Nunca más estarás sola 19

¿Aceptas ante tu dios y el universo ser mi esposa?

Capitulo 19

Esa noche no pude conciliar el sueño, el amanecer me recibió con una taza de té en las manos. Por el contrario Tess estaba como su nombre dictaba… terrible.

  • No, no me digas nada. -hablo dejando caer su cuerpo sobre la silla del comedor-

  • Café negro, cargado y sin azúcar. Y una aspirina.

  • Cerveza o cianuro, sería mejor para este puto dolor de cabeza. -dejo reposar su cabeza sobre el cristal del comedor, yo comencé a masajearla-

  • La veisalgia…

  • No, no comiences con esas mamadas -se sujeto la cabeza tomando mis manos- todo me da vueltas, siéntate por favor, te veo doble y es más irritante. -reí, porque estaba tan mal que ni siquiera me estaba viendo-

Ya me había hecho a la idea que sería duro tener que cargar con su humor ese día. Tess tomo su café y se fue a la ducha, tardo más tiempo del previsto. Tiempo que me sirvió para redactar una pequeña nota que podrían leer mis visitantes. No es que tuviese muchos, pero si alguien venía quería supiera mi ausencia.

A las 10 AM estuvimos listas. Una problemática Tess le daba la cara al mundo ahora.

  • No Guadalupe, ¿qué pasa por tu cabeza?

  • Ya dije, va Bernardo, o no salgo de aquí. Muy poco me importa lo que allí pasará.

  • ¡Carajo! -se colocó sus gafas de sol- ¿qué vas hacer con el perro en el juzgado?

  • Voy con él o te vas sin nosotros.

  • ¿Cómo lo subiremos al avión? -masajeo su frente- ¿sabes qué? No es mi maldito problema, súbanse al puto auto que ya no tolero más estar aquí. Necesito un jodido trago de vodka.

  • Necesitas mejorar tu lenguaje.

  • No me vengas con pendejadas a esta edad -Ber’ y yo subimos primero, luego ella se subió a ese volvo lleno de recuerdos que para buena fortuna habían reparado en días pasados- y tú -le hablo al auto- déjanos en el aeropuerto sin pero alguno. -giro la llave y el auto encendió perfectamente- no te comas mis asientos o te cortaré la lengua y luego te la hare tragar – vio por el retrovisor a Bernardo que se dejaba caer sobre el asiento trasero.- definitivamente te importa más el mugroso perro que yo.

  • -sonreí colocando música en el estéreo, la canción que sonó me hizo ver a Tess-

  • Oh, ay Lupita -dijo ella, siendo amable apesar de su mal humor- Thank you for being a friend… -repitió siguiendo el compas con sus dedos- And when we both get older, With walking canes and hair of gray, Have no fear even though it's hard to hear, I will stand here close and say -con su mano derecha acaricio mi mejilla izquierda- Te Amo pequeña virgen. -sonreí porque esa era nuestra canción-

Andrew Gold, thanks a for being a friend.

Su Volvo se comportó como lo necesitábamos. Nos dejó en el aeropuerto. Tess retiro los boletos que había comprado días antes.

  • Perfecto -levanto el boleto que había conseguido para Bernardo- agradece que sea una ciudad con pocos habitantes -su celular sonó, sonriendo contesto- Terribilis Ruíz -su sonrisa se fue perdiendo-

  • ¿Todo bien? -quise averiguar-

  • Aguarda -me señaló- claro, entiendo perfectamente; si, estamos informadas, mi cliente aún no toma una decisión; mañana a las 3 pm estaremos en su despacho. -asintió par de veces- por supuesto cuente con nosotras, Gracias por llamar señor Rilvers. -colgó-

  • ¿Qué quería? -le pregunté curiosa-

  • Está será una larga experiencia mi querida Lupita -ella beso mi mejilla y caminamos al área de espera- no estás sola. Nunca más.

  • Gracias por esto. -acaricie a Bernardo para calmar sus nervios o los míos-

  • Cuéntame cómo te ha ido ayer. -ella me miró con esa jocosidad en su mirada- si ya me has contado algo, lo desconozco. Aún me duele la cabeza.

  • Te compré una bebida isotónica, la necesitarás.

  • Eres un encanto, ¿y ahora? Cómo quedaste con la gan… -me observo- con tu novia.

  • Es mi novia. -sonreí- me contó algo muy triste de su pasado, y yo no tuve fuerza de voluntad para poder decirle nada del mío.

  • Mira, pedazo de porquería, todas las cosas duelen de diferente forma, tal vez a ella le dolió mucho perder su pierna pero se refugio en otros asuntos, ningún dolor es igual al de nadie. Así que deja las recriminaciones. Estas como tocada -golpeo mi cabeza-

  • Al volver le diré de Kelvin. Y los estragos de su partida.

  • Me parece bien. -ella bebió un poco- ¿le has dicho que te vas?

  • ¿A quien? -respondí distraída-

  • Cucú -golpeo de nuevo mi cabeza- ¿hay alguien aquí?

  • Ya, por favor. -me comenzaba a irritar-

  • La gandolera se preocupara.

  • ¿Por qué? -estaba confundida-

  • ¿Por qué más? -sobo su frente, ese era su punto de estrés- estas mal, ¿acaso sabes como funciona una relación? -negué con la cabeza- debiste decirle que te ibas. Y ni teléfono tienes.

  • Ay -dije despacio-

  • Alguien estará en problemas al volver -sonrió maliciosamente-

  • Pero…

Tess se pudo reír de mí, en el aeropuerto, el avión, incluso de camino al despacho Rilvers.

Sentí un extraño nudo en el estomago al saber que íbamos llegando.

  • No quiero -dije sin bajarme del ascensor- tengo miedo.

  • Mira Guadalupe, no seas una niña tonta, y te bajas de allí sino quieres que te tome por los cabellos y barra todo el maldito piso contigo.

  • Pero…

  • Nada, nada de peros, no cruzamos el maldito océano -era una exagerada- para que me salgas con esta puta broma ahora.

