por mis jugos... Tal vez su pene ya estuviese fuera de los pantalones... Sabía que estaría tan turgente como el de su amigo... Supuse que a lo mejor quería entrar en mí en ese momento y me imaginé poseída por sus dos vergas a la vez... Al hacerlo un escalofrío de placer hizo palpitar mi coño y deseé que lo hicieran... Sin dejarme mover, me tocó por todos los sitios y magreó enérgicamente mi vulva...

-Este coño está pidiendo guerra a gritos...

-Déjate de mariconadas y fóllatela ya... Si no te la follas ahora mismo me la tiro yo... (Si he de ser sincera en ese momento estuve a punto de pedirle que lo hiciera...)

-Eso luego,... tranquilo tío, antes se la va a tragar entera...

-Ven aquí,... te voy a enseñar lo que es una buena mamada... Ricardo se agarró el miembro y le hizo apuntar a mi rostro.

-Venga ven a comértela ya... Se desabrochó del todo los pantalones y se los bajó un poco. Sus testículos quedaron al aire y agarrándoselos los exhibió engreído delante mí...

  • Los tengo cargados de leche y te vas a tragar hasta la última gota...

Gateé hasta ponerme justo enfrente de su sexo. No se molestó ni en acercarse. Tuve que incorporarme un poco para poder alcanzarle y me senté sobre los talones. En esa postura agarró mis pechos y colocó en medio su pene. Buenas tetas para una cubana... No sabía lo que era eso y me quedé quieta mirándole... Bruscamente me las hizo coger con las manos y que se lo restregara con ellas. Vamos puta menéalas... Suavemente empecé a moverlas con movimientos circulares... Su polla estaba caliente y su tacto me resultó agradable. No pude resistir la tentación y miré mis pechos. En medio de mis senos destacaba su rojo capullo aprisionado...

Miré hacia arriba y vi en su rostro una expresión de placer... Me sentí tremendamente sexy y excitada por lo que estaba haciendo. Era capaz de proporcionarle placer con mi cuerpo... Me sentí orgullosa como mujer... A medida que jugaba con ella entre mis senos, fue dejando un rastro de humedad... Él me estaba utilizando... estaba abusando de mí y sin embargo al tiempo estaba sometido a mis caricias... Era su esclava y su dueña al tiempo. Luego me lo frotó por toda la cara. Mientras me lo hacía de nuevo me sentí completamente sometida. Dejó que su punta se paseara varias veces por la comisura de mis labios antes de ordenarme secamente que se lo chupara. Rodeé su miembro con la mano y resignada pero al tiempo impaciente me lo metí en la boca... La sentí grande y dura entre mis labios... Comencé a succionar como había visto hacer en las películas. Enseguida noté la suavidad de su capullo en mi lengua... Su sabor me pareció fuerte y viril... Su dureza me indicaba que estaba excitado, muy excitado... Con las dos manos agarró mi cabeza dirigiendo mis movimientos. Luego retiró la mía de su sexo y me hizo acariciar sus huevos...

-Venga zorra lámelos...

Subyugada obedecí sus órdenes y dejé que mi lengua les recorriera enteros.... Luego agarró mi cara y me hizo abrir los labios. Volvió a empujar metiéndola entera. Entre jadeos movía su cadera empujando su miembro dentro de mi boca como si me estuviera follando...

-Vamos puta cómemela entera gritaba con la respiración entrecortada y cada vez me lo hacía meter más adentro...

Yo aceptaba sus envites gozando al sentirla en mi boca, gozando con lo que nunca me habían hecho y constantemente soñaba en mis fantasías secretas... Cerré los ojos y me entregué concienzudamente a lo que estaba haciendo... Edu se puso a un lado para verlo...

-Anda que no tiene hambre la tía esta, y eso que no le gustaba... dijo riéndose... Te va a dejar seco... Mira cómo la bailan las tetas...

