Nunca Olvides tu Pasado
Carmen, una antigua vigilante, fuera de servicio que trabaja como cajera recibirá la visita de tres de los delincuentes a los que encerró. La venganza de éstos será tan cruel que no ella misma podría imaginarla ni en sus peores pesadillas.
Nunca Olvides tu Pasado
Relato personalizado hecho a petición y con la colaboración de Mar.
A esas horas de la tarde el supermercado estaba abarrotado, la gente con sus carros de compras llenos se dirigía en tumulto hacia las cajas apurados para pagar antes de que llegue la hora de cierre, las agotadas cajeras hacían su trabajo lo más rápido posible, Carmen no era la excepción, así como sus compañeras pasaba los productos y recibía el pago mecánicamente, pero a diferencia del resto de las cajeras los clientes que pasaban por su caja no se veían particularmente molestos por su falta de ánimos.
La razón de esto era que Carmen era mucho más hermosa que el resto de sus compañeras, medía alrededor de un metro con setenta centímetros un poco más por los tacones que llevaba, tenía un cuerpo delgado y atlético, con senos de tamaño moderado pero firmes y bien formados, una cintura delineada y unas caderas firmes, la característica más llamativa de su cuerpo era su firme trasero y sus apetitosas piernas, su rostro era delicado y hasta angelical, con una tes clara y labios delineados y rosados, unos tiernas mejillas y expresivos ojos tan castaños como la cabellera que le colgaba libre hasta la mitad de la espalda.
La mayoría de los clientes hombres hastiados de estar comprando por horas no podían evitar sonreír y calmarse al ver a esa belleza en frente suyo, sin embargo, si la hubieran visto con más atención hubieran notado que no se veía agotada como sus colegas, lo que mostraban sus expresivos ojos era aburrimiento y un poco de tristeza, después de todo el mecánico trabajo servía especialmente para pensar y recordar…
Recordó la época más excitante de su vida, sus años de ser una superheroina adolescente, con nostalgia pensó en cuando descubrió sus poderes queriendo levantar un poco el sofá, su nueva super fuerza hizo que atravesara el techo de su casa, también pensó en sus noches de gloria enmascarada y disfrazada deteniendo el crimen en la ciudad, pero irremediablemente vinieron con ellos malos recuerdos, recuerdos de la fatídica noche en que debía proteger a un testigo que declararía contra la mafia y a su familia, esa noche todo salió mal, por un error suyo la casa que le debía servir de refugio terminó convirtiéndose en un campo de batalla con un saldo de 15 muertos incluyendo a aquellos que debía proteger.
La gente de la ciudad que antes la adoraba comenzó a odiarla de la noche a la mañana, pero a ella poco le importó, en el momento que llegó a su casa esa noche decidió guardar el traje y no volver a usarlo jamás, la vigilante adolescente colgó la capa a la edad de 17 años, ahora tenía 24 y aunque ansiaba algo de emoción en su vida no se le pasaba por la cabeza retornar a su antiguo trabajo, sacudió la cabeza quitándose sus oscuros pensamientos y se concentró en lo que haría al llegar a casa.
Lamentablemente no era la única con pensamientos oscuros, cuarto en la fila para llegar a su caja había un hombre que solo podia pensar en su pasado, era un hombre bajo, cerca de los cuarenta lo que se notaba por la pansa cervecera y porque se estaba quedando calvo, ese hombre no tenía nada de especial su rostro de nariz aguileña y ojos pequeños pálida por la falta de sol era fácil de ignorar y aún más fácil de olvidar, ni siquiera llevaba carro de compras solo una botella de vodka en la mano derecha, para celebrar que acababa de salir de la cárcel hace unas horas.
Parte de él sabía que se merecía los 9 años en la cárcel, había traficado drogas y lo habían atrapado, pero, como hace la mayoría de las personas prefiere pensar que la culpa de sus desgracias recaía en alguien más, para él la culpa de su estadía en la cárcel recaía en la chica que lo había atrapado, llegó de la nada una noche, vestida con un traje apretado golpeó a sus ayudantes y los mandó a volar en distintas direcciones antes que pudiera hacer nada lo tomó de un brazo y lo estampó en la pared, cuando al fin despertó ya estaba bajo custodia policial y todas las pruebas al alcance de su mano, en una semana ya había sido condenado a 20 años de cárcel.
Salió antes por buena conducta y por que las cárceles estaban llenas y necesitaban espacio, pero a él no le importó ya había perdido todo lo que había conseguido, el respeto, los trabajadores, el producto y los contactos ahora era la sombra de lo que un día fue.
Mientras se revolcaba en su propia miseria llegó a la caja, una mirada a la cajera lo sacó de su letargo, no porque fuera hermosa sino porque algo dentro de él se sacudió, las películas y libros siempre hablan del instinto policial, pero no mencionan que algunos delincuentes tenían un instinto similar, pero en sentido contrario, ese era el caso de este delincuente en cuestión, en cuanto la vio supo que algo no andaba del todo bien con ella.
Sin querer llamar la atención pago rápidamente y se fue hacia la salida, pero no se fue.
Carmen se olvidó de ese hombre en menos de un segundo y continuo con su labor hasta que finalmente se acabó el día laboral, en menos de media hora ya se dirigía a su casa, un poco más enérgica, no notó que alguien la seguía a poca distancia.
Bob, que así se llamaba el hombre, no sabía que estaba haciendo ni porque lo hacía, solo seguía su instinto largamente dormido, siguió a la chica hasta su casa, disfrutando el leve contoneo de su apetitoso trasero, cuando la mujer entró en su casa él se escondió cerca de la ventana más cercana y espero, ella ajena a todo se fue derecho al baño a darse un largo baño, aprovechando que no estaba con agiles movimiento y una vieja ganzúa entró a la casa, movido por un impulso fue derecho hacia una habitación que resulto ser su cuarto, comenzó a rebuscar entre sus cosas evitando mover demasiado para que ella no se percatara, no pudo encontrar nada valioso, cuando ya se marchaba otra vez un impulso lo atacó y abrió el ultimo cajón de su armario, dentro estaba el traje y la máscara de su más odiada enemiga, la sorpresa dio paso al miedo y luego a una sonrisa, que reflejaba su determinación vengativa.