  • Señorita Terribilis -escuche que la llamaron-

  • Baja de allí y pon tu culo aquí -me murmuro y señalo su lado, dándose la vuelta para recibir a Humberto Rilvers- Abogado -le estiro la mano- que gusto poder reunirnos con usted. Mi cliente -me señalo- creo que ya tienen el gusto de conocerse – esta era otra Terribilis, una completamente educada, formal, decente-

  • Claro, sigan, las esperábamos. -nos saludamos con la mirada, no hacia falta nada mas-

  • Guadalupe -me miro- se un hombre por una vez en tu vida y compórtate. -Tess me hablo-

  • Eso es un disparate.

  • Y lo harás.

Caminamos hasta llegar al despacho él abrió y se colocó al lado de la puerta; primero entro Tess, al ver a Bernardo retrocedió.

  • No se admiten mascotas. -dijo serio-

  • Disculpe -Tess pregunto-

  • Lo que he dicho, no se permiten mascotas.

  • Déjeme decirle que este can no es solo una mascota -reprocho ella quitando sus gafas- este perro -lo señalo- es parte fundamental de la vida de mi clienta, ya que a través de él puede drenar sus emociones; la terapia asistida que el canino le brinda es fundamental para su bienestar. Por tal motivo señor Rilvers, no puede usted prohibirle a la señorita Guadalupe estar aquí con Bernardo, ya que estaría violando sus derechos.

  • Comprendo -menciono él apartándose de la puerta- ¿tiene algún documento que respalde la información que me esta proporcionando? -yo estaba atónita, obviamente no estaría allí sola, sin mi perrito-

  • Desde luego -la vi intranquila, yo no tenia nada de ello, aunque ella, abrió su pequeño portafolios y le entrego unos documentos- análisis y certificaciones, estudios médicos y una carta firmada por su terapeuta, una más donde si lee podrá ver la valoración que ha hecho la veterinaria del perro -me miro haciendo una mueca de fastidio- ¿algo más?

  • -el hombre estaba estupefacto, odiaba alguien pudiese ganarle en algo, Tess tenia todo para contrarrestar- no, tomen asiento por favor.

Por un momento me di la oportunidad de detallarlo, de ver sus ojos, su rostro; de darme cuenta que estaba viejo, más de lo que realmente era. Aunque seguía siendo un hombre altivo ya no tenia ese impetud de hace años atrás. Todo era como lo recordaba, yo había diseñado la estructura de su oficina, le dije que todo tenía que estar en armonía, sin cargar su espacio, ya que hay pasaria tanto tiempo, debía sentirse en paz. Comenzó hablar, a veces hacia pausas sosteniéndose el pecho, parecía enfermo. Mi resentimiento hacia mi familia era poco, la verdad un día había aceptado dejarlos ir, olvidar eso y solo avanzar sabiendo que mis elecciones no habían sido malas. Mi mirada estaba sobre sus ojos pero mi mente estaba divagando en algún lugar.

  • Guadalupe, ¿estás de acuerdo?

  • ¿Qué? -pregunte desorientada- sí -no sabia en que iba la platica-

  • Muy bien, entonces. Mañana será leído el testamento del señor Ruiz.

  • Excelente -ella se levanto, y nos despidió de él, cuando estuvimos fuera quito su blaezer y detuvo el primer taxi que paso- Por favor, Mansión Ruiz.

  • Con todo gusto.

  • ¿qué ocurre contigo? ¿Por qué demonios no dijiste nada? -me golpeó con su codo-

  • No tengo ni idea lo que se hablo allí, ¿ves mi rostro? Esto, esto -lo señale- estaba allí, pero lo que hay aquí -señale mi cabeza- estaba apagado. ¿Lo viste?

  • Obvio lo vi Guadalupe. Dure tres malditas horas hablando con ese imbécil. -Ella no se controlaba en su forma de hablar-

  • Esta mas viejo. Se ve acabado.

  • Yo también estaría más viejo si estuviese apunto de perder mi carrera. -ella vio al señor del taxi cuando se detuvo- gracias señor -cancelo el viaje y bajamos, estábamos a las afueras de la que fue en algún momento la casa de Kelvin, sentí ganas de vomitar-

  • No entiendo lo de su carrera -presione para que Bernardo se calmara, pero corrió tan fuerte que me caí y el se fue por los jardines-

  • ¿Estas bien? -ella me ayudo-

  • Si, adolorida, pero bien. -sentí que todo me dolía, el pecho más que nada-

  • Seguro recordó donde se conocieron. -suspiro abrazandome- tu padre…

  • Al grano.

  • En cuestiones de abogados, ha incurrido a varias de las sanciones disciplinarias.

  • Palabras más, palabras menos. -me hartaba el relleno-

  • Es un malnacido, tiene en su contra varias sanciones. Algunas demandas. Y si no recuerdo mal una multa.

  • ¿Cómo sabes todo esto? -estaba sorprendida, el gran hombre imponente se había quebrado-

  • Este mundo es muy pequeño y muchos nos conocemos, tal vez no tenga tantos años como él en el medio pero me he ganado lo que tengo por ser la mejor. -suspiro- no te lo comente por protegerte, pero inevitablemente te enterarías.

  • Gracias.

Mi padre, el que yo recordaba se había ido, este hombre ahora era uno totalmente diferente. Volví a pensar.

  • En nuestra ultima discusión me dijo que la próxima vez que nos viéramos yo me arrepentiría toda la vida de haber rechazado a la familia.

  • Como lo dije, es un malnacido.

  • Completamente, me da gusto no haber sido parte de su catastrófico imperio.

  • Eres mejor que eso. -ella sonrió- una hija de puta, pero con más clase que la de ellos.

  • Confió que el karma le esta haciendo lo debido tras sus múltiples errores.

  • No pienses en él, no tiene sentido atormentarse por alguien así. Tú, todo lo contrario eres increíble. De lo mejor que tuvo esta asquerosa generación Rilvers, estamos ahora en tu historia, en tu momento, que aunque no es fácil, lo harás bien.

  • Gracias por estar conmigo. A veces dices cosas muy lindas.