Era verdad, mis pechos colgaban de un lado a otro al ritmo de sus movimientos... Por un momento la sacó de mi boca... Mis labios la buscaron ansiosos... Volví a sujetarla con mis manos...

-Chupa... chupa biberón...

No me importaba que se riese así de mí, estaba disfrutando con lo que hacía... Su sabor se iba haciendo más y más fuerte...

-Me voy a correr en tu puta boca...

Por su agitación adiviné que no tardaría en hacerlo...

-Ordéñamela hasta la última gota...

Cuando eyaculó sentí brotar con fuerza su semen inundando mi boca. Cada espasmo iba acompañado de un chorro que me llenaba. Tuve que hacer auténticos esfuerzos para tragarlo y no ahogarme... Una de las veces, al retirarse se salió de mi boca y uno de sus chorros salpicó mi cara. Rápido volvió a metérmela y siguió moviéndose como antes... Sentía resbalar el semen por mi mandíbula mientras se la chupaba... Una gota cayó sobre mi pecho... Estaba caliente y me gustó sentirlo ahí... Se movía frenéticamente y mi sexo olvidado ardía de deseos... No me dejó retirar la cabeza hasta que hubo acabado por completo... Sólo entonces permitió que sacara su pene... Una arcada casi me hizo vomitar... El otro empezó a reírse al verlo... Me había olvidado de que eran dos y de que el segundo reclamaría mi cuerpo... Me quedé de rodillas y escupí los últimos restos de semen pero no pude quitarme su sabor. Me pasé el dorso de la mano por mis labios para limpiarme la boca... Edu estaba apoyado en el coche, sin perder detalle y fumando tranquilamente un cigarro. Un tremendo bulto destacaba en sus pantalones...

-Levántate y ven aquí, me ordenó impaciente...

Me quedé mirando a Ricardo y no me moví. Tranquilamente se estaba guardando su pene.

Esperaba más que sus órdenes su permiso. De dos pasos Edu se plantó a mi espalda. Me agarró del pelo y me hizo levantar a la fuerza. Literalmente me arrastró hasta el coche y me tiró de bruces sobre el capó. Me hizo daño y sorprendida por su brutalidad intenté darme la vuelta. No entendía el por qué actuaba así, si sabía que me iba a poder tomar como quisiera. Asustada traté de levantarme, pero él se tiró encima de mí inmovilizándome. Para que no me moviera me empujaba la espalda aplastando mis tetas contra el coche. El frío del metal hizo endurecer mis pezones. Me entró un pánico tremendo y empecé a patalear y a mover los brazos tratando de liberarme.

-Sujétala, me la voy a pasar por la piedra ahora mismo, ordenó a su amigo.

Ricardo me agarró de las muñecas y tiró de mis brazos hacia adelante sujetándome. Al ceder la presión sobre mi espalda giré la cabeza para ver qué hacía. Aún tenía el cigarro en los labios. Se había bajado los pantalones y me enseñó su tremendo pene. Era enorme, un descomunal aparato de casi 30 cm. que ya estaba preparado para entrar en mí. Con su rodilla me separó un poco las piernas y se colocó en medio. Me palpó primero con la mano y metió un dedo con brusquedad. Me quejé.

-Cállate zorra, me ordenó casi gritando.

Acercó su pene a mi entrada. No paraba de moverme y me resistía como podía. No acertaba a entrar en mí y empezó a insultarme y a decir palabrotas. Seguí luchando como pude.

-Agárrame a esta puta y que se esté quieta.

De repente Ricardo me dio un bofetón. El golpe sonó seco. La cabeza se me fue de un lado a otro. Por unos instantes me quedé completamente aturdida. La mejilla me ardía y me zumbaba el oído.

-Estate quieta o te reviento a hostias.

El golpe me sorprendió y me quedé rígida incapaz de reaccionar. Edu volvió a ponerse en medio de mis piernas y las acomodó a su antojo.

