Nunca más estarás sola 16

Tenía tantas ganas de besarla, estaba a solo un milímetros de sus delgados labios, su aliento me invadía, podía saborear su saliva...

Capítulo 16

Cuando vi como Guadalupe se desangraba, me preocupé, había cierto tema con la sangre que definitivamente yo no sabía controlar, me costó entender no era más que su periodo hablando, tuve que armarme de valor, pero solo me quite la chaqueta y se la brinde, medianamente logramos que se cubriera. Debo admitir que no fue fácil digerir todo.

Al llegar a casa fuimos al departamento “de soltera” que tenia arriba, era un espacio mas mío, intimo, donde rara vez subía para estar en conexión conmigo… le indique el espacio de la ducha para que se cambiará. Era un departamento pequeño y cómodo, había un estudio donde ocasionalmente subía a tocar algunos instrumentos. Mis favoritos la guitarra acústica y la batería. Reí por un momento no veía a Guadalupe tocando batería.

Prepare la habitación para ella y el sofá para mí, estaba atenta a su salida, sentí una sensación extraña cuando la vi salir de la ducha… mi estomago se volvió un tornado de sentimientos, me sentí tan feliz y extraña; ella a mi lado, un deseo hecho realidad.

Su nerviosismo era un plus que le daba ternura a un asunto olvidado. No espere ella aclarara sus puntos para acceder dormir a su lado, cambiarme en frente de Lupita era una idea descartada si quiera antes de contemplarla.

A pesar de lo extraño que parecía dormir con todo y zapatos, ella no replicó, solo acepto. Sin un gramo de duda, ni si quiera contemplando derecho a equivocarme, ella era la mujer con la cual deseaba pasar mi vida. La bese dentro de sus propios límites, porque no quería la circunstancia nos sobrepasará.

Al caer en brazos de Morfeo me regocije teniendo el aroma de Guadalupe cerca de mí, esa mujer como que sudaba olor a campo florar, olía delicioso. Me deje llevar por mis sensaciones y dormí, en la madrugada desperté aliviada viéndola abrazada a mi cuello, con una ligera parte de su cuerpo sobre mí. Eso fue lo mejor… no se cuánto tiempo llevábamos así, pero, fue un momento que nunca olvidaría. Bese con cuidado su cabellera dándole paso al amor que en mi pecho reposaba.

  • Dios te guarde. -me deje caer de nuevo a dormir-

El amor hay que vivirlo a mas no poder, y, yo no le tenía miedo. Solo tenía miedo de como ella tomaría ciertas cosas que componían mi vida.

Verla despertar fue magnífico. Yo había despertado con pocas personas en mi vida, pero hacerlo con ella era un evento inigualable. Luego de acicalarnos, estando listas para salir, la llamada de Venezuela me dejó inquieta, hablaría seriamente con Emiliano. ¿Qué clase de padre dejaba que su hija pasase la noche con una extraña?

Le patearía las bolas al idiota ese. No sé en qué momento la mirada de Lupe me desestabilizó, para de un tajo volverse mi atención entera. Luego de besarla a mi merced, salir de su mano fue reafirmar que jamás soltaría esa mano. Definitivamente así tenía que sentirse el amor.  Me encantaba todo de ella, me enterneció cuando la vi sonrojarse delante de mi padre.

Había algo que me traía pensativa, de lo cual no me habían platicado en casa, y era ¿Qué pasaba con mi madre? Por la tarde hablaría con ella para saber a qué se debían las múltiples visitas al médico que había tenido los últimos días.

Estando en el auto la escuché cantar esa melodía en inglés.

  • No, I won’t bafraid... Oh, i won’t be afraid, just as long as you stand, Stand by me.

Esa era de mis letras favoritas. Ben E. King había sido un gran cantante, que relajaba con su melodía, escuchar a Lupe fue como un cosquilleo en los labios; saber que estaba en el lugar correcto con la persona correcta. Pero para ser honesta, no todo es tan bueno en estos días. Sentí el dolor fantasma que a esporádicamente solía tener en mi cuerpo. Pasamos un terrible susto en la carretera, hasta que llegamos a su casa. Tenía tantas ganas de besarla, estaba a solo un milímetro de sus delgados labios, su alien me invadía, podía saborear su saliva. Si no nos fuesen interrumpido, tal vez mis labios le fuesen llegado a los suyos. Terrible era una persona con un posgrado en arruinar situaciones.