  • Y luego vuelvo a ser la puta ama malnacida -sonrió-

El motivo principal de este viaje era resolver lo de la herencia, y activos varios que estaban a mi nombre, Tess era increíble en su trabajo, insultaba a quien tenia que insultar, todos la respetaban, ella se encargo de agilizar los pormenores, para luego aceptar que si, me quedaría con la herencia, luego vería que haría, pero por ahora era toda mía, nuestra.

Los activos iban creando ingresos y eso era más dinero, dinero que también empezó hacer mío a conciencia. Los días más complicados fueron cuando pedí exhumar el cuerpo de kelvin para cremarlo. No lo quería allí, en esa tumba fría y solo. Lo quería libre, que volara, que saliera de ese pequeño internado para alzar sus alas.

Se que se preguntaran que habría pasado con la familia de él. Su madre se encontraba en un asilo especial para ancianos y su tia Rubí, aunque olvide mencionarlo nunca fue de mis personas favoritas.

  • Lupita -me dijo Terribilis revisando su tablet, ya llevábamos semanas en la mansión-

  • Dime -la observé molesta tomando café-

  • Hoy tengo una reunión aquí -no me había observado, solo estaba ensimismada en ese aparato-

  • Si no te molesta estoy aquí arriba -espete molesta- mírame.

  • Mujer, estoy trabajando.

  • Observame mientras hables conmigo. -ella suspiro molesta, bajo 15 segundos el dispositivo-

  • Tengo una reunión con una clienta que está en la ciudad. Puedes acompañarme y dejar de ser una maldita amargada.

  • ¿Quién es?

  • Patricia Buendía -dijo volviendo a su dispositivo, el timbre sonó- debe ser ella. ¿me acompañaras?

  • ya que, ¿tengo alternativa? -negó- vamos.

  • Hoy haremos una de las mejores cosas de mi trabajo, dar buenas noticias. -comento ella caminando a la puerta-

  • Haré más café, las veo en el estudio.

  • De acuerdo. No demores.

Estábamos aún en la casa de Kelvin, los días pasaban lentos, a veces muy rápido, más cuando debíamos ir a los juzgados. Era muy tedioso. Muchas personas me miraban con pena, otras con alevosía. Tess me había dado todas las herramientas para ponerme al tanto de todo. La casa donde estamos ahora pasaría hacer parte de un orfanato de niños. Ese fue solo el comienzo de una enorme línea de cosas que quería hacer.

Al terminar con el café lo lleve al estudio, ellas hablaban, la joven lloraba.

  • Desde hoy puedes sentirte orgullosa, Adiós a Travis, Bienvenida Patricia.

  • Hola, permiso -salude entrando- traje café. -ella seco sus lágrimas y me observo-

  • Tú debes ser Guadalupe.

  • Sí -deje la bandeja y extendí mi mano, ella me abrazo-

  • Que gusto poder conocerte al fin -vi a Tess molesta, ella me alentó- son idénticos. Oh, lo siento. La emoción me gana. -el contacto me irritaba pero ella estaba muy feliz-

  • No comprendo. -conteste seria-

  • Déjame explicarte -comento la abogada sentándose en el escritorio mientras bebía de su taza- ella será próximamente tu cuñada. Es la futura esposa del inútil gemelo tuyo.

  • ¿Vendrás a la boda? – por fin me soltó- él quiere seas su padrino.

  • ¿Cómo?

  • La invitación…

La dichosa invitación. La recordé y todo vino a mí. Como pude me senté y tome café.

  • Disculpala ella no está acostumbrada a las emociones fuertes.

  • ¿Cuando se casarán? -Logré decir-

  • En una semana, nos hace mucha ilusión vengas. Tú hermano está muy arrepentido.

  • No estoy segura de poder hacerlo, debo volver a mis labores.

  • Será el sábado en la noche, tienes el día para llegar y el domingo para irte. Piénsalo -tomo mis manos-

Era una mujer encantadora, se veía muy enamorada cuando hablaba de él. Me preguntaba si así me veía yo hablando de Venecia.

  • ¿Quieres acompañarnos a almorzar? -ofrecio Tess-

  • No quisiera incomodar.

  • No… -titubee- por favor quédate. Me gustaría conocerte.

  • Será un honor.

Terribilis sabía que necesitaba hacer las pases con mi pasado, dejar de tener culpas que me lastimaban y poco a poco me fue orientando para encontrarme con los míos.

  • No puedo creer que te gusten los animales. Tu hermano le tiene pavor a casi todo. -las tres reímos- tengo una serpiente en casa y cada que va debo guardarla de su vista.

  • Cosita -comente comiendo un poco más de pasta- que encantó. Cómo se llama

  • Libertad -Sonreí-

  • Eres increíble Patricia, me agradas -le sonreí bebiendo un Poco de vino- pero…

  • ¿Qué?

  • ¿Segura que quieres casarte con mi hermano? -ella me miró intensamente-

  • Veras, cuando fui Travis -comenzó hablando- me sentía perdida, quise quitarme la vida, me refugie en cosas que no me da gusto hablar, pero eran necesarias para mi vida. -la observé entendiendo el sentimiento- Un día desperté en la clínica donde trabajaba tu hermano, él era mi doctor. Vi mis muñecas y llore porque no había cumplido mi objetivo, sentía que ni para morir servía. -tomo un poco más de vino- Richard muy por el contrario de todos, me apoyo ciegamente, me ayudó en rehabilitación, en las terapias nos fuimos haciendo amigos, pero un día deje de pensar en él cómo mi amigo -pensé en Venecia y en el momento que deje de verla como una representante a verla como una mujer- y un lunes, estando a poco de entrar a la terapia, Richard me llevo en su auto, lo detuve antes de bajarme, lo observé le dije que no me sentía conforme con mi cuerpo, que no era yo misma; y lo besé. Después salí corriendo.

  • -bebí vino más rápido- hey, cómo terminó ese cuento. -presiono Tess que le encantaban las tramoyas-

  • -ella hizo un ademán con sus manos- me mudé. Y a los 3 meses estaba entrando a quirófano, se podrán imaginar mi cara cuando desperté y él estaba allí, Richard estaba sujetando mis manos.

