Nunca más estarás sola 22

Por eso quiero que quede claro, tienes en tus feas manos lo más valioso de mi vida. Solo cuídalo y multiplícalo, porque gandolera, tú y yo no somos familia. Y tengo un carro, con muy mal temperamento.

Capitulo 22

Habían pasado 45 minutos desde que había traído a Guadalupita, estaba en la sala de espera con Bernardo, agradecía ser abogada para dejar claro que el perro debía estar conmigo por ser mi perro de apoyo. Estaba sentada en el piso abrazada al perro, que olía a ella. Nadie salía a darme razón de su vida, más allá de los papeles que me pidieron llenar para el ingreso inmediato de Lupita. Fuera de ello, nadie me decía que había pasado, estaba llena de preocupación, de ansiedad y soledad.

  • Terrible…

La Gandolera quitándose un casco apareció por la puerta.

  • No han dicho nada, lo último que supe fue que debían hacerle unos exámenes. -me tape la boca, estaba apunto de llorar de nuevo-

  • Terrible… -Ella se sentó en la silla que estaba al lado de mí- mejor iré a preguntar.

  • Okay.

Me abrace al perro porque me sentía perdida, el miedo me carcomía, pensaba en 10.000 posibilidades sobre cómo terminaba el asunto. Debí estar más pendiente, llevarla antes al médico.

  • Familiares de la señorita Guadalupe Rilvers

  • Yo.

  • Yo.

La gandolera llegó en el momento preciso ambas respondimos al unísono.

  • Buenas noches, soy la doctora Fabiola Martínez, ¿ustedes son?

  • Terribilis Ruiz, la hermana. Ella -señale a la Gandolera- Es su cosa.

  • ¿Cómo dijo?

  • Soy su prometida, ¿Cómo está ella?

  • La señorita Rilvers ha sufrido una peritonitis, lo cual es una perforación del apéndice, está afección puede permitir que ingresen bacterias al peritoneo a través de un orificio en el tracto gastrointestinal.

  • ¿Qué procede? ¿Ahora que deben hacer? -la impaciencia me gano la batalla-

  • Debemos llevarla…

  • Doctora Fabiola Martínez se necesita de manera urgente en quirófano, código azul, doctora Fabiola Martínez se necesita de manera urgente en quirófano código azul

  • Debo irme.

La maldita doctora se fue corriendo por el pasillo llegando a la puerta donde el letrero “ solo personal autorizado ” nos abofeteaba.

Me senté de nuevo en el piso, porque no podía seguir de pie, porque el dolor me invadía, porque no pensaba en otra cosa que no fuese en ella, tonta Lupita, me obstinaba pensar que podría morirse.

  • Toma -entregándome un café, llegó la gandolera- es mejor que darte un dólar por tu pinta de indigente.

  • Gracias -le di un sorbo- estaba entrando a las cumbres del cielo cuando a la estúpida esa le dio por ponerse mal.

  • Imagino Bernardo te dijo.

  • Este mugroso es la mejor inversión del mundo. Me despertó con ladridos.

  • Tienes la cara llena de sangre -una lágrima recorrió mi mejilla pensando en ella- deberías limpiarte.

  • No quiero, solo quiero que ella esté mejor. -suspire y algo mojó mi mano- tranquila, compartimos el mismo dolor y solo por esta vez no diré nada incómodo.

Como gesto de bondad tome su mano, y ella recostó su cabeza en el casco para dejarse llorar. Lloró más de lo normal, y Vi en sus lágrimas el amor que le profesaba a Lupita. Le apreté más fuerte la mano para que supiera que estaba con ella en medio del dolor que nos embargaba.

Pasaron dos horas…

  • Venecia -entro una tripulación completa a la sala de espera-

  • Chicos… -cuatro hombres se abalanzaron sobre ella-

Me aparte para darles espacio, para dejarlos ser. Me pare con Bernardo a las afueras del hospital.

  • Terribilis -Alexandra y Kelly llegaron a mí- lamentamos no haber llegado antes. -Alex fue la primera en abrazarme- llame a Estefanía, me dijo que haría lo posible por intervenir y poder ayudar.

  • Gracias por estar aquí. -le dije casi sin emociones-

  • ¿Qué han dicho? -negué con la cabeza y me fundí en su abrazo llorando desmedida- cálmate, cálmate Terribilis, nada solucionas con llorar, nada solucionas con ponerte así.