  • Mamá, mamá… - Venezuela llamándome por el pantalón-

  • ¿Que ocurre mi amor? -me arrodille a su altura-

  • Te extrañé -acto seguido me abrazo muy fuerte- Terribilis es divertida.

  • ¿En serio? -la observé fijamente- ¿a qué debemos eso?

  • Pase la noche con ella y Bernardo. Es una buena persona. Con un léxico bastante atrofiado.

Seguí hablando con mi hija respecto a cómo había sido su noche. Por un momento se me olvidó Guadalupe y centre toda mi atención en Venezuela. No sé cuánto tiempo paso, escuché la odiosa voz de Terribilis.

  • ¿Entonces? -me vio- ¿planeas algo con mi amiga? -sonrió- no soy quién para prohibirle algo alguna de las dos. Pero ella es como la virgen, santa, inmaculada… perfecta. Y si tú, -volvió a sonreír, pero esta vez sarcásticamente- gandolera, la lastimas yo cortaré los frenos de tu coche.

  • ¿Esa es una amenaza? -dijo Venezuela-

  • Si el saco le queda. -Reprochó ella-

  • No sé mucho sobre amenazas, pero eso sonó como una, y si es así te podemos denunciar si algo le llega a suceder a mi madre. -la niña tenía madera-

  • Tranquila mi amor. Fue más una advertencia poco sutil, que nadie debe sufrir por amor a causa de un extraño.

  • Mami no me parece te ande advirtiendo.

  • Y, ¿nos vamos? -la dulce voz de Guadalupe fue un respiro largo para esa situación-

  • Por favor. -dije cargando a Miranda-

  • Yo manejo - Terribîlis, tomando las llaves de mi camioneta de mi mano-

  • Wo, wo, wo, wo. Un momento, -deje a la niña junto a la camioneta- está preciosura solo la conduzco yo.

  • ¿Te da miedo que una mujer la maneje? -respondió inmediatamente subiéndose al vehículo- no es la gran cosa en comparación a mi Volvo.

  • -Guadalupe se río y toco suavemente mi espalda, sentí magia bajar por mi cuerpo-

  • No sé mucho de esto, pero asumo deben terminar de subir las lesbiamigas. -Terrible hizo que Guadalupe se sonrojara, se veía divina… que rayos yo nunca había sido de admirar la belleza de alguien, más allá mi madre e hija, pero Lupita me embriagaba. Ella se veía bien, no parecía la típica maestra de primaria que enseñaba a mi hija de lunes a viernes-

  • Acosadora a mi lado -Dijo Miranda sin dar derecho a nada, no me quedo más remedio que sentarme junto a la odiosa amiga de Guadalupe-

Me subí, acomodé el cinturón y en marcha.

  • Espero traigas tu permiso -le reproche sintiendo como mi Meru pasaba sobre los baches despreciables del camino a la autopista-

  • Descuida, no será necesario.

  • Espero. -dije sin ánimos de comenzar una discusión-

  • ¡Ay! Patéame.

  • Lo deseo tanto. -mire por el retrovisor a las chicas atrás, y se hacían señas, a diestra y siniestra. Para mí buena fortuna en la familia todos estaban de acuerdo en que Miranda aprendiera lo que deseara, recibió varias clases particulares desde niñita, entre estás, lenguaje de señas. -

  • Lenguaje de señas, genio. -agrego la conductora, como si ya no lo supiera-

  • Seee, ya lo sabía. – baje un poco el vidrio-

  • Cómo no. -suspire porque esta mujer era realmente insoportable- demonios.

  • ¿Qué? Oh, ¿tienes algún plan? -respondí irritada viendo el frente-

  • Debes sentarte aquí. -ella estaba bajando la velocidad del auto y subiendo los vidrios, en medio de una autopista llena de vehículos que transitaban a una velocidad de infarto-

  • ¡¡Estás loca!! Asume tu barranco.