-Ahora verás lo que es un buen pollazo...

Con increíble maestría lo colocó en mi entrada y empujó violentamente metiéndome su pene hasta la mitad. Me hizo un daño terrible. Al notarlo dentro arqueé mi cuerpo. Chillé de dolor abriendo la boca y cerrando los ojos...

-¡No grites salidorra!... Furioso me dio un fuerte azote en el culo... Con lo cachonda que estás no te hagas ahora la estrecha... Se retiró un poco y volvió a empujarme.

Empecé a llorar suplicándole que no me hiciera daño...

-¡Que te calles puta! Gritó mientras volvía a intentar meterme todo su rabo. Al hacerlo, su cigarro cayó rodando sobre mi espalda. Rápido lo cogió... dio una última calada y lo apagó en mis nalgas dejándome marcada...

El dolor hizo tensar mi cuerpo y mi grito debió de oírse desde muy lejos... solo conseguí otra sonora bofetada. Llorando le supliqué que no me hiciera más daño, pero él sin hacerme caso siguió dándome empujones... Su pene me golpeaba una y otra vez, haciéndome chillar cada vez más fuerte... Estaba cerrada por el miedo y el dolor y no conseguía metérmela entera...

El daño hacía que me retirase un poco tratando de escapar del dolor...

-¡Estate quieta de una puta vez! Me gritó con la polla a medio meter y empezó otra vez a darme azotes en el culo.

No paraba de llorar y él no dejaba de golpearme haciéndome daño... Estaba tan furioso que parecía un loco fuera de sí. La sacó casi toda y se detuvo un momento. Con los dedos me agarró los labios del coño y tirando enérgicamente de ellos me abrió a la fuerza. Empujó con todas sus ganas consiguiendo al fin metérmela entera. El dolor fue aún más punzante. Todo mi cuerpo se puso rígido y un agudo alarido se escapó de mi garganta. Creí que me había roto... me sentí traspasada por completo... nunca me habían penetrado tan profundamente... Empezó a penetrarme violentamente, como si tuviera prisa... Entraba en mí desgarrándome y haciéndome gemir... Mi sexo me quemaba, y él seguía dándome salvajemente... En cada embestida sentía sus huevos golpeando mi entrada... Con los ojos llenos de lágrimas miraba suplicante a Ricardo. El dolor me impedía pronunciar cualquier cosa que no fueran gimoteos.

-Tío no te la folles así que le vas a reventar el coño... le dijo.

No le hizo caso y siguió empujando como un animal... Sus dedos se clavaban como garras en mis maltratadas nalgas arañándome, mientras me incrustaba una y otra vez toda su polla... Entrecortado dijo que cuando acabara de joderme no iba a poder follar en un mes... Tuve la sensación de que sería verdad... Su amigo tenía razón, la forma tan salvaje de poseerme me estaba destrozando el coño.

Me empujaba tan fuerte que me levanta con cada embestida... Su pene me llenaba completamente.

No sé cómo pero poco a poco el dolor se fue mezclando con el placer... La sensación era extraña pero maravillosa... Por mi cabeza empezaron a pasar palabras como ensartada,... atravesada,... agujereada,... perforada,... taladrada,... Por primera vez entendí su significado y la imagen me pareció fascinante. No dejaba de llorar pero estaba gimiendo con cada uno de sus golpes.

Al rato me poseía por completo y mi sexo dilatado a la fuerza, le recibía ansioso... Con cada golpe, sorprendentes escalofríos corrían por mi espalda desde mi entrepierna hasta la nuca... Mi respiración se agitaba más y más y mis caderas se acompasaban a sus embestidas buscando sin ningún pudor que me entrara más y más... La presión sobre mis muñecas fue cediendo y Ricardo soltó una de ellas... antes de que volviera a agarrarlas, me la introduje entre las piernas y acaricié mi clítoris... estaba muy excitada... Apoyé la mejilla en el capó y cerré los ojos... Tenía la boca entreabierta y jadeaba escandalosamente... Seguro de que no haría nada me soltó la otra mano... Rápida agarré una de las suyas y me la llevé ansiosa a mis pechos... No podía controlar mi cuerpo... Mi único pensamiento era atrapar más y más placer...