  • Deja de imitarme Alexandra o te perforare un ojo.

  • Ten -Kelly por fin hablo entregándome un gabán- esas no son las fachas para estar en un hospital.

  • No pensé que las modelos usarán otra cosa aparte de vestidos.

  • Sonaste a mi ex.

  • Si tenemos suerte no la encontraremos. -acoto Alexandra haciéndome entrar a la sala de espera-

  • Vengan, Venecia -la gandolera estaba terminando una especie de oración con sus hermanos-

  • Chicos, ella es Terribilis, la hermana de Lupita -me presento como necesitaba hacerlo- él es Aristóteles, Euclides, Melquiades y Lucas mis hermanos mayores. -asentí en señal de saludo-

  • Ella es Alexandra y Kelly, amigas de años.

  • Un placer. -Respondieron ellos-

  • La esposa de Alex trabaja aquí e intervendrá para darnos alguna novedad de Lupita.

  • ¿quieren algo? -pregunto Lucas-

  • Son las 4am, ¿Quién va querer algo a esta hora?

  • Si son noticias de Lupita, las que sean. -acoto Venecia dejándose caer de nuevo al asiento.-

Nosotras nos sentamos a unas sillas de distancia. No estaba segura de querer tener tanta testosterona cerca de mí.

  • Alexandra, mi amor. -llego Estefanía- Tess, lamento ser portadora de estás noticias -Ella restregó sus ojos-

  • Gandolera -en dos segundos todo su rebaño estuvo parado al lado de mí- Estefanía, la doctora.

  • Necesito hablar con ustedes en privado -señalo a Venecia y a mí, todos se apartaron inmediatamente- Guadalupe -froto sus ojos y frente- tuvo una septicemia.

Lleve mis manos a mi boca, recordando la vez que mi padre había muerto por un choque séptico. Hice un esfuerzo por mantenerme tranquila, ya que la circunstancia estaba a 2% de superarme.

  • Termina de hablar Estefanía.

  • A medida que la septicemia empeora, el flujo sanguíneo y órganos vitales, también el cerebro, el corazón y los riñones, se ve afectado.

  • Estefanía, no me estás diciendo nada nuevo, ni nada bueno… -le decía irritada- ¿Cómo está Guadalupe?

  • Aún esta en cirugía.

  • ¿estará bien? -le pregunto Venecia-

  • Tiene muchos médicos excelentes trabajando en ella. -sobo su cara, ese era un maldito síntoma que las cosas iban mal- deben ser fuertes, la condición de Lupita es muy grave, estamos haciendo todo lo que está en nuestras…

  • Háblame de estadísticas.

  • Terrible -se quejo Venecia-

  • No, necesito las malditas estadísticas. -frote mis ojos con afán de controlar mis lágrimas, que como unas perras me dejaban en evidencia-

  • Las próximas horas son cruciales -Estefanía aclaro su voz- el 40% no sobrevive.

  • No, no, no, definitivamente yo no estoy para escuchar esto, quiero que me digas que está bien. Que está fuera de peligro. -sujete mi cuello- ella es mi única familia, no se puede morir, la estúpida esa no puede dejarme sola. -tape mi boca un segundo- con su permiso.

Salí de la sala de espera con Bernardo persiguiendo mis pasos, y en el estacionamiento, al lado de mi carro me senté a llorar, no porque ella se fuese a morir, sino porque yo me estaba muriendo. Pasar por la muerte de kelvin nos unió más que nada, pero nunca estuve preparada para afrontar estás circunstancias sin ella, y no es que ella pudiera afrontarlas, reí con desgano, Guadalupe era la persona más inestable a la hora de tener nervios de acero, ella tan sensible y ahora debatiéndose en un 60% de probabilidades que nadie aseguraba saliera invicta.

La mañana me recibió con los primeros rayos del sol acariciando mi ser hecho mierda, no había rastros de la imponente abogada Ruiz, todo lo contrario, había un maniquí vestido con un gabán que olía a lavanda, mis pantuflas de muñecos enfermos que me había regalado ella para cuando fuese a su casa. La tonta pensaba en todo. Bernardo necesitaba comida y agua, me vi en la obligación de entrar de nuevo a la sala de espera, no sin antes ir al baño y refrescarme un poco la demacrada cara que tenía.

  • Tess -Kelly se levantó a recibirme- ¿estas mejor?

