Nunca pensé que rico es coger con un gordo gigante
Casi cinco minutos después de masajearme y tentonerame de manera furtiva me abrió las piernas y se recostó encima mío, no dejó caer su peso encima me queda clarísimo... -¡señor regidor! ¡¿Pero que hace?! ¡Que!... ¿que está haciendo?
Tengo muchas cosas que contar pero aún no me he decidido por qué fue muy problemático todo lo que me sucedió después de Manuel, lo que quiero compartirles fue algo que escuché hace algunos meses...
Conocí a un matrimonio joven, la esposa es sobrina de una de mis amigas de mi grupo habitual, pero debo mencionar que esta pandemia nos estrechó en muchos aspectos y la confianza fue una de ellas.
Se que los hombres denostarán este relato, y se que para ellos cuando nos atrevemos a contar estas cosas no nos bajan de zorras, pero no importa, contaré todo lo que conozco poco a poco, y lo mío después.
Don Abelardo, el regidor
Mi nombre es Tatiana, soy administradora de empresas, y desde la universidad soy la capitana del equipo de voleibol
Tengo 26 años, y trabajo en la compañía de mi suegro. Estoy casada hace año y medio con Miguel que aunque no es el amor de mi vida según dicen mis amigas, si es quien me tiene tranquila y en una línea de vida que me pone en el piso.
Nosotros nos conocimos en la universidad, Miguel siempre fue el atleta reconocido, el buen parecido con buena posición económica, petulante y altivo, quien tenía a sus pies a las estudiantes más bellas y populares no solo de nuestra carrera, también de otras. Yo apenas tuve dos novios antes de el, muy buenos partidos para quien quiere una vida tranquila, amables y guapos a decir la verdad. Miguel aunque tenía a su alcance un catálogo de oportunidades nunca dejó de demostrar su interés por mi, y eso me alagaba, pero no pensaba caer y ser un número más... si se que así pensamos la mayoría de las mujeres.
En fin, sobra decir que caí en los encantos de mi esposo y su compromiso de ser la única hasta quinto semestre. Y aún todos sus atributos Miguel no siempre era lo que se decía de él en la cama, su fama para mi era mala cimentada, más tarde me enteré que no quería tratarme como a una cualquiera que yo sería la madre de sus hijos.
Mi familia creció en un pueblo enclavado en cerca de la sierra, un pueblito pintoresco y lleno de lugares hermosos para visitar, con apenas setecientos habitantes, este pueblito me vio crecer, Manantial Verde. Tuve una infancia linda rodeada de buenos amigos que también migraron hacia ciudades importantes y un par al extranjero.
Cuando nos fuimos de Manantial Verde apenas tenía doce años, y se que estaba caminando físicamente debido a las miradas y algunos comentarios de los papás de mis amiguitos, los cuales entendí hasta más tarde. En fin, hace ocho meses paso lo siguiente...
-Oye Taty... estoy harto del encierro y si aprovechamos para ir al Manantial ahí no hay contagios ¿que te parece? Ya es tiempo que lo conozca
Deje mis tenis en la corredora y mire a Miguel, a mi me encanta la idea cariño, será muy lindo ir, te encantará, conocerás el manantial del rancho alebrije, iremos al desfiladero del Marco, ¡siii!
-Así es primor, ¿les dirás a tus papás?
-Si cariño, pero no irán, si vamos este fin estarán con mis sobrinos Martin y Adriana, acuérdate que mi hermana se va a CDMX
-Es cierto linda-, en fin hagamos maletas para una semana, avisa a Joel que Joel que no estarás, y yo le aviso a mi papá
Yo estaba más que emocionada con la idea del ir al Manantial, casi catorce años de no regresar ahí.
Hice un par de llamadas para ver si el único hostal estaba abierto, pero mi tía Remigia no nos dejó si no quedarnos en su casa, donde vivían mi tía, mi tío y un primo. Llegado el viernes emprendimos el viaje, fue muy lindo, escuchamos música todo el tiempo, reímos mucho y después de 6 horas estábamos en el Manantial Verde.
Casi a medio día debería hacer mucho calor, pero estaba nublado, lo que nos esperaba para el fin de semana, espero que mejore para los siguientes días.
-Hija, quiero que Miguel conozca a Narcizo, el secretario del regidor, ¿crees que puedan ir?