  • ¿Cómo podría? ¿Estás dispuesta a pagar multa? Tal vez fianza. Tal vez te quiten el vehículo. Debes estar consciente que no tengo permiso y será tu responsabilidad.

  • Eres una… - mordí mi lengua porque lo que iba a decir no era justo que Miranda lo escuchara-

  • Date prisa tenemos sólo 10 segundos antes que un policía se acerque

De mal humor accedí a su idea descabellada, era la única opción. Batallé lo mejor que pude con mi pierna y me cambié al puesto del piloto, enseguida abroche mi cinturón y no espere que ella estuviese acomodada, para volver a la velocidad habitual.

  • Cosa hermosa -le dije a mi volante, pasándole una toallita húmeda que tenía junto a la puerta, acomodé mi pierna derecha y calibre el asiento-

Volvimos al carril luego de 20 segundos, seguí manejando. Pero nuestra maravillosa hazaña no nos libraría que la policía nos detuviera.

  • Licencia y papeles del vehículo.

  • Buenas tardes oficial, ¿cómo le va el día de hoy? bonito día. ¿A qué debemos el honor de ustedes por acá hoy? -Terribîlis siendo terrible- querida, ten la bondad de mostrarle los documentos a este amable señor.

  • Aquí tiene. -le hice una mueca, viendo como la absurda de terrible no le quitaba la mirada de encima al oficial-

  • Con qué discapacidad no, dónde está el permiso especial que la acredita usted para manejar el vehículo.

  • Oficial si usted revisa los documentos que la señorita le ha entregado se dará cuenta que en la licencia aparece su nombre por tal motivo es el único permiso especial que ella necesita para manejar este vehículo.

  • Esta no es la licencia original -intente reprochar, Terribîlis hablo-

  • Señor oficial si usted se percata bien del documento es una copia original la cual fue expedida por el organismo de tránsito distrital al cual pertenece la señorita. ¿algo más en lo cual le podamos servir?

  • El vehículo a la derecha revisaremos estos documentos para ver si están en orden.

  • le recuerdo Señor oficial que usted no puede detener el documento identidad de la señorita sin su previo consentimiento y siendo partícipe de toda esta conversación usted ha sido incapaz de siquiera ser cordial con nosotras.

  • Está usted faltando el respeto a una autoridad pública.

  • Le comentó señor que nosotros somos personas naturales y yo soy una persona judicial, y usted por diferentes motivos nos está violando nuestros derechos así que le agradezco que, por favor llame al oficial a cargo ya que sus insignias nos indican que usted es un recién llegado que no se sabe las leyes, así que le recomiendo qué de tarea principal se las aprenda. Sin más que decir por favor devuelva los documentos a la señorita, tenga usted muy buenas tardes. Por favor arranca. Se nos hace tarde para nuestro compromiso.

Sorprendido, el oficial dejo en mi mano los documentos y se alejó, retirándose el sombrero de su cabeza. Vi como Terribîlis acomodaba su cabello, para dejarse caer sobre el asiento a toda comodidad. Sonreí por su acto heroico.

  • Abogada, asumo.

  • Y de las mejores. Siempre debes hacer valer tus derechos.

  • Gracias -seguí manejando hasta detenernos en Ribaldo Zumo.

Ribaldo era un restaurante de comida vegana, que irónicamente quedaba frente a un McDonald’s. Me parecía buena idea, ya que Lupe es de quienes comen  esa clase de comidas, miranda también. Todas bajaron, y emprendieron camino al lugar, Terribilis se detuvo en la entrada.

  • ¿Por qué te quedaste aquí?

  • Mira, no es mi asunto, pero debes decírselo. Primera regla para estar con ella. No secretos, no misterios, no cosas que puedan influir en su futuro.

  • No entiendo, ¿de qué hablas? -le dije intentando pasar-

  • De eso -la observé seria- he golpeado tu pie, con mi tacón de plantilla de acero, y no has hecho el más mínimo gesto. -ella asintió con la cabeza y volvió acomodar su cabello. - no le diré, pero es tu responsabilidad.