Pasaron unos cuantos días, la pobre Carmen tenía sus alguna vez agudos instintos, tan embotados que no se dio cuenta de que algo raro pasaba, de que dos hombres la seguían a todas partes, uno de ellos era por supuesto Bob, el otro era su compañero Roger, parecía la versión contraria de su compañero aunque tenían casi la misma edad, Roger llevaba el pelo largo en una cola de caballo, tenía el mismo tamaño de Bob pero era muy delgado y desgarbado, usaba unos lentes gruesos y tenía marcas de acné en el rostro, ambos se conocieron en la cárcel a pesar de que ambos venían de mundos distintos ya que Roger era un hábil hacker y Bob un simple narco, se hicieron buenos amigos sobre todo porque tenían en común el haber sido enviados a la cárcel por la misma mujer, Roger nunca había explicado muy bien cómo fue atrapado, de lo que si hablaban era que harían si pudieran atrapar a la perra que los metió allí.
Cuando Bob por casualidad descubrió su identidad y su domicilio lo primero que hizo fue llamar a Roger que había salido unos meses antes de prisión, juntos comenzaron a investigarla, cuando en la mañana iba al trabajo uno de ellos la seguía y el otro se metía en su casa a buscar algo para usar contra ella, sin resultado, al final en sus ansias de destruirla obviaron la prudencia y decidieron que no necesitaban un gran plan solo una emboscada en su casa, que ya no era una vigilante era una simple mujer aunque conservara sus poderes.
Era viernes en la noche y Carmen estaba muy cansada, fue un largo día, se acercaban las fiestas de fin de año y la gente compraba como si el mundo se fuera a acabar, después de horas de trabajo incansable le dolían los pies y la cabeza, caminaba hacia su casa lentamente mirando nerviosa hacia los lados, tenía un mal presentimiento, una sensación que hace tiempo no sentía, el frio que sentía tampoco ayudaba mucho el uniforme de su trabajo no daba mucho abrigo, era simplemente una falda de color rojo oscuro que llegaba hasta unos centímetros encima de la rodilla un camisa blanca de mangas largas, además usaba unas pantys oscuras que le cubrían las piernas, su ropa muy ajustada a su cuerpo era perfecta para mostrar sus curvas pero muy malq para conservar el calor, pensando en eso decidió apresurarse para volver pronto.
Y así lo hizo, en unos minutos cruzó las pocas calles que faltaban y abrió rápidamente la puerta, sin detenerse a pensar entró y cerró la puerta a sus espaldas, suspirando aliviada se dirigió hacia su cuarto, al doblar en una esquina se encontró de frente con un bate de beisbol que venía hacia su cara, fueron sus reflejos los que evitaron el golpe, de inmediato alzó la mano derecha y bloqueo el golpe a si cara, si el bate hubiera sido de madera habría saltado en pedazos, pero era de metal, el golpe sonó como un gong en el brazo de la ex superheroina, antes que pudiera procesar el ataque sintió como le ponían algo en el cuello un instante después una corriente eléctrica le atravesaba todo el cuerpo.
Si fuera una mujer normal ya estaría inconsciente o muerta, por el golpe del bate, que a lo menos debió romperle el brazo en varias partes, o por los 50.000 voltios que atravesaban su cuerpo, pero Carmen era mucho más resistente que una persona normal, no era invulnerable, sentía dolor y golpes normales le podían hacer daño pero por lo general no le afectaban, en este caso por ejemplo, el bate le dolió bastante y adormeció su brazo, lo que realmente le afectó fue el ataque al cuello, aunque no perdió el control total de sus músculos, si entorpeció sus movimientos y le causó un dolor intenso, trato de moverse y lo consiguió pero no a tiempo para detener el siguiente golpe del bate que le dio justo en el pezón de un pecho hundiéndole este en la carne provocándole un dolor muy intenso.
Cayó como un bulto al suelo, sin graves daños, aunque algo aturdida, antes de que se alcanzará a poner de pie nuevamente fue alcanzada por el arma eléctrica en el otro pecho sumando el dolor al del otro. Esta vez sin embargo fue mucho peor ya que el tipo del bate uso uno de los mismos aparatos y se lo activó en uno de sus preciosos muslos. Esta vez si perdió el control sobre la mayoría de su cuerpo, sus piernas y brazos se agitaron descontrolados a la vez que un fuerte chillido salía de su garganta, tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no perder el control de su vejiga y orinarse encima.
Tal vez por fue por pura suerte o tal vez fueron sus viejos instintos que despertaban, pero en un solo movimiento golpeó a ambos agresores en el centro del pecho saliendo proyectados en ambas direcciones. Aprovechando los segundos de calma se puso de pie y echó un vistazo a sus enemigos. El que estaba más cerca (el que lo había atacado en los pechos) era delgado y llevaba gafas y había quedado estampado contra una pared a unos metros, ella se dio vuelta y vio al otro. Era un tipo gordo que había destrozado su mesa de centro aunque al caer afortunadamente su arma taser estaba en paradero desconocido. El lado malo es que aun llevaba el bate fuertemente agarrado, volvió a mirar al frente justo a tiempo para ver al tipo flaco volviendo a activar el arma en su pecho, en el mismo pezón que recibió el golpe del bate.
Esta vez estaba más preparada, y sin dejarse dominar por el miedo o el dolor, tomo el taser con la mano y lo apretó hasta hacerlo añicos para después levantar la mano y empujar a ese tipo de nuevo contra la pared. Pero sintió que la tiraban de la camisa, era el gordo que la había agarrado en el medio de la espalda la giro sobre su cuerpo y dio un último tirón con lo que todos los botones de la camisa salieron disparados en distintas direcciones quedándose su agresor con los restos de la prenda en la mano. Ambos vieron el sujetador de Carmen que aun un poco aturdida no intentaba cubrir, era del tipo sencillo blanco y de algodón, aunque tenía una pequeña cinta doblada entre los pechos.