-Claro tío, acepte sin dudarlo, ¿a poco Narcizo es el hijo de Don Álvaro?
-Efectivamente chamaca, el mismo, pero deja que tu primo baje sus maletas de la camioneta y entren por favor
Miguel saludó con su carisma a flor de piel acostumbrado, haciendo reír a mi tío y a mi tía, mi primo algo reservado solo se contuvo a bajar el equipaje.
-Pasemos a comer- dijo mi tío
Después de la comida deliciosa fuimos a la sala a platicar de nuestras vidas en la ciudad. Un par de horas cerca de las cuatro de la tarde nos levantábamos y dejamos a mi tía y primo para que acompañáramos a mi tío a conocer a Narcizo.
-Que hermoso es aquí Don Agustin- dijo Miguel, así es hijo, pero después de todos tus viajes esto no será nada que te deslumbre, dijo mi tío
-No lo crea don Agustin, realmente me gusta, -¿verdad que si cariño? ¡Es hermoso!
-Sin duda Taty
Caminamos un par de cuadras y llegamos a la regiduría, una casa muy bien pintada con madera en sus techos adornando el estilo antiguo del lugar.
Justo en la entrada de la oficina nos recibió una secretaria de cincuenta años aproximadamente, vestida conservadoramente.
-Hola Eunice, ¿cómo estás?, y antes que contestara la secretaria se abrió la puerta de par en par, salió Narcizo con el Regidor.
Salieron un par de señores, Uno de ellos sobrepasaba los ciento veinte kilos son problema, con un pantalón vaquero algo ceñido de color marrón, camisa casi blanca muy bien planchada con una panza protuberante que apenas dejaba ver la gran evilla de su cinturón, sus botas impecables se oían al caminar, un gran bigote y de aproximadamente uno noventa, hacía ver pequeños a todos ahí. Narcizo de pelo relamido cabello negro y un traje viejo con papeles bajo el brazo.
-Mira nada más- ¿Como estas abuelo? Exclamó el regidor
¡Muy bien señor regidor, ¿y usted? Saludo dando un fuerte abrazo mi tío
-Mire, tengo el orgullo de presentarle a mis sobrinos, vienen de fuera- al mismo tiempo que nos señalaba sin soltar el brazo del Regidor
Miguel estiró su mano para saludar al toro del bigote, mientras que Narcizo me levantó las cejas -Hola Tatiana-
-Hola Narcizo- salude desde atrás de mi marido
-¿Y quien es esta bella dama? Me tomó de la cintura y me pego a su enorme panza de un fuerte jalón, me sentí como una muñeca de trapo, -Jajajajaja, Tatiana Leyva señor Regidor, conteste.
Me abrazo y beso la mejilla picándome con su bigote, -Mucho gusto “mija” Abelardo a tus pies- exclamo
Cuando me soltó bajo su brazo y sin pena me toco el trasero con una mano grande y fuerte, de manera rápida pero clara, no estoy segura si fue a propósito o un accidente, pegué un pequeño brinco y abrí mis grandes ojos más de lo acostumbrado ¡Ups! -exclamé sin pensar- afortunadamente nadie lo noto
Después de unos minutos de introducciones y charla trivial hablaron de unos terrenos que venden cerca del Manantial Verde y que quieren que mi marido y yo los conozcamos.
-Bueno, basta de tanta palabrería, ¿que les parece si mañana nos vemos en la casa del abuelo, así le dicen a mi tío?, y de ahí os vamos ustedes a los terrenos y yo a mis deberes.
-Muy bien- contestó Miguel, nos vemos mañana.
Más tarde, después de pasar a comernos un par de nieves, o helados cerca de la que fue mi casa en mi niñez, le dijo mi tío a Miguel
-Mire Miguel, estos terrenos valen un buen dinerito, pero si son los que yo conozco serán una buena inversión, por ahí va a pasar la carretera que lleva a la capital.
-bla, bla bla- Escuche a partir de ese momento, mientras miraba la calle donde tantas veces caí, corrí, caminé etcétera etcétera.
Llegó la noche y un buen café con pan para el clima lluvioso que teníamos en ese momento no venía mejor, mi tía nos deleitó con platicas de terror que ahí sucedieron, en la cañada, la antigua mina, el cerro del tejón, nos dieron las dos de la mañana escuchándola. Poco después para ir a dormir nos dieron una pequeña habitación muy mona con un balconcito a la calle, dormimos como bebés con el frío que estaba haciendo.