  • Terr… -intente hablar, pero ella se fue, alborote un poco mi cabello en señal de nerviosismo y entre. -

Ellas estaban revisando el menú y se reían, intenté parecer tranquila. Aunque estaba definitivamente aterrada.

  • Madre -Venezuela me sonrió- ¿lista?

  • Si. -me senté y tomé del agua que había en un vaso colocado para mí- ¿que desean ordenar?

  • Yo la verdad iré a comer en McDonald’s. -esa fue terrible, se levantó disculpándose- pasó con la dieta.

  • Yo iré contigo. -intente unirme a ella, pero Miranda me hablo-

  • No. -dijo seria- No me parece prudente te vayas Terrible, la idea era una salida amena -la niña asintió y sonrió volviendo al menú-

  • Tess -dijo Guadalupe extendiendo el menú hacía ella- hay una sección de hamburguesas.

  • Que son de granos.

  • Con sabor a carne, para los que recién se inician.

  • De acuerdo. De acuerdo. -ella se sentó enfrente de mí. Miranda frente a Guadalupe- odio está comida.

  • Hola, muy buenas tardes. Seré su mesera el día de hoy, mi nombre es Samanta. ¿En qué puedo ayudarles? -la chica hablo en un salpicón, todos pidieron sus platillos y yo me quedé ahí, estática pensando en las palabras de Terrible. -

Si Guadalupe se enteraba, que obviamente lo haría, pero si lo hacía, ¿dejaría de quererme? Y yo tanto que quiero estar con ella.

Ay. Qué vida dura. Qué vida triste.

  • Mamá, acompáñame al tocador.

  • Claro hija. -respondí enseguida saliendo de mis pensamientos-

  • ¿Qué te ocurre? -me pregunto una vez en el baño- has estado viendo el menú como una demente todo este rato. Hasta tuve que ordenar por ti

  • ¿Y, si ella no me quiere después de saber lo de mi pierna?

  • Guadalupe no es así de superficial. -respondió lavando sus manitas, la levanté un poco para que llegara al lavamanos- confía en ti. Y deja de ser tan torpe.

Eso lo decía para referirse a las dos veces que derrame el agua sobre la mesa y a la vez que abriendo mi servilleta casi me caigo. En definitiva, era más imprudente estando con Guadalupe.

  • Ay, Venezuela…

  • Nada, nada… vamos que tú puedes. Me tienes a mí.

La niña me sonrió, besando mi mejilla, la dejé en el piso y me fui con ella a la mesa. Los entremeses estaban llegando. Guadalupe y Terribilis estaban hablando. Cuando llegamos, sonrieron para dejarme estática con una mirada candente.

  • ¿Todo en orden? -pregunto Lupe-

  • Claro, ya todo está bien.

Pasado unos minutos llego el pedido, cada quien partió a comer, en silencio, sonriendo, acompañado de las tristes bromas de Terrible. Guadalupe, era hermosa… a veces se quedaba mirando la comida mientras tarareaba alguna canción, me dedicaba a observarla. Masticaba muy bien sus alimentos y no tomaba gaseosa, o jugos puros; prefería la fruta entera… una mujer muy especial para mí, no podría perderla.

  • Muy bien, ¿quien paga? -dijo Tess con el recibo de la cuenta en la mano-

  • Hey, déjalo. -comento Lupe-

  • No, la señora invita, debería correr con los gastos.

  • Terribilis, no seas irritante, por favor. Esmeralda, dość irytująca, odwołać usługę. Ale nie ma powodu, aby zachowywał się tak głupio. -le soltó una sarta de cosas que no entendí, la pelinegra asintió-

  • Bien, de acuerdo. -La abogada dejo el recibo sobre la mesa, decía “cancelado”-

  • ¿Tanto alboroto para esto?

  • -me observo fijamente- quería probar tu iniciativa.

  • Que detestable eres.

  • Permiso. -dijo Guadalupe saliendo del lugar- no tengo porque soportar esto. – limpio su boca por decente. Al mejor estilo de ella. Tomo su poca paciencia y se fue-

  • No tenemos porque hacer que ella pase por esto.