  • Mira… quien lo diría, el imbécil tiene sentimientos. -Tess con sus comentarios-

  • Desde entonces no nos hemos vuelto a separar. Él me ha apoyado en todo. Y para mí ha sido perfecto.

  • -tome su mano- no necesito tus explicaciones, pero me da gusto seas feliz a su lado.

  • Entonces, ¿sí vendrás?

  • ¿Puedo ir con alguien?

  • Yo tengo mi propia invitación Lupe -ella descorchaba otra botella-

  • No hablaba precisamente de ti cariño. -me observo levantando la ceja-

  • Touché.

  • Por supuesto. -su sonrisa se hizo enorme, dentro de su cartera se escucho un celular- disculpen -vio la pantalla- es Richard.

  • Vamos, contesta. -fue Tess alentándola-

  • Quedaría en venir por mí -hice una mueca-

  • No hay problema. Invitalo a seguir. -finalice con un suspiro- debemos hablar.

  • ¿En serio? -su sonrisa era enorme- eres genial – beso mis mejillas y se fue atender la llamada-

  • Gracias -Tess me observo- por todo esto, por ayudarme con mis heridas pasadas.

  • ¿Hey? Para eso estoy, y pues -observo sus uñas- mis comisiones son altas.

  • -reí estrepitosamente- el amor y el interés…

  • No puedo evitarlo. -reviso su celular- sigo generando dinero -sonrió- vivo de mis clientes.

  • Aun así, abogada gracias. Tiene usted excelentes servicios -ella se levanto, tomo la botella y dos copas más-

  • Ven, vamos a recibir al inútil ese.

Y allí estábamos en la entrada, las tres esperando a Richard, él llego en un wolsvagen, estaciono justo frente a nosotras. Se bajo corriendo y fue directo donde patricia.

  • Mi amor -le dijo él y la levanto- mi hermosa patricia -beso sus labios con intensidad y luego la dejo en el piso- perdonen, estoy tan feliz por ella – Tess le hizo un ademán con las manos dando a entender que no importaba-

  • Amor, ya es oficial -le dijo ella besando sus mejillas-

  • -él observo a Tess, luego a mí, sonrio con ilusión- Chiqui -me saludo desde lejos-

  • Oh, que absurdo mote, me dan pena. -me entrego la botella y las copas- ni se les ocurra entrar hasta que no estén lo suficientemente ebrios.

  • O reconciliados -menciono Patricia-

Ellas se fueron y allí estábamos, el frenasténico de mi hermano y yo. Serví vino en las copas, le pase una y tome la otra, ambos la bebimos de golpe para terminar con la misma mueca, nos sentamos al tiempo. Éramos idénticos. Reacciones de gemelos.

  • Perdón -dijo él-

  • Lo acepto. – respondí en paz, dejando caer el peso de mis hombros-

  • Gracias.

  • Quiero decir que ha sido fácil perdonarte, pero no. Me ha costado más de lo que jamás fuese pensado. -serví más vino- me ha llevado años aceptar lo que me has hecho, y otros más vivir con eso.

  • Chiqui…

  • No, escucha. -suspire- estoy en paz con todos, más contigo -él sirvió vino, irracionalmente estábamos bebiendo de prisa-

  • ¿Serás mi padrino? -Terribilis llegó con dos botellas más de vino tinto-

  • Sigues siendo tan inútil como lo dice Terribilis -sonreímos, Tess rio- lo seré.

  • Les dejo esto para que pierdan el conocimiento. -golpeo el hombro de Richard y se fue-

  • Maravilloso; ¿iras sola? -me miro inspeccionando mi cara- ¿como se llama?

  • Venecia Abrahams. -sonreí después de pronunciar su nombre-

  • Una chica -dijo dudando- y, ¿que? Ahora me dirás que es gandolera.

  • La verdad, sí.

  • ¿Quien eres tú y que has hecho con mi hermana? -bromeo-

  • Es mi novia -dije antes de beber un poco más de mi copa-

  • ¿Desde cuándo? -cogí su mano para ver la hora en el reloj que al igual que yo llevaba en su mano izquierda-

  • Casi un mes.

  • ¿Esta adentro?-negué- afligida- ¿como te sientes?

  • En paz, tranquila, ansiosa. Estoy enamorada -di otro sorbo- muy enamorada.

  • ¿Quieres casarte? -me encogí de hombros- creo que si. Cuéntame, ¿como es… cómo te sientes con ella.?

  • Es inigualable, esa es la palabra que la define. Me desespera, saca lo peor de mí.

  • Eso no suena bien.

  • Todo lo contrario, es muy bueno. Hace años no me sentía tan libre -ha esta altura ya bebíamos directamente de la botella- si, saca lo peor de mí, pero lo que realmente muestro es esa parte de mí que afligida me obligue a esconder .

Richard deslizo su brazo sobre mi hombro y me apego a él.

  • Nunca mas volverás a estar sola Chiqui -sonreí, porque una parte de mi corazón agradecía eso-

  • Eso no necesita más – él cogio una botella de las que había traído Tess y me dio la otra-

  • ¿Fondo blanco?

  • Por estas cosas los hombres viven menos que las mujeres.

  • Y, ¿qué más da Chiqui? Me caso en una semana, hay que vivir al máximo.

  • Eres tan estúpido, pero -me dio hipo, él sé carcajeo- acepto.

  • Hagamos una apuesta.

  • Debes ir a terapia, las apuestas son malas

  • Lo sé, voy a doble A. -entendí que me había perdido un abismo de cosas de su vida, así como el de la mía, pero lo intentábamos ahora- ese no es el punto.

  • Nútreme.

  • Si yo termino primero te casas con nosotros -me solté en risas, estaba ebrio ya-

  • Conjuntamente con ustedes.

  • Exacto.

  • Eres muy estulto.

  • Vas a ir y le pedirás matrimonio a mi cuñada y nos casaremos en la misma ceremonia.

  • No creo en el matrimonio. Es una tradición creada para someter a las mujeres.

  • Por favor Chiqui, si tú solo deseas la libertad con ellas se ve en tus pupilas lo que sientes.

