Nunca más estarás sola 14
Venecia, me obstinas, me fatigas, me tienes harta y asqueada de este juego de niños, no puedo seguir así. No podemos seguir así
Capítulo 14
Conocer a esa Terribîlis fue como un choque contra una pared, la sensación que invadió mi cuerpo tras escuchar su nombre me dejó sin palabras, pero, eso duró lo poco que ella tardó en hablarme.
Si tus intenciones con ella son como tu aspecto, te quiero lejos, tan lejos de Lupita como sea posible, o este tacón -señalo su zapato- lo clavare en tu maldito trasero.
-Emiliano le dio par de golpes a mi espalda con un más de la fuerza habitual- en Venezuela le dirían que es, una mujer con las bolas bien puestas.
Y tú me sacaras un pulmón -ella río, Emiliano se encogió de hombros-
Papá... Papá -llego corriendo a nosotros mi pequeño torbellino, Ignorándome completamente. - gane. Mira gane -sostenía su medalla orgullosa mientras Lío le daba vueltas sin parar - y ¿mamá? No vino, ¿verdad?
Debes ser más observadora -dijo él- aunque parezca un andrajo ella es tu madre -me señalo con la cabeza, dejando a Miranda en el piso, lentamente se acercó a mí, dejo su dedo sobre mi pómulo-
¿Qué te paso?
¡Rayos! Eso duele -Terribîlis río-
Éxitos pequeña. Hasta pronto familia. -ella se fue-
¿Por qué tienes tantos moretones en la cara?
No exageres Venezuela, solo es uno.
Pero se ve enorme. ¿Qué te paso? ¿Quien te golpeo? -observe a lío desde mi posición y asintió, yo no podía decirle que había sido su tío, pero ella se daría cuenta; él también estaba muy golpeado-
Discutí con Aristóteles.
¿Las palabras les pegaron tan fuerte? -me observo con esa tonta mirada reveladora. La odie por un instante- ¿qué conllevó a los golpes?
A él le gusta Guadalupe -baje mi mirada. Mi hija suavemente paso sus brazos por mi cuello, tocó sutilmente mis marcas y me abrazo-
Mami -me acarició el cabello- tranquila. -beso mi frente, mientras sus dulces manitas me sujetaban- ella estará contigo.
Vamos a celebrar. -dijo Lío rescatando el momento-
Si -Venezuela comenzó a saltar como loca en pequeños círculos, supongo se mareo porque se cayó.- aush – comenzó a reír a carcajadas dulcemente, era una niña llena de vida-
Hija tonta -la ayude a levantar para dejarla descansar en mis brazos-
Gracias por llegar mamá, gané -me dijo suave, como un hilo, su cabeza se reposo en mi hombro- mi profe será mi segunda mamá -la mire para darme cuenta que se estaba dormitando. Ella era de muy fácil dormir cuando estaba cansada. -
Le hice señas a lío para que me ayudará, la pase a sus brazos, luego él la dejo en mi camioneta.
Pobre, no ha querido dormir bien estos días por esta competencia. Me desvele con ella cada noche.
Si, se te nota -dijo colocando su pulgar sobre mi pómulo muy dulcemente- sube, yo conduzco.
Pero, ¿tu camioneta? - le dije viendo a los lados-
Me trajeron de la oficina. Deduje saldríamos, y para eso solo hacia falta un auto. -se encogió de hombros. - las llevaré a mi casa, evitemos el mal rato con Aristóteles.
Asentí, porque sabía que el mal rato seria para el, ya que en su rostro se veía el descontento por los golpes. Me deje caer en el asiento del copiloto. Estaba cansada. Tenía aproximadamente una semana sin dormir del todo, Venezuela se había exigido demasiado y valió la pena, porque la medalla en su cuello lo decía todo. Entre en un trance de sueño profundo con tan solo tocar el asiento, los días estresantes en el trabajo, mi hija, la pelea con Aristóteles, la conversación con papá y la tristeza de sus palabras quizás todos sabían eso, menos yo.
Entendía porque papá era tan celoso con nosotros. Con su familia. Todo se aglomeró en mi cabeza para conseguir dormir poco más de 12 horas.
BDesperté pasadas las 5am. Había dormido toda la tarde y noche de ese día. Sin saber donde estaba me observe con un pijama de seda color durazno. Vi mis piernas y sentí cierto nudo, jamás superaría ese punto. Viendo que aun no amanecía decidí dar un paseo por la casa de mi "ex" como mamá solía llamarlo. Deje mi curiosidad me llevara a la cocina, donde sin más abrí la alacena para tomar el paquete de cereal que le gustaba a mi hija, el cual era mi favorito también.
Tome de la nevera un envase con yogurt y unos cuantos manís salados, en un tazón lo serví todo y me senté a comer aquel antojo de cuando estaba embarazada que a pesar de los años me seguía gustando.