Bob sin miramientos lanzó los restos de tela a un lado y la rodeó lentamente hacia la izquierda con su bate en las manos. Roger por el contrario se fue por su derecha con las manos desnudas en pose de pelea. Carmen intentó golpear a Bob que por ir armado era el más peligroso. Vio que alzaba el bate y decidió detener el ataque y esperar para quitarle esa cosa de las manos pero el hizo lo inesperado con ambas manos lanzó el bate por sobre su cabeza. Carmen totalmente sorprendida solo se pudo girar a tiempo para ver como Roger tomaba el bate y le daba con un swing completo en la barbilla que hizo que la pobre girase sobre sí misma cayendo, pero Bob tenía otros planes antes que tocara el suelo le tomó la cadera con ambas manos y con un rápido giro la dirigió hacia el otro lado de la habitación.
Carmen dio o tres pasos si dejar de caer hasta que su cabeza terminó atravesando un televisor de pantalla plana entre un ruido escalofriante y una nube de chispas y humo. Los tipos sabiendo sus habilidades no la dejaron descansar. Roger la tomó de la parte superior de su falda y dio un tirón arrancándola de los restos del televisor mientras Carmen usando su fuerza se giró justo a tiempo ya que el bate venia hacia su cabeza y levantó ambas manos intentando cubrir su rostro, pero era una amague ya que el golpe le dio con toda la fuerza que pudo reunir justo sobre el ombligo hundiendo éste en sus tripas desplazándolas hacia los lados al hacerlo, ella notó perfectamente cómo el bate le penetraba el vientre que no tenía tenso en ese momento como si se hundiera en una tarrina de mantequilla.
Ambos iban a seguir atacándola, pero lo que vieron los dejó con boca abierta. Carmen tenía ambas manos en el vientre, la boca contraída por el dolor y los ojos parecían que se les iban a salir de sus orbitas. Su cara se puso blanca como el papel y se veía asustada por primera vez. Ambos atacantes se miraron entre ellos y asintieron con la cabeza; habían encontrado su debilidad.
Carmen estaba asustada, muy asustada. Ahora en esos segundos de calma podia procesar bien todo lo que había pasado. Dos hombres la habían atacado en su casa y ambos le sonaban conocidos, pero no podía recordar de qué, Estos tipos era evidente que sabían que ella tenía habilidades especiales porque apenas pestañaron cuando aguantó un golpe que debería haberla dejado dormida por tres días ni tampoco cuando los envió a volar de un golpe, pero lo peor era que, al parecer sin querer, le dieron un golpe directo en su punto más vulnerable.
Ella nunca lo había entendido. Así como no sabía porque tenía super fuerza y resistencia en la mayoría del cuerpo tampoco sabía porque su vientre era tan frágil, bastaba un golpe o que ejercieran presión sobre el para que no solo recibiera daño sino que se hacía más débil a cada golpe. Una vez para ver que tanto daño le hacía se recostó en su cama y puso una gran manzana sobre su ombligo y no tardó mucho en hacer efecto.
Al momento de tocar la manzana su piel se sintió algo débil a la vez que cachonda…le gustaba. Y le gustó tanto que siguió presionándola poco a poco mientras notaba cómo su fuerza la iba abandonando convirtiéndola en una simple mujer al tiempo que notaba humedecerse e hincharse su vulva. Aprovechó para acariciársela y en efecto, fue apretar a tope la manzana, frotarse la vulva con rapidez, hundir dos dedos en ella para follarse a sí misma y correrse entre espasmos de placer que hicieron que sus muslos y vientre temblasen durante unos segundos interminables.
Ahora le bastaba una mirada a los tipos que tenía en frente para darse cuenta que ellos se habían dado cuenta de su debilidad. Lo otro que pudo ver en sus ojos fue odio, un odio puro, oscuro y cruel que estaba centrado en ella. No pudo evitar estremecerse. Hacía unos días deseaba un poco de emoción en su vida pero en el fondo sabía que esto era más de lo que podría soportar.
Carmen intentó ponerse de pie, pero sólo alcanzó a ponerse en cuclillas, pero aún no podia recuperar el aire así que se detuvo en esa posición. Lo único que consiguió fue despertar de su letargo a Bob y Roger que la agarró por su sujetador entre los pechos y tiró hacia arriba. Ante el peligro de quedar desnuda de la cintura para arriba ella llevó los brazos hacia su mano con toda la intención de rompérsela, pero eso era precisamente lo que ellos esperaban. Sin miramientos Roger le dio un puntapié en el vientre que de nuevo le hundió el ombligo a tope a ella que sintió no solo el dolor sino cómo la abandonaba su fuerza de nuevo por unos instantes.
Con un gemido se desplomó quedando sentada en el suelo. Ya sin resistencia Bob le arrancó de un tirón su brasier haciendo que sus senos rebotaran libres sobre su pecho. Ambos hombres se quedaron embelesados mirando como sus preciosos pechos se movían de un lado a otro con cada respiración. Ella no pudo hacer nada ni siquiera intentó cubrirse, pero lo peor es que pudo sentir como sus pezones se erizaban hasta que le dolían, le gustaba pensar que era por el frio y no por otra razón, aunque la verdad es que ya tenía la vulva humedecida con tanta “penetración” en su vientre.
¿Ésta es la perra que nos metió en prisión? - preguntó Roger y la verdad le llegó de golpe a Carmen. Recordó de donde los conocía y la revelación le aterró aún más si eso era posible.
No parece la gran cosa…- las palabras le dolieron como un golpe sobre todo porque fue acompañada por una profunda mirada de desprecio.