  • Los ojos son incapaces de expresar sentimientos.

  • A veces eres demasiado cerrada. ¿aceptas o qué?

  • Y ¿sí yo gano?

  • No pasará, ambos sabemos que no eres buena bebiendo -Sonreí internamente porque ya sabía la respuesta a eso-

  • Si yo gano, vendrán a mi casa y se casarán en mi jardín.

  • Hecho -chocamos las botellas como cerrando un pacto y a BEBER-

Había algo que Richard no sabía, y es que yo amaba el vino tinto, me encantaba su sabor, lo delicioso que se sentía cuando acariciaba mi garganta, bebí el líquido de la botella tan rápido como pude, si, incluso más rápido que él. Era buena bebiendo aunque no lo dijera. Solo que no ppredij algo que era muy obvio, al terminar el grado de alcohol mi sangre era más del que debería soportar. Ese fue el principio de una línea de estupideces que comenzaron a suceder en el lugar.

  • ¡MALDITA SEA! Bajense de allí ya mismo.

  • Que aburrida eres. -dijo él a Tess-

  • Mi amor, por favor, se pueden lastimar.

  • Jamás, somos poder Rrrrrr -respondí mientras caímos a la piscina desde el trampolín de tres metros de alto-

  • Estos bastardos, no me pagan tanto para tener que soportar sus estupideces.

A terribilis le hervía la sangre, le molestaba intensamente las barbaridades que estábamos haciendo, pero… todo era su culpa. Y del alcohol.

  • Yo debería estar aprovechando el sol, divirtiéndome, no cuidando a dos idiotas que intentan matarse. -se quito sus tacones y la camisa de Chanel que tenía, quedando en falda y brasier, lista para lanzarce al agua-

  • Que aguafiestas eres -le decía mientras me llevaba a la orilla de la piscina ya que yo no sabía nadar –

  • ¿Qué necesidad tienes de lanzarte de allí? -negué- quisiera tomarte por los cabellos y arrastrarte por todo el lugar.

  • Ja’ te regañaron -Richard burlándose de mí-

  • Tú, mira -Patricia curaba su frente, ya que minutos antes se había golpeado con el barandal-

  • Eso duele. -se quejo-

  • Vamos adentro para curarte. -nos observo- chichas, ya volvemos.

  • Vayan -acoto Tess- y lo golpeas de nuevo.

  • Tess, te amo. -acaricie sus mejillas-

  • No me salgas con eso justo ahora que quiero ahorcarte con tu cabello.

Besé sus pómulos.

  • Hueles delicioso Smaragdus.

  • Lupita estás ebria.

  • Y enamorada… -cerré un poco los ojos-

  • Y estúpida. Envidio al bastardo de tu hermano, el cogerá justo ahora y yo te cuidare a ti.

  • ¿Qué es coger? -ella suspiro riendo-

  • Ay lupita, si quizás no te respetará tanto te cogería como quiero. -sobo su cara- pero tú -acaricio mi mejilla- eres -se acerco a mi rostro- santa. -beso mi frente- ya tendrás tu momento de libertad con la gandolera.

  • La extraño.

  • Aún nos faltan unos días más aquí -dijo afligida- ¿Quieres vuelva a intentar llamarla?

  • No terribilis, tres veces son más que suficiente. -mi lengua se trababa al hablar-

  • Así no funciona Lupita.

  • Iré de nuevo a la piscina.

  • -ella me tomo del brazo y me devolvió a mi posición anterior- estás loca si piensas que me volveré a meter allí por ti.

  • Podría besarte solo por el afán de morderte y hacer que te desangres

  • El alcohol te ha puesto loca.

  • Estoy harta -caí al piso- y muero de hambre. -quise coger el trago que estaba en la mesa, ella me detuvo-

  • No más licor.

  • No me cuides. Solo alimentame. Y déjame beber, siempre dices que soy una mojigata.

  • Lo eres querida virgen, lo eres.

Sin saber cómo termine llorando y bebiendo tumbada en la tumbona. Tess fue la amiga que necesite, me dejo llorar y bailar con la música ochentera que sonaba al fondo. Al final mi hermano no volvió con Patricia. Asumo estaban fornicando. Yo me deleite con los cócteles que terminó haciendo Tess.

No me pregunten cuanto bebí, o como pasaron las cosas porque no lo se, lo que si se, es que recupere a mi gemelo, gane a una cuñada, bebí hasta perder la consciencia, para despertar dos días después, aceptando que tome una de las decisiones más grandes de toda mi corta vida.

  • Me voy -sentencie caminando a la puerta con una resaca terrible de dos días, ya mi gemelo se había ido, tenía asuntos que planear y yo aún seguía ebria.-

  • Espera. Pero aun no terminamos -fue Tess impidiéndome el paso- aun tienes alcohol en esa cabeza.

  • Lo se, y no me importa -bostece- me voy

  • ¿A donde?

  • A verla. Y no, no me importa más el dichoso testamento. Las fulanas propiedades, ni nada.

  • Ven -tomo mis brazos y me sentó- si no fueses tan hermosa patearía tu lindo culo. ¿Por qué ese afán de irte?

  • ¿Por que esa necesidad de quedarte? -tome sus mejillas- él ya se fue Terribilis. Se ha ido. Y aunque siga viviendo en sus recuerdos, se ha ido -sus ojos se llenaron de lagrimas- créeme a mí me duele más que a nadie, pero tengo la felicidad en el otro extremo y me la estoy perdiendo por demandar a unos insulsos.

  • Odio seas tan mental. – se soltó de mi agarre-

  • No me importa, me voy, contigo o sin ti, me fui. No es posible que Alex, Estefanía, Kelly e incluso tú me hayan presionado para decirle lo que sentía y ya lleve un mes entero lejos de ella. -Volví a bostezar, me dolía todo-

  • Lupita -detuve mi camino a la puerta para mirarla- dame dos horas -vi mi reloj- dos horas para irte. Para irnos.