Poco antes de las siete de la mañana mi tío nos levantó para bañarnos y desayunar para el viaje a los dichosos terrenos. Poco después del desayuno oímos cómo llegó una carcacha de color verde, algo vieja y la manejaba Narcizo, atrás en una camioneta nueva nuestro gigante amigo el regidor.
-¡Buenos días a todos! Exclamó Abelardo, escuchen, súbanse con Narcizo el abuelo y Miguel, no cabremos todos en ese cacharro, a lo que me sentí aludida, no sabía que hacer, prosiguió el regidor.
-Yo me llevo a la niña conmigo, haremos cosas divertidas, así evitaré que se aburra
Me sorprendí mucho, abrí mis ojos y miré fijamente a Miguel completamente muda
-Buena idea señor regidor dijo mi tío
-Muchas gracias completo Miguel, ok mi amor, entonces me voy más cómoda y reí caminando a la camioneta negra detrás del coche de Narcizo.
-Permítame mamacita, déjeme la abro- dijo Abelardo
-Gracias señor regidor es muy amable
-Súbaseme ahí chiquilla, justo cuando abría la puerta de su camioneta
Sentía un pequeño aire de coqueteo acalorado y caballerosidad, pero no detectaba que era, de cualquier forma traté de no pensar en ello.
-Y dígame ternurita, ¿que le parece su pueblito? Me pregunto, y por todas las preguntas que me hizo asumo que averiguo de nosotros con Narcizo.
-Muy lindo señor regidor, usted hace un buen trabajo, exclame mientras miraba por la ventana
-Si la de verdad que si hago muy buenos trabajos criaturita, y me toco la rodilla en forma de palmaditas.
En fin... manejo por unos senderos preciosos que si no hubiera sido por lo nublado del día los hubiera apreciado mucho mejor, las nubes en parte eran muy negras, lo que anticipaba un gran aguacero.
Pronto llegamos a un rancho que ocuparon en su momento los que hicieron la mina que también ya estaba abandonada.
-¿Y que es lo que venimos a hacer aquí señor regidor? -Pregunte-
-Esperaremos a unos trabajadores en la parte alta de la mina, se llevarán material y dejarán artículos que ocuparemos para algunos trabajitos ternurita, me contestó mientras sonaba sus manos por el frío, vengase conmigo, se bajo de la camioneta haciendo que esta se moviera como si se bajara tres personas de golpe.
Rápidamente me abrió la puerta y caminamos hasta la mina, estaba a unos tres kilómetros cuesta arriba en el monte, de pronto empezó a gotear, avisando la lluvia pronto. Me preocupe, por que yo venia con un jeans blanco ajustado una blusa bajo una chatarra de piel que me ajustaba en la cintura, no quería empaparme con la lluvia.
-Ups, señor regidor, no traemos ni una sombrilla le dije
-No niña, si nos apuramos nos resguardaremos en la mina, ya falta poco
De pronto un trueno de aquellos de películas de terror sonó por todo el,lugar de manera escandalosa haciéndome saltar, Abelardo rápidamente me tomó de los hombros pude sentir sus fuertes brazos y manos rodeándome a forma de cobertor, lo abracé instintivamente, apenas un poco de el, metí mis manos bajo su chamarra, su barriga era muy dura, y de su espalda se había salido la camisa un tanto ya sudada.
De pronto se precipitó el agua de manera tan agresiva que no había un centímetro entre nosotros seco, fue catastrófico, nos tropezamos un par de veces y logramos entrar a la mina que tenía una puerta de madera vieja en la entrada, afortunadamente Abelardo traía la llave del el candado.
Dentro había muchas goteras, había demasiada humedad, era muy difícil ver, todo estaba terrorífico.
Lo único que me daba tranquilidad era traer a mi propio gigante a ese lugar.
Busco entre las cosas con tientas, yo me abrazaba a mi misma, me moría de frío, titiritaba
-¡Achuuuuuuuu!- estornude tan fuerte que hubo varios ecos reproduciéndose después de mi estornudo
-Hay niña, no te vas a enfermar, ahora lo remedíamos, mientras saco de los trebejos un quinqué viejo como de unos veinte centímetros, y lo encendió
Una luz tan tenue que apenas veía su gran bigote y parte de él.