  • Más desahogada sí, pero, mejor, no. En lo absoluto. -respire profundo- ¿La gandolera? -le pregunté a uno de sus hermanos, era el único de ese montón de gente que estaba ahí-

  • -aclaro su voz- Venecia está en una habitación, tuvo una crisis nerviosa, tuvieron que sedarla. -asentí en forma de agradecimiento- creo que mejor me voy, los otros se quedan con ustedes, o con ella.

Él se fue y a los cinco minutos entro Alexandra.

  • ¿Cómo te sientes?

  • ¿Cómo está Lupita?

  • Pregunte primero -me extendió un bolsa que tenía comida-

  • Igual que hace horas. -vi la comida y sentí náuseas- No puedo, no tengo apetito. -no me recibió la bolsa- Háblame de ellas.

  • Debes comer, no quiero obligarte a ingerir alimentos, sobre Lupita, No hemos sabido nada, y Estefanía no se ha comunicado conmigo. -respire profundo- Venecia está en una habitación, está sedada. ¿quieres verla?

  • Pues, quizás. Pero antes, ¿podrías conseguirle algo de comer al mugroso?

  • No te preocupes, ya mismo. ¿quieres que te busque ropa? O ¿pretendes estar vestida de indigente hasta que Lupita salga?

  • Te lo agradezco Alexandra, no tengo cabeza para manejar e ir a casa. Menos en el auto, Lupe lo vómito.

  • Dame las llaves.

  • Están pegadas.

  • ¿Necesitas que me quedé contigo? -me pregunto Kelly tomando mis manos, se las apreté-

  • Mi amor, yo con usted estaría en una habitación multiniveles dándole placer. Todo el placer que usted se merece.

  • Definitivamente ni en estás circunstancias dejas de ser una…

  • Mujer encantadora -dije interrumpiendo a Alex- lo sé -suspire- Ash, tonta lupita. Por ahora no, ve con Alex y tú, te portas bien. -Bernardo se levantó en dos patas y casi me hace caer- yo también te quiero tonto.

Las chicas se fueron, e hice lo más humano posible.

  • Buen día, me indica por favor, la habitación de Venecia…

  • ¿El apellido? -Sonreí porque no sabía o mejor dicho, no recordaba el jodido apellido-

  • Verás es mi cuñada y la verdad es que la detesto, le dio una crisis de nervios hace unas horas y la pasaron a una habitación. No creo que tengas muchas Venecia registradas, aparte tiene una prótesis de metal.

  • Sí, la señorita Abrahams.

  • De señorita no tiene nada.

  • -Ella río- habitación 246, segundo piso al fondo

  • Muchas gracias. -subí y avance los metros cuadrados del ascensor a la habitación, uno de sus hermanos iba saliendo-

  • Te… te…

  • Terribilis, Terribilis Ruiz.

  • Venecia termina de despertar, voy por algo de comer, ¿se te ofrece? -levante la bolsa- entiendo.

Él se fue y entre.

  • Eso fue muy… Terrible, ¿pasó algo?

  • No han dicho nada aún. Vine a saber de ti.

  • Me superó. -se llevo las manos a la cara, tenía una sonda pegada a su muñeca- es suero, dijeron que estaba deshidratada.

  • Pensé que querías dormir cómoda, que estrategia tan barata.

  • Estas resentida porque no lo hiciste antes.

  • Un poco -me senté frente a ella en un mueble- que comodidad tan deliciosa. Eso explica porque estás aquí. -suspire- ¿Cómo te sientes?

  • Mejor que tú, sin duda.

  • No es de mis mejores días. -me encogí de hombros- Me siento rota.

  • Te entiendo -Ella vio su anillo- hoy nos casaríamos. Ante mí Dios y -su voz se quebró- el universo. -comenzó a llorar-

  • Hazlo llora, no consigo otra forma de desahogo. -suspire- ella es tan altiva y fuerte, siempre mostrando lo justo para los demás, hasta que tú llegaste. -me senté en la cama junto con ella- la vida le cambio completamente.

  • ¿por qué lo dices?

  • Conozco a Guadalupe hace años, un par de lustros en realidad y siempre ha sido muy metódica, dedicada, conservadora. Pero cuando está contigo -la mire- Lupita se deja llevar. Te vive, rompes sus propios parámetros.

  • ¿A qué viene todo esto?