  • Guadalupe, espera. -dije sin levantarme de la mesa, para evitar hacer un espectáculo-

  • Olvídalo, ella se fue, no va volver. -suspiro- Guadalupe es muy poco tolerante con la vida, con las personas. Así que mejor hay que darle su espacio.

  • Eres insoportable.

  • Me lo dicen muy a menudo.

  • Madre, ¿esto es algo inmaduro?

  • ¿Qué? -observe a la niña-

  • El que ella se haya ido, o el que estemos discutiendo por cancelar la cuenta.

  • Lo de ustedes. -respondió terrible-

  • Si amor, ha sido inmaduro y descortés, para cualquier persona logra ser agobiante -fulmine con la mirada a Terribilis, estaba molesta, todo había sido su culpa-

  • Me voy a casa, no tengo mas que hacer aquí, niña, fue un gusto. Gandolera, un disgusto.

  • Ya vuelvo Miranda, aguarda aquí.

  • Está bien mami -ella se quedó sentada en la estancia del restaurante-

Antes que se fuera me levanté con ella y la acompañe a la puerta tomándola por el brazo.

  • Mira…

  • Suéltame -se intento soltar de mi agarré, no pudo- gandolera, si no quieres que te golpee aquí y dejé tu otro pómulo del tamaño de tu ojo, te recomiendo me sueltes.

  • Ya estoy harta de ti. Me vale poco si eres la mejor amiga de Guadalupe, pero déjame en paz.

  • ¿Yo?

  • ¡Deja de sabotear lo nuestro!

  • Ah, ¿es que si tienes los jodidos huevos bien puestos para andar con ella?

  • Deja de entrometerte en esto.

  • Ven guapa -ella apartó mi mano de su brazo- te falta mucho para estar a la altura de Guadalupe, y no hablo solo de tu patético tamaño, sino de algo más. Es tu maldito problema, no el mío.

  • Solo deja que pasen las cosas.

  • Haz bien las putas cosas.

  • Déjame si quiera hacerlas.

  • Llega arruinarlo un poco más y te arrepentirás cada maldito día de tu patética existencia gandolera.

Terrible se fue, Venezuela salió y tomo mi mano. La beso y se levanto en silencio.  Esa era la señal. Fui al estacionamiento por el auto, recogí a miranda.

  • Vamos a casa -dijo miranda tirándose en el asiento trasero- esto ha sido todo un atropello.

  • Lo siento, ¿bien? No pensé que esto saldría así, terrible logra descomponerme, esa mujer es… -guarde silencio golpeando el volante-

  • ¿Qué esperas? Es la única persona que ha estado con ella los últimos años, su familia, su consejera, su todo…

  • Oh – eso no lo esperaba-

  • A Guadalupe le ha tocado duro, lo más normal es que esa mujer la proteja contra todos.

  • Pero…

  • Para tu fortuna no siempre esta con ella, pero después de esto dudo tanto que se vaya pronto. -Miranda solo estaba allí acostada diciéndome mis verdades-

  • Bien, Venezuela, lo dañe cometí un error, ¿qué puedo hacer? -estaba frustrada-

  • Ser honesta con Guadalupe -ella respiro hondo- madre, Guadalupe es buena, pero es una mujer muy radical -la niña sonó estupefacta- ¿por qué somos tan complicadas las mujeres? -reí por lo tierno que se me hacía su comentario-

  • ¿Todo esto lo supiste por una noche con terrible?

  • Fue mas que eso. Solo preste atención a como Tess habla de Guadalupe, y entendí que vale todas las comidas veganas del mundo.

  • Ciertamente -sonreí viendo a mi hija por el retrovisor, yo debía empezar a ser más receptiva- lo arreglaré, no sé cómo pero lo haré.

  • Eso espero, ella me agrada para ti.

Maneje hasta nuestro hogar, estacione la camioneta,  sonreí con la sensación de los recuerdos; hasta que vi el rostro de Aristóteles saliendo de casa de mis padres. Se veía consternado eso era preocupante.

  • Mami, algo no anda bien. -la niña tomo mi mano y juntas subimos, llena de miedo pase al lado de Aristóteles para ver una funesta reunión familiar-

  • ¿Familia? -Dije preocupada- ¿qué pasa?