La pobre iluminación dejó ver una especie de casa de campaña medio negruzca detrás de nosotros.
-Metase ahí criaturita, ¡venga!
Abelardo con habilidad abrió el zíper de la casa para que entráramos, se veía seco, también estaba una colchoneta con botellas de agua y un par de cervezas vacías.
-Haber criaturita, quítese la ropa, ¡No don Abelardo, no me voy a... Achuuuuuuu!... la ropa.
-No sea tonta Tatiana, se va a enfermar y ¡eso no lo voy a permitir! Mientras hablaba con voz autoritaria me quitaba la chamarra, ¡hay noo.. hace mucho frioo!
-Claro que hace frío, si está empapada, mire nada más
Tan rápido como pudo me quito la chamarra, e intento desabotonarme la blusa
-¡Por favor Don Abelardo!, permítame, gírese por favor y me quitaré la blusa, ¡¿pero con que me voy a tapar?! ¡Nos vamos a tapar dijo el otro!, aquí en la colchoneta hay un sarape, pero descuide, déjemelo a mi niña Tatiana
-Voltéese por favor, implore tapándome lo más que podía mientras me convulsionaba de frío... ¡usted no se fije “mija”!, no voy a ver nada que no viera “endenantes”
Empezó de manera más brusca, pienso que por lo difícil de lo mojado de mi ropa a ayudarme a arrancar mi blusa.
-Ya señor regidor, por favor creo que con eso será suficiente, ¡nombre niña! Quítese lo de abajo también, es lo más importante, créame, el año pasado se nos fue la hija de Flor, solo de una pulmonía que agarró en un aguacero como este...
-No me diga don Abelardo, que miedo, pero este, por favor... desde vuelta
-Nada, nada, la ayudó faltaba más, mire, me desabotone el jeans que ya se veía transparente, mientras él a tirones trataba de sacármelo.
-Deje me meto bajo la colcha, o lo que sea, ahí me lo... ¡achuuuuuuuu! Me lo quito, supliqué.
-¡No me diga, yo también necesito quitarme todo!, ¡desvistámonos bajo la colcha!
No se que cara puse que se rio con fuerza mientras nos metíamos apresuradamente casi al ritmo de la tormenta que afuera caía. Era muy difícil quitarme la ropa junto al oso del regidor, ruidos y quejas de mi parte mientras él logró desnudarse tan rápido que cuando sentí su cuerpo mojado pegado a mi yo solo estaba boca arriba con las piernas dobladas al aire bajo la colcha tratando de sacarme mi pantalón que se resistía a salir de mis pantorrillas.
-Haber mijita, te ayudo, se hincó delante de mi destapandome causando sombras por doquier
Sin esfuerzo saco el pantalón y metió sus manos bajo de mi cadera levantando mis nalgas y piernas como si fuera fácil
-¡Regidor!, ¡¿que hace?!, ¿que voy a hacer niña? Pues te quito los calzones, ¡también están mojados y te vas a enfermar! Jalo con tal fuerza que los llevo hasta mis rodillas que estaban al aire.. mi tanga rosa hizo un ruido como si se hubiera roto
¡Haaaaaay! Don Abelardo, ¡señor regidor! ¿Que hace?, ¡no, no!
-¡Tranquilícese ya criatura, va a ver cómo se seca muuuucho más rápido, me quito la tanga y no supe dónde la puso, se acosto casi encima de mi, por mi lado izquierdo, sentí algo que era como el muñón de una muñeca, ¡era su miembro!
-Oiga señor regidor, menos mal que es usted el que está aquí conmigo ¿verdad? ¿A que te refieres niña?
Me empujó su rechocha “cosa” por mi cadera y casi llego a mi vientre...
-Pues a que si fuera otro hombre, abusaría de la situación, y usted no.
-Jajajajajaja que niña tan desconfiada, no se preocupe niña, ahora déjese “apapachar”
Pronto empezó a frotar mi estómago con su mano callosa, rápidamente y me pegue a él, para mi mala suerte me dio un fuerte dolor en mi muslo, ¡haaaay! ¡¿Pero que...?!
-¿Que paso? ¿La lastime? ¡Noooo! Creo que me estoy a acalambrando haaaay...