  • Estoy feliz de ser su padrino, de entregarla en ese espacio ante ti, de… -respire hondo- ¿Estas dispuesta a amarla?

  • Con cada poro de mi piel.

  • Que degeneradamente cursi eres. -sonrió- mi virgen te ama. Antes, cuando vivía presa en esa familia insulsa, estaba apagada, era otra persona, luego vino la rebelión, el salir al mundo. El perder a mi primo -respire hondo- allí, todo se le volteo, la vida se le volteo. Ella cayó a un hoyo del cual me costó años sacarla, fue una etapa negra, sombría, luego en medio de su reconstrucción -reí de manera irónica- nunca la vi entregarse tanto, olvidar tanto el mundo, estudiaba medio día, y el resto del tiempo trabajaba, se prohibía tener tiempo libre.

  • ¿por qué?

  • Elemental mi querida gandolera, mi estimada Lupita no sabe cargar con el dolor, y su manera de lidiar es esa, arroparse con responsabilidades. Yo la entiendo, y quiero sepas que, en medio de sus responsabilidades, eres parte de sus prioridades. La inútil te quiere. De una manera que la supera, tu forma de ser la ha hecho evolucionar y ser más feliz, tan feliz como no era hace tanto. Y aunque yo -levante un ceja- sea una puta, siempre estaré para ella. Por eso quiero que quede claro, tienes en tus feas manos lo más valioso de mi vida. Solo cuídalo y multiplícalo, porque gandolera, tú y yo no somos familia. Y tengo un carro, con muy mal temperamento.

  • Yo tengo una gandola, Terrible, y mala memoria.

Ambas entendimos esa manera poco apropiada de defender a Lupe, me levanté de la cama.

  • Deberías cambiarte, pareces indigente. -busco algo en su pantalón- toma -me estiró 1$-

  • Lo mejor será que te lo metas por el culo. -Sonreí- hasta pronto gandolera. Voy averiguar por nuestro amor. -Salí de ahí con nuevos ánimos-

Alexandra y Kelly estaban en la sala de espera, me sorprendió lo rápido que habían vuelto, Bernardo no estaba. Me esperaban para darme la ropa, sin pensarlo más, fui a los baños. Utilicé el kit de aseo para limpiarme de la mejor forma posible. Pero estando dentro de uno de los cubículos escuché a dos enfermeras hablando.

  • Rivera, ¿qué tal tu turno? escuché que llevan horas en cirugía.

  • Estoy agotada, la paciente se ha complicado, la hemos perdido dos veces.

  • Era una simple peritonitis.

  • -una de ellas rio- por favor Shaiben, una peritonitis nunca es fácil. Había desarrollado una septicemia.

  • Pobre, Hoy me toca en cuidados intensivos, espero todo salga bien.

  • Pronto saldrá de cirugía, y comenzará la cuenta regresiva. Te dejo. Debo volver a quirófano.

Una enfermera se fue, yo salí del sanitario, me la encontré de frente, ella iba a salir y la tomé del brazo.

  • ¿Quién es la paciente?

  • Señorita suélteme.

  • ¿De quién estaban hablando como si fuese un maldito proyecto escolar?

  • Lo siento, no fue nuestra intención.

  • Maldita sea, que me digas de quién hablaban.

  • De una joven que está en cirugía aún. No sé su nombre. Solo que su caso se complicó. -chillo- suélteme me lastima.

  • Aprende a respetar la intimidad de los demás.

  • Lo siento de nuevo.

La mujer salió y me vi en el espejo, tenía los ojos llenos de sangre, rabia y lágrimas. Suspire para lavarme las manos. Salí más abatida, pero con mejor aspecto. Llegando a la sala de espera vi a Estefanía y la doctora Fabiola.

  • Ya llegué -dije acercándome a ellas- ¿Qué tienen por decir?

  • La cirugía que se le ha practicado a Guadalupe ha sido muy compleja.

  • Terribilis -la voz del inútil hermano de Lupita llego- ¿dónde está Guadalupe? ¿Cómo esta? Vinimos tan pronto nos fue posible.

  • ¿ustedes son?

  • El hermano de Lupita y ella mi prometida. ¿Qué pasa con mi hermana?

  • Como le decía a la señorita, su cirugía ha sido muy compleja, las próximas horas son cruciales. Esperamos que despierte de la anestesia.