  • El tiempo va corriendo Terribilis Smaragdus, y ya decidí, contigo, sin ti, con dinero o sin nada me iré… y no me importa en los mas mínimo las consecuencias -ella hizo una mueca y volvió a sus trabajos-

Asentí confiando en su palabra. Me dirigí a la habitación que ocupaba para cambiarme, aprovechando el sistema de agua, me deje entrar a la tina disfrutando el agua, necesitaba que mi cuerpo dejara de oler a vino y whisky; sabía que había bebido más de lo necesario. Tenía algunos hematomas en los brazos y abdomen, eso explica mucho el dolor que sentía. Después de treinta y siete minutos volví a sonreír viéndome al espejo, deje que el vestido florar acariciara mi piel, y el Cardigan abrigará mis brazos, usaba tacones de gamuza a Tess le encantaban, decían que me quitaban el aspecto señorial.

Cuando estuve presentable y “decente” baje a la sala principal, mi cuerpo descanso sobre el mueble de cuero, tome con cuidado la pequeña cajita que contenía las cenizas de Kelvin, la destape y observe ese montón de recuerdos. Mis ojos rápidamente se llenaron de lagrimas. Acaricie la caja como si fuese su mejilla .

  • Se que nunca fui de expresar sentimientos, y solo me quedaba observándote mientras tu hablabas -respire- me gustaba mirarte, estar frente a esos ojos expresivos que me daban paz. -suspire- yo nunca podre dejar de amarte Kelvin, pero tampoco me puedo permitir seguir aquí anclada a ti, a lo nuestro. -una lágrima comenzó a caer y luego otra- quiero hablarte de ella, de Venecia, es mi amor, un amor dulce… la extraño, extraño mi vida antes de comenzar con todo esto de tus recuerdos. Extraño escuchar su voz, que limpie su mano antes de dármela. -suspire con la voz rota- extraño que me suelte todos sus pensamientos aglomerados haciéndome procesar mas de una vez la información. Extraño ver cómo sus pupilas se dilatan mientras intenta besarme.

Por un momento me perdí con los ojos cristalinos, recordando cuando había llegado a su casa por primera vez, nuestros primeros encuentros… este seria mi mayor acto de amor. Lo soltaría. Abracé y bese la caja. Sonreí colocándola en la mesa.

  • Te Amo, y te amare hasta el último segundo de mi cuerpo con vida. Pero es momento de avanzar. -me levante secando las lagrimas y vi una furia pelinegra bajar las escaleras hablando por teléfono-

  • Me importa un maldito carajo, se lo debes. -dijo cogiendo las llaves del auto- tú, camina. -me miro más seria que nunca, sabía que no podía desafiarla. Así que la seguí- no podría ser menos que eso. Tú y tu puta familia la jodieron -hablaba fuerte, y golpeado. Subimos al auto que estaba guardado en la casa- así que no me importa mucho menos, o le das la cara o yo cortare las bolas y las meteré por tu culo -iba como una maniática al volante, tocando el claxon, acelerando, pasando las señales de alto- deja de ser un asqueroso ser y da la cara de una maldita vez, o me encargare que lo poco que pueda quedarte de vida desees estar muerto.

Ella tranco el celular y lo aventó por la ventana. De repente se detuvo frente el bufete Rilvers. Se bajo, la seguí nuevamente. Parecía una pantera tenia terror de hablarle. Cogió el ascensor hasta el piso 21.

  • Señorita Ruiz -una mujer con aspecto de secretaria- no la esperaba, recuerde que debe tener cita.

  • ¿Dónde esta el malnacido de tu jefe?

  • Él …. Él se…

  • Sí. El bastardo sin cojones. Ese.

  • En su despacho -Tess siguió caminando- pero..

  • Es mejor que la dejes, por tu bien -detuve a la mujer para que guardara su distancia.-

Al llegar al despacho de Humberto, Tess quiso entrar pero la puerta de cristal tenia seguro.

  • Con que estas tenemos. -en medio de su enojo tomo una silla que se encontraba frente algún escritorio y la arrojó contra la pared de cristal- bastardo.

  • Pero ¿que pasa aquí? -un sorprendido y atemorizado hombre apareció- Claudia llama a seguridad ya mismo.

  • Aquí estamos, así que ten los huevos bien puestos antes que te los corte para decirle todo. -Tess me sujeto fuerte del brazo izquierdo y me coloco frente a él- ¡¡¡¡Dile!!!!

  • ¿De qué hablas? Podría demandarte por invasión a la propiedad privada.

  • Me importan tres pesos… dile -me apretó más fuerte hacia él- habla antes que lo poco que me queda de cordura termine cortándote el cuello.

  • Cálmate. -intente decir-

  • -ella me soltó, tomo del piso un cristal de la puerta que antes había roto- apresúrate hablar, que mi mecha esta por terminar de explotar… -Humberto estaba aterrorizado, se le notaba-

  • ¿Qué? ¿Qué quieres que diga? -me miro- ¿Qué nunca aceptaría una hija lesbiana con mi apellido? Sí, es cierto. – el hombre salió de su escritorio y camino a una esquina-

  • Dile porque carajo las cartas de kelvin llegaron ahora.

  • ¿Qué sabes al respecto? -pregunte seria, como hace mucho no estaba-

  • ¡¡¡HABLA MALDITASEA!!! HABLA DE UNA PUTA VEZ. O prefieres lo haga yo -Tess camino hacia él con el cristal en la mano- no me obligues hacerlo.

  • No te tengo miedo, ni a ti, ni a la muerte -dijo él con un notable nerviosismo-

  • Pues deberías. -ella me observo- este hijo de puta, escondió todo lo kelvin dejo para ti hace años. Te ha estado desbancando y engañando. Ha estado jugando con tu tiempo y tu dinero -mis ojos no podían mostrar mayor incredulidad- HABLA MALNACIDO. DI COMO NO QUISISTE ENTREGARLE LAS CARTAS –ella lo empujo y soltó el cristal antes de clavarlo en su cuerpo.-

  • ¿cómo fuiste capaz de tanto? – pregunté intentando mantener la cordura que terribilis ya no tenía -

  • ¿Qué querías? Has sido el peor castigo del universo como hija, deshonraste mi familia al irte con ese bastardo, ser una maestra de cuarta, ¡luego me entero que eres lesbiana! La ultima humillación que te acepto.