-No se preocupe, ahora lo arreglamos, ¡está bien! No es haaay mucho, antes de que terminara mi frase se puso de rodillas en mis pies y me levantó nuevamente las piernas, se las puso a los hombros, pasó su miembro justo a lado de mi parte trasera de la rodilla derecha, era algo grande según lo que sentí, lo que no se es por que respiraba tan nerviosa, estaba a merced de este gigante, desnuda, no sabía si era un error contradecirlo, o cooperar
Me jalo hacia él y quede con mis nalgas en sus rodillas mientras con sus brazos abrasaba mi pierna izquierda y la sobaba, debo reconocer que me calmo el dolor un poco.
Poco a poco bajo sus masajes hasta mi entre pierna, brinque un poco, pero no hice nada más.
-Señor regidor, muchas gracias, me siento mucho mejor, con frío pero mejor, dije con una voz más amigable.
-Nada nada, no se preocupe, va a ver que bien se sentirá niña, sus dos manos casi rodean mi pierna desde la cadera hasta mi nalga, una mano por mi frente y otra bajo mi trasero apretando un tanto fuerte, ya no sentía su miembro pues se agachaba.
Uno de sus dedos pasaba peligrosamente a milímetros de mi vagina húmeda, o mojada, no lo se...
-¡por favor regidor! No siga... me escuche como mala actriz...
-Ya le dije que no se preocupe ternurita, le va a gustar, !achuuuuuuuu! Estornude y levante un poco la cadera obligando a su mano a pasar por encima de mi vagina, fue fugaz pero ya no había nada más que tocara de mi don Abelardo.
Casi cinco minutos después de masajearme y tentonerame de manera furtiva me abrió las piernas y se recostó encima mío, no dejó caer su peso encima me queda clarísimo...
-¡señor regidor! ¡¿Pero que hace?! ¡Que!... ¿que está haciendo?
-Trató de calentarme niña, yo ya tengo frío... menos mal que tenía frío, su “cosa” parecía de piedra y decía lo contrario.
-Pero Abelardo, ¡esto no está bien! ¿A que te refieres niña? Pude sentir su miembro deslizándose hasta llegar a toparse con mi vagina y luego hasta meterse entre mis nalgas, ¿era tan grande?
-¡por favor no abuce de mi!, ¿de donde sacas eso niña? ¡Es por el bien de los dos!, yo se lo que te digo
Intente cerrar más mis piernas, pero gracias a que no lo esperaba quedo justo arriba de mi con mis piernas abiertas, estaba en medio mío
-¡Por favor Don Abelardo, esto se ve muy mal!, ¡Por favor!....
-Eres toda una ternurita, no pasará nada, yo te cuido... levantó un poco su cadera y sentí como aquel pedazo de carne emergió unos centímetros de mis nalgas y paso valientemente abriendo mis labios vaginales sin lograr entrar para resbalar hasta mis nalgas casi en mi ano, ¡Ahhhh! ¿Pero que carajo? ¿Acaso gemiiiii? ¡No lo podía creer!, tenía mis ojos cerrados, traté de poner mis manos en su pecho, pero era como una mesa sobre mi.. ¡por favoooor! Señor regidor, acuéstese de lado, por favor...
-No mi niña, si me muevo, es por que no te quiero incomodar, solo busco que no muramos de frío... levantó su cadera y yo la mía intentando que no lograra su objetivo el regidor, metérmela
Su trozo de carne se resbalaba a voluntad en mi, se mojaba toda, no sé si así estaba o yo la mojaba, abrí los ojos y el balbuceaba con los ojos cerrados, apenas lo percibía con la pobre iluminación del quinqué.
Sabía que intentaba y yo estaba a punto de dejarlo.
-¿A poco no siente rico señora?, hay caray, ya no me dijo ternurita ni ninguno de sus adjetivos hacia mi, ¿ahora era señora?
-Este... no, no es correcto... Don Abelardo,.. por favor bájese..
En esos movimientos de su cadera y la mía sentí una punta abriéndose paso en mi entrada, se hizo un poco para atrás, y embistió con suavidad...
-¡Haaaay! ¡Señor regi...regidooooor! Entro centímetro a centímetro su miembro abriéndome de manera que nunca lo hubiera logrado Miguel...
Empuje con fuerza pero era imposible sacarme esa estocada de dentro de mi
-¡Don Abe...lardooo, señor regidor, por fa..vor!