  • -Estefanía me miró- quiero decirles que hemos hecho todo lo que ha estado en nuestras manos para ayudarla. Pero es prudente que sepan que, la septicemia puede causar una coagulación sanguínea anormal que da como resultado pequeños coágulos o la ruptura de vasos sanguíneos que dañan o destruyen los tejidos. -suspire aturdida-

  • esperamos responda bien, -empezó hablar Fabiola- pero las próximas horas son realmente cruciales, mientras más tiempo pase en terapia intensiva más propensa estará a sufrir infecciones.

  • ¿esas infecciones pueden ser letales?

  • Está bajo estricta observación para actuar de ser necesario -acoto Martínez-

  • ¿podemos verla?

  • Por ahora no es prudente, necesitamos estar seguros que está fuera de total peligro para poder autorizar las visitas. -esa fue la dulce de Estefanía-

Ellas hicieron la típica muestra de dolor y se fueron, yo aún adolorida, camine con Estefanía.

  • Déjame verla.

  • Tess…

  • Por favor, déjame verla. Necesito verla. Necesito saber de ella.

  • Ya te dijimos como está.

  • No me dijeron nada, solo me dieron un reporte con el que podría limpiarme el culo. -tome sus manos- Déjame verla, cinco minutos.

  • No puedes.

  • ¿cómo alguien puede estarla monitoreando y yo no? -mis ojos se colmaron de lágrimas- sabes que ella quiere verme. Más que una doctora eres una mujer y sientes, Sabes que Lupita le gustaría verme.

  • Terribilis me harás meter en problemas.

  • Hazlo por mí, por ella, por tus hijos. Por Alex. Por esas veces que violaste el sistema. -estaba preparándome para golpearla si no me ayudaba-

  • Dos minutos.

  • Claro. No ocuparé más de tres.

  • Terribilis.

  • Te lo prometo.

Estefanía me llevo del brazo hasta una zona muy estéril. Su olor me daba repulsión.

  • El estado de salud es muy crítico, es sumamente importante que no te quites ni si quiera los guantes. -me hizo verla- ¿estas prestando atención?

  • Si Estefanía, y no me alcanzará la vida para pagarte.

  • Dos minutos. -asentí-

Entre a la habitación de Guadalupe y me contuve el estómago para no llorar. Me mataba el verla así, la estúpida esa estaba tan indefensa, mi amiga de años estaba como un vegetal. Acaricié su pie con el guante. Ella odiaba eso.

  • Mira estúpida, solo vengo a decirte que… -respire hondamente- que no puedes morirte. No puedes dejarnos Lupita. ¿qué va hacer de mi miserable vida sin ti? -espere un momento ya que la máscara se estaba empañando- debes sobrevivir. -tome su mano un momento- estúpida eres virgen, eres una maldita virgen, debes sentir los placeres pecaminosos de la copulación.

Me reí sintiendo mi cara mojada. No la veía así desde que la había rescatado de las calles. Han pasado años desde ese día. La muerte de kelvin la llevo al abismo, y ella sin fuerza de voluntad se dejó caer. Empezó por salidas nocturnas probando adrenalina, hasta que una tarde no volvió a su hogar. Lloré más fuerte, porque el dolor que sentí al llegar a donde vivía no fue normal. Pase semanas buscándola. Pero ella se escondía; algunas personas me decían que la habían visto en las calles deambulando, como un alma en pena.

Suspire sintiendo esa mano hermosa separada por el guante, porque si una vez no me había rendido a perderla, está vez mucho menos… después de meses de andar por las calles, ella sola llegó a mi departamento, la encontré durmiendo en la puerta. Estaba irreconocible, demacrada, sucia, piojosa… olía como al infierno mismo. Me tenía miedo, su ropa rota estaba llena de sangre. Hice nudos en mis sentimientos para abrigarla y reconstruirla. Nunca más volvió a ser igual. Nunca más la deje sola, porque mi querida Lupita un accidente le había roto la vida, pero ella con sus pedazos le dio rumbo a la mía.

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Historia protegida por Safe creative

Hay momentos donde nos falta voluntad y solo los aferramos como ciegos a algo, está bien, aferrarse, quedarse, luchar. Que nadie diga que no hiciste lo mejor posible, que nadie te quite el mérito por quedarte aunque te faltaba voluntad. Gracias por quedarte, yo te noto y déjame decirte, no estás sola. Te quiero.

Un abrazo en la distancia.