  • Venecia, siéntate. -Euclides hablo, Venezuela saludo a todos y fue a la habitación-

  • Pasa algo. -dijo Melquiades-

  • Ya… hablen -apresure-

  • Tu madre tiene Alzheimer -dijo papá notablemente afectado- hoy lo han confirmado.

Y plas, Euclides tuvo que ayudarme porque había perdido la razón. Inevitablemente nos olvidaría. El olvido es algo inminente pero no esperaba llegará así. Tan pronto.

  • ¿Mi madre dónde está? -todos señalaron a la cocina, con pesadez camine por el pasillo- viejita -murmure buscando su cuerpo, ella lloraba lavando los platos- ay mi vieja, deja eso. Que para algo existe Aristóteles -ella quiso sonreír  pero sus lágrimas eran más. -

  • Te Amo hija, no quisiera olvidarte.

La tomé un momento entre mis brazos y le di la vuelta para que viera mis ojos. Ella ya era una mujer mayor, hermosa, me hacía recordar que podía lograr cualquier cosa.

  • Eres mi heroína mujer… -bese su frente- nada me haría sentir mas orgullosa de ti. Te amo -La abrace- me has enseñado a creer en Dios y sus cosas buenas, me has enseñado a entender que todo vale, que todo es mucho con la familia. Tu siempre has estado cuando mas te he necesitado mi viejita -bese su frente- y aunque vayamos en contra de la corriente, hare cada día nos recuerdes, porque no estoy dispuesta a dejarte ir tan fácil. Eres hermosa madre, me das vida, te amo, me iluminas, llenas toda mi vida con tu sonrisa de dientes falsos.

Mi madre me abrazo tan fuerte como pudo y me deje querer por la mujer que siempre había sido amor y ejemplo para nosotros, con sobras de amor salimos a la sala, todos parecían sacados de un funeral.

  • ¿Quieren café? -dijo Venezuela que ignorante de todo intentaba levantarnos el ánimo- el café siempre ayuda, o eso dicen los adultos.- todos rieron-

  • Mejor cuéntanos como van las cosas con la profesora. -mamá hablo-

  • -mis mejillas se pintaron de rojo- ay, mal tema -dijo Venezuela, y apretó mis mejillas- mamá, ¿les digo? -asentí ya que yo era todo un desastre.- fue un desastre y no natural.

Venezuela le dio los detalles fallidos a mi familia, quedando mi intimidad al descubierto.

  • No se que vas hacer, pero yo la quiero en esta familia.

  • Apoyo la moción -recalco Melquiades las palabras de mamá-

  • Yo también quiero, me agrada la idea de tenerla como cuñada -Euclides siendo otro comentario mas vergonzoso-

  • Ya te he dado mi bendición y aunque hay muchas cosas que no entiendo de estos nuevos amores modernos, lo acepto. Me parece una buena joven -papá siendo papá-

  • Yo -Aristóteles se acerco a mí, detalle su rostro y efectivamente le habían cogido puntos cerca a su ojo y en la nariz, estaba hinchado, más que yo, aunque después de llorar el tamaño de mi cara se multiplico - quiero disculparme contigo andrógina – papá aclaro su garganta- acepto estés enamorada de ella y fue incorrecto como te hable -se veía arrepentimiento, y jamás espere ver a mi hermano mayor, pedirme disculpas por algo de esa magnitud-

  • Te quiero muralla de concreto.

  • Y yo a ti bicho raro. -nos abrazamos fugazmente-

  • ¿Entonces piojosa? -Melquiades retándome-

  • ¿Qué? -pregunte obstinada-

  • ¿Cuando se comprometerán? -Miranda completo con esa chirriona voz que soltaba a veces-

  • Es que no se…. -termine concluyendo-

  • Tiene miedo -dijo mamá-

  • Tiene miedo -repitió papá-

  • Es normal Venecia, me paso con Norma, primero te sientes bien y luego es todo en blanco, solo bésala cuando no sepas que hacer, o si no te contesta.

  • Los besos entre mujeres ¿son iguales? -mi mama en medio de su basta inocencia-

  • Serian como mas picantes -Melquiades hablo con jocosidad-

  • No me importa como sean los besos, pero la quiero a ella, solo a ella -sonó mi madre como una niña pequeña-

  • Ah, mira pues la vieja esta. Menos mal me gusta sino tendría que ceder por ti.