  • Él confió en ti. -dije con la voz quebrada- él te dio una segunda oportunidad.

  • Y, ¿para que? Para que terminaras revolcándote con una mujer insipiente.

  • ¿CÓMO PUDISTE? -él me miro con asombro- LLEVO TODO ESTE TIEMPO AQUÍ PERDIDO POR TU CULPA -pensé en Venecia, en el daño que le pudo causar mi ausencia creyendo que kelvin me había hecho pensar mejor las cosas, cuando fue todo lo contrario. Él me alentaba a vivir mi amor con ella- ¿QUERÍAS EL DINERO? ¿QUERÍAS LAS PROPIEDADES? LAS FUESES TENIDO -me acerque y lo cachetee- no quería nada, solo lo quería a el en mi vida -golpee su pecho, me empujo- no después de siete años. No cuando estaba comenzando hacer feliz.

  • ¿Con una mujer? -se rio- veo que no aprendiste nada estando en las calles -me miro con desprecio- eres un engendro, nadie podría quererte, aunque nunca pensé entregarte las cartas. Vale aclarar que me cayeron de maravillas.

  • Él nunca tuvo acceso real al testamento de kelvin, solo uso a los abogados para molestarte. Para traerte aquí y dañarte -Tess lo golpeo- eres un cerdo. MALDITO, HARE QUE TE PUDRAS EN EL MALDITO INFIERNO SI ES QUE EXISTE, Y SINO ES ASI, YO ME ENCARGARE DE CREAR UNO PARA TI. -Humberto estaba tranquilo, esa era su manera de aceptar la derrota inminente que llegaría pronto, Terribilis intento golpearlo de nuevo, me acerque para detenerla-

  • Buena chica -el que un día llame papá me miro sonriendo sobando su mejilla, me acerque un poco a él para abrazarlo, bese sus mejillas.- que asco -me dijo intento soltarse de mí-

  • Te perdono, pero ojala nunca salgas libre -lo sostuve fuerte por los hombros, y golpee sus genitales con tal fuerza que sentí como el liquido sinovial corría por mi rodilla- eres mi padre, pero no más mi verdugo. -Humberto cayo al piso llorando de dolor. Ahora después de tanto tiempo, entendía a terribilis y su mal humor, sus tantas horas encerrada en el estudio. Ahora todo tenía sentido-

Voltee a verla con una sonrisa, ella estaba mas tranquila viendo como el patriarca lloraba en silencio en el piso, me acerque abrazarla, su mano sangraba, intente ayudarla.

  • Ya han pasado dos horas, nos podemos ir.

  • Y no volver jamás -bese su frente- gracias, vamos a curarnos – ella asintió, pero se soltó un poco de mí, fue hacia el hombre tirado en el piso-

  • Tienes 12 horas para arreglar esto, y entregarte.

  • Púdrete.

  • Espero hacerlo en el mismo infierno que tú para poder cortarte por partes. -lo escupió antes de ponerse de pie- te dije que ella no esta sola. Ni hace 8 años, ni ahora.

Salimos de allí en paz, como si la vida nos fuese quitado todos los males. Era respirar profundo para ya no sentir dolor, todo había acabado. Volvimos a casa para buscar nuestras pertenencias, y a Bernardo. Las cenizas de kelvin serían arrojadas al río que quedaba cerca de casa, tendría la libertad del agua que siempre lo hizo feliz..

De camino al aeropuerto, Terribilis me estuvo contando que pasaba. Lo que ella presentía. Lo que había averiguado.

  • Lo siento tanto Guadalupe -ella rara vez me llamaba por mi nombre-

  • No importa ya -le reste importancia, reclinándome en el asiento del avión-

  • Ya todo termino -beso mi mano- eres libre para estar con tu gandolera -sonrio- y más le vale cuidarte porque fácilmente podría fracturarle los huesos con su prótesis.

  • Nunca podre pagarte todo lo que has hecho por mí -la mire, acaricie su cara que estaba un poco hinchada- solo tengo esta vida por ahora y planeo usar lo que me queda para devolverte lo que haz hecho por mí,

  • No importa lupita, eres mi mejor amiga. Eres mi hermana, y por mi familia hago lo que sea.

  • No permitiré que nadie vuelva hacerme sentir como él lo hizo.

  • Eso podría asegurarlo

Ella soltó una risa viendo mi pierna con la rodillera.

Ambas asentimos con un silencio agradable. Llegamos a la ciudad donde vivía luego de un mes y medio de estar fuera, tenia en el pecho un millón de sentimientos. Eran las 5am cuando el avión aterrizo, me llene de excelente energía cuando pisamos tierra firme.

  • Vamos a casa, quiero ir a verla

  • ¿Planeas que te lleve?

  • No, prefiero ir en bicicleta.

  • ¿Segura? -pregunto terribilis estacionando el volvo frente a casa- no puedes ni caminar.

  • Sí, no quiero arruines el momento con tus comentarios. Ya me las apañare luego.

  • De acuerdo, no quiero ver a las lesbiamigas jugando.

  • Ay… -me sonroje-

La ayude a bajar las cosas, y corrí a la ducha. Estaba ansiosa, emocionada. Tome de mi maltrecho closet una camisa de estampado floral, y un blue jeans que rara vez usaba, mis zapatillas negras y una chaqueta de gabardina Vinotinto. Hice lo mejor posible con mi cabello, ni lo peine, el viento haría lo suyo, confía en el. Como era usual, mi maquillaje era sobrio, recatado. 18 minutos después me observe en el espejo. Tome mi cartera de cuerina color ladrillo. Era la hora.

  • Ni sueñes ir en bicicleta con esa jodida pinta. -hablo Tess desde la cocina- afuera esta el taxi, lárgate -sonreí por el favor-

  • Eres …

  • Tu hada puta madrina -me miro expresiva- anda darle amor a tu gandolerita.