Él se agachó frente a ella y tomó su falda por el borde superior con ambas manos y tiró hacia abajo dejando al descubierto poco a poco sus rotundas caderas, sus braguitas que apenas tapaban su pubis y sus preciosos muslos.
Carmen por mucho que estuviera debilitada no iba a dejar que le quitaran la falda así como así pero viendo que tenía las manos ocupadas y que su amigo no estaba cerca (en realidad no tenía idea donde estaba el) hizo lo único que se le ocurrió: lo agarró del cuello con ambas manos y comenzó a apretar con todas sus fuerzas. Normalmente lo habría degollado instantáneamente pero ese momento su super fuerza se veía reducida a la que tendría un hombre adulto por encima de la media, lo que era suficiente para quitarle completamente el aire.
Desesperado trato de mover sus brazos pero estaba firmemente agarrada. Le golpeó la cara y los costados sin hacerle nada e incluso le piñizcó los pezones con tanta fuerza que Carmen pensó que se los iba a arrancar mientas soltaba un gruñido de dolor, pero no pensaba soltarlo por nada del mundo, nunca había matado, pero ahora con su vida e integridad en peligro estaba plenamente justificado.
Le hubiera arrancado la cabeza si hubiera tenido la oportunidad, pero Roger por otro lado ya perdía la conciencia así que más por instinto que por otra cosa, éste le rodeó la cintura con ambas manos y le hundió ambos pulgares en el ombligo volviéndole a restar fuerza a ella al mismo tiempo que, sin desearlo, se humedecía su vulva aún más y le volvían esas extrañas sensaciones de placer y deseo.
La retirada vigilante había sentido muchas emociones y sensaciones desde que entró en su casa. Miedo, ira, dolor, vergüenza, pero nada se acercaba a lo que sintió al enterrar ese hombre los pulgares en lo más hondo de su vientre. Sintió una explosión en cada una de las células de su cuerpo y como una oleada inconmensurable de placer se fundía con una cantidad igual de dolor y juntos quemaban lo más hondo de su ser. Pudo sentir como su mente y su cuerpo se revelaban contra si mismo y sus pensamientos se enlentecían hasta que se detuvieron por completo y sus músculos otrora poderosos perdieron fuerza hasta que no tenía suficiente energía como para moverlos.
Las manos que tenía en su cuello fueron perdiendo fuerza lentamente hasta que al final se fueron deslizando hacia abajo como si lo estuviera acariciando. Roger la observó aturdido sin soltarla de la cintura. No entendía muy bien lo que pasaba tal vez sea porque el oxígeno regresaba lentamente a su cerebro. Había creído que presionar su vientre le causaría el suficiente dolor como para que lo soltara y dejara de asfixiarlo pero su reacción fue extraña y ahora estaba prácticamente catatónica. Los ojos de Carmen giraban en todas direcciones sin poder centrar la mirada y estaba literalmente babeando por la comisura de los labios.
Él la sacudió un poco sin reacción, aunque cuando movía los dedos en su vientre sintiendo él mismo como le removía las tripas gemía en voz baja como poseída por un deseo sexual inexplicable. Queriendo probar que tan aturdida estaba la acercó hacia si y le besó o algo parecido, en realidad le mordisqueo los labios con fuerza y le metió la lengua en la boca explorando el interior de la preciosa chica, la paseó por la parte interna de las mejillas, por sus dientes y jugueteó un rato con la legua de ella. Cuando se alejó de ella una mezcla de saliva de ambos cayó sobre el pecho de Carmen.
Después simplemente le soltó y ella cayó pesadamente quedando tendida de espaldas con las piernas y los brazos abiertos. Ese golpe despertó un poco a Carmen de su aturdimiento que de reojo vio como Bob regresaba trayendo algunas cosas y dejándolas ahí. Lo que pudo distinguir fue su antiguo traje y algunos cuchillos. Mientras Roger con lentitud le abrió la falda y se la quitó del todo lanzándola tras su espalda para inmediatamente dirigirse a sus pantys.
Esta vez Carmen trató de resistirse un poco pero la verdad es que ellos ni se percataron de sus fútiles intentos, por el contrario Bob la levantó por los hombros hasta que su torso estuvo en posición vertical y se sentó detrás de ella. Carmen pudo sentir como su espalda desnuda se apoyaba en el pecho de Bob y como su ingle estaba entre sus nalgas así como su pesado aliento que le tocaba el cuello y la oreja. Ella creía que no podia sentirse más vulnerable con un hombre sujetándola por atrás y otro hurgando en su entrepierna queriendo desnudarla, sin embargo cuando Bob pasó sus manos por debajo de sus axilas y le apretó ambos senos con fuerza se dio cuenta que si podia sentirse más vulnerable.
El solo contacto de sus manos callosas con la piel de sus tetas y sus gruesos dedos comenzaran a hundirse en la carne sobándolas a su gusto hizo que una electricidad distinta a la de los tasers le atravesaba la espina dorsal. Alzó el rostro hacia el techo e hizo uso de toda su fuerza de voluntad para evitar gemir, no podia entender como su cuerpo podia reaccionar al toque de ese par de perdedores que la manoseaban.
Frustrada y humillada alzó los brazos intentando hacer algo, cualquier cosa, pero un fuerte apretón en sus pezones la hizo ceder y bajar nuevamente sus brazos tras soltar un grito ahogado. Roger, que podía ver como en la entrepierna de sus pantys surgía un circulo de humedad, decidió participar también y dejó de intentar quitarle los pantys para llevar su mano derecha a la entrepierna y sacudirla sobre sus delicados labios a través de la ropa.
Esta vez no pudo evitar soltar un gemido. En ese momento ya odiaba su cuerpo y lo que menos quería era sentir ese placer desbordante que la invadía. Lo peor es que sabía que ya no podia hacer nada para evitarlo su mente estaba demasiado ocupada intentando controlar la repetida ola de estímulos que le llegaban y estaba segura que si pudiera mover sus brazos seria para acariciarse a sí misma y llegar a un orgasmo bestial, pero todo empeoró cuando sus enemigos aumentaron sus esfuerzos por someterla sexualmente.