Evalúe mi vida, la relación que llevaba con mi familia, pensé en Miranda y Lío, deje que mi cerebro divagará en todo lo que a mí conllevaba. La nostalgia era un capítulo repetitivo porque hay personas que son espontáneas y viven el momento, yo usualmente me aferraba a ellos. Era una persona muy ensimismada en si misma, ni si quiera salía de casa los fines de semana. BTermine mi desayuno, lave lo ensuciado y seguí divagando.
Pase por la sala en la cual había un juego de muebles color ocre. A Emiliano le encantaba ese color, había una pequeña mesa al lado de cada mueble y una en el centro. Tenía una chimenea la cual encendía dos veces por semana. Encima de esta había una colección increíble de recuerdos. Todos de su país. Los tenia dividido por estados. Mi favorito era el del estado Portuguesa. Un lugar donde habían miles de girasoles. Jamás había ido, pero Lío tenía tantas fotografías del lugar que se había vuelto uno de mis favoritos.
Suspire una vez más para dejarme caer en el sofá, con una fotografía de él, esa era mi favorita. Él se había disfrazado de santa Claus para darle obsequio a los animales del parque al cual quería con urgencia salvar. En la foto se veía a Miranda cargando a un mono y yo gritaba despavorida mientras Lío sostenía a una serpiente. Ese día reímos mucho, y por un momento nos imagine siempre juntos, pero luego entendí que el por siempre es una cantidad de tiempo indefinida, en la cual pueden pasar las cosas.
Hasta que despertaste. -fue la voz del fortachón- ¿cómo estas?
Me siento renovada. -Sonreí abrazando la foto-
Para tenerle tanto pavor a las serpientes atesoras mucho esa fotografía.
Ese día me sentí tan feliz.
Si sobretodo cuando te tragaste las tres cachapas del puesto.
Se llama food truck -corregí-
Como sea -se sentó a los pies del sofá- ¿segura que prefieres dejar de ir al médico?
-él veía mis heridas- tranquilo. Ya sanaran. -se levanto y a los 5minutos volvió-
mamá siempre nos colocaba aloe vera en las cortadas. Como comprenderás tuve muchas. -sonrió-
Si supieras cuanto odio tus perlas
Sonrisa Colgate. -negué con la cabeza sintiendo lo baboso del aloe en mi piel- esto te ayudara a sanar mas rápido.
Emiliano y yo seguimos hablando por un par de horas, preparó café y me llevó una taza a la sala. Conversamos mucho tiempo.
He pensado en ir a Venezuela. -comento sonriendo-
Oh, que bueno, hace algún tiempo que no viajas.
Quisiera ustedes fuesen conmigo. -eso sonó muy comprometedor- claro, primero debes tener un acompañante.
¿Qué rayos estas diciendo?
Se que tienes un par de vacaciones vencidas. Y que puedes tomarlas cuando gustes. Venezuela ya tiene mas conocimiento de la vida. Les caerá bien este viaje.
Sabes que no me gustan los aviones. -reproche.-
Coño de la madre -dijo exasperado.- quiero llevar a mi hija de viaje. Te estoy invitando a convivir con nosotros en medio de mis tumbas y raíces. -lo comprendí- mi papá esta enfermo. Y mi hermana pronto se graduara, coño, quiero verles.
Lío, ¿por qué no me habías dicho nada?
No quería agobiarte con mis asuntos Jhosep. Pero han sido días duros. Papá quiere conocer a la niña. No le puedo negar ese derecho.
¿Qué le ha pasado?
Cáncer de próstata. -añadió como un lamento-
Eso es tan común allá, como la lepra en los tiempos de cristo. -me removí un poco en el sofá- ¿en cuanto tiempo piensas viajar?
Tengo entendido que en unas semanas los docentes tendrán un taller de retiró. Solo serán cinco días, pero mas que suficiente para nosotros.
Me lo pensaré Lío. No te aseguro nada. Pero lo pensare. -Sonreí- quizás, le de el permiso a Miranda para salir del país contigo.
-él sonrió- seria la primera vez, y ya era hora. Soy el mejor padre del mundo -señalo su camiseta que decía en múltiples idiomas que Él era el mejor papá!-
Emiliano no me recriminaba el hecho que no estuviese de acuerdo con alejarme mucho de mi hija. Después de todo no había soportado esa mocosa nueve meses ni la había parido de a gratis. Me dolía. Cualquier cosa que ocurriese con ella dolía.
Hoy es el evento. -dijo el viendo el reloj de la sala- le compre un vestido a Venezuela.
Que bien. ¿Cuantos lleva hasta la fecha? ¿35? ¿45?
Creo que este es el numero 46.
Gay tenias que ser.