Me subí al auto, en 23 minutos llegamos a las afueras del conjunto Abrahams, era temprano, pero pude observar como se abría el portón principal. Una mujer entro, la reconocí de inmediato, era representante de uno de mis alumnos menos aplicados, cancele la cuota del servicio y baje. Me sentía tranquila hasta que…

Pude ver a Venecia recibirla. Mis manos se hicieron puños, vi como esa señora beso sus mejillas. Yo no era buena reconociendo señales de coqueteo pero si sabia que no me gustaba que alguien tocara así a mi novia, y no me importaba si Venecia decidía ya no ser mi novia, para mí en ese momento aun seguía siendo MI novia.

Me fui acercando con la respiración pesada, me vi obligada a saludar cuando ya mi poca paciencia se había ido.

  • Me encanta esta escena -quise que sonara tranquila, pero no, se que no fue así.. se que sonó fuerte, molesta, irritada- ¿me extrañaste? -le pregunte con real curiosidad, porque estaba que me llevaba el fulano demonio del cual todos hablaban-

Me intenté calmar, pero había prometido no dejar que nadie más me faltara el respeto, me hiciera sentir inferior, me humillase; así que cuando esa mujer quiso propasarse conmigo no supe de donde salió la fuerza para irme encima de ella y golpearla. 9 cachetadas le propine. Y una accidental a Venecia que no tenia culpa pero, era la causante.

Cuando me beso para calmarme, sentí mi sistema apaciguarse en sus labios, me regocije pensando en lo delicioso que era volver estar allí.

  • Eres mía -no me gustaban esos pronombres posesivos, pero el instante lo ameritaba-

  • Espera por mí en la piscina.

Al intentar ir a la piscina sentí arder mi cuerpo cuando esa mujer cogió mi cabello, como solía decir una amiga “Reto al diablo” y con toda la adrenalina del momento la deje en el suelo de un golpe. Me fui a la piscina más tranquila. Me senté sobre una tumbona, sonreí viendo mis uñas, me había quebrado dos. Al poco tiempo llego Venecia reclamando explicaciones.

  • Te Amo -solté después de verla seria, y la bese-

Me deje caer al encanto, acepte al amor en mi vida y la bese, deje que mi lengua entrara en su boca acariciando la suya, busque aprisionarla a mi cuerpo, mis labios se sentían en paz, estaban donde lo deseaban junto a los de ella. Tome su rostro entre mis manos para besarla mejor, con toda la pasión que tenia por dentro. El beso fue largo y pronunciado, fue perfecto. Me separe de ella para ver sus ojos cerrados.

  • Mmmmm -dijo-

  • Te amo Venecia abrahams -le di un rápido beso- y he venido a quedarme todo el tiempo que me permitas estar en tu vida.

  • ¿Hasta el ultimo suspiro de mi cuerpo te parece bien? -sonreimos-

  • Una vida entera a tu lado seria maravilloso -la bese de nuevo- soy virgen. -le dije separando nuestros labios. -y si, quiero estar contigo. Ante todos. Siendo libres.

  • Acepto-

  • No me olvides Venecia -la mire con amor-

  • Recuérdame lupita.

Le conté todo lo que había pasado el ultimo mes y medio, allí sentada a ahorcadas sobre su regazo le dije todo lo que sentía, llore, reí, suspire incansablemente mientras ella me miraba con total atención. Le conté de kelvin para poder cerrar esa etapa que siempre me importaría, le dije de lo asqueroso que fue mi padre y su errante comportamiento, cada cosa se la conté.

  • Ahora estas aquí y no está en mis planes soltarte lupita, virgen Rilvers

  • Cásate conmigo.

  • Mañana -respondió ella restándole importancia-

  • ¿A que hora?

  • La que tu quieras -me beso-

  • En serio… cásate conmigo.

  • ¿Que clase de propuesta es esa? -se encogió de hombros viéndome inquisitiva-

  • ¿Quisieras un anillo?

  • Para empezar así van las propuestas como esta. - de mi bolsa tome una cajita blanca- ¿qué es? -lo sacudió un poco-

  • Ábrelo -le motive. Ella lo hizo, y por marte y sus tres lunas se veía hermosa…-

  • Que hermosa sonrisa -le dije acariciando su mejilla-

  • ¡esto es una broma!

  • Es el anillo que querías -le afirme viendo el anillo de caramelo azul- ahora es una verdadera propuesta. -me baje de su regazo y me arrodille- Venecia Abrahams. Se que no tenemos nada en común, y no estamos mínimamente a estar cerca de parecernos en algo, pero quiero enlazar mis caminos a tu lado… quiero construir mis días junto a ti y a los tuyos, seguir viendo esa sonrisa de puta madre que le da emoción a mi vida -ella sonreía ampliamente- quiero que quieras estar conmigo a pesar de las diferencias… del que dirán. Se que jamás imagine enamorarme de una mujer, y menos de una mujer como tú pero ahora no me veo teniendo momentos sin ti. Aquí estoy -abrí los brazos- dándote lo poco que tengo… no me importa tu religión, tu profesión, tu extraña forma de ver el mundo, no me importa seas una parte hecha de metal, nada de eso me impide amarte de la manera en la cual lo estoy haciendo. -suspire viendo sus ojos expresivos- quiero hacer mi propia familia contigo, Venezuela y Bernardo. – tome su mano derecha- quiero sigas dándole electrochoques a mi vida -baje el tono de voz- quiero dejar de ser virgen a tu lado -le coloque el anillo de dulce en su dedo anular derecho.- ¿Aceptas ante tu dios y el universo ser mi esposa?

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POR FIN volví. Ja' lo siento. Han pasado muchas cosas, desde una afección respiratoria, hasta un hurto de todas las pertenencias. Pero aquí estamos de nuevo.

¿Han pensando en lo bonito que sería su vida si aceptan lo que tienen, lo aprecian, atesoran, lo aman y deciden avanzar con ello?

Haganlo, abracen intensamente lo que tienen hoy, a quien tienen hoy y actúen. Amén con toda la pasión, y dense cuenta que esa persona puede querer seguir en sus vidas, no la aparten, atesorenla.

Con cariño, desde este frío lugar, la escritora.