  • Agradezcamos que tienes gusto -concluyo papá- un poco feo pero ella es la excepción-

Terminamos de pasar la poca tarde hablando, el enterarnos de la condición de mamá fue una sorpresa que nadie aceptaba, aunque no volvimos a tocar el tema, nos afectó tremendamente. Intentamos convivir juntos como ocasionalmente solía ocurrir, pero, fielmente a las 5:30 fui a la iglesia. Mi hija estaba dormida, la tarde había sido muy pesada para ella, no quise despertarla, en casa se respiraba un ambiente de tranquilidad, aunque se que todos estaban con el corazón roto. Subí al departamento de mis padres, me fui a la habitación del fondo que era donde dormían. Un olor a café y canela me llego.

  • Hija pensé ya te habías ido -mama terminaba de encender una vela- hay que dar gracias por todo, Dios ha sido muy bueno con nosotros, y él sabe porque nos da todo lo que vivimos.

  • Tienes razón mamá -me hinque frente de ella e hizo una cruz en mi pecho-

  • Dios te bendiga, te lleve con bien y te regrese con claridad para que consigas tu felicidad.

  • Amén -murmure, ella beso mi frente.  Yo bese sus manos- nos vemos luego.

  • ¿Iras sola? -asentí- con mucho cuidado, usa el casco correctamente -como si me fuese adivinado el pensamiento volví asentir- vienes de mis entrañas te conozco.

  • Ya me doy cuenta.

Baje y cogí mi casco del pequeño casillero ubicado en el estacionamiento del edificio, descubrí la bmw r ninet scrambler, sonreí al verla, siempre me daba alegría estar sobre ella. Me encantan toda clase de vehículos, y decir que tener está moto, era uno de mis mayores placeres, me acomode el caso y subí, tenia el tiempo justo para llegar a la casa de Dios antes que comenzara la misa.  Como siempre llegue justo a tiempo, me persigne, busque un asiento que me permitiera ver con claridad y escuchar de manera nítida lo que el padre diría. El sermón de ese día estuvo muy bueno hablo sobre lo que necesitaba escuchar, el miedo, la fe en dios, las ganas de no caer ante la circunstancia y abrigarnos ante él. Filipenses 4:6-7

Sonreí mientras cada palabra talaba mi alma, estaba dejando las circunstancias en manos de Dios para no caer en recriminaciones que no ayudarían a mi vida. Me tarde mas que el resto de las personas en salir, pero fue porque estuve llorando un rato más, llorando por mi mamá, por Guadalupe, incluso por mí y los recuerdos amargos de mi accidente que se cargo tanta gente.

Al salir ya la calle estaba sola, camine con cautela y más tranquila, un poco más hinchada pero con el corazón en paz que comenzó a latir desbocado al ver a Guadalupe, más al sentirla, y casi siento que explotaría cuando me dejo besarla. Llevada por mi nueva energía le comente ese misterio que era un traba para volver a empezar.

Una realidad que me hacia sentir orgullosa de mí.


RcAdriiTorres Facebook Instagram

EscritoraGay Instagram

Se reserva el derecho de autor

Historia protegida por safe creative

¡POR FIN!

Confieso que estaba molesta conmigo por no haber publicado antes. Lo había intentado, pero... aquí estamos de nuevo.

Me saboreo el capítulo 19. Es de mis favoritos.

Quiero su ayuda, no se que hacer. El capítulo 20 se me hace eterno... lo corrijo y el se sigue haciendo y haciendo más largo. Entonces.

¿Prefieren todo acabe en el capítulo 20?

O, ¿continuarlo un poco más?

Tal vez una segunda parte.

¿Qué les parece la idea?

Gracias a TODOS! EN SERIO. ME HACEN FELIZ.

Les envío un fuerte abrazo, Miles de besos con alcohol y gel. Cuidense. Abracen a las personas que aman, no olviden a los suyos. Den el primer paso. 💋🖤

Dios los bendiga, el universo los ampare.