Tranquila chica -me dijo con la voz chillona que a veces se le escapaba.- a ti también te compre algo.
La mole se perdió por la sala, escuche la puerta de un closet, era el closet, ya que esa era la única puerta en toda esa casa que rechinaba. Volvió con una caja.
Es solo un conjunto. Pero lo vi. Y pensé en ti.
Por favor, dime que no es una combinación gay.
Disfrútalo.
Me quede observando la camisa de corte tradicional. Él sabía que yo las amaba, y coleccionaba. Esas eran mis favoritas. Su color entraba en una reducida gama que me excitaba. El pantalón se adaptaba perfectamente a mis piernas, y, ¿los zapatos?
Todo encajaba perfectamente.
Este estúpido tenia que ser gay, porque de lo contrario no tendría tan buen gusto. Deje la caja a un lado y fui a los jardines donde una perezosa Venezuela se asomaba.
¡Robotmama! -grito cuando me vio- te extrañe -corrió a mí y salto en mis brazos. Observe a Emiliano que no nos dejaba de ver, si esto fue sólo una noche, en una semana, alguna de las dos terminaría loca y todos sabíamos quien seria. - ¿lista para el día de hoy?
¿Qué hay el día de hoy en especial?
Te le declararas a Guadalupe. -Ese fue Emiliano- o la conquistas tú, o alguien mas lo hará. -eso fue el subidón más fuerte que había tenido en años- así que tu decides.
Ninguno de los dos hizo mas comentarios al respecto. Todo lo contrario el tema quedó en el olvido. Eso fue suficiente para mí.
Disfrutamos un rato estupendo como la familia poco convencional que éramos.
Llegada la hora, cada uno emprendió marcha a su habitación. Me di una merecida ducha, me lave los dientes, peine mi cabello de la mejor forma que sabia hacerlo con las manos.
Empecé mi faena, cuando terminé el resultado fue perfecto. Emiliano había hecho un buen trabajo, porque mi pierna derecha había entrado sin ningún problema en ese mocasín tan precioso. Cuando estuve lista, dirigí mi caminar a la sala. Venezuela bailaba por todo el lugar. Parecía una pequeña muñeca. En una de las esquinas un enternecido Emiliano la fotografiaba sin que ella lo notase.
Bueno... Y, ¿cuándo nos vamos?
Mami - la niña corrió a mis brazos, a ella le encantaba que la alzará por los aires, siempre me decía que encontraba paz en mis brazos, era una costumbre muy nuestra. Ella corría a mis brazos y yo la sostenía. - te ves muy bien.
Tú estas preciosa mi niña.
Lío como el hombre que representaba tomo las llaves de mi camioneta, para comenzar nuestra marcha al evento. Cuando llegamos, fue notorio lo que ocurría.
Calma, quizás aun no haya llegado. -ese fue Lío, animándome- pero tal vez sí, esa mujer es muy puntual.
Mamá, la profesora vino, y esta hermosa, la termino de ver por la zona de juegos.
Éxitos. -Emiliano me dio una palmada en la espalda y se fue-
Emiliano comenzó a encontrarse con la prensa para dar su discurso empedernido, todos estaban encantados, incluyéndome. Ese idiota, si que era un apasionado por lo que quería. Y le gustaba. Habían muchos empresarios y gente de clase; muchos me saludaban, a la mayoría no los conocía, pero, todos sabían que yo era la madre de la pequeña luz que le daba vida a Lío.
Sonreí como tonta al escuchar la historia del parque y la motivación que tenían para continuar invirtiendo en el. Revise mi chaqueta el cheque de 200mil dólares que le daría al parque. Era una buena tajada que le había quitado a mis ahorros, eran varios meses de trabajo continuó.
Por un segundo pensé en copita. Y su abolladura. Mi pobre copita, me dolía. Mientras la prensa nos fotografiaba, y entrevistaban a Lío, Miranda se me acerco.
Se veía ansiosa. Ligeramente emocionada.
¡Mamá! ¡Mamá! Date prisa -guardó en mi bolsillo un billete- Guadalupe hará un juego. Anda.
Pero... Ya va.
Papá me mando a decirte. Apúrate -comenzó apurarme, se veía eufórica- ve, date prisa.
En efecto, así lo hice al llegar, estaba una radiante Guadalupe. Emocionada, ansiosa, me sentí hasta nerviosa, pero le hable.
Ella evito sonreír. Se veía hermosa.
- Es hora. A ganar. -dije para comenzar-
Jamás pensé sentirme como una tonta soportando las ganas de besarla.
Hay que darnos prisa.
Quiero besarte. -suspire observándola- ¿si ganamos, me besaras?
Si, si lo que digas. -Sonreí, eso sin duda me emociono mucho.- ya va. No.
Por Dios Guadalupe. -apretó mis brazos- necesito besar esos jodidos labios de princesa.