No se cuantos segundos se tomó para sí mismo, disfrutó cada centímetro que me penetro, jamás vi a alguien tomarse el tiempo de disfrutarlo tanto, y yo estaba por venirme, lo logro...
-¡Shhhhh señora! Escuche la lluvia mientras yo me encargo... me convulsioné de tal forma que yo misma provoqué que entrara hasta dentro, me estaba partiendo, pude sentir sus cálidas bolas en mis nalgas...
-¡Haaaaaa, me esta!.... ¿Que señora?, ¡me está penetrando!
-¡¿Noooo de donde saca usted eso?! Es usted muy imaginativa
-¡Hayyy, haaaa.. haa! Por fa...m Doo..n sáquela..
La saco suavemente pero eso me enloquecía mucho más, sentir como casi a presión iba desocupándome su verga
-Shhhhhh señoraaa, shhhh ¿está pasando el frío? Ajá... un poquito hay...
Creo que no la saco toda cuando empezó un mete y saca lento pero muy muy profundo, pienso que llego mi orgasmo de tal manera que es indescriptible.. intensa pero me tenía más rígida que nunca. Intente girar mi cadera para sacarlo, honestamente sabía que no lo lograría, pero era mi justificación, él intentarlo con todas mis fuerzas y saber que no podría quitármelo de dentro.
-¡Señora, por favor! Esto es por su bien, no, no Don Abelardo, usted se acaba de pro...
¡Zap, zap, zap! Empezó a bombearme de tal manera que me callo la boca y mi miserable súplica
¡Haaa, haaa, aaaa.... aaaaa! ¡Zap zap zap!
¡Señora, que linda se ve haciendo el visco! ¿A caso es por la metida de verga que le estoy dando?, ¡Ahh aaa, sii,..i..i..i, se..ñor... re..e..e.gi...dor.... siii! Instintivamente levante mis piernas de forma de rodearlo para que me penetrara mejor, y se dio cuenta
Empezó a penetrarme tan rápido y fuerte que pensé que me destrozaría la espalda y mi cadera... ¡Un Zap, zap, zap, zap, zap interminable! Me besaba el cuello como imagino que lo hace un vampiro, claro que este vampiro se comió a toda la población de tres municipios
-¡¿Te gusta perra?! ¡¡¡Óigame nooo!!! Empecé a golpearlo en el pecho y a rasguñarlo enfurecida por haberme matado la exitacion, por haberme sacado de esa deliciosa violación, ¡a pesar de eso yo no lo busqué y no me sentía perra de nadie!
-¿que le pasa chiquilla? Seguía pegando y casi lloraba, real.
Muy a su pesar se salió de mi y se recostó a lado tratando de consolarme.. -¿pero que carambas pasó? ¡Si estábamos tan a gusto! ¡No me diga! Usted se portó como un patan, primero me engañó para desvestirme para poder tenerme a su alcance y luego ¿me llama perra?, ¿que le pasa? Mientras buscaba mi ropa, a tientas u con dificultad, -clámese niña, por favor esto no es si no una distracción, no se enoje, me dijo mientras me tocaba la pierna y llegaba hasta mi pubis, -¡déjeme por favor!..
Intente levantarme y quede en cuatro, me estire para tomar mi pantalón que estaba detrás mío y entonces no sé cómo lo hizo, pero me tomó de la cadera y jalo con fuerza sin hacer daño hacia atrás, mi sorpresa fue cuando encontré la gran escobeta que tiene por bigote en mis nalgas, ¡Hey Abelardo, ya basta por favor! Intente moverme pero era como tener una anaconda detrás mío. ¡Leaghu, ummm, ahjd, leaghummm! sonaba mientras hundía su lengua en todas las partes posibles, ¡que me deje! ¡Por favor! ¡Ummmmm, yuggg, leaghmmm! Mis piernas empezaron a temblar cuando encontró mi vagina aún abierta y húmeda, lengüeteaba de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo, ¿¿que no sabe qué es antihigiénico?? me mordió mis nalgas y sentía golpecitos eléctricos cuando por accidente se topaba con el clitoris, no me disculpo pero ¿que podía yo hacer?...
-Señooor regi...dor, ya basta por favor
-haber niña, esto te hará sentir mejor y no te resfriarás jejejeje... pero señor regidor, soy casada, noo... nooo, haaay, nooooo...