-Vaya,... parece que a esta puta le está gustando... Ya te dije que tenía ganas de un buen polvo... Te está jodiendo entera... ¿eh?... Empujando violentamente hasta metérmela del todo preguntó si estaba disfrutando... Sin ningún sonrojo contesté que sí... Los dos se rieron...

-¿Te jode bien mi rabo?...

Casi en un susurro volví a contestarle que sí... Sádicamente se retiró casi por completo de mí y la dejó a la entrada... Mi sexo avanzó buscándolo.

-Mira esta zorra como mueve la almeja... ¿Quieres que te la siga metiendo eh?...

-Sí... Otra vez se paró...

-¿De verdad que te gusta?...

-Sí...

-¿Y como se piden las cosas?...

-No se lo hagas desear tanto joder,... Fóllatela de una vez... no seas cabronazo... Se echó a reír y le hizo caso a su amigo... Estaba a punto de pedirle por favor que siguiera... Inmediatamente volví a jadear...

-¿Te gusta más esto que la pollita de tu novio?

-Sí...

Me daba vergüenza reconocerlo, pero era verdad, su pene me proporcionaba más placer que el de mi novio y cada vez que me la metía sentía llegar el orgasmo...

Cuando me corrí empecé a chillar de placer... Habitualmente me da vergüenza hacerlo, incluso delante de mi pareja,... Al oírme, mi voz me resultó extraña... Literalmente me estaba retorciendo de gusto y apretaba con fuerza los dientes intentando retener el placer... Me estaba volviendo loca... Los orgasmos se sucedían uno tras otro... Creí que no se iba a detener jamás... Nunca los había tenido tan fuertes ni tan prolongados... Casi no podía ni respirar... Los espasmos de placer eran alucinantes... Me estaba matando y no podía más... Le pedí varias veces que por favor se parase, que me estaba reventando, pero él no paraba de penetrarme tan ansioso como al principio... Parecía que tenía miedo de que nos fuesen a sorprender en cualquier momento y se acabase su diversión...

Repentinamente la sacó...

-Tienes un culo de puta madre. Te voy a encular.

Jamás había oído esa palabra, pero adiviné perfectamente su significado. Sabía que iba a dolerme y lo acepté. Ni tan siquiera me moví. Me sentía su esclava y esperé resignada a que centímetro a centímetro me la fuese metiendo. Sin apenas dejarme recuperar el aliento, sentí como sus fuertes manos separaban mis doloridas nalgas abriéndome. Noté el fuerte salivazo en mi entrada... luego la punta de su miembro en mi segundo agujero. Decididamente su pene fue entrando en mí. Siempre que habíamos intentado hacerlo por ahí habíamos tenido que dejarlo porque no soportaba el dolor. En ese sentido podía decirse que aún era virgen por detrás. Sin embargo no me dolió tanto como yo esperaba.

De nuevo una sensación extraña se apoderó de mí. De nuevo una peculiar mezcla de dolor y placer se fue adueñando de mí. Volvió a penetrarme tan fuerte como había hecho antes. Mi cuerpo se acostumbró rápidamente a su presencia y de nuevo me oí gemir con cada una de sus embestidas. Pero esta vez no era yo sola quien gemía, sus jadeos se iban uniendo a los míos.

Ricardo mientras tanto se estaba masturbando viendo como su amigo me jodía salvajemente. Debía de excitarle horrores verlo... Los movimientos de su mano eran frenéticos.