Bob se hizo más preciso en sus caricias y estrujaba sus firmes pechos como si quisiera ordeñarlos y con los pulgares rozaba la punta de sus pezones mientras le lamia y mordisqueaba el cuello aprovechando su cercanía con esa zona, por otro lado, Roger metió su mano derecha directamente bajo sus bragas llevándola hacia su vagina en la que introdujo un dedo tras un gemido de ella que ya parecía abandonada a sus sensaciones, se mordía los labios y cerraba los ojos mientras gemía y suspiraba.
La suma de los dos ataques dejó a la pobre Carmen en un estado tembloroso y muy húmedo. Sus gemidos eran reiterados y aumentaban de volumen a cada momento que pasaba, sentía su cuerpo totalmente cubierto de sudor y los movimientos de Roger en su vagina sonaban cada vez más acuosos.
Fue Roger el que le dio el golpe final. Recordando su anterior reacción por el empujón en su vientre hizo lo mismo ahora colocando la palma de su mano en el vientre de Carmen empujando con toda su fuerza hacia debajo de forma que se lo hundió hasta casi sentir su columna, esto fue demasiado para la joven que comenzó a gemir y gritar de placer mientras sus muslos temblaban por los espasmos del fuerte y largo orgasmo que estaba “sufriendo” y se derrumbaba exhausta sobre el pecho de Bob.
Su mente se quedó en blanco por unos segundos hasta que procesó que acababa de tener un orgasmo provocado por dos hombres desconocidos que la toquetearon contra su voluntad. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas lentamente reflejando su total vergüenza y odio hacia si misma y su llanto continuó aun cuando sin ceremonia Roger le quito de un tirón sus pantys y ambos la soltaron para que quedara tendida en el suelo.
Esta vez Bob no lanzó sus pantys al otro lado de la habitación, sino que la tomó de las caderas y la levantó del suelo Roger y, usando el espacio que quedaba entre los riñones de ella y el suelo, le amarró las pantys alrededor de la cintura y apretó con fuerza.
Carmen gritó nuevamente esta vez más de dolor que de placer. Las pocas energías que había alcanzado a reunir se desvanecieron en una oleada de dolor y si tenía alguna esperanza de escapar había desaparecido también. Ahora tenían control total de ella y al parecer seria permanente ya que mientras los pantys le apretasen tanto la cintura hundiéndose en su vientre ella no podría recuperar su fuerza. Una ligera patada en el vientre, que también la hizo chillar, le mostró que no solo estaría atada, sino que aquellos malvados le tenían más cosas reservadas.
Bob se arrodilló a un lado de ella y le tocó la zona de la entrepierna con la punta de los dedos sintiendo que sus bragas estaban completamente mojadas con sus propios jugos. Con una sonrisa le metió los dedos empapados en su boca obligándola a sentir su propio sabor, ella ni se resistió simplemente chupó sus dedos mientras lloraba con los ojos cerrados.
Cuando se aburrió sacó los dedos y la alzó del pelo entre las quejas y pataleos de ella hasta que estuvo sentada en el suelo. Con voz autoritaria le ordenó que se quitara las bragas, ella lo miró en silencio por unos segundos, no tenía la más mínima intención de obedecerles como si fuera una mascota entrenada, pero bastó un fruncimiento de sus cejas para que rápidamente se llevara las manos al borde de sus bragas sintiendo que esa prenda representaba su última pieza de dignidad y ella misma la deslizó por su precioso trasero hasta que el suelo le detuvo.
Usó la poca fuerza que le quedaba para levantar su cadera y que la prenda pasara bajo su culo. Cuando quedó completamente desnuda ambos ex presidiaros miraron con anhelo su hinchada y húmeda vulva expuesta que tenía encima un pequeño triangulo de pelo perfectamente recortado.
Una vez terminado el trayecto por sus piernas estiró la mano ofreciendo su última prenda como si fuera una ofrenda. Bob negó con la mano y Roger también con voz autoritaria le dijo que se metiera las bragas a la boca. La orden le golpeó como si le hubieran dado de nuevo con el bate y solo atinó a sujetarlas cerca de su cara con ambas manos y mirarlas con pena.
Lo que más la entristecía era que no tenía el ánimo para oponerse así que cerrando los ojos y evitando respirar se las metió a la boca y la cerró de golpe, el sabor agridulce la sacudió y le hizo tener arcadas que contrajeron su vientre a tope, aunque no llegó a vomitar. Se llevó las manos a la boca como si se la fuera a quitar pero una mirada a sus enemigos le bastó para terminar sus pretensiones y bajar los brazos sumisa.
Bob se colocó entre sus piernas y se las abrió de golpe mirando por un segundo su vulva enrojecida y húmeda. Le sujetó el clítoris y lo apretó como si quisiera reventárselo. El grito que dio Carmen se pudo escuchar aun a través de su mordaza improvisada y sin poder evitarlo comenzó a sollozar, ya era demasiado.
El pánico le atenazaba el pecho y era tanto el odio que le tenían que no tenía idea que le podría pasar así que se quedaba sin esperanzas y hasta su propio cuerpo la estaba traicionando. Se sentía tan vulnerable y tan débil que empezó a sollozar y con sus manos en vez de intentar defenderse se cubrió el rostro para ocultar su llanto.
Al menos Bob dejó de hacerle daño, se bajó los pantalones y libero su miembro completamente erecto. Carmen lo miró por entre sus dedos y lo vio como un pene de largo normal pero más grueso a los que ella estaba acostumbrada. No le dio tiempo de hacerse a la idea cuando lo puso a la entrada de su vagina y, lentamente para hacerla sufrir, se lo dejó justo en la entrada abriendo su vagina al máximo durante unos segundos que para ella fueron un martirio, después, se lo fue metiendo centímetro a centímetro hasta llenarle por completo la vagina. Lo dejó quieto cerca de un minuto en el que permaneció sobre ella aplastándola con su cuerpo y comenzó a follarla entre las quejas de ella.
