Nunca pense que podria disfrutar tanto

De como mi amante habitual me compartió por primera vez sin mi consentimiento.

Este relato tiene gran parte de realidad y alguna licencia.

Soy Jose, hombre en los 40, hetero en mi dida a dia, casado con un hijo. Hace 20 años tonteé con mi lado gay y de vez en cuando necesito sentirme un poco zorra. Quedo con hombres un par de veces al año normalmente, y casi siempre con el mismo: Un cabronazo que lleva follándome 15 años. Fue el primero en hacerme mamar, el primero en correrse en mi boca, y el primero y casi el único que, a traición, se quitó el condón y me folló a pelo hasta llenarme de lefa. Recuerdo aquel polvo de hace ya 12 años como si fuese ayer. Disfruté como nunca y el sentimiento de culpa que solía tener cuando follaba con un tío se convirtió en un gozo depravado que me sigue gustando sentir. Me tenía a 4 patas sobre su cama, con los ojos tapados con un trapo, y en mitad del polvo se paró y la sacó. Yo escuché el ruido de la goma al quitársela y me asusté pero sentí tal excitación que no dije nada. El placer de aquél primer chorro de lefa bajándome hasta los huevos cuando se corrrió es indescriptible.

Voy a llamar a mi amigo Pablo. Pablo me saca unos 10 años, está muy en forma, es bastante alto y tiene un rabazo grande y algo curvo que usa con mucha fuerza, aguanta un buen rato y bombea lefa como nunca he visto. Le gusta decirme que soy una zorra y nunca se refiere a mi culo como tal sino como mi coño. Cosa que me encanta.

Hace un par de meses me quedé de rodriguez un fin de semana. Estaba salida como una perra y me metí en el chat a buscar a Pablo. El viernes no le vi y terminé haciéndome una paja mientras veía porno y me follaba con un dildo de mi mujer. El sábado tenía planes con amigos y salí sin la menor intención de ser puta, pero un colega trajo coca y nos metimos unos tiros. A mi la coca me vuelve muy zorra, y cuando llegué a casa a eso de las 12 de la noche me sentí con muchas ganas de rabo. Me limpié el coño, me lo dilaté un poco con los dedos y lubricante y me metí al chat. No lo podía creer: Pablo estaba ahí y no tardó ni treinta segundos en escribirme.

  • Quieres sesión, zorra?

  • Mmmmm, sí. Estoy lista y puesta, voy?

  • Puesta? Estás muy cerda?

  • Ni te lo imaginas.

  • Pues vente ya, que tardas?

  • 20 mins

Salí de inmediato para su casa. Tenía muchas ganas de que me usase. Cuando llegué me llevó a su cuarto sin mediar palabra, como hacía de vez en cuando. Hacía 5 meses que no me follaba y yo estaba con el corazón a mil. Cuando entramos vi que tenía el portatil abierto con una gangbang puesta. Sobre la mesilla tenía unas cuantas rayas de coca listas.

  • Métete un tiro y despelótate, voy a por algo de beber.

Me puse un tiro y me desnudé. El llegó enseguida con una birra para mi. Le di un sorbo, dejé la lata junto al tema y el me tapó los ojos. Me puso a 4 patas y me juntó las manos. Noté algo duro. Me las estaba atando con unas bridas. Me asusté pero se me puso dura al instante y el coño empezó a pedir guerra.

Pablo se lo tomó con calma, comenzó a comérmelo y meterme los dedos poco a poco. Mi nivel de excitación seguía subiendo. De repente paró y noté algo frío por todo el ojal. Me estaba poniendo espuma de afeitar y me lo rasuró.

  • Hoy te voy a llevar a otro nivel. Tengo una sorpresa para tí.

No terminó de decirlo cuando sonó el timbre. Mi susto y excitación subían por momentos. De repente me metió un trapo en la boca y melo vendó. No podía más que gemir.

Pablo dejó la habitación y se fué a abrir. El cabrón había invitado a gente. Oí pasos y voces y cuado me quise dar cuenta me encontraba rodeado de gente hablando de lo rico que iba a ser follarme entre todos. Me esforcé por distinguir cuantas voces había y me pareció distinguir a 4 a  parte de pablo, pero no estaba seguro. El corazón estaba a punto de salírseme. ¿Qué me harían? ¿Quienes eran?

Continuará...