Me estuvo dando por el culo un rato, apretando cada vez más hasta que por fin sus empujones se volvieron cada vez más secos y potentes... Sujetándome por las caderas evitaba que sus movimientos me llevaran hacia adelante escapando de sus embestidas y me la metía hasta hacer chocar sus huevos contra mi coño... Sentí como pequeñas convulsiones y supe que se iba a correr... La notaba avanzar gruesa y tremendamente dura... Sentí su líquido caliente en mi interior... Fue una sensación sorprendente y sumamente placentera...

Cuando se quedó satisfecho se retiró bruscamente de mí. Me costaba trabajo respirar y jadeante conseguí darme la vuelta. Quedé tumbada boca arriba sobre el capó, con los brazos en cruz y espatarrada completamente. Estaba extenuada y no podía ni moverme. Aun tenía la sensación de que su pene estaba dentro de mí y de vez en cuando pequeñas convulsiones de placer agitaban mi cuerpo. Me encontraba completamente destrozada. Me dolía el culo y mi sexo estaba irritado, pero si en ese momento hubieran vuelto a tomarme tampoco me hubiera resistido. Pensé que si aparecía alguien más no me importaría que volviesen a violarme... aunque supongo que estando así no sería una violación.

En ese momento Ricardo se subió encima del capó y colocó mi cabeza entre sus piernas. Nada más abrir los ojos vi que le tenía justo encima de mí. Su mano se movía muy rápida y comenzó a gemir anunciando su orgasmo. Acercó su miembro a mis labios...

-A-bre la bo-ca putaaa... Me dijo casi sin poder articular palabra.

Obedecí de inmediato y abrí la boca esperando sumisa su penetración, pero su grado de excitación era tal que se derramó antes de llegar a introducirla. Me salpicó toda la cara y me dejó toda manchada de semen pero no me importó. Ni tan siquiera me molesté en limpiarme. Cuando se vació completamente aún le colgaban restos de semen. Hizo que cayeran en mi boca y me obligó a limpiarle su polla ya flácida. Su mano se le había manchado y la frotó en mis pechos. Seguí inmóvil en la misma postura esperando que hicieran conmigo lo que quisieran, era incapaz de resistirme a nada...

Encendieron un cigarro y me ofrecieron uno. Con la cabeza dije que no. Ignorándome se pusieron a hablar entre ellos de lo divertido que había sido lo que me habían hecho. Los comentarios eran groseramente machistas. Cerré los ojos y dejé que un placentero sopor se apoderase de mí. Sentía resbalar el semen por mi cara mientras les oía sin prestarles ninguna atención.

Cuando acabaron de fumar se quedaron mirándome. Sin mediar palabra, Ricardo se acercó a mí. Se bajó la cremallera y me apuntó con su pene. Pensé que iban a volver a empezar... Un potente chorro salió disparado hacia mi coño. Al sentirlo me incorporé un poco y entonces su meada se dirigió a mis tetas. Riéndose a carcajadas su amigo quiso imitarle. En el colmo de las humillaciones tuve que soportar que los dos se mearan sobre mi cuerpo. Luego me ordenaron que me vistiera y me tiraron la ropa encima. Casi no podía ni moverme.

Durante el viaje me amenazaron con ir a por mí si se me ocurría denunciarles, y me hicieron jurar que no lo haría. Nada más llegar a la entrada de la ciudad buscaron una calle oscura. Uno de ellos se bajó conmigo volviendo a amenazarme de mil formas. Luego desaparecieron, dejando que volviera a casa en paz. Nada más entrar me desnudé en el pasillo dejando la ropa tirada y fui directa a la ducha. Me quedé un momento contemplándome en el espejo. Mi aspecto era desolador. Tenía los ojos hinchados por haber llorado y la cara descompuesta. Dos lágrimas resbalaron por mis mejillas cuando miré los pechos llenos de chupetones... Unas gotitas de sangre seca en mi sexo me recordaron sus tremendas embestidas. Por detrás me sentía tremendamente molesta… sin embargo jamás había disfrutado tanto

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