Bob fue follándola con cada vez más fuerza cogiéndola por las nalgas y apretando con rabia. Después la levantó del suelo dejando que solo la cabeza de ella lo tocase mientras con sus brazos la alejaba y atraía por las caderas forzando la penetración a tope, no había emoción en ese acto sexual. Bob no sentía ni siquiera un poco de deseo por ella, todo lo que lo motivaba era la ira y el odio. Y así era como lo demostraba con cada movimiento que hacía ya que cada vez que la penetraba lo hacía como si quisiera atravesarla, como si quisiera hacerle el mayor daño posible.
Escuchaba con satisfacción cada gemido de dolor y sonreía por cada sollozo. Cuando sintió que estaba a punto de terminar le apretó ambos pezones y tiro de ellos hasta que la levantó del suelo haciéndola retorcerse con una mueca de dolor en su cara, muda de dolor. Los gimoteos desesperados de Carmen fueron suficientes como para que la clavara por última vez y rociara de esperma el cuello de su útero.
En cuanto la soltó ella se revolcó de dolor en el suelo cubriéndose los pechos, era un triste espectáculo y bastaba una mirada a esa mujer en el suelo llorando para darse cuenta que su espíritu estaba completamente roto, sobre todo cuando trato de alejarse de ellos arrastrándose del suelo.
Era hasta cómico verla sin siquiera haberse quitado las bragas de la boca probablemente por miedo y dando tan solo unos pasos adelante ya que Roger la alcanzó y la levanto de su larga cabellera hasta que quedo sentada en cuclillas sobre sus talones y arrodillada. Notó que trataba de decir algo a través de su mordaza así que se la quito y la lanzó lejos pero ella no tenía nada importante que decir solo un balbuceo pidiendo perdón y piedad.
Carmen apenas podia pensar, se sentía como si estuviera en un sueño o más bien una pesadilla de la que no podía despertar. Apenas si se dio cuenta cuando Bob sacó su teléfono y empezó a grabarla así arrodillada y pidiendo perdón, Luego y sin dejar de grabar le puso en el rostro su antigua mascara que usaba cuando era una super heroína de manera que cualquiera que la hubiera visto supiera que esa mujer completamente destrozada era la alguna vez famosa vigilante. Una vez grabado todo simplemente envió el video por wasap y dejó el teléfono a un lado.
Roger la cogió del pelo con tanta fuerza que se vio obligada a seguirle andando a cuatro patas arrastrando las rodillas y con los pechos enrojecidos colgando y moviéndose de un lado a otro. Carmen se podía imaginar a donde la llevaba, pero no pudo evitar la desazón al verse entrando a su habitación con uno de sus violadores, a su refugio más íntimo donde tenía sus cosas más privada y las fotos de su familia inundaban las paredes.
Con un empujón la lanzó sobre su cama y sin mayor demora se desnudó completamente. Ella no pudo evitar quedársele mirando su erecto pene que era bastante más largo que el de Bob pero más delgado. El resto de su cuerpo no le llamó mucho la atención. Era considerablemente delgado, se le marcaban las costillas y no le sobraba ni un gramo en todo su cuerpo lampiño y en definitiva Carmen no se habría acostado con él ni en un millón de años, pero eso a él no le importaba así que rápidamente la tiró de espaldas en su cama aún rendida y hecha polvo el cuerpazo de la chica era bellísimo y deseable, mucho más que cualquier mujer que hubieran tenido aquellos salvajes.
La tomó de la cintura con ambas manos y la acomodó sobre si hasta que su pene rozaba sus labios vaginales. Carmen se dejó controlar como un juguete, no tenía ni fuerzas ni ánimo para intentar oponerse y al menos este tipo no era tan agresivo como el otro y… su fuerte agarre en la cintura y la forma en que le hundía los dedos en su vientre la hacían sentir cierto cosquilleo en la entrepierna. Lentamente él fue bajando su cuerpo penetrándola.
Carmen se sorprendió disfrutando del acto y sin darse cuenta comenzó a moverse en sincronía para acelerar su propia violación. Cuando por fin la penetración fue completa y ella sintió como le empujaban el cuello del útero Roger le apretó el ombligo con ambos pulgares tal como la había hecho hace un rato. El gritó no se hizo esperar aunque esta vez de éxtasis más que dolor.
Al volver a subirla soltó su ombligo ante la molestia de Carmen, pero al volver nuevamente a bajarla sobre si apretó de la misma forma haciendo que otra oleada de placer la inundara, Volvió a repetir el mismo proceso dos veces más hasta que el cuerpo de Carmen se inclinó hacia el de él. Ella decidió que iba demasiado lento así que decidió follárselo subiendo y bajando cada vez más rápidamente mientras Roger flipaba con el movimiento de sus preciosas tetas y rodeaba su cintura con sus manos apretando y aflojando su ombligo a voluntad según le quisiera ver cara de placer o dolor. Lo que más le gustó a Roger fue notar que cuando su pene entraba del todo casi podía acariciar su propio glande con sus pulgares hundiéndolos a tope en el ombligo de ella.
Él estaba completamente sorprendido porque se vio de improviso reducido a solo controlar cuando apretarle el ombligo ya que ella hacía el resto. Pronto ella fue acelerando el ritmo del sube-baja al mismo tiempo que aumentaba el volumen de sus gemidos acalorados. Al final ella estaba prácticamente cabalgando sobre el a medida que gritaba de placer y era totalmente consciente de lo que hacía y de cómo se degradaba así misma pero no le importaba ya que notaba cada vez más cerca el orgasmo. A Roger le bastó hundirle a tope el vientre fuerte y prolongadamente hasta que ella se corrió entre gritos, espasmos y temblores mientras agarraba con fuerza las sábanas.