Detenga, detengaseee, se lo implo.. ro
Empezó a agitar su bigote con fuerza y determinación, su lengua había dejado todo... todo mojado, extrañamente la sensación de tener húmedo mi pequeño orificio llamado ano era placentera, y con todo y eso seguía resistiéndome ¿resistiéndome?
-¡sabes riquísima! Muaggh, jummm yem! ¡Basta Abelardo! Basta... sonaba tan fingida...
de pronto el gigante se levantó un poco más y se acercó, ¡plass! Me dio una nalgada ¡auchhh! ¡Plas otra! ¡Haay señor regidor! Yo seguía en cuatro patas y no me pensaba levantar, esperaba con ansia lo que pretendía hacer el respetable regidor...
Me puso la mano en medio de mis nalgas como si quisiera olerme un taparrabos en mi vagina, de pronto un dedo entro de golpe y empezó a metérmelo rápidamente mientras hacía movimientos raros, como si quisiera abrirme más..
-haaay ¿pero que hace Abelardo? ¡Haaaay! Sin decir nada continuaba deseándome con fervor, evidentemente empecé a mecerme atrás y adelante, la cadera instintivamente hacía círculos, estaba fuera de mi.. ¡hay, haaaay aaaa, haaay, aaaaaa! Avelardooooo
Sin decir agua va, saco el dedo y se acomodo al mismo tiempo que baje mi torso al piso, mi cabeza miraba sobre mi hombro en la poca luz que había ahí... abrí lo más que pude mis piernas y el trasero más codiciado de la universidad
estaba a disposición del regidor panzón de bigote de escobeta...
Posición de experta dicen las redes sociales.. ¿si saben?
Se acercó hincado y levantó mi cadera puesto que mi pose era muy sugestiva, pero él era mucho más alto... sin problema encontró la entrada de mi vagina... con su mano movía la punta de su verga afuera de mi, metía la punta lo que me hacía gemir y levantar las nalgas, me hacía hacia atrás pero don chistoso no hablaba, no hacía nada, no dejaba que me estocara yo misma...
De pronto de un solo embate me penetro fuertemente y se quedó adentro mientras me aprisionaba de la cadera con sus poderosas manos
-¡Ahhhhhh! ¡Aaaaayyyy, mmmmmmm! Me hizo exclamar cómo si nunca me hubieran penetrado..
-Abelardoooo, señor regidor, perooo pe... que verga más grandeee! ¡Haaay! ¿Te gusta ternurita?
-¡Pero nadie puede saberlo! ¡Prométemelo! ¿¿Te pregunte qué si te gusta mi verga?? ¡Plaf, plaf, plaf, plaf, plaf, plaf, plaf., plaf, plaf! ¡¡Empezó a penetrarme de tal manera que me hizo gemir tan fuerte!! ¡Aaaaah ahhh ahh hay aaaaa, mmmmm me encanta! Es enorme Abelardo, es usted el abusivo con la verga más rica que conozco, no paro el ritmo desenfrenado en unos siete minutos calculo... en ese lugar mis rodillas me dolían, pero no importaba... de pronto se puso tan rígido me que levantó brevemente mis rodillas del piso... me llenó de leche como un semental ¡ahhhhhhhh! Que apretadiza estas escuincla.... ahhhhhhh, parecía que nunca iba a acabar
Me recosté exhausta, a pesar de no ser un atleta en el sexo el señor regidor me había editado de tal manera que no pude resistir mis orgasmos, mi exitacion...
-¡Ahh niña! Que hermoso culo tienes... ¿le parece señor regidor? ¡Por supuesto! Ni en el porno he visto semejante cola
-Que bueno que lo disfrutó don Abelardo, le pido que ni vuelva a pasar, ni lo sepa nadie ¿le parece bien?... Mmmm mira mijita, no es que te quiera contradecir verdad, pero mientras estés aquí, te voy a remoler la pantufla, ¡te voy a comer el culo, y también tu perfecto añito será un anillo para mi pito!
-oiga, no puede tomar todo lo que le plazca, ¡no soy un objeto!
-pues para mí lo eres, eres una muñeca sabrosa, y quiero que te tragues mi leche, no está a discusión.
-señor regidor... ¡por favor nadie debe enterarse! ¿Siiii?
-pues no, nadie se enterará, ¡pero de que te voy a coger por todos tus orificios te voy a coger ternurita!