Tess esta por ganar.
Esta terrible no ganara. -levante a Lupita desde su cola.- me gustas Lupe. No se como controlar lo que siento por ti. -le dije corriendo con ella en brazos-
Venecia -dijo ella en un hilo de voz, mientras reía al borde de mis labios para evitar que se cayeran los objetos del juego- no me digas esas cosas... -le Sonreí cayendo al piso, habíamos ganado- ganamos -me sonrió, fue hermosa su sonrisa- gracias -beso mi mejilla, sentí llegar al cielo con ese beso. -
Nos levantamos, ella deposito el dinero en la caja de vidrio destinada para colocar el dinero, luego volvió a mí.
Felicidades, conseguiste el objetivo. -la tome de las manos con tal seguridad- me encantas -nos miramos por un segundo.- Necesito besarte. -limpie mi mano y acaricie su mejilla-
Por favor -apretó mis manos, di un paso al frente ella no retrocedió- no lo hagas.
Guadalupe... -gritaron su nombre- Ven rápido.
Debo irme. -ella acarició mi pómulo y beso mi mejilla- gracias de nuevo.
Eres hermosa –Sujete su mano nuevamente, ambas sostuvimos la mirada, no quería soltarla-
Tú también – lentamente comenzó a soltar mi mano- gracias Venecia-me quedé viéndola, mientras se perdía entre la multitud.
Después de eso, apareció frente a mí un mesero con un increíble trago de vodka o no se que era. Tome uno. Y luego llego la champaña.
Un trago... Después dos. Yo no bebía nada de eso. Pero creo que fue a la quinta copa que busque a Guadalupe.
Me fui por los jardines que conectaban con los lagos del parque. Fui caminando por la orilla, sentía que me tambaleaba pero guarde la cordura o eso creo. Todo se movía. Pero ahí la vi. Igual de hermosa, igual de bella hablando con el mismo tipo que llevaba horas sobre ella. Respire profundo con las siete o nueve copas que tenia encima. Yo no bebía pero el licor me dio fuerzas cuando vi que él le tomaba la mano y ella solo sonreía.
Guadalupe... LUPE! -la llame en un grito, me afirme lo mejor que la pierna me dejó- LUPITA... -Sonreí mientras ella me veía. Soltó con presión la mano de aquel sujeto que junto con ella comenzó acercarse a mí.-
Hola -me extendió su mano- Ricardo Altuve Parlat.
Venecia Abrahams -respondí seria observándolo incómoda- necesito hablar con usted, Lupita.
Oh, ¿puedo llamarte Lupita? -Dijo él, me pareció arrogante e irritante, eso era molesto -
No, nadie puede llamarme así. Si me disculpa usted señor Ricardo, tengo asuntos pendientes.
Tranquila Guadalupe, pronto nos veremos -sacó de su perfecto esmoquin una tarjeta dorada con negro- ten... Llámame podríamos acordar una cita y llegar a algo.
-Guadalupe cogió la tarjeta y la sostuvo en su mano, le hice una mueca con la cabeza y él se fue-
Con permiso señoritas -concluyo yéndose-
Lupita -dije cuando por fin sola estábamos-
Un momento Venecia... -respiro profundo- basta de esto. Ya basta de aparecerte así, de querer mi tiempo y mi atención, de ser obsesiva, no puedes consumir mi espacio de esta manera, tú y yo jamás seremos algo. -estaba alzando la voz y yo sentía que me pegaba hasta con el envase de la papelera- no me gustan los hombres, no me gustan las mujeres, debes aceptarlo... Y aunque me gustes, no podemos tener nada. Nunca nada. -agarro su cabello- Venecia, me obstinas, me fatigas, me tienes harta y asqueada de este juego de niños, no puedo seguir así. No podemos seguir así -suspiro y me vio a los ojos- quiero te alejes, me dejes en paz, quiero hagas muchas cosas, pero -tomo mis mejillas- yo solo quiero besarte y no puedo seguir así. -Todos los tragos que había tomado, se habían ido, mágicamente estaba sobria de nuevo-
Guadalupe término de decirme esa sarta de cosas y se fue colina arriba. Me dejo ahí, sola y confundida
- Venecia -escuche su voz agitada acercarse de nuevo- necesito besarte -y ahí frente a mí, en una noche fría de mayo, Guadalupe Rilvers me hizo feliz con solo un beso-
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Ajá, ¿Que jue?
Holis. Feliz 4 de julio.
Estoy editando para pronto traerles el siguiente capítulo. siento nostalgia, ya se va a terminar. Pero me da gusto todo lo que nos ha dejado.
Le mando un fuerte abrazo... No importa si hoy es equivocado, se intento, se hizo, solo queda continuar. 🖤
Los quiero. En serio, me hacen muy feliz