Roger que aún no terminaba así que se la quitó de encima de un empujón y antes de que ella se diera cuenta le abrió la boca y sin miramientos se la penetró hasta la garganta. La sensación de sopor de Carmen se vio bruscamente interrumpida por una brutal arcada pero antes de cualquier intento de reacción Roger le agarró ambas partes de la cabeza y uso su boca para darse placer. Ella solo pudo quedarse quieta mientras su garganta era violada hasta que en un último agarrón de la cabeza se corrió en su boca. Sin que le dijeran nada ella se tragó hasta la última gota al final casi aspirando su pene para no perder nada.
Cuando al fin termino y asimiló lo que acababa de hacer sintió como su autoestima terminaba de resquebrajarse, se sentó sobre sus rodillas y volvió a llorar silenciosamente. Su llanto no hizo más que intensificarse cuando notó que en la puerta de su habitación estaba Bob grabándolo todo con el móvil.
- Parece que ya domamos a la perra, ¿no? - le dijo Bob a Roger con chulería.
Ella solo pudo bajar la cabeza mientras los tres hombres reían… ¿tres? Tomo atención a los que lo rodeaban y ahí recién se percató del hombre que estaba al lado de Bob. Era al más llamativo de los tres hombres. de metro ochenta y ancho de espaldas. Con un cuerpo atlético y musculado lo más llamativo que tenía era su cabeza completamente rapada y un tatuaje que le cubría la mitad del rostro. La reacción de Carmen fue a lo menos extraña para los espectadores ya que dio un pequeño chillido y retrocedió asustada hasta darse con la pared en un acto de desesperación intentó esconderse bajo su cama. Roger tuvo que tomarla del pelo y tirar para que se quedara quieta, aunque miraba en todas direcciones aterrada como un animal atrapado. La razón era simple, ella sabía quién era él.
A los otros dos violadores los recordaba vagamente, sabía que ella los había mandado a prisión aunque no recordaba muy bien por qué. En el caso del nuevo hombre de esa habitación, John, era un violador en serie, uno de los más crueles que había conocido esa ciudad. Con un creciente pánico recordó que ella lo había capturado con facilidad porque estaba totalmente distraído forzando a una pobre chica. Lo peor es que su abogado logró que lo declararan inocente de todos los cargos quedando en libertad y no sabiéndose nada de él desde entonces.
Ahora John se le acercaba con paso lento y una mirada de diversión en los ojos mientras abría el cierre de su pantalón. De entre la ropa sacó un pene que Carmen pensó que era indudablemente el más grande que había visto y ni siquiera estaba completamente erecto, ella tragó saliva y se quedó temblando sin atreverse a alzar la vista.
Sin esperar más la agarró de una pierna y la arrojó al otro lado de la habitación. De inmediato estuvo encima de ella empujándole la cabeza hacia el suelo y enterrando su rostro en la alfombra. Con una sádica sonrisa la cogió por las caderas y levantó su precioso culo. Sin un segundo de demora puso su miembro a la entrada de su vagina. Carmen no esperaba amabilidad ni cuidado. No había recibido nada de eso en todo el día pero no se esperaba que de un solo movimiento John se las ingeniara para para clavarle la totalidad de su miembro con un golpe tan seco que su mente se tardó dos segundos en procesar el dolor, Cuando al fin llegó hubiera gritado si hubiera podido, pero en esos momentos ya tenía la garganta reseca y al tratar de emitir una queja solo se escuchaba u extraño gruñido.
A pesar de que no pudiera emitir ninguna señal de disconformidad eso no quería decir que no quisiera quejarse, internamente lloraba y suplicaba. El dolor de la violación que estaba sufriendo en ese momento era imposible de describir con palabras normales, sentía como si la estuvieran ensartando o empalando. Se notaba que John se movía de manera que el más mínimo movimiento le causara dolor a su víctima ya que para él el placer de ella era secundario, lo que de verdad deseaba era su venganza y no estaría completa hasta que hubiera destruido por completo a aquella que lo había derrotado.
Carmen por primera vez en su vida deseo estar muerta. Ya no podía soportar más y con la poca conciencia que le quedaba fantaseaba con que a ellos se les pasara la mano y terminaran matándola sin querer. Cada penetración hacía que su espíritu se resquebrajara un poco más y cuando comenzó a darle furiosas nalgadas al ritmo de sus embestidas ya apenas recordaba que alguna vez había sido el terror de los delincuentes.
John por su parte no podia estar mejor, estaba destruyendo a la perra que lo había derrotado y ese solo pensamiento lo terminó de llevar al éxtasis. En un último impulso penetró hasta lo más hondo en su interior y se corrió como nunca se había corrido en todas su vida dentro de una mujer, sacó su miembro luego de terminar de correrse y se lo limpio en el pelo de Carmen que ni cuenta se dio.
Los tres hombres se quedaron viendo a la mujer que aún seguía en la misma posición, con la frente en el suelo y el culo en el aire. Dada su posición podían ver perfectamente su hermoso culo y su vagina que tan llena de semen que este se escurría como una fuente. No aguantaron mucho si hacer nada. Bob que ya estaba completamente recuperado se acercó rápidamente y se arrodilló detrás de ella con un bote de aceite en la mano.
Aprovechando la postura en cuatro de ella le colocó una bola de billar entre su ombligo y los pantys, de esa forma con solo tirar de los mismos que rodeaban su cintura la bola penetraría más profundamente en sus tripas haciendo que perdiera o recuperara su fuerza a voluntad de él. Después le echó aceite en abundancia y empezó a restregarlo entre sus nalgas metiendo de vez en cuando la punta de un dedo en el. Tras eso le metió un dedo entero, cosa que hizo que ella gimiese y protestase algo más recuperada. Entonces él tiró de los pantys fuertemente para que la bola se le hundiese en el vientre y le restase fuerza. Una vez la perdió el esfínter de ella se relajó y él pudo seguir jugando con el dentro de su culo.
Después y aprovechando su nueva debilidad, le metió dos dedos y los removió dentro de ella que apenas podía quejarse. Una vez la tuvo con el culo bien abierto se colocó sobre ella y, cogiéndose con una mano su grueso pene para guiarlo, comenzó a introducírselo despacio…como gozando cuando ella se quejaba o retorcía.
Carmen apenas si se movió cuando Bob la penetró por completo y empezó a follarle el culo a caderazos fuertes y profundos que hacían que sus preciosas tetas botasen adelante y atrás según le diese un caderazo o se retirase. Pero que no reaccionara no significaba que no sintiera nada, por dentro sentía que la partían en dos, que la destrozaban…ella había probado el anal antes, pero con alguien cuidadoso que se preocupaba por ella, esto era radicalmente opuesto, no se parecía absolutamente en nada.
Estaba convencida que ahora si iban a matarla y apenas podía pensar racionalmente e intentó escapar…luchar. Pero Bob la tenía inmovilizada con su peso y ahora viendo que seguía sufriendo aceleró y empezó a meter y sacar su pene a un ritmo cada vez mayor. Para empeorar las cosas Roger que también estaba listo se arrodilló delante de ella con el miembro en su rostro y por miedo a más dolor ella misma se lo metió en la boca sintiendo a la vez como la bola de billar se hundía cada vez más en su vientre y como el grueso pene de Bob le follaba el culo sin piedad.
John observaba tranquilamente la escena desde el otro lado de la habitación, sonreía mientras grababa con su teléfono,
Bob que estaba en medio de un mete-saca a toda velocidad en su trasero por el otro lado Roger simplemente se dejaba hacer mientras ella le daba la mamada de su vida desesperada por que todo terminara. Lo que más le gustó a John fue ver que la joven ya estaba totalmente rota, Él cómo violador en serie ya conocía ese rostro…ella no volvería a ser la de antes, su misma alma estaba siendo violada y destruida en ese momento.
Finalmente Bob llegó a su límite y con un espasmo llenó sus intestinos de esperma y se alejó rápidamente al mismo tiempo que lo hacía Roger, que aún no terminaba. Ella se quedó estupefacta a cuatro patas en el centro habitación mientras John nuevamente se acercó disfrutando de la vista de sus lindas tetas colgando con moretones y arañazos, sus suaves nalgas con marcas de golpes con forma de palmas y su lindo rostro manchado de semen sudor y saliva con el pelo pegado a su frente y una mirada de terror en los ojos. Sonriendo la tomo de los muslos y la levanto hasta la altura de su cintura. Colocó su pene nuevamente erecto en su ya abierto esfínter y la bajo hasta que la penetró.
Carmen no sabía que aun podia gritar, así que sorprendió cuando tal ruido salió de su garganta. Podía sentir como sus intestinos eran empujados por ese objeto extraño y si antes creía que la partirían por la mitad ahora estaba convencida que su interior se desgarraría y además la partirían por la mitad.
Antes que pudiera siquiera quejarse Roger se colocó delante de ella sabiendo lo que iba a hacer ella solo suplico a gritos que no lo hiciera, ofreció hacer cualquier cosa, que sería su esclava que mataría por ellos, que les daría todo lo que tenía…pero Roger no se detuvo con una sonrisa horrible metió su glande entre sus labios vaginales, esperó a que John saliera de su culo y sincronizados la penetraron al mismo tiempo.
La renovada ola de dolor fue demasiado para ella que convulsionó entre los brazos de los hombres que la habían dominado y se dejó llevar simplemente. Su cuerpo libre de todo el control de su mente se volvió dócil y blando, ya ni siquiera dolía solo sentía una sensación vaga de algo dentro de ella removiendo sus entrañas.
Lentamente se fue deslizando hacia la inconsciencia y ya solo sentía a esa altura como ambos penes se unían solo separados por una delgada membrana dentro suyo, cada embestida sincronizada de ellos hacia que mente se embotara más. Roger buscando que reaccionara le apretó el vientre como tantas veces esa noche, pero esta vez no tuvo el resultado esperado y en vez de darle placer como otras veces esta vez la suma de todas las sensaciones de su cuerpo la terminó de hacer colapsar. Se quedó tiesa como una estatua y simplemente gimió débilmente cuando, después de varias embestidas brutales, ambos se corrieron al mismo tiempo que ella se hundía en la oscuridad.
Horas después tuvo el peor despertar de su vida. Un chorro de agua helada directa a la entrepierna la sacó de su inconsciencia y atontada miró en todas direcciones hasta que vio a Bob usando su propia ducha para despertarla. De golpe recordó lo que había pasado en las últimas horas y bajó la cabeza llorando de nuevo-
Con un resoplido Bob le ordenó que se limpiase y salió de la habitación. Ella obedeció se sentía muy miserable para oponerse además deseaba ducharse, estaba asquerosa empapada de sudor y semen sentía que olía como un animal, así que el agua, aunque fría la hacía sentir mejor, pero a medio baño se detuvo confundida. No se había dado cuenta antes pero ahora notaba que tenía mucho más fuerza que al perder la conciencia y con sorpresa vio que la panty que le habían amarrado en el vientre ya no estaba.
Reaccionó de inmediato y sus antiguos instintos despertaron de golpe. Cerró el pestillo de la puerta lo más silenciosamente posible, se secó y se vistió con ropa que estaba en la lavadora no muy limpia pero no importaba.
Desgraciadamente solo tenía una camiseta sin mangas y una falda que le llegaba hasta las rodillas. Sin querer arriesgarse más saltó por la ventana del baño y apenas sintió el suelo con sus pies descalzos, salió corriendo en cualquier dirección, no le importaba hacia donde iba solo quería alejarse lo más posible de esa casa y si tenía suerte tal vez empezar de nuevo en otra parte lejos, muy lejos de aquellos canallas que le habían destruido su